divagando por el bosque {Libre}

Lugar: Bosque Encantado

Era un día soleado y ligeramente caluroso, la abrasante mirada del sol me fastidiaba pero conseguía ignorarla gracias al viento, atravesé las nubes y me deje caer de cara a la tierra desde muy alto en el cielo, aun riendome un poco de mi broma diaria, aunque de hecho fue algo bastante sencillo, me fui a un reino bastante alejado y elegí al azar un pequeño pueblito donde deje caer una abundante, aunque no tan agresiva, nevada; los aldeanos aun se preguntan de donde salio la nieve si no había ni una sola nube en el cielo.
Puse mis pies en el suelo del bosque encantado suavemente ¿Y qué se supone que haga ahora? Suspire cansado, supongo que estoy en la parte en la que soy ignorado por todo el mundo, sin embargo la gente debería de ser capaz de notar mi existencia, medite sobre ello mientras caminaba sin rumbo y congelaba cosas al azar que encontraba.

Spoiler:

¡Un día libre! En realidad no, que mi sed de libertad, innata y exacerbada por la vida pirata, está ahora en constante lucha con ese sentimiento que me une a mi patrona... Mis instintos me dicen que me acerque a ella, sin embargo, las constantes miradas de Shana peor que perro-busca-esclavos, además de mi miedo a que su reacción sea despedirme, se transforman en unas riendas dolorosas.

Por eso lo mejor es estar lejos.

Pero con la seguridad de que puedo regresar.

De hecho, mis patitas no me alejan más que lo suficiente, ya que por bien o por mal, estoy anclado a Marshovia.

Me acuesto en el pasto y observo las hermosas nubes que desfilan en el cielo primaveral. Hace tanto calor que podríamos decir que es verano, sin embargo sé que aún faltan un par de meses para ello. Me giro entonces, para saborear el delicioso pasto que me hace cosquillas en el rostro, cuando siento hielo en vez de pasto.

¡De hecho se me pega la lengua!

- ¿Qué pa'a? -exclamo sin poder alejarme del suelo.

Spoiler:

Unos ruidos cerca de una parte por la que ya había pasado, despertaron mi curiosidad y me incitaron a volver sobre mis pasos; el camino congelado que dejaba a mi paso era rarisimo en un verde y primaveral entorno.
El ruido que había escuchado era un hombre que estaba recostado sobre la hierba al lado de un sector que había congelado ¿En serio no lo había notado? Me acerque con cierta curiosidad cuando note que su lengua estaba pegada a la hierva congelada no pude evitar reírme
a más no poder.

- ¡No puedo creer que...!-Entre risas, haciendo uso del cayado voleé hasta enfrente del hombre -¿Estas bien?-Dije menguando mi risa y dejando el peso de mi cuerpo sobre el cayado. -No puedo creer que no lo notaras, hay manchas de escarcha por todos lados.

Off: No os preocupeis por mi, estoy en este post de forma pasajera .

Su paso era lento y constante, sirviéndose de su cayado para avanzar a través de la espesura del bosque. A pesar de hallarse desorientada, su rostro sereno y altivo no demostraba otra emoción que pudiese revelar su indefensión. Maléfica era una criatura orgullosa. Hacía apenas unas horas que había abandonado su confinamiento, y ahora recorría los pasos que años atrás la habían llevado hasta la Montaña Prohibida. No sabía exactamente que buscaba, ¿Magia? ¿Amor? ¿Odio? Lo unico que tenía claro era lo que impulsaba sus acciones, un sentimiento tan genuino como legítimo que apretaba su alma: Venganza. Buscaba venganza, sí, pero aún no sabía contra qué ni contra quien.

Con los labios apretados, la criatura siguió avanzando por el bosque, dejando que su larga capa de color negro susurrase a su paso, como una melodía siniestra que arrastraba las hojas del camino. Hasta que el suelo se volvió blanco.

Frunció el ceño, agachándose para tocar el suelo y sentir el frío en su delicada piel blanca. Por suerte no era hierro. Se levantó orgullosa, maldiciendo la ausencia de su fiel sirviente que en esos momentos debía estar atendiéndola, y siguió hacia adelante con una expresión indescifrable, hasta alcanzar la presencia de dos sujetos. Uno de ellos era un hombre adulto, el otro, no era más que un crío de pelo blanco. Los dedos de Maléfica se crisparon en torno al báculo.

