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Mañana junto al río -Paul-
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Mañana junto al río -Paul-
Lugar: Bosque Encantado
No era la primera vez esa semana que Katrina escapaba de su cuarto antes de lo previsto por Shana, pero sí la primera que en vez de ir a "vigilar" al capataz iba directamente a verla. También era la primera vez en meses que iba completamente vestida como antes de morir Kris... fresca, jovial y despreocupada. No pasó desapercibido a los ojos de la mujer que su ama llevaba en cada mano a uno de sus hijos, ambos correctamente vestidos. Sacó cuentas mentalmente y comprendió la razón: tocaba visita a la casa de la madre de Kris, la odiada suegra de Katrina.
Los niños parecían animados por la idea de salir de la finca a la casa de su abuela, ubicada en las cercanías del palacio de Marshovia y llena de sorpresas. Shana comprendió también que Katrina no iría, puesto que la matriarca de los Kristoff le sacaría el corazón con sus propias garras antes de permitir que la visitara con semejante aspecto.
-¿Desea algo, ama? - preguntó más por cortesía que por querer una respuesta.
Katrina, sorprendentemente, le respondió bastante animada. Hace semanas que no se hablaban la una a la otra. Shana detestaba públicamente al capataz, Katrina lo defendía. Así menos podían intentar llevar una relación cordial.
-Quiero que acompañes a mis hijos a visitar a su abuela... Yo no puedo, tengo que ir al Pony Pisador a dejar unos pedidos, y luego a ver a otros clientes. Tendré una tarde ocupada. Es más, preferiría que pasaran la noche allá, desde el entierro que Alexx y Anya no salen de casa más de unas horas y...
Y Shana aceptó, pese a que no siguió prestando atención al discurso ensayado. No quedaba de otra. Por muy mentira que fueran las palabras de Katrina, era obvio como resultarían las cosas...
Luego de que Shana se llevara a los niños fui a la cocina, para buscar lo que en la noche había pedido que prepararan. La cocinera por suerte tenía todo listo, estando el canasto y una manta esperándome. Di una ultima mirada a mi reflejo en uno de los espejos, conté hasta tres y salí rumbo a la pequeña cabaña de Paul.
Aun es temprano, y espero que siga dentro y no haya salido a la aldea. Soy conciente que esto es sorpresivo, ya que por muy día libre que sea, no le dije nada sobre lo que deseaba. Quería que fuera más una sorpresa, donde podríamos pasear por la finca solos. Por eso había sacado tanto a los niños como a Shana...
Cuento nuevamente hasta tres cuando llego a la cabaña, levanto el puño y doy tres golpes secos a la puerta. Espero lo bastante fuerte para avisar mi presencia.
Los niños parecían animados por la idea de salir de la finca a la casa de su abuela, ubicada en las cercanías del palacio de Marshovia y llena de sorpresas. Shana comprendió también que Katrina no iría, puesto que la matriarca de los Kristoff le sacaría el corazón con sus propias garras antes de permitir que la visitara con semejante aspecto.
-¿Desea algo, ama? - preguntó más por cortesía que por querer una respuesta.
Katrina, sorprendentemente, le respondió bastante animada. Hace semanas que no se hablaban la una a la otra. Shana detestaba públicamente al capataz, Katrina lo defendía. Así menos podían intentar llevar una relación cordial.
-Quiero que acompañes a mis hijos a visitar a su abuela... Yo no puedo, tengo que ir al Pony Pisador a dejar unos pedidos, y luego a ver a otros clientes. Tendré una tarde ocupada. Es más, preferiría que pasaran la noche allá, desde el entierro que Alexx y Anya no salen de casa más de unas horas y...
Y Shana aceptó, pese a que no siguió prestando atención al discurso ensayado. No quedaba de otra. Por muy mentira que fueran las palabras de Katrina, era obvio como resultarían las cosas...
"Fallé... Volví a fallar, ama..."
***
Luego de que Shana se llevara a los niños fui a la cocina, para buscar lo que en la noche había pedido que prepararan. La cocinera por suerte tenía todo listo, estando el canasto y una manta esperándome. Di una ultima mirada a mi reflejo en uno de los espejos, conté hasta tres y salí rumbo a la pequeña cabaña de Paul.
Aun es temprano, y espero que siga dentro y no haya salido a la aldea. Soy conciente que esto es sorpresivo, ya que por muy día libre que sea, no le dije nada sobre lo que deseaba. Quería que fuera más una sorpresa, donde podríamos pasear por la finca solos. Por eso había sacado tanto a los niños como a Shana...
Cuento nuevamente hasta tres cuando llego a la cabaña, levanto el puño y doy tres golpes secos a la puerta. Espero lo bastante fuerte para avisar mi presencia.
Re: Mañana junto al río -Paul-
El mar tempestuoso balanza el Revenge sin piedad. Estoy sólo, tratando de sujetarlo de la mejor forma, sin embargo las cuerdas viejas se deshacen en hilachas, y toda la mercadería baila sobre cubierta.
Algunas caen al mar, pero las mayores siguen haciendo que la embarcación se mueva sin parar, hasta que el agua empieza a cubrir la madera. Debo decidir entre soltar el timón o ponerme a salvo, que sólo un milagro impedirá que el barco se vaya a pique. Pero no puedo abandonar el Revenge... Si él zozobra, ¡debo irme con él al fondo del mar! ¿O no?
Algunas caen al mar, pero las mayores siguen haciendo que la embarcación se mueva sin parar, hasta que el agua empieza a cubrir la madera. Debo decidir entre soltar el timón o ponerme a salvo, que sólo un milagro impedirá que el barco se vaya a pique. Pero no puedo abandonar el Revenge... Si él zozobra, ¡debo irme con él al fondo del mar! ¿O no?
Despierto empapado en sudor, dando resoplidos, impresionado por el realismo del sueño. ¿Cómo puede la mente engañarnos así? ¿O es mi lado pirata que pugna por salir a flote? Incluso podría ser que el barco esté zozobrando y yo imposibilitado de ayudarlos...
Me levanto y voy directo a limpiarme, antes de quedar hediondo a olor a humano. Lleno el lavatorio con el cubo y me refresco. ¿Hoy será otro día de verano auténtico? Voy a la ventana y observo que está muy celeste, lo que confirma que hoy será un hermoso día.
¡Toc, toc, toc!
Miro extrañado a la puerta, ya que es muy temprano para que venga algún campesino para charlar. Tampoco es Shana, que su golpe es demasiado bruto y característico (aunque ya me ha venido a molestar antes del alba). Con la toalla al cuello, voy determinado satisfacer mi curiosidad:
- ¿Lady Katrina? -digo sorprendido, ya que mi patrona está frente a mi puerta, hermosa en un vestido de lo más sencillo, con un canasto y una manta en cada brazo.- Permita que yo sujete eso. ¿En qué le soy útil? ¿Está usted bien? -digo con las palabras saliendo a borbotones y sin orden lógico.
Re: Mañana junto al río -Paul-
Los pasos tras la puerta me indican que mi golpe fue escuchado. Y que Paul sigue dentro.
- ¿Lady Katrina?
-La misma, ¿esperaba a alguien más?- respondo, con una sonrisa mientras dejo que tome el canasto, aunque no la manta. No quiero sentirme inútil y dejarlo como mula de carga.
No estoy muy segura de que decirle sin parecer su patrona. Si le digo que quiero salir, sonaría igual de mandona que Shana... pero no soy de las que hacen preguntas. Pero tal vez lo haga sentir incomodo. O puede que tenga algo que hacer. O puede que no tenga interés en salir... O tal vez...
¡Ay! mejor respondo ahora antes de seguir pensando tonterías.
-Estoy bien, no se preocupe. Pues, vera... ¿Eso es una toalla? -
Sí, estaba un poco perdida en esto de pedir una cita, ¿vale? Mis dedos aferraban la manta cada vez más fuerte. Mejor empezaba por el principio.
-Bueno, hoy Shana salió de la finca con los niños... y ya que es su día libre pensaba que podríamos comer juntos. Digo, como no tengo nada más que hacer. - de inmediato pienso en lo mal que suena eso. Claro que tenía cosas que hacer, pero llevaba toda la semana arreglando todo para salir con él. Llevo una mano a mi pelo, más nerviosa que antes. -¡No que lo tenga al final de mis prioridades! Es que como es un día tan lindo, creí que podríamos ir al río y aprovechar de tener una de las clases de natación que aun me debe...
Y oficialmente me siento como una tonta. En mi defensa debo decir que nunca he pasado por estas cosas. Kris fue el primero y último y nos organizábamos las citas por medio de cartas... Las pocas que tuvimos al menos. Después ya nos casamos y ahí no habían preguntas, era un "vamos a salir a X sitio".
-Bueno, no hace falta que diga que sí si no quiere... podemos dejarlo para otro día. Es decir, tal vez tenga otras cosas que hacer, como vengo tan de la nada...
Bueno, al menos ni Shana ni alguno de los campesinos estaban viéndome. Esto ya era el colmo de la vergüenza...
- ¿Lady Katrina?
-La misma, ¿esperaba a alguien más?- respondo, con una sonrisa mientras dejo que tome el canasto, aunque no la manta. No quiero sentirme inútil y dejarlo como mula de carga.
No estoy muy segura de que decirle sin parecer su patrona. Si le digo que quiero salir, sonaría igual de mandona que Shana... pero no soy de las que hacen preguntas. Pero tal vez lo haga sentir incomodo. O puede que tenga algo que hacer. O puede que no tenga interés en salir... O tal vez...
¡Ay! mejor respondo ahora antes de seguir pensando tonterías.
-Estoy bien, no se preocupe. Pues, vera... ¿Eso es una toalla? -
Sí, estaba un poco perdida en esto de pedir una cita, ¿vale? Mis dedos aferraban la manta cada vez más fuerte. Mejor empezaba por el principio.
-Bueno, hoy Shana salió de la finca con los niños... y ya que es su día libre pensaba que podríamos comer juntos. Digo, como no tengo nada más que hacer. - de inmediato pienso en lo mal que suena eso. Claro que tenía cosas que hacer, pero llevaba toda la semana arreglando todo para salir con él. Llevo una mano a mi pelo, más nerviosa que antes. -¡No que lo tenga al final de mis prioridades! Es que como es un día tan lindo, creí que podríamos ir al río y aprovechar de tener una de las clases de natación que aun me debe...
Y oficialmente me siento como una tonta. En mi defensa debo decir que nunca he pasado por estas cosas. Kris fue el primero y último y nos organizábamos las citas por medio de cartas... Las pocas que tuvimos al menos. Después ya nos casamos y ahí no habían preguntas, era un "vamos a salir a X sitio".
-Bueno, no hace falta que diga que sí si no quiere... podemos dejarlo para otro día. Es decir, tal vez tenga otras cosas que hacer, como vengo tan de la nada...
Bueno, al menos ni Shana ni alguno de los campesinos estaban viéndome. Esto ya era el colmo de la vergüenza...
