Ice and knowledge - Jack Frost

Lugar: Bosque Encantado

Sus pies tocaron el suelo, a la par que flexionaba sus rodillas y extendía los brazos, para no caer. Finalmente había logrado alcanzar aquella perfecta manzana que había estado observándo durante minutos en la copa de un árbol. Usualmente no solía ser tan impulsiva, tan activa, pero la situación lo había requerido.
Había pasado varios minutos trepando por las ramas de aquel tronco, raspándose los brazos en el proceso y perdiendo el equilibrio más de una vez, pero, al final, había llegado a poseer aquella rojiza fruta que se destacaba entre aquellas que la rodeaban. Tenía aspecto jugoso, fresco, saludable. Algo de vitalidad que le vendría bien a su cuerpo cansado, sus esperanzas casi nulas.

Bella dió un mordisco a la manzana mientras se acercaba a su fiel corcel, que la esperaba un poco más allá. Mmm, tan perfecta como la había imaginado. La existencia de algo sólido dentro de su boca, de algo tangible y sabroso era inigualable. Hacía un par de días que venía alimentándose con pequeñas raciones, ya que debía guardar las pocas provisiones que llevaba de manera consciente, pues no sabía cuánto tiempo estaría buscando a su padre. Se sentía un poco más viva, hablándo metafóricamente, con más energías.
Al ver como Philippe la miraba, como reprochándole que ella tenía la boca llena y el no, le sonrió. —No me mires así, muchacho ¡Ya te has comido dos zanahorias!— Le soltó, mientras se acercaba a acariciarle la trompa y, así de caritativa como era, le ponía la manzana en la boca. De más está decir, por supuesto, que el equino la aceptó gustoso.
La joven estaba a punto de soltar una gran carcajada al ver como el caballo se tragaba casi entera la fruta pero, un sonido extraño, la hizo darse la vuelta.

Casi sin pensar, de modo automático, Bella había sacado el puñal que llevaba oculto en la manga. Por más que sus ojos buscaran al responsable de dicho sonido, no lograba localizarlo. Solo había árboles, tierra, más árb-¡Oh! ¡Algo blanco! La muchacha entrecerró los ojos, confundida. ¿Era aquello... hielo? No, no era posible, estaban en pleno verano, el invierno aún estaba muy lejos, sentía el calor en el aire... aunque, pensándolo bien, ya no hacía tanto calor.
De repente, elevó la mirada un poco más y se topó con la espalda de alguien, un joven de cabellos tan claros como la propia nieve. La muchacha se quedó en silencio, expectante. ¿Había provocado él aquel ruido? ¿Sería un brujo? Juraba que ese árbol congelado no estaba allí antes.

Jack había estado intentando crear una pequeña nevada pero el calor de la primavera y el clima en general mataba los copos de nieve apenas el se alejaba de las pequeñas nubes de nieve. Resoplo cansado, había congelado las tuberías de una casa hacía unas horas, en una aldea lejana, disfrute de las conversaciones sorprendidas de la gente sin poder entender como las tuberías se pudieran congelar en plena primavera y en un clima tan caluroso.
Ahora estaba aburrido y eso me enojaba, deje escapar mi frustasion con un pobre árbol al cual llene de una capa de hielo; seguía viendoce curioso, de entre todas las flores y arboles copiosos una enorme escultura de hielo, unos pequeños copos de nieve caen a mis piel porque siempre me acompaña algo de nieve. Repentinamente, escuche un pequeño ruido, camine curioso por alrededor y vi a una chica con un caballo, me pareció una chica normal (ya había visto por aquí personas no muy normales) y me acerque a ella.

- ¡Hola! Dije repentinamente.

El muchacho de curiosos cabellos la saludó como si fuera lo más normal del mundo, como si no poseyera aquella extraña magia que la muchacha acababa de presenciar y, por si acaso, Bella no se atrevió a guardar su cuchillo.
No confiaba demasiado en la magia, era una joven realista y sabía que quienes poseían poderes podía aprovecharse de estos. En caso de que él la atacara con su hielo, pensó, no tendría manera de defenderse, pero al menos le demostraba que no se dejaría congelar sin luchar.
—Hola— Lo saludó de vuelta, inspeccionando su rostro. ¿Tendría su magia que ver con los poderes que parecía poseer? Ciertamente había sido él el que había congelado el árbol, no había nadie más por allí.

Bella frunció levemente el ceño al verlo acercarse y, sosteniéndo las riendas de su caballo un poco más fuerte -por miedo a que Philippe se asustara-, levantó el mentón. —¿Quién eres y qué clase de magia posees?— Le preguntó, con una curiosidad que no dejaba ver, con un tono de voz aparentemente distante y exigente.

La chica lucia tensa apretaba fuertemente las riendas del caballo y parecía ocultar algo con su otra mano, fruncía ligeramente el ceño, sus preguntas fuertes y determinadas me sorprendieron bastante ¿Sería que me temía por ser Brujo? Bueno considerando las personas que recorren este bosque no me sorprendería que le temiera a un brujo, deje salir una ligera risa... el pensamiento de que alguien me temiera me resultaba bastante hilarante.

- Soy Jack Frost y tengo magia invernal-Dije moviendo ligeramente mi cayado y haciendo que la nieve a mi alrededor cayera un poco más fuerte, para luego calmarse al no obtener más indicaciones - Eh... ¿Puede ser que estés un poco a tensa? ¡Descuida, no te haré daño! Se que hay personas con magia que no son precisamente amigables pero no soy ese tipo de brujo ¡Mi trabajo es completamente diferente!

Una de las cejas de Bella se arqueó ante su contestación. Lo de poderes invernales lo había deducido fácilmente, lo había visto con sus propios ojos, pero eso de que no le iba a hacer daño era algo que no podría haber adivinado. Tal vez fuera una muchachita indefensa, pero llevaba una ballesta en el bolso y un puñal bajo la manga, algo podría hacer en caso de ser necesario.

—¿A qué te dedicas?— Preguntó, desconfiada, ignorándo el hecho de que le había dicho que estaba tensa. Sí, estaba tensa, cansada, hambrienta, sedienta, desesperada, pero no tenía porqué soltarle todas sus quejas, además, tenía cosas más importantes que hacer, como buscar a su padre. No le gustaba utilizar a al gente pero ¿Podría él saber algo de Maurice?

Su pregunta me recordó que soy un desconocido para todo el mundo, los personajes de cuentos pueden verme y recordarme si me conocen pero no lo harán por haber oído mi historia o quien soy, en el mundo de la magia soy un poco conocido pero no es buena idea frecuentar ese lugar.
- Soy el encargado de proveer al mundo de días nevados-
Respondo con una ligera risa.
- ¿Por cierto como te llamas?