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Caminante no hay camino (Lady Katrina)
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Caminante no hay camino (Lady Katrina)
Lugar: Bosque Encantado
(Viene del puerto)
El caballo de Lady Katrina es muy bello. Me quedo mirándolo, concentrado, observando sus características. El animal se alegra de verla. Lo sé por la forma en que levanta las orejas, como patalea el piso suavemente. Ella se acerca y le acaricia la crin. Por un momento me da envidia...
Doy un resoplido y miro hacia otro lado. En realidad, camino hacia el portón, que quiero llegar luego a la finca. Iré a pie, que no me entra en la cabeza que me suba a otro caballo. ¡Sería ridículo! Lo bueno es que viajaré bien liviano, ya que no tengo nada más aparte de lo que llevo puesto.
De hecho, tendré que lavar esta ropa de nuevo, porque aunque sea pirata, nunca me ha gustado andar hediondo. Lo bueno es que cuando reciba mi paga a fin de mes, podré aumentar mis pertenencias. Y recordar mis experiencias de "lavandero" me hace regresar al tema del río:
- Le gustará nadar... Es muy buena la sensación de sentirse más liviano que el aire. -el caballo de Lady Katrina camina a buen trote, y yo camino bien a su lado- Yo no aprendí a nadar cuando era pequeño, por lo menos, ya no era un po... era un niño grande.
Lo malo es que el caballo da un resoplido, y le miro desconfiado, pues podría ser que se esté riendo de mi torpeza con las palabras. ¿Acaso ése caballo sabe que no soy un humano de verdad?
- Como decía, aprendí a nadar cuando empezó mi vida en el mar. Por supuesto que seré mucho más delicado que mis profesores. ¿Sabía usted que nos tiraban al agua y teníamos que patalear para no hundirnos? -me río al recordar esos momentos de camaradería pirata... En aquél momento no estaba muy contento, que aún era uno de los "prisioneros" del temible Pirata Roberts, y ni desconfiaba lo buena persona que era él- Pero nadie se murió ahogado, que nos sacaban del agua antes que nos pusiéramos azules. -Buenos tiempos aquellos...
Re: Caminante no hay camino (Lady Katrina)
Whisky, es el nombre del animal. No se lo puso Katrina, exactamente, sino más bien su hija pequeña, que por esas fechas solo decía ¡Whisky! entre risitas la mar de divertidas. Estaba segura que era obra de una de sus sirvientas, pero nunca pudo probarlo. El tema es que, nada más ver al caballo, (potrillo para ser exactos), la pequeña gritó Whisky. Y así fue bautizado, entre las risas de los orgullosos progenitores. La niña lo adoraba.
Katrina también lo quiere. Era un animal tranquilo y bastante manso, ideal para una familia con dos niños pequeños. Lo acaricia un poco, antes de subir tranquilamente. Está acostumbrada y le resulta natural. Eso de que a las mujeres les ayudaran a montar le resultaba idiota. ¿Si eres incapaz de subir sola a tu propio caballo, que diantres haces en uno?
Katrina tiene una pequeña sonrisa en sus labios. El sentir a Whisky entre sus piernas siempre la ha calmado, como si supiera que nada malo pasaría mientras lo montara. No pregunta a Paul por qué va caminando, puesto que ella solo vino en el suyo. El burro es para el chiquillo, que más tarde debería de volver a la finca, con las compras. Y si él quiere ir a pie, pues allá él.
–La idea de flotar suena interesante. – dice, mirando a Paul. No se le pasa el como parece dudar con algunas palabras, pero lo deja así. –Pues más le vale ser delicado, Paul, o ya verá como mi alma se dedica a atormentarlo por dejar que me ahogue.
Y no lo dice en broma. Mira que sería mal profesor si la dejaba ahí morirse…
–Fue usted un marino muy extraño. –menciona, como si nada. Hay cosas que es mejor no preguntar, pero siente curiosidad por su nuevo capataz y detesta quedarse con dudas. –¡Y debió ser un pésimo alumno si su profesor debía lanzarlo solo!
Soltó una risita. No quería que él se enfadara, con lo divertido que era escucharlo. Y mirarlo también lo era. Gesticulaba bastante, al ritmo de sus palabras. ¡Tenía una lengua vivaracha sin dudas!
Katrina se permitió soltar un poco las riendas y dejar que Whisky los llevara a casa. El animal estaba tan acostumbrado al camino que de seguro llegaban antes.
Una vez hecho esto, mientras acariciaba la crin de Whisky de forma distraída, dio una miradita “rápida” a Paul. No era su tipo, sin dudas. Tenía un aire de melancolía que le recordaba a Lindert, y Katrina por algo se había ido de ahí. También era ese aire a mar, tan curioso. Katrina no disfrutaba su vida cerca del mar. La sal le causaba mareos y tanta agua junta la aterra. Entonces lo suelta:
–Paul, ¿acudió a una fiesta anoche? Su vestimenta se ve tan… no lo sé, poco adecuada para la vida del puerto…
Ha titubeado al decir la última frase. Le resulta incluso un poco tonto de su parte el preguntarlo. Pero Katrina es una persona curiosa. Y, aunque sabe que si él responde luego podrá preguntarle a ella, la idea no le molesta.
Katrina también lo quiere. Era un animal tranquilo y bastante manso, ideal para una familia con dos niños pequeños. Lo acaricia un poco, antes de subir tranquilamente. Está acostumbrada y le resulta natural. Eso de que a las mujeres les ayudaran a montar le resultaba idiota. ¿Si eres incapaz de subir sola a tu propio caballo, que diantres haces en uno?
Katrina tiene una pequeña sonrisa en sus labios. El sentir a Whisky entre sus piernas siempre la ha calmado, como si supiera que nada malo pasaría mientras lo montara. No pregunta a Paul por qué va caminando, puesto que ella solo vino en el suyo. El burro es para el chiquillo, que más tarde debería de volver a la finca, con las compras. Y si él quiere ir a pie, pues allá él.
–La idea de flotar suena interesante. – dice, mirando a Paul. No se le pasa el como parece dudar con algunas palabras, pero lo deja así. –Pues más le vale ser delicado, Paul, o ya verá como mi alma se dedica a atormentarlo por dejar que me ahogue.
Y no lo dice en broma. Mira que sería mal profesor si la dejaba ahí morirse…
–Fue usted un marino muy extraño. –menciona, como si nada. Hay cosas que es mejor no preguntar, pero siente curiosidad por su nuevo capataz y detesta quedarse con dudas. –¡Y debió ser un pésimo alumno si su profesor debía lanzarlo solo!
Soltó una risita. No quería que él se enfadara, con lo divertido que era escucharlo. Y mirarlo también lo era. Gesticulaba bastante, al ritmo de sus palabras. ¡Tenía una lengua vivaracha sin dudas!
Katrina se permitió soltar un poco las riendas y dejar que Whisky los llevara a casa. El animal estaba tan acostumbrado al camino que de seguro llegaban antes.
Una vez hecho esto, mientras acariciaba la crin de Whisky de forma distraída, dio una miradita “rápida” a Paul. No era su tipo, sin dudas. Tenía un aire de melancolía que le recordaba a Lindert, y Katrina por algo se había ido de ahí. También era ese aire a mar, tan curioso. Katrina no disfrutaba su vida cerca del mar. La sal le causaba mareos y tanta agua junta la aterra. Entonces lo suelta:
–Paul, ¿acudió a una fiesta anoche? Su vestimenta se ve tan… no lo sé, poco adecuada para la vida del puerto…
Ha titubeado al decir la última frase. Le resulta incluso un poco tonto de su parte el preguntarlo. Pero Katrina es una persona curiosa. Y, aunque sabe que si él responde luego podrá preguntarle a ella, la idea no le molesta.
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Ela
Líder de los Rebeldes
Re: Caminante no hay camino (Lady Katrina)
Me río al oír la suave amenaza de mi nueva patrona:
- ¡Por supuesto que seré delicado con la sra.! ¿Cómo se le ocurre que no seré delicado con una mujer? -me extraña que piense eso de mí. Bueno, en realidad no me conoce. Y yo tampoco la conozco a ella... Pero ya resolveremos eso.- Además, los ríos son muuuucho, pero mucho más suaves que el mar. -y estiro mis brazos para representar lo quietas que son las corrientes fluviales.
Ella sonríe. Y el caballo también da un resoplido. Definitivamente, él se ríe de mí. Pero como a mí también me da risa, de momento no me enojo ni siento mi orgullo herido.
- Fue usted un marino muy extraño. ¡Y debió ser un pésimo alumno si su profesor debía lanzarlo solo! -dice, al tiempo que el caballo sube y baja la cabeza, como de acuerdo con ella:
- Bueno, para empezar, modestia a parte, y luego del primer susto, fui el mejor alumno. -me estiro, que eso fue verdad.- Incluso algunos me llamaban de "caballito-de-mar" por lo bien que aprendí.
Si, buenos tiempos aquellos... Long-John me decía aún caballo-de-mar... Bueno, me lo decía hasta que me transformé en humano. ¿Pero nadie sospechaba que lo bien que nadaba Paul era en el mismo estilo que lo hacía Pony? Ahora sí que no lo podré averiguar jamás.
Nuevamente la melancolía me invade. No es fácil dejar todo una vida hacia atrás y empezar de cero. Pero aún estoy aqui, vivo, y ya no tan desamparado.
Pero Lady Katrina me hace una pregunta de repente. Dejo de caminar y la observo, y el caballo, Whisky le oí llamarlo hace un momento, también gira su cabeza y me observa:
- Este... -no quiero mentir, pero tampoco puedo decir la verdad. La verdad aún me duele mucho.- Fuí a una fiesta hace un par de noches, y por esto estoy vestido así. -No quiero decir que después no pude regresar a mi hogar, o que fui hecho prisionero por mis propios colegas...
Suspiro. Y vuelvo a caminar. El caballo también vuelve a caminar. Miro de reojo a Lady Katrina, y me espanto al ver que sus ojos están clavados en mí:
- Pero cuando usted me pague, iré a comprar ropa más adecuada para mi trabajo de capataz. -digo mientras paso mi muñeca sobre mis ojos, secándolos- Seré un buen capataz. De eso no debe dudar.
Entonces, lejos de cualquier expectativa, Whisky se desvía levemente del camino y apoya su cabeza a mi lado. ¡El caballo me abraza! Ahora sí que no lograré sujetar mi llanto.
Off: Perdona, pero no logro "alegrar" al poney... ¡El año ha pasado muy rápido! User melancólico también.
- ¡Por supuesto que seré delicado con la sra.! ¿Cómo se le ocurre que no seré delicado con una mujer? -me extraña que piense eso de mí. Bueno, en realidad no me conoce. Y yo tampoco la conozco a ella... Pero ya resolveremos eso.- Además, los ríos son muuuucho, pero mucho más suaves que el mar. -y estiro mis brazos para representar lo quietas que son las corrientes fluviales.
Ella sonríe. Y el caballo también da un resoplido. Definitivamente, él se ríe de mí. Pero como a mí también me da risa, de momento no me enojo ni siento mi orgullo herido.
- Fue usted un marino muy extraño. ¡Y debió ser un pésimo alumno si su profesor debía lanzarlo solo! -dice, al tiempo que el caballo sube y baja la cabeza, como de acuerdo con ella:
- Bueno, para empezar, modestia a parte, y luego del primer susto, fui el mejor alumno. -me estiro, que eso fue verdad.- Incluso algunos me llamaban de "caballito-de-mar" por lo bien que aprendí.
Si, buenos tiempos aquellos... Long-John me decía aún caballo-de-mar... Bueno, me lo decía hasta que me transformé en humano. ¿Pero nadie sospechaba que lo bien que nadaba Paul era en el mismo estilo que lo hacía Pony? Ahora sí que no lo podré averiguar jamás.
Nuevamente la melancolía me invade. No es fácil dejar todo una vida hacia atrás y empezar de cero. Pero aún estoy aqui, vivo, y ya no tan desamparado.
Pero Lady Katrina me hace una pregunta de repente. Dejo de caminar y la observo, y el caballo, Whisky le oí llamarlo hace un momento, también gira su cabeza y me observa:
- Este... -no quiero mentir, pero tampoco puedo decir la verdad. La verdad aún me duele mucho.- Fuí a una fiesta hace un par de noches, y por esto estoy vestido así. -No quiero decir que después no pude regresar a mi hogar, o que fui hecho prisionero por mis propios colegas...
Suspiro. Y vuelvo a caminar. El caballo también vuelve a caminar. Miro de reojo a Lady Katrina, y me espanto al ver que sus ojos están clavados en mí:
- Pero cuando usted me pague, iré a comprar ropa más adecuada para mi trabajo de capataz. -digo mientras paso mi muñeca sobre mis ojos, secándolos- Seré un buen capataz. De eso no debe dudar.
Entonces, lejos de cualquier expectativa, Whisky se desvía levemente del camino y apoya su cabeza a mi lado. ¡El caballo me abraza! Ahora sí que no lograré sujetar mi llanto.
Off: Perdona, pero no logro "alegrar" al poney... ¡El año ha pasado muy rápido! User melancólico también.
Re: Caminante no hay camino (Lady Katrina)
Por un momento piensa en decirle “es señorita”, pero luego recuerda que es una viuda respetable y eso claramente la vuelve una señora. Y vaya que se siente vieja con eso… pero no es momento de ponernos sentimentales.
Whisky parece sentirse en confianza ante el extraño, cosa que hace sonreír a Katrina. Definitivamente fue una buena idea contratarlo. Con un poco de suerte, los niños también le querrían.
–¿Caballito de mar? ¿Por qué nombrarte como un caballo y no cómo una criatura más interesante? Si eras realmente un buen nadador, quiero decir…
Como, no sé… ¿un tritón? ¡O al menos un delfín! Nunca había oído un apodo tan curioso. Y distintivo. Estaba segura que no encontraría otro caballito-de-mar en esas tierras…
La idea le agradaba.
Paul se detiene y Katrina le observa, curiosa. ¿Qué sería ese secreto suyo, para que se detuviera con ese aire de pena tan grande? Porque está claro que tiene un secreto sobre sus hombros.
Su respuesta, tan cortante, le saca una mueca. ¿Y ese de donde había salido? Su pregunta había sido de lo más inocente, simple curiosidad.
–Yo… creo que te ves bien…
Se muerde el labio. Vaya mema. ¿Te ves bien? Sí, tal vez, pero eso no significaba que fuera a dedicarle cumplidos gratis. Menos después de algo tan extraño. Un parlanchín no se guarda nada.
Whisky, para su sorpresa, actúa como un buen anfitrión e intenta consolar a Paul. ¿Qué le pasaba al pobre? ¡Ni que fueran familia!
–No te preocupes por la ropa. –dice, intentando no pensar en que su propio caballo tiene más empatía que ella. Definitivamente, su madre debió ser una piedra. –Una costurera suele venir a casa, para confeccionar el vestuario de mi hijo pequeño. Seguramente venga mañana mismo, el chiquillo se escapó de nuevo y, bueno… Ya sabes cómo son los niños.
O tal vez no. Ella no lo había sabido hasta que los tuvo. Linda vida la suya. Aceptó casarse, aceptó la maternidad por estar con Kristoff… y ahora ella se quedaba con todo. Maldito Kris. Y maldito Paul, porque ahora ella también se siente un poco mal…
Whisky parece sentirse en confianza ante el extraño, cosa que hace sonreír a Katrina. Definitivamente fue una buena idea contratarlo. Con un poco de suerte, los niños también le querrían.
–¿Caballito de mar? ¿Por qué nombrarte como un caballo y no cómo una criatura más interesante? Si eras realmente un buen nadador, quiero decir…
Como, no sé… ¿un tritón? ¡O al menos un delfín! Nunca había oído un apodo tan curioso. Y distintivo. Estaba segura que no encontraría otro caballito-de-mar en esas tierras…
La idea le agradaba.
Paul se detiene y Katrina le observa, curiosa. ¿Qué sería ese secreto suyo, para que se detuviera con ese aire de pena tan grande? Porque está claro que tiene un secreto sobre sus hombros.
Su respuesta, tan cortante, le saca una mueca. ¿Y ese de donde había salido? Su pregunta había sido de lo más inocente, simple curiosidad.
–Yo… creo que te ves bien…
Se muerde el labio. Vaya mema. ¿Te ves bien? Sí, tal vez, pero eso no significaba que fuera a dedicarle cumplidos gratis. Menos después de algo tan extraño. Un parlanchín no se guarda nada.
Whisky, para su sorpresa, actúa como un buen anfitrión e intenta consolar a Paul. ¿Qué le pasaba al pobre? ¡Ni que fueran familia!
–No te preocupes por la ropa. –dice, intentando no pensar en que su propio caballo tiene más empatía que ella. Definitivamente, su madre debió ser una piedra. –Una costurera suele venir a casa, para confeccionar el vestuario de mi hijo pequeño. Seguramente venga mañana mismo, el chiquillo se escapó de nuevo y, bueno… Ya sabes cómo son los niños.
O tal vez no. Ella no lo había sabido hasta que los tuvo. Linda vida la suya. Aceptó casarse, aceptó la maternidad por estar con Kristoff… y ahora ella se quedaba con todo. Maldito Kris. Y maldito Paul, porque ahora ella también se siente un poco mal…
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Ela
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Re: Caminante no hay camino (Lady Katrina)
- ¿Caballito de mar? ¿Por qué nombrarte como un caballo y no cómo una criatura más interesante? Si eras realmente un buen nadador, quiero decir...
- Pues, porque me parezco a un cab... Quiero decir, mi estilo de nadar se parece al estilo de nadar de los caballos. -me corrijo en el medio. Me siento raro, porque no le estoy mintiendo, ya que los poneys son muuuuuy parecidos a los caballos (de hecho, son caballos pigmeos, ¿verdad?), pero lo que digo no tiene la menor lógica bajo el punto de vista "humano"- ¡Pero éso no significa que tú nadarás como un caballo! ¡Por supuesto que lo harás muy bien, como una hermosa ninfa! -digo atropelladamente diciendo lo primero femenino que se me ocurre, pero trás esto último, ambos nos quedamos en silencio por un rato.
- Paul, ¿acudió a una fiesta anoche? Su vestimenta se ve tan... no lo sé, poco adecuada para la vida del puerto...
- Este... Fuí a una fiesta hace un par de noches, y por eso estoy vestido así. -(Suspiro)- Pero cuando usted me pague, iré a comprar ropa más adecuada para mi trabajo de capataz. Seré un buen capataz. De eso no debe dudar.
- Yo... creo que te ves bien... -dice Lady Katrina antes que Whisky apoye su cabeza junto a la mía. El animal da un resoplido, como diciéndome "¡Relájate hombre!"
Primero no sé que hacer, pero luego estiro los brazos y regreso el abrazo al caballo. A duras penas me aguanto las lágrimas (lo que no evita que mis ojos se pongan rojos cual conejo), pero sonrío al saber que aún antes de llegar a la finca ya tengo un amigo. Entonces la voz de Lady Katrina me recuerda que ella también está presente:
- No te preocupes por la ropa. Una costurera suele venir a casa, para confeccionar el vestuario de mi hijo pequeño. Seguramente venga mañana mismo, el chiquillo se escapó de nuevo y, bueno... Ya sabes cómo son los niños.
Acaricio el cuello de Whisky y volvemos a ponernos en movimiento mientras le respondo:
- ¿Tienes un hijo? -pregunto secándome los ojos con la manga de la camisa- Usted se ve muy joven, que creí que había enviudado sin tener hijos. -Y no lo digo como cumplido, sino porque es lo que pienso. De hecho, después que las palabras salen de mi hocico, pienso en que pueden ser malinterpretadas y me sonrojo un poco. Y aprovecho de cambiar de tema, regresando al tema "fácil" del vestuario:
- Nunca había tenido una costurera que me hiciera ropas a medida. ¿Es muy caro? -digo pensando que es una pregunta razonable, pero cuando Whisky suelta un resoplido, empiezo a desconfiar que dije alguna tontera. ¿Y qué hace uno cuando dice una tontera? Trata de arreglarlo- Digo, estará dentro del presupuesto, ¿verdad?
Nuevo resoplido. Miro enojado a Whisky, pero él sólo mueve las orejas, como si no fuera importante. Estos son los momentos en los que me gustaría que todos los caballos pudieran hablar... Aunque pensándolo bien, mejor que no, que quizás él me delataría con su patrona:
- Digo... Mis medidas son de "hombre normal", entonces la ropa que conseguí siempre me quedó bien. -Y de muestra me muestro la ropa que llevo puesta- Por ejemplo, cuando abrimos un baúl con el capitán, tomé esta camisa, me la probé y me quedó bien, entonces me la quedé. -No, no, no debo seguir hablando, que sin querer se me escapará la palabra pirata entremedio... Mejor regreso al otro tema que no era tan "fácil", que quizás era lo mejor después de todo:
- ¿Y cuántos años tiene su hijo? -Hacía tiempo que no estoy con niños... Desde que fuí secuestrado del orfelinato en realidad, y era un potrillo aún, pero quitando las burlas, era entretenido jugar con ellos...
Off: El post quedó largo, pero en realidad creo que se debe a que tuve que repetir los diálogos, que sentí la necesidad de "ordenar" la conversación.
