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Espadas de madera y muñecas de trapo [Flashback, Hans, Blanca, Seiyu y Noligma]
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Espadas de madera y muñecas de trapo [Flashback, Hans, Blanca, Seiyu y Noligma]
Lugar: Palacio de Arendelle
Momento: Invierno, un año antes de que las puertas de Arendelle se cerrasen por completo
La nieve caía en el exterior creando un espectáculo hermoso, pintando de blanco con sutiles pinceladas los árboles, los cuales emulaban enormes plantas de algodón bañadas por las nubes, que habían decidido hacer una visita a la tierra, besándola con su frío tacto. Los cristales de la ventana estaban ligeramente empañados, pero la mano de la niña los frotó para poder ver mejor como los copos eran mecidos por el viento invernal hasta caer, acumulándose en montículos desiguales de aspecto esponjoso. Esbozó una sonrisilla infantil en el momento en el que el vidrio volvió a volverse turbio, y se apartó para seguir con su camino, con su muñeca de trapo rubia bajo el brazo. Tenía un gran pasillo ante ella, adornado con los grandes ventanales que daban al exterior, y con filigranas doradas a medio metro del suelo, que separaban una cubierta de madera del papel que la revestía hasta el techo, donde se confundía con las cortinas de seda, moradas y verdes, los colores de la casa real de Arendelle. Cuadros y tapices se mostraban el la pared opuesta, representando diferentes escenas, mitológicas o simplemente antiguos antepasados de la familia, que la observaban desde las alturas con sus perpetuas miradas. Una larga alfombra se perdía hacia el fondo, un camino a seguir por sus pies, que no parecían ir hacia ningún rumbo concreto.
Anna todavía estaba enfrascada con los deberes, y seguiría así hasta que cayese el anochecer. Era demasiado revoltosa, y la institutriz le había prohibido abandonar los aposentos hasta que hubiese aprendido a pronunciar correctamente la “R”, cosa que parecía ser toda una proeza imposible para la pequeña princesita, de cuatro años, que a esa edad ya despuntaba maneras de ser una auténtica negada para el estudio. Por lo tanto, Elsa, de siete, no podría disfrutar de su compañía esa tarde, algo que lamentaba profundamente. Había tratado de ayudarla a escondidas, pero la señorita Olsen era muy estricta al respecto, y la joven primogénita había acabado fuera en cuanto terminó sus deberes. “Para que no entretengas a tu hermana” Había dicho. De nada había servido tratar de ganar tiempo. Ahora tenía ante ella el palacio entero, y nadie con quien poder jugar… Había logrado que Gerda le trajese un par de bizcochos de chocolate, aún calientes por su reciente horneado y guardados en una servilleta de tela blanca, y pensaba pasarle uno de ellos a la pequeña en cuando fuese libre, ya que también había sido castigada sin merienda, algo que consideraba sumamente injusto. Lamentablemente para ese entonces ya estarían fríos, y su sabor no sería el mismo.
Tampoco podía ir con sus padres. Su corta edad le impedía participar en los eventos reales, y ese día los reyes andaban bastante ocupados con una visita planificada de los reyes de un reino vecino… La princesa Elsa no sabía el nombre, sólo que traían muchos príncipes con ellos… Eso en sí era toda una novedad, pero igualmente las dejaban excluidas tanto a su hermanita como a ella, pues la mayoría de los infantes rozaban la adolescencia, por no hablar de esa eterna e invisible línea que separaba a las niñas de los niños.
Re: Espadas de madera y muñecas de trapo [Flashback, Hans, Blanca, Seiyu y Noligma]
- ¡AHRG! - Gritó un niño, mientras deambulaba confuso por en medio de un largo pasillo. Hacía apenas unos minutos, se encontraba sentado junto a una chimenea en un enorme salón comedor. Sus hermanos no querían hacerle partícipe de sus juegos, llegando a verse en la obligación de apartarse a un lado para observarles jugar a las justas de caballeros. El había preparado su espada de madera a lo largo del viaje al palacio, pensando que la visita sería larga y que sus hermanos accederían a jugar junto a él.
Aburrido de esperar, decidió aventurarse en solitario por los recodos inexplorados de aquella mansión... hasta que apenas dado unos pasos se percatara de que se había perdido por completo. Todos los pasillos le resultaban similares, y los sonidos amortiguados del exterior no le permitían guiarse con exactitud. Hubiera jurado que había pasado varias veces por delante de la misma puerta, antes de caer ante la desesperación y empezar a patear una de las paredes cercanas. Ya era la hora de la merienda, empezaba a tener hambre y no sabía cuándo volvería a ver a su familia. Por unos momentos, temió acabar perdido para siempre en la profundidad de aquel lugar, viéndose en la necesidad de reprimir unas lagrimas que ya le habían empañado sus vista.
Zarandeó la espada de un lado a otro, justo antes de girar por una de las esquinas. El agobio le consumía. Estaba distraído observando el techo, justo en el momento en que se chocara de cruces con algo vivo. Perdió el equilibrio, cayendo hacia atrás y golpeándose en el culo. No pudo evitar soltar un gemido de protesta, mientras de volvía a levantar enrabietado con intención de encarar a aquél demonio que había osado interponerse en su camino.
No contuvo su asombro, en el momento en que descubriera que se trataba de una niña, un poco más pequeña que él.
Aburrido de esperar, decidió aventurarse en solitario por los recodos inexplorados de aquella mansión... hasta que apenas dado unos pasos se percatara de que se había perdido por completo. Todos los pasillos le resultaban similares, y los sonidos amortiguados del exterior no le permitían guiarse con exactitud. Hubiera jurado que había pasado varias veces por delante de la misma puerta, antes de caer ante la desesperación y empezar a patear una de las paredes cercanas. Ya era la hora de la merienda, empezaba a tener hambre y no sabía cuándo volvería a ver a su familia. Por unos momentos, temió acabar perdido para siempre en la profundidad de aquel lugar, viéndose en la necesidad de reprimir unas lagrimas que ya le habían empañado sus vista.
Zarandeó la espada de un lado a otro, justo antes de girar por una de las esquinas. El agobio le consumía. Estaba distraído observando el techo, justo en el momento en que se chocara de cruces con algo vivo. Perdió el equilibrio, cayendo hacia atrás y golpeándose en el culo. No pudo evitar soltar un gemido de protesta, mientras de volvía a levantar enrabietado con intención de encarar a aquél demonio que había osado interponerse en su camino.
No contuvo su asombro, en el momento en que descubriera que se trataba de una niña, un poco más pequeña que él.
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Hans C. Andersen
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Re: Espadas de madera y muñecas de trapo [Flashback, Hans, Blanca, Seiyu y Noligma]
La niña lo vio venir, pero él iba tan distraído y tan deprisa, que no pudo maniobrar a tiempo para esquivarlo. El choque, bastante tonto, le hizo perder el equilibrio, y tubo que pugnar por dejar caer los pastelitos o a su muñeca, ya que no podía sostenerlos a ambos a la vez en sus pequeñas manitas... Como no quería ver la cara de desilusión de Anna por quedarse sin su bizcocho, se apresuró a agarrar fuertemente la servilleta para protegerla del suelo en vez de a su juguete, mientras caía hacia atrás sobre su propio trasero. Cuando logró ponerse en pie, se agachó para recuperar a su muñeca, unos centímetros a su derecha, agarrándola por su cuerpecito blando. La acunó entre sus brazos, compensando así el hecho de haberla dejado caer como si verdaderamente hubiese resultado herida.
-Perdóname Poppy-Susurró, acariciándole tiernamente su cabeza de lana. No se había ensuciado, por suerte. La princesa Elsa se fijó entonces en el niño y se dio cuenta de que no lo conocía, ¿Seria uno de los príncipes que estaban de visita? Poco probable. No tenía pinta de príncipe, pues ese concepto estaba extrapolado por sus ideas infantiles, y su aspecto no terminaba de encajar con la idea preconcebida de la menor. Normalmente las princesas eran pelirrojas o rubias, como su hermana y ella; y los príncipes rubios o morenos, no pelirrojos...Llevaba una espada de madera consigo, y sus ropas eran elegantes, como si fuese un soldadito, aunque claro, era muy joven. Pero a pesar de que no serían más de dos años de diferencia lo que los separasen, para Elsa ese niño era un gigante-Eres un bruto-Protestó, dando una patada al suelo con disgusto y mirándolo con cara de pocos amigos, comprendiendo que no tenía intenciones de disculparse con ella.
-Perdóname Poppy-Susurró, acariciándole tiernamente su cabeza de lana. No se había ensuciado, por suerte. La princesa Elsa se fijó entonces en el niño y se dio cuenta de que no lo conocía, ¿Seria uno de los príncipes que estaban de visita? Poco probable. No tenía pinta de príncipe, pues ese concepto estaba extrapolado por sus ideas infantiles, y su aspecto no terminaba de encajar con la idea preconcebida de la menor. Normalmente las princesas eran pelirrojas o rubias, como su hermana y ella; y los príncipes rubios o morenos, no pelirrojos...Llevaba una espada de madera consigo, y sus ropas eran elegantes, como si fuese un soldadito, aunque claro, era muy joven. Pero a pesar de que no serían más de dos años de diferencia lo que los separasen, para Elsa ese niño era un gigante-Eres un bruto-Protestó, dando una patada al suelo con disgusto y mirándolo con cara de pocos amigos, comprendiendo que no tenía intenciones de disculparse con ella.
- Off Hans:
- No, al dar la patada no se congela el suelo ¬¬, por si acaso lo piensas xD... Ten en cuenta que Elsa no tenía miedo de sus poderes cuando era tan pequeña, y no tenía fugas de "maná" tan pronunciadas.
Re: Espadas de madera y muñecas de trapo [Flashback, Hans, Blanca, Seiyu y Noligma]
Recuperó la compostura ante aquellas palabras tan duras, dirigidas contra su persona. ¿Cómo se atrevía a llamarlo de esa forma? Era evidente que se trataba de un príncipe y no de aquello que significara aquella palabra.
- ¡No soy un bruto! - Se defendió extendiendo los brazos al cielo de forma exagerada. - Soy un príncipe. ¿No lo ves? ¡Tengo gemelos en ambas mangas! - Señaló, como si aquel insignificante adorno fuera fundamental en la vestimenta de un príncipe. - ¡Y también una espada muy larga y poderosa! - Lanzó varias filigranas al aire, sintiéndose más importante que el mayor de los caballeros.
- Y tú... ¿Quién eres?- Preguntó.
- ¡No soy un bruto! - Se defendió extendiendo los brazos al cielo de forma exagerada. - Soy un príncipe. ¿No lo ves? ¡Tengo gemelos en ambas mangas! - Señaló, como si aquel insignificante adorno fuera fundamental en la vestimenta de un príncipe. - ¡Y también una espada muy larga y poderosa! - Lanzó varias filigranas al aire, sintiéndose más importante que el mayor de los caballeros.
- Y tú... ¿Quién eres?- Preguntó.
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Re: Espadas de madera y muñecas de trapo [Flashback, Hans, Blanca, Seiyu y Noligma]
Elsa miró con atención sus gemelos, y pensó que en el reino de ese príncipe debían ser todos muy pobres si la máxima expresión de su poder era llevar botones en las mangas. Si en Arendelle eso fuese así, todos sus criados pertenecerían a la realeza. Luego señaló su espada de madera, y se quedó un poco más conforme con los argumentos. Quizás sí que era pobre cuando no podía permitirse una de verdad. Eso no significaba que estuviese impresionada ante ese niño tan maleducado, que le hablaba como su fuese una cualquiera, no obstante la princesa hizo la debida reverencia, como le habían enseñado.
-Yo soy la princesa Elsa de Arendelle-Dijo un poco más cauta, con toda la educación que podía albergar con su corta edad, inculcada con las diarias clases de la señorita Olsen. Ella al menos no se sentía avergonzada de decir el nombre de su lugar de origen. Pobrecito-¿De donde eres tú?-Posiblemente era uno de esos niños que traían consigo los reyes visitantes… Si los otros doce eran iguales, prefería no tener que conocerlos. Le sacaba al menos una cabeza, y vestía de un regio color azul oscuro, con elegantes adornos en los hombros y botones dorados en la chaqueta. Su rostro no estaba exento de pecas que eran el símbolo inconfundible de su niñez, y su cabello cortado a tazón caía cobrizo sobre su frente.
-Yo soy la princesa Elsa de Arendelle-Dijo un poco más cauta, con toda la educación que podía albergar con su corta edad, inculcada con las diarias clases de la señorita Olsen. Ella al menos no se sentía avergonzada de decir el nombre de su lugar de origen. Pobrecito-¿De donde eres tú?-Posiblemente era uno de esos niños que traían consigo los reyes visitantes… Si los otros doce eran iguales, prefería no tener que conocerlos. Le sacaba al menos una cabeza, y vestía de un regio color azul oscuro, con elegantes adornos en los hombros y botones dorados en la chaqueta. Su rostro no estaba exento de pecas que eran el símbolo inconfundible de su niñez, y su cabello cortado a tazón caía cobrizo sobre su frente.
Re: Espadas de madera y muñecas de trapo [Flashback, Hans, Blanca, Seiyu y Noligma]
- Ho... - El niño se dio cuenta de su terrible error. La había tomado como la hija de uno de los criados, una don nadie a la que sorprender con su glorioso portento y su muestra de poder.
- Soy Hans... Hans de las islas del Sur. - Su voz sonó cargada de egocentrismo, como si nombrar su propio apellido invocara el recuerdo de grandes hazañas y futuras promesas. Se sentía claramente superior a cualquier príncipe o princesa que se le cruzara por su camino, y de mayor conseguiría demostrarlo.
Observó por primera vez a la niña, y se percató en el extraño color de su pelo. Le resultaba curioso, pues nunca había visto a nadie con tales tonalidades.
- Que rara eres. - Dijo cruzándose de brazos y escudriñándola con la mirada. - Tienes un pelo raro, nunca había visto un color como ese... ¡Oh! ¿Que es eso? - Señaló la coronilla de la niña, rozando con su indice los pelos de su flequillo. - ¡Una araña!
- Soy Hans... Hans de las islas del Sur. - Su voz sonó cargada de egocentrismo, como si nombrar su propio apellido invocara el recuerdo de grandes hazañas y futuras promesas. Se sentía claramente superior a cualquier príncipe o princesa que se le cruzara por su camino, y de mayor conseguiría demostrarlo.
Observó por primera vez a la niña, y se percató en el extraño color de su pelo. Le resultaba curioso, pues nunca había visto a nadie con tales tonalidades.
- Que rara eres. - Dijo cruzándose de brazos y escudriñándola con la mirada. - Tienes un pelo raro, nunca había visto un color como ese... ¡Oh! ¿Que es eso? - Señaló la coronilla de la niña, rozando con su indice los pelos de su flequillo. - ¡Una araña!
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Re: Espadas de madera y muñecas de trapo [Flashback, Hans, Blanca, Seiyu y Noligma]
Entonces era cierto que ese niño era uno de los príncipes de… ¿Cómo había dicho? Pero no se comportaba como tal, sino como un malcriado. La princesa Elsa apretó contra su pecho los brazos, estrujando a su muñeca, mientras que con la otra sostenía la servilleta de los pastelillos. Dedicó a Hans una mirada de reproche por su conducta poco educada.
-¿Rara yo?-Le espetó. Ella no se paseaba por ahí con una espada de mentira-Tú si que eres raro-No se le ocurría un insulto mejor, dentro de su reducido vocabulario infantil. Por supuesto, “Idiota” y “Estúpido” eran consideradas palabras mayores, y aunque era pequeña, comprendía perfectamente que su nana se pondría hecha un basilisco si la escuchaba despotricar de esa manera. Decir palabras feas era divertido cuando estaba con Anna, pero como princesa que era no podía parecer grosera delante de un príncipe, aunque fuese un auténtico bobo sin remedio. Tampoco podía presumir de haber conocido a muchos, en realidad este era el primero, y posiblemente la impresión que le generase se aplicase a partir de ese momento a todos los demás-Mi pelo es normal-Se defendió enfurruñada, irritada por el hecho de que ese tonto viniese a su palacio a insultarla impunemente-¿Qué?-Exclamó asustada-¿Qué tengo?-Se llevó las manos a la cabeza, revolviéndose el cabello, soltándose la diadema negra y desordenando completamente el suave flequillo platino. Se dio cuenta tarde de que había caído en una trampa muy inocente, lo fulminó con sus ojos azules al ver que se reía de ella-No tiene gracia, mentecato-Oh, vaya. Ya lo había hecho. Sólo esperaba que Gerda o la señorita Olsen no estuviesen cerca para escucharla.
-¿Rara yo?-Le espetó. Ella no se paseaba por ahí con una espada de mentira-Tú si que eres raro-No se le ocurría un insulto mejor, dentro de su reducido vocabulario infantil. Por supuesto, “Idiota” y “Estúpido” eran consideradas palabras mayores, y aunque era pequeña, comprendía perfectamente que su nana se pondría hecha un basilisco si la escuchaba despotricar de esa manera. Decir palabras feas era divertido cuando estaba con Anna, pero como princesa que era no podía parecer grosera delante de un príncipe, aunque fuese un auténtico bobo sin remedio. Tampoco podía presumir de haber conocido a muchos, en realidad este era el primero, y posiblemente la impresión que le generase se aplicase a partir de ese momento a todos los demás-Mi pelo es normal-Se defendió enfurruñada, irritada por el hecho de que ese tonto viniese a su palacio a insultarla impunemente-¿Qué?-Exclamó asustada-¿Qué tengo?-Se llevó las manos a la cabeza, revolviéndose el cabello, soltándose la diadema negra y desordenando completamente el suave flequillo platino. Se dio cuenta tarde de que había caído en una trampa muy inocente, lo fulminó con sus ojos azules al ver que se reía de ella-No tiene gracia, mentecato-Oh, vaya. Ya lo había hecho. Sólo esperaba que Gerda o la señorita Olsen no estuviesen cerca para escucharla.
Re: Espadas de madera y muñecas de trapo [Flashback, Hans, Blanca, Seiyu y Noligma]
Siguió riéndose de forma estridente, aquella niña parecía ser fácil de engañar. Recuperó a duras penas la compostura, mientras se apartaba una lagrima que había emergido a causa de la risa. Se sentía triunfante por un logro tan insignificante, pero aún no había terminado... debía terminar su obra.
- Claro que no miento... - Dijo mientras se metía una mano en el bolsillo, sacándola en el momento. - ¿No lo ves? - Acercó su mano a la oreja derecha de la niña y le tiró un poco del pelo. Apartó la mano de golpe y la situó cerca del rostro de ella abriéndola por completo. En su interior, un matojo de hilos enredados se extendió una vez se hubo librado de la presión ejercida por los dedos del crio.
- ¡Podría haber sido algo peor! - Gritó guardándose el trozo de hilo, por si pudiera volver servirle más adelante de nuevo. - Y que sepas, que yo no tengo nada de raro. - Dijo de forma contundente. - Soy lo más normal que puedas encontrar por aquí... normal no, principesco y algún día me convertiré en rey! - Amplió el tono mientras hablaba, acabando su frase en un volumen algo elevado, justo antes de detenerse por unos segundos a pensar.