Spoiler:

Desesperado, por el dolor en mi lengua, bueno, no es dolor-dolor, pero el hielo te deja la impresión de agujas, ¿sabes? En fin, desesperado, trato de separar el pasto congelado de mi lengua, cuando veo a un joven pálido hasta en los cabellos acercarse, y traz analizar la situación, se echa a reír:

- ¡Oye 'o te rías 'e las 'esgracias 'e los 'e'ás!

- ¿Estás bien? -dice luego que algo de razón le entra- No puedo creer que no lo notaras, hay manchas de escarcha por todos lados. -Retiro lo dicho. ¿Cómo se le ocurre que no me iba a fijar si antes hacía calor!

- ¡Esta'os e' u' caluroso 'ía 'e pri'avera! ¡'o sé 'e 'on'e vi'o ta'to hielo! -finalmente el movimiento de mi lengua hace que ésta se despegue de la delgada hoja de pasto, sin embargo, me duele, ahora de verdad, y quedo con miedo de que haya perdido parte de ella al otro lado- ¡AAAAY!

Ni me fijo en la presencia de la dama de negro, o sólo cuando mis ojos lacrimosos perciben un vulto oscuro a mi derecha, detrás de unos árboles. Su piel más que pálida, es azulada, semejante y a la vez diferente del chico de crin blanca. Con mi lengua entre mis dedos, me giro hacia ella, aún sentado en el pasto. Pero no me asusto de su cornamenta, o de su traje negro. ¡Lo que me asusta es su mirada!

- ¿Quié' so' uste'es? -pregunto recordando las palabras de Ela... ¿Ya vienen los "otros" por mí?

Spoiler:

El hombre frente a mi, de cabello castaño y piel blanca (bronceada al lado de mi) acababa de alegrarme la semana, llevaba mucho tiempo sin ver algo igual de gracioso, dios, tendré que retener esa imagen en mi memoria.

- ¡Esta'os e' u' caluroso 'ía 'e pri'avera! ¡'o sé 'e 'on'e vi'o ta'to hielo! - Dice el hombre con la lengua aun medio pegada, según consigo interpretar es algo así como "es un día caluroso y de primavera y no se de donde salio tanto hielo" ¿O no? Dejo salir una risita nerviosa -Bueno eso es mi culpa...no estar en invierno es muuuuy aburrido para mi... así que me dedico a molestar con nieve y escarcha.
Termino con una sonrisa, como si resultara agradable.

¿El dijo "quien eres" o "quienes son ustedes"? Me pareció más lo ultimo ¿Por qué pensaba que tendría algo que ver con la mujer de ropa oscura que deambulaba lentamente cerca de nosotros, me pareció curiosa pero su presencia no dejo de influirme cierto peligro. -Yo vine aquí solo-Digo en un tono más bajo- Soy Jack Frost ¿Y tu?

Los miró con... Curiosidad. Si, tal vez ese fuese el término correcto. Maléfica entrecerró sus párpados, como si percibiese algo raro en el aire, y empezó a caminar por la nieve, derritiéndose allí donde posaba sus botas, sirviendose de su bastón para avanzar con mayor arrogancia y soberbia.

-Vaya, que reunión mas peculiar- Comentó de forma desinteresada, esbozando una sonrisa divertida. La magia se palpaba en el ambiente y la confundía, sin embargo ella no era estupida. Tanto tiempo encerrada había minado sus sentidos pero no su orgullo. Se agachó y recogió un poco de hielo de la hierba-¿De verdad me preguntas eso?-Alzó una ceja, molesta hacia el hombre. ¿Que había pasado en su ausencia? ¿El nombre de Maléfica se había perdido en el tiempo? Ladeó su testa, fingiendo divertimento-Se me conoce por muchos nombres-Agrego, sin dar ninguna información-Jack Frost...-Dijo lentamente, como si saborease si nombre-¿Nos hemos visto antes?-Sabía que no, pero por algún motivo le era familiar.

Off: Jack y Paul si no os parece bien algo avisadme

Lanzo un resoplido enojado, el cual termina en mueca de dolor, ya que mi lengua dolorida se golpea con mis labios. De hecho, siento el toque metálico de la sangre, comprobando que sí me he hecho daño, aunque en una escala ínfima:

- ¿Y por qué, 'e entre to'as las cosas, co'gelas pasto? -pregunto indignado, antes de fijarme en la misteriosa dama oscura.

Lo bueno es que el tipo se presenta, y si no vienen juntos, la posibilidad de que yo sea su presa disminuye notablemente.

- ¿De verdad me preguntas eso? -dice la dama, a lo que mi hocico, con la lengua dolorida y todo, contesta:

- Per'o'a, pero realme'te 'o os co'ozc... -me interrumpo, ya que ahora que la veo más de cerca, algo... algo en mi memoria me recuerda esas conversaciones nocturnas en las posadas y en altamar:

- Se me conoce por muchos nombres. -dice, como queriendo que adivine. Me dedico a observarla: La piel azulosa no me da ninguna pista, sin embargo su cornamenta me recuerda la historia de una bruja que todos temían como al diablo, ya que era capaz de dañar a una princesa cuando era una bebé.

- ¿Malé'ica? -digo asustándome con razón. Me levanto de golpe, determinado a defender mi vida, sin embargo, la espada también se ha congelado, ¡por lo que me es imposible sacarla de la empuñadura!

Off: De seguro Paul se ve más torpe con esa lengua asomándose afuera de su hocico.
¡Y no se ha presentado de puro miedo!

Maléfica. Si conocía el nombre ¿Como no hacerlo? Solamente que nunca nos habíamos visto en persona, ella menciona a ¿..Paul? ¿Así se llama el hombre? Ahora que reparo en el, luce muy asustado y creo que por un momento intento sacar su espada pero el frío se expandió y escarcho la empuñadura; sostengo con fuerza el cayado y con una ligera sonrisa respondo:

- Uhm... no, estoy casi seguro que nunca nos hemos visto antes-

Tal vez lo dije más tranquilo de lo que debería pero no entendía la situación ¿Qué quería esta mujer? Paul podía ser un humano pero yo era un brujo y si bien el clima no me ayuda aun tengo todo mi poder, además ¿Por qué duda conocerme? Si es claro que nunca nos hemos visto.

Miró deferente al humano, mientras este pronunciaba entre balbuceos semi ininteligibles su nombre. Pobre criatura, que de forma cómica trataba de desembainar su acero. Contuvo en cierto modo un espasmo, pues no había olvidado que el hierro podía ser mortal para ella, y se relamió en saber que su nombre aun era temido, a pesar de desconocer cuanto tiempo había pasado cautiva.

-Guarda eso, insensato. No sea que te hieras a ti mismo-Dijo haciendo un gesto despectivo con la mano-Mi intención dista mucho de iniciar una trifulca-Aunque cualquiera que creyese conocerla, de seguro pondría en duda sus palabras. Se concentró en el joven. ¿Había dicho que se llamaba Frost? ¿Jack Frost? Apoyó las manos sobre la piedra de su báculo, mirandolo con interés renovado. Muchas cosas se decían de ese ser que ahora tenia ante sus ojos...-Desde luego-Replicó-Aunque os imaginaba diferente, señor invernal-Tal vez más viejo y decrépito, envuelto en pieles. La única similitud que guardaba con la imagen mental de Maléfica, era el bastón. ¿De verdad ese chico era tan poderoso? Hizo una mueca con los labios, que se asemejaba a una sonrisa-Busco algo-Dijo de pronto, alzando un par de tonos su voz para hacerse por-Y tal vez ustedes podáis ayudarme.

El que dijo llamarse Jack insiste de que no la conoce de antes. ¿Se enojará la bruja por llevarle la contraria? Me quedo en la duda, al tiempo que suspiro al pensar que todas las brujas deberían ser como Megara: apuesto que no habría tanto prejuicio y hogueras si todas fueran amables como ella:

- Guarda eso, insensato. No sea que te hieras a ti mismo. -¡Eso es demasiado! Mi lengua, aunque herida, sale disparada:

- ¡He apre'dido esgri'a co' el 'ejor espadachí' de los siete 'ares!

- Mi intención dista mucho de iniciar una trifulca. -dice despectiva, lo que me enfurece más. Doy un paso hacia ella, sin embargo, los cuentos de terror que oí me detienen. Y claro, sin mi espada, no tengo mucho que hacer en contra de ella de todas formas.- Busco algo, y tal vez ustedes podáis ayudarme. -Voy a decirle que "no", cuando nuevamente el instinto de conservación me frena. Con la lengua aún afuera de mi boca, la observo serio, a la espera de sus palabras. ¿Busca a rebeldes? Ahora que sé que soy uno, debo tener mucho más cuidado con lo que digo...

