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Aunque la chica se vista de seda, sustituta se queda {Flashback, Falsa Blanca Nieves}
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Aunque la chica se vista de seda, sustituta se queda {Flashback, Falsa Blanca Nieves}
Cuando: Noche antes del regreso del tiempo.
Dónde: Castillo del Tiempo, biblioteca.
La biblioteca del castillo podía compararse a la del castillo del príncipe Adam, en Larrouse. Libros y más libros puestos pulcramente en las estanterías, que ocupaban todas las paredes, exceptuando el espacio de la pequeña chimenea. Donde no había libros, encontrabas pinturas. Hermosos cuadros de paisajes de las Tierras Encantadas y de doncellas jóvenes de sonrisas inocentes. Por supuesto, pocas personas sabían que las bellas damas retratadas eran aquellas que dieron su vida por la supervivencia de la Bruja del Tiempo y su creación. En el piso encontrabas una alfombra siempre limpia y adecuada para sentarse a leer sobre ella. En frente de la chimenea, estaban dos butacas y una mesita, sobre la cual siempre había una tetera, tacitas y galletas recién horneadas.
Era un sitio acogedor, sin dudas, el predilecto de la Bruja para tener reuniones con la gente. Nunca faltaba quien necesitaba una reunión urgente, para platicar de temas importantes ya fuera de su vida, o simplemente una visita de cortesía. Visitas que la Bruja del Tiempo adoraba. No por amor a la vida social, sino más bien porque la gente le contaba sus problemas, haciendo que se sintiera dueña del mundo…
Esta noche especialmente es… tranquila. O al menos en esa área. En el resto del castillo la gente va y viene con los preparativos para el regreso del tiempo. Guardianes dejando sus puestos, familiares puestos secretamente a salvