Pesadillas (Pirata Roberts, Lady Katrina + ?)

- Soy tu madre, hijo.

La observo, lleno de espanto. No me fijo que quizás mi rostro se deforma por la impresión, ¡porque estoy frente a frente con la yegua que me trajo al mundo! Entonces, SÍ la ví en aquella fiesta de Ela! Pero parecía con más años, porque ahora está muy joven. ¿Y el poney a su lado, era mi papá?

La impresión me deja boquiabierto por un instante, ya que la observo y analizo, encontrando que está algo gordita... ¿o embarazada?

- ¿Me esperas a mí? -digo apuntando hacia su vientre. ¿Es posible eso que esté en dos lugares al mismo tiempo? Pero la mano que acerqué termina con una copa. La voy a tomar, pero de pronto, me pregunto si ella realmente es o no mi madre. ¿Puede serlo si es tan joven?- ¿Qué es esto? -pregunto desconfiado. Miro la copa pero no quiero siquiera olerla antes de saber qué es.

Off: Perdonen lo corto, y feliz que mi origen se aclare gracias a esto!

Al parecer mis palabras le impresionan mucho, ya que me observa concienzudamente. De hecho, se detiene en mi vientre. ¡Que osadía!

- ¿Me esperas a mí? -dice y entonces comprendo que sus pensamientos no son bajos, sino todo lo contrario:

- No, hijo mío. Estoy esperando a tu hermano Patricius, el heredero de Equestria al ser tu hermano mayor. -y le coloco la copa en su mano humana. Ah... pronto dejará de serlo y recuperará su forma equina...

- ¿Qué es esto?

- ¿Eh? Es un jugo. -digo sorprendida por su falta de confianza.- Soy tu madre, y ese jugo os hará bien. -y cruzo las patas, tratando ocultar mi ansiedad de que tome luego la pócima y pueda ver a mi retoño con su pelaje blanco de nuevo.- Así me ofendes Paolos... Bueno, no puedo culparte en realidad, ya que crecisteis lejos de mí... Quizás cómo fue que os trataron en ese mundo salvaje...

¿Un jugo? Observo desconfiado la copa, y decido tomarla después de aclarar mi situación:

- ¿Entonces dices que soy tu hijo? -digo mirándola directo a los ojos. Grandes ojos de largas pestañas, y casi el mismo color miel de mis propios ojos.

- Así me ofendes Paolos... Bueno, no puedo culparte en realidad, ya que crecisteis lejos de mí... Quizás cómo fue que os trataron en ese mundo salvaje... -La observo, incrédulo de toda la situación pero... al mismo tiempo ¡con la oportunidad única de saber todo sobre mi pasado!

- ¿Y por qué me mandasteis buscar ahora y no antes? ¿Sabes que crecí en un orfelinato, sin ningún animal semejante, sólo niños humanos a mi alrededor? -tomo un respiro, y aprovecho de resoplar, antes de seguir- ¡Después fui secuestrado por piratas! Y me transformé en uno...

Los recuerdos de tantas aventuras se arremolinan con las penurias y miserias de mi vida de prisionero en un principio, así como la amputación de la pata izquierda y el posterior rechazo luego de aquella fiesta... Y la imagen de Lady Katrina logra hacerme sonreír. Entonces olvido ser precavido y tomo un trago de la copa, como si fuera una jarra de cebada...

- ¡Puaj! ¡Puaj! -el gusto amargo y ácido me quema el hocico, mientras empiezo a vomitar arco-iris. Llego a caer de cuatro, e inmediatamente miro mis manos, que siguen con 5 dedos cada una. Sucias de arco-iris, ¡pero manos! Y entonces mi cabeza hace click: - ¡Es una poción! ¡Puaj! ¡Me ibas a transformar en poney de nuevo! -digo en tono acusatorio, aún sin saber si puedo estar o no aliviado de seguir humano.

Paolos entonces empieza a hablar sin parar, preguntando una cosa detrás de otra, de forma que la Dama Equestriana se confunde y no sabe responder bien a todo:

- ¿En un orfelinato? No tenía idea, de hecho, os buscamos por muchos lugares, pero no sé si miraron en orfe...

- ¡Después fui secuestrado por piratas! Y me transformé en uno... -La reina abre los ojos, espantada por las confidencias de su hijo menor:

- Un... ¿pirata? ¿Cómo osaron...? -¿Es realmente su hijo quién está allí? Bien que Pegaso podría haberse equivocado, aunque esos ojos... son los ojos de su bebé secuestrado...

- ¡No, no vomites eso! -dice cuando se da cuenta que él no está tragando el líquido que lo regresará a su forma de poney- ¡Como humano no podrás ser el nuevo monarca!

¿Qué hacer con ese niño malcriado? No... aunque sea su retoño, ahora es un hombre, en el sentido literal también, y no puede darle unas buenas palmadas. O abrirle la boca para que tome lo que resta de poción. La angustia de la dama crece, no sólo por la porfía de no querer regresar a su forma original, sino que, ¿puede alguien fuera de la ley ser un buen monarca? La dama lanza resoplidos nerviosos mientras se pregunta si él es igual de insensible como su marido. Después de todo, es su padre.

Doy resoplidos nerviosos mientras recupero la compostura. Escucho sus órdenes de no vomitar, fijándome que ella está acostumbrada a no ser contrariada pero... yo me he acostumbrado a sólo seguir las órdenes de la Hermana María, Candy-Candy, mi capitán y mi patrona. Nunca le debí obediencia a nadie más en este mundo, aunque ver a alguien dando resoplidos igual a mí, como si fuera mi eco, me ayudan a no gritarle más. Apoyo una rodilla en el piso y doblo la otra, en una posición cómoda y a la vez rápida para levantarme, en caso de emergencia. Una vez pirata, siempre pirata.

- No estoy interesado en ser un monarca, ni nada parecido. -digo en tono respetuoso, empezando a preocuparme ahora porque había olvidado que ella, sea mi madre o no, está embarazada- Soy ahora un capataz, al parecer muy bueno, o eso me dice mi patrona y los demás en la finca. -¿Debo mencionar que la gobernanta me odia? No, mejor me callo eso. ¿Mejor me callo? ¡Vaya! ¡Estoy logrando controlar mi hocico!- Si es usted realmente mi madre, estoy contento de conocerla, que es algo que quise siempre durante toda mi vida, pero después debo regresar a Marshovia. -¡Ay, ya mi hocico le dijo dónde estoy viviendo! Aunque... quizás ya lo sabía, porque de lo contrario el caballo alado ese no me hubiera podido traer...

Lo que me trae a la respuesta que ella no me ha dado aún. Doy un resoplido, para mantener mi tono de voz neutro, pero repito la pregunta que me ha atormentado desde que tengo uso de razón:

- ¿Por qué no me buscasteis antes? Ahora estoy bien, ¡pero pasé por muchas privaciones! -Cierro los ojos un instante, recordando las muchas veces que molestaron al poney parlanchín, pero los abro de pronto, porque quiero verla a los ojos... ¡Quiero saber la verdad!

La dama lanza resoplidos, nerviosa por ver que su plan se está desarmando. ¡Tanto que esperó la oportunidad del debilitamiento de la bruja, y ahora su hijo no quiere colaborar!

Pero el hombre, además de dejar de vomitar, se posiciona quieto. ¿Sereno? Esa "tranquilidad", como el control que su marido siempre tiene como guardián que es, le provoca un escalofrío. Definitivamente su pequeño retoño no es lo esperado... Si no fuera por su mirada, la reina se iría en ese mismo instante, sin embargo sus ojos claros la retienen, a tiempo de oír:

- No estoy interesado en ser un monarca, ni nada parecido. Soy ahora un capataz, al parecer muy bueno, o eso me dice mi patrona y los demás en la finca. -¿Un capataz? Lady Epona niega con la cabeza, ya que alguien de la nobleza equestriana, ¡pero qué digo, realeza equestriana!, ¡no puede estar feliz de ser un simple capataz! ¿Qué le hizo el mundo a su hijito?- Si es usted realmente mi madre, estoy contento de conocerla, que es algo que quise siempre durante toda mi vida, pero después debo regresar a Marshovia.

¡Su petulancia no tiene límites! ¿Quiere irse ya? ¿Acaso no ve lo bella que es Equestria? La dama lo observa llena de sospecha, ya que ahora comprende que no es algo sino ALGUIEN quien ha aprisionado a su retoño con unos hilos invisibles. "Mi patrona y los demás en la finca"... Lady Epona empieza a hilar los retazos de información, llegando a una conclusión certera y precisa.

Pero antes que ella le confirme los hechos, él pregunta lo que es una herida abierta por tantos años en su corazón. Ahora sus ojos son los mismos de su potrillito, y finalmente las dudas de la dama se disipan, mientras sus ojos empiezan a liberar lágrimas:

- Muchos de nuestros soldados fueron a buscaros. Por aire y por tierra os buscamos por 2 años, hasta que tu padre decidió que la búsqueda era infructuosa. -la dama saca un pañuelo para secar sus ojos antes de proseguir- No sé si llegaron al reino de Marshovia, tan lejano, pero os aseguro que peinaron todos los bosques y reinos vecinos.

Se hace un momento de silencio. Los ojos de Paolos Augustos siguen observándola, tan profundos que de pronto siente un mareo. La intensidad de la mirada parece transmitir todas las privaciones que él mismo dijo pasar, de las cuales ella cree, porque aunque sea un humano, sus ojos de animal le dicen que no miente. De pronto, ella se siente incómoda, arrepentida de no haber insistido en la búsqueda. ¡Pero ella lo hizo! Y decide aclararle de inmediato:

- Pasados esos dos años, tu padre decidió detener la búsqueda, ¡pero yo no desistí! A cada reporte de avistamiento de un poney, Pegaso iba a verificar si no se trataba de tí. No podía ir en persona, porque no me permiten salir del reino, pero siempre fuimos a investigar cada rumor que llegaba aquí.

Spoiler:

Miro intensamente a la dama que dice ser mi madre, cuando percibo que de sus ojos caen lágrimas. ¡Cuánto me arrepiento de haberle preguntando semejante tontera! Emm, no es tontera saber por qué crescí lejos de ella... Pero quizás debí haber preguntando con más tacto... Sin embargo, no dejo de observarla, sorprendido de ver que alguien llora por mí. Mudo mientras ella explica que enviaron soldados a buscarme.

- ¿Soldados? -mi lengua no se aguanta, y empiezo a mirar hacia los lados, temeroso por los uniformados. Pero cuando dice que me buscaron por 2 años, dejo de distraerme y regreso al contacto con las lágrimas de la bella dama poney:

- No sé si llegaron al reino de Marshovia, tan lejano, pero os aseguro que peinaron todos los bosques y reinos vecinos.

Por dos años me buscaron... ¿Por qué no me encontraron en el orfelinato? Me hubiera gustado haber crescido aquí, rodeado de otros poneys parlanchines... mis iguales. No hubiera sufrido por ser el único de mi especie, sino que sería alguien de destaque, ¡alguien de la realeza! Pero no fue eso lo que pasó: Siempre fui el diferente... Pero sobreviví a todo ello, y aquí estoy, ¡vivo y fuerte!

- Pasados esos dos años, tu padre decidió detener la búsqueda, ¡pero yo no desistí! A cada reporte de avistamiento de un poney, Pegaso iba a verificar si no se trataba de tí. No podía ir en persona, porque no me permiten salir del reino, pero siempre fuimos a investigar cada rumor que llegaba aquí.

La dama se ve nerviosa. Mi madre. ¡Qué raro suena eso! Mi madre. Bueno, esa hermosa dama se ve nerviosa, y sus palabras salen en torrente, explicándose que no desistió de buscarme.

Bueno, me ha encontrado ahora. Es algo tarde, pero allí está la dama que me dió a luz. O que me dará, porque ha dicho que ahora tendrá a mi hermano mayor... Patricius. ¿Cómo puede ser posible eso? La tranquilidad se ha esfumado, porque mis pensamientos están tan confundidos como la paja donde me apoyo está de revuelta.

- Pero... ¿Por qué estaba lejos en primer lugar? -digo dando un resoplido, moviendo mis patas como si fuera un animal enjaulado- ¿Por qué enviastes soldados a buscarme? ¡No había hecho nada de malo! -¡Ah como hecho de menos mi espada! De nuevo mi mano se cierra en la empuñadura inexistente en mi cinturón.- ¿Y cómo puede ser que esperes mi hermano mayor si yo estoy aquí adulto? ¡Nada de esto tiene lógica! -Esa sensación de aprisionamiento, de paredes cerrándose sobre mí, regresa con fuerza. ¡Debo huir!

Spoiler:

La tranquilidad que se había establecido entre madre e hijo se rompe. La dama observa como los ojos de Paolos Augustos vuelven a moverse por el recinto, así como no le pasa desapercibido el gesto de tomar una espada en la cintura. Incluso piensa por un instante en su seguridad personal, porque su Patricius no debe ser perturbado en su interior, y pone su pata sobre la campanilla... pero no la toca. Aún.

- Pero... ¿Por qué estaba lejos en primer lugar? ¿Por qué enviastes soldados a buscarme? ¡No había hecho nada de malo! ¿Y cómo puede ser que esperes mi hermano mayor si yo estoy aquí adulto? ¡Nada de esto tiene lógica!

- Fuisteis secuestrado. -La dama hace una pausa, aguantando el sollozo de ese momento nefasto- Os había amamantado y dormías... y os dejé un instante con una haya. Esa dama también fue secuestrada, porque nunca más la vimos. Mi único pecado fue haberos dejado a su cargo, porque nunca os dejé solo.

La dama suspira, antes de proseguir. Las emociones le dificultan el habla:

- No sé si habéis oído hablar de la Bruja del Tiempo, pero es ella quién controla todos los reinos... -Lady Epona observa a su hijo, esperando su reacción antes de proseguir- Ella hace que todas las vidas regresen al comienzo, por eso soy joven de nuevo, recién casada y esperando mi primer hijo. Pero ya he vivido esta vida cientos de veces, por eso os quería para tratar de romper el hechizo... -Es inútil... Las entrañas de la reina de Equestria empiezan a sentir que las cosas cambiarán de nuevo... Este raro amanecer, de la bruja debilitada parece que ya tendrá fin. ¿Habrá sacrificado a otra joven? Ella espera que no, pero de todas formas, algo ha hecho que la Bruja se recupere de alguna forma. Prefiere no saberlo....

- Hijo... Pegaso os llevará de vuelta a donde deseas estar... La rebelión es inútil... -y toca la campanilla. Observa a su potrillo hecho hombre y a la copa en el suelo, con el líquido derramado siendo absorvido por la paja junto a rastros de arco-iris.

Sonríe.

- A pesar de todo, al menos tú puedes decidir el rumbo de tu vida.

Lady Epona, Reina de Equestria:

- ¿Secuestrado? -pregunto dejando de dar resoplidos, ya que no sería la primera vez... Mi capitán me había secuestrado del Hogar de Pony... ¿Será que forma parte de mi destino ser secuestrado siempre? De hecho, ¡ahora el pegaso alado ése ya lo había hecho de nuevo!

- Os había amamantado y dormías... -se me forma un nudo en la garganta... Imaginarme bebé en el regazo de esa bella poney, acurrucado, querido... De pronto, ¡siento ganas de que ella me abrace! Voy a dar el primer paso cuando ella empieza a hablar de la Bruja del Tiempo. Ya he oído hablar de ella... Ela la nombró aquél extraño día cuando me reencontré con Gruñón, el enano, ¡ambos transformado en hembras! Sin embargo, su relato sigue, más complejo a cada frase, pero me queda claro eso de que ella vive la misma vida una y otra vez, aunque el hecho de que ahora siga adulto se me escapa completamente.

- ¿Puedo ayudarte a romper ese hechizo? -pregunto en la duda de realmente poder ayudarla, pero al mismo tiempo sin compreender qué papel haría en todo ese embrollo. ¡Sólo soy buen espadachín! Y espadas no funcionan contra brujas... bueno, logré alejar a la asesina del juglar, pero imagino que esa "Bruja del Tiempo" debe ser mucho más poderosa, ya que tanto Ela como mi madre la temen. O respetan.

Pero ella no me responde. En vez de eso empieza a soltar resoplidos nerviosos y mira hacia los lados, tocando una campanilla con su pata. Por supuesto la imito, atento a los pasillos pero no oigo pasos ni cascos, por lo que estoy seguro que la amenaza que ella siente no tiene nada que ver con soldados.

- ¿Rebelión? Si es para liberarla, mi espada, que ha vencido muchas batallas, está... -Iba a ofrecer mi espada... cuando recuerdo que estoy desarmado. ¡Vaya ridículo que he hecho! ¡Incluso me había hincado para ello!

Ella me observa y sonríe: iba a enojarme por su burla, pero entonces me fijo que no hay nada de ironía en ella, sólo... ¿orgullo?

- A pesar de todo, al menos tú puedes decidir el rumbo de tu vida. -Me quedo un rato observándola, y entonces el ímpeto de toda mi vida se hace realidad: doy los pasos necesarios para acortar la distancia, ¡y la abrazo, sintiendo la suavidad de su crin, el rico aroma que pensé que sólo había olido en mis sueños! ¡Algo en mi interior me confirma que ella es realmente mi madre!

Pero aunque el abrazo es largo, se me hace corto. Claro que sentir que me elevo y me alejo de mamá hace que empiece a gritar, pero me callo cuando ella mueve su pata, despidiéndose. Ella llamó al pegaso éste para llevarme lejos, de regreso a mi vida original.

Sólo el pensar que volveré con Lady Katrina me reconforta, pero las lágrimas siguen volando mientras cruzamos una nube. ¡He conocido a mi mamá! Y más importante: ¡no fui abandonado! Ya descubriré por qué me alejaron de ella y de mi familia, pero lo importante ahora es regresar a mi puesto de capataz... ¡Y soy de la realeza! ¡Ahora puedo declarar mi amor a Lady Katrina! No soy un ser inferior, sino que todo lo contrario, aunque no se me ocurra de momento cómo probarlo en realidad, ¡ya me hace digno de ella!

- ¿Sabes cómo podría probar que soy de la realeza? -pregunto al pegaso, pero antes que él me responda, siento una sacudida y la nube se deshace cuando caigo de golpe sobre madera.

Como todo fue tan rápido, apenas alcancé a protegerme por lo que siento el sabor amargo de la sangre en mi boca:

- ¡No tenías que ser tan brusco: era sólo decir que no sabes! -digo hablando hacia arriba, sin embargo... en vez de un caballo alado veo velas y mástiles. El vaivén bajo mis rodillas y los crujidos de la madera son demasiado familiares para ignorarlos. Me levanto de un salto, con el corazón galopando y los puños crispados, ya que sigo sin mi espada para protegerme de la tripulación del Revenge.

Spoiler:

El día ya había empezado hacía varias horas, más teniendo en cuenta que la nave estaba en rumbo hacia el puerto, habiendo iniciado las actividades al amanecer. Las órdenes habían ido y venido, aunque Paul había estado desaparecido sin que nadie pudiera darme señales o una idea de dónde podría estar. Seguramente estaría escondido en algún lugar comiendo una manzana o realizando algún otro de sus placeres culpables después de su conversión en humano. Como fuese, de momento no había sido necesaria su presencia, siendo operaciones más bien rutinarias las que habían tenido lugar durante esas horas.

Un golpe en la cubierta y una risotada franca llamaron la atención de la tripulación que se detuvo por un momento en medio de sus tareas para poner atención a Williams, que anunciaba a quien quisiera escucharle que Paul aparentemente había estado tomando aire sobre el mástil porque acababa de verlo caerse desde ahí. Más de una pulla salió de entre la tripulación, y seguramente sería una de las anécdotas que quedarían en la memoria de todos de una manera u otra. -Deja de hacer el ridículo, Paul, tienes una imagen que proteger- le dije en un tono socarrón mientras me acercaba a él, notándolo tenso. -¿Te quedaste dormido allá arriba?- le pregunté, indicándole con un gesto el mástil.

Off: ¡Gracias capitán!

Mi corazón late a mil, ¡ya que nuevamente me harán prisionero mis propios amigos de tantos años! ¡Incluso veo a Joey! Pero ahora no trataré de acercarme a él... ¿Quedará vivo si no sabe la verdad?

¡Y ahora encajo más piezas del rompecabezas! La hermosa dama poney, mi madre Epona, estaba joven y embarazada de mi hermano mayor Patricius... ¿Es que he regresado al tiempo cuando era un poney en la cubierta del Revenge? Observo mis manos y compruebo que siguen con dedos y uñas. Y observo las caras de la tripulación, oigo las burlas de siempre, pero nada de hostilidad. Incluso Williams dice mi nombre, Paul, mi nombre de humano, como si fuera lo más normal del mundo... ¡Me recuerdan!

- Deja de hacer el ridículo, Paul, tienes una imagen que proteger. -Oigo la voz de mi capitán, amigable como antaño. ¡Él también me recuerda!- ¿Te quedaste dormido allá arriba?

Suelto un resoplido antes de contestar:

- Estaba muy alto. -digo bajando los brazos, quitando la postura defensiva- Pero no estaba dormido. -aclaro mientras me limpio el hilo de sangre que siento correr por mi barbilla. La mano izquierda también duele un poco, así como una de las rodillas. Vuelvo a mirar hacia arriba, y no hay el menor rastro del caballo alado... ¿Me habré dormido allá arriba realmente?

Ignoro las burlas y camino silencioso hacia mi camarote, sin embargo, a mitad del camino me detengo, con el corazón que se había normalizado volviendo a disparar a mil: Si estoy aquí, de vuelta al Revenge, ¡estoy lejos de Lady Katrina!

Corro hacia estribor lo más rápido que puedo, casi chocando con la madera de la orilla de la cubierta, y observo que estamos en alta mar. Me acerco a la primera persona que está por allí, que es el tuerto Willy, y sin medir mi fuerza, le tomo de la camisa al preguntar:

- ¿Dónde estamos?

Me pareció de lo más particular la actitud de Paul, quizás un poco a la defensiva, ocultando alguna cosa. Supuse que tendría que ver con lo que fuese que hubiera estado allá arriba sobre el mástil, pero no tenía razones para pensar que fuese alguna actividad de tipo saboteador después de todo el tiempo que llevaba de conocerlo, por lo que no le iba a dar más vueltas al asunto ni mucho menos.

No le dije nada más, dejándolo levantarse, observando con el rabillo del ojo la manera tan poco... Paul que tenía de moverse en ese momento, su energía normal aparentemente drenada de él, al menos por un momento hasta que se detuvo en seco para echar a correr hasta llegar a aferrarse a la baranda en estribor.

-¡Hey, tranquilo!- dije desde donde estaba, ya a esas alturas con las manos sobre el timón, con una buena vista sobre el resto de la cubierta, Willy dando manotazos para liberarse del agarre del contramaestre, sin poder explicar nada por el remezón, finalmente apartándose. -Vamos con rumbo al puerto, fuiste tú mismo quien dio las últimas órdenes al respecto anoche después de hablar con el capitán- le dijo refunfuñando, fuera del alcance de mi oído.

Llevábamos buen viento, y las velas hinchadas nos llevarían a puerto para el anochecer. Seguramente habría mucho jaleo en la taberna de las trillizas aquella noche, y seguramente algo de diversión también.