Re: Mañana junto al río -Paul-
- La misma, ¿esperaba a alguien más? -dice mi patrona y yo niego de inmediato con la cabeza mientras tomo el canasto de sus manos.- Estoy bien, no se preocupe. Pues, vera... ¿Eso es una toalla?
- ¿Esto? Sí, así es. -contesto sujetando una de las puntas de la toalla con la mano libre. De pronto me doy cuenta que estoy sin camisa delante suyo. ¿Debería tener pudor si fuera humano? Por lo que he visto, sólo los aldeanos humildes andan por la villa sin camisa, sin embargo en alta mar nosotros lo hacíamos casi todo el tiempo que hacía mucho calor. Aunque quiera ocultar que soy pirata, no veo nada contra ser un aldeano humilde, por lo que decido no cubrirme, por lo menos no dentro de la cabaña que es mi hogar ahora.- La verdad es que no hace mucho que desperté, que hoy es mi día libre, y me he aseado.
Mis palabras suenan raras, como justificativa, pero... ¿de qué? Nuevamente, ¿hice algo malo? Quizás debí haberme puesto una camisa antes de abrir la puerta... Pero ahora ya es tarde de todas maneras. Voy a abrir mi hocico para complementar mi respuesta, cuando ella, más rápida que yo, me informa que Shana ha salido con los niños. Yo asiento con la cabeza, ya que toda ausencia de Shana es pasto para mis oídos. Sin embargo me quedo con el hocico abierto cuando sus palabras siguientes son una oferta para comer juntos.
Tardo un rato en sonreír, no por no gustarme la idea, sino por lo raro de tanta cosa buena junta de una vez. Pero cuando sonrío... ¡mi hocico se abre por completo!
- Con gusto le daré clases hoy: realmente el día será caluroso y perfecto para que no sienta tanto frío en el agua del río. Por favor, siéntese aqui mientras me termino de arreglar. -digo acercando una silla y dejando el canasto arriba de la mesa. De inmediato voy a buscar la camisa bonita con que llegué a trabajar acá. Obvio que ahora está limpia, y aunque es demasiado lujosa para la ocasión, quiero estar bonito para ella.- Si no tiene una ruta trazada, creo que ya sé por donde iremos al río para la clase.
Termino de abotonarme la camisa y pongo las manos mojadas sobre mi crin, para darle forma. Como poney no hacía eso, pero desde que soy humano es algo que he adoptado.
- Listo, vam... -me detengo de pronto, tomando una manzana desde un bowl que está al medio de la mesa. Observo a la bella Lady Katrina y le ofrezco esa, estirando el brazo- ¿Quiere una también? -De hecho, aprovecho de llenar mis bolsillos de manzanas...
- ¿Esto? Sí, así es. -contesto sujetando una de las puntas de la toalla con la mano libre. De pronto me doy cuenta que estoy sin camisa delante suyo. ¿Debería tener pudor si fuera humano? Por lo que he visto, sólo los aldeanos humildes andan por la villa sin camisa, sin embargo en alta mar nosotros lo hacíamos casi todo el tiempo que hacía mucho calor. Aunque quiera ocultar que soy pirata, no veo nada contra ser un aldeano humilde, por lo que decido no cubrirme, por lo menos no dentro de la cabaña que es mi hogar ahora.- La verdad es que no hace mucho que desperté, que hoy es mi día libre, y me he aseado.
Mis palabras suenan raras, como justificativa, pero... ¿de qué? Nuevamente, ¿hice algo malo? Quizás debí haberme puesto una camisa antes de abrir la puerta... Pero ahora ya es tarde de todas maneras. Voy a abrir mi hocico para complementar mi respuesta, cuando ella, más rápida que yo, me informa que Shana ha salido con los niños. Yo asiento con la cabeza, ya que toda ausencia de Shana es pasto para mis oídos. Sin embargo me quedo con el hocico abierto cuando sus palabras siguientes son una oferta para comer juntos.
Tardo un rato en sonreír, no por no gustarme la idea, sino por lo raro de tanta cosa buena junta de una vez. Pero cuando sonrío... ¡mi hocico se abre por completo!
- Con gusto le daré clases hoy: realmente el día será caluroso y perfecto para que no sienta tanto frío en el agua del río. Por favor, siéntese aqui mientras me termino de arreglar. -digo acercando una silla y dejando el canasto arriba de la mesa. De inmediato voy a buscar la camisa bonita con que llegué a trabajar acá. Obvio que ahora está limpia, y aunque es demasiado lujosa para la ocasión, quiero estar bonito para ella.- Si no tiene una ruta trazada, creo que ya sé por donde iremos al río para la clase.
Termino de abotonarme la camisa y pongo las manos mojadas sobre mi crin, para darle forma. Como poney no hacía eso, pero desde que soy humano es algo que he adoptado.
- Listo, vam... -me detengo de pronto, tomando una manzana desde un bowl que está al medio de la mesa. Observo a la bella Lady Katrina y le ofrezco esa, estirando el brazo- ¿Quiere una también? -De hecho, aprovecho de llenar mis bolsillos de manzanas...
Re: Mañana junto al río -Paul-
- Con gusto le daré clases hoy: realmente el día será caluroso y perfecto para que no sienta tanto frío en el agua del río. Por favor, siéntese aqui mientras me termino de arreglar.
Asiento, feliz de que haya aceptado mi invitación, mientras me siento a esperar. Por un momento pensé que toda la maniobra de sacar a Shana de la finca fue inútil y de verdad tendría que ir a trabajar.
-Como guste, no había pensado en un camino fijo. - respondo, ya relajada. Esperaba una salida más bien espontánea...
Miro la pequeña cabaña, acogedora comparada con mi propia casa. Pero bueno, cada casa es o no acogedora dependiendo de quien viva en ella. Padre tenía un castillo prácticamente entre las montañas y nunca lo vi como algo frío. Y Paul tenía un algo que parecía iluminar su hogar con solo su presencia.
Acepto la manzana, dándole un pequeño mordisco. Una vez que trago, le indico la canasta. -¿Por qué no las guardas ahí?
Para que no estuviera incomodo, digo yo. Me levanto manzana en mano, cuidando que la falda siga donde debe. Cubriendo los tobillos.
-¿Vamos entonces? ¡Hay que aprovechar el día!
Salí primero, para ver si había algún campesino esperando fuera. No que me molestara ser vista junto a Paul, después de todo era mi capataz, pero una cosa era que nos vieran un día cualquiera, yo vestida de negro, y otra vernos con pintas de salir juntos.
Los rumores podían llegar a Shana o aun peor, a la madre de Kris. No quería terminar sin casa ni finca, gracias.
El destino parecía querer sonreírnos, no había nadie a la vista. Esperaba que esto siguiera así todo el camino.
-Creo que lo mejor sería ir caminando, ¿no cree? - digo cuando siento que sale también.
Asiento, feliz de que haya aceptado mi invitación, mientras me siento a esperar. Por un momento pensé que toda la maniobra de sacar a Shana de la finca fue inútil y de verdad tendría que ir a trabajar.
-Como guste, no había pensado en un camino fijo. - respondo, ya relajada. Esperaba una salida más bien espontánea...
Miro la pequeña cabaña, acogedora comparada con mi propia casa. Pero bueno, cada casa es o no acogedora dependiendo de quien viva en ella. Padre tenía un castillo prácticamente entre las montañas y nunca lo vi como algo frío. Y Paul tenía un algo que parecía iluminar su hogar con solo su presencia.
Acepto la manzana, dándole un pequeño mordisco. Una vez que trago, le indico la canasta. -¿Por qué no las guardas ahí?
Para que no estuviera incomodo, digo yo. Me levanto manzana en mano, cuidando que la falda siga donde debe. Cubriendo los tobillos.
-¿Vamos entonces? ¡Hay que aprovechar el día!
Salí primero, para ver si había algún campesino esperando fuera. No que me molestara ser vista junto a Paul, después de todo era mi capataz, pero una cosa era que nos vieran un día cualquiera, yo vestida de negro, y otra vernos con pintas de salir juntos.
Los rumores podían llegar a Shana o aun peor, a la madre de Kris. No quería terminar sin casa ni finca, gracias.
El destino parecía querer sonreírnos, no había nadie a la vista. Esperaba que esto siguiera así todo el camino.
-Creo que lo mejor sería ir caminando, ¿no cree? - digo cuando siento que sale también.
Re: Mañana junto al río -Paul-
[justify]- Como usted diga, es sólo que por esa ruta podemos ir más rápido, para aprovechar bien la luz del sol. -Será primavera, pero el agua aún no está taaan tibia como quisiera uno.
Sonrío nuevamente al ver que ella no sólo acepta de inmediato la manzana, sino que la muerde enseguida. Observo la pequeña espuma que surge en sus labios por razón del jugo de la manzana, y siento crecer unas ganas locas de saborear sus lab... ¡No, no puedo pensar eso! Ni me doy cuenta que sigo poniendo manzanas sin parar.
-¿Por qué no las guardas ahí? -dice Lady Katrina apuntando al canasto. En un principio, no le entiendo, pero luego, al ver que puse demasiadas manzanas en mis bolsillos, sonrío algo torpe y le hago caso:
- Es una buena idea... -digo por decir algo, rápidamente llenando el canasto. En ese momento ella se levanta y yo, tras amarrar mi espada a la cintura, la sigo y cierro la puerta.- ¡Por supuesto! La propia caminata servirá para calentar el cuerpo antes de nadar.
Miro alrededor y, como buen día de descanso, todos parecen haberse quedado durmiendo más tiempo. Todos menos la hermosa dama que está a mi lado: ¿Cómo puede ser que haya tenido tanta suerte de encontrar este empleo? Doy un resoplido alegre antes de indicarle el camino:
- Por aquél lado llegaremos más rápido a la parte del riachuelo que creo que será perfecta para que usted empiece a flotar. -Digo contento de conocer razonablemente bien las tierras de la finca. Y sería un pésimo pirata si no me orientara a estas alturas, que el ir y venir entre las plantaciones es muy semejante a los momentos cuando enterrábamos y desenterrábamos tesoros en el bosque.
Ya me iba a venir un ataque de nostalgia cuando el destello del sol en la suave crin de Lady Katrina me distrae por completo de ello: Aún hecho de menos la vida en altamar sin embargo... cada vez siento más fuerte la pregunta de si pudiera regresar ahora, ¿abandonaría todo por aquí?
- Cuando lleguemos al agua, empezaré con ejercicios para abrir y cerrar el hocico, ¡Digo! ¡La boca! -siento el rostro rojo, pero evito mirarla aunque me muera de miedo de que se haya enojado conmigo. Suelto resoplidos nerviosos antes de seguir- Porque el cuerpo es como si fuera una embarcación, el agua no debe entrar para que se mantenga a flote.
Sonrío nuevamente al ver que ella no sólo acepta de inmediato la manzana, sino que la muerde enseguida. Observo la pequeña espuma que surge en sus labios por razón del jugo de la manzana, y siento crecer unas ganas locas de saborear sus lab... ¡No, no puedo pensar eso! Ni me doy cuenta que sigo poniendo manzanas sin parar.
-¿Por qué no las guardas ahí? -dice Lady Katrina apuntando al canasto. En un principio, no le entiendo, pero luego, al ver que puse demasiadas manzanas en mis bolsillos, sonrío algo torpe y le hago caso:
- Es una buena idea... -digo por decir algo, rápidamente llenando el canasto. En ese momento ella se levanta y yo, tras amarrar mi espada a la cintura, la sigo y cierro la puerta.- ¡Por supuesto! La propia caminata servirá para calentar el cuerpo antes de nadar.
Miro alrededor y, como buen día de descanso, todos parecen haberse quedado durmiendo más tiempo. Todos menos la hermosa dama que está a mi lado: ¿Cómo puede ser que haya tenido tanta suerte de encontrar este empleo? Doy un resoplido alegre antes de indicarle el camino:
- Por aquél lado llegaremos más rápido a la parte del riachuelo que creo que será perfecta para que usted empiece a flotar. -Digo contento de conocer razonablemente bien las tierras de la finca. Y sería un pésimo pirata si no me orientara a estas alturas, que el ir y venir entre las plantaciones es muy semejante a los momentos cuando enterrábamos y desenterrábamos tesoros en el bosque.
Ya me iba a venir un ataque de nostalgia cuando el destello del sol en la suave crin de Lady Katrina me distrae por completo de ello: Aún hecho de menos la vida en altamar sin embargo... cada vez siento más fuerte la pregunta de si pudiera regresar ahora, ¿abandonaría todo por aquí?
- Cuando lleguemos al agua, empezaré con ejercicios para abrir y cerrar el hocico, ¡Digo! ¡La boca! -siento el rostro rojo, pero evito mirarla aunque me muera de miedo de que se haya enojado conmigo. Suelto resoplidos nerviosos antes de seguir- Porque el cuerpo es como si fuera una embarcación, el agua no debe entrar para que se mantenga a flote.
Re: Mañana junto al río -Paul-
- ¡Por supuesto! La propia caminata servirá para calentar el cuerpo antes de nadar.
Aunque no entiendo bien la parte de calentar el cuerpo porque bueno, el agua debe estar fría y calentar algo que luego se va a enfriar me resulta raro, no digo nada. Se supone que él es el experto en esto de nadar, así que pienso seguirlo en lo que diga que debo hacer para aprender ese arte que es flotar en el agua.
- Cuando lleguemos al agua, empezaré con ejercicios para abrir y cerrar el hocico, ¡Digo! ¡La boca! - levanto una ceja, divertida. Ya estaba comenzando a acostumbrarme a esos lapsus de Paul, donde nombraba las cosas como si de un animal parlante se tratara. Además que es lindo verlo tan sonrojado. - Porque el cuerpo es como si fuera una embarcación, el agua no debe entrar para que se mantenga a flote.
Asiento, tomándolo del brazo y caminando a su lado. Después de todo, estábamos "saliendo", no hay nadie a la vista, Shana está al otro extremo de Marshovia... ¡Hay que aprovechar!
-Y si logro mantener la boca cerrada, ¿luego que sigue? ¿Ahí debería poder nadar?
Sigo tranquila, cuidando mantener el ritmo de mi compañero. La mañana realmente es agradable, cosa que me alegra. Son esos días donde tengo una temperatura "normal", junto a una sensación de tranquilidad. O tal vez estaba medio ida... Siempre en los días medianamente calurosos mi cuerpo entra en un estado de letargo.
Mejor me pongo a hablar, antes de que comience a dejar de escuchar lo que pasaba a mi alrededor.
-Y bueno, ¿Qué ha hecho los días libres anteriores? - pregunto, curiosa. --No recuerdo haberlo visto... ¡No que lo buscara! Bueno, no tiene que responder si no quiere...
Me siento un poco tonta, debería poder hablar tranquila con él, pero es que los nervios a veces me sueltan demasiado la lengua y comienzo a decir tonterías.
Aunque no entiendo bien la parte de calentar el cuerpo porque bueno, el agua debe estar fría y calentar algo que luego se va a enfriar me resulta raro, no digo nada. Se supone que él es el experto en esto de nadar, así que pienso seguirlo en lo que diga que debo hacer para aprender ese arte que es flotar en el agua.
- Cuando lleguemos al agua, empezaré con ejercicios para abrir y cerrar el hocico, ¡Digo! ¡La boca! - levanto una ceja, divertida. Ya estaba comenzando a acostumbrarme a esos lapsus de Paul, donde nombraba las cosas como si de un animal parlante se tratara. Además que es lindo verlo tan sonrojado. - Porque el cuerpo es como si fuera una embarcación, el agua no debe entrar para que se mantenga a flote.
Asiento, tomándolo del brazo y caminando a su lado. Después de todo, estábamos "saliendo", no hay nadie a la vista, Shana está al otro extremo de Marshovia... ¡Hay que aprovechar!
-Y si logro mantener la boca cerrada, ¿luego que sigue? ¿Ahí debería poder nadar?
Sigo tranquila, cuidando mantener el ritmo de mi compañero. La mañana realmente es agradable, cosa que me alegra. Son esos días donde tengo una temperatura "normal", junto a una sensación de tranquilidad. O tal vez estaba medio ida... Siempre en los días medianamente calurosos mi cuerpo entra en un estado de letargo.
Mejor me pongo a hablar, antes de que comience a dejar de escuchar lo que pasaba a mi alrededor.