- Pues, porque me parezco a un cab... Quiero decir, mi estilo de nadar se parece al estilo de nadar de los caballos. -me corrijo en el medio. Me siento raro, porque no le estoy mintiendo, ya que los poneys son muuuuuy parecidos a los caballos (de hecho, son caballos pigmeos, ¿verdad?), pero lo que digo no tiene la menor lógica bajo el punto de vista "humano"- ¡Pero éso no significa que tú nadarás como un caballo! ¡Por supuesto que lo harás muy bien, como una hermosa ninfa! -digo atropelladamente diciendo lo primero femenino que se me ocurre, pero trás esto último, ambos nos quedamos en silencio por un rato.
- Paul, ¿acudió a una fiesta anoche? Su vestimenta se ve tan... no lo sé, poco adecuada para la vida del puerto...
- Este... Fuí a una fiesta hace un par de noches, y por eso estoy vestido así. -(Suspiro)- Pero cuando usted me pague, iré a comprar ropa más adecuada para mi trabajo de capataz. Seré un buen capataz. De eso no debe dudar.
- Yo... creo que te ves bien... -dice Lady Katrina antes que Whisky apoye su cabeza junto a la mía. El animal da un resoplido, como diciéndome "¡Relájate hombre!"
Primero no sé que hacer, pero luego estiro los brazos y regreso el abrazo al caballo. A duras penas me aguanto las lágrimas (lo que no evita que mis ojos se pongan rojos cual conejo), pero sonrío al saber que aún antes de llegar a la finca ya tengo un amigo. Entonces la voz de Lady Katrina me recuerda que ella también está presente:
- No te preocupes por la ropa. Una costurera suele venir a casa, para confeccionar el vestuario de mi hijo pequeño. Seguramente venga mañana mismo, el chiquillo se escapó de nuevo y, bueno... Ya sabes cómo son los niños.
Acaricio el cuello de Whisky y volvemos a ponernos en movimiento mientras le respondo:
- ¿Tienes un hijo? -pregunto secándome los ojos con la manga de la camisa- Usted se ve muy joven, que creí que había enviudado sin tener hijos. -Y no lo digo como cumplido, sino porque es lo que pienso. De hecho, después que las palabras salen de mi hocico, pienso en que pueden ser malinterpretadas y me sonrojo un poco. Y aprovecho de cambiar de tema, regresando al tema "fácil" del vestuario:
- Nunca había tenido una costurera que me hiciera ropas a medida. ¿Es muy caro? -digo pensando que es una pregunta razonable, pero cuando Whisky suelta un resoplido, empiezo a desconfiar que dije alguna tontera. ¿Y qué hace uno cuando dice una tontera? Trata de arreglarlo- Digo, estará dentro del presupuesto, ¿verdad?
Nuevo resoplido. Miro enojado a Whisky, pero él sólo mueve las orejas, como si no fuera importante. Estos son los momentos en los que me gustaría que todos los caballos pudieran hablar... Aunque pensándolo bien, mejor que no, que quizás él me delataría con su patrona:
- Digo... Mis medidas son de "hombre normal", entonces la ropa que conseguí siempre me quedó bien. -Y de muestra me muestro la ropa que llevo puesta- Por ejemplo, cuando abrimos un baúl con el capitán, tomé esta camisa, me la probé y me quedó bien, entonces me la quedé. -No, no, no debo seguir hablando, que sin querer se me escapará la palabra pirata entremedio... Mejor regreso al otro tema que no era tan "fácil", que quizás era lo mejor después de todo:
- ¿Y cuántos años tiene su hijo? -Hacía tiempo que no estoy con niños... Desde que fuí secuestrado del orfelinato en realidad, y era un potrillo aún, pero quitando las burlas, era entretenido jugar con ellos...
Off: El post quedó largo, pero en realidad creo que se debe a que tuve que repetir los diálogos, que sentí la necesidad de "ordenar" la conversación.
Re: Caminante no hay camino (Lady Katrina)
Katrina sonríe. No intenta encontrar la lógica de sus comentarios. Supone que habla con metáforas.-No, seguramente parezca un patito feo intentando no ahogarse. Tengo dos pies izquierdos...
Piensa en su comentario como un cumplido, aunque le resulta extraño. No suele recibir muchos hoy en día.
Piensa también que su sonrojo es adorable.
-Tengo dos hijos. -aclara. Pensar en sus retoños le saca una sonrisa melancolica. Los ama, pero sabe que su vida sería más fácil sin ellos. -La edad no se pregunta a una dama, pero le diré que me casé bastante joven. Mi padre... deseaba obtener una dote considerable antes de que perdiésemos nuestras tierras.
Y es que vivir en Lindert no es sencillo. El frío puede destruir hasta el más fuerte de los cultivos... y ese invierno fue uno de los más fríos. Por lo demás, Katrina ya era una señorita en edad de casarse y tener hijos.
Suelta una risa. ¿Por qué pregunta tanta tontería? Que presupuesto, que caro... ¿No entendía que lo pagaría ella?
-Para una persona normal, tal vez... Ella es una buena costurera, de las mejores de la región. Kristoff la adoraba. -eso no tendría mucho sentido para alguien, pero para ella tenía todo el sentido del mundo. Si le gustaba a él, le agradaba a ella. Siempre fue así. -No se preocupe por el dinero. Yo pagaré. Tómelo como una forma de agradecer sus clases de natación, si lo desea.
Acaricia las orejas de Whisky. El caballo guarda más secretos de lo que parece. Tanto de Katrina como de su nuevo capataz...
-No puedo asegurar que sus medidas sean las normales, aun no pongo mis manos en su cuerpo. -dice como si nada, risueña. Presiente que su acompañante está incomodo. Tal vez eso lo ponga peor. -¿Y de donde conseguía su ropa?
-Mi hijo tiene doce años, Paul. Está hecho un travieso, espero que no le cause problemas. No me gustaría para nada que un día me diga que no quiere trabajar más, eso me rompería el corazón.
Para dar más emoción a sus palabras, hace un dulce puchero. Está bromeando, claro. Sí, eso...
Piensa en su comentario como un cumplido, aunque le resulta extraño. No suele recibir muchos hoy en día.
Piensa también que su sonrojo es adorable.
-Tengo dos hijos. -aclara. Pensar en sus retoños le saca una sonrisa melancolica. Los ama, pero sabe que su vida sería más fácil sin ellos. -La edad no se pregunta a una dama, pero le diré que me casé bastante joven. Mi padre... deseaba obtener una dote considerable antes de que perdiésemos nuestras tierras.
Y es que vivir en Lindert no es sencillo. El frío puede destruir hasta el más fuerte de los cultivos... y ese invierno fue uno de los más fríos. Por lo demás, Katrina ya era una señorita en edad de casarse y tener hijos.
Suelta una risa. ¿Por qué pregunta tanta tontería? Que presupuesto, que caro... ¿No entendía que lo pagaría ella?
-Para una persona normal, tal vez... Ella es una buena costurera, de las mejores de la región. Kristoff la adoraba. -eso no tendría mucho sentido para alguien, pero para ella tenía todo el sentido del mundo. Si le gustaba a él, le agradaba a ella. Siempre fue así. -No se preocupe por el dinero. Yo pagaré. Tómelo como una forma de agradecer sus clases de natación, si lo desea.
Acaricia las orejas de Whisky. El caballo guarda más secretos de lo que parece. Tanto de Katrina como de su nuevo capataz...
-No puedo asegurar que sus medidas sean las normales, aun no pongo mis manos en su cuerpo. -dice como si nada, risueña. Presiente que su acompañante está incomodo. Tal vez eso lo ponga peor. -¿Y de donde conseguía su ropa?
-Mi hijo tiene doce años, Paul. Está hecho un travieso, espero que no le cause problemas. No me gustaría para nada que un día me diga que no quiere trabajar más, eso me rompería el corazón.
Para dar más emoción a sus palabras, hace un dulce puchero. Está bromeando, claro. Sí, eso...
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Ela
Líder de los Rebeldes
Re: Caminante no hay camino (Lady Katrina)
¿Patito feo? Nunca he visto a un patito feo en mi vida, que todos los que cuidaba la Hermana María eran de lo más enponjosos y amarillitos... No, una pequeña sonrisa aparece en mi rostro, ya que de seguro ella está diciendo una expresión "de tierra firme", que nunca había oído algo parecido en alta mar.
- ¿Dos? -pregunto con los ojos abiertos, porque me sorprende que con lo joven que se ve ya tenga dos hijos. Pero hago un "ah..." cuando ella me aclara que se casó muy joven. Y arrugo las cejas al oír que su padre quería la dote. ¿Acaso se casó obligada? Voy a preguntarle, pero por un milagro, quizás ocasionado por un sutil movimiento de oreja de Whisky, me callo por un instante, y cambio de tema, hablando de la vestimenta. Y ella responde:
- Para una persona normal, tal vez... Ella es una buena costurera, de las mejores de la región. Kristoff la adoraba. -¿Kristoff? ¿Quién es Kristoff? De pronto recuerdo el mensaje con el ofrecimiento de empleo: viuda de Lord Kristoff. No debería pensar mal de un muerto, pero para mis adentros pienso que si él la adoraba eso no es garantía que sea muy buena...- No se preocupe por el dinero. Yo pagaré. Tómelo como una forma de agradecer sus clases de natación, si lo desea.
- Pues, gracias... ¡Pero no le iba a cobrar por las clases de natación! -Y es verdad, nunca se me pasó por la mente sacar provecho de eso- Yo le quiero enseñar porque es lo mejor sentir como uno flota en el agua. -Me ruborizo un poco, porque no puedo rechazar el regalo... No ahora que realmente necesito por lo menos una muda de ropa que sea... Y pensar que tenía de sobra para elegir en mi camarote... Doy un resoplido justo cuando Lady Katrina vuelve a hablarme:
- ¿Y de donde conseguía su ropa?
Me muerdo el labio, que debo ver cómo "presento" la verdad sin delatarme como pirata. Whisky capta mi silencio y empieza a caminar más despacio, como que atento a lo que voy a decir. ¡Por las barbas de Neptuno! Río nervioso antes de decir:
- Pues, cuando hacíamos "negocios", recibíamos baúles de ropa, la que nos repartí... distribuíamos entre la tripulación. -digo de pronto, feliz de no mentirle, pero tranquilo de no estarme delatando. No sé si ella es una dama que sigue rigurosamente la ley, y mi cuello quiere quedar bien pegado a mi cabeza...
-Mi hijo tiene doce años, Paul. Está hecho un travieso, espero que no le cause problemas. No me gustaría para nada que un día me diga que no quiere trabajar más, eso me rompería el corazón.
- ¿Doce? ¡Pero ésa es una edad muy buena! De seguro que sube en árboles... -pero me detengo al ver el puchero que ella hace- Por favor, no dejaré de trabajar por ello... Yo me crié entre niños, ¡por lo que no me incomodarán en lo absoluto!
Dos niños... será bueno volver a jugar... Y podría enseñarles esgrima, total, tuve un profesor tan bueno que podré enseñarles lo básico que sea. Sólo no podré enseñarles a montar, que... no está en mi naturaleza eso... Pero también podré enseñarles a nadar, que si la madre no sabe, quizás sus hombrecitos tampoco:
- ¿A sus niños les gusta oír cuentos de piratas? -pregunto entusiasmado, pensando en las muchas historias que viví y oí, pero justo cuando termino de hablar, me cubro el hocico con ambas manos. ¿Cómo puedo ser tan torpe?- Digo... En el mar se oyen muchas historias, que deberían entretener mucho a sus hijos.
¿Cuánto falta para que lleguemos a la finca? Me imagino que una vez trabajando, tendré mi mente y mi lengua ocupados en cosas mejores que delatarme, por ejemplo.
- ¿Dos? -pregunto con los ojos abiertos, porque me sorprende que con lo joven que se ve ya tenga dos hijos. Pero hago un "ah..." cuando ella me aclara que se casó muy joven. Y arrugo las cejas al oír que su padre quería la dote. ¿Acaso se casó obligada? Voy a preguntarle, pero por un milagro, quizás ocasionado por un sutil movimiento de oreja de Whisky, me callo por un instante, y cambio de tema, hablando de la vestimenta. Y ella responde:
- Para una persona normal, tal vez... Ella es una buena costurera, de las mejores de la región. Kristoff la adoraba. -¿Kristoff? ¿Quién es Kristoff? De pronto recuerdo el mensaje con el ofrecimiento de empleo: viuda de Lord Kristoff. No debería pensar mal de un muerto, pero para mis adentros pienso que si él la adoraba eso no es garantía que sea muy buena...- No se preocupe por el dinero. Yo pagaré. Tómelo como una forma de agradecer sus clases de natación, si lo desea.
- Pues, gracias... ¡Pero no le iba a cobrar por las clases de natación! -Y es verdad, nunca se me pasó por la mente sacar provecho de eso- Yo le quiero enseñar porque es lo mejor sentir como uno flota en el agua. -Me ruborizo un poco, porque no puedo rechazar el regalo... No ahora que realmente necesito por lo menos una muda de ropa que sea... Y pensar que tenía de sobra para elegir en mi camarote... Doy un resoplido justo cuando Lady Katrina vuelve a hablarme:
- ¿Y de donde conseguía su ropa?
Me muerdo el labio, que debo ver cómo "presento" la verdad sin delatarme como pirata. Whisky capta mi silencio y empieza a caminar más despacio, como que atento a lo que voy a decir. ¡Por las barbas de Neptuno! Río nervioso antes de decir:
- Pues, cuando hacíamos "negocios", recibíamos baúles de ropa, la que nos repartí... distribuíamos entre la tripulación. -digo de pronto, feliz de no mentirle, pero tranquilo de no estarme delatando. No sé si ella es una dama que sigue rigurosamente la ley, y mi cuello quiere quedar bien pegado a mi cabeza...
-Mi hijo tiene doce años, Paul. Está hecho un travieso, espero que no le cause problemas. No me gustaría para nada que un día me diga que no quiere trabajar más, eso me rompería el corazón.
- ¿Doce? ¡Pero ésa es una edad muy buena! De seguro que sube en árboles... -pero me detengo al ver el puchero que ella hace- Por favor, no dejaré de trabajar por ello... Yo me crié entre niños, ¡por lo que no me incomodarán en lo absoluto!
Dos niños... será bueno volver a jugar... Y podría enseñarles esgrima, total, tuve un profesor tan bueno que podré enseñarles lo básico que sea. Sólo no podré enseñarles a montar, que... no está en mi naturaleza eso... Pero también podré enseñarles a nadar, que si la madre no sabe, quizás sus hombrecitos tampoco:
- ¿A sus niños les gusta oír cuentos de piratas? -pregunto entusiasmado, pensando en las muchas historias que viví y oí, pero justo cuando termino de hablar, me cubro el hocico con ambas manos. ¿Cómo puedo ser tan torpe?- Digo... En el mar se oyen muchas historias, que deberían entretener mucho a sus hijos.
¿Cuánto falta para que lleguemos a la finca? Me imagino que una vez trabajando, tendré mi mente y mi lengua ocupados en cosas mejores que delatarme, por ejemplo.
Re: Caminante no hay camino (Lady Katrina)
Katrina suelta una risa ligera. Piensa que Paul se ve gracioso con el rubor de sus mejillas. También adorable.
-Te dije que podías verlo como desearas... - suelta, sin darse cuenta que ha dejado el usted y lo ha tuteado. -Espero que sea cierto...
Pero algo tenía el agua que la repelía. De verdad amaba el hielo y la nieve, pero el agua... era diferente. Parecía estar en otro lado de la naturaleza. Algo erróneo. O un secreto de esos que no conoces sus detalles, pero presientes que existen. Un secreto ancestral.
-Ya veo...
Hace una mueca. Sí, su hijo estaba en esa etapa donde prefiere subir a los árboles que hacer caso a su madre. Supone que es porque está muy unido a la naturaleza, como lo estuvo ella en su niñez. Anya es diferente, no sube a los arboles, pero pasa el tiempo cuidando de su pequeño jardín personal. La chiquitita tiene buena mano...
-Sí, Alexx, mi hijo, sube a los árboles con bastante regularidad. Siendo sincera, no me gusta eso. Preferiría que gastara sus energías en algo menos peligroso. - en cualquier momento se le caía el niño y adiós Alexx... -Eso espero. ¡No deseo estar contratando capataces todas las semanas!
Le sorprende el tema de piratas. Y claro, el gesto de Paul. Pero el hombre es tan extraño en sus actos que prefiere dejarlo pasar. Por ahora. Ya luego le preguntaría más sobre sus cosas.
-¿Piratas? Bueno, viviendo en Marshovia es obvio que hayan oído algunas, pero yo no conozco muchas. - confiesa, ligeramente avergonzada. -Sé más historias de ninfas y otras criaturas de las nieves. Es lo que más se oye al norte, sobre todo en casa de mi padre. -y ya que era ella quien contaba cuentos, pues los niños conocían solo los que recordaba de su niñez. -Si desea contarles historias, le advierto que Alexx es muy... distraído. A veces se sienta a escucharte, otras se va. Si eso pasa, pues sigues otro día. No regresará a oír algo que no llama su atención. Anya es más atenta, pero disfruta más de historias románticas...
Como cualquier niña de su edad. Enamoradiza, suspirando por la llegada de su príncipe encantador mientras teje algo bonito...
Oh, Katrina, ¿qué hiciste mal con ella?
Sobre distancia, faltaba nada más unos cuantos minutos. Al menos para entrar en sus terrenos. Ya para llegar a la casa principal, faltaba otro tanto.
-Te dije que podías verlo como desearas... - suelta, sin darse cuenta que ha dejado el usted y lo ha tuteado. -Espero que sea cierto...
Pero algo tenía el agua que la repelía. De verdad amaba el hielo y la nieve, pero el agua... era diferente. Parecía estar en otro lado de la naturaleza. Algo erróneo. O un secreto de esos que no conoces sus detalles, pero presientes que existen. Un secreto ancestral.
-Ya veo...
Hace una mueca. Sí, su hijo estaba en esa etapa donde prefiere subir a los árboles que hacer caso a su madre. Supone que es porque está muy unido a la naturaleza, como lo estuvo ella en su niñez. Anya es diferente, no sube a los arboles, pero pasa el tiempo cuidando de su pequeño jardín personal. La chiquitita tiene buena mano...
-Sí, Alexx, mi hijo, sube a los árboles con bastante regularidad. Siendo sincera, no me gusta eso. Preferiría que gastara sus energías en algo menos peligroso. - en cualquier momento se le caía el niño y adiós Alexx... -Eso espero. ¡No deseo estar contratando capataces todas las semanas!
Le sorprende el tema de piratas. Y claro, el gesto de Paul. Pero el hombre es tan extraño en sus actos que prefiere dejarlo pasar. Por ahora. Ya luego le preguntaría más sobre sus cosas.
-¿Piratas? Bueno, viviendo en Marshovia es obvio que hayan oído algunas, pero yo no conozco muchas. - confiesa, ligeramente avergonzada. -Sé más historias de ninfas y otras criaturas de las nieves. Es lo que más se oye al norte, sobre todo en casa de mi padre. -y ya que era ella quien contaba cuentos, pues los niños conocían solo los que recordaba de su niñez. -Si desea contarles historias, le advierto que Alexx es muy... distraído. A veces se sienta a escucharte, otras se va. Si eso pasa, pues sigues otro día. No regresará a oír algo que no llama su atención. Anya es más atenta, pero disfruta más de historias románticas...
Como cualquier niña de su edad. Enamoradiza, suspirando por la llegada de su príncipe encantador mientras teje algo bonito...
Oh, Katrina, ¿qué hiciste mal con ella?
Sobre distancia, faltaba nada más unos cuantos minutos. Al menos para entrar en sus terrenos. Ya para llegar a la casa principal, faltaba otro tanto.
Re: Caminante no hay camino (Lady Katrina)
- Spoiler:
- Off: ¿No se va a derretir si toca el agua, verdad?
Miro de reojo a la dama, sin percibir que me agrada mucho su sonrisa. Tiene algo de despreocupada y... sin ataduras. En mi fuero interno empiezo a imaginarla sin esas ropas negras, ya que le van mucho más colores alegres. ¿Cuánto tiempo tiene que aún vestir el luto? Mi experiencia en el orfelinato y en el mar no me dan ninguna respuesta.
- ¿Algo menos peligroso que subirse en árboles? Jajajaja -exclamo riendo al recordar mi niñez a bordo del Revenge: ¡Aún era un potrillo cuando perdí mi ojo derecho! De hecho... ahora me lo toco, sólo para asegurarme que ahí está de nuevo... De veras que fue bueno el hechizo de Megara, que además de transformarme, me recuperó las partes de cuerpo perdidas... Salvo el tatuaje de ancla en mi muslo, ¡mi cuerpo ahora casi no tiene cicatrices! -Bueno, os aseguro que oír cuentos de piratas no deberían hacerle el menor daño a ellos... Y con gusto oiré sus cuentos de ninfas, ya que sólo me sé algunos de hadas, y no muy entretenidos la verdad... También sé historias de sirenas, pero mejor no les cuento ésas, que podrían tener pesadillas. -Ser suspendido en el aire por los polvos mágicos de una hadita vestida de verde, o mis recuerdos de niñez al jugar con haditas no son interesantes para nadie más además de mí; y el encuentro con Mermaid... Un escalofrío me recorre, así que ni me imagino la reacción de niños pequeños.