¡Por supuesto que el tuerto Willy reacciona! Tuve la mala suerte de elegirlo a él para zamarrearlo pero... mis oídos oyen exactamente lo que necesito oír: ¡Vamos a Marshovia! El "puerto" es el mejor embarcadero del Revenge, nunca dejamos de acercarnos a estas aguas... ¡Y pensar que siempre estuve tan cerca de mi amor!

Uno de los golpes de Willy me duele en el brazo, de seguro un pequeño moretón aparecerá mañana, pero eso no es nada en la vida de un pirata. Ambos nos miramos serios antes de decir "Gracias" y dar la media vuelta, rumbo a mi camarote.

Discretamente observo a mi capitán, aparentemente tranquilo. Y así están todos los demás, sólo yo que estoy visiblemente nervioso. Si supieran... ¿Porque és normal estar muy nervioso luego de conocer a tu madre después de toda una vida creyendo que eres huérfano, o no?

Cierro la puerta de mi camarote y doy un resoplido... Mis cosas, todas, están allí de nuevo: mi colección de conchas marinas; mi serie de jarrones rotos que podía sujetar con mi pata de equino; el baúl con ropas, parte de mis cosas desde que tomé mi forma humana; y mis armas... Varios puñales y la espada que recibí de Roberts cuando empecé las clases de esgrima. La tomo en mis manos y valoro que tras tantos años sigue afilada y en buen estado. Ahora me la amarro a la cintura, por fin de regreso a ella, esperando no ser desarmado por la tripulación nuevamente.

¡Siento un escalofrío al recordar aquella noche terrible! Por un momento, decido permanecer todo el tiempo aquí adentro, hasta bajar por la escotilla hacia el puerto... pero nunca he sido un vulgar ladrón: ¡He de salir con la frente en alto del Revenge! Claro que echaré una miradita antes de abrir la puerta...

Pero ahora que "me voy", en realidad más tarde en la noche, pero será hoy de todas formas, empiezo a observar qué cosas llevaré conmigo y cuales dejaré atrás... Por supuesto que revisaré mis ropas y botas, pero una cosa que sólo coleccioné porque encontraba bonitas, nunca por su real valor, son las joyas...

Abro la caja, diminuta si comparada con las de mis colegas, y empiezo a buscar cosas que le vengan a Lady Katrina... Mis bolsillos guardan ahora un lindo collar, con una piedra verde y miel, que guardé porque parece el color de mis ojos, y recuerdo a mamá... Una lágrima cae, pero ahora el recuerdo de su olor es más fuerte en mi memoria.

Encuentro un anillo, que espero le quepa en sus finos dedos, y otro collar con una gran perla, que me recuerda ahora su hermosa crin. Sigo escarbando en la caja y encuentro una cosita de prender en la ropa que le gustará a la pequeña Anya. Y de los puñales, elijo uno también con joyas para Alexx, porque como a mí, le servirá para entrenar antes de tener su propia espada.

Y antes de dejar la caja en el suelo, mis ojos caen en una piedra roja... Me fascinó desde que la encontré en un naufragio, y desde luego que se verá bonita en el cuello de mi amada.

Hago un atado con mis ropas, pero las dejo en el camarote, ya que sería demasiado obvio y sin sentido que saliera con todo antes de tocar el puerto... Pero, para evitar arrepentimientos, las joyas las envuelvo en pañuelos, para evitar que chillen mucho en mis bolsillos: ¡no me arriesgaré en perderlas ahora! ¡Mira que he comprobado ser víctima número uno de secuestros relámpagos!

Y como dije antes, abro la puerta con cautela, y como no escucho nada diferente al cotidiano del Revenge, salgo en dirección a mi capitán, aún en el timón. De todo el barco siempre Roberts ha sido el más inteligente, y quizás él tiene la respuesta que necesito.

Llego discreto, y ya con buena parte del nerviosismo fuera, para preguntarle:

- Capitán... ¿usted sabe como alguien puede probar que pertence a la realeza?