-Y bueno, ¿Qué ha hecho los días libres anteriores? - pregunto, curiosa. --No recuerdo haberlo visto... ¡No que lo buscara! Bueno, no tiene que responder si no quiere...
Me siento un poco tonta, debería poder hablar tranquila con él, pero es que los nervios a veces me sueltan demasiado la lengua y comienzo a decir tonterías.
Re: Mañana junto al río -Paul-
Nuevamente ella toma mi brazo, de una manera tan natural que pareciera que llevamos juntos toda una vida, aunque no haga mucho que nos conocemos. Yo disfruto su cercanía, demasiado contento como para pensar en nada más que en ella.
- Y si logro mantener la boca cerrada, ¿luego que sigue? ¿Ahí debería poder nadar?
- Una vez que ya no tragues agua y tampoco te hundas, aprenderás a usar tus extremidades para moverte en el agua. -Digo tranquilo, pero la expresión de la bella dama me fuerza a completar enseguida- ¡Es muy fácil! ¡Como si fueras una canoa y los brazos y piernas son los remos!
Sigue un poco de silencio... ¿Se habrá enojado conmigo? Sólo espero que no desista de las clases. ¡Es tan bueno nadar! De seguro que cuando entre al agua no cambiará de idea, sólo debo concentrarme en que no se arrepienta antes...
Estoy en esos pensamientos cuando ella me pregunta por mis días libres. La miro, curioso por saber cuál es su interés en ello, pero mi hocico no tarda en ponerse en acción:
- Siempre voy a la aldea de Marshovia, que no puedo ir más lejos para poder regresar a tiempo, y tampoco la idea es cansarme demasiado en mi día descanso. -sus ojos me dicen que eso no es suficiente, por lo que sigo, obediente- Voy a la posada del Poney Pisador, a la taberna del Patito Cobijador, también a la orilla del mar...
Ahora me callo, porque si sigo hablando del mar se me escapará mi nostalgia de la vida como pirata... De pronto me acuerdo de las rescatadas Ari, Elena, Balbina... ¿Le cuento eso a Lady Katrina? Me quedo en la duda, mirándola a los ojos. No hice nada malo, pero en realidad las encontré durante las noches de fuga, cuando un buen capataz debiera estar descansando, yo huía para relajarme con Neptuno... Mejor no le cuento nada de eso tampoco, o creerá que no me gusta trabajar aquí.
- Y si logro mantener la boca cerrada, ¿luego que sigue? ¿Ahí debería poder nadar?
- Una vez que ya no tragues agua y tampoco te hundas, aprenderás a usar tus extremidades para moverte en el agua. -Digo tranquilo, pero la expresión de la bella dama me fuerza a completar enseguida- ¡Es muy fácil! ¡Como si fueras una canoa y los brazos y piernas son los remos!
Sigue un poco de silencio... ¿Se habrá enojado conmigo? Sólo espero que no desista de las clases. ¡Es tan bueno nadar! De seguro que cuando entre al agua no cambiará de idea, sólo debo concentrarme en que no se arrepienta antes...
Estoy en esos pensamientos cuando ella me pregunta por mis días libres. La miro, curioso por saber cuál es su interés en ello, pero mi hocico no tarda en ponerse en acción:
- Siempre voy a la aldea de Marshovia, que no puedo ir más lejos para poder regresar a tiempo, y tampoco la idea es cansarme demasiado en mi día descanso. -sus ojos me dicen que eso no es suficiente, por lo que sigo, obediente- Voy a la posada del Poney Pisador, a la taberna del Patito Cobijador, también a la orilla del mar...
Ahora me callo, porque si sigo hablando del mar se me escapará mi nostalgia de la vida como pirata... De pronto me acuerdo de las rescatadas Ari, Elena, Balbina... ¿Le cuento eso a Lady Katrina? Me quedo en la duda, mirándola a los ojos. No hice nada malo, pero en realidad las encontré durante las noches de fuga, cuando un buen capataz debiera estar descansando, yo huía para relajarme con Neptuno... Mejor no le cuento nada de eso tampoco, o creerá que no me gusta trabajar aquí.
Re: Mañana junto al río -Paul-
Bien, si él dice que no es difícil solo me queda creerle, porque con el tiempo he decidido creerle todo lo que me dice.
-No estoy segura si quiero ser una canoa, creo que me vería un poco gorda - digo tranquila, medio en broma medio en serio. -Y no sé si quiero pasar por la parte de hundirme y tragar agua, espero que sepas agarrarme.
Claro, tiene sentido que pase su tiempo en la aldea, después de todo tiene derecho a alejarse de la finca por un rato y descansar de esas obligaciones que hasta a mi me hartan. Pero yo era la dueña y no podía darme una escapada tan seguido.
Para mi, Marshovia era sinónimo de negocios, de ir al Pony Pisador a vender a las hermanas Bimbette, de ir con otros condes a vender las botellas más finas, de pasar al palacio... entre otros. Lo único que no hago es estar cerca del mar, el temor que le tengo me lo impide.
-Comprendo, me parece muy bien que descanse, a veces la finca puede ser un poco agotadora- a veces muy seguido, pero si sigue aquí trabajando debe ser capaz de aguantar esa presión, que en el fondo no dura todo el año -No conozco la taberna, aunque también vendemos ahí tengo empleados que se encargan de llevar la mercancía. Solo voy al Pony Pisador porque me agrada Babette y sus hermanas...
Y a Shana no le parece correcto que venda personalmente en ese tipo de locales, ya que tampoco siento curiosidad por eso, pues lo acepto.
No estoy segura si preguntarle por la playa, pues hasta oír su mención me hace desear salir corriendo en dirección contraria. Pero lo contraté sabiendo que era un marinero, así que supongo que tendré que acostumbrarme en algún momento a sus historias. Si mis hijos lo aceptaban... Pero mis niños eran normales.
Cuando me mira, presiento que tiene alguna cosa guardada. No entiendo por qué me duele. Creo que es porque quiero saberlo todo, todo sobre él. Incluso esos secretos.
Pero comienzo a cambiar de idea cuando pienso que él también debería saber mis propios secretos. Y no estoy segura que vaya a aceptarme así, pues solo Kristoff fue capaz de hacerlo...
Decido dejarlo pasar. Ya estoy bastante ida para seguir con eso...
Suelto una risita. Creo que debimos salir otro día, más fresco. Esto del calor me deja indefensa y estoy segura que me soltará la lengua, por mucho que no quiera.
-¿Sabes bailar, Paul? - pregunto de pronto, recordando vagamente los tiempos en que bailaba con el muerto. Era un buen bailarín, pero muy demandante. Y yo, pues... tenía dos pies izquierdos. Deberíamos bailar un día...
-No estoy segura si quiero ser una canoa, creo que me vería un poco gorda - digo tranquila, medio en broma medio en serio. -Y no sé si quiero pasar por la parte de hundirme y tragar agua, espero que sepas agarrarme.
Claro, tiene sentido que pase su tiempo en la aldea, después de todo tiene derecho a alejarse de la finca por un rato y descansar de esas obligaciones que hasta a mi me hartan. Pero yo era la dueña y no podía darme una escapada tan seguido.
Para mi, Marshovia era sinónimo de negocios, de ir al Pony Pisador a vender a las hermanas Bimbette, de ir con otros condes a vender las botellas más finas, de pasar al palacio... entre otros. Lo único que no hago es estar cerca del mar, el temor que le tengo me lo impide.
-Comprendo, me parece muy bien que descanse, a veces la finca puede ser un poco agotadora- a veces muy seguido, pero si sigue aquí trabajando debe ser capaz de aguantar esa presión, que en el fondo no dura todo el año -No conozco la taberna, aunque también vendemos ahí tengo empleados que se encargan de llevar la mercancía. Solo voy al Pony Pisador porque me agrada Babette y sus hermanas...
Y a Shana no le parece correcto que venda personalmente en ese tipo de locales, ya que tampoco siento curiosidad por eso, pues lo acepto.
No estoy segura si preguntarle por la playa, pues hasta oír su mención me hace desear salir corriendo en dirección contraria. Pero lo contraté sabiendo que era un marinero, así que supongo que tendré que acostumbrarme en algún momento a sus historias. Si mis hijos lo aceptaban... Pero mis niños eran normales.
Cuando me mira, presiento que tiene alguna cosa guardada. No entiendo por qué me duele. Creo que es porque quiero saberlo todo, todo sobre él. Incluso esos secretos.
Pero comienzo a cambiar de idea cuando pienso que él también debería saber mis propios secretos. Y no estoy segura que vaya a aceptarme así, pues solo Kristoff fue capaz de hacerlo...
Decido dejarlo pasar. Ya estoy bastante ida para seguir con eso...
Suelto una risita. Creo que debimos salir otro día, más fresco. Esto del calor me deja indefensa y estoy segura que me soltará la lengua, por mucho que no quiera.
-¿Sabes bailar, Paul? - pregunto de pronto, recordando vagamente los tiempos en que bailaba con el muerto. Era un buen bailarín, pero muy demandante. Y yo, pues... tenía dos pies izquierdos. Deberíamos bailar un día...
Re: Mañana junto al río -Paul-
-No estoy segura si quiero ser una canoa, creo que me vería un poco gorda. Y no sé si quiero pasar por la parte de hundirme y tragar agua, espero que sepas agarrarme. -Me río de buena gana de las ocurrencias de Lady Katrina:
- ¿Gorda? ¡Usted no tiene nada de gorda, es entera linda! -digo antes de sonrojarme, ¡porque dije cosas que no debiera! Y claro, rápidamente trato de corregirme- El río no es hondo, así que cualquier cosa usted sólo tiene que estirar las piernas y levantarse. Pero claro que estaré a su lado para sujetarla.
Sigue un silencio, largo para mí, pero ella no deja de sujetarse en mi brazo, lo que me hace caminar incluso más liviano, a pesar de la presión de no hablar torpezas jugar siempre en mi contra.
De hecho, ella rompe el silencio con una nueva pregunta, que respondo al instante, contando todo sobre mis días libres... Bueno, casi todo en realidad.
-No conozco la taberna, aunque también vendemos ahí tengo empleados que se encargan de llevar la mercancía. Solo voy al Pony Pisador porque me agrada Babette y sus hermanas...
Había olvidado que a Lady Katrina le agradan las hermanas Bimbette, siendo que fue allá donde ella me entrevistó para este empleo... Un nuevo silencio llega a nuestra caminata, mientras yo pienso si algún día le diré todo lo referente a las naufragas, a mi vida antes de ser capataz, que mi forma original no es humana... Incluso recuerdo de pronto a Gruñón y Ela, personas que representan ese asunto raro de Guardianes, Rebeldes y Durmientes, del cual no entendí mucho aún...
Pero a mi lado tengo a mi bella patrona, caminando a mi lado en un bello día soleado, y todas esas cosas pasan a segundo plano. Respiro hondo antes de abrir mi hocico para hablar de cosas agradables... Podría hablar de ella, de como los rayos de sol que logran esquivar las hojas brillan más lindos sobre su crin, o como su olor me recuerda un bosque de mi infancia... ¡Pero debo aprender a no decir todo lo que hablo! Respiro hondo antes de tratar de retomar la conversación anterior y evitar hablar lo que estoy pensando realmente:
- Hablando del Poney Pisador, ¡Babette y Rosette son chicas excelentes! No he tenido ocasión de conocer mucho a Cosette, pero ellas son de esas pocas personas en las que uno puede confiar, ¿verdad? Y saben como hacer una fiesta animada: ¡Debiera ver en sus tertulias, siempre hay música buena, mucha comida y cevada! -digo recordando las noches en tierra firme, con mis colegas piratas.
-¿Sabes bailar, Paul? Deberíamos bailar un día... -dice de pronto, y casi detengo mis pasos para observarla mejor. ¿Lo dice en serio? Miro sus ojos, brillantes y vivos, pero no logro ver burlas ni mentiras en ellos:
- Yo bailo mucho, no sé decir si lo hago bien, pero mis patas se mueven solas cuando oigo buena música. -digo algo avergonzado. ¿Pero por qué siento vergüenza? En realidad es miedo... Miedo a no poder bailar con ella. Al fin y al cabo, sólo soy un empleado.- Las tertulias se realizan tarde, pero si usted quiere ir a alguna, podríamos pedir que algunos de los peones fueran como guardias... Soy bueno en la espada, pero nada debe quedar al azar respecto a su seguridad. -¿Sería aceptable eso en la posada? ¿O en cualquier lugar? ¿Yo bailar con ella? De seguro a Shana le da un ataque, pero a ella todo le da un ataque. Me preocupan más los demás empleados, que me tratan bien y respetan como capataz, pero con toda la razón podrían rechazarme por hacer cosas equivocadas. ¡Soy más cercano a ellos que a Lady Katrina!
Off: Si quieres, podemos llegar al río en el próximo post.
- ¿Gorda? ¡Usted no tiene nada de gorda, es entera linda! -digo antes de sonrojarme, ¡porque dije cosas que no debiera! Y claro, rápidamente trato de corregirme- El río no es hondo, así que cualquier cosa usted sólo tiene que estirar las piernas y levantarse. Pero claro que estaré a su lado para sujetarla.
Sigue un silencio, largo para mí, pero ella no deja de sujetarse en mi brazo, lo que me hace caminar incluso más liviano, a pesar de la presión de no hablar torpezas jugar siempre en mi contra.
De hecho, ella rompe el silencio con una nueva pregunta, que respondo al instante, contando todo sobre mis días libres... Bueno, casi todo en realidad.
-No conozco la taberna, aunque también vendemos ahí tengo empleados que se encargan de llevar la mercancía. Solo voy al Pony Pisador porque me agrada Babette y sus hermanas...
Había olvidado que a Lady Katrina le agradan las hermanas Bimbette, siendo que fue allá donde ella me entrevistó para este empleo... Un nuevo silencio llega a nuestra caminata, mientras yo pienso si algún día le diré todo lo referente a las naufragas, a mi vida antes de ser capataz, que mi forma original no es humana... Incluso recuerdo de pronto a Gruñón y Ela, personas que representan ese asunto raro de Guardianes, Rebeldes y Durmientes, del cual no entendí mucho aún...
Pero a mi lado tengo a mi bella patrona, caminando a mi lado en un bello día soleado, y todas esas cosas pasan a segundo plano. Respiro hondo antes de abrir mi hocico para hablar de cosas agradables... Podría hablar de ella, de como los rayos de sol que logran esquivar las hojas brillan más lindos sobre su crin, o como su olor me recuerda un bosque de mi infancia... ¡Pero debo aprender a no decir todo lo que hablo! Respiro hondo antes de tratar de retomar la conversación anterior y evitar hablar lo que estoy pensando realmente:
- Hablando del Poney Pisador, ¡Babette y Rosette son chicas excelentes! No he tenido ocasión de conocer mucho a Cosette, pero ellas son de esas pocas personas en las que uno puede confiar, ¿verdad? Y saben como hacer una fiesta animada: ¡Debiera ver en sus tertulias, siempre hay música buena, mucha comida y cevada! -digo recordando las noches en tierra firme, con mis colegas piratas.
-¿Sabes bailar, Paul? Deberíamos bailar un día... -dice de pronto, y casi detengo mis pasos para observarla mejor. ¿Lo dice en serio? Miro sus ojos, brillantes y vivos, pero no logro ver burlas ni mentiras en ellos:
- Yo bailo mucho, no sé decir si lo hago bien, pero mis patas se mueven solas cuando oigo buena música. -digo algo avergonzado. ¿Pero por qué siento vergüenza? En realidad es miedo... Miedo a no poder bailar con ella. Al fin y al cabo, sólo soy un empleado.- Las tertulias se realizan tarde, pero si usted quiere ir a alguna, podríamos pedir que algunos de los peones fueran como guardias... Soy bueno en la espada, pero nada debe quedar al azar respecto a su seguridad. -¿Sería aceptable eso en la posada? ¿O en cualquier lugar? ¿Yo bailar con ella? De seguro a Shana le da un ataque, pero a ella todo le da un ataque. Me preocupan más los demás empleados, que me tratan bien y respetan como capataz, pero con toda la razón podrían rechazarme por hacer cosas equivocadas. ¡Soy más cercano a ellos que a Lady Katrina!
Off: Si quieres, podemos llegar al río en el próximo post.
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