- Si desea contarles historias, le advierto que Alexx es muy... distraído. A veces se sienta a escucharte, otras se va. Si eso pasa, pues sigues otro día. No regresará a oír algo que no llama su atención. Anya es más atenta, pero disfruta más de historias románticas...
- ¿Tiene un niño y una niña? -pregunto interesado y asombrado a la vez, ya que había entendido que tenía dos niños- Vaya... No le había entendido bien. Pues... no soy muy bueno con las historias románticas... -y después de tanto tiempo, recién me acordé de la bella Desirée, la princesa que me había empezado a enseñar a leer, y a quién iba a decirle mi real "yo", pero no tuve oportunidad, ya que nunca más regresamos al puerto de su reino... Ahora lo más seguro es que también se ha olvidado de mí...
Nos quedamos caminamos un rato en silencio, cada uno sumido en sus pensamientos, hasta que nos deparamos con un gran portón de fierro. Whisky suelta un resoplido mientras yo observo el fierro moldeado en forma de hojas de metal, así como un gran círculo al medio de ambos portones, que forman una letra... No, no es "P", ni "A", tampoco "U" o "L".
Como el camino sigue por tras del portón, me encojo de hombros ante la ignorancia de la letra, pues justo es ninguna de las letras que forman mi nombre, y me dedico a abrir el portón. Es pesado y suenan mucho las bisagras:
- Podría echarle un poco de aceite, si queréis que sea menos ruidoso. -sugiero mientras la empujo, sin pensar que quizás lo quiere bullicioso como medida de seguridad. Y una vez que Whisky pasa con Lady Katrina, cierro el portón, dejándolo como lo encontramos.
Entonces, tras pasar unos árboles frondosos, el paisaje cambia: Muchos parronales se extienden por lomas y más lomas. Todo es muy verde y lineal, y también puedo avistar algunos de los campesinos, quienes dejan sus labores por un momento para saludar a Lady Katrina.
Seré capataz... Además de asegurarme que las plantaciones y las cosechas ocurran, ¿qué más debo hacer? Un viento cruza el valle, borrándome las dudas: me siento igual que cuando estábamos mucho tiempo detenidos en alta mar, y ahora las velas finalmente se despliegan para que avancemos. Mi corazón de poney late acelerado, y si me descuido, me podría poner a silbar.
Re: Caminante no hay camino (Lady Katrina)
- Off:
- Pues no, claro que no .-. Eso sería raro...
La rubia hace una ligera mueca. No está muy segura si esa risa es burlesca o alguna otra cosa. Como sabe que a veces suele ser paranoica (o no, que la gente es muy mala) pues no le dice nada. Comentario feo incluido.
-No creo que un cuento de hadas cause daño a alguien - dice con una expresión de perplejidad. ¿Existía algo como eso? -¡Le contaré algunos cuando tengamos tiempo! De seguro le gustan. Aunque las originales suelen ser historias muy tristes, suelo cambiarle el final para no hacer sentir mal a Anya.
Lo de las sirenas no le agrada. Su expresión se vuelve bastante seria cuando le advierte a Paul. -Esas historias están prohibidas en mi casa. Le ruego no mencionarlas siquiera.
Y dicho esto, vuelve a tener la sonrisa amable de siempre. Como si nada hubiese pasado. Como si esas palabras no fuesen suyas.
-Sí, la menor fue niña. Una pequeña alegría para mis tardes solitarias. Mi marido también se sintió agradecido con su nacimiento. En su familia no es bien visto que nazcan dos varones seguidos, dicen que así solo se crean rivalidades.
Tonterías típicas de una familia de ricos. Katrina nunca lo ha entendido, pero como ahora está apartada de la familia del muerto, pues no tiene importancia ahora.
Al fin llegan a la entrada. -No hace falta, el ruido mantiene apartadas a las visitas indeseadas. - dice moviendo su mano, al tiempo que Whisky la lleva dentro.
Ah, al fin estaban en casa. El olor le saca una sonrisa. Siempre le ha encantado oler la extensión de sus tierras. Tiene la extraña sensación de que huele diferente del exterior. Y puede que tenga razón. Pese a pertenecer a Marshovia, allí no llega ese intenso aroma a sal y brisa marina.
Saluda con una sonrisa amable, pero ligeramente ausente, a sus trabajadores. Con ninguno ha llegado a tener una relación más cercana que un simple saludo. Espera que en algún momento eso cambie, pues recuerda que Kris eran muy cercanos. Su esposo los llamaba a todos por su nombre y sabía en algunos casos el nombre de sus familias. Con ella, el trato era diferente: Katrina era la figura platina, la representación del crudo invierno. Sureños supersticiosos...
-Mirelos bien, Paul. Con ellos tendrá contacto directo todos los días. Su deber será mantenerlos contentos y tranquilos, mientras hacen su trabajo. Aprenderá el negocio en los próximos días, todo lo necesario para mantener el negocio a flote, pero su prioridad será aprender a mantenerlos bajo control, ya que yo no puedo...
Dicho esto, continúa su camino a la casona principal en silencio. Esa que se alza a lo lejos. Sería majestuosa, pero ahora más bien parece el sobreviviente de un terrible incidente. Algunas ventanas se ven claramente rotas, y el ala oeste se nota claramente abandonado, donde la blanca pintura se nota ennegrecida.
-Una de las hermanas de mi esposo vivía en una de esas habitaciones. - explica, indicando la ventana del centro, la más negra de todas. -Hace 6 años, una noche de luna nueva, olvidó apagar una vela que solía usar para leer. Se imaginará cómo terminó todo. Nadie quiso reconstruir ese lado, después de que dijeran que la pobre mujer andaba vagando todavía entre sus pertenencias. A mi me parece una pena, tiene una bonita vista.
Por el tono, es obvio que Katrina no se llevaba bien con su cuñada y que no le sentaba bien no poder usar la totalidad de su hogar solo por su recuerdo. Pero no podía enfrentarse sola a los criados que aun llamaban soñadoramente a la difunta señorita.
-Actualmente, solo mis hijos, algunos criados y yo vivimos allí. Los demás han preferido construir cabañas pequeñas al rededor de la finca. Los trabajadores viven directamente en la aldea. Usted, si lo desea, vivirá allí.
Su dedo muestra un costado de la vieja casona, donde se alza una modesta cabaña, claramente construida recientemente. Para una familia sería pequeña, pero es ideal para un soltero.
Las orejas de Whisky se mueven cuando siente los pasitos ligeros del par de niños que hacen su aparición. Al estar cada vez más cerca de la casa, pues los retoños de Katrina decidieron salir al encuentro de su madre. Alexx es el más rápido y es quien ve primero a Whisky y los demás. Su sonrisa desaparece cuando nota que ahora hay dos personas en lugar de una. Sus ojos infantiles se posan fijamente en el hombre que acompaña a su madre, casi con hostilidad. Claramente Paul no es bienvenido en el territorio del hombrecito, quien se detiene en la entrada y simplemente no saluda. Ha adoptado el papel de hombre de la casa que exige una explicación en silencio.
Anya, por su lado, más lenta gracias al vestido que llevaba, ignora cualquier cosa que no sea su madre, así que ella sí se acerca como si nada. Su andar es el de una damita de sociedad, más femenina que Katrina.
Por su parte, Katrina baja de Whisky con cuidado. Deja que su niña se acerque y la toma en sus brazos, besando su nariz a modo de saludo. Luego de esto, la revisa para asegurarse de que está bien. Costumbre que ha tomado luego de adoptar el papel de jefa, teniendo que dejar sola a la niña en algunos periodos de tiempo.
-Mi princesita, ¿donde metiste esos dientecitos?
La pequeña, tan parecida y a la vez distinta a su madre, cierra la boca con cierta culpabilidad. Sabe que su madre ha notado que comió algunos de sus bombones, esos que no puede comer cuando está sola.
El momento pasa cuando Katrina vuelve a besarla y la deja en el suelo. Anya, inteligente, sabe que de momento no pasará nada.
-Paul, esta es mi hija, Anya. - presenta Katrina, acercandose a su nuevo capataz. -Cielo, él es Paul, va a trabajar aquí desde ahora.
Anya, aunque curiosa, se esconde tras la falda materna, dejando solo su cabeza a la vista. Desde allí saluda al extraño. Katrina ríe. La actitud de su hija le resulta graciosa.
-No te preocupes, dentro de un rato te tomará más confianza. Ven, te mostraré la cabaña. Luego, si deseas, puedo mostrarte lo demás.
Katrina, con la pequeña tomada de su mano, avanza en dirección a la cabaña, aunque por el camino se desvía y va a por su nene. Sabe que si no acerca a Paul ahora, el chiquillo lo vería como un intruso e intentaría echarlo. La condesa no puede permitirse algo semejante.
-Alexx, ¿no vienes a saludar a tu madre?
Por la expresión enfadada, no...
-No creo que un cuento de hadas cause daño a alguien - dice con una expresión de perplejidad. ¿Existía algo como eso? -¡Le contaré algunos cuando tengamos tiempo! De seguro le gustan. Aunque las originales suelen ser historias muy tristes, suelo cambiarle el final para no hacer sentir mal a Anya.
Lo de las sirenas no le agrada. Su expresión se vuelve bastante seria cuando le advierte a Paul. -Esas historias están prohibidas en mi casa. Le ruego no mencionarlas siquiera.
Y dicho esto, vuelve a tener la sonrisa amable de siempre. Como si nada hubiese pasado. Como si esas palabras no fuesen suyas.
-Sí, la menor fue niña. Una pequeña alegría para mis tardes solitarias. Mi marido también se sintió agradecido con su nacimiento. En su familia no es bien visto que nazcan dos varones seguidos, dicen que así solo se crean rivalidades.
Tonterías típicas de una familia de ricos. Katrina nunca lo ha entendido, pero como ahora está apartada de la familia del muerto, pues no tiene importancia ahora.
Al fin llegan a la entrada. -No hace falta, el ruido mantiene apartadas a las visitas indeseadas. - dice moviendo su mano, al tiempo que Whisky la lleva dentro.
Ah, al fin estaban en casa. El olor le saca una sonrisa. Siempre le ha encantado oler la extensión de sus tierras. Tiene la extraña sensación de que huele diferente del exterior. Y puede que tenga razón. Pese a pertenecer a Marshovia, allí no llega ese intenso aroma a sal y brisa marina.
Saluda con una sonrisa amable, pero ligeramente ausente, a sus trabajadores. Con ninguno ha llegado a tener una relación más cercana que un simple saludo. Espera que en algún momento eso cambie, pues recuerda que Kris eran muy cercanos. Su esposo los llamaba a todos por su nombre y sabía en algunos casos el nombre de sus familias. Con ella, el trato era diferente: Katrina era la figura platina, la representación del crudo invierno. Sureños supersticiosos...
-Mirelos bien, Paul. Con ellos tendrá contacto directo todos los días. Su deber será mantenerlos contentos y tranquilos, mientras hacen su trabajo. Aprenderá el negocio en los próximos días, todo lo necesario para mantener el negocio a flote, pero su prioridad será aprender a mantenerlos bajo control, ya que yo no puedo...
Dicho esto, continúa su camino a la casona principal en silencio. Esa que se alza a lo lejos. Sería majestuosa, pero ahora más bien parece el sobreviviente de un terrible incidente. Algunas ventanas se ven claramente rotas, y el ala oeste se nota claramente abandonado, donde la blanca pintura se nota ennegrecida.
-Una de las hermanas de mi esposo vivía en una de esas habitaciones. - explica, indicando la ventana del centro, la más negra de todas. -Hace 6 años, una noche de luna nueva, olvidó apagar una vela que solía usar para leer. Se imaginará cómo terminó todo. Nadie quiso reconstruir ese lado, después de que dijeran que la pobre mujer andaba vagando todavía entre sus pertenencias. A mi me parece una pena, tiene una bonita vista.
Por el tono, es obvio que Katrina no se llevaba bien con su cuñada y que no le sentaba bien no poder usar la totalidad de su hogar solo por su recuerdo. Pero no podía enfrentarse sola a los criados que aun llamaban soñadoramente a la difunta señorita.
-Actualmente, solo mis hijos, algunos criados y yo vivimos allí. Los demás han preferido construir cabañas pequeñas al rededor de la finca. Los trabajadores viven directamente en la aldea. Usted, si lo desea, vivirá allí.
Su dedo muestra un costado de la vieja casona, donde se alza una modesta cabaña, claramente construida recientemente. Para una familia sería pequeña, pero es ideal para un soltero.
Las orejas de Whisky se mueven cuando siente los pasitos ligeros del par de niños que hacen su aparición. Al estar cada vez más cerca de la casa, pues los retoños de Katrina decidieron salir al encuentro de su madre. Alexx es el más rápido y es quien ve primero a Whisky y los demás. Su sonrisa desaparece cuando nota que ahora hay dos personas en lugar de una. Sus ojos infantiles se posan fijamente en el hombre que acompaña a su madre, casi con hostilidad. Claramente Paul no es bienvenido en el territorio del hombrecito, quien se detiene en la entrada y simplemente no saluda. Ha adoptado el papel de hombre de la casa que exige una explicación en silencio.
Anya, por su lado, más lenta gracias al vestido que llevaba, ignora cualquier cosa que no sea su madre, así que ella sí se acerca como si nada. Su andar es el de una damita de sociedad, más femenina que Katrina.
Por su parte, Katrina baja de Whisky con cuidado. Deja que su niña se acerque y la toma en sus brazos, besando su nariz a modo de saludo. Luego de esto, la revisa para asegurarse de que está bien. Costumbre que ha tomado luego de adoptar el papel de jefa, teniendo que dejar sola a la niña en algunos periodos de tiempo.
-Mi princesita, ¿donde metiste esos dientecitos?
La pequeña, tan parecida y a la vez distinta a su madre, cierra la boca con cierta culpabilidad. Sabe que su madre ha notado que comió algunos de sus bombones, esos que no puede comer cuando está sola.
El momento pasa cuando Katrina vuelve a besarla y la deja en el suelo. Anya, inteligente, sabe que de momento no pasará nada.
-Paul, esta es mi hija, Anya. - presenta Katrina, acercandose a su nuevo capataz. -Cielo, él es Paul, va a trabajar aquí desde ahora.
Anya, aunque curiosa, se esconde tras la falda materna, dejando solo su cabeza a la vista. Desde allí saluda al extraño. Katrina ríe. La actitud de su hija le resulta graciosa.
-No te preocupes, dentro de un rato te tomará más confianza. Ven, te mostraré la cabaña. Luego, si deseas, puedo mostrarte lo demás.
Katrina, con la pequeña tomada de su mano, avanza en dirección a la cabaña, aunque por el camino se desvía y va a por su nene. Sabe que si no acerca a Paul ahora, el chiquillo lo vería como un intruso e intentaría echarlo. La condesa no puede permitirse algo semejante.
-Alexx, ¿no vienes a saludar a tu madre?
Por la expresión enfadada, no...
Re: Caminante no hay camino (Lady Katrina)
Asiento cuando dice que cambia el final de las historias para crear "finales felices" para su hija. La inocencia de los niños es su tesoro, y maduran de golpe cuando la pierden... Lo sé por experiencia propia...
Y hago el gesto de sellar mi hocico cuando ella dice que no quiere ninguna historia de sirenas. Si ella no quiere asustar a sus hijos, ¿quién soy yo para contradecirla?
Pero no logro ocultar una mueca al oír que la familia de su marido se complicaría con el nacimiento de dos niños... ¿Acaso no todos quieren tener hombres, para perpetuar el nombre de la familia si son ricos, y para tener más mano de obra para los cultivos si son pobres? Cada vez más pienso que lo mejor que le pasó a Lady Katrina es que se haya muerto ese humano tan poco conveniente...
Y ahora... podré ayudarla en las cosas en las cuales su marido le podría hacer falta... Me hincho el pecho al pensar que ahora tengo la responsabilidad de ser su capataz...
- Mírelos bien, Paul. Con ellos tendrá contacto directo todos los días. Su deber será mantenerlos contentos y tranquilos, mientras hacen su trabajo. Aprenderá el negocio en los próximos días, todo lo necesario para mantener el negocio a flote, pero su prioridad será aprender a mantenerlos bajo control, ya que yo no puedo...
- Me esforzaré en estar a la altura del cargo, Lady Katrina. -Asiento con la cabeza, pues también en altamar el respeto hacia el capitán era lo que nos mantenía unidos y evitaba motines. Un barco desgobernado es un barco zozobrado...
Y hablando de zozobra, la mansión (para Paul sólo existen mansiones, posadas o cabañas) no se ve muy bien cuidada. Escucho con algo de reserva eso de que su cuñada ahora deambula como fantasma por allá... Y más seguro estoy de dormir en la cabaña... Aunque igual eso no quita que, durante el día, se pueda arreglar esa parte de la mansión. Quedaría bonita con una pintura uniforme, y algo de utilidad se podrá hacer con esa habitación como... no se me ocurre qué cosa, pero en algo debe ser útil.
- ¡Me gusta! -dejo escapar al observar la cabaña que es destinada al capataz, es decir, ¡a mí! Está muy próxima a las caballerizas, lo que me agranda la sonrisa- ¿Será sólo para mí entonces? -y Whisky sube y baja la cabeza, como respondiéndome.
De pronto, oigo pasos de niños. Miro a la dirección dónde mira Whisky y mis ojos se posan en dos niños que vienen corriendo hacia nosotros. La niña es una diminuta copia de Lady Katrina, tan delicada y bella como ella. El niño no se le parece mucho, salvo en los ojos, por lo que supongo que es una copia de su difunto marido. Pero no puedo enojarme con una criatura inocente, además que me cae bien enseguida.
Y como si leyera mis pensamientos, el niño se detiene y me mira feo. Le sonrío de vuelta, ya que debo admitir que hechaba de menos el contacto con niños, pero el hombrecito se cruza de brazos con cara de pocos amigos.
Lady Katrina se baja de Whisky para abrazar a su niña, y me llama la atención lo fácil que la toma en brazos... Sonrío al pensar que no dejo de ver a Lady Katrina como un ser frágil, pues debe ser sólo la imagen que proyecta su delicada figura, ya que para comandar una hacienda y ser madre, ella debe tener una gran fortaleza interior.
- A sus órdenes. -le digo a la niña, haciendo una reverencia cuando ella hace las presentaciones, y sonrío al ver a la niñita llena de vergüenza usando a su madre de escudo:
- No te preocupes, dentro de un rato te tomará más confianza. Ven, te mostraré la cabaña. Luego, si deseas, puedo mostrarte lo demás.
- Por supuesto. Sólo me cambiaré la ropa y... Si usted quiere descansar, puedo esperar... Yo estoy bien, y ya quiero saber los procedimientos del trabajo... Pero puedo esperarla. -digo algo enredado, puesto que aunque hemos caminado harto, aún tengo fuerzas para caminar un poco más, pero si ella está cansada, no quiero forzarla a agotarse. Además, estoy empezando a oler a humano, por lo que no estaría de más que me lave... ¿Y me podré cambiar de ropa? Ella me ha ofrecido nuevos trajes, pero la ropa no sale de la nada. Me resigno a sólo lavarme y ponerme la misma ropa sucia, así he estado desde que dejé de ser el contramaestre del Revenge, por lo que estoy casi acostumbrado.
- Alexx, ¿no vienes a saludar a tu madre? -pero el niño sigue mirándola enojado. Entonces decido ayudarla y romper el hielo. Me acerco y le tomo la mano, moviéndola hacia arriba y hacia abajo mientras me presento:
- Soy Paul, y tu madre me ha permitido ser el nuevo capataz. ¿Cómo estás? -debo verme cómico, ya que estoy doblado para alcanzar la altura del niño. Cuando era Pony, no me gustaba cuando me miraban desde arriba, y supongo que eso también puede molestar al primogénito de Lady Katrina.
Y hago el gesto de sellar mi hocico cuando ella dice que no quiere ninguna historia de sirenas. Si ella no quiere asustar a sus hijos, ¿quién soy yo para contradecirla?
Pero no logro ocultar una mueca al oír que la familia de su marido se complicaría con el nacimiento de dos niños... ¿Acaso no todos quieren tener hombres, para perpetuar el nombre de la familia si son ricos, y para tener más mano de obra para los cultivos si son pobres? Cada vez más pienso que lo mejor que le pasó a Lady Katrina es que se haya muerto ese humano tan poco conveniente...
Y ahora... podré ayudarla en las cosas en las cuales su marido le podría hacer falta... Me hincho el pecho al pensar que ahora tengo la responsabilidad de ser su capataz...
- Mírelos bien, Paul. Con ellos tendrá contacto directo todos los días. Su deber será mantenerlos contentos y tranquilos, mientras hacen su trabajo. Aprenderá el negocio en los próximos días, todo lo necesario para mantener el negocio a flote, pero su prioridad será aprender a mantenerlos bajo control, ya que yo no puedo...
- Me esforzaré en estar a la altura del cargo, Lady Katrina. -Asiento con la cabeza, pues también en altamar el respeto hacia el capitán era lo que nos mantenía unidos y evitaba motines. Un barco desgobernado es un barco zozobrado...
