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Y pensar que yo te cambiaba los pañales {Blanca}
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Y pensar que yo te cambiaba los pañales {Blanca}
Lugar: Palacio de Ela, llegando a las escaleras.
Fecha: Minutos después del regreso del tiempo.
Ela era un amor de tía, enserio. El que te dijera que era mandona, gruñona y con un fuerte instinto de querer más a los amigos que la familia... Bueno, estaba en lo cierto. Ela era sumamente mandona, no conocía los no por respuesta y cuando pasaba gruñía de forma muy particular. Pero sí quería a los que tenían su sangre corriendo por las arterías y venas. Total e ingenuamente. Solo... había aprendido con el paso de los siglos a vivir sin ellos y era difícil la idea de retomar una vida familiar. Sobretodo con una sobrina que solo conocía de lejos y que sostuvo muy pocas veces de bebé.
-En los pisos superiores tenemos una serie de habitaciones listas para invitados. - respondió a su sobrina, sonriendo ante la forma en que se refería a ella. Tía. Vaya diferencia entre la voz chillona de una niñita y la voz más melodiosa de una jovencita. -Pero para ti tengo un cuarto reservado, cuna incluida por si tienes que hacerte cargo del nene antes de que puedas volver al castillo de M'Apple.
Ah, ese cuarto era uno de sus favoritos, tenía el típico estilo invernal al natural que tanto adoraba Nivea, paredes blancas inmaculadas con dibujos de grandes árboles , un cielo mágico pintado en el techo que cambiaba de acuerdo al clima en las montañas del norte, además de césped ligeramente nevado en lugar de la típica cerámica. Si esa mujer estaba loca, pero ¿quién puede negarle a una ninfa del bosque un sitio igual a donde dormía antes de casarse?
-También he hablado con una partera del reino, para que se encargue de tu parto. Si saliste como tu abuela y madre, nacerá prematuramente, así que hay que estar preparados.- es que las pobres ninfas delicaditas no tenían el cuerpo para los bebés humanos, pobrecillas. -Y he enviado a algunos animales a vigilar la situación en M'Apple, así como en el área cercana a los enanos. No puedo permitir que tu ausencia en el nuevo cuento sea vista aun por la Bruja del Tiempo...
¿Ven? Ela tenía todo en perfecto orden. Ventajas de poder ver un poco el futuro. Ahora si la niña no le seguía el ritmo, mejor que preguntara todo ahora, porque si no la chachara de la pelirroja no paraba.
-En los pisos superiores tenemos una serie de habitaciones listas para invitados. - respondió a su sobrina, sonriendo ante la forma en que se refería a ella. Tía. Vaya diferencia entre la voz chillona de una niñita y la voz más melodiosa de una jovencita. -Pero para ti tengo un cuarto reservado, cuna incluida por si tienes que hacerte cargo del nene antes de que puedas volver al castillo de M'Apple.
Ah, ese cuarto era uno de sus favoritos, tenía el típico estilo invernal al natural que tanto adoraba Nivea, paredes blancas inmaculadas con dibujos de grandes árboles , un cielo mágico pintado en el techo que cambiaba de acuerdo al clima en las montañas del norte, además de césped ligeramente nevado en lugar de la típica cerámica. Si esa mujer estaba loca, pero ¿quién puede negarle a una ninfa del bosque un sitio igual a donde dormía antes de casarse?
-También he hablado con una partera del reino, para que se encargue de tu parto. Si saliste como tu abuela y madre, nacerá prematuramente, así que hay que estar preparados.- es que las pobres ninfas delicaditas no tenían el cuerpo para los bebés humanos, pobrecillas. -Y he enviado a algunos animales a vigilar la situación en M'Apple, así como en el área cercana a los enanos. No puedo permitir que tu ausencia en el nuevo cuento sea vista aun por la Bruja del Tiempo...
¿Ven? Ela tenía todo en perfecto orden. Ventajas de poder ver un poco el futuro. Ahora si la niña no le seguía el ritmo, mejor que preguntara todo ahora, porque si no la chachara de la pelirroja no paraba.
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Ela
Líder de los Rebeldes
Re: Y pensar que yo te cambiaba los pañales {Blanca}
La Dama Ela... mi tía Ela, me mira raro por unos instantes, y luego sus rasgos se suavizan y una hermosa sonrisa ilumina su rostro. De forma contagiosa, le sonrío también, feliz de sentir su calidez hasta en la mirada:
- ¿Una pieza reservada para mí? ¡Con una cuna y todo! -de inmediato bajo mis manos hacia mi vientre, ¡con ganas de que mi bebé pudiera saber que ya tiene su camita lista para cuando nazca!
La observo, tan resuelta y segura de todo, que me hubiera gustado conocerla de antes... Haber jugado con ella, prepararle postres... ¡Eso puedo hacerlo aún! Pero sus palabras siguientes me regresan demasiado pronto a los aspectos prácticos de la vida:
- Así que mi madre y yo nascimos antes de tiempo... -Mi madre... Me entristezco al pensar que no tengo recuerdos de la mujer que me dió a luz... Aprieto mi vientre, pues tengo todo el empeño de no dejar que nadie me aleje de mi bebé... -¡Oh! ¡Habrá que advertir a los enanos! ¡Me deben estar buscando, preocupados los pobres!
De inmediato vienen a mí los rostros de mis queridos enanos... Gruñón ya debe estar, hacha en mano, liderando la fila mientras ellos registran los alrededores de la cabaña... Sin embargo, ella ha nombrado a alguien de quién nunca había oído nada antes:
- ¿Bruja del Tiempo? La Dama Nívea me advirtió que no debía preocuparme más por Circe, sino que por otra bruja... ¿Se refería a ella? -un escalofrío me recorre, semejante al que sentí hace instantes con el "ataque" del polvillo verde.
De pronto, el deseo de ver nuevamente a Nívea, a pesar de mi cansancio, se hace más fuerte y pregunto:
- ¿Volveré a ver a... mi abuela? -¡Qué lástima que haya muerto!
- ¿Una pieza reservada para mí? ¡Con una cuna y todo! -de inmediato bajo mis manos hacia mi vientre, ¡con ganas de que mi bebé pudiera saber que ya tiene su camita lista para cuando nazca!
La observo, tan resuelta y segura de todo, que me hubiera gustado conocerla de antes... Haber jugado con ella, prepararle postres... ¡Eso puedo hacerlo aún! Pero sus palabras siguientes me regresan demasiado pronto a los aspectos prácticos de la vida:
- Así que mi madre y yo nascimos antes de tiempo... -Mi madre... Me entristezco al pensar que no tengo recuerdos de la mujer que me dió a luz... Aprieto mi vientre, pues tengo todo el empeño de no dejar que nadie me aleje de mi bebé... -¡Oh! ¡Habrá que advertir a los enanos! ¡Me deben estar buscando, preocupados los pobres!
De inmediato vienen a mí los rostros de mis queridos enanos... Gruñón ya debe estar, hacha en mano, liderando la fila mientras ellos registran los alrededores de la cabaña... Sin embargo, ella ha nombrado a alguien de quién nunca había oído nada antes:
- ¿Bruja del Tiempo? La Dama Nívea me advirtió que no debía preocuparme más por Circe, sino que por otra bruja... ¿Se refería a ella? -un escalofrío me recorre, semejante al que sentí hace instantes con el "ataque" del polvillo verde.
De pronto, el deseo de ver nuevamente a Nívea, a pesar de mi cansancio, se hace más fuerte y pregunto:
- ¿Volveré a ver a... mi abuela? -¡Qué lástima que haya muerto!
Re: Y pensar que yo te cambiaba los pañales {Blanca}
–Madeleine se adelantó unos 3 meses si mal no recuerdo. –dijo la pelirroja, con una mano en su rostro. Esas cosas pasaron hace tanto que es complejo recordarlas. –Nivea ya no tenía espacio para ella y el embarazo se volvió peligroso, Mirror incluso permitió la presencia de una famosa curandera de origen marino para salvarla.
Ah, Mirror y su hostil relación con las sirenas. Cosas que no cambian nunca, nunca. Pero las que más saben de partos complejos son ellas, por algo la tasa de mortalidad en madres fue tan alta en su especie por tantos años y luego bajó drásticamente. Algo en su magia mantenía a ambos vivos.
Esos enanos… Metiches, metiches todos. Espías de esa maldita arpía. Ya la agarraría ella con sus manos y le metería un árbol por… No, malos pensamientos no. Que estaba con la niña.
–Tus enanos… Puede que te recuerden, puede que no. El regreso en el tiempo no es cosa fácil, mi niña. –claro que no, Ela lo sabía mejor que casi nadie. –Puede que hayan vuelto demasiado atrás, antes de que llegaras a sus dominios, o puede que en sus mentes tú hayas decidido partir a otro lugar. Dudo que te busquen, Blanca…
La mención de la Bruja casi, casi hace que a la pelirroja le salga humo por las orejas. ¡Arpía!
–Nívea fue inteligente, advirtiéndote. Sí, la Bruja del Tiempo es tu enemiga ahora, alguien de quien debes cuidarte bajo cualquier circunstancia. Esa mujer fue capaz de destruir a nuestra familia al completo por el error de uno, ten por seguro que no estarás bien hasta que desaparezca del mapa.. –Y ya desaparecería, faltaba muy poco. –Nívea normalmente duerme en las primeras semanas luego del regreso del tiempo, es parte de su propia maldición, así se mantiene lejos de ti y de tu abuelo, pues entre más tiempo pasas en la nueva vida, más te acostumbras a ella y menos sensaciones de deja vu tienes. No te preocupes, en cuanto despierte vendrá a verte.
Ah, Mirror y su hostil relación con las sirenas. Cosas que no cambian nunca, nunca. Pero las que más saben de partos complejos son ellas, por algo la tasa de mortalidad en madres fue tan alta en su especie por tantos años y luego bajó drásticamente. Algo en su magia mantenía a ambos vivos.
Esos enanos… Metiches, metiches todos. Espías de esa maldita arpía. Ya la agarraría ella con sus manos y le metería un árbol por… No, malos pensamientos no. Que estaba con la niña.
–Tus enanos… Puede que te recuerden, puede que no. El regreso en el tiempo no es cosa fácil, mi niña. –claro que no, Ela lo sabía mejor que casi nadie. –Puede que hayan vuelto demasiado atrás, antes de que llegaras a sus dominios, o puede que en sus mentes tú hayas decidido partir a otro lugar. Dudo que te busquen, Blanca…
La mención de la Bruja casi, casi hace que a la pelirroja le salga humo por las orejas. ¡Arpía!
–Nívea fue inteligente, advirtiéndote. Sí, la Bruja del Tiempo es tu enemiga ahora, alguien de quien debes cuidarte bajo cualquier circunstancia. Esa mujer fue capaz de destruir a nuestra familia al completo por el error de uno, ten por seguro que no estarás bien hasta que desaparezca del mapa.. –Y ya desaparecería, faltaba muy poco. –Nívea normalmente duerme en las primeras semanas luego del regreso del tiempo, es parte de su propia maldición, así se mantiene lejos de ti y de tu abuelo, pues entre más tiempo pasas en la nueva vida, más te acostumbras a ella y menos sensaciones de deja vu tienes. No te preocupes, en cuanto despierte vendrá a verte.
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Ela
Líder de los Rebeldes
Re: Y pensar que yo te cambiaba los pañales {Blanca}
- Oh... -suspiro al oír que tendré que esperar unas semanas antes de volver a ver a mi abuela... La conocí hace unas horas, y la siento tan cercana... De pronto, me fijo que tengo frente a mí a mi tía, y antes que alguna otra circunstancia de la vida nos separe, ¡tomo un impulso y la abrazo!
Su calidez hace que me apriete a ella, sintiendo en su abrazo toda la ternura que me hizo falta desde que mi padre falleció. Y el abrazo dura hasta que me doy cuenta que quizás ella no quiere ser abrazada ahora:
- Perdona. -digo con el rostro rojo por la verguenza- No puedo hecharle la culpa a mi embarazo por la sensibilidad, porque ya de antes soy así.
Desde siempre... Incluso cuando Eric, mi primo, me quitaba una manzana, fácilmente brotaban de mis ojos lágrimas. Pero refrenaba un poco las mismas si me rajuñaba la rodilla o me cortaba en la cocina: en esos momentos de dolor físico tenía algo de valentía, o era más orgullo, para que no repitieran que las princesitas sólo sabían llorar... En esos momentos quedaba con los ojos vidriosos pero las lágrimas eran con menor velocidad y silenciosas. Mi papá se alegraba...
Empero debo regresar a la realidad. Debo enfocarme en las cosas prácticas de la vida, que en algún lugar mi papá puede estar viéndome y quiero que siga orgulloso de su princesa:
- Pero no comprendo eso del "regreso en el tiempo", porque... si estoy "aqui", ¿entonces cómo Circe me mandará matar? Porque si no estoy "allá", no debería ser una amenaza para su reino... ¡Y no tendría que ordenar mi asesinato! ¿Es por eso que no debo preocuparme más por Circe? -pregunto con una gran sonrisa en mi rostro.
Su calidez hace que me apriete a ella, sintiendo en su abrazo toda la ternura que me hizo falta desde que mi padre falleció. Y el abrazo dura hasta que me doy cuenta que quizás ella no quiere ser abrazada ahora:
- Perdona. -digo con el rostro rojo por la verguenza- No puedo hecharle la culpa a mi embarazo por la sensibilidad, porque ya de antes soy así.
Desde siempre... Incluso cuando Eric, mi primo, me quitaba una manzana, fácilmente brotaban de mis ojos lágrimas. Pero refrenaba un poco las mismas si me rajuñaba la rodilla o me cortaba en la cocina: en esos momentos de dolor físico tenía algo de valentía, o era más orgullo, para que no repitieran que las princesitas sólo sabían llorar... En esos momentos quedaba con los ojos vidriosos pero las lágrimas eran con menor velocidad y silenciosas. Mi papá se alegraba...
Empero debo regresar a la realidad. Debo enfocarme en las cosas prácticas de la vida, que en algún lugar mi papá puede estar viéndome y quiero que siga orgulloso de su princesa:
- Pero no comprendo eso del "regreso en el tiempo", porque... si estoy "aqui", ¿entonces cómo Circe me mandará matar? Porque si no estoy "allá", no debería ser una amenaza para su reino... ¡Y no tendría que ordenar mi asesinato! ¿Es por eso que no debo preocuparme más por Circe? -pregunto con una gran sonrisa en mi rostro.
Re: Y pensar que yo te cambiaba los pañales {Blanca}
El abrazo no la sorprendió, para nada. ¿No ven que la niña era medio ninfa? Se lo devolvió a su manera, algo incomoda. Ela no es para nada de abrazos.
–Calma tus pasiones, Blanca, no me enfada el que me abraces. . –faltaría más, vaya tía resultaba ser. –Estoy acostumbrada a dichos tratos, paso gran parte de mi tiempo libre rodeada de ninfas y hadas… Tal vez en algún momento te lleve a dar un paseo en sus dominios, seguro lo disfrutarías.
¿Quién no? La música, la comida, los aromas, todo en el corazón del bosque y lo recóndito de las montañas era un canto a la vida y el placer, propios de razas sin preocupaciones además del disfrute.
–Tú estás aquí, Blanca, la heredera de un trono muy antiguo y una raza el doble de antigua, las ninfas. Pero, ¿acaso la princesa Blanca Nieves, heredera humana de M’Apple, está aquí?
Esa era una excelente pregunta. Ela no estaba segura si a estas alturas el papel de su sobrina estaría ocupado por una nueva muchachita. Aún más importante, no tenía idea de si esa heredera nueva era solo un nuevo papel, o era una guardiana. Las anteriores sustitutas eran cien por ciento personajes, no guardaban relación con las verdades. ¿Lo sabría esta nueva? ¿Habría una nueva?
–Cariño, creo que hemos comenzado mal… ¿Te gustaría oír un cuento? No es muy bonito, menos aun tomando en cuenta las circunstancias, pero seguro te ayudará a comprender mejor las cosas. Ya sea tu situación, la de tus padres o la de todo el mundo. Pero no lo hablaremos aquí, es mejor acompañarlo de un poco de chocolate caliente en tus nuevos aposentos…
Dicho esto, continuó guiando a la princesita por el castillo, subiendo esas eternas escaleras. ¡¿Quién diseñaba esos castillos?! Un par de alas hubiesen servido, pero prefería mostrar bien su hogar a su pequeña familia.
–La vista es una de las cosas que más amo de este palacio. ¿Ves todas las ventanas? Se ven claramente los árboles que nos rodean, igual que se oyen los típicos cantos de las aves. ¿Y ves los cuadros? Son de algunos buenos amigos míos, algunos ya no están en este mundo, por desgracia. Ella era la bella Leonore, fallecida hace ya varios siglos. Se decía que era una excelente hechicera, ella creó los mágicos espejos que están dispersos por estas tierras. Y esa, seguro la reconoces… Circe, o al menos la vieja Circe, acompañada de tu pobre madre… ¿Sabías que, en aquellos años, eran buenas amigas? A tal punto que en una ceremonia en una vieja iglesia de M´Apple, fue nombrada oficialmente como tu madrina.
Vaya noticia y como cambian las cosas. La madrina y posterior madrastra queriendo matar a la que era su niña favorita. ¿En qué se ha convertido este mundo?
–Sigamos, no te detengas demasiado. Esos recuerdos son muy, muy viejos. Las cosas han cambiado. Ahora, ¿Ves los de allá? Seguro reconoces algunos rostros. Son los monarcas de otros reinos, junto a sus herederos. Por ahí está ese “primo” tuyo, Eric, al menos cuando no pasaba los nueve años, si mi memoria no falla. Esos son los reyes de Grim, los cuatro. Antiguamente eran una sola línea familiar. Hace siglos, muchos, habían dos hermanos, que separaron en dos sus dominios. Más tarde comenzaron sus guerras por apoderarse del otro. La paz llegó cuando, dos nuevos reyes, comenzaron una amistad. No duró demasiado, por desgracia. ¿Y ves ese de allá, el más grande? Es la realeza de Atlántica, querida. Sirenas y tritones, todos reales. Me reuní en persona con su reina, Athena, un par de veces. Ese de ahí es su esposo, Tritón. Y las de ahí son sus siete niñas. ¿Ves a la pelirroja más joven? ¡Esa terminó enamorada de tu propio primo niña! Creo que hasta se iban a casar. Y bueno, también puedes ver a algunos reinos más lejanos, como Agrabah. Un par de veces jugaste con esa princesa. Siempre me causó gracia la diferencia de sus pieles… Oh, ¿ves? Ya llegamos.
Menuda lengua tenía ahora. Pero realmente le gustaban todos los cuadros. Después de todo, alguien muy especial para ella los había pintado. La habitación era tal como la había descrito: perfecta.
–Puedes instalarte tranquilamente, Blanca. –dijo, mientras entraban juntas y ella cerraba la puerta. No deseaba interrupciones. –Y mira, el chocolate está servido. –justo en una de las mesitas de la esquina, adecuada para un momento claramente íntimo y femenino. –Es lo que amo de algunas de mis criadas, siempre saben exactamente que requiero antes de pedirlo.
Se sentó en una de las sillas y tomó un sorbo de chocolate. Solo para probar el sabor. Como siempre, estaba magnifico.
–Las ninfas saben exactamente como preparar el mejor chocolate, querida. Dicen que en sus tierras están las mejores plantaciones de cacao. Este es un regalo de una de ellas. Por favor, siéntate y dime que te parece y si tu cuarto es de tu agrado. Oh, y si necesitas algo, seguramente puedo conseguirlo antes de que termine la mañana.
–Calma tus pasiones, Blanca, no me enfada el que me abraces. . –faltaría más, vaya tía resultaba ser. –Estoy acostumbrada a dichos tratos, paso gran parte de mi tiempo libre rodeada de ninfas y hadas… Tal vez en algún momento te lleve a dar un paseo en sus dominios, seguro lo disfrutarías.
¿Quién no? La música, la comida, los aromas, todo en el corazón del bosque y lo recóndito de las montañas era un canto a la vida y el placer, propios de razas sin preocupaciones además del disfrute.
–Tú estás aquí, Blanca, la heredera de un trono muy antiguo y una raza el doble de antigua, las ninfas. Pero, ¿acaso la princesa Blanca Nieves, heredera humana de M’Apple, está aquí?
Esa era una excelente pregunta. Ela no estaba segura si a estas alturas el papel de su sobrina estaría ocupado por una nueva muchachita. Aún más importante, no tenía idea de si esa heredera nueva era solo un nuevo papel, o era una guardiana. Las anteriores sustitutas eran cien por ciento personajes, no guardaban relación con las verdades. ¿Lo sabría esta nueva? ¿Habría una nueva?
–Cariño, creo que hemos comenzado mal… ¿Te gustaría oír un cuento? No es muy bonito, menos aun tomando en cuenta las circunstancias, pero seguro te ayudará a comprender mejor las cosas. Ya sea tu situación, la de tus padres o la de todo el mundo. Pero no lo hablaremos aquí, es mejor acompañarlo de un poco de chocolate caliente en tus nuevos aposentos…
Dicho esto, continuó guiando a la princesita por el castillo, subiendo esas eternas escaleras. ¡¿Quién diseñaba esos castillos?! Un par de alas hubiesen servido, pero prefería mostrar bien su hogar a su pequeña familia.
–La vista es una de las cosas que más amo de este palacio. ¿Ves todas las ventanas? Se ven claramente los árboles que nos rodean, igual que se oyen los típicos cantos de las aves. ¿Y ves los cuadros? Son de algunos buenos amigos míos, algunos ya no están en este mundo, por desgracia. Ella era la bella Leonore, fallecida hace ya varios siglos. Se decía que era una excelente hechicera, ella creó los mágicos espejos que están dispersos por estas tierras. Y esa, seguro la reconoces… Circe, o al menos la vieja Circe, acompañada de tu pobre madre… ¿Sabías que, en aquellos años, eran buenas amigas? A tal punto que en una ceremonia en una vieja iglesia de M´Apple, fue nombrada oficialmente como tu madrina.
Vaya noticia y como cambian las cosas. La madrina y posterior madrastra queriendo matar a la que era su niña favorita. ¿En qué se ha convertido este mundo?
–Sigamos, no te detengas demasiado. Esos recuerdos son muy, muy viejos. Las cosas han cambiado. Ahora, ¿Ves los de allá? Seguro reconoces algunos rostros. Son los monarcas de otros reinos, junto a sus herederos. Por ahí está ese “primo” tuyo, Eric, al menos cuando no pasaba los nueve años, si mi memoria no falla. Esos son los reyes de Grim, los cuatro. Antiguamente eran una sola línea familiar. Hace siglos, muchos, habían dos hermanos, que separaron en dos sus dominios. Más tarde comenzaron sus guerras por apoderarse del otro. La paz llegó cuando, dos nuevos reyes, comenzaron una amistad. No duró demasiado, por desgracia. ¿Y ves ese de allá, el más grande? Es la realeza de Atlántica, querida. Sirenas y tritones, todos reales. Me reuní en persona con su reina, Athena, un par de veces. Ese de ahí es su esposo, Tritón. Y las de ahí son sus siete niñas. ¿Ves a la pelirroja más joven? ¡Esa terminó enamorada de tu propio primo niña! Creo que hasta se iban a casar. Y bueno, también puedes ver a algunos reinos más lejanos, como Agrabah. Un par de veces jugaste con esa princesa. Siempre me causó gracia la diferencia de sus pieles… Oh, ¿ves? Ya llegamos.
Menuda lengua tenía ahora. Pero realmente le gustaban todos los cuadros. Después de todo, alguien muy especial para ella los había pintado. La habitación era tal como la había descrito: perfecta.
–Puedes instalarte tranquilamente, Blanca. –dijo, mientras entraban juntas y ella cerraba la puerta. No deseaba interrupciones. –Y mira, el chocolate está servido. –justo en una de las mesitas de la esquina, adecuada para un momento claramente íntimo y femenino. –Es lo que amo de algunas de mis criadas, siempre saben exactamente que requiero antes de pedirlo.
Se sentó en una de las sillas y tomó un sorbo de chocolate. Solo para probar el sabor. Como siempre, estaba magnifico.
–Las ninfas saben exactamente como preparar el mejor chocolate, querida. Dicen que en sus tierras están las mejores plantaciones de cacao. Este es un regalo de una de ellas. Por favor, siéntate y dime que te parece y si tu cuarto es de tu agrado. Oh, y si necesitas algo, seguramente puedo conseguirlo antes de que termine la mañana.
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Ela
Líder de los Rebeldes
Re: Y pensar que yo te cambiaba los pañales {Blanca}
Saber que tengo sangre de ninfa corriendo por mis venas me hace sonreír... Mis hayas me contaban sólo cosas buenas de las guardianas de la naturaleza, y ahora saber que tengo algo de eso es lo mejor que pude haber oído en mucho tiempo.
Sin embargo, mi cara debe reflejar la confusión que siento al escuchar su pregunta sobre si yo estoy "aquí"... ¿Se referirá a una metáfora? Pero mi buena tía se decide a explicarme todo de una forma más fácil. Siempre me ha gustado oír cuentos, aunque no estoy segura de disfrutar de éste:
- Como digas, tía. -digo caminando dónde ella me guía. Subimos escaleras mientras sonrío al comprobar que es verdad que su palacio da esa sensación de estar "dentro" del bosque. Casi me pongo a cantar para hacer un petirrojo entre y se pose en mi mano, pero los últimos acontecimientos me han servido para conectarme más con la realidad, por lo que aprieto ligeramente mis labios, evitando interrumpir a Ela.
Observo con curiosidad las personas que ella me presenta, hasta... que mis ojos reconocen a mi madrastra:
- ¡No es posible! -exclamo horrorizada al saber que ¡Circe fue amiga de mi madre!- ¡Ella no puede ser mi madrina! -Me demoro un momento en percatarme que tengo frente a mí un retrato que no había visto antes de mi madre.
Es diferente de la seria pintura en uno de los salones del castillo de M'Apple, porque aquí ella sonríe, feliz. Pongo una mano sobre la imagen de Circe para dedicarme sólo a mi madre y sonrío al verla tan radiante...
Entonces miro donde ella me indica y reconozco a mi primo Eric, y asiento sonriendo para confirmar que ella no se ha equivocado. En realidad, no pierdo mucho tiempo observando a los reyes de Grim, pero cuando veo gente con colas de pescado mis cejas se juntan para expresar mi descontento:
- No tengo mucho interés por la realeza de Atlántica, tía.- digo sin alcanzar a refrenar mi lengua, como indicaría la buena diplomacia- ¿Perdón? ¿Te refieres a que la hermosa pelirroja que Eric abandonó en la iglesia es una sirena? No... eso no tiene sentido, porque la chica tenía piernas y caminaba. Yo misma la ví correr, cuando comprendió que Eric no iba a llegar. -¿Acaso había descubierto lo que ella era en realidad? De todas formas, mis ojos se llenan de lágrimas, porque sirena o no, Eric no debió dejarla sola en ese momento.
Pero el impacto de ver la habitación que Ela me presenta como mía me hace guardar todos esos pensamientos en el fondo de mi cabeza, pues quiero sentirla con todos mis sentidos:
- Es... ¡es la habitación más hermosa que he tenido! -exclamo entrando y girando para observar un detalle que veo con el rabillo del ojo: todo está decorado como si pareciera ser una planta, desde los diseños en la colcha de la cama hasta la pata de la mesa de velador, donde dos tazas humean chocolate caliente.
Asiento cuando me habla que las ninfas preparan el mejor chocolate, pues quizás es eso lo que me facilita a la hora de cocinar cosas ricas. (¿Quién sabe?) Pero por más delicioso que sea el chocolate, necesito comprender mejor las enigmáticas palabras de mí tía:
- Ela... ¿Hay alguna explicación por tantos cambios? Digo, antes, todos eran amigos, por lo que ví en las pinturas, sin embargo, ahora no puedo imaginarme que mi madre fue amiga de la desalmada de Circe. O que mi abuelo viva en el castillo y yo no me haya topado con él. -junto mis manos tras dejar la taza en la mesita, que quiero oír todo lo que ella va a decir sin interrupciones.
Sin embargo, mi cara debe reflejar la confusión que siento al escuchar su pregunta sobre si yo estoy "aquí"... ¿Se referirá a una metáfora? Pero mi buena tía se decide a explicarme todo de una forma más fácil. Siempre me ha gustado oír cuentos, aunque no estoy segura de disfrutar de éste:
- Como digas, tía. -digo caminando dónde ella me guía. Subimos escaleras mientras sonrío al comprobar que es verdad que su palacio da esa sensación de estar "dentro" del bosque. Casi me pongo a cantar para hacer un petirrojo entre y se pose en mi mano, pero los últimos acontecimientos me han servido para conectarme más con la realidad, por lo que aprieto ligeramente mis labios, evitando interrumpir a Ela.
Observo con curiosidad las personas que ella me presenta, hasta... que mis ojos reconocen a mi madrastra:
- ¡No es posible! -exclamo horrorizada al saber que ¡Circe fue amiga de mi madre!- ¡Ella no puede ser mi madrina! -Me demoro un momento en percatarme que tengo frente a mí un retrato que no había visto antes de mi madre.
Es diferente de la seria pintura en uno de los salones del castillo de M'Apple, porque aquí ella sonríe, feliz. Pongo una mano sobre la imagen de Circe para dedicarme sólo a mi madre y sonrío al verla tan radiante...
Entonces miro donde ella me indica y reconozco a mi primo Eric, y asiento sonriendo para confirmar que ella no se ha equivocado. En realidad, no pierdo mucho tiempo observando a los reyes de Grim, pero cuando veo gente con colas de pescado mis cejas se juntan para expresar mi descontento:
- No tengo mucho interés por la realeza de Atlántica, tía.- digo sin alcanzar a refrenar mi lengua, como indicaría la buena diplomacia- ¿Perdón? ¿Te refieres a que la hermosa pelirroja que Eric abandonó en la iglesia es una sirena? No... eso no tiene sentido, porque la chica tenía piernas y caminaba. Yo misma la ví correr, cuando comprendió que Eric no iba a llegar. -¿Acaso había descubierto lo que ella era en realidad? De todas formas, mis ojos se llenan de lágrimas, porque sirena o no, Eric no debió dejarla sola en ese momento.
Pero el impacto de ver la habitación que Ela me presenta como mía me hace guardar todos esos pensamientos en el fondo de mi cabeza, pues quiero sentirla con todos mis sentidos:
- Es... ¡es la habitación más hermosa que he tenido! -exclamo entrando y girando para observar un detalle que veo con el rabillo del ojo: todo está decorado como si pareciera ser una planta, desde los diseños en la colcha de la cama hasta la pata de la mesa de velador, donde dos tazas humean chocolate caliente.
Asiento cuando me habla que las ninfas preparan el mejor chocolate, pues quizás es eso lo que me facilita a la hora de cocinar cosas ricas. (¿Quién sabe?) Pero por más delicioso que sea el chocolate, necesito comprender mejor las enigmáticas palabras de mí tía:
- Ela... ¿Hay alguna explicación por tantos cambios? Digo, antes, todos eran amigos, por lo que ví en las pinturas, sin embargo, ahora no puedo imaginarme que mi madre fue amiga de la desalmada de Circe. O que mi abuelo viva en el castillo y yo no me haya topado con él. -junto mis manos tras dejar la taza en la mesita, que quiero oír todo lo que ella va a decir sin interrupciones.
Re: Y pensar que yo te cambiaba los pañales {Blanca}
–Circe antes no era… mala, cariño. Es normal que tu madre terminase siendo su amiga, siendo tu madre una bruja igual que ella. De hecho, me sorprende que no hayas nacido con alguna cualidad mágica, con tanto brujo en la familia. Saliste a tu padre seguramente.
Rió ante su comentario. En eso era más parecida a su abuelo. Él hablaba igual de las sirenas. Curiosamente, Nívea se llevaba mejor con ellas, pese a ser una ninfa. Ela nunca entendió bien la razón. No ríe ante el tema de la no boda. Otra cosa que había debilitado a la bruja entonces…
–Debe ser la misma, no conozco otra pelirroja que ande enamorada de tu primo. ¿No se casaron? Cosa más curiosa… Sobre las sirenas, antiguamente podían cambiar su forma a voluntad, pero por obra de un castigo perdieron ese privilegio. –instruyó, como buena tía que era. ¿Las tías hacen eso, no?
–Ela... ¿Hay alguna explicación por tantos cambios? Digo, antes, todos eran amigos, por lo que ví en las pinturas, sin embargo, ahora no puedo imaginarme que mi madre fue amiga de la desalmada de Circe. O que mi abuelo viva en el castillo y yo no me haya topado con él.
La pregunta de Blanca la sorprendió un poco. Al grano, tenía que ir justo al grano. Bebió otro sorbo de chocolate mientras pensaba que decirle.
–Sí, hay una explicación perfectamente razonable de por qué aquellos que un día fueron amigos ahora son enemigos, por qué los que se odiaron ahora sienten amor… Y todas esas cursilerías baratas. Pero primero debes escuchar otra historia – no, Ela no pudo ir directo al grano. No sabía cómo exactamente explicar años y años de historia conjunta a una chiquilla sin recuerdo alguno. ¿Tal vez con dibujos?
Chasqueó los dedos mientras pensaba en lo que necesitaba. Bingo, una hoja de papel, tinta y pluma aparecieron sobre la mesa. No cualquier tinta y papel por supuesto. Dejó un poco al lado su taza, buscando la comodidad para comenzar su explicación. Con la mano izquierda tomó la pluma y un poco de tinta.
–Hace años, tantos que ya no puedo recordar bien, tu abuelo, yo y un montón de personas más, vivíamos tranquilamente en un sitio comúnmente llamado como… Mundo Real. –siguiendo el curso de sus palabras, de la pluma fluyó libremente la tinta, creando por sí misma un adorable cuadro: Mirror y Ela, ambos bastante más jóvenes, en el caso de Ela llegando a ser nada más que una niña incluso. –Éramos felices, sin dudas, o al menos yo era feliz. Nuestros padres nos trataban muy bien y se encargaban de nuestros cuidados. Lo único que opacaba un poco esa felicidad era, justamente, lo que ahora nos caracteriza: la magia. Verás, Blanca. En ese sitio, la magia no era bien vista, llegando incluso a ser destruida de raíz. Tengo entendido que hoy en día siquiera existe. Pero nos estamos yendo por ramas que en estos momentos no importan. Sigamos con nuestra historia: Cierto día, un oscuro y terrible día, una enfermedad terrible afectó el poblado donde vivíamos. Decenas murieron, incluyendo a nuestros padres. Solo quedamos Mirror y yo. Solos, sin dinero, sin recursos. En ese escenario, apareció ella.
La tinta volvió a fluir, borrando la imagen anterior y dejando en su lugar la imagen de la Bruja del Tiempo en todo su esplendor.
–Eran tiempos difíciles, Blanca, así que no culpo a tu abuelo por tomar una decisión que consideró adecuada en su momento. La mujer llegó a nuestro hogar cuando más necesitábamos una mano amiga. Ella nos ofreció no solo un hogar: nos ofreció el mundo. No éramos ambiciosos, pero la posibilidad de marcharnos de ese pueblo logró que Mirror aceptase su propuesta. No nos llevamos nada de casa, siquiera los recuerdos. Ciertamente esa vida es sumamente difícil de recordar para mí. – y era comprensible. La mujer ya tenía sus buenos años en el cuerpo, aunque no se notaran. –La Bruja, pues eso era, nos ofreció un viaje a un sitio donde nuestros dones no solo fuesen aceptados, si no también deseados. Fuimos unos tontos…
Se detuvo un momento, para beber un poco más. Que cruel recordar cosas que debieron ser olvidadas.
–Y bueno, ahí estábamos nosotros, los hermanos huérfanos, rodeados de otras personas poderosas y con dones curiosos, todos siguiendo como perros falderos a esa mujer tan misteriosa y su igualmente extraño padre. Ninguno comprendía exactamente donde sería el viaje prometido, pero estábamos ansiosos por llegar al nuevo hogar. Creo que esos días fue donde más cercana estuve a mi hermano… después de llegar a nuestro destino, algo nos separó de forma inexplicable.
O no tan explicable. Simplemente Ela no estuvo de acuerdo con las políticas de su “adorado” hermano, con los saqueos y la purga. Pero sigamos con la historia:
–Un amanecer simplemente llegamos aquí. En medio del bosque, a un mundo tan similar y a la vez completamente diferente al nuestro. Con magia libre, viva, la tierra misma parecía respirar y moverse bajo nuestros pies. Oh, Blanca, era simplemente hermoso. Pero la belleza no era algo aceptado por la Bruja. En tan solo unas horas edificamos un castillo pequeño, nuestra guarida, con el fin de ver nuestros planes nuevos. – vuelta a cambiar la imagen, primero a un bosque similar al que había visto Ela en su niñes, luego al primer castillo del tiempo, destruido hace años. –La idea era colonizar todo, crear una vida hermosa para todos nosotros. Pero no contábamos con que esta vida ya tenía dueños. Razas y razas mágicas que vivían libremente entre los árboles, entre las montañas y el mismísimo mar. Ninfas, sirenas, duendes, gnomos… ¡dragones incluso! Este mundo estaba completamente vivo y equilibrado. No había espacio para extraños… Así que la solución fue eliminar todo y hacer nuestro mundo perfecto, por las malas.
Pausa dramática por unos momentos, que para la niña es difícil explicar en tan solo unas frases los horrores de esa época tan oscura.
–Conquistamos todo, efectivamente. Razas y razas fueron llevadas a la extinción por obra del filo de nuestras espadas. – la tinta mostró un poco del campo de batalla, a lo lejos, pero un pedazo de papel no podría retratar de forma correcta la sangre, el miedo que se respiraba en el aire, los lamentos de quienes sobrevivían. –Solo cuando los sobrevivientes huyeron, diezmados y aterrados, la Bruja se sintió tranquila y terminó la guerra que ella misma había comenzado. Se erigió como la reina de todo y todos, y creó un consejo con aquellos que más la habían apoyado en batalla: El Consejo de Sabios. Eran 13, la mayoría compañeros que vinieron con nosotros desde el otro mundo, otros se nos unieron en este por conveniencia o por proteger a los que amaban.
La tinta volvió a cambiar, mostrando la imagen de la bruja sentada en su trono, rodeada de sus trece favoritos y su padre. Como mano derecha, curiosamente, estaba Mirror. Aunque intentaba sonreír, en su mirada se notaba que estaba destrozado por la guerra.
–Mi hermano se había ganado especialmente sus favores, pues batalló con fiereza y demostró su lealtad de forma constante, con lo que fue nombrado el líder de los Sabios, pese a su juventud. Mirror era poderoso, incluso sin magia de tipo ofensiva, pues tenía algo que la bruja codiciaba: la capacidad de ver en los corazones de su pueblo, de descubrir verdades y mentiras…
Tomó nuevamente un sorbo de chocolate. ¿No había bajado un poco la temperatura? Comenzaba a sentir el frío en su cuerpo.
–Con el paso de las semanas se construyeron los reinos que actualmente conoces, dejando a cada Sabio a cargo de uno de ellos. Nosotros, o mejor dicho tu abuelo, escogimos el norte, justo donde crecían las manzanas. Lo llamamos M’Apple.
Ah, el reino de las manzanas. Era toda una belleza en invierno, por mucho que Ela disfrutara más del calor y una agradable primavera.
–¿Vas comprendiendo un poco, Blanca? Lo que viene es aún peor y necesito saber si comprendes la primera parte de esta historia.
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Rió ante su comentario. En eso era más parecida a su abuelo. Él hablaba igual de las sirenas. Curiosamente, Nívea se llevaba mejor con ellas, pese a ser una ninfa. Ela nunca entendió bien la razón. No ríe ante el tema de la no boda. Otra cosa que había debilitado a la bruja entonces…
–Debe ser la misma, no conozco otra pelirroja que ande enamorada de tu primo. ¿No se casaron? Cosa más curiosa… Sobre las sirenas, antiguamente podían cambiar su forma a voluntad, pero por obra de un castigo perdieron ese privilegio. –instruyó, como buena tía que era. ¿Las tías hacen eso, no?
–Ela... ¿Hay alguna explicación por tantos cambios? Digo, antes, todos eran amigos, por lo que ví en las pinturas, sin embargo, ahora no puedo imaginarme que mi madre fue amiga de la desalmada de Circe. O que mi abuelo viva en el castillo y yo no me haya topado con él.
La pregunta de Blanca la sorprendió un poco. Al grano, tenía que ir justo al grano. Bebió otro sorbo de chocolate mientras pensaba que decirle.
–Sí, hay una explicación perfectamente razonable de por qué aquellos que un día fueron amigos ahora son enemigos, por qué los que se odiaron ahora sienten amor… Y todas esas cursilerías baratas. Pero primero debes escuchar otra historia – no, Ela no pudo ir directo al grano. No sabía cómo exactamente explicar años y años de historia conjunta a una chiquilla sin recuerdo alguno. ¿Tal vez con dibujos?
Chasqueó los dedos mientras pensaba en lo que necesitaba. Bingo, una hoja de papel, tinta y pluma aparecieron sobre la mesa. No cualquier tinta y papel por supuesto. Dejó un poco al lado su taza, buscando la comodidad para comenzar su explicación. Con la mano izquierda tomó la pluma y un poco de tinta.
–Hace años, tantos que ya no puedo recordar bien, tu abuelo, yo y un montón de personas más, vivíamos tranquilamente en un sitio comúnmente llamado como… Mundo Real. –siguiendo el curso de sus palabras, de la pluma fluyó libremente la tinta, creando por sí misma un adorable cuadro: Mirror y Ela, ambos bastante más jóvenes, en el caso de Ela llegando a ser nada más que una niña incluso. –Éramos felices, sin dudas, o al menos yo era feliz. Nuestros padres nos trataban muy bien y se encargaban de nuestros cuidados. Lo único que opacaba un poco esa felicidad era, justamente, lo que ahora nos caracteriza: la magia. Verás, Blanca. En ese sitio, la magia no era bien vista, llegando incluso a ser destruida de raíz. Tengo entendido que hoy en día siquiera existe. Pero nos estamos yendo por ramas que en estos momentos no importan. Sigamos con nuestra historia: Cierto día, un oscuro y terrible día, una enfermedad terrible afectó el poblado donde vivíamos. Decenas murieron, incluyendo a nuestros padres. Solo quedamos Mirror y yo. Solos, sin dinero, sin recursos. En ese escenario, apareció ella.
La tinta volvió a fluir, borrando la imagen anterior y dejando en su lugar la imagen de la Bruja del Tiempo en todo su esplendor.
–Eran tiempos difíciles, Blanca, así que no culpo a tu abuelo por tomar una decisión que consideró adecuada en su momento. La mujer llegó a nuestro hogar cuando más necesitábamos una mano amiga. Ella nos ofreció no solo un hogar: nos ofreció el mundo. No éramos ambiciosos, pero la posibilidad de marcharnos de ese pueblo logró que Mirror aceptase su propuesta. No nos llevamos nada de casa, siquiera los recuerdos. Ciertamente esa vida es sumamente difícil de recordar para mí. – y era comprensible. La mujer ya tenía sus buenos años en el cuerpo, aunque no se notaran. –La Bruja, pues eso era, nos ofreció un viaje a un sitio donde nuestros dones no solo fuesen aceptados, si no también deseados. Fuimos unos tontos…
Se detuvo un momento, para beber un poco más. Que cruel recordar cosas que debieron ser olvidadas.
–Y bueno, ahí estábamos nosotros, los hermanos huérfanos, rodeados de otras personas poderosas y con dones curiosos, todos siguiendo como perros falderos a esa mujer tan misteriosa y su igualmente extraño padre. Ninguno comprendía exactamente donde sería el viaje prometido, pero estábamos ansiosos por llegar al nuevo hogar. Creo que esos días fue donde más cercana estuve a mi hermano… después de llegar a nuestro destino, algo nos separó de forma inexplicable.
O no tan explicable. Simplemente Ela no estuvo de acuerdo con las políticas de su “adorado” hermano, con los saqueos y la purga. Pero sigamos con la historia:
–Un amanecer simplemente llegamos aquí. En medio del bosque, a un mundo tan similar y a la vez completamente diferente al nuestro. Con magia libre, viva, la tierra misma parecía respirar y moverse bajo nuestros pies. Oh, Blanca, era simplemente hermoso. Pero la belleza no era algo aceptado por la Bruja. En tan solo unas horas edificamos un castillo pequeño, nuestra guarida, con el fin de ver nuestros planes nuevos. – vuelta a cambiar la imagen, primero a un bosque similar al que había visto Ela en su niñes, luego al primer castillo del tiempo, destruido hace años. –La idea era colonizar todo, crear una vida hermosa para todos nosotros. Pero no contábamos con que esta vida ya tenía dueños. Razas y razas mágicas que vivían libremente entre los árboles, entre las montañas y el mismísimo mar. Ninfas, sirenas, duendes, gnomos… ¡dragones incluso! Este mundo estaba completamente vivo y equilibrado. No había espacio para extraños… Así que la solución fue eliminar todo y hacer nuestro mundo perfecto, por las malas.
Pausa dramática por unos momentos, que para la niña es difícil explicar en tan solo unas frases los horrores de esa época tan oscura.
–Conquistamos todo, efectivamente. Razas y razas fueron llevadas a la extinción por obra del filo de nuestras espadas. – la tinta mostró un poco del campo de batalla, a lo lejos, pero un pedazo de papel no podría retratar de forma correcta la sangre, el miedo que se respiraba en el aire, los lamentos de quienes sobrevivían. –Solo cuando los sobrevivientes huyeron, diezmados y aterrados, la Bruja se sintió tranquila y terminó la guerra que ella misma había comenzado. Se erigió como la reina de todo y todos, y creó un consejo con aquellos que más la habían apoyado en batalla: El Consejo de Sabios. Eran 13, la mayoría compañeros que vinieron con nosotros desde el otro mundo, otros se nos unieron en este por conveniencia o por proteger a los que amaban.
La tinta volvió a cambiar, mostrando la imagen de la bruja sentada en su trono, rodeada de sus trece favoritos y su padre. Como mano derecha, curiosamente, estaba Mirror. Aunque intentaba sonreír, en su mirada se notaba que estaba destrozado por la guerra.
–Mi hermano se había ganado especialmente sus favores, pues batalló con fiereza y demostró su lealtad de forma constante, con lo que fue nombrado el líder de los Sabios, pese a su juventud. Mirror era poderoso, incluso sin magia de tipo ofensiva, pues tenía algo que la bruja codiciaba: la capacidad de ver en los corazones de su pueblo, de descubrir verdades y mentiras…
Tomó nuevamente un sorbo de chocolate. ¿No había bajado un poco la temperatura? Comenzaba a sentir el frío en su cuerpo.
–Con el paso de las semanas se construyeron los reinos que actualmente conoces, dejando a cada Sabio a cargo de uno de ellos. Nosotros, o mejor dicho tu abuelo, escogimos el norte, justo donde crecían las manzanas. Lo llamamos M’Apple.
Ah, el reino de las manzanas. Era toda una belleza en invierno, por mucho que Ela disfrutara más del calor y una agradable primavera.
–¿Vas comprendiendo un poco, Blanca? Lo que viene es aún peor y necesito saber si comprendes la primera parte de esta historia.
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Ela
Líder de los Rebeldes
Re: Y pensar que yo te cambiaba los pañales {Blanca}
Off: ¡Pobre Blanquita! Pero se esforzará en comprenderlo todo!
- ¿Un castigo? -pregunto curiosa, pero de pronto el recordar que mi querido pirata puede que haya muerte en las fauces de una me hace decir con una voz para nada agradable- Quizás se lo merecen por comerse a humanos...
Observo como Ela hace pausas entremedio de mis preguntas, como que buscando las palabras correctas. En todo caso, la veo incómoda. De seguro que recordar cosas malas debe dejar un gusto amargo en la boca, tan amargo que ni el delicioso chocolate que estamos tomando puede endulzar...
De pronto, ¡abro mis ojos al ver que aparecen pluma, papel y tintero! Junto las manos cuando la primera imagen aparece (sólo por la gravedad de la mirada de mi tía Ela que me aguanté de batir palmas...)
Pero mis muestras de entusiasmo no significan que no esté atenta: por el contrario, ahora ya sé que mi tía Ela y su hermano, mi abuelo, vienen de tierras lejanas llamadas "mundo real"... ¿Real? ¿Acaso éste es de mentirillas? Las imágenes cambian y ése pensamiento queda para atrás.
Escucho que ellos estaban solos, y que la mujer que me quiere muerta les dió cobijo y les trajo aqui. Pero las lágrimas corren por mis mejillas al oír en la masacre de las criaturas que vivían aqui antes:
- Pero mi abuelo... ¿mató a mucha gente? -no me está gustando nada el rumbo de la historia... Imaginar que por mis venas corre sangre de asesino, no es para nada agradable. Y tanto que me preocupo por las animalitos, pajarillos... es como si todo eso fuera una gran mentira hipócrita, pues mi origen es sanguinaria. En vez de responderle, le hago otra pregunta:
- ¿Y cómo Nívea, tan dulce, se enamoró de él? -no comprendo nada. O mejor, lo comprendo todo, pero no me cabe en la cabeza. Mi abuela, la hermosa dama transparente de quién tan pronto me encariñé, ¡eligió vivir su vida junto a un asesino!
- ¿Un castigo? -pregunto curiosa, pero de pronto el recordar que mi querido pirata puede que haya muerte en las fauces de una me hace decir con una voz para nada agradable- Quizás se lo merecen por comerse a humanos...
Observo como Ela hace pausas entremedio de mis preguntas, como que buscando las palabras correctas. En todo caso, la veo incómoda. De seguro que recordar cosas malas debe dejar un gusto amargo en la boca, tan amargo que ni el delicioso chocolate que estamos tomando puede endulzar...
De pronto, ¡abro mis ojos al ver que aparecen pluma, papel y tintero! Junto las manos cuando la primera imagen aparece (sólo por la gravedad de la mirada de mi tía Ela que me aguanté de batir palmas...)
Pero mis muestras de entusiasmo no significan que no esté atenta: por el contrario, ahora ya sé que mi tía Ela y su hermano, mi abuelo, vienen de tierras lejanas llamadas "mundo real"... ¿Real? ¿Acaso éste es de mentirillas? Las imágenes cambian y ése pensamiento queda para atrás.
Escucho que ellos estaban solos, y que la mujer que me quiere muerta les dió cobijo y les trajo aqui. Pero las lágrimas corren por mis mejillas al oír en la masacre de las criaturas que vivían aqui antes:
- Pero mi abuelo... ¿mató a mucha gente? -no me está gustando nada el rumbo de la historia... Imaginar que por mis venas corre sangre de asesino, no es para nada agradable. Y tanto que me preocupo por las animalitos, pajarillos... es como si todo eso fuera una gran mentira hipócrita, pues mi origen es sanguinaria. En vez de responderle, le hago otra pregunta:
- ¿Y cómo Nívea, tan dulce, se enamoró de él? -no comprendo nada. O mejor, lo comprendo todo, pero no me cabe en la cabeza. Mi abuela, la hermosa dama transparente de quién tan pronto me encariñé, ¡eligió vivir su vida junto a un asesino!
Re: Y pensar que yo te cambiaba los pañales {Blanca}
Asintió ante su pregunta. Claro que mató mucha gente. ¿Cómo creen que ahora hay más humanos que miembros de otras razas? Excepto las sirenas, porque a esas en el agua no las vence prácticamente nada, y las hadas, que se mantuvieron bien ocultas en su reino y lo defendieron con todas sus fuerzas.
–“El amor puede hacer milagros en algunas personas”. – repitió Ela, con una sonrisa que de alegre no tiene nada. –Eso decía tu abuela. Mirror cambió mucho con ella, dejando atrás los malos recuerdos de ese pasado oscuro y transformándose en un buen hombre y rey. Y no creas que Nívea era la dulzura personificada, querida. Todos nos manchamos las manos en esos años.
De alguna forma había que sobrevivir, ¿no? Nívea, toda ninfa y protectora, no fue la excepción. ¿Qué creen que iba a hacer el día en que se encontraron los susodichos? ¿Estaban buscando florecitas mientras cantaban? Nah. Él estaba cazando criaturas rebeldes y ella iba a cazar a su alteza. Solo que hubo un cambio de planes.
Y elegir… tampoco tuvo mucha opción. Al enamorarse de él estaba traicionando a los suyos. No le quedó de otra que vivir junto a Mirror. Que luego se acostumbrara y terminase incluso disfrutando dicha vida es otra cosa.
–Bueno, sigamos. El castillo estaba en pie, los sabios en su apogeo. Esta edad fue perfecta para ellos. La paz entre los reinos y la escasa amenaza de otros, nos mantuvo tranquilos a todos.
O casi todos. Ela fue una de las que sufrieron una perdida cercana por la purga, pero eso formaba parte de sus secretos y a nadie le interesan.
–Vamos a ahorrarnos la parte en que tus abuelos se conocen, se casan y comienzan a tener mini brujos, porque eso no es muy relevante para nuestra historia. – ¿a quién le importa la cantidad de niños que tuvieron, lo felices que fueron, las risas que se oían en el castillo de M’Apple?. –Solo diremos que contra todo pronóstico, ambos terminaron enamorados el uno del otro y dejaron muchos prejuicios de lado gracias a eso. Los años pasaron en estas tierras, muchos envejecieron y luego murieron. Excepto nosotros. La Bruja nos mantuvo jóvenes a lo largo de los siglos, con el fin de ahorrarse el tener que entrenar un nuevo consejo. Era innatural, pues nadie debe vivir eternamente, pero… éramos ambiciosos. Deseábamos conocimiento y la vida en este mundo era perfecta. ¿Quién desearía morir teniendo lo que nosotros?
–Nos transformamos en los guardianes de la fantasía, Blanca. Los protectores de los sueños infantiles, de los cuentos de hadas. A nuestro cuidado estaban aquellas historias que los niños leían en sus tiempos libres: cenicienta, la bella durmiente… blanca nieves…
Ahí estaba el punto: Blanca Nieves. ¿Cómo le dices a tu sobrina que toda su vida es una mentira? ¿Que ha sufrido una vida gracias a que está representando un papel? ¿Y que siquiera es un buen papel? Porque claro, todo el mundo adora el final feliz, pero nadie piensa en el antes.
–Y bueno, siempre llega un punto donde tanta perfección comienza a romperse. – la imagen cambia de un consejo feliz a mostrar las rivalidades que fueron naciendo, Mirror por su parte intentando mantenerlos a todos bajo control, otros enfadados, incluso había uno que otro que buscaba obtener cierto control sobre el asunto. –Entre las disputas personales de cada uno, estaba la creciente debilidad de la Bruja, gracias a que su magia dependía de una fuente externa que ya no se la proporcionaba. Los niños, Blanca. La imaginación de un niño es lo suficientemente poderosa para mantener un mundo vivo, pero si el niño no sueña, ¿cómo continuas?
-Por esas mismas fechas, mi niña, naciste tú. Madeleine, tu madre, había decidido marcharse de las Tierras Encantadas puesto que, como hizo un día su madre, terminó enamorada de alguien que no pertenecía a su realidad. Tu padre era nada más que un humano del mundo real, pero algo debía tener de bueno para que la princesa rechazara su linaje y se largara a vivir como una simple mortal. – La imagen volvió a cambiar, mostrando esta vez a Madeleine, sonriente junto a su nuevo esposo, con una bebé en sus brazos. Se veía encantadoramente enamorada. –Saliste sin ningún don especial, algo curioso tomando en cuenta tu linaje, pero fantástico tomando en cuenta donde vivías. El mundo real no acepta la magia de la misma manera que aquí…
O al menos así era. Vaya a saber una como era ahora.
–Bebe un poco, linda. Se te va a enfriar el chocolate…
–“El amor puede hacer milagros en algunas personas”. – repitió Ela, con una sonrisa que de alegre no tiene nada. –Eso decía tu abuela. Mirror cambió mucho con ella, dejando atrás los malos recuerdos de ese pasado oscuro y transformándose en un buen hombre y rey. Y no creas que Nívea era la dulzura personificada, querida. Todos nos manchamos las manos en esos años.
De alguna forma había que sobrevivir, ¿no? Nívea, toda ninfa y protectora, no fue la excepción. ¿Qué creen que iba a hacer el día en que se encontraron los susodichos? ¿Estaban buscando florecitas mientras cantaban? Nah. Él estaba cazando criaturas rebeldes y ella iba a cazar a su alteza. Solo que hubo un cambio de planes.
Y elegir… tampoco tuvo mucha opción. Al enamorarse de él estaba traicionando a los suyos. No le quedó de otra que vivir junto a Mirror. Que luego se acostumbrara y terminase incluso disfrutando dicha vida es otra cosa.