- Claro que no miento... - Dijo mientras se metía una mano en el bolsillo, sacándola en el momento. - ¿No lo ves? - Acercó su mano a la oreja derecha de la niña y le tiró un poco del pelo. Apartó la mano de golpe y la situó cerca del rostro de ella abriéndola por completo. En su interior, un matojo de hilos enredados se extendió una vez se hubo librado de la presión ejercida por los dedos del crio.
- ¡Podría haber sido algo peor! - Gritó guardándose el trozo de hilo, por si pudiera volver servirle más adelante de nuevo. - Y que sepas, que yo no tengo nada de raro. - Dijo de forma contundente. - Soy lo más normal que puedas encontrar por aquí... normal no, principesco y algún día me convertiré en rey! - Amplió el tono mientras hablaba, acabando su frase en un volumen algo elevado, justo antes de detenerse por unos segundos a pensar.
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Re: Espadas de madera y muñecas de trapo [Flashback, Hans, Blanca, Seiyu y Noligma]
Elsa le dio un manotazo airada, sin soltar a Poppy, pero Hans había sido demasiado rápido y había guardado la pelusa antes de que ella pudiese alcanzarla. Nunca se había topado con alguien tan irritante, que había logrado enfadarla en menos de cinco minutos de conversación. No le caía bien, por pedante y maleducado. Siguió hablando, sin prestarle atención casi, y en algún momento captó el interés de la princesa.
-¿De verdad? Pues yo también seré reina y mi hermanita será mi consejera-Respondió orgullosa. Era tan pequeña que no entendía el alcance de sus palabras. Resultaba paradójico que sólo recibiese ese rango cuando sus padres muriesen, algo en lo que la niña no pensaba, pues su mente infantil no era capaz de comprender una realidad que resultaba demasiado lejana e imposible-Seguro que serás un rey muy tonto, porque como príncipe ya lo eres. ¿Donde reinarás?
-¿De verdad? Pues yo también seré reina y mi hermanita será mi consejera-Respondió orgullosa. Era tan pequeña que no entendía el alcance de sus palabras. Resultaba paradójico que sólo recibiese ese rango cuando sus padres muriesen, algo en lo que la niña no pensaba, pues su mente infantil no era capaz de comprender una realidad que resultaba demasiado lejana e imposible-Seguro que serás un rey muy tonto, porque como príncipe ya lo eres. ¿Donde reinarás?
Re: Espadas de madera y muñecas de trapo [Flashback, Hans, Blanca, Seiyu y Noligma]
- ¡No soy tonto! - Le recriminó a la niña, cruzándose de brazos y desviando la mirada a un lado airado. - Lo que pasa es que eres todavía una cría, y no te enteras de nada. - Le señaló a la frente, alzando el rostro de forma triunfante. - Es evidente que no tendrás mas de cinco años. - Parecía completamente seguro de ello. - Eso es, eres una cría muy insolente con tus mayores.
Dio un paso al frente y bajó el rostro hasta situarlo a la altura del de ella. - Yo seré el rey de estas tierras, y gobernaré con mano de hierro. - Alzó la espada y la movió por encima de su cabeza, como si quisiera espantar oscuros fantasmas.
Dio un paso al frente y bajó el rostro hasta situarlo a la altura del de ella. - Yo seré el rey de estas tierras, y gobernaré con mano de hierro. - Alzó la espada y la movió por encima de su cabeza, como si quisiera espantar oscuros fantasmas.
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Hans C. Andersen
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Re: Espadas de madera y muñecas de trapo [Flashback, Hans, Blanca, Seiyu y Noligma]
-Tengo siete-Lo corrigió, apretando los labios. Por un momento había sentido lastima por el, y la fugaz idea de compartir la mitad de un pastelito, sólo por el hecho de que sus facultades mentales eran reducidas. Pero tanta arrogancia despertaba su enfado y desagrado por ese muchacho que decía ser un príncipe, tan maleducado y cretino-Y tu no eres un mayor, ¡No tienes bigote siquiera!-A pesar de sacarle una cabeza y ser una especie de gigante, Elsa no pensaba amilanarse ante un grandullón que se servía de la intimidación para sentirse mejor al resto. Ese niño no le caía bien-No vas a ser rey de estas tierras-Le cortó, abriendo la boca para protestar por semejante calumnia-¡Yo seré la reina!-Aunque los temas de la sucesión eran algo que no acababa de comprender, sus padres siempre le habían dicho que Arendelle algún día sería suyo. Y a la princesita le gustaba fantasear con su hermana de las grandes cosas que harían cuando ella llevase la preciosa tiara real sobre su rubia cabeza.
Re: Espadas de madera y muñecas de trapo [Flashback, Hans, Blanca, Seiyu y Noligma]
La pequeña princesa se ríe mientras deambula por el castillo. Su padre le dijo que no se alejara de él, ya que era la primera vez que visitaban éste reino, pero Blanquita, muy traviesa y curiosa, aprovechó la primera oportunidad para desaparecer de su vista.
La diplomacia aún no entraba en la cabecita de la niña, por lo que la visita oficial del reino de M'Apple era en realidad un gran juego.
Avanzó por pasillos alfombrados, se asustó con algunas armaduras de fierro, pero finalmente escuchó voces de niños y corrió hacia allá. Sin embargo, cuando se acercaba, se percató que los niños no estaban contentos:
- ¿Por qué pelean? -pregunta sin presentarse siquiera, confundida, porque quiere jugar con ellos, pero no así.
Re: Espadas de madera y muñecas de trapo [Flashback, Hans, Blanca, Seiyu y Noligma]
- Oh... - Musitó el niño al ver aparecer a la pequeña. ¿De donde había salido? Su aspecto era curioso, y seguramente sería hasta mas pequeña que la chica con la que discutía. - ¿Y tú de donde sales? - Le preguntó sin miramientos.
- Yo no discuto. - Se defendió mientras bajaba espada apoyando su punta en el suelo. - Simplemente digo la verdad. Yo seré el rey de este reino, y tú no me lo vas a impedir. - Señaló a Elsa con el indice de su zurda, alejándose un paso de ambas. - A sí... ¿Quién eres? - Le preguntó al fin a la recién llegada.
- Yo no discuto. - Se defendió mientras bajaba espada apoyando su punta en el suelo. - Simplemente digo la verdad. Yo seré el rey de este reino, y tú no me lo vas a impedir. - Señaló a Elsa con el indice de su zurda, alejándose un paso de ambas. - A sí... ¿Quién eres? - Le preguntó al fin a la recién llegada.
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Re: Espadas de madera y muñecas de trapo [Flashback, Hans, Blanca, Seiyu y Noligma]
¡Por favor! ¿Cómo se podía ser tan irritante? Elsa dejó que sus mejillas se hinchasen al tomar el aire, dibujándose en ellas el color rojo del enfado, pero lo soltó lentamente cuando un par de curiosos ojos grises aparecieron en su campo visual. Estrujó a su muñeca Poppy contra el pecho, para que no se cayese otra vez al suelo.
- ¿Por qué pelean?-Su vocecilla era aguda, como la de todos los niños. La princesa parpadeó sorprendida ante la repentina intromisión de una niña pequeña, cuya piel blanca se asemejaba a la esponjosa nieve que caía tras los ventanales, en contraste con su pelo negro y liso. Vestía de azul y blanco, creando un curioso contraste con sus orbes ávidos e inquietos que no perdían detalle de lo que se cocía en aquel punto del pasillo.
- ¿Y tú de donde sales?-Preguntó Hans, haciendo gala de su falta de modales para ser un príncipe. La grosería personificada. Pero en cierto modo, a ella la pequeña presencia también la había cogido por sorpresa.
-Es culpa suya-Se justificó Elsa. No señaló al príncipe, porque su institutriz siempre le decía que ese tipo de gestos eran de mal gusto. Sin embargo le sacó la lengua con cara de asco, imitando a Anna cuando había algo que no le gustaba. No merecía la pena pelearse con alguien tan idiota. Aunque no había muchos niños en el castillo, Gerda afirmaba que a los matones era mejor ignorarlos, por lo que se concentró en su nueva compañera, mientras se preguntaba mentalmente que edad tendría y quien sería. Lo que estaba claro era que por suerte, no era hermana del energúmeno que había a su lado, de lo contrario no le habría hablado de esa manera. Además, estaba más claro que el agua que era una niña, y en Southern Isles parecía que todos eran varones-¿Te has perdido?
- ¿Por qué pelean?-Su vocecilla era aguda, como la de todos los niños. La princesa parpadeó sorprendida ante la repentina intromisión de una niña pequeña, cuya piel blanca se asemejaba a la esponjosa nieve que caía tras los ventanales, en contraste con su pelo negro y liso. Vestía de azul y blanco, creando un curioso contraste con sus orbes ávidos e inquietos que no perdían detalle de lo que se cocía en aquel punto del pasillo.
- ¿Y tú de donde sales?-Preguntó Hans, haciendo gala de su falta de modales para ser un príncipe. La grosería personificada. Pero en cierto modo, a ella la pequeña presencia también la había cogido por sorpresa.
-Es culpa suya-Se justificó Elsa. No señaló al príncipe, porque su institutriz siempre le decía que ese tipo de gestos eran de mal gusto. Sin embargo le sacó la lengua con cara de asco, imitando a Anna cuando había algo que no le gustaba. No merecía la pena pelearse con alguien tan idiota. Aunque no había muchos niños en el castillo, Gerda afirmaba que a los matones era mejor ignorarlos, por lo que se concentró en su nueva compañera, mientras se preguntaba mentalmente que edad tendría y quien sería. Lo que estaba claro era que por suerte, no era hermana del energúmeno que había a su lado, de lo contrario no le habría hablado de esa manera. Además, estaba más claro que el agua que era una niña, y en Southern Isles parecía que todos eran varones-¿Te has perdido?
Re: Espadas de madera y muñecas de trapo [Flashback, Hans, Blanca, Seiyu y Noligma]
Eran un niño y una niña. El niño es guapo y la niña muy linda. Sin embargo, ambos tienen los rostros arrugados, enojados:
- ¿Y tú de donde sales? - pregunta el niño.
- Yo... soy la pincesa de M'Apple. -y hago una reverencia, conforme me enseñaron mis ayas.
- ¿Te has perdido?
- No... Puedo regesar con papá cuando quiera. -digo encogiéndome de hombros- Creo... Si, puedo si.
Y como los niños siguen discutiendo, ella pregunta:
- ¿No peden compartir el reino? Así los dos juegan juntos.
- ¿Y tú de donde sales? - pregunta el niño.
- Yo... soy la pincesa de M'Apple. -y hago una reverencia, conforme me enseñaron mis ayas.
- ¿Te has perdido?
- No... Puedo regesar con papá cuando quiera. -digo encogiéndome de hombros- Creo... Si, puedo si.
Y como los niños siguen discutiendo, ella pregunta:
- ¿No peden compartir el reino? Así los dos juegan juntos.
Re: Espadas de madera y muñecas de trapo [Flashback, Hans, Blanca, Seiyu y Noligma]
- ¿Compartir el reino? - Preguntó incrédulo, como si la simple idea le trastornase. Siempre había tenido que compartir sus cosas con sus hermanos, e incluso en mas de una ocasión había tenido que heredar cosas de estos. Estaba harto de ser el ultimo eslabón en la cadena.
- Yo no quiero compartirlo, lo quiero todo para mí y... - Miró entonces a la pequeña niña, como si una idea perversa se hubiera formulado en su mente. - ¿Princesa de...? - No se quedó muy bien con el nombre de su reino, sonaba extraño y dificil de pronunciar. - Da igual. - Dijo entonces agarrando a Elsa de una mano y a la pequeña con la otra. Juntó las manos en su centro, como si pretendiera juntar las manos de las pequeñas. Esperó unos segundos y soltó.
- ¡Já! - Gritó cruzándose de brazos triunfante. - Ahora no solo poseeré un reino, si no dos. - Dirigió su mirada a ambas chicas varias veces, alternando de una a la otra mientras una sonrisa se formaba en su rostro. - Os he dejado embarazadas a las dos. - Dijo sin tapujos. - Ahora os tendréis que casar conmigo, y tendré dos reinos. - Recogió la espada que se había caído al suelo en el momento que llevó acabo aquel acto traicionero, y la alzo por los aires como los antiguos héroes de las leyendas. - En unos días, vendrá la cigüeña y os traerá consigo a mi descendencia.
- Yo no quiero compartirlo, lo quiero todo para mí y... - Miró entonces a la pequeña niña, como si una idea perversa se hubiera formulado en su mente. - ¿Princesa de...? - No se quedó muy bien con el nombre de su reino, sonaba extraño y dificil de pronunciar. - Da igual. - Dijo entonces agarrando a Elsa de una mano y a la pequeña con la otra. Juntó las manos en su centro, como si pretendiera juntar las manos de las pequeñas. Esperó unos segundos y soltó.
- ¡Já! - Gritó cruzándose de brazos triunfante. - Ahora no solo poseeré un reino, si no dos. - Dirigió su mirada a ambas chicas varias veces, alternando de una a la otra mientras una sonrisa se formaba en su rostro. - Os he dejado embarazadas a las dos. - Dijo sin tapujos. - Ahora os tendréis que casar conmigo, y tendré dos reinos. - Recogió la espada que se había caído al suelo en el momento que llevó acabo aquel acto traicionero, y la alzo por los aires como los antiguos héroes de las leyendas. - En unos días, vendrá la cigüeña y os traerá consigo a mi descendencia.
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Hans C. Andersen
Príncipe de Southern Isles
Re: Espadas de madera y muñecas de trapo [Flashback, Hans, Blanca, Seiyu y Noligma]
-¡Oh!-Exclamó Elsa, recordando que había pasado por alto que la reunión real implicaba a más de una monarquía. Anna iba a lamentar mucho haberse perdido la visita de una princesa a la que poder arrastrar hasta sus aposentos para invitarla a jugar con sus muñecas. Como hija de los reyes, la rubia tenía la obligación de atenderla y que se sintiese cómoda en todo momento, y Hans las estaba molestando. Antes que nada, respondió a su reverencia con otra más, dedicándole una cálida sonrisa-Encantada de conocerte, ¿Cómo te llamas? Yo soy Elsa…-Dijo divertida ante su vocalización, sin poder evitar pensar en su hermanita, que en ese momento debía estar sumida en su eterna lucha contra la “R”. De hecho, sólo parecía un poco mayor que ella, por lo que Elsa supuso que podrían entenderse bien. A fin de cuentas, eran niñas.
-¿No peden compartir el reino? Así los dos juegan juntos.-Inquirió entonces la pequeña. Elsa apretó los labios y miró con inquina al príncipe idiota, para después sacudir la cabeza en señal inequívoca de negación.
-No puedo compartirlo con él-Respondió tajante, y buscando alguna palabra dentro de su vocabulario que pudiese calificarlo adecuadamente, agregó-Es un invasor-Y a los invasores había que echarlos, sobre todo si eran zopencos con complejo de superioridad. Además, la princesa estaba segura de que el reino sólo podía ser llevado por dos personas, por algo su padre y su madre estaban al frente, por lo tanto cuando ella fuese reina, estaría acompañada en el trono por Anna. Era algo obvio y evidente, no había cabida para una tercera persona cuando ambas reinasen juntas, y menos si era un niño. Que asco.
-¿Compartir el reino? Yo no quiero compartirlo, lo quiero todo para mí y...
-Pues búscate otro reino-Le atajó enfurruñada. Se acercó hasta la morena y le preguntó sonriente-Pero podemos jugar tu y yo juntas si quieres. ¿Tienes hambre? Puedo darte medio bizcocho si quieres… ¡Es de chocolate!-Agregó, de forma cómplice. No pensaba darle a Hans, de hecho, le estaba dejando de lado de forma intencionada para que viese que no era bien recibido. Con esa edad, Elsa no era consciente de que los niños podían ser crueles queriéndolo o sin querer; mucho más adelante, cuando las cosas cambiasen, experimentaría en sí misma lo que era el rechazo, pero hasta entonces, su inocencia e ingenuidad jugaban a su favor, librándola de los males que aún estaban por conocer. Pero entonces pasó algo que no había previsto, y cuando el príncipe la asió con fuerza de la mano, la servilleta enrollada cayó al suelo. Por suerte, los pasteles no salieron de su protección, pero pudo ver como el matón también estaba tirando de la pequeña-¿Qué haces? ¡Suéltanos!-Y lo hizo, aunque ella dudaba que hubiese sido por obediencia ante su orden. No le hizo ninguna gracia ver como el príncipe empezaba a sonreír triunfante. Por un momento le dedicó una mirada horrorizada al escuchar sus palabras, y casi estuvo a punto de echarse a llorar al creérselo, hasta que recordó que Hans no era más que un niño tonto que no sabía lo que decía. Enfurecida, le asestó un violento empujón que lo hizo caer al suelo-¡Mentiroso! Las niñas sólo se quedan embarazadas con un beso-Y se apresuró a retroceder, con cara de repugnancia, temiendo haberle dado una idea.
-¿No peden compartir el reino? Así los dos juegan juntos.-Inquirió entonces la pequeña. Elsa apretó los labios y miró con inquina al príncipe idiota, para después sacudir la cabeza en señal inequívoca de negación.
-No puedo compartirlo con él-Respondió tajante, y buscando alguna palabra dentro de su vocabulario que pudiese calificarlo adecuadamente, agregó-Es un invasor-Y a los invasores había que echarlos, sobre todo si eran zopencos con complejo de superioridad. Además, la princesa estaba segura de que el reino sólo podía ser llevado por dos personas, por algo su padre y su madre estaban al frente, por lo tanto cuando ella fuese reina, estaría acompañada en el trono por Anna. Era algo obvio y evidente, no había cabida para una tercera persona cuando ambas reinasen juntas, y menos si era un niño. Que asco.
-¿Compartir el reino? Yo no quiero compartirlo, lo quiero todo para mí y...
-Pues búscate otro reino-Le atajó enfurruñada. Se acercó hasta la morena y le preguntó sonriente-Pero podemos jugar tu y yo juntas si quieres. ¿Tienes hambre? Puedo darte medio bizcocho si quieres… ¡Es de chocolate!-Agregó, de forma cómplice. No pensaba darle a Hans, de hecho, le estaba dejando de lado de forma intencionada para que viese que no era bien recibido. Con esa edad, Elsa no era consciente de que los niños podían ser crueles queriéndolo o sin querer; mucho más adelante, cuando las cosas cambiasen, experimentaría en sí misma lo que era el rechazo, pero hasta entonces, su inocencia e ingenuidad jugaban a su favor, librándola de los males que aún estaban por conocer. Pero entonces pasó algo que no había previsto, y cuando el príncipe la asió con fuerza de la mano, la servilleta enrollada cayó al suelo. Por suerte, los pasteles no salieron de su protección, pero pudo ver como el matón también estaba tirando de la pequeña-¿Qué haces? ¡Suéltanos!-Y lo hizo, aunque ella dudaba que hubiese sido por obediencia ante su orden. No le hizo ninguna gracia ver como el príncipe empezaba a sonreír triunfante. Por un momento le dedicó una mirada horrorizada al escuchar sus palabras, y casi estuvo a punto de echarse a llorar al creérselo, hasta que recordó que Hans no era más que un niño tonto que no sabía lo que decía. Enfurecida, le asestó un violento empujón que lo hizo caer al suelo-¡Mentiroso! Las niñas sólo se quedan embarazadas con un beso-Y se apresuró a retroceder, con cara de repugnancia, temiendo haberle dado una idea.
Re: Espadas de madera y muñecas de trapo [Flashback, Hans, Blanca, Seiyu y Noligma]
Al niño no le gusta mi idea... A la niña tampoco... Hago una mueca, porque como soy la única niña en el castillo de papá, me gustaría poder compartir juegos...
- Eres ego-ísta. -digo demorándome en la palabra, que hace poco la he aprendido- Soy Blanca Nieves. -le respondo a la niña llamada Elsa- Muchas gacias, acepto su bizcocho en nombe de mi familia.
Y luego le respondo al niño, que parece algo sordo:- Pincesa de M'Apple. -repito y voy a repetir la reverencia cuando el niño toma mi mano a la fuerza. Trato de soltarme, pero el niño es más fuerte, quien nos mira, contento de hacernos sufrir:
- Os he dejado embarazadas a las dos. Ahora os tendréis que casar conmigo, y tendré dos reinos. En unos días, vendrá la cigüeña y os traerá consigo a mi descendencia.
Abro mis ojos, asustada por un momento, pero pronto le contesto:
- ¡Mi papá no dejará que nos casemos! ¡Eres muy tonto! -y luego de pensarlo, agrego- ¡Y no dejará que ninguna cigena entre al castillo!
-¡Mentiroso! Las niñas sólo se quedan embarazadas con un beso -doy palmas al oír que el niño es un mentiroso, y empiezo a repetir las palabras de Elsa:
- ¡Mentiroso! ¡Mentiroso! ¡Mentiroso!
- Eres ego-ísta. -digo demorándome en la palabra, que hace poco la he aprendido- Soy Blanca Nieves. -le respondo a la niña llamada Elsa- Muchas gacias, acepto su bizcocho en nombe de mi familia.
Y luego le respondo al niño, que parece algo sordo:- Pincesa de M'Apple. -repito y voy a repetir la reverencia cuando el niño toma mi mano a la fuerza. Trato de soltarme, pero el niño es más fuerte, quien nos mira, contento de hacernos sufrir:
- Os he dejado embarazadas a las dos. Ahora os tendréis que casar conmigo, y tendré dos reinos. En unos días, vendrá la cigüeña y os traerá consigo a mi descendencia.
Abro mis ojos, asustada por un momento, pero pronto le contesto:
- ¡Mi papá no dejará que nos casemos! ¡Eres muy tonto! -y luego de pensarlo, agrego- ¡Y no dejará que ninguna cigena entre al castillo!
-¡Mentiroso! Las niñas sólo se quedan embarazadas con un beso -doy palmas al oír que el niño es un mentiroso, y empiezo a repetir las palabras de Elsa:
- ¡Mentiroso! ¡Mentiroso! ¡Mentiroso!
Re: Espadas de madera y muñecas de trapo [Flashback, Hans, Blanca, Seiyu y Noligma]
- ¡Que asco! - Dijo sacando la lengua mientras hacía un gesto de fatiga. Según tenía entendido, a las mujeres se les embarazaba dándoles la mano durante unos segundos, aquello del beso le pilló desprevenido. Ni loco lo haría.
- Paso, no pienso hacerlo. ¡Podríais pegarme cualquier cosa! No quiero tener piojos otra vez. - Se quejó mientras se rascaba de forma inconsciente la cabeza. Ya había pasado un mal trago hacía unos años, tras una expedición rutinaria al jardín trasero de la casa. Se metió entre unos matorrales secos, para poder pillar desprevenido a su hermano mayor. Pero acabó encontrándose con una nidada de aquellas pequeñas bestias.
Se volvió de nuevo hacia la pequeña, la cual le estaba llamando mentiroso. Se ofendió por esto, pues el no había mentido en ningún momento, solo había dicho una realidad para él.
- Yo no miento nunca, solo digo medias verdades. - No recordaba donde había escuchado una frase como esa, quizás de uno de sus hermanos mayores. - Pues que sepáis que vosotras dos sois unas... unas... - Intentó recordar alguna palabra malsonante de las que mentaban sus hermanos, pero la única que se le venía a la mente no llegaba a conocer su significado. - Unas furcias. - Sin tapujos se volvió a cruzar de brazos triunfante, como si aquella palabra empleada por los adultos le infundiera algún poder característico. No sabía que significaba, pero no era necesario conocer su significado para poder utilizarla contra ellas.
- Paso, no pienso hacerlo. ¡Podríais pegarme cualquier cosa! No quiero tener piojos otra vez. - Se quejó mientras se rascaba de forma inconsciente la cabeza. Ya había pasado un mal trago hacía unos años, tras una expedición rutinaria al jardín trasero de la casa. Se metió entre unos matorrales secos, para poder pillar desprevenido a su hermano mayor. Pero acabó encontrándose con una nidada de aquellas pequeñas bestias.
Se volvió de nuevo hacia la pequeña, la cual le estaba llamando mentiroso. Se ofendió por esto, pues el no había mentido en ningún momento, solo había dicho una realidad para él.
- Yo no miento nunca, solo digo medias verdades. - No recordaba donde había escuchado una frase como esa, quizás de uno de sus hermanos mayores. - Pues que sepáis que vosotras dos sois unas... unas... - Intentó recordar alguna palabra malsonante de las que mentaban sus hermanos, pero la única que se le venía a la mente no llegaba a conocer su significado. - Unas furcias. - Sin tapujos se volvió a cruzar de brazos triunfante, como si aquella palabra empleada por los adultos le infundiera algún poder característico. No sabía que significaba, pero no era necesario conocer su significado para poder utilizarla contra ellas.
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Re: Espadas de madera y muñecas de trapo [Flashback, Hans, Blanca, Seiyu y Noligma]
Elsa abrió la boca para protestar, pero la cerró de pronto al descubrir que no tenía ninguna respuesta ingeniosa con la que rebatir al príncipe. Eso la enfurecía y la hacía sentir impotente, por lo que opto por devolverle el golpe de forma infantil, pues no en vano era una cría de siete años.
-Tu lo eres más todavía-Aseguró, mirándolo con gesto desdeñoso-¡Mil veces más! Y que sepas que los que pegan los piojos son los niños-Agarró de la manita a la princesita Blanca Nieves y recogió del suelo la servilleta con los pastelitos de chocolate-Y ni Blanca Nieves ni yo vamos a jugar contigo, no nos juntamos con furcias como tu-Dijo arrugando su expresión, fingiendo que entendía esa palabra que sonaba tan mal. Debía ser claramente un insulto significativo. Valiente maleducado.
Una puerta se abrió de pronto, y en la abertura apareció uno de los rostros más severos que la princesa había observado en su vida. También pudo observar un par de ojos azules y una pequeña boca inquieta, a la que Elsa le sonrió antes de que la señorita Olsen la cerrase de golpe, volviendo a encerrar a Anna dentro de la habitación de estudio. La princesa de Arendelle no se había dado cuenta que, en su irregular paseo por los pasillos, había terminado en el punto inicial casi sin proponérselo. Todos los corredores en el palacio eran iguales.
-¡Elsa!-Era una mujer de pelo entrecano, recogido en un estirado moño a la altura de su nuca que caminó hasta ellos mientras la falda de su recio vestido hacía frufrú al caminar-¿Que clase de lenguaje es ese en una princesa? ¿Acaso queréis darle una mala imagen a nuestros invitados de honor?-La reprendió con tono duro e implacable, mientras hacía un movimiento elegante con la mano para señalar a Blanca Nieves y después a Hans, que la hizo bajar la cabeza avergonzada. Se sentía muy mal, teniendo en cuenta que al ser mayor que la pequeña de M'Apple, debía dar ejemplo. Siempre se lo decían.
-Lo siento-Se disculpó compungida-Este niño...
-Estáis haciendo mucho ruido-La interrumpió la mujer, colocándose las gafas de media luna con expresión inescrutable que no admitía discusión ni réplica alguna. Ella era lo más parecido a la autoridad que había en ese instante en el pasillo-Distraéis a vuestra hermana en sus clases-Elsa sabía que con semejante tortura, su hermanita buscaría cualquier cosa que la permitiese distraerse, pero no quería contradecir a su tutora. La mujer abrió una puerta contigua e hizo un gesto recto, ordenándoles que entrasen-Podréis jugar aquí-Dijo-Pero procurad que sea en voz baja. Ya me cuesta bastante que la princesa Anna se esté quieta sobre la silla cuando no se escuchan voces en el pasillo-Resopló con cansancio, justo antes de cerrar la puerta tras ellos.
-Tu lo eres más todavía-Aseguró, mirándolo con gesto desdeñoso-¡Mil veces más! Y que sepas que los que pegan los piojos son los niños-Agarró de la manita a la princesita Blanca Nieves y recogió del suelo la servilleta con los pastelitos de chocolate-Y ni Blanca Nieves ni yo vamos a jugar contigo, no nos juntamos con furcias como tu-Dijo arrugando su expresión, fingiendo que entendía esa palabra que sonaba tan mal. Debía ser claramente un insulto significativo. Valiente maleducado.
Una puerta se abrió de pronto, y en la abertura apareció uno de los rostros más severos que la princesa había observado en su vida. También pudo observar un par de ojos azules y una pequeña boca inquieta, a la que Elsa le sonrió antes de que la señorita Olsen la cerrase de golpe, volviendo a encerrar a Anna dentro de la habitación de estudio. La princesa de Arendelle no se había dado cuenta que, en su irregular paseo por los pasillos, había terminado en el punto inicial casi sin proponérselo. Todos los corredores en el palacio eran iguales.
-¡Elsa!-Era una mujer de pelo entrecano, recogido en un estirado moño a la altura de su nuca que caminó hasta ellos mientras la falda de su recio vestido hacía frufrú al caminar-¿Que clase de lenguaje es ese en una princesa? ¿Acaso queréis darle una mala imagen a nuestros invitados de honor?-La reprendió con tono duro e implacable, mientras hacía un movimiento elegante con la mano para señalar a Blanca Nieves y después a Hans, que la hizo bajar la cabeza avergonzada. Se sentía muy mal, teniendo en cuenta que al ser mayor que la pequeña de M'Apple, debía dar ejemplo. Siempre se lo decían.
-Lo siento-Se disculpó compungida-Este niño...
-Estáis haciendo mucho ruido-La interrumpió la mujer, colocándose las gafas de media luna con expresión inescrutable que no admitía discusión ni réplica alguna. Ella era lo más parecido a la autoridad que había en ese instante en el pasillo-Distraéis a vuestra hermana en sus clases-Elsa sabía que con semejante tortura, su hermanita buscaría cualquier cosa que la permitiese distraerse, pero no quería contradecir a su tutora. La mujer abrió una puerta contigua e hizo un gesto recto, ordenándoles que entrasen-Podréis jugar aquí-Dijo-Pero procurad que sea en voz baja. Ya me cuesta bastante que la princesa Anna se esté quieta sobre la silla cuando no se escuchan voces en el pasillo-Resopló con cansancio, justo antes de cerrar la puerta tras ellos.
Re: Espadas de madera y muñecas de trapo [Flashback, Hans, Blanca, Seiyu y Noligma]
¿Qué son los piojos? Nunca había oído eso, pero la reacción del niño me indica que debe ser una enfermedad horrorosa. El niño entonces me mira y muy serio me dice:
- Yo no miento nunca, solo digo medias verdades.
- Media vedad... no es vedad. -balbuceo, confundida. Pero el niño sigue hablando, y nos llama de... ¡Furcias! Nunca antes había oído eso, pero, de seguro debía ser algo muy, pero muy malo. Me quedo sin palabras, asustada de que el niño nos acuse de eso, cuando Elsa le responde:
- Tu lo eres más todavía ¡Mil veces más! Y que sepas que los que pegan los piojos son los niños. -Miro a la niña, primero feliz de comprender que ésa es una enfermedad sólo de niños, y luego, cuando ella me toma la mano, mostrándole que soy su amiga- Y ni Blanca Nieves ni yo vamos a jugar contigo, no nos juntamos con furcias como tu. -Sonrío ampliamente, contenta con la idea de comer chocolate, cuando una puerta se abre. Adentro, una señora alta, muy seria, y una niña con los mismos ojos que Elsa, pero con cabellos de color rojo.
No pude verla más, pues la señora alta la empuja y empieza a retar a Elsa. Le dice muchas cosas, y siento su mano apretando la mía, pero yo sigo a su lado, que no la dejaré sola ahora. Cuando ella abre la puerta y nos ordena que entre... pues entro porque Elsa entra:
- Pero quién empezó con lo de fucias fue él... -digo apuntando al niño, sin embargo, la señora no me llega a oír, pues ha cerrado la puerta- Ella no sabe cerrar puetas... -comento por el golpe que hizo.
- Yo no miento nunca, solo digo medias verdades.
- Media vedad... no es vedad. -balbuceo, confundida. Pero el niño sigue hablando, y nos llama de... ¡Furcias! Nunca antes había oído eso, pero, de seguro debía ser algo muy, pero muy malo. Me quedo sin palabras, asustada de que el niño nos acuse de eso, cuando Elsa le responde:
- Tu lo eres más todavía ¡Mil veces más! Y que sepas que los que pegan los piojos son los niños. -Miro a la niña, primero feliz de comprender que ésa es una enfermedad sólo de niños, y luego, cuando ella me toma la mano, mostrándole que soy su amiga- Y ni Blanca Nieves ni yo vamos a jugar contigo, no nos juntamos con furcias como tu. -Sonrío ampliamente, contenta con la idea de comer chocolate, cuando una puerta se abre. Adentro, una señora alta, muy seria, y una niña con los mismos ojos que Elsa, pero con cabellos de color rojo.
No pude verla más, pues la señora alta la empuja y empieza a retar a Elsa. Le dice muchas cosas, y siento su mano apretando la mía, pero yo sigo a su lado, que no la dejaré sola ahora. Cuando ella abre la puerta y nos ordena que entre... pues entro porque Elsa entra:
- Pero quién empezó con lo de fucias fue él... -digo apuntando al niño, sin embargo, la señora no me llega a oír, pues ha cerrado la puerta- Ella no sabe cerrar puetas... -comento por el golpe que hizo.
Re: Espadas de madera y muñecas de trapo [Flashback, Hans, Blanca, Seiyu y Noligma]
El oscuro y tormentoso paraje no era lo que los ojos negros y afilados de la Señora del castillo veian, ella miraba mucho mas aya donde la luz del sol impregnaba su calor a los bosques y campos cosechados, donde pueblos festejaban o simplemente seguían con su rutina... Castillos donde los reyes se reunían para celebrar la paz entre sus pueblos...
Naturalmente todo eso la ponía enferma, sobretodo lo ultimo.
-Como osan hacer una reunión y no invitarme...
-nunca lo han hecho, y nunca lo haran... los humanos son predecibles en ese aspecto.
Malefica se Giro mirando a su acompañante de rostro oculto.
-ademas... después de tu "espectacular" aparición en el bautizo de Aurora, no croe que nadie quiera verte cerca de sus hijos...
-Callate... "Maestro" ... ¿como va el experimento?
Lord Master, no le tenia en cuenta el desdén de sus palabras, el orgullo de la hechicera le impedía llamarlo por su nombre, pues según su convencimiento era otorgarle títulos que no merecía, y no pensaba discutir sobre ese tema, tenia asuntos mas urgentes que tratar.
-no esta respondiendo como debería... ¿que le has hecho?
-me pareció apropiado evitar de alguna forma que sus sentimientos lo desborden...
-así que le has quitado todo sentimiento... algo abominable, algo sucio y rastrero... como no, tipico de ti
Malefica sonrió gentilmente por su halago.
-un corazón donde no hay luz es mucho mas fuerte....
-pero también mas débil... sin sentimientos no puede odiar, no puede querer vengarte cuando llegue el momento.
Malefica frunció el ceño al recordar lo que le deparaba el destino del que no podia huir.
-callate... esta mejor asi que como estuvo hace unos dias...cosa que creo recordar fue culpa tuya... la idea de enfrentarlo a modo de entrenamiento fue cosa tuya.
Master callo al recordar el incidente que había dado al traste con muchas de sus esperanzas puestas en el proyecto.
-si, perder a su gemelo ha sido una gran perdida... podríamos haber conseguido grandes cosas con los dos...
-JA!!! no lo creo, los celos y la envidia acabaron consumiéndolo, es mas, sospecho que tenia sus propios planes diferentes a los nuestros
Master ladeo la cabeza ¿que sabría ella que no sabia el?
-en cualquier caso, incluso el mas malvado entre los malos no saldría impune de haber matado a su igual, aunque fuese en defensa propia...
-entonces he hecho bien
-has puesto un parche... uno muy incomodo y de lo mas doloroso... pero un parche que debemos quitar tarde o temprano...
-puede... pero así estallaría ¿no crees?
Master la miro sorprendido
-creía que queríamos lo mismo, y no tiene nada que ver con destruir toda fantasía.
-no seas pretencioso, nuestro experimento puede ser fuerte y muy destructivo... ¿pero destruir toda fantasía? exageras... creo que subestimas a la bruja del tiempo.
Master guardo el odio y la rabia que le dio ese comentario
-entonces... ¡¿ya esta? ¿esto es todo? ¿todo nuestro trabajo para conseguir un títere que no vas a usar?
-lo usaremos ¿pero quien quiere destruir la fantasía cuando puedes controlarla?
Master se mostró impasible y neutro, pero en su foro interno deseo que la muerte de malefica fuera dolorosa y larga.
-una observación razonable.
(una pena que no estés para cuando concluya el experimento)
-no seas iluso, se que no te gusta... pero mi venganza va mas allá de la simple destrucción,... el caos que producirá cuando llegue el momento sera suficiente para que la bruja se replantee seguir como va.... y volveremos a ser lo que siempre debi ser, una fiel consejera y alguien a tener en cuenta.
-iluso yo?... te estas oyendo? ¿crees de verdad que la bruja del tiempo dará marcha atrás y volverán los tiempos en que tenia consejeros?... si es asi, creo que disuadimos del todo en nuestros propósitos...
-pues hay tienes la puerta... no tengo mas que discutir
Master se fue con un revuelo de su capa, sin duda enfadado y furioso, malefica sonrió cuando un cuerbo negro se poso en su hombro, Diablo escribía una sonrisa maquinalmente malvada.
-sin duda intentara cambiarlo cuando no este... lo que no sabe es que ya lo tengo todo preparado....¿no es así diablo?
Diablo grazno cuando un segundo cuervo aleto por el pasillo, con el venia un niño, piel pálida y vestimenta oscura y un gesto neutro algo antinatural en un niño de su edad, con grandes ojeras alrededor de los ojos, y un cabello similar o totalmente blanco impuro semi oscuros, como los huesos de los muertos.
-hijo mio... veo que ya estas mas tranquilo...
No hubo gesto alguno en su mirada, ni alivio, ni miedo, ni intención alguna de cualquier cosa normal en un niño.
Simplemente parecía una carcasa vaciá, y eso precisamente era
Malefica frunció el señor, algo que su hijo si reacciono.
-gracias Madre...
Ella sonrió, pues le gustaba mucho mas esa versión de su hijo
-mucho mejor... veo que ya estas listo.
el joven ladeo la cabeza
-¿listo para que madre?
-voy a ir a una reunión, y como no, todos los reyes han llevado a sus hijos ¿por que no iba yo a fardar del mio?
-si así lo quieres madre...
-claro que lo quiero, pero espero que te comportes como es debido, no me importa si los hijos de los demás salen quemados, pero si haces algo sin mi permiso me ofendes delante de los demás... no aceptare ninguna ofensa ¡¿queda claro?!
-claro madre...
Malefica sonrío.
-por si acaso, el te acompañara
un pequeño pájaro negro se poso en el hombro del niño
-es sobrino de Diablo, tratanos con el mismo respeto que a el... aunque si quieres le puedes poner nombre.
El niño lo miro con cierto interés pero ni siquiera hizo el amago de acariciarlo
-solo es un pájaro... no necesita un nombre...
Malefica arqueo la ceja meditando sobre la lealtad del joven
-Y tu?... tu no necesitas un nombre?
el niño ladeo la cabeza al otro lado
-yo soy yo... no soy nadie... no soy importante... no necesito un nombre
Malefica suspiro haciendo un amago de que se retirara, mas contenta con el pequeño
-ve a vestirte decentemente... y ve a buscar a tu hermano
entonces el pequeño tembló levemente como si su mascara se desencajara, como si aun pudiera recordar en cierta forma lo que le paso.
-tranquilo... no va a hacerte daño... ahora no es un peligro para nadie
el joven deposito su mano en el corazón como si le doliera allí, pero maléfica sabia que era un dolor fantasma, hay ya no había nada que sintiera.
el niño se retiro, mientras Maléfica pensaba si a lo mejor Master tenia razón con respecto al "silencio"
-es tarde para pensárselo, ademas, por ahora lo necesita...
Naturalmente todo eso la ponía enferma, sobretodo lo ultimo.
-Como osan hacer una reunión y no invitarme...
-nunca lo han hecho, y nunca lo haran... los humanos son predecibles en ese aspecto.
Malefica se Giro mirando a su acompañante de rostro oculto.
-ademas... después de tu "espectacular" aparición en el bautizo de Aurora, no croe que nadie quiera verte cerca de sus hijos...
-Callate... "Maestro" ... ¿como va el experimento?
Lord Master, no le tenia en cuenta el desdén de sus palabras, el orgullo de la hechicera le impedía llamarlo por su nombre, pues según su convencimiento era otorgarle títulos que no merecía, y no pensaba discutir sobre ese tema, tenia asuntos mas urgentes que tratar.
-no esta respondiendo como debería... ¿que le has hecho?
-me pareció apropiado evitar de alguna forma que sus sentimientos lo desborden...
-así que le has quitado todo sentimiento... algo abominable, algo sucio y rastrero... como no, tipico de ti
Malefica sonrió gentilmente por su halago.
-un corazón donde no hay luz es mucho mas fuerte....
-pero también mas débil... sin sentimientos no puede odiar, no puede querer vengarte cuando llegue el momento.
Malefica frunció el ceño al recordar lo que le deparaba el destino del que no podia huir.
-callate... esta mejor asi que como estuvo hace unos dias...cosa que creo recordar fue culpa tuya... la idea de enfrentarlo a modo de entrenamiento fue cosa tuya.
Master callo al recordar el incidente que había dado al traste con muchas de sus esperanzas puestas en el proyecto.
-si, perder a su gemelo ha sido una gran perdida... podríamos haber conseguido grandes cosas con los dos...
-JA!!! no lo creo, los celos y la envidia acabaron consumiéndolo, es mas, sospecho que tenia sus propios planes diferentes a los nuestros
Master ladeo la cabeza ¿que sabría ella que no sabia el?
-en cualquier caso, incluso el mas malvado entre los malos no saldría impune de haber matado a su igual, aunque fuese en defensa propia...
-entonces he hecho bien
-has puesto un parche... uno muy incomodo y de lo mas doloroso... pero un parche que debemos quitar tarde o temprano...
-puede... pero así estallaría ¿no crees?
Master la miro sorprendido
-creía que queríamos lo mismo, y no tiene nada que ver con destruir toda fantasía.
-no seas pretencioso, nuestro experimento puede ser fuerte y muy destructivo... ¿pero destruir toda fantasía? exageras... creo que subestimas a la bruja del tiempo.
Master guardo el odio y la rabia que le dio ese comentario
-entonces... ¡¿ya esta? ¿esto es todo? ¿todo nuestro trabajo para conseguir un títere que no vas a usar?
-lo usaremos ¿pero quien quiere destruir la fantasía cuando puedes controlarla?
Master se mostró impasible y neutro, pero en su foro interno deseo que la muerte de malefica fuera dolorosa y larga.
-una observación razonable.
(una pena que no estés para cuando concluya el experimento)
-no seas iluso, se que no te gusta... pero mi venganza va mas allá de la simple destrucción,... el caos que producirá cuando llegue el momento sera suficiente para que la bruja se replantee seguir como va.... y volveremos a ser lo que siempre debi ser, una fiel consejera y alguien a tener en cuenta.
-iluso yo?... te estas oyendo? ¿crees de verdad que la bruja del tiempo dará marcha atrás y volverán los tiempos en que tenia consejeros?... si es asi, creo que disuadimos del todo en nuestros propósitos...
-pues hay tienes la puerta... no tengo mas que discutir
Master se fue con un revuelo de su capa, sin duda enfadado y furioso, malefica sonrió cuando un cuerbo negro se poso en su hombro, Diablo escribía una sonrisa maquinalmente malvada.
-sin duda intentara cambiarlo cuando no este... lo que no sabe es que ya lo tengo todo preparado....¿no es así diablo?
Diablo grazno cuando un segundo cuervo aleto por el pasillo, con el venia un niño, piel pálida y vestimenta oscura y un gesto neutro algo antinatural en un niño de su edad, con grandes ojeras alrededor de los ojos, y un cabello similar o totalmente blanco impuro semi oscuros, como los huesos de los muertos.
-hijo mio... veo que ya estas mas tranquilo...
No hubo gesto alguno en su mirada, ni alivio, ni miedo, ni intención alguna de cualquier cosa normal en un niño.
Simplemente parecía una carcasa vaciá, y eso precisamente era
Malefica frunció el señor, algo que su hijo si reacciono.
-gracias Madre...
Ella sonrió, pues le gustaba mucho mas esa versión de su hijo
-mucho mejor... veo que ya estas listo.
el joven ladeo la cabeza
-¿listo para que madre?
-voy a ir a una reunión, y como no, todos los reyes han llevado a sus hijos ¿por que no iba yo a fardar del mio?
-si así lo quieres madre...
-claro que lo quiero, pero espero que te comportes como es debido, no me importa si los hijos de los demás salen quemados, pero si haces algo sin mi permiso me ofendes delante de los demás... no aceptare ninguna ofensa ¡¿queda claro?!
-claro madre...
Malefica sonrío.
-por si acaso, el te acompañara
un pequeño pájaro negro se poso en el hombro del niño
-es sobrino de Diablo, tratanos con el mismo respeto que a el... aunque si quieres le puedes poner nombre.
El niño lo miro con cierto interés pero ni siquiera hizo el amago de acariciarlo
-solo es un pájaro... no necesita un nombre...
Malefica arqueo la ceja meditando sobre la lealtad del joven
-Y tu?... tu no necesitas un nombre?
el niño ladeo la cabeza al otro lado
-yo soy yo... no soy nadie... no soy importante... no necesito un nombre
Malefica suspiro haciendo un amago de que se retirara, mas contenta con el pequeño
-ve a vestirte decentemente... y ve a buscar a tu hermano
entonces el pequeño tembló levemente como si su mascara se desencajara, como si aun pudiera recordar en cierta forma lo que le paso.
-tranquilo... no va a hacerte daño... ahora no es un peligro para nadie
el joven deposito su mano en el corazón como si le doliera allí, pero maléfica sabia que era un dolor fantasma, hay ya no había nada que sintiera.
el niño se retiro, mientras Maléfica pensaba si a lo mejor Master tenia razón con respecto al "silencio"
-es tarde para pensárselo, ademas, por ahora lo necesita...
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seiyu
Soldado raso de la Bruja
Re: Espadas de madera y muñecas de trapo [Flashback, Hans, Blanca, Seiyu y Noligma]
¡Y acabaron despertando al dragón! Una criatura monstruosa coronada por un moño, que desprendía fuego por los ojos y exhalaba muerte por la boca. Les rugió con una furia surgida del más profundo de los avernos, mientras les arrastraba a todos al interior de una sala apartada. Esta se encontraba repleta de juguetes... juguetes para niñas.
El rostro de Hans cambió al verse rodeado de aquellos objetos, que no llegaban a despertar el mínimo interés en el crio. ¿Qué podría hacer con tantas niñerías? Se volvió entonces a Elsa, penetrándola con una mirada cargada de molestia.
- ¿Y ahora qué? Nos han encerrado aquí por tu culpa. - Sentenció, pasando por alto el hecho de que le remedara con anterioridad. - Ahora seguro no podremos salir más al pasillo, hasta que ella se haya calmado. - Se cruzó de brazos indignado, mientras se movía de un lado a otro sin saber muy bien en donde colocarse. Se detuvo de repente, parecía que se le hubiera ocurrido una genialidad.
- Ya sé que haremos. - Dijo volviéndose a ellas enérgicamente. - Dado que soy el mayor de los tres, seré yo quién escoja a qué jugaremos. - Siempre había tenido que jugar a lo que otros decían, y en aquella ocasión nadie le quitaría su momento de gloria. - Jugaremos a héroes y monstruos. Yo seré el caballero que tendrá que salvar a... Blanca, la hermosa princesa del norte. - Señaló a la pequeña, mientras rebuscaba a su alrededor algo que pudieran usar de fuerte. Había un biombo en la esquina que sería ideal para ello-Tú serás la malvada bruja que la mantiene encerrada, a la cual yo debo dar muerte - Señaló a Elsa con su espada de madera.
El rostro de Hans cambió al verse rodeado de aquellos objetos, que no llegaban a despertar el mínimo interés en el crio. ¿Qué podría hacer con tantas niñerías? Se volvió entonces a Elsa, penetrándola con una mirada cargada de molestia.
- ¿Y ahora qué? Nos han encerrado aquí por tu culpa. - Sentenció, pasando por alto el hecho de que le remedara con anterioridad. - Ahora seguro no podremos salir más al pasillo, hasta que ella se haya calmado. - Se cruzó de brazos indignado, mientras se movía de un lado a otro sin saber muy bien en donde colocarse. Se detuvo de repente, parecía que se le hubiera ocurrido una genialidad.
- Ya sé que haremos. - Dijo volviéndose a ellas enérgicamente. - Dado que soy el mayor de los tres, seré yo quién escoja a qué jugaremos. - Siempre había tenido que jugar a lo que otros decían, y en aquella ocasión nadie le quitaría su momento de gloria. - Jugaremos a héroes y monstruos. Yo seré el caballero que tendrá que salvar a... Blanca, la hermosa princesa del norte. - Señaló a la pequeña, mientras rebuscaba a su alrededor algo que pudieran usar de fuerte. Había un biombo en la esquina que sería ideal para ello-Tú serás la malvada bruja que la mantiene encerrada, a la cual yo debo dar muerte - Señaló a Elsa con su espada de madera.
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Hans C. Andersen
Príncipe de Southern Isles
Re: Espadas de madera y muñecas de trapo [Flashback, Hans, Blanca, Seiyu y Noligma]
- Off:
- Bienvenido, Seiyu~
La habitación estaba llena de juguetes, y la princesa no tardó en darse cuenta de que estaba en sus propios aposentos. Había dos bonitas camas a ambos lados de la sala, una de ellas era de madera lacada de color negro, con doseles purpúreos, mientras que la de la derecha era blanca y la tela que caía era rosada, como una forma inequívoca para que las hijas de los reyes supiesen a cual correspondía cada una. Una larga alfombra separaba ambos muebles, como una guía que alcanzaba los pies del inmenso ventanal en forma de triángulo que se hallaba al fondo, a través del cual se veía la nieve caer en forma de delicados copos. Bajo este había un par de baúles a juego con las camas, y un bastidor con motivos florales de vivos colores dibujados sobre sus hojas. Elsa caminó un poco compungida, soltando a Poppy sobre una estantería junto a una muñequita con pelo naranja, llamada Holly, que indudablemente era de Anna.
¿Y cuanto tiempo se suponía que debían estar encerrados? Ella no estaba acostumbrada a que la reprendiesen por sus actos en exclusiva, ya que normalmente, cuando recibía algún castigo la hermanita menor siempre tenía algo que ver. Para colmo de males, el idiota de Hans la acusaba de su desdicha, y en cierto modo, se sintió responsable de lo ocurrido.
- Ya sé que haremos. -Declaró el niño- Dado que soy el mayor de los tres, seré yo quién escoja a qué jugaremos. Jugaremos a héroes y monstruos. Yo seré el caballero que tendrá que salvar a... Blanca, la hermosa princesa del norte. Tú serás la malvada bruja que la mantiene encerrada, a la cual yo debo dar muerte-La princesa apartó de un manotazo el intento de espada, indignada.
-¿Y por qué tengo que ser yo la bruja?-Preguntó con irritación, colocando las manitas sobre su cintura en jarrón-¿Por qué no puedes ser tu la bruja y yo el héroe que salva a Blanca?-Alargó la mano para dirigirse a la pequeña princesa de M´Apple. Previendo una negativa del niño, Elsa se cruzó de brazos, poco reacia a colaborar-No, yo no quiero. Juega tú solo.
Suspiró y deshizo el nudo de la servilleta, revelando en su interior los dos bollitos de chocolate; sacó uno de ellos y volvió a guardar el otro, dejándolo sobre la mesilla de noche que había junto a la cama rosa, y después acercándose a Blanca Nieves. Le dedicó una sonrisa cálida, cumplidora de su ofrecimiento. Obvio, no pensaba darle al cretino maleducado, que se lo hubiese pensado antes de ser tan poco amable. Rompió con los dedos el dulce, y notó como el chocolate del interior, aún caliente, abrasaba sus yemas como lava. Le ofreció una de las dos mitades, mientras se llevaba la mano a la boca para aliviar el dolor, pero allí donde antes había una capa de chocolate derretido, ahora había un trozo sólido y frío como la escarcha.
La princesa rió por lo bajo, mirando por la gran ventana, justo después de dar un mordisco a su parte.
-¿Quieres hacer un muñeco de nieve?
Re: Espadas de madera y muñecas de trapo [Flashback, Hans, Blanca, Seiyu y Noligma]
El joven avanzo por los pasillos siguiendo al pequeño pajaro que reboloteaba dando vueltas aprovexhando su lentitud.
El pajarito habia aprendido a volar hace poco, se notaba por sus multiples fallos y algunos choques breves con la pared.
Pronto llegaron a la torre donde tenian sus cuartos.
El joven se aproximo a uno obviando la luz de debajo de la puerta.
Al entrar el sofocante calor lo golpeo, por lo que se entretuvio mirando unos segundos el armario en llamas.
El castillo era frio y humedo, pero esa no era la razon de que su hermano provocara el fuego.
-Madre quiere algo?
Su hermano estaba recostado en la cama, ni siquiera lo miraba, simplemente miraba al fuego, como si este le diera imagenes entretenidas.
-Madre va a salir... quiere que vallamos con ella.
El fuego se apago al momento cambiandolo por una repentina oscuridad y un mueble humeante.
-Maldicion... visita de cortecia... ¡las odio!
Su hermano odiaba tener que comportarse frente a los niños malcriados y mimados de los reyes y principes... alli eran principes y reyes de su "reino" pero fuera eran simple nobleza, casi basallos de el rey de Grim.
El egocentrico de su hermano odiaba dar pleitecia a los estupidos, y mas cuando madre lo obligaba y ella misma trataba hasta los reyes con desden.
-debemos vestirnos y estar listos enseguida...
-¡¿Puedo llevar un juguete?!
-Depende... recuerda que no podemos dañar a nadie.
-Jooooooo! ¡Y si llevo mi...
-Nada de mascaras ni armas, pero sobretodo... no llevaras a stunky! ... si mama lo descubre, sabes lo que pasara...
El niño pataleo en su cama.
-¡Odio a madre! No nos deja tener mascotas...
El joven suspiro y se hacerco con un manojo de llaves para abrir la celda que separaba la cama donde dormia su hermano del resto de la habitacion, como una celda.
Una vez habierta el joven se retiro, pero su hermano le retuvo un segundo
-Hermano.... siento haberte matado...
El joven se volvio a su hermano absolutamente neutro como hasta ahora desde el dia en que su hermano le arranco lo mas importante.
-Ojala pudieras sentirlo de verdad... ojala yo tambien pudiera sentirlo.
Y sin mas abandono la habitacion.
El pajarito habia aprendido a volar hace poco, se notaba por sus multiples fallos y algunos choques breves con la pared.
Pronto llegaron a la torre donde tenian sus cuartos.
El joven se aproximo a uno obviando la luz de debajo de la puerta.
Al entrar el sofocante calor lo golpeo, por lo que se entretuvio mirando unos segundos el armario en llamas.
El castillo era frio y humedo, pero esa no era la razon de que su hermano provocara el fuego.
-Madre quiere algo?
Su hermano estaba recostado en la cama, ni siquiera lo miraba, simplemente miraba al fuego, como si este le diera imagenes entretenidas.
-Madre va a salir... quiere que vallamos con ella.
El fuego se apago al momento cambiandolo por una repentina oscuridad y un mueble humeante.
-Maldicion... visita de cortecia... ¡las odio!
Su hermano odiaba tener que comportarse frente a los niños malcriados y mimados de los reyes y principes... alli eran principes y reyes de su "reino" pero fuera eran simple nobleza, casi basallos de el rey de Grim.
El egocentrico de su hermano odiaba dar pleitecia a los estupidos, y mas cuando madre lo obligaba y ella misma trataba hasta los reyes con desden.
-debemos vestirnos y estar listos enseguida...
-¡¿Puedo llevar un juguete?!
-Depende... recuerda que no podemos dañar a nadie.
-Jooooooo! ¡Y si llevo mi...
-Nada de mascaras ni armas, pero sobretodo... no llevaras a stunky! ... si mama lo descubre, sabes lo que pasara...
El niño pataleo en su cama.
-¡Odio a madre! No nos deja tener mascotas...
El joven suspiro y se hacerco con un manojo de llaves para abrir la celda que separaba la cama donde dormia su hermano del resto de la habitacion, como una celda.
Una vez habierta el joven se retiro, pero su hermano le retuvo un segundo
-Hermano.... siento haberte matado...
El joven se volvio a su hermano absolutamente neutro como hasta ahora desde el dia en que su hermano le arranco lo mas importante.
-Ojala pudieras sentirlo de verdad... ojala yo tambien pudiera sentirlo.
Y sin mas abandono la habitacion.
- off:
- siento hacerlo fuera de turno, pero es para llegar antes a donde estais vosotros.
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