Y hablando de zozobra, la mansión (para Paul sólo existen mansiones, posadas o cabañas) no se ve muy bien cuidada. Escucho con algo de reserva eso de que su cuñada ahora deambula como fantasma por allá... Y más seguro estoy de dormir en la cabaña... Aunque igual eso no quita que, durante el día, se pueda arreglar esa parte de la mansión. Quedaría bonita con una pintura uniforme, y algo de utilidad se podrá hacer con esa habitación como... no se me ocurre qué cosa, pero en algo debe ser útil.
- ¡Me gusta! -dejo escapar al observar la cabaña que es destinada al capataz, es decir, ¡a mí! Está muy próxima a las caballerizas, lo que me agranda la sonrisa- ¿Será sólo para mí entonces? -y Whisky sube y baja la cabeza, como respondiéndome.
De pronto, oigo pasos de niños. Miro a la dirección dónde mira Whisky y mis ojos se posan en dos niños que vienen corriendo hacia nosotros. La niña es una diminuta copia de Lady Katrina, tan delicada y bella como ella. El niño no se le parece mucho, salvo en los ojos, por lo que supongo que es una copia de su difunto marido. Pero no puedo enojarme con una criatura inocente, además que me cae bien enseguida.
Y como si leyera mis pensamientos, el niño se detiene y me mira feo. Le sonrío de vuelta, ya que debo admitir que hechaba de menos el contacto con niños, pero el hombrecito se cruza de brazos con cara de pocos amigos.
Lady Katrina se baja de Whisky para abrazar a su niña, y me llama la atención lo fácil que la toma en brazos... Sonrío al pensar que no dejo de ver a Lady Katrina como un ser frágil, pues debe ser sólo la imagen que proyecta su delicada figura, ya que para comandar una hacienda y ser madre, ella debe tener una gran fortaleza interior.
- A sus órdenes. -le digo a la niña, haciendo una reverencia cuando ella hace las presentaciones, y sonrío al ver a la niñita llena de vergüenza usando a su madre de escudo:
- No te preocupes, dentro de un rato te tomará más confianza. Ven, te mostraré la cabaña. Luego, si deseas, puedo mostrarte lo demás.
- Por supuesto. Sólo me cambiaré la ropa y... Si usted quiere descansar, puedo esperar... Yo estoy bien, y ya quiero saber los procedimientos del trabajo... Pero puedo esperarla. -digo algo enredado, puesto que aunque hemos caminado harto, aún tengo fuerzas para caminar un poco más, pero si ella está cansada, no quiero forzarla a agotarse. Además, estoy empezando a oler a humano, por lo que no estaría de más que me lave... ¿Y me podré cambiar de ropa? Ella me ha ofrecido nuevos trajes, pero la ropa no sale de la nada. Me resigno a sólo lavarme y ponerme la misma ropa sucia, así he estado desde que dejé de ser el contramaestre del Revenge, por lo que estoy casi acostumbrado.
- Alexx, ¿no vienes a saludar a tu madre? -pero el niño sigue mirándola enojado. Entonces decido ayudarla y romper el hielo. Me acerco y le tomo la mano, moviéndola hacia arriba y hacia abajo mientras me presento:
- Soy Paul, y tu madre me ha permitido ser el nuevo capataz. ¿Cómo estás? -debo verme cómico, ya que estoy doblado para alcanzar la altura del niño. Cuando era Pony, no me gustaba cuando me miraban desde arriba, y supongo que eso también puede molestar al primogénito de Lady Katrina.
Re: Caminante no hay camino (Lady Katrina)
Katrina sonríe, contenta con la reacción de Paul. El último capataz no había estado muy contento con la cabaña, pese a que era lo más "nuevo" de la finca y que era, claramente, un pequeño lujo. Ella bien podría haberlo dejado en la calle, que sepan.
-Claro, solo para ti. Puedes usarla como consideres conveniente, arreglarla, cambiar algo... Lo que quieras.
Y suena hasta bonito. Una especie de regalo, aunque no lo sea, porque tener cabaña es parte del paquete del trabajo. Igual no deja de pensar en que es agradable ser la causa de una sonrisa sincera. Después de todo, desde hace un tiempo lo único sincero en su vida son sus hijos.
Alexx, por otro lado, no se ve tan contento con las sonrisas de su madre. Menos aun con que el extraño sonría, tanto a él como a madre. Algo le dice que eso está muy, pero muy mal; una emoción bastante más compleja de lo normal. Anya continua en su sitio, entre curiosa y tímida. Incluso se lleva un dedo a la boca, al tiempo que llama la atención de Katrina con la mano libre. -Mami, ¿de veras está a mis ordenes? ¿Le puedo pedir un pony?
Se ve hasta emocionada con la idea, como cualquier niña que pide un pony para navidad. Katrina, avergonzada, niega las palabras de Anya al tiempo que mueve las manos.
-Pero hija, que tonterías dices... - no mira a Paul, ya bastante tiene con la desfachatez de la niña. -No estamos para pony, pero tenemos a Whisky, ¿Ya no le quieres?.
El caballo, celoso, suelta un relincho. -Pero es que yo quiero uno...
Katrina termina por decidir ignorarla. Si es que a veces parecía realmente una niña mimada y tenía mejores cosas que revisar, como a su pequeñín especial.
Al tiempo que madre e hija tienen sus pequeña conversación, Alexx se sorprende por el acercamiento del extraño, sobretodo porque en vez de revolverle el pelo desde lo alto, como todo adulto, lo saluda a su mismo nivel. Como si fueran iguales. El contacto con Paul no agrada demasiado al pequeño, pero al notar la mirada entre esperanzada que le da Katrina de reojo, aguanta las ganas de quitar la mano y le devuelve el apretón con todas sus fuerzas (no muchas, que aun es un niño).
Tarda en responder un poco, ya que está concentrado en ver si "Paul" aguanta. Una vez que tiene su respuesta, termina el saludo y guarda sus manos en sus bolsillos. Sigue enfadado, por lo que no le mira directamente y le habla mirando al suelo. No es tan tonto para desafiar al nuevo capataz de su madre directamente.
-Ya, que bien... Soy Alexx, me encuentro perfectamente.
Y eso es todo, no suelta ni una palabra más. Viendo que su espacio personal es invadido y su orgullo personal está por los suelos, prefiere dar media vuelta y entrar en casa, esperando que el extraño se mantenga fuera de su vista.
Katrina no lo llama. De momento, le basta ese primer contacto. Conoce muy bien a su hijo y sabe que, si insiste más, se enfadaría por más tiempo, mientras que si lo deja terminaría olvidando la razón de su enfado.
Toma la mano de su pequeña. -Oh, cambiarte, claro... - se siente un poco tonta por olvidar algo como eso, por lo que el enredo de palabras pasa desapercibido. -¿Gustas un baño? Mi criada debe tener las cosas listas para mi, la pobre a veces olvida que solo me baño antes de dormir y el agua termina fría. Además, puedo darte ropa limpia. - guiña un ojo, coqueta. Antes de que Paul responda, ya está entrando a la casa principal. -Venga, así también aprovecho de descansar un poco mientras te arreglas. Amo andar en Whisky, pero suele dejarme las piernas adoloridas. Oh, y podemos pedir algún bocadillo. El paseo puede esperar un poco, ¿no cree?
Se siente extraña, al estar invitando a alguien a entrar a esa vieja casa, pero bueno. No puede ser tan malo, por mucho que sea su primera visita en meses. O que esta visita sea hombre. ¡¿Que dirían sus criadas cuando lo vieran?!
-Claro, solo para ti. Puedes usarla como consideres conveniente, arreglarla, cambiar algo... Lo que quieras.
Y suena hasta bonito. Una especie de regalo, aunque no lo sea, porque tener cabaña es parte del paquete del trabajo. Igual no deja de pensar en que es agradable ser la causa de una sonrisa sincera. Después de todo, desde hace un tiempo lo único sincero en su vida son sus hijos.
Alexx, por otro lado, no se ve tan contento con las sonrisas de su madre. Menos aun con que el extraño sonría, tanto a él como a madre. Algo le dice que eso está muy, pero muy mal; una emoción bastante más compleja de lo normal. Anya continua en su sitio, entre curiosa y tímida. Incluso se lleva un dedo a la boca, al tiempo que llama la atención de Katrina con la mano libre. -Mami, ¿de veras está a mis ordenes? ¿Le puedo pedir un pony?
Se ve hasta emocionada con la idea, como cualquier niña que pide un pony para navidad. Katrina, avergonzada, niega las palabras de Anya al tiempo que mueve las manos.
-Pero hija, que tonterías dices... - no mira a Paul, ya bastante tiene con la desfachatez de la niña. -No estamos para pony, pero tenemos a Whisky, ¿Ya no le quieres?.
El caballo, celoso, suelta un relincho. -Pero es que yo quiero uno...
Katrina termina por decidir ignorarla. Si es que a veces parecía realmente una niña mimada y tenía mejores cosas que revisar, como a su pequeñín especial.
Al tiempo que madre e hija tienen sus pequeña conversación, Alexx se sorprende por el acercamiento del extraño, sobretodo porque en vez de revolverle el pelo desde lo alto, como todo adulto, lo saluda a su mismo nivel. Como si fueran iguales. El contacto con Paul no agrada demasiado al pequeño, pero al notar la mirada entre esperanzada que le da Katrina de reojo, aguanta las ganas de quitar la mano y le devuelve el apretón con todas sus fuerzas (no muchas, que aun es un niño).
Tarda en responder un poco, ya que está concentrado en ver si "Paul" aguanta. Una vez que tiene su respuesta, termina el saludo y guarda sus manos en sus bolsillos. Sigue enfadado, por lo que no le mira directamente y le habla mirando al suelo. No es tan tonto para desafiar al nuevo capataz de su madre directamente.
-Ya, que bien... Soy Alexx, me encuentro perfectamente.
Y eso es todo, no suelta ni una palabra más. Viendo que su espacio personal es invadido y su orgullo personal está por los suelos, prefiere dar media vuelta y entrar en casa, esperando que el extraño se mantenga fuera de su vista.
Katrina no lo llama. De momento, le basta ese primer contacto. Conoce muy bien a su hijo y sabe que, si insiste más, se enfadaría por más tiempo, mientras que si lo deja terminaría olvidando la razón de su enfado.
Toma la mano de su pequeña. -Oh, cambiarte, claro... - se siente un poco tonta por olvidar algo como eso, por lo que el enredo de palabras pasa desapercibido. -¿Gustas un baño? Mi criada debe tener las cosas listas para mi, la pobre a veces olvida que solo me baño antes de dormir y el agua termina fría. Además, puedo darte ropa limpia. - guiña un ojo, coqueta. Antes de que Paul responda, ya está entrando a la casa principal. -Venga, así también aprovecho de descansar un poco mientras te arreglas. Amo andar en Whisky, pero suele dejarme las piernas adoloridas. Oh, y podemos pedir algún bocadillo. El paseo puede esperar un poco, ¿no cree?
Se siente extraña, al estar invitando a alguien a entrar a esa vieja casa, pero bueno. No puede ser tan malo, por mucho que sea su primera visita en meses. O que esta visita sea hombre. ¡¿Que dirían sus criadas cuando lo vieran?!
Re: Caminante no hay camino (Lady Katrina)
Off: ¡No tengo palabras para expresar mi alegría!
Aún estoy pensando en qué cosas le haría para mejorar la cabaña, cuando en realidad la veo perfecta, cuando la pequeña Anya dice una palabra que hace que Whisky y yo movamos nuestras orejas:
- Mami, ¿de veras está a mis ordenes? ¿Le puedo pedir un pony? -¿Ella me quiere pedir un pony? ¿Cómo es posible eso? Rápidamente me observo el brazo, específicamente la mano, y compruebo que sigo muy humano, con dedos y todo, y le sonrío medio raro a Whisky, como pidiéndole disculpas, aunque yo no hice nada malo.
Lo bueno es que Lady Katrina no le sigue el hilo. Y voy a saludar al pequeño Alexx: Sonrío al sentir el fuerte apretón que me da, que no me duele (que faltaría mucho para que un niño haga sufrir a un pirata experimentado) sin embargo me gusta saber que tiene pasta de guerrero. Mi apretón se mantiene firme, aunque obviamente sin hacerle el menor daño, hasta que me suelta y esconde sus manos en sus bolsillos:
- ¡Qué bueno! Me gusta estar rodeado de gente bien saludable. -digo respondiéndole, sin embargo, el niño se da vuelta y empieza a caminar hacia la mansión. Me vuelvo a estirar a mi tamaño completo y observo a Lady Katrina. Ella observa a su hombrecito antes de hablarme:
- Pues, sí, me gustaría mucho bañarme ahora. -Digo pero antes de dar un paso, me quedo en la duda de si no me bañaré en la cabaña, que es donde me corresponde.
- Venga, así también aprovecho de descansar un poco mientras te arreglas. Amo andar en Whisky, pero suele dejarme las piernas adoloridas. Oh, y podemos pedir algún bocadillo. El paseo puede esperar un poco, ¿no cree?
- Claro, no me demoraré mucho. -digo retomando mis pasos, para alcanzarlos- Pero el paseo puede ser una vez que usted ya haya descansado, por supuesto. -cruzo el umbral de la puerta, pisando con cuidado de no ensuciar el piso, ya que mis botas han pisado mucha tierra en varios días de caminatas- Mejor me las quito, antes de dejar un rastro... -aunque me callo al ver que igual hay 3 caminos hechos por ellos. Entonces me encojo de hombros y sonrío- Lo siento. ¿Dónde puedo bañarme entonces? -quitarme ese olor a humano realmente es lo primero a hacer. Eso supera incluso el hambre, que con tantas novedades está bien tranquilo mi estómago de momento.
Aún estoy pensando en qué cosas le haría para mejorar la cabaña, cuando en realidad la veo perfecta, cuando la pequeña Anya dice una palabra que hace que Whisky y yo movamos nuestras orejas:
- Mami, ¿de veras está a mis ordenes? ¿Le puedo pedir un pony? -¿Ella me quiere pedir un pony? ¿Cómo es posible eso? Rápidamente me observo el brazo, específicamente la mano, y compruebo que sigo muy humano, con dedos y todo, y le sonrío medio raro a Whisky, como pidiéndole disculpas, aunque yo no hice nada malo.
Lo bueno es que Lady Katrina no le sigue el hilo. Y voy a saludar al pequeño Alexx: Sonrío al sentir el fuerte apretón que me da, que no me duele (que faltaría mucho para que un niño haga sufrir a un pirata experimentado) sin embargo me gusta saber que tiene pasta de guerrero. Mi apretón se mantiene firme, aunque obviamente sin hacerle el menor daño, hasta que me suelta y esconde sus manos en sus bolsillos:
- ¡Qué bueno! Me gusta estar rodeado de gente bien saludable. -digo respondiéndole, sin embargo, el niño se da vuelta y empieza a caminar hacia la mansión. Me vuelvo a estirar a mi tamaño completo y observo a Lady Katrina. Ella observa a su hombrecito antes de hablarme:
- Pues, sí, me gustaría mucho bañarme ahora. -Digo pero antes de dar un paso, me quedo en la duda de si no me bañaré en la cabaña, que es donde me corresponde.
- Venga, así también aprovecho de descansar un poco mientras te arreglas. Amo andar en Whisky, pero suele dejarme las piernas adoloridas. Oh, y podemos pedir algún bocadillo. El paseo puede esperar un poco, ¿no cree?
- Claro, no me demoraré mucho. -digo retomando mis pasos, para alcanzarlos- Pero el paseo puede ser una vez que usted ya haya descansado, por supuesto. -cruzo el umbral de la puerta, pisando con cuidado de no ensuciar el piso, ya que mis botas han pisado mucha tierra en varios días de caminatas- Mejor me las quito, antes de dejar un rastro... -aunque me callo al ver que igual hay 3 caminos hechos por ellos. Entonces me encojo de hombros y sonrío- Lo siento. ¿Dónde puedo bañarme entonces? -quitarme ese olor a humano realmente es lo primero a hacer. Eso supera incluso el hambre, que con tantas novedades está bien tranquilo mi estómago de momento.
Re: Caminante no hay camino (Lady Katrina)
-Tarda lo que quieras, seguro el agua está deliciosa. - dice negando con una mano. -Yo con descansar unos minutos en el diván ya me siento mejor.
La mansión por dentro, siendo sinceros, no es la oda a la belleza o la riqueza. Hay que pensar que a la pobre mujer se le murió el marido, quedó sola y claro, las deudas deben pagarse lo quieras o no. Con el paso del tiempo no quedó otra que empeñar los cuadros, acaso ese bonito jarrón...
Lo que seguía en su sitio eran los "cuadros familiares". Esos nadie quiso tocarlos. Y como no, si la familia de Kristoff tenía una cara que daba cualquier cosa menos una sensación agradable. Era algo en su mirada, en la forma que parecen creer que son los reyes del mundo.
Tanto a Katrina como a sus hijos le desagradan, por lo que ninguno les presta atención.
Avanza por el corredor, despreocupada de si ensucia algo. Siendo una mujer ocupada de otros asuntos, lo que menos le preocupa es tener limpio. Eso correspondía a la dulce señora...
-¿Quién es este extraño y qué hace en esta casa?
Su voz es firme, no mira a Paul sino a Katrina, exigiendo con su mirada una explicación. Y que fuera pronto, el ritmo de su zapato indica que no está de humor para tonterías.
-Baje la voz, Shana, es solo el nuevo capataz... - Katrina sigue en su nube, pese a la actitud de su ama de llaves. Está tranquila, pues nada malo ha hecho.
-¿Y es que acaso el capataz no tiene casa propia, que invade la casa del amo Kristoff? Su lugar es afuera...
Al fin la sonrisa de Katrina desaparece. No le ha agrada para nada el comentario de Shana. En su lugar, parece volverse de una buena vez la señora de la casa, tan estirada como sus compañeras del norte.
-Está aquí puesto que yo le he invitado, por tanto, no hay ningún problema. Le recuerdo que soy yo, Shana, la ama de esta casa; Kristoff habrá sido su consentido, pero no es su viuda. - las palabras son duras, pero la mujer está cansada de la actitud de la que se supone, es su criada, no su madre. -El nombre de mi nuevo capataz es Paul, así va a llamarlo de ahora en adelante. Además, podrá entrar en esta casa cada vez que lo requiera.
Shana aparta la mirada. No desea entrar en conflicto con Katrina, pero sus palabras no le agradan.
-¿Comprende lo que digo? - asiente. Comprende muy bien. -Perfecto.
Katrina voltea, para mirar a Paul. Producto de su enfado, no le da una de sus sonrisas, aunque espera que él note que no está enojada con él.
-Shana le mostrará el baño, allí podrá arreglarse. También le entregará ropa limpia y adecuada. Cierto, ¿mi querida señora?
Shana al fin saca la voz. -Pero ama, no tenemos ropa para él y no me parece adecuado que use el baño de los demás criados...
Katrina no la deja continuar. -Ocupará el mío, por supuesto. No se preocupe, no tendrá que ocupar nada suyo. Por la ropa, saque algo de lo que dejó Kris, está sacando polillas dentro del ropero.
La voz de Shana termina por desaparecer. Sus ojos parecen a punto de salir de sus orbes. ¿La ropa del amo? ¿Usar el baño del amo? ¡Impensable! Pero Katrina no daría su brazo a torcer. Ha dejado muy claro que no está sugiriendo, está ordenando.
-Paul, querido, acompañe a mi ama de llaves, por favor. Y si ocurre algún problema, le ruego me lo diga. No me gustaría que lo haga sentir incomodo. Shana, cuando terminen, llévelo al estudio, esperaré allí.
Terminado esto, Katrina toma la mano de su hija y continua su camino, dejando atrás a su capataz y la mujer más histérica de la mansión. ¿En qué estaba pensando?
La mansión por dentro, siendo sinceros, no es la oda a la belleza o la riqueza. Hay que pensar que a la pobre mujer se le murió el marido, quedó sola y claro, las deudas deben pagarse lo quieras o no. Con el paso del tiempo no quedó otra que empeñar los cuadros, acaso ese bonito jarrón...
Lo que seguía en su sitio eran los "cuadros familiares". Esos nadie quiso tocarlos. Y como no, si la familia de Kristoff tenía una cara que daba cualquier cosa menos una sensación agradable. Era algo en su mirada, en la forma que parecen creer que son los reyes del mundo.
Tanto a Katrina como a sus hijos le desagradan, por lo que ninguno les presta atención.
Avanza por el corredor, despreocupada de si ensucia algo. Siendo una mujer ocupada de otros asuntos, lo que menos le preocupa es tener limpio. Eso correspondía a la dulce señora...
-¡¿Pero qué significa todo esto?!
Bueno, el grito dado por la regordeta mujer tenía de todo, menos dulce. Con paso firme aparece frente a Paul, Katrina y la pequeña Anya. Su apariencia es más arreglada que la de Katrina y como ella, iba de luto riguroso. Su expresión era altiva, casi como si fuera la dueña de casa. En parte era cierto, era ella quien mantenía las cosas en orden. Da una mirada fría a Paul, claramente enfadada por su sola presencia. -¿Quién es este extraño y qué hace en esta casa?
Su voz es firme, no mira a Paul sino a Katrina, exigiendo con su mirada una explicación. Y que fuera pronto, el ritmo de su zapato indica que no está de humor para tonterías.
-Baje la voz, Shana, es solo el nuevo capataz... - Katrina sigue en su nube, pese a la actitud de su ama de llaves. Está tranquila, pues nada malo ha hecho.