Los ojos de Maléfica concentrándose en mi solo me advertían de que nada bueno podría salir de esto, en realidad nada bueno puede salir de este encuentro, las personas con magia no son muchas, somos pocos y nos conocemos mucho.
¿Me imaginaba diferente? De hecho, tengo muchos nombres y algunos de ellos son cosas como Padre Invierno y Viejo Invierno, sin embargo son de mis apodos más antiguos y no hace más que recordarme lo poderosa y peligrosa que debe ser esta mujer, el que me conozca tan bien no me deja muy tranquilo.
- Busco algo, y tal vez ustedes podáis ayudarme. -

Así que de eso se trataba, ya me imaginaba que esto no desembocaria en un "hola que tal" reprimo un suspiro de resignación y poniendo una ligera sonrisa, como de quien no se entera de lo complejo de la situación respondo calmado:

- ¿Qué tipo de ayuda exactamente?

Maléfica sonrió ladina, adentrándose mas hasta acercarse lo suficiente a Frost. Era un niño a simple vista, juvenil, pero aún así ocultando una magia podeosa invernal. El otro desprendía una esencia extraña que la hizo arrugar el ceño, algo hastiada por su balbuceo ininteligible. Hizo un gesto despectivo con la mano, mientras su magia le descongelaba la lengua.

-¿Mejor así?-Inquirió-Y ahora haz el favor de mantenerte callado, no sea que me arrepienta-Comentó con una sonrisa amplia y perversa-Bien, ¿Por donde iba? ¡Ah, si! Bueno, he estado algo..."Ausente" este último tiempo-Hizo un mohín, entrelazando as manos bajo su barbilla con una expresión de inocencia fingida. De haber tenido allí a Diaval, no necesitaría mendigar información de bocas ajenas, no obstante su más leal siervo andaba desaparecido, y ella no tenía más remedio que buscar por su cuenta-Tal vez no sería mucha molestia para dos caballeros como ustedes, hacerme un breve resumen de lo acontecido en las últimas semanas-No sabía cuanto tiempo había estado presa, y esa información podría servirle para ubicarse temporalmente y saber que había acaecido en su ausencia.

- ¿Qué tipo de ayuda exactamente? -dice el que dijo llamarse Jack Frost. Maléfica se le aproxima, y yo me quedo quieto, pero atento a saltar hacia atrás en la primera oportunidad de peligro. Pero cuando la veo de cerca, no puedo dejar de admirar lo bella que es, aunque esa piel cetrina no colabore mucho. Y esos ojos intensos me dan un escalofrío, pero no me muevo, ya que puede ser que ella odie cobardes. Y puedo ser miedoso, ¡pero nunca cobarde!

- ¿Ah? -¡Ella mueve sus dedos y mi lengua se entibia! ¡Y ha vuelto al normal! ¡Sin hinchazón ni nada!

- ¿Mejor así? -asiento con la cabeza, tan sorprendido que me he quedado mudo- Y ahora haz el favor de mantenerte callado, no sea que me arrepienta. -Arqueo una ceja, ya que no comprendo que una bruja con tan mala fama, que atacar bebés es una de las cosas más abominables que pueda imaginar, me haya ayudado sin más. ¡Incluso no me ha pedido nada a cambio!

¡Lo sabía! ¡Las brujas no son malas! Bueno, con excepción de aquella que se transformaba en cuervo, ¡todas, empezando por mi querida Megara, son damas gentiles y buenas!

El miedo se ha esfumado, y aunque antes me ha pedido que me quede mudo, ahora está dando la contra-orden de hablar, de lo cual, modestia aparte, soy demasiado bueno, hago una reverencia:

- Soy Paul y estoy muy agradecido por su ayuda. -Apunto hacia mi hocico- Sé de pocas cosas, oídas en las tabernas, pero espero que os sean de utilidad, oh gentil dama. -Observo a Maléfica, cauteloso de todas formas, ya que esas cornamentas me recuerdan que así, gentil y buena, igual es una dama con mucha magia- En Marshovia, reino donde estamos, la familia real no tiene problemas, salvo que el príncipe heredero no se casa y prefiere navegar en alta mar. Personalmente, si fuera el príncipe haría lo mismo. -Iba a seguir hablando sobre lo bueno de navegar, cuando capto algo de inquietud en los dedos de la dama. ¿Imaginación mía? Por si acaso, cambio de tema- La prima del príncipe sigue desaparecida en el reino de M'Apple. La princesa de Corona sigue desaparecida. ¿Sabía que fue raptada cuando era una bebé? -Su mirada es profunda, y el miedo quiere regresar, aunque no sepa si está enojada o conforme con mi informe. Respiro hondo y sigo- En Arendelle, hay mucho hielo, siendo que ahora estamos dejando atrás el invierno y la primavera lo inunda tod... -Me detengo y observo a Jack Frost...

Él ha admitido que ha congelado el pasto donde estaba acostado, lo que lo hace el sospechoso perfecto para tanto hielo en ese reino lejano:

- ¿Por qué congelaste todo un reino? ¿Alguien de allá te hizo daño de alguna forma? -La nieve es bonita, lo acepto, pero cada cosa tiene su tiempo correcto, y ahora ya es época que llegue el calor. No estoy de acuerdo que alguien manipule así las estaciones, por muchos poderes que tenga.

Lo que Maléfica quería era dentro de todo sencillo, sin embargo a mi se me complicaba un poco, no sabía realmente mucho sobre lo que sucedía en otros lugares, sencillamente, porque no pertenezco a ninguno de ellos y como la gente no suele reparar en mi presencia no son muchas las noticias de las que me entero, tampoco es como si me importara demasiado lo que sucede con las monarquías.
Por suerte, Paul parece tener muy en cuenta todo y el comienza a relatarle a Maléfica todo que ella desea o al menos eso creo, hay ciertas personas con las que uno nunca esta del todo seguro de que es lo que desea. Pero se detiene al nombrar a Arendelle... puedo ver porque, si bien no soy muy de interesarme en las novedades eso fue algo que desde luego llamo mi atención.

- ¿Por qué congelaste todo un reino? ¿Alguien de allá te hizo daño de alguna forma?

¡¿Qué?! ¿Yo congelar Arendelle? ¡Porque siempre todos piensan que soy una especie de brujo maligno! Oh es cierto... mi reputación de bueno-para-nada-congela-tuberías.... frunzo ligeramente el ceño al pensar eso.

- ¡Oye! Se que no estoy en la lista de los niños buenos pero yo nunca haría algo tan extremo como lo que paso en Arendelle, solo congelo tuberías, pego lenguas a superficies escarchadas y fastidio... no condeno reinos al invierno eterno.

Los miró alternativamente a ambos, modulando su expresión con fingido interés ante una información que le era irrelevante. ¿Un principe que no deseaba contraer matrimonio? Cuan habitual. La realeza a veces parecía olvidar sus obligaciones para entregarse a vidas de capricho y libertinaje, ajenos a sus responsabilidades. Claro que sus posibles alianzas reales siempre suponían un problema. Maléfica recordó vagamente ese compromiso que se decía que unía los destinos del príncipe Phillip y la princesa Aurora, y torció el gesto como si oliese algo desagradable.

Luego prosiguió acerca de princesas desaparecidas. ¡Ah! Esa historia si que le era familiar, ¿Por qué sería? La hechicera golpeó sus carnosos labios con el dedo índice, interrogante, pensando en lo indiferente que le era la historia de ambas infantas. M´Apple no tenía nada que ofrecerle, y Corona... Corona aún menos, con sus estupidos farolillos. No, desde luego esos no eran los datos que buscaba, pues no le servían para ubicarse en absoluto, y empezaba a pensar que el humano sólo pretendía distraerla... Hasta que dijo un dato que sí le resultó interesante. Maléfica miró al joven de cabello blanco como la nieve y entrecerró sus ojos iridiscentes, curvando un amago de sonrisa.

-¿De veras? Vaya, en ese caso es cierto lo que se dice de usted, Frost. El poder del invierno es vuestro sello más inconfundible-Ignoró deliberadamente sus justificaciones a propósito del otro hombre-¿Y por qué no lo haríais? ?¿Acaso el señor del frío no tiene más ambiciones que congelar simples tuberías?-Agregó con algo de más dureza. Ella recordaba vagamente Arendelle, había estado allí con sus... ¿Con quién? No estaba segura. Tal vez Frost pudiese ayudarla...

Lo siento:

Miro desconfiado al manipulador de nieve, ya que lo niega todo, de forma muy convincente debo admitir, sin embargo, aunque yo no sepa mentir, eso no quita que los humanos lo hagan con maestría.

Y la bruja Maléfica también lo apuntala incrédula. ¿Ven? Ya tenía razón yo en desconfiar de él.

- ¡No hay ningún propósito en congelar pasto! -digo indignado, aprovechando la pausa hacerme oír.- Cada estación tiene su tiempo, y si sigues congelando los campos, ¡estropearás la cosecha de las uvas! -No, no señor, no me quedaré callado, principalmente ahora que mi lengua se ha recuperado, es ahora cuando le digo unas buenas verdades. ¿No es mi función de capataz cuidar de las viñas de Lady Katrina? Pues mi misión se ha ampliado ahora al cuidado contra fríos provocados por seres con magia.

Off: ¡Buena suerte con tu empleo y estudios! Te esperamos aquí, con mucha paciencia.

-¿De veras? Vaya, en ese caso es cierto lo que se dice de usted, Frost. El poder del invierno es vuestro sello más inconfundible-¿Y por qué no lo haríais? ?¿Acaso el señor del frío no tiene más ambiciones que congelar simples tuberías?-

¿Más ambiciones? Si conseguía imaginarme lo que Maléfica entendía por ambiciones, pero yo no quiero hacerle daño a nadie, no es ese mi destino, mi destino con convertirme en un guardián de la infancia, pero no puedo decirles algo como eso a ninguno de ellos.

- No, no tengo ese tipo de ambiciones... ¿Qué gano yo congelando todo un reino? Nada en este mundo -Bueno, solo tal vez, el hombre de la luna- tiene el poder de cambiar algo de mi forma de vida...

Solo exclusivamente el tiempo.

- ¡No hay ningún propósito en congelar pasto! -Explota Paul.- Cada estación tiene su tiempo, y si sigues congelando los campos, ¡estropearás la cosecha de las uvas! -

Y no puedo evitar reírme -¡Oh por favor! ¿Sigues con eso? -Más risas- De acuerdo de acuerdo mama no voy a alterar el curso de la naturaleza... -y mássss risas- Vamos ¿Qué se supone que haga hasta el invierno si no hago chistes como ese?.... Además lo tuyo con el pasto fue un accidente.... bueno tal vez....

La elegante mujer miró a ambos, sumidos en una conversación que no comprendía. En cierto modo, Jack Frost se le antojaba un enigma, junto con su escaso interés por el poder. Combó sus cejas, entornando los ojos cuando el tema desvarió hasta centrarse en las estaciones del año y el pasto congelado.

-Y si no habéis sido vos, señor Frost... ¿A quien corresponde eso que acaba de decir él?-Señaló con la larga uña al hombre, con una perversa sonrisa que bien podría interpretarse como que pretendía convertirlo en algún tipo de criatura reptante, pero no hizo nada-¿Podéis responder a mi pregunta? Parece que conocéis bastante de los distintos reinos, ¿Quien sois?-Miró al hombre intensamente, cambiando alternativamente su objetivo visual de este al muchacho de pelo albino. En realidad, lo que pasase en ese lugar ni siquiera le resultaba interesante, no obstante aquello olía a magia... Similar a cuando Maléfica dejó caer todo su rencor sobre la infanta Aurora en un acto de despecho contra su padre. Porque ella tendría algo que... ¿Quien? Se palpó el vientre, algo confundida. Sin duda, un congelamiento de ese tipo no era algo natural, y allí donde había magia, despertaba su interés-¿Estáis seguro de que no habéis sido vos, Frost? He oído hablar sobre su persona. Hay quien dice que no albergáis maldad pero que podéis llegar a ser bastante vengativo si se os provoca-Alzó una ceja. Necesitaba aliados...

Esperaba parecer razonable, ¡sin embargo el llamado Jack Frost se empieza a reír en mi cara!

- Si algo le pasa a la cosecha de las uvas, os juro... -pero mis palabras son interrumpidas por Maléfica, quién hace la pregunta correcta: Si no fue él, como asegura, ¿quién hizo eso de congelar todo un reino?- Ahora se te terminó la risita, ¿eh? -le digo desafiante, vengándome de sus burlas.

- ¿Podéis responder a mi pregunta? Parece que conocéis bastante de los distintos reinos, ¿Quien sois? -trago saliva, ya que de pronto la atención de la dama se dirige nuevamente a mí. Y no me gusta la forma en que me observa... ¿Ya sabrá que antes fui un poney?