–Bueno, sigamos. El castillo estaba en pie, los sabios en su apogeo. Esta edad fue perfecta para ellos. La paz entre los reinos y la escasa amenaza de otros, nos mantuvo tranquilos a todos.
O casi todos. Ela fue una de las que sufrieron una perdida cercana por la purga, pero eso formaba parte de sus secretos y a nadie le interesan.
–Vamos a ahorrarnos la parte en que tus abuelos se conocen, se casan y comienzan a tener mini brujos, porque eso no es muy relevante para nuestra historia. – ¿a quién le importa la cantidad de niños que tuvieron, lo felices que fueron, las risas que se oían en el castillo de M’Apple?. –Solo diremos que contra todo pronóstico, ambos terminaron enamorados el uno del otro y dejaron muchos prejuicios de lado gracias a eso. Los años pasaron en estas tierras, muchos envejecieron y luego murieron. Excepto nosotros. La Bruja nos mantuvo jóvenes a lo largo de los siglos, con el fin de ahorrarse el tener que entrenar un nuevo consejo. Era innatural, pues nadie debe vivir eternamente, pero… éramos ambiciosos. Deseábamos conocimiento y la vida en este mundo era perfecta. ¿Quién desearía morir teniendo lo que nosotros?
–Nos transformamos en los guardianes de la fantasía, Blanca. Los protectores de los sueños infantiles, de los cuentos de hadas. A nuestro cuidado estaban aquellas historias que los niños leían en sus tiempos libres: cenicienta, la bella durmiente… blanca nieves…
Ahí estaba el punto: Blanca Nieves. ¿Cómo le dices a tu sobrina que toda su vida es una mentira? ¿Que ha sufrido una vida gracias a que está representando un papel? ¿Y que siquiera es un buen papel? Porque claro, todo el mundo adora el final feliz, pero nadie piensa en el antes.
–Y bueno, siempre llega un punto donde tanta perfección comienza a romperse. – la imagen cambia de un consejo feliz a mostrar las rivalidades que fueron naciendo, Mirror por su parte intentando mantenerlos a todos bajo control, otros enfadados, incluso había uno que otro que buscaba obtener cierto control sobre el asunto. –Entre las disputas personales de cada uno, estaba la creciente debilidad de la Bruja, gracias a que su magia dependía de una fuente externa que ya no se la proporcionaba. Los niños, Blanca. La imaginación de un niño es lo suficientemente poderosa para mantener un mundo vivo, pero si el niño no sueña, ¿cómo continuas?
-Por esas mismas fechas, mi niña, naciste tú. Madeleine, tu madre, había decidido marcharse de las Tierras Encantadas puesto que, como hizo un día su madre, terminó enamorada de alguien que no pertenecía a su realidad. Tu padre era nada más que un humano del mundo real, pero algo debía tener de bueno para que la princesa rechazara su linaje y se largara a vivir como una simple mortal. – La imagen volvió a cambiar, mostrando esta vez a Madeleine, sonriente junto a su nuevo esposo, con una bebé en sus brazos. Se veía encantadoramente enamorada. –Saliste sin ningún don especial, algo curioso tomando en cuenta tu linaje, pero fantástico tomando en cuenta donde vivías. El mundo real no acepta la magia de la misma manera que aquí…
O al menos así era. Vaya a saber una como era ahora.
–Bebe un poco, linda. Se te va a enfriar el chocolate…
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Ela
Líder de los Rebeldes
Re: Y pensar que yo te cambiaba los pañales {Blanca}
Son demasiadas palabras para que pueda digerir de una sola vez... Que el amor cambia las personas, puede ser verdad, pues mis hayas siempre que contaban que la magia más poderosa es la magia del amor... Y de eso puedo dar fe, que tengo un milagro dentro mío a consecuencia de ello. Sin embargo, eso de que los protegidos de la Bruja del Tiempo no envejecen es complejo:
- ¿Es como si fueran eternos? -pregunto mientras comprendo por qué todos se ven jóvenes. La eterna juventud... Mucha gente pagó caro por ello al hacer tratos con brujos y brujas, según me contaban mis hayas, muriendo terriblemente o incluso haciéndose viejos antes de tiempo.- Mi haya me contaba que algunas brujas, para mantener su belleza y juventud, utilizaban a jóvenes aldeanas. Y ellas, las jóvenes aldeanas, quedaban viejas y débiles... -¿La Bruja del Tiempo hace lo mismo? La idea me da algo de nausea, y no tiene que ver con mi embarazo.
Pero Ela, paciente, sigue explicándome, aunque no comprendo por qué ella menciona como cuentos a algunas princesas de los reinos vecinos. Incluso menciona mi nombre...
Sin embargo, su relato sigue, con la gente eterna enemistándose, mi abuelo luchando por controlarlo todo... Su rostro... ¡Lo he visto antes, pero no me acuerdo de dónde!
- Pero esos niños que dices, que viven en otro lugar lejano, ¿ellos son esclavos de la Bruja del Tiempo? -pues su magia depende de ellos, ¡capaz que los tiene acorrentados!
- Por esas mismas fechas, mi niña, naciste tú. -Abro los ojos, interesada por saber de mis padres... Es verdad que nunca tuve "poderes", pero me sorprendo que mi madre sí los tuviera. Y así también mis abuelos...- ¿Entonces mi padre viene de la misma tierra de los niños esclavos de la Bruja del Tiempo?
- El mundo real no acepta la magia de la misma manera que aquí...
- Y sin magia, ellos son presas fáciles de la malvada bruja... -razono en voz alta mientras doy un sorbo al chocolate caliente. El sabor baja suave y dulce por mi interior, como sacudiéndome las realidades que aún no comprendo del todo.
Ela me observa, no sé si con ternura o no, pero si puedo decir que le importo. Suspiro, pues de veras quiero comprenderlo, y me preparo para hacerle la pregunta que por mucho tiempo guardé en mi corazón:
- Si mi madre no murió en el parto como me dijeron... ¿Aún está viva? -Ela me mira, con pena, por lo que con los ojos vidriosos me corrijo- Entonces, ¿Circe la asesinó?
- ¿Es como si fueran eternos? -pregunto mientras comprendo por qué todos se ven jóvenes. La eterna juventud... Mucha gente pagó caro por ello al hacer tratos con brujos y brujas, según me contaban mis hayas, muriendo terriblemente o incluso haciéndose viejos antes de tiempo.- Mi haya me contaba que algunas brujas, para mantener su belleza y juventud, utilizaban a jóvenes aldeanas. Y ellas, las jóvenes aldeanas, quedaban viejas y débiles... -¿La Bruja del Tiempo hace lo mismo? La idea me da algo de nausea, y no tiene que ver con mi embarazo.
Pero Ela, paciente, sigue explicándome, aunque no comprendo por qué ella menciona como cuentos a algunas princesas de los reinos vecinos. Incluso menciona mi nombre...
Sin embargo, su relato sigue, con la gente eterna enemistándose, mi abuelo luchando por controlarlo todo... Su rostro... ¡Lo he visto antes, pero no me acuerdo de dónde!
- Pero esos niños que dices, que viven en otro lugar lejano, ¿ellos son esclavos de la Bruja del Tiempo? -pues su magia depende de ellos, ¡capaz que los tiene acorrentados!
- Por esas mismas fechas, mi niña, naciste tú. -Abro los ojos, interesada por saber de mis padres... Es verdad que nunca tuve "poderes", pero me sorprendo que mi madre sí los tuviera. Y así también mis abuelos...- ¿Entonces mi padre viene de la misma tierra de los niños esclavos de la Bruja del Tiempo?
- El mundo real no acepta la magia de la misma manera que aquí...
- Y sin magia, ellos son presas fáciles de la malvada bruja... -razono en voz alta mientras doy un sorbo al chocolate caliente. El sabor baja suave y dulce por mi interior, como sacudiéndome las realidades que aún no comprendo del todo.
Ela me observa, no sé si con ternura o no, pero si puedo decir que le importo. Suspiro, pues de veras quiero comprenderlo, y me preparo para hacerle la pregunta que por mucho tiempo guardé en mi corazón:
- Si mi madre no murió en el parto como me dijeron... ¿Aún está viva? -Ela me mira, con pena, por lo que con los ojos vidriosos me corrijo- Entonces, ¿Circe la asesinó?
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