-¿Y es que acaso el capataz no tiene casa propia, que invade la casa del amo Kristoff? Su lugar es afuera...
Al fin la sonrisa de Katrina desaparece. No le ha agrada para nada el comentario de Shana. En su lugar, parece volverse de una buena vez la señora de la casa, tan estirada como sus compañeras del norte.
-Está aquí puesto que yo le he invitado, por tanto, no hay ningún problema. Le recuerdo que soy yo, Shana, la ama de esta casa; Kristoff habrá sido su consentido, pero no es su viuda. - las palabras son duras, pero la mujer está cansada de la actitud de la que se supone, es su criada, no su madre. -El nombre de mi nuevo capataz es Paul, así va a llamarlo de ahora en adelante. Además, podrá entrar en esta casa cada vez que lo requiera.
Shana aparta la mirada. No desea entrar en conflicto con Katrina, pero sus palabras no le agradan.
-¿Comprende lo que digo? - asiente. Comprende muy bien. -Perfecto.
Katrina voltea, para mirar a Paul. Producto de su enfado, no le da una de sus sonrisas, aunque espera que él note que no está enojada con él.
-Shana le mostrará el baño, allí podrá arreglarse. También le entregará ropa limpia y adecuada. Cierto, ¿mi querida señora?
Shana al fin saca la voz. -Pero ama, no tenemos ropa para él y no me parece adecuado que use el baño de los demás criados...
Katrina no la deja continuar. -Ocupará el mío, por supuesto. No se preocupe, no tendrá que ocupar nada suyo. Por la ropa, saque algo de lo que dejó Kris, está sacando polillas dentro del ropero.
La voz de Shana termina por desaparecer. Sus ojos parecen a punto de salir de sus orbes. ¿La ropa del amo? ¿Usar el baño del amo? ¡Impensable! Pero Katrina no daría su brazo a torcer. Ha dejado muy claro que no está sugiriendo, está ordenando.
-Paul, querido, acompañe a mi ama de llaves, por favor. Y si ocurre algún problema, le ruego me lo diga. No me gustaría que lo haga sentir incomodo. Shana, cuando terminen, llévelo al estudio, esperaré allí.
Terminado esto, Katrina toma la mano de su hija y continua su camino, dejando atrás a su capataz y la mujer más histérica de la mansión. ¿En qué estaba pensando?
Re: Caminante no hay camino (Lady Katrina)
- Está bien, pero igual no me tardaré mucho. -digo por mi necesidad de siempre decir algo, aunque no sea necesario. Igual... hacen 5 días que no me baño como corresponde, sólo en los ríos, por lo que una sonrisa empieza a aparecer en mi rostro...
Sigo a Lady Katrina y la pequeña Anya, que Alexx ya ha desaparecido de vista, y aunque estoy muy contento con mi nuevo trabajo, las caras feas en las pinturas no dejan de intimidarme... En realidad, recuerdo cuando entré en el castillo de Desirée, e igual que en aquella vez, los cuadros parecen mirarme y acusarme como persona non grata... Pero la niña se da vuelta y me sonríe, por lo que todo debe ir bien, verdad?
- ¡¿Pero qué significa todo esto?! -escucho el rugido de una bestia, que me asusta tanto que doy un salto y mi mano corre por la empuñadura de mi espada. Sin embargo, ella se cierra en el aire, ya que la tripulación del Revenge se encargó de desarmarme completamente y tuve que elegir priorizar la búsqueda de un refugio antes que conseguirme otra espada.- ¿Quién es este extraño y qué hace en esta casa?
El susto es tan inesperado, que mi hocico se demora en articular palabras. Es Lady Katrina quien responde por mí, aunque la bestia, de nombre Shana, insiste en decir que, por ser capataz, mi lugar es afuera. Ante el comentario, bajo mis hombros, ya que en realidad, no soy nada más que un capataz... ¿Y qué es un capataz? Por lo que entendí, es quien hace que las cosas funcionen en la finca. Parecido a un contramaestre en un barco...
Fuí un buen contramaestre, por lo menos hasta que me olvidaron, por lo que en teoría podría ser un buen capataz, ¿verdad? Y si necesitaba algún estímulo para estirarme en toda mi altura, las palabras de Lady Katrina me hacen dibujar una sutil sonrisa en mis labios. Ella se da vuelta justo a tiempo para captarla, por lo que me ruborizo ligeramente.
- Shana le mostrará el baño, allí podrá arreglarse. -Asiento, aunque no muy a gusto de estar en compañía de esa mujer tan... enojada. ¿Pero qué dices Paul? ¿Acaso le temes más que a Mermaid?
Sin embargo, cuando entiendo que me pondré las ropas del difunto... eso no me gusta... Estoy a punto de protestar que puedo permanecer con mis mismas ropas cuando comprendo que no puedo contradecir a Lady Katrina delante de la "sra. bestia"... Por muy "despistado" que sea, comprendo que ellas están disputando algo muy delicado. (¡Momento! ¿Paul comprendió un momento que debía estar CALLADO? ¡Esto es un milagro!)
- Paul, querido, acompañe a mi ama de llaves, por favor. Y si ocurre algún problema, le ruego me lo diga. No me gustaría que lo haga sentir incómodo. Shana, cuando terminen, llévelo al estudio, esperaré allí.
Me sorprendo por la palabra "querido", ya que no estoy acostumbrado a esos tratos... Sin embargo, la mirada de la "sra. bestia" me hace archivar eso para más tarde, ya que ahora es la hora del baño. Doy un largo suspiro antes de abrir la boca y decir:
- Pues... sólo necesito una camisa y un pantalón, que mis botas están en perfecto estado. -en realidad, toda mi ropa está en buen estado, sólo sucia. ¡Lo malo es que la señora me mata con la mirada! Trago saliva, pero, con el pensamiento de que ella no puede matarme como lo haría Mermaid, mi lengua pierde algo de timidez- Y una toalla, si no fuera molestia.
Finalmente, empiezo a seguirla, tratando de no parecer nervioso, aunque lo esté, ya que un capataz no debería aparentar temor. La dueña de casa me ha dado autorización, por lo que no debo actuar como un forajido. La sra. Shana abre la puerta muy bruscamente y con un gesto me indica que entre. Lo hago y doy un nuevo salto al oír como la puerta vuelve a cerrarse de golpe.
- Con razón la mansión se ve descuidada... -pienso en voz alta, mientras me empiezo a quitar la ropa. Entro despacio en el agua tibia- Ah... -¡Hacía mucho que no me bañaba así! Hundo por completo mi cabeza, doblando para ello mis rodillas, ¡feliz de sentir el agua tocando mi cuerpo!
- Espero que esto le sirva. -oigo de pronto una voz luego del chirrido de la puerta. Me siento, con el agua cayendo como cascada a partir de mi crin, mientras la "sra. bestia" deja unas ropas sobre una silla.
- Gracias. -digo automático, mientras ella murmura algo y se va. Las ropas del difunto... En realidad, las palabras de la sra. regresan ahora con fuerza, ya que todo aqui es en realidad de Kristoff... O era, que él ha muerto, y es mi patrona la nueva dueña de todo. Me restriego el brazo mientras pienso que él debió quererla... ¡Sería un tonto si no!
Finalmente, me levanto y observo lo mucho que ensucié el agua. Definitivamente, dormir a la interperie en el bosque no es lo ideal. Me visto y percibo que la ropa me queda bien, aunque la camisa y cintura son un poco más anchas. Pero con ponerme el cinturón del otro pantalón resuelvo ese problema. Con la costumbre de adquirir ropas de baúles, estoy más que vacunado en eso de no ponerme ropas "a la medida".
Sigo a Lady Katrina y la pequeña Anya, que Alexx ya ha desaparecido de vista, y aunque estoy muy contento con mi nuevo trabajo, las caras feas en las pinturas no dejan de intimidarme... En realidad, recuerdo cuando entré en el castillo de Desirée, e igual que en aquella vez, los cuadros parecen mirarme y acusarme como persona non grata... Pero la niña se da vuelta y me sonríe, por lo que todo debe ir bien, verdad?
- ¡¿Pero qué significa todo esto?! -escucho el rugido de una bestia, que me asusta tanto que doy un salto y mi mano corre por la empuñadura de mi espada. Sin embargo, ella se cierra en el aire, ya que la tripulación del Revenge se encargó de desarmarme completamente y tuve que elegir priorizar la búsqueda de un refugio antes que conseguirme otra espada.- ¿Quién es este extraño y qué hace en esta casa?
El susto es tan inesperado, que mi hocico se demora en articular palabras. Es Lady Katrina quien responde por mí, aunque la bestia, de nombre Shana, insiste en decir que, por ser capataz, mi lugar es afuera. Ante el comentario, bajo mis hombros, ya que en realidad, no soy nada más que un capataz... ¿Y qué es un capataz? Por lo que entendí, es quien hace que las cosas funcionen en la finca. Parecido a un contramaestre en un barco...
Fuí un buen contramaestre, por lo menos hasta que me olvidaron, por lo que en teoría podría ser un buen capataz, ¿verdad? Y si necesitaba algún estímulo para estirarme en toda mi altura, las palabras de Lady Katrina me hacen dibujar una sutil sonrisa en mis labios. Ella se da vuelta justo a tiempo para captarla, por lo que me ruborizo ligeramente.
- Shana le mostrará el baño, allí podrá arreglarse. -Asiento, aunque no muy a gusto de estar en compañía de esa mujer tan... enojada. ¿Pero qué dices Paul? ¿Acaso le temes más que a Mermaid?
Sin embargo, cuando entiendo que me pondré las ropas del difunto... eso no me gusta... Estoy a punto de protestar que puedo permanecer con mis mismas ropas cuando comprendo que no puedo contradecir a Lady Katrina delante de la "sra. bestia"... Por muy "despistado" que sea, comprendo que ellas están disputando algo muy delicado. (¡Momento! ¿Paul comprendió un momento que debía estar CALLADO? ¡Esto es un milagro!)
- Paul, querido, acompañe a mi ama de llaves, por favor. Y si ocurre algún problema, le ruego me lo diga. No me gustaría que lo haga sentir incómodo. Shana, cuando terminen, llévelo al estudio, esperaré allí.
Me sorprendo por la palabra "querido", ya que no estoy acostumbrado a esos tratos... Sin embargo, la mirada de la "sra. bestia" me hace archivar eso para más tarde, ya que ahora es la hora del baño. Doy un largo suspiro antes de abrir la boca y decir:
- Pues... sólo necesito una camisa y un pantalón, que mis botas están en perfecto estado. -en realidad, toda mi ropa está en buen estado, sólo sucia. ¡Lo malo es que la señora me mata con la mirada! Trago saliva, pero, con el pensamiento de que ella no puede matarme como lo haría Mermaid, mi lengua pierde algo de timidez- Y una toalla, si no fuera molestia.
Finalmente, empiezo a seguirla, tratando de no parecer nervioso, aunque lo esté, ya que un capataz no debería aparentar temor. La dueña de casa me ha dado autorización, por lo que no debo actuar como un forajido. La sra. Shana abre la puerta muy bruscamente y con un gesto me indica que entre. Lo hago y doy un nuevo salto al oír como la puerta vuelve a cerrarse de golpe.
- Con razón la mansión se ve descuidada... -pienso en voz alta, mientras me empiezo a quitar la ropa. Entro despacio en el agua tibia- Ah... -¡Hacía mucho que no me bañaba así! Hundo por completo mi cabeza, doblando para ello mis rodillas, ¡feliz de sentir el agua tocando mi cuerpo!
- Espero que esto le sirva. -oigo de pronto una voz luego del chirrido de la puerta. Me siento, con el agua cayendo como cascada a partir de mi crin, mientras la "sra. bestia" deja unas ropas sobre una silla.
- Gracias. -digo automático, mientras ella murmura algo y se va. Las ropas del difunto... En realidad, las palabras de la sra. regresan ahora con fuerza, ya que todo aqui es en realidad de Kristoff... O era, que él ha muerto, y es mi patrona la nueva dueña de todo. Me restriego el brazo mientras pienso que él debió quererla... ¡Sería un tonto si no!
Finalmente, me levanto y observo lo mucho que ensucié el agua. Definitivamente, dormir a la interperie en el bosque no es lo ideal. Me visto y percibo que la ropa me queda bien, aunque la camisa y cintura son un poco más anchas. Pero con ponerme el cinturón del otro pantalón resuelvo ese problema. Con la costumbre de adquirir ropas de baúles, estoy más que vacunado en eso de no ponerme ropas "a la medida".
Re: Caminante no hay camino (Lady Katrina)
No, no y no. Shana solo desea lanzarse sobre el bonito y delgado cuello de Katrina, por semejante sacrilegio. Tocar las cosas del amo, dárselas a un simple campesino... ¡No! Y además tiene el descaro de pedirle a ella. ¿Quién se cree que es? Pues claro, el nuevo muñeco de la señora. ¿Para qué preguntar algo así?
Pero Katrina es la la señora, no hay nada que hacer contra eso. Por ahora. Asiente a las palabras de Paul.
-Así sea... - dice, cuidando el tono de sus palabras. Luego inclina ligeramente ante Katrina -Ama.
Luego inicia la caminata. Por dentro, lo único que quiere es sacar al intruso de sus dominios. Por fuera, parece incluso tranquila. El tramo no es especialmente largo y pronto la puerta está abierta y nuevamente cerrada. No especialmente amable.
Avanza al ropero, sacando la ropa más vieja del amo. No pensaba entregar la mejor. Incluso piensa en sacar las finas ropas y llevarlas a su propio dormitorio. Nadie le aseguraba que Katrina no se atreviera a dar lo demás al intruso.
Pronto regresa al baño, entregando las prendas. -Como digas, no tardes demasiado.
No está de ánimos para esperar eternamente. ¿Qué se cree que es? Aun hay cosas que hacer, que limpiar, en la cocina ya es momento de comenzar a preparar la comida, entregar los pedidos particulares... Oh, muchas cosas que hacer. Sí, que ese capataz se apresure. Pronto sabría lo que significaba vivir junto a Shana, o mejor dicho, bajo las ordenes de Shana.
Katrina no está preparada para algo hacerse cargo de algo tan grande. Y Shana no permitiría que un hombre se le acercase, con el riesgo de que la niñita rubia cayese en esas trampas que todos los hombres (excepto Kristoff claro), tendían a las pobres viudas recientes. No sería el primero que alejaba. Condes, duques, incluso un par de caballeros. Todos apartados del camino por el carácter agresivo del ama de llaves. Y la pobre pajarito de luto, nada sospechaba.
Aunque, si es sincera consigo misma, no le asusta en ese sentido la presencia del capataz. ¿Qué podía ofrecerle un pobre hombre sin nada en sus bolsillos, a una de las mujeres más ricas de Marshovia?
Ni idea, tal vez lo hiciera. Katrina conoce de sobra el carácter de su ama de llaves, esa forma tan fría de ver la vida, la forma en que se mueve y habla cual reina en su castillo, el como poco a poco había apartado a Kris de su lado como una araña. Sí, eso era. Una maldita araña gorda y peligrosa.
A veces se pregunta por qué no la ha despedido. Pero no puede hacerlo, el contrato de Shana es muy claro. Se quedaría allí, en la mansión, con el mismo empleo, el mismo sueldo, hasta el día de su muerte. Nada puede hacer contra los deseos no solo de Kris, sino de su suegro.
-Amor, ve a jugar con tu hermano, ¿si? Mami tiene que hacer cosas de adultos.
Ella acepta y se va sin discutir. Es una niña lista y, aunque Shana es amable con ella, conoce muy bien a la bruja para saber que lo mejor es alejarse de ella.
Una vez sola en el estudio, Katrina se relaja. Se sienta en el diván más cómodo, dispuesta a tomar un buen descanso. Se quita el velo, quedando tan solo con el vestido negro. Se siente bastante feliz, con razón. Shana es la gran piedra de su zapato y le encanta hacer cosas para molestarla. ¿Qué mejor que traer un extraño?
-Sí... un extraño...
Da una última mirada a un cuadro que adorna la pared tras el escritorio, que muestra al que fue un bonito matrimonio: Kris de pie, Katrina sentada a su lado. Él con sus manos sobre sus hombros, ella sobre un pequeño bulto en su vientre. Se ven felices, aunque asustados. ¿Cómo no estarlo? Pronto tendrían un bebé, que debía cumplir con las necesidades de la familia. De no hacerlo, Kris tendría problemas.
Pero se querían mucho... Katrina lo sabe. Sabe que su esposo la amaba, que la cuidaba y hubiese dado la vida por ella. ¿Pero bastaba? No. Nunca basta, si no eres capaz de demostrarlo y defender a tu mujer de los monstruos que la rodean en su propia casa.
Pero Katrina es la la señora, no hay nada que hacer contra eso. Por ahora. Asiente a las palabras de Paul.
-Así sea... - dice, cuidando el tono de sus palabras. Luego inclina ligeramente ante Katrina -Ama.
Luego inicia la caminata. Por dentro, lo único que quiere es sacar al intruso de sus dominios. Por fuera, parece incluso tranquila. El tramo no es especialmente largo y pronto la puerta está abierta y nuevamente cerrada. No especialmente amable.
Avanza al ropero, sacando la ropa más vieja del amo. No pensaba entregar la mejor. Incluso piensa en sacar las finas ropas y llevarlas a su propio dormitorio. Nadie le aseguraba que Katrina no se atreviera a dar lo demás al intruso.
Pronto regresa al baño, entregando las prendas. -Como digas, no tardes demasiado.
No está de ánimos para esperar eternamente. ¿Qué se cree que es? Aun hay cosas que hacer, que limpiar, en la cocina ya es momento de comenzar a preparar la comida, entregar los pedidos particulares... Oh, muchas cosas que hacer. Sí, que ese capataz se apresure. Pronto sabría lo que significaba vivir junto a Shana, o mejor dicho, bajo las ordenes de Shana.
Katrina no está preparada para algo hacerse cargo de algo tan grande. Y Shana no permitiría que un hombre se le acercase, con el riesgo de que la niñita rubia cayese en esas trampas que todos los hombres (excepto Kristoff claro), tendían a las pobres viudas recientes. No sería el primero que alejaba. Condes, duques, incluso un par de caballeros. Todos apartados del camino por el carácter agresivo del ama de llaves. Y la pobre pajarito de luto, nada sospechaba.
Aunque, si es sincera consigo misma, no le asusta en ese sentido la presencia del capataz. ¿Qué podía ofrecerle un pobre hombre sin nada en sus bolsillos, a una de las mujeres más ricas de Marshovia?
***
-¿Mami, Shana no va a comerse a Paul verdad? Ni idea, tal vez lo hiciera. Katrina conoce de sobra el carácter de su ama de llaves, esa forma tan fría de ver la vida, la forma en que se mueve y habla cual reina en su castillo, el como poco a poco había apartado a Kris de su lado como una araña. Sí, eso era. Una maldita araña gorda y peligrosa.
A veces se pregunta por qué no la ha despedido. Pero no puede hacerlo, el contrato de Shana es muy claro. Se quedaría allí, en la mansión, con el mismo empleo, el mismo sueldo, hasta el día de su muerte. Nada puede hacer contra los deseos no solo de Kris, sino de su suegro.
-Amor, ve a jugar con tu hermano, ¿si? Mami tiene que hacer cosas de adultos.
Ella acepta y se va sin discutir. Es una niña lista y, aunque Shana es amable con ella, conoce muy bien a la bruja para saber que lo mejor es alejarse de ella.
Una vez sola en el estudio, Katrina se relaja. Se sienta en el diván más cómodo, dispuesta a tomar un buen descanso. Se quita el velo, quedando tan solo con el vestido negro. Se siente bastante feliz, con razón. Shana es la gran piedra de su zapato y le encanta hacer cosas para molestarla. ¿Qué mejor que traer un extraño?
-Sí... un extraño...
Da una última mirada a un cuadro que adorna la pared tras el escritorio, que muestra al que fue un bonito matrimonio: Kris de pie, Katrina sentada a su lado. Él con sus manos sobre sus hombros, ella sobre un pequeño bulto en su vientre. Se ven felices, aunque asustados. ¿Cómo no estarlo? Pronto tendrían un bebé, que debía cumplir con las necesidades de la familia. De no hacerlo, Kris tendría problemas.
Pero se querían mucho... Katrina lo sabe. Sabe que su esposo la amaba, que la cuidaba y hubiese dado la vida por ella. ¿Pero bastaba? No. Nunca basta, si no eres capaz de demostrarlo y defender a tu mujer de los monstruos que la rodean en su propia casa.
Re: Caminante no hay camino (Lady Katrina)
Me estoy mirando en el espejo, ya que estoy con un semblante mucho mejor que el de esta mañana, cuando estaba muerto de frío. ¡Incluso las ojeras se notan menos! Peino mi crin con las manos y tomo mi ropa antes de abrir la puerta.
Y allí está ella... La sra. bestia, sentada, mirándome con un odio tan grande que me hace soltar un resoplido.
- Me tardé poco, ¿verdad? -le pregunto en mi incapacidad de soportar momentos de silencio, sin embargo, la respuesta de la sra. me hace pensar que debiera callarme...
¿Pero cuándo me he quedado callado? Porfiado, insisto, mientras ella me lleva por el corredor:
- ¿Usted lleva muchos años trabajando acá, no? -me fijo que estamos haciendo el mismo camino anterior, por lo que empiezo a hacerme el mapa de la mansión en mi cabeza. Es un hábito que adquirí con mi experiencia en la piratería: siempre saber las vías de escape. Aunque ahora no tengo ganas de huir de aquí... Bueno, de esta sra. sí. Doy un resoplido ante ese pensamiento.
Finalmente llegamos a una habitación, y lo primero que observo es un cuadro de grandes dimensiones que domina gran parte de la pared. En él veo a Lady Katrina, bella como es ella, pero mucho más alegre con un traje que no es negro; a su lado, de pie, el hombre que debe haber sido su marido... Extraño que él no se ve malo... incluso puedo reconocer muchos de los rasgos del pequeño Alexx y, más raro aún, es la primera pintura que me sonríe de todas las que he visto en esta mansión.
- Aqui está el nuevo capataz, ama. -sólo entonces me fijo que Lady Katrina está en la habitación, al ver su vestido negro moverse. Ella se incorpora y me observa. Nervioso, abro mi hocico, claro:
- Estoy listo para conocer mis labores como capataz, Lady Katrina. -de pronto, me fijo que tengo mi ropa sucia en el brazo y agrego- Sólo debo dejar mi ropa en la cabaña antes.
Una vez afuera, respiro hondo, lejos de la opresión de la mansión. ¡Vaya que me sentí ahogado! Miro a Lady Katrina, pensando en lo valiente que es por vivir allá adentro, pero, para cambiar un poco el tema, pregunto:
- ¿Irá usted sobre Whisky? -no sé cuánto hay que caminar... En realidad, ¡no sé como se hace el vino! Sólo sé que en algún momento aplastan las uvas, y ponen el vino en barriles... Espero aprender bien lo que va entremedio, ¡o sino adiós nuevo empleo!
Y allí está ella... La sra. bestia, sentada, mirándome con un odio tan grande que me hace soltar un resoplido.
- Me tardé poco, ¿verdad? -le pregunto en mi incapacidad de soportar momentos de silencio, sin embargo, la respuesta de la sra. me hace pensar que debiera callarme...
¿Pero cuándo me he quedado callado? Porfiado, insisto, mientras ella me lleva por el corredor:
- ¿Usted lleva muchos años trabajando acá, no? -me fijo que estamos haciendo el mismo camino anterior, por lo que empiezo a hacerme el mapa de la mansión en mi cabeza. Es un hábito que adquirí con mi experiencia en la piratería: siempre saber las vías de escape. Aunque ahora no tengo ganas de huir de aquí... Bueno, de esta sra. sí. Doy un resoplido ante ese pensamiento.
Finalmente llegamos a una habitación, y lo primero que observo es un cuadro de grandes dimensiones que domina gran parte de la pared. En él veo a Lady Katrina, bella como es ella, pero mucho más alegre con un traje que no es negro; a su lado, de pie, el hombre que debe haber sido su marido... Extraño que él no se ve malo... incluso puedo reconocer muchos de los rasgos del pequeño Alexx y, más raro aún, es la primera pintura que me sonríe de todas las que he visto en esta mansión.
- Aqui está el nuevo capataz, ama. -sólo entonces me fijo que Lady Katrina está en la habitación, al ver su vestido negro moverse. Ella se incorpora y me observa. Nervioso, abro mi hocico, claro:
- Estoy listo para conocer mis labores como capataz, Lady Katrina. -de pronto, me fijo que tengo mi ropa sucia en el brazo y agrego- Sólo debo dejar mi ropa en la cabaña antes.
Una vez afuera, respiro hondo, lejos de la opresión de la mansión. ¡Vaya que me sentí ahogado! Miro a Lady Katrina, pensando en lo valiente que es por vivir allá adentro, pero, para cambiar un poco el tema, pregunto:
- ¿Irá usted sobre Whisky? -no sé cuánto hay que caminar... En realidad, ¡no sé como se hace el vino! Sólo sé que en algún momento aplastan las uvas, y ponen el vino en barriles... Espero aprender bien lo que va entremedio, ¡o sino adiós nuevo empleo!
Re: Caminante no hay camino (Lady Katrina)
- Me tardé poco, ¿verdad?
¿Poco? ¡Ha tardado minutos preciados y se atreve a decir poco! Shana es una mujer ocupada, ha perdido tiempo valcioso para gritar a las criadas, asustar niños ajenos y escuchar chismes entre las paredes.
-Un perro tardaría menos.
Dicho esto, sigue su camino por el corredor, camino al estudio. Ya está harta de servir de guía a un aparecido cualquiera. Tiene mejores cosas que hacer.
- ¿Usted lleva muchos años trabajando acá, no?
-Llevo aquí toda la vida...
No dice ni una palabra más. Le ordenaron llevarlo, no hablarle. ¿Qué se cree? No están al mismo nivel como para hablar cual viejos amigos. Puede que la pregunta sea inocente, pero Shana es así. Está centrada en sus tareas.
Una vez en la habitación y avisada Katrina, Shana se retira cerrando la puerta tras de si. No se ve feliz. Parece más que harta. Con un grito llama a otra de las criadas, quien se apresura a seguir la voz de la mujer.
-Preparame un caballo, tengo que ir al pueblo...
Debe informar a la señora de los andares de la pobre Katrina y ese extraño suyo.
- Estoy listo para conocer mis labores como capataz, Lady Katrina. Sólo debo dejar mi ropa en la cabaña antes.
-Por supuesto, no hay problema Paul...
Lentamente acompaña a su nuevo capataz fuera de la mansión, dejando sin embargo su velo en el estudio. En casa prefiere no usarlo, le resulta incomodo e innecesario. Después de todo, allí no necesita seguir ese luto riguroso.
-Whisky ha tenido suficiente de mi por hoy. - dice sonriendo. Hay que dejarlo descansar por un rato a él también. -Prefiero que caminemos un poco. No hay tanta prisa para que comience sus labores.
O es que ella no quiere soltarlo, tal vez. Sí, tal vez...Una vez que él deja sus cosas en la cabaña, decide que es tiempo de ir. Despacio, como quien no quiere la cosa, se coloca a su lado. Para explicarle todo, se dice. Porque así es más fácil.
El tiempo pasa relativamente rápido, la caminata es agradable. No se pasa horas hablando de la historia de esas tierras, prefiere explicaciones rápidas y simples. Después de todo, de nada le sirve saber que ahí pasó tal y tal cosa. Ni a ella le sirve.
Terminada gran parte de la explicación, se detiene a descansar un momento bajo la sombra de un árbol. No le molesta sentarse directamente sobre la hierba. Nunca fue exactamente una dama.
-Espero que Shana se haya comportado. - dice, para comenzar una conversación y dar a entender que ha terminado las explicaciones laborales. -Puede ser un poco cruel a veces. No le preste atención, terminará aceptando su presencia tarde o temprano.
Como pasó con ella. Shana solo la aceptó cuando nació Alexx. Si es que era muy bruja la maldita. Ni que ella fuese solo una incubadora de bebés...
-¿Qué le ha parecido la finca? ¿Le ha gustado?
¿Poco? ¡Ha tardado minutos preciados y se atreve a decir poco! Shana es una mujer ocupada, ha perdido tiempo valcioso para gritar a las criadas, asustar niños ajenos y escuchar chismes entre las paredes.
-Un perro tardaría menos.
Dicho esto, sigue su camino por el corredor, camino al estudio. Ya está harta de servir de guía a un aparecido cualquiera. Tiene mejores cosas que hacer.
- ¿Usted lleva muchos años trabajando acá, no?
-Llevo aquí toda la vida...
No dice ni una palabra más. Le ordenaron llevarlo, no hablarle. ¿Qué se cree? No están al mismo nivel como para hablar cual viejos amigos. Puede que la pregunta sea inocente, pero Shana es así. Está centrada en sus tareas.
Una vez en la habitación y avisada Katrina, Shana se retira cerrando la puerta tras de si. No se ve feliz. Parece más que harta. Con un grito llama a otra de las criadas, quien se apresura a seguir la voz de la mujer.
-Preparame un caballo, tengo que ir al pueblo...
Debe informar a la señora de los andares de la pobre Katrina y ese extraño suyo.
***
- Estoy listo para conocer mis labores como capataz, Lady Katrina. Sólo debo dejar mi ropa en la cabaña antes.
-Por supuesto, no hay problema Paul...
Lentamente acompaña a su nuevo capataz fuera de la mansión, dejando sin embargo su velo en el estudio. En casa prefiere no usarlo, le resulta incomodo e innecesario. Después de todo, allí no necesita seguir ese luto riguroso.
-Whisky ha tenido suficiente de mi por hoy. - dice sonriendo. Hay que dejarlo descansar por un rato a él también. -Prefiero que caminemos un poco. No hay tanta prisa para que comience sus labores.
O es que ella no quiere soltarlo, tal vez. Sí, tal vez...Una vez que él deja sus cosas en la cabaña, decide que es tiempo de ir. Despacio, como quien no quiere la cosa, se coloca a su lado. Para explicarle todo, se dice. Porque así es más fácil.
El tiempo pasa relativamente rápido, la caminata es agradable. No se pasa horas hablando de la historia de esas tierras, prefiere explicaciones rápidas y simples. Después de todo, de nada le sirve saber que ahí pasó tal y tal cosa. Ni a ella le sirve.
Terminada gran parte de la explicación, se detiene a descansar un momento bajo la sombra de un árbol. No le molesta sentarse directamente sobre la hierba. Nunca fue exactamente una dama.
-Espero que Shana se haya comportado. - dice, para comenzar una conversación y dar a entender que ha terminado las explicaciones laborales. -Puede ser un poco cruel a veces. No le preste atención, terminará aceptando su presencia tarde o temprano.
Como pasó con ella. Shana solo la aceptó cuando nació Alexx. Si es que era muy bruja la maldita. Ni que ella fuese solo una incubadora de bebés...
-¿Qué le ha parecido la finca? ¿Le ha gustado?
- Spoiler:
- Off: Me ahorré la parte de la explicación porque la user no sabe casi nada de vinos tampoco XD Y mejor evitar decir tonterías. Y para agilizar las cosas, que a este ritmo almorzaran en diciembre!
Re: Caminante no hay camino (Lady Katrina)
- Como usted diga. -le contesto, a pocos pasos de la cabaña, cuando el viento mueve los cabellos de Lady Katrina, y sólo entonces me fijo que ya no lleva aquél velo oscuro. Me detengo más tiempo del prudente observando cómo son claros, lisos y sedosos, ondeando más hermosos que si fueran crines de caballo...
De pronto ella me mira, y me ruborizo, ahora en serio. Aprovecho de "huir" al dejar mis ropas en la cabaña, ¡con la esperanza de que no me vea así tan rojo! Entro lo más rápido posible y... me detengo un corto rato al ver que, aunque pequeña, ¡está muy bonita y cómoda la cabaña! Pero no inspecciono nada, ya que no quiero dejar a mi nueva patrona esperando, por lo que tiro la ropa sobre la mesa, y salgo tan rápido como entré:
- ¡Listo! -digo entre resoplidos, pero no puedo evitar sonreír cuando ella se me acerca, y la brisa me trae todo su olor dulce, diferente de todas las mujeres que he conocido antes.
Ella tampoco acostumbra quedarse callada, y por un rato me dedico solamente a escuchar su voz, deleitado de saber que ella sabe tanto... Podría escucharla por horas y horas sin parar, sin embargo, no está en mi naturaleza guardarme preguntas, y así ella me aclara varias cosas que no tenía idea que fueran hechas de esa forma.
Finalmente ella nos guía a un frondoso árbol, cuya sombra nos protege del ahora fuerte sol del mediodía. Me asombro al verla sentarse sin problemas, digo, en general, las damas que he visto en Marshovia, Lindert, Sinphynea, y en realidad, por todas las partes donde el Revenge me llevó, requerían almohadones, o simplemente no se sentarían en la naturaleza, sin embargo Lady Katrina es diferente... Suelto un suave resoplido, feliz de poder estar a su lado.
- Espero que Shana se haya comportado. -dice de pronto- Puede ser un poco cruel a veces. No le preste atención, terminará aceptando su presencia tarde o temprano.
- Pues... es algo seria, debo admitirlo. Pero hizo todo lo que usted le indicó, como llevarme a la sala de baño y traerme la ropa. -estiro los brazos para que vea que me ha quedado bien la camisa, sólo un poco holgada, ya que debo ser más delgado que el difunto.- Además, por lo que entendí, ella está a cargo de la casa, digo, mansión, pero no tiene nada que hacer respecto a los vinos, ¿verdad? -En cuanto menos la vea, mejor digo yo. Y tan lejos de ella, siento la suficiente seguridad para tomar un poco de pasto y ponerlo en mi boca, aparentando que sólo lo tengo allí, aunque en realidad me lo estoy comiendo lentamente.
- ¡Oh sí, demasiado! -digo sincero y mirándola de frente- ¡Todo está muy bien cuidado! Me ha gustado todo, desde la cabaña hasta los campos! Hasta los campesinos se ven muy colaboradores, como si fueran todos parte de una gran tripulación! -me cuesta contener el entusiasmo, principalmente frente a ella. ¡Si hasta la brisa me recuerda los vientos marinos!
De pronto, una campana empieza a sonar a lo lejos, y los empleados empiezan a dejar de trabajar y caminan hacia nuestras espaldas.
- ¿Qué significa esa campana? -pregunto curioso, aunque ojalá que no sea ninguna alarma de ningún tipo. Ya saben que las únicas alarmas en las vidas de los piratas son de tempestad a la vista o de guardias a la vista...
Off: ¡Vamos a almorzar entonces! Os recuerdo que soy vegetariano.
De pronto ella me mira, y me ruborizo, ahora en serio. Aprovecho de "huir" al dejar mis ropas en la cabaña, ¡con la esperanza de que no me vea así tan rojo! Entro lo más rápido posible y... me detengo un corto rato al ver que, aunque pequeña, ¡está muy bonita y cómoda la cabaña! Pero no inspecciono nada, ya que no quiero dejar a mi nueva patrona esperando, por lo que tiro la ropa sobre la mesa, y salgo tan rápido como entré:
- ¡Listo! -digo entre resoplidos, pero no puedo evitar sonreír cuando ella se me acerca, y la brisa me trae todo su olor dulce, diferente de todas las mujeres que he conocido antes.
Ella tampoco acostumbra quedarse callada, y por un rato me dedico solamente a escuchar su voz, deleitado de saber que ella sabe tanto... Podría escucharla por horas y horas sin parar, sin embargo, no está en mi naturaleza guardarme preguntas, y así ella me aclara varias cosas que no tenía idea que fueran hechas de esa forma.
Finalmente ella nos guía a un frondoso árbol, cuya sombra nos protege del ahora fuerte sol del mediodía. Me asombro al verla sentarse sin problemas, digo, en general, las damas que he visto en Marshovia, Lindert, Sinphynea, y en realidad, por todas las partes donde el Revenge me llevó, requerían almohadones, o simplemente no se sentarían en la naturaleza, sin embargo Lady Katrina es diferente... Suelto un suave resoplido, feliz de poder estar a su lado.
- Espero que Shana se haya comportado. -dice de pronto- Puede ser un poco cruel a veces. No le preste atención, terminará aceptando su presencia tarde o temprano.
- Pues... es algo seria, debo admitirlo. Pero hizo todo lo que usted le indicó, como llevarme a la sala de baño y traerme la ropa. -estiro los brazos para que vea que me ha quedado bien la camisa, sólo un poco holgada, ya que debo ser más delgado que el difunto.- Además, por lo que entendí, ella está a cargo de la casa, digo, mansión, pero no tiene nada que hacer respecto a los vinos, ¿verdad? -En cuanto menos la vea, mejor digo yo. Y tan lejos de ella, siento la suficiente seguridad para tomar un poco de pasto y ponerlo en mi boca, aparentando que sólo lo tengo allí, aunque en realidad me lo estoy comiendo lentamente.
- ¡Oh sí, demasiado! -digo sincero y mirándola de frente- ¡Todo está muy bien cuidado! Me ha gustado todo, desde la cabaña hasta los campos! Hasta los campesinos se ven muy colaboradores, como si fueran todos parte de una gran tripulación! -me cuesta contener el entusiasmo, principalmente frente a ella. ¡Si hasta la brisa me recuerda los vientos marinos!
De pronto, una campana empieza a sonar a lo lejos, y los empleados empiezan a dejar de trabajar y caminan hacia nuestras espaldas.
- ¿Qué significa esa campana? -pregunto curioso, aunque ojalá que no sea ninguna alarma de ningún tipo. Ya saben que las únicas alarmas en las vidas de los piratas son de tempestad a la vista o de guardias a la vista...
Off: ¡Vamos a almorzar entonces! Os recuerdo que soy vegetariano.
- Spoiler:
- Me gustaría poder demostrar algo de mis conocimientos náuticos, que en principio sólo me servirían para saber leer el tiempo. ¿Os parece que podría "predecir" una helada durante la madrugada, evitando perder la producción? (Lo ví en una película y no me puedo resistir usarlo aquí, ya que eran parronales también!)
Re: Caminante no hay camino (Lady Katrina)
-Pues... es algo seria, debo admitirlo. Pero hizo todo lo que usted le indicó, como llevarme a la sala de baño y traerme la ropa. -
Lo mira con curiosidad. Es muy diferente a Kristoff, mucho más delgado e incluso un poco más alto, pero algo tiene. No se parece a los campesinos que adornan sus tierras, ni los nobles que tiene que visitar por el vino y los temas de la corte.
-Que bueno que cumpliera, a veces tiene la costumbre de llevarme la contra.
Sobre todo en temas de crianza de sus retoños. Lo bueno es que Katrina es terca y sus hijos son suyos. Al único que escuchaba era a Kris, entre comillas, porque el hombre nunca formó parte de esas cosas. No es que no quisiera a los niños, es que era un hombre entregado a su gente. Y era mucha gente como para prestar total atención a los pequeños que iban tras las faldas de su etérea madre.
- Además, por lo que entendí, ella está a cargo de la casa, digo, mansión, pero no tiene nada que hacer respecto a los vinos, ¿verdad? -
-Técnicamente sí, es solo la ama de llaves, pero tiene la costumbre de meter sus narices donde no la llaman - aclara con un suspiro. Menudo monstruo tenía en su casa. -Puede que intente darle ordenes, no se lo permita. Solo debe obedecerme a mi, es mi capataz y está a la cabeza en los temas de mis tierras. Shana puede reclamar lo que quiera, ya está hecho.
No dice nada sobre el pasto, aunque quiere. Puede que sean costumbres suyas, como a ella le gustaba andar helada. Su cuarto era el más frío de la casa y tenía la costumbre de llevar la misma ropa en invierno y verano...
- ¡Oh sí, demasiado! ¡Todo está muy bien cuidado! Me ha gustado todo, desde la cabaña hasta los campos! Hasta los campesinos se ven muy colaboradores, como si fueran todos parte de una gran tripulación!
Sonríe ante su entusiasmo. Era el primero que actúa tan animado ante su finca. Eso le gusta, presiente que eso ayudará a que haga un buen trabajo. Y bueno, es agradable tener a alguien al lado tan simpático. Normalmente todos actúan algo tristes a su lado, no sabe si es por respeto a la muerte del patrón o porque ella es deprimente.
- ¿Qué significa esa campana?
-Es el aviso de la comida, ¡al parecer se nos fue la mañana paseando! - aclara Katrina, animada ante la idea de una nueva comida. -Los que trabajan en la finca van a sus hogares o comen entre la hierba lo que se prepara en las cocinas de la casa principal. Depende si son solteros o tienen sus familias en las cercanías. Nosotros - dice, levantándose lentamente y limpiando su vestido con ambas manos. -iremos a comer a la casa. Venga, lo invito. Mis pequeños ya deben estar esperándome.
Toma el brazo de Paul y camina a su lado, ya que el lugar ya está vacío. Después de estar toda una mañana trabajando, los hombres y mujeres no quieren perder un solo momento.
El regreso es más silencioso, ya que Katrina prefiere disfrutar del viento sobre su piel. Es un día bastante agradable para los habitantes de la finca, pero ella no se siente cómoda ante el naciente calor. Hasta piensa en cambiarse el vestido negro por algo más fresco.
Ya en las cercanías de la casa se aleja a una distancia educada del nuevo capataz. Tiene una reputación de viuda que mantener y no quiere que Shana arme un escándalo.
-Dijo que no come carne, ¿verdad? - pregunta, mientras entra y lo guía al comedor.
La mesa es amplia, suficiente para atender varias visitas, pero en este momento solo dos personitas están sentados en ella, Alexx y Anya, atendidos por una criada de piel mas bien morena. Es quien suele cuidar a ambos pequeños en la ausencia de Katrina (y Shana, pero eso la rubia prefiere ignorarlo).
-Pon otro plato, hoy comeremos cuatro. - indica a Paul. -Nada de carne para él. Paul, siéntese donde quiera, como ve las sillas sobran.
Ríe. Tiene pensado vender pronto esa mesa y adquirir una más modesta, que a veces encuentra deprimente ver tanto espacio vacío. Ella se sienta entre sus hijos. Ya no se sienta junto a la cabecera, ya que no tiene sentido. No hay marido a quien tomar la mano.