- Pues... no. He recorrido muchos puertos, pero no conozco a muchas brujas, pero hay una que puedo decir con toda seguridad que no haría eso de congelar todo un reino, ya que tiene buen corazón. -En realidad, no sé si Megara tiene la capacidad de congelar, pero ella no haría esa maldad de todas formas.- Y como dije antes, soy Paul, ex-contramaestre y ahora capataz de una finca. Y sólo estoy informado porque tengo muy buena memoria y escucho muchos relatos en las tabernas. -La dama tiene toda la cara de no tener paciencia y, nervioso, hablo sin parar para ver si respondo lo que quiere oír. Su mirada no me dice si está satisfecha o no con mis palabras, y por miedo, cierro me hocico.

Ella entonces vuelve a insistir con Jack. ¿Y dice que no alberga maldad? ¡Ni me imagino como sería si así fuera! Yo miro a uno y otra, ansioso en saber si seguirá el diálogo amigable, que el metal de mi espada no me defenderá de magia... Y digo ansioso, porque ella parece ligeramente alterada, pasándose la mano por el cuerpo, con la mirada de vez en cuando furiosa, de vez en cuando confundida.

-Y si no habéis sido vos, señor Frost... ¿A quien corresponde eso que acaba de decir él?-

Me encojo de hombros ante la pregunta de Maléfica, ni idea, sinceramente no he visitado Arendelle en años, ni si quien es la monarquía reinante actualmente -Ni idea, podría haber sido cualquiera no es como si la magia invernal sea imposible de realizar.

Pero mi magia no es solo magia invernal, lo comprendí con el paso de los años, el invierno es solo una excusa, mi magia más poderosa es la de la diversión y la alegría, mi verdadero centro y quien soy realmente, pero no tengo porque darle explicaciones a nadie de mi identidad y menos a alguien como Maléfica que no inspira mucha confianza que digamos.

-¿Estáis seguro de que no habéis sido vos, Frost? He oído hablar sobre su persona. Hay quien dice que no albergáis maldad pero que podéis llegar a ser bastante vengativo si se os provoca-

¿Vengativo? ¿Y eso de donde lo habría sacado? Oh-Uh ¿Se abría filtrado lo de la ventisca del '68? ¡Chismosos! ¡Eso fue un accidente! ¡Bueno más o menos! ¡Que les importa! Comencé a reírme solo por un minuto, paso tanto tiempo solo que olvido que los demás no pueden leer mis pensamientos.

- No, no- Dije aun entre risas- No fui yo... por cierto, solo por curiosidad ¿Quienes lo dicen? Hace muchos años que evito el mundo de los brujos

Maléfica observó con una ceja enarcada la risa estridente del muchacho, Frost, preguntándose que era lo que le hacía tanta gracia. Hizo un movimiento negativo con la mano para quitar hierro al asunto.

-¿Quien importa que lo dijo?-Preguntó de forma enigmática-A fin de cuentas los rumores son solo eso, rumores... Aunque de vez en cuando tienen una base de realidad...-Miró entonces al hombre adulto-¿Quien ha hablado de brujas? La magia es mucho más que eso, tu deberías saberlo más que nadie-Si tan bien las conocía, y algo la empujaba a sospechar que sí. Pero no, el no era mago... Suspiró bastante hondo, comprendiendo que sus oportunidades de atraer a Frost a su bando estaban, como poco, erradas. Sería bastante interesante poder contar con un aliado de semejante calibre. Algunos humanos lo temían, otros lo adoraban, y otros simplemente seguían convencidos de que no era más que una leyenda. Pero su poder existía y era tan real como la escarcha que impregnaba su ropa y le daba su apellido-Es una lastima, como poco. Vos me resultáis interesante, Frost, pero me temo que he de seguir con mi camino-Visitaría ese reino, sólo por un impulso de antiguos recuerdos casi olvidados-Si tan mala es la situación, será mejor que le haga una visita a las tierras heladas de Arendelle. Si algún día buscáis algo más allá de helar tuberías no tenéis más que buscarme-Sonrió ladina. Había mucho poder en el, que podía ser potenciado de alguna manera-Y tu...-Dijo mirando al otro. Le dedicó otra sonrisa-Hay quien dice que las historias de taberna no son más que delirios de un hombre ebrio. Me gustaría saber que dicen de mi... Pero quizás en otro momento.

Off:

- Ni idea, podría haber sido cualquiera no es como si la magia invernal sea imposible de realizar. -dice el chico como si fuera lo más normal del mundo... ¿Será verdad? Ahora me pregunto si las nevadas en realidad son provocadas, como las tempestades en alta mar son provocadas por Neptuno y sus sirenas...

- ¿Quien ha hablado de brujas? La magia es mucho más que eso, tu deberías saberlo más que nadie. -dice la dama, en un tono que no acepta ser contradecido:

- ¿Yo? -igual mi lengua le contradice, porque el hecho de que yo conozca a algunas brujas, en realidad, sólo a una en profundidad, no me hace experto en brujas ni nada po el estilo.- Sé manejar una espada, pero no hay nada de magia en ello, ¡sólo práctica! -iba a apuntar al mango de mi espada, sin embargo detengo el gesto al percatarme que podría ser tomado como un ataque.

Para mi suerte, ella me ignora, hablándole al congelador-de-pasto, sugiriéndole una alianza... Más bien un empleo. A mí no me interesa, que ya tengo el mío.

- Y tú... -trago saliva, preocupado de estar siendo observado por ese par de ojos tan diferentes- Hay quien dice que las historias de taberna no son más que delirios de un hombre ebrio. Me gustaría saber que dicen de mi... Pero quizás en otro momento. -Voy a contestarle, cuando ella se empieza a difuminar y me quedo de hocico abierto al ver que se ha ido, dejando una estela verde que pronto desaparece también.

- ¿Viste eso? -pregunto lleno de admiración y miedo en partes iguales.

Las palabras de Maléfica me quedaron dando vueltas en la mente ¿Y si yo me fuera con ella? ¿Qué pasaría? ¿Qué pasaría si alterara mi historia de tal forma? ¿El Hombre de la Luna intervendría? Era más curiosidad de saber que pasaría con la historia que interés real en los prototipicos ideales que podría tener Maléfica.

-¿Viste eso?- Dijo Paul totalmente asombrado.

Unos minutos pasaron en silencio, mirando al lugar donde solía estar Maléfica, volví a descansar el peso de mi cuerpo en el cayado.

-Así que...- volví a hablar con Paul- ¿En donde estábamos?-Bromee seguido de un risa -Ya en serio, ahora las brujas me ofrecen ser parte de su club del mal, creo que mi falta de ambición la decepciono ¿Debería enviarle flores o algo para disculparme?-

¿Qué? Soy el guardián de la alegría no puedo hablar en serio aunque lo intente.

Observamos el vacío dejado por Maléfica y su humo verde, y aunque los cuentos dichos en el bar sean rumores, no puedo dejar de creer que ella sea una de las brujas "grandes"...

- Así que... ¿En donde estábamos? -el congela-pastos rompe el silencio. Lo observo, inseguro de saber qué es lo que quiere. Antes que llegara Maléfica, estábamos en que me había congelado la lengua al tocar el pasto congelado. ¿Quiere volver a eso?- Ya en serio, ahora las brujas me ofrecen ser parte de su club del mal, creo que mi falta de ambición la decepciono ¿Debería enviarle flores o algo para disculparme?

Lo observo, callado porque realmente no sé me ocurre qué decirle. ¿Lamenta no haberse ido con Maléfica? ¿O sólo se burla de todos, y "todos" soy yo?

- Creo que si se hubiera enojado en serio contigo, te habría atacado. Así que, si quieres, puedes olvidarlo por el momento, que ella así como se fue, podrá regresar cuando le plazca. -Igual me gustaría poder hacer eso de teletransportarme a mi antojo. ¿Le gastará mucha energía? Que me acuerdo lo débil que se puso Megara cuando le dio poderes a la espada de Roberts.

O quizás las brujas "grandes" no se debilitan tan fácil.

Entonces, de reojo, observo el pasto congelado. Y entonces se me ocurre:

- Tú puedes congelar lo que se te ocurra. -¿Podrá congelar gente? Un escalofrío recorre mi espina al pensar en mi persona encerrada en un cubo de hielo- Ejem, pues, ¿puedes volver lo que hayas transformado al normal? -Si dice que sí, le pediré que descongele por lo menos un poco de pasto. Aún no he probado bocado hoy.