El comedor al menos no tiene ningún cuadro familiar, tan solo un par que muestran frutas aparentemente deliciosas y otro una persona bebiendo una copa de vino.
La criada pronto regresa, dejando la comida sobre la mesa. Para Paul, una extraña ensalada que a ojos de Katrina y sus hijos seguro deja con hambre. Para ellos, pescado fresco traído del puerto a primera hora acompañado de algunas verduras. Pocas veces lo comen, por temas prácticos: viven alejados del puerto. También hay vino para ambos adultos y jugo para los pequeños; Katrina tiene prohibido que sus retoños consuman otra cosa. El postre siempre llega una vez que los niños han terminado su plato.
Alexx comienza a comer de inmediato, hambriento, mientras que Katrina se dedica a cortar en trozos el pescado de Anya. La niña es algo consentida en esos temas, cosa que a su madre no le molesta. Una vez termina la mitad, ambas comienzan a comer. Se ven extrañamente similares en sus gestos, aunque Anya es mucho más educada.
-Si necesita algo, pídalo sin miedo y ella lo traerá. No estoy segura de qué le gusta.
La comida transcurre sin inconvenientes, aunque Alexx no despega la vista de Paul. Sigue enfadado con su presencia. Katrina por su parte, da algunas miradas furtivas, aunque deja de hacerlo cuando Anya le pide más jugo.
La pequeña Anya, esperando demostrar a su madre que ha asistido a sus clases de etiqueta, pregunta de pronto: -Señor Paul, ¿Cuanto tiempo se va a quedar en casa?
Después de todo, no era el primero en llegar a la finca, pero sí el primero que les hablaba o que entraba en la casa. Más aun, era el primero que usaba esa mesa desde la muerte de su padre.
Katrina solo bebe de su copa. Su aprobación por las palabras de su hija es silenciosa, pero a la chica le basta.
-No seas tonta, se va a largar pronto. - dice Alexx, mirando enfadado a su hermanita. -Shana lo dijo...
-Pero ella no manda, así que no importa. - interrumpe Katrina, sin dejar de mirar su plato, llevando lentamente a su boca un trozo de pescado. Mastica, traga, bebe más vino. Como si nada. Pero Alexx ya está otra vez comiendo, avergonzado.
Lo mira con curiosidad. Es muy diferente a Kristoff, mucho más delgado e incluso un poco más alto, pero algo tiene. No se parece a los campesinos que adornan sus tierras, ni los nobles que tiene que visitar por el vino y los temas de la corte.
-Que bueno que cumpliera, a veces tiene la costumbre de llevarme la contra.
Sobre todo en temas de crianza de sus retoños. Lo bueno es que Katrina es terca y sus hijos son suyos. Al único que escuchaba era a Kris, entre comillas, porque el hombre nunca formó parte de esas cosas. No es que no quisiera a los niños, es que era un hombre entregado a su gente. Y era mucha gente como para prestar total atención a los pequeños que iban tras las faldas de su etérea madre.
- Además, por lo que entendí, ella está a cargo de la casa, digo, mansión, pero no tiene nada que hacer respecto a los vinos, ¿verdad? -
-Técnicamente sí, es solo la ama de llaves, pero tiene la costumbre de meter sus narices donde no la llaman - aclara con un suspiro. Menudo monstruo tenía en su casa. -Puede que intente darle ordenes, no se lo permita. Solo debe obedecerme a mi, es mi capataz y está a la cabeza en los temas de mis tierras. Shana puede reclamar lo que quiera, ya está hecho.
No dice nada sobre el pasto, aunque quiere. Puede que sean costumbres suyas, como a ella le gustaba andar helada. Su cuarto era el más frío de la casa y tenía la costumbre de llevar la misma ropa en invierno y verano...
- ¡Oh sí, demasiado! ¡Todo está muy bien cuidado! Me ha gustado todo, desde la cabaña hasta los campos! Hasta los campesinos se ven muy colaboradores, como si fueran todos parte de una gran tripulación!
Sonríe ante su entusiasmo. Era el primero que actúa tan animado ante su finca. Eso le gusta, presiente que eso ayudará a que haga un buen trabajo. Y bueno, es agradable tener a alguien al lado tan simpático. Normalmente todos actúan algo tristes a su lado, no sabe si es por respeto a la muerte del patrón o porque ella es deprimente.
- ¿Qué significa esa campana?
-Es el aviso de la comida, ¡al parecer se nos fue la mañana paseando! - aclara Katrina, animada ante la idea de una nueva comida. -Los que trabajan en la finca van a sus hogares o comen entre la hierba lo que se prepara en las cocinas de la casa principal. Depende si son solteros o tienen sus familias en las cercanías. Nosotros - dice, levantándose lentamente y limpiando su vestido con ambas manos. -iremos a comer a la casa. Venga, lo invito. Mis pequeños ya deben estar esperándome.
Toma el brazo de Paul y camina a su lado, ya que el lugar ya está vacío. Después de estar toda una mañana trabajando, los hombres y mujeres no quieren perder un solo momento.
El regreso es más silencioso, ya que Katrina prefiere disfrutar del viento sobre su piel. Es un día bastante agradable para los habitantes de la finca, pero ella no se siente cómoda ante el naciente calor. Hasta piensa en cambiarse el vestido negro por algo más fresco.
Ya en las cercanías de la casa se aleja a una distancia educada del nuevo capataz. Tiene una reputación de viuda que mantener y no quiere que Shana arme un escándalo.
-Dijo que no come carne, ¿verdad? - pregunta, mientras entra y lo guía al comedor.
La mesa es amplia, suficiente para atender varias visitas, pero en este momento solo dos personitas están sentados en ella, Alexx y Anya, atendidos por una criada de piel mas bien morena. Es quien suele cuidar a ambos pequeños en la ausencia de Katrina (y Shana, pero eso la rubia prefiere ignorarlo).
-Pon otro plato, hoy comeremos cuatro. - indica a Paul. -Nada de carne para él. Paul, siéntese donde quiera, como ve las sillas sobran.
Ríe. Tiene pensado vender pronto esa mesa y adquirir una más modesta, que a veces encuentra deprimente ver tanto espacio vacío. Ella se sienta entre sus hijos. Ya no se sienta junto a la cabecera, ya que no tiene sentido. No hay marido a quien tomar la mano.
El comedor al menos no tiene ningún cuadro familiar, tan solo un par que muestran frutas aparentemente deliciosas y otro una persona bebiendo una copa de vino.
La criada pronto regresa, dejando la comida sobre la mesa. Para Paul, una extraña ensalada que a ojos de Katrina y sus hijos seguro deja con hambre. Para ellos, pescado fresco traído del puerto a primera hora acompañado de algunas verduras. Pocas veces lo comen, por temas prácticos: viven alejados del puerto. También hay vino para ambos adultos y jugo para los pequeños; Katrina tiene prohibido que sus retoños consuman otra cosa. El postre siempre llega una vez que los niños han terminado su plato.
Alexx comienza a comer de inmediato, hambriento, mientras que Katrina se dedica a cortar en trozos el pescado de Anya. La niña es algo consentida en esos temas, cosa que a su madre no le molesta. Una vez termina la mitad, ambas comienzan a comer. Se ven extrañamente similares en sus gestos, aunque Anya es mucho más educada.
-Si necesita algo, pídalo sin miedo y ella lo traerá. No estoy segura de qué le gusta.
La comida transcurre sin inconvenientes, aunque Alexx no despega la vista de Paul. Sigue enfadado con su presencia. Katrina por su parte, da algunas miradas furtivas, aunque deja de hacerlo cuando Anya le pide más jugo.
La pequeña Anya, esperando demostrar a su madre que ha asistido a sus clases de etiqueta, pregunta de pronto: -Señor Paul, ¿Cuanto tiempo se va a quedar en casa?
Después de todo, no era el primero en llegar a la finca, pero sí el primero que les hablaba o que entraba en la casa. Más aun, era el primero que usaba esa mesa desde la muerte de su padre.
Katrina solo bebe de su copa. Su aprobación por las palabras de su hija es silenciosa, pero a la chica le basta.
-No seas tonta, se va a largar pronto. - dice Alexx, mirando enfadado a su hermanita. -Shana lo dijo...
-Pero ella no manda, así que no importa. - interrumpe Katrina, sin dejar de mirar su plato, llevando lentamente a su boca un trozo de pescado. Mastica, traga, bebe más vino. Como si nada. Pero Alexx ya está otra vez comiendo, avergonzado.
- Spoiler:
- Por mi no hay problema mejor si ayuda, así podrías ganarte la confianza de los trabajadores más rápido. Si quieres ya en el próximo post nos saltamos el resto de la tarde hasta la noche ^^
Re: Caminante no hay camino (Lady Katrina)
"...a veces tiene la costumbre de llevarme la contra... Solo debe obedecerme a mi, es mi capataz y está a la cabeza en los temas de mis tierras."
Respiro hondo al recordar las palabras de mi nueva patrona... Lástima que aqui no se pueda abandonar a la tripulación amotinada en una isla, como lo hizo varias veces mi capitán. La vida en tierra firme es mucho más complicada... Sin embargo, apelando a que mi origen es terrestre, haré el esfuerzo necesario para encajar aquí.
Y caminar tan cerca de Lady Katrina hace que todo sea más fácil. ¿O lo hace más dificil? De todas formas me sorprende su ausencia de pudor en tomarme el brazo, como si nos conociéramos de toda la vida.
Me sorprende, pero me agrada. Respiro hondo, sintiendo mucho mejor su dulce aroma, el que está en sintonía con la brisa primaveral que nos rodea. Esa brisa nos promete que el invierno pronto se acabará, así como mis tiempos de deambular sin rumbo: Ya tengo una posición de mando similar a mi puesto de contramaestre y... se siente demasiado bien caminar junto a ella...
Por lo mismo no logro disimular una mueca cuando ella se deshace de mi brazo. Enarco una ceja mientras emito un diminuto resoplido, cuando veo sus ojos fijos en un punto: la mansión. Pongo mis manos hacia atrás, colaborando con la distancia necesaria. No puedo olvidar que soy un prófugo de la ley, un pirata forajido, demasiado lejos de lo que una dueña de hacienda querría como compañía.
Involuntariamente bajo los hombros, en un intento insconciente por empequeñecerme y pasar desaparcebido. Algo demasiado ilógico dada mi estatura, pero así y todo, sigo intentando ser menor de lo que soy:
- No, no como nada que hable. -le respondo, en voz baja, sólo lo justo e indispensable para que me escuche ella. Sin embargo, al entrar en el comedor, la presencia de los niños me hace olvidar mis problemas personales y les sonrío de inmediato, respondiéndoles a sus sonrisas.
Corrección: Sólo la niña, Anya, me sonríe, que Alexx sigue mirándome muy feo. Pero aunque sea parecido al difunto, no dejaré de sonreírle, que estar con niños me recuerda mi época de potrillo inocente en el orfelinato.
Sin embargo, me quedo observando la gran mesa. ¿Alguna vez nos enseñó la Hermana María sobre las posiciones en la mesa? ¡Ni siquiera en el Revenge vimos algo sobre eso! La indecisión se termina cuando la empleada pone el plato extra al frente del de su patrona y sus hijos. Sin más titubeos, me siento allí mismo. ¿Se me notan los nervios en la cara colorada? Espero que no...
- Es todo muy lindo acá. -digo sin lograr refrenar mi lengua- Todo grande, empezando por esta mesa, así como los salones, pasillos, los cuadros. -Por suerte que llega un delicioso plato ante mí, que con la boca llena es más dificil que mi lengua me ponga en apuros.
¿Pero sólo mi lengua me deja en problemas? Infelizmente mis modales tampoco son los ideales, ya que tengo la primera hoja en mi hocico cuando me fijo que la niña está aguardando algo. Suelto la hoja que tengo en mi mano, pero no boto la que estoy masticando. ¡Está demasiado deliciosa como para desperdiciarla! Entonces me fijo que el niño no espera nada. ¿Qué hago? Aguardo...
Finalmente Lady Katrina y su hija empiezan a comer, por lo que yo también:
- Eshtá muy rica la enshalada. -digo con el hocico lleno. El paso siguiente es probar el famoso vino, y tomo la copa, que es graciosa e inútil, ya que contiene menos líquidos que las tradicionales jarras de cevada de la posada, o los nada delicados vasos de ron que tomábamos en alta mar. Aunque, en realidad creo que las había visto antes en la posada de Babette... En las manos de Lady Katrina.- No necesito másh, grashias.
Sigo comiendo mis hojitas, mientras ellos comen sus comidas. Alexx sigue mirándome feo, por lo que le pregunto:
- ¿Quieres más ensalada? -digo tras tragar una hoja, pero obviamente sigue con su cara larga.
- Señor Paul, ¿Cuanto tiempo se va a quedar en casa? -pregunta de pronto la pequeña Anya. Observo a Lady Katrina, buscando alguna respuesta, pero ella se concentra en su copa de vino, por lo que contesto:
- Estoy a prueba, pero me encantará permanecer aquí por mucho tiempo. -digo contento, ya que de verdad que quiero seguir aquí...
- No seas tonta, se va a largar pronto. Shana lo dijo... -me pongo ligeramente colorado, y antes que conteste algo, la lengua de Lady Katrina es más rápida que la mía:
- Pero ella no manda, así que no importa. -dice mi bella patrona, con su dulce y firme voz. Igual la harmonía se ha roto, por lo que finalmente me callo. Y así transcurre el almuerzo, silencioso hasta que la pequeña Katrina me hace otra pregunta, de la cual los tres nos reímos, y se recupera el buen ambiente.
Finalmente, ella se retira a descansar con sus hijos, y yo me voy a revisar mi cabaña de forma definitiva.
- ¡"Mi" cabaña! -digo pensando en voz alta, contento de volver a tener un espacio sólo mío, como era cuando tenía mi camarote. Me sale un suspiro triste, pero trato de empujarlo con entusiasmo por explorar. Finalmente me siento en la cama, para ver como es y, sin más, me acuesto y duermo como hacía días no lo hacía...
***
Tengo un sueño extraño, medio abstracto, sin reconocer mucho a la gente, pero lo que recuerdo cuando despierto es que estaba de vuelta al Revenge, y se venía un viento de tempestad. Me siento de pronto, y me demoro en recordar que estoy en una cabaña, a salvo por el momento.
Sin embargo, el viento frío que choca con mi crin, aunque no es señal de tempestad, me deja alerta. Me levanto y voy descalzo afuera, entonces me concentro en las nubes aquí, el espacio vacío allí, y mi cuerpo se estremece ligeramente:
- Hará mucho frío más tarde. -digo sin fijarme que un campesino está cerca, caminando rumbo hacia... hacia algún lugar, su casa creo. Pero él quiere que me fije en él, ya que me responde, entre risas:
- ¿De dónde saca eso?
- Pero ¿no ves? -digo sorprendido, y empiezo a apuntar- Allí en el noroeste, el cielo está demasiado despejado, justo desde donde viene este viento frío. Por allá, hay muchas nubes bajas, pero están estancadas allá, y el viento de levante sólo seguirá empujándolas hacia esos cerros, de ahí que no lloverá, pero sí bajará la temperatura. - El tipo me mira extrañado, pero lo que digo es cierto. De hecho... ¿será importante para el cuidado de las uvas? Mi buena memoria me recuerda que mi patrona algo dijo al respecto durante la charla matutina, por lo que me decido a preguntarle. El barco que no mantiene su posición de barlovento es el que pierde el botín.
Son tantas las ganas de volver a hablar con Lady Katrina que olvido calzarme las botas, y sólo me doy cuenta cuando piso el frío suelo de mármol. Pero no hay posibilidad de devolverme, que Shana está en el umbral, seria como siempre la veo. Parece que no tiene otra cara:
- Buenas noches. Necesito hablar con Lady Katrina. -y como su cara se arruga levemente, agrego- Por favor.
Respiro hondo al recordar las palabras de mi nueva patrona... Lástima que aqui no se pueda abandonar a la tripulación amotinada en una isla, como lo hizo varias veces mi capitán. La vida en tierra firme es mucho más complicada... Sin embargo, apelando a que mi origen es terrestre, haré el esfuerzo necesario para encajar aquí.
Y caminar tan cerca de Lady Katrina hace que todo sea más fácil. ¿O lo hace más dificil? De todas formas me sorprende su ausencia de pudor en tomarme el brazo, como si nos conociéramos de toda la vida.
Me sorprende, pero me agrada. Respiro hondo, sintiendo mucho mejor su dulce aroma, el que está en sintonía con la brisa primaveral que nos rodea. Esa brisa nos promete que el invierno pronto se acabará, así como mis tiempos de deambular sin rumbo: Ya tengo una posición de mando similar a mi puesto de contramaestre y... se siente demasiado bien caminar junto a ella...
Por lo mismo no logro disimular una mueca cuando ella se deshace de mi brazo. Enarco una ceja mientras emito un diminuto resoplido, cuando veo sus ojos fijos en un punto: la mansión. Pongo mis manos hacia atrás, colaborando con la distancia necesaria. No puedo olvidar que soy un prófugo de la ley, un pirata forajido, demasiado lejos de lo que una dueña de hacienda querría como compañía.
Involuntariamente bajo los hombros, en un intento insconciente por empequeñecerme y pasar desaparcebido. Algo demasiado ilógico dada mi estatura, pero así y todo, sigo intentando ser menor de lo que soy:
- No, no como nada que hable. -le respondo, en voz baja, sólo lo justo e indispensable para que me escuche ella. Sin embargo, al entrar en el comedor, la presencia de los niños me hace olvidar mis problemas personales y les sonrío de inmediato, respondiéndoles a sus sonrisas.
Corrección: Sólo la niña, Anya, me sonríe, que Alexx sigue mirándome muy feo. Pero aunque sea parecido al difunto, no dejaré de sonreírle, que estar con niños me recuerda mi época de potrillo inocente en el orfelinato.
Sin embargo, me quedo observando la gran mesa. ¿Alguna vez nos enseñó la Hermana María sobre las posiciones en la mesa? ¡Ni siquiera en el Revenge vimos algo sobre eso! La indecisión se termina cuando la empleada pone el plato extra al frente del de su patrona y sus hijos. Sin más titubeos, me siento allí mismo. ¿Se me notan los nervios en la cara colorada? Espero que no...
- Es todo muy lindo acá. -digo sin lograr refrenar mi lengua- Todo grande, empezando por esta mesa, así como los salones, pasillos, los cuadros. -Por suerte que llega un delicioso plato ante mí, que con la boca llena es más dificil que mi lengua me ponga en apuros.
¿Pero sólo mi lengua me deja en problemas? Infelizmente mis modales tampoco son los ideales, ya que tengo la primera hoja en mi hocico cuando me fijo que la niña está aguardando algo. Suelto la hoja que tengo en mi mano, pero no boto la que estoy masticando. ¡Está demasiado deliciosa como para desperdiciarla! Entonces me fijo que el niño no espera nada. ¿Qué hago? Aguardo...
Finalmente Lady Katrina y su hija empiezan a comer, por lo que yo también:
- Eshtá muy rica la enshalada. -digo con el hocico lleno. El paso siguiente es probar el famoso vino, y tomo la copa, que es graciosa e inútil, ya que contiene menos líquidos que las tradicionales jarras de cevada de la posada, o los nada delicados vasos de ron que tomábamos en alta mar. Aunque, en realidad creo que las había visto antes en la posada de Babette... En las manos de Lady Katrina.- No necesito másh, grashias.
Sigo comiendo mis hojitas, mientras ellos comen sus comidas. Alexx sigue mirándome feo, por lo que le pregunto:
- ¿Quieres más ensalada? -digo tras tragar una hoja, pero obviamente sigue con su cara larga.
- Señor Paul, ¿Cuanto tiempo se va a quedar en casa? -pregunta de pronto la pequeña Anya. Observo a Lady Katrina, buscando alguna respuesta, pero ella se concentra en su copa de vino, por lo que contesto:
- Estoy a prueba, pero me encantará permanecer aquí por mucho tiempo. -digo contento, ya que de verdad que quiero seguir aquí...
- No seas tonta, se va a largar pronto. Shana lo dijo... -me pongo ligeramente colorado, y antes que conteste algo, la lengua de Lady Katrina es más rápida que la mía:
- Pero ella no manda, así que no importa. -dice mi bella patrona, con su dulce y firme voz. Igual la harmonía se ha roto, por lo que finalmente me callo. Y así transcurre el almuerzo, silencioso hasta que la pequeña Katrina me hace otra pregunta, de la cual los tres nos reímos, y se recupera el buen ambiente.
Finalmente, ella se retira a descansar con sus hijos, y yo me voy a revisar mi cabaña de forma definitiva.
- ¡"Mi" cabaña! -digo pensando en voz alta, contento de volver a tener un espacio sólo mío, como era cuando tenía mi camarote. Me sale un suspiro triste, pero trato de empujarlo con entusiasmo por explorar. Finalmente me siento en la cama, para ver como es y, sin más, me acuesto y duermo como hacía días no lo hacía...
***
Tengo un sueño extraño, medio abstracto, sin reconocer mucho a la gente, pero lo que recuerdo cuando despierto es que estaba de vuelta al Revenge, y se venía un viento de tempestad. Me siento de pronto, y me demoro en recordar que estoy en una cabaña, a salvo por el momento.
Sin embargo, el viento frío que choca con mi crin, aunque no es señal de tempestad, me deja alerta. Me levanto y voy descalzo afuera, entonces me concentro en las nubes aquí, el espacio vacío allí, y mi cuerpo se estremece ligeramente:
- Hará mucho frío más tarde. -digo sin fijarme que un campesino está cerca, caminando rumbo hacia... hacia algún lugar, su casa creo. Pero él quiere que me fije en él, ya que me responde, entre risas:
- ¿De dónde saca eso?
- Pero ¿no ves? -digo sorprendido, y empiezo a apuntar- Allí en el noroeste, el cielo está demasiado despejado, justo desde donde viene este viento frío. Por allá, hay muchas nubes bajas, pero están estancadas allá, y el viento de levante sólo seguirá empujándolas hacia esos cerros, de ahí que no lloverá, pero sí bajará la temperatura. - El tipo me mira extrañado, pero lo que digo es cierto. De hecho... ¿será importante para el cuidado de las uvas? Mi buena memoria me recuerda que mi patrona algo dijo al respecto durante la charla matutina, por lo que me decido a preguntarle. El barco que no mantiene su posición de barlovento es el que pierde el botín.
Son tantas las ganas de volver a hablar con Lady Katrina que olvido calzarme las botas, y sólo me doy cuenta cuando piso el frío suelo de mármol. Pero no hay posibilidad de devolverme, que Shana está en el umbral, seria como siempre la veo. Parece que no tiene otra cara:
- Buenas noches. Necesito hablar con Lady Katrina. -y como su cara se arruga levemente, agrego- Por favor.
Re: Caminante no hay camino (Lady Katrina)
Katrina está en su cuarto, cepillando su cabello tranquila frente al tocador. Libre del vestido negro, usando en su lugar un camisón rosa pálido y un chal tapando sus hombros desnudos. No está sola, sus retoños la esperan en la cama, charlando de cosas típicas de ellos. Desde la muerte de Kristoff la mujer no es capaz de dormir sola, extrañando en parte el calor humano. Y claro, sus retoños tampoco aceptan dormir en sus cuartos.
Una vez termina lo ata en una trenza suelta. Parece bastante feliz, pese a las circunstancias, aunque para nada cansada y teniendo en cuenta que debía terminar un papeleo que dejó pendiente de la tarde anterior y escribir un par de cartas a la familia.
Katrina se levanta, arropa de forma cariñosa a sus hijos cantando una vieja canción de cuna, y sale del cuarto en dirección al estudio...
Una vez termina lo ata en una trenza suelta. Parece bastante feliz, pese a las circunstancias, aunque para nada cansada y teniendo en cuenta que debía terminar un papeleo que dejó pendiente de la tarde anterior y escribir un par de cartas a la familia.
Katrina se levanta, arropa de forma cariñosa a sus hijos cantando una vieja canción de cuna, y sale del cuarto en dirección al estudio...
***
-La señora se está metiendo en muchos problemas al traer a ese tipo...
Dice una de las criadas, mientras termina de ordenar el comedor. Sus palabras se ven interrumpidas por un golpe en la mejilla, una pequeña advertencia.
-Lo que haga no importa, mientras no afecte a la casa. - Shana se ve claramente molesta. La criada no sabe si es por causa del nuevo capataz o por algún otro motivo suyo. -No te metas, y no vuelvas a mencionarlo. ¿Entendido?
La criada acepta. No le queda de otra. Shana además de una fuerza física mayor a la esperable en una mujer de su edad, tiene más influencia que nadie en esa casa.
Shana por su parte, está intranquila. Ese capataz no debía estar ahí. NO debía estar ahí. Eso no era parte del trato. Katrina no debía tener contacto con ese... Pero ya vería como sacarlo de la casa. De eso no hay dudas. Lo ha hecho antes, lo volverá a hacer.
¿Y qué mejor forma de empezar que tenerlo frente a sus narices?
-Buenas noches. Necesito hablar con Lady Katrina.
¿Y eso? ¿Quién se creía que era para exigir hablar con la patrona? Shana no piensa dejarlo entrar, por mucho por favor que diga.
-Lady Katrina está en su alcoba, no puedes verla. Nadie entra a la casa cuando anochece. ¿Que quieres decirle? Dímelo a mi, si es tan urgente.
No pensaba permitir que ese hombre traspasase esa puerta, por muy urgente que sea.
Off: Perdón por lo corto u.uDice una de las criadas, mientras termina de ordenar el comedor. Sus palabras se ven interrumpidas por un golpe en la mejilla, una pequeña advertencia.
-Lo que haga no importa, mientras no afecte a la casa. - Shana se ve claramente molesta. La criada no sabe si es por causa del nuevo capataz o por algún otro motivo suyo. -No te metas, y no vuelvas a mencionarlo. ¿Entendido?
La criada acepta. No le queda de otra. Shana además de una fuerza física mayor a la esperable en una mujer de su edad, tiene más influencia que nadie en esa casa.
Shana por su parte, está intranquila. Ese capataz no debía estar ahí. NO debía estar ahí. Eso no era parte del trato. Katrina no debía tener contacto con ese... Pero ya vería como sacarlo de la casa. De eso no hay dudas. Lo ha hecho antes, lo volverá a hacer.
¿Y qué mejor forma de empezar que tenerlo frente a sus narices?
-Buenas noches. Necesito hablar con Lady Katrina.
¿Y eso? ¿Quién se creía que era para exigir hablar con la patrona? Shana no piensa dejarlo entrar, por mucho por favor que diga.
-Lady Katrina está en su alcoba, no puedes verla. Nadie entra a la casa cuando anochece. ¿Que quieres decirle? Dímelo a mi, si es tan urgente.
No pensaba permitir que ese hombre traspasase esa puerta, por muy urgente que sea.
Re: Caminante no hay camino (Lady Katrina)
Off: Con una mirada basta para mí...
Suelto un resoplido enojado, aunque luego empiezo a meditar que en realidad no sé como son las costumbres de una mansión: sólo he vivido en el orfelinato, en el Revenge y las muchas tabernas de los puertos. La visita al castillo de Synphinea no cuenta, o mejor, cuenta en contra, ya que llegamos después del anochecer y los guardias nos miraron muy feo. Quizás fue por eso, la hora de dormir debe ser algo sagrado para ellos.
- Pues... La noche enfriará mucho y me pregunto si eso afectará las uvas. -digo claro y conciso. Un instinto interno me dice que cuanto menos hable con esta señora, mejor para mí.- ¿Puede usted preguntarle cuáles son los procedimientos para proteger las plantitas? Puedo esperar aquí.
Y dicho esto, pongo mis brazos hacia atrás, en una actitud de espera. Sin embargo, la señora primero arruga su rostro, de una forma que hasta su cuello se retuerce, para luego empezar a negar mi pedido de una forma no muy cortés. La miro serio, con todas las ganas del mundo de que fuese un hombre para poder callarla a golpes... pero no, no puedo tocarla por más que apriete mis manos a mis espaldas.
En cambio, me giro y la dejo hablando sola.
Las últimas luces azules permanecen porfiadas en el cielo que se empieza a estrellar en el noroeste cuando salgo de la mansión. Primero me dirijo a la cabaña, para ponerme mis botas y la chaqueta del difunto, y luego voy en dirección a la villa de los campesinos. ¡Ellos sabrán qué hay que hacer! Prefiero pasar por exagerado a fallar en mi nuevo empleo, que muchos barcos zozobraron por menos.
Suelto un resoplido enojado, aunque luego empiezo a meditar que en realidad no sé como son las costumbres de una mansión: sólo he vivido en el orfelinato, en el Revenge y las muchas tabernas de los puertos. La visita al castillo de Synphinea no cuenta, o mejor, cuenta en contra, ya que llegamos después del anochecer y los guardias nos miraron muy feo. Quizás fue por eso, la hora de dormir debe ser algo sagrado para ellos.
- Pues... La noche enfriará mucho y me pregunto si eso afectará las uvas. -digo claro y conciso. Un instinto interno me dice que cuanto menos hable con esta señora, mejor para mí.- ¿Puede usted preguntarle cuáles son los procedimientos para proteger las plantitas? Puedo esperar aquí.
Y dicho esto, pongo mis brazos hacia atrás, en una actitud de espera. Sin embargo, la señora primero arruga su rostro, de una forma que hasta su cuello se retuerce, para luego empezar a negar mi pedido de una forma no muy cortés. La miro serio, con todas las ganas del mundo de que fuese un hombre para poder callarla a golpes... pero no, no puedo tocarla por más que apriete mis manos a mis espaldas.
En cambio, me giro y la dejo hablando sola.
Las últimas luces azules permanecen porfiadas en el cielo que se empieza a estrellar en el noroeste cuando salgo de la mansión. Primero me dirijo a la cabaña, para ponerme mis botas y la chaqueta del difunto, y luego voy en dirección a la villa de los campesinos. ¡Ellos sabrán qué hay que hacer! Prefiero pasar por exagerado a fallar en mi nuevo empleo, que muchos barcos zozobraron por menos.
Re: Caminante no hay camino (Lady Katrina)
- Pues... La noche enfriará mucho y me pregunto si eso afectará o no las uvas. - ¿Las uvas? Ah, cierto... estamos en medio de una finca que fabrica vino .- ¿Puede usted preguntarle cuáles son los procedimientos para proteger las plantitas? Puedo esperar aquí.
¿Eh? ¿Y como sabía ese que de la nada iba a enfriarse la noche? ¿Era adivino? ¿Era un brujo? ¿Era algo más que un simple insecto que requiere ser eliminado...? No. Imposible que sepa algo como eso. Además parece seguro de que le dejará ver a la señora. Siente como la vena en su sien parece latir más rápido, al ritmo de su rabia.
-¡No se que se cree, pero mientras yo viva en esta casa nadie entrará durante la noche! ¡Ahora lárgate de vuelta a esa casucha mugrienta que te pasó la señora, mira que yo no creo nada de esa cara de inocente que pones! No sé que pensaba cuando te trajo, tan mugriento y...
¡Y se gira! ¡Tiene la desfachatez de voltear! ¡Y se larga! ¿Pero que se cree? No, nadie va a... un momento. ¿Y si falla? ¿Si deja en vergüenza a la señora frente a los pobretones que trabajan afuera? Eso la señora jamás lo perdonaría. Perder más poder frente a aquellos que no confían en su propia jefa.
La sonrisa de Shana aumenta. Claro que ese hombre va a fallar, el clima al menos es impredecible. Nadie puede saber qué pasará más adelante...
Al menos hasta que siente la voz de Shana al otro lado de la puerta. La hace pasar, sabedora que nada podrá detener a esa vieja bruja.
-Ama... - comienza, extrañamente sumisa. Eso pone en alerta a la viuda. Algo así no es nada normal. -El nuevo capataz desea hablar con usted. Se encuentra afuera, dice algo sobre el frío y cuidar las plantas, la verdad no comprendo bien de que hablaba...
Katrina reacciona. ¿Paul afuera a semejantes horas? Curioso. Deja la pluma sobre su escritorio, pone la carta en un sobre. -¿Sigue afuera? - Shana asiente. -Bien, vamos a ver de que se trata todo esto.
Avanzan juntas, Katrina ya más arreglada y con zapatos calzando sus pies. Curiosamente Paul no estaba afuera. El lugar parecía hasta lúgubre... pero Shana parece saber más que cualquiera.
-No se preocupe, seguramente él fue a ver a algún empleado. Si gusta vamos a buscarlo.
Katrina acepta. Por alguna razón cree que ella es sincera, no en sus intenciones pero sí en sus palabras. Y no quiere verse cobarde ante su presencia.
Siguieron su camino, tranquilas. Katrina presiente que Shana puede ser un peligro para muchos, incluso para si misma. Pero que nadie podría tocarla mientras la sombra de esa mujer seria y gorda la acompañase.
Pronto ven las luces de las antorchas que acompañan las humildes casas de los empleados, así como la figura de Paul y unos pocos hombres más.
Desde esa distancia no pueden oír lo que dicen, pero no parece ser algo muy amable...
¿Eh? ¿Y como sabía ese que de la nada iba a enfriarse la noche? ¿Era adivino? ¿Era un brujo? ¿Era algo más que un simple insecto que requiere ser eliminado...? No. Imposible que sepa algo como eso. Además parece seguro de que le dejará ver a la señora. Siente como la vena en su sien parece latir más rápido, al ritmo de su rabia.
-¡No se que se cree, pero mientras yo viva en esta casa nadie entrará durante la noche! ¡Ahora lárgate de vuelta a esa casucha mugrienta que te pasó la señora, mira que yo no creo nada de esa cara de inocente que pones! No sé que pensaba cuando te trajo, tan mugriento y...
¡Y se gira! ¡Tiene la desfachatez de voltear! ¡Y se larga! ¿Pero que se cree? No, nadie va a... un momento. ¿Y si falla? ¿Si deja en vergüenza a la señora frente a los pobretones que trabajan afuera? Eso la señora jamás lo perdonaría. Perder más poder frente a aquellos que no confían en su propia jefa.
La sonrisa de Shana aumenta. Claro que ese hombre va a fallar, el clima al menos es impredecible. Nadie puede saber qué pasará más adelante...
***
La mano de Katrina es rápida a medida que escribe una carta animada a su padre. Se siente curiosamente satisfecha. Al menos hasta que siente la voz de Shana al otro lado de la puerta. La hace pasar, sabedora que nada podrá detener a esa vieja bruja.
-Ama... - comienza, extrañamente sumisa. Eso pone en alerta a la viuda. Algo así no es nada normal. -El nuevo capataz desea hablar con usted. Se encuentra afuera, dice algo sobre el frío y cuidar las plantas, la verdad no comprendo bien de que hablaba...
Katrina reacciona. ¿Paul afuera a semejantes horas? Curioso. Deja la pluma sobre su escritorio, pone la carta en un sobre. -¿Sigue afuera? - Shana asiente. -Bien, vamos a ver de que se trata todo esto.
Avanzan juntas, Katrina ya más arreglada y con zapatos calzando sus pies. Curiosamente Paul no estaba afuera. El lugar parecía hasta lúgubre... pero Shana parece saber más que cualquiera.
-No se preocupe, seguramente él fue a ver a algún empleado. Si gusta vamos a buscarlo.
Katrina acepta. Por alguna razón cree que ella es sincera, no en sus intenciones pero sí en sus palabras. Y no quiere verse cobarde ante su presencia.
Siguieron su camino, tranquilas. Katrina presiente que Shana puede ser un peligro para muchos, incluso para si misma. Pero que nadie podría tocarla mientras la sombra de esa mujer seria y gorda la acompañase.
Pronto ven las luces de las antorchas que acompañan las humildes casas de los empleados, así como la figura de Paul y unos pocos hombres más.
Desde esa distancia no pueden oír lo que dicen, pero no parece ser algo muy amable...
Off: Preferí poner que van allá, para no traer la discusión a la casona XD Y como ellas van tan lento, ya debes haber charlado un poco con los empleados, así que te toca no dejar a Katrina en vergüenza!!
Re: Caminante no hay camino (Lady Katrina)
Golpeo la puerta de la primera casa, contento de al menos ver que hay luz adentro. ¿Tan temprano se acuestan los campesinos? En el puerto estamos recién yendo a las tabernas a estas horas...
- Buenas noches. -digo cuando la puerta se abre, y me alegro de encontrarme con el mismo campesino que se rió de mí momentos atrás.- Disculpe incomodarlo, pero ¿sabes qué hacer para proteger las uvas del frío?
El tipo me mira extrañado, aunque ahora su burla se ve solamente en la mueca de sonrisa que se forma en su boca:
- Hay que evitar que se congelen, ¡pero ya estamos entrando en la primavera hombre! -doy un ligero resoplido, algo molesto de que esta gente no sepa leer los cielos y se confíen en las estaciones de los calendarios. ¡Neptuno no se guía por nada de eso!
- Ok, estamos dejando el invierno atrás, es cierto, pero en caso de frío, ¿se puede hacer algo para proteger las plantitas? -¡Ah, como me gustaría que esto fuera un barco, así sabría cual vela amarrar o soltar, como posicionar la embarcación para aprovechar el viento! De plantas, ¡sólo sé que hay que regarlas!
- Hay que darles calor, para evitar que se congelen antes de la cosecha. -dice y se calla. Lo observo, imaginándome que la respuesta tiene que ver con fuego... Suelto un resoplido mientras sacudo la cabeza, ya que el fuego paraliza a cualquier equino. Yo incluido.
- ¿Cómo les dan calor? -pregunto esperando que la respuesta no sea con algo tan dificil de controlar... Lamentablemente, él me dice que se montan pequeñas fogatas, entremedio de los parronales.
- Si no hay otra forma... Podríamos dejar las fogatas armadas, y sólo prenderlas cuando el frío llegue. -digo pensando en voz alta. Si es la única opción, mejor dejarlas listas.- Bueno, vamos a llamar a los demás, para hacer eso luego. -Digo y empiezo a caminar. Luego de un paso, me doy vuelta y veo que el hombre sigue en la puerta.- ¿Vas a abrigarte antes de salir? -pregunto serio, a lo que el hombre asiente y entra a la casa, demorándose el tiempo necesario para salir colocándose una chaqueta.- Gracias. -digo antes de darle la espalda y caminar hacia la segunda casa.
Lo malo es que el segundo campesino contactado toma una antorcha... Evito mirarla, que la llama que baila me hipnotiza y paraliza. El primer campesino (¡debo aprenderme su nombre!) va a otra casa, para agilizar la cosa, pero no es fácil convencer a campesinos que quieren cenar y dormir a salir a hacer fogatas, pero miro las nubes y el valle y me convenzo que es lo correcto. De hecho, mis manos están un poco heladas ahora, por lo que pronto empezarán a verse vapores saliendo de nuestra respiración:
- Ustedes saben mejor que yo lo que le pasa a las uvas si se congelan, ¿o no? ¿Quieren que pase eso? -digo buscando convencerlos con la razón, cuando veo que se aproximan dos mujeres. Una es gorda y otra es... ¡Lady Katrina!
Mi corazón empieza a galopar, y sonrío por un instante antes de darme cuenta de ello, y entonces pongo un rostro serio. La cosa no está para motín, pero apuesto que la sra. gorda, que ya reconocí como Shana, va a remar en contra.
- Buenas noches. -digo cuando la puerta se abre, y me alegro de encontrarme con el mismo campesino que se rió de mí momentos atrás.- Disculpe incomodarlo, pero ¿sabes qué hacer para proteger las uvas del frío?
El tipo me mira extrañado, aunque ahora su burla se ve solamente en la mueca de sonrisa que se forma en su boca:
- Hay que evitar que se congelen, ¡pero ya estamos entrando en la primavera hombre! -doy un ligero resoplido, algo molesto de que esta gente no sepa leer los cielos y se confíen en las estaciones de los calendarios. ¡Neptuno no se guía por nada de eso!
- Ok, estamos dejando el invierno atrás, es cierto, pero en caso de frío, ¿se puede hacer algo para proteger las plantitas? -¡Ah, como me gustaría que esto fuera un barco, así sabría cual vela amarrar o soltar, como posicionar la embarcación para aprovechar el viento! De plantas, ¡sólo sé que hay que regarlas!
- Hay que darles calor, para evitar que se congelen antes de la cosecha. -dice y se calla. Lo observo, imaginándome que la respuesta tiene que ver con fuego... Suelto un resoplido mientras sacudo la cabeza, ya que el fuego paraliza a cualquier equino. Yo incluido.
- ¿Cómo les dan calor? -pregunto esperando que la respuesta no sea con algo tan dificil de controlar... Lamentablemente, él me dice que se montan pequeñas fogatas, entremedio de los parronales.
- Si no hay otra forma... Podríamos dejar las fogatas armadas, y sólo prenderlas cuando el frío llegue. -digo pensando en voz alta. Si es la única opción, mejor dejarlas listas.- Bueno, vamos a llamar a los demás, para hacer eso luego. -Digo y empiezo a caminar. Luego de un paso, me doy vuelta y veo que el hombre sigue en la puerta.- ¿Vas a abrigarte antes de salir? -pregunto serio, a lo que el hombre asiente y entra a la casa, demorándose el tiempo necesario para salir colocándose una chaqueta.- Gracias. -digo antes de darle la espalda y caminar hacia la segunda casa.
Lo malo es que el segundo campesino contactado toma una antorcha... Evito mirarla, que la llama que baila me hipnotiza y paraliza. El primer campesino (¡debo aprenderme su nombre!) va a otra casa, para agilizar la cosa, pero no es fácil convencer a campesinos que quieren cenar y dormir a salir a hacer fogatas, pero miro las nubes y el valle y me convenzo que es lo correcto. De hecho, mis manos están un poco heladas ahora, por lo que pronto empezarán a verse vapores saliendo de nuestra respiración:
- Ustedes saben mejor que yo lo que le pasa a las uvas si se congelan, ¿o no? ¿Quieren que pase eso? -digo buscando convencerlos con la razón, cuando veo que se aproximan dos mujeres. Una es gorda y otra es... ¡Lady Katrina!
Mi corazón empieza a galopar, y sonrío por un instante antes de darme cuenta de ello, y entonces pongo un rostro serio. La cosa no está para motín, pero apuesto que la sra. gorda, que ya reconocí como Shana, va a remar en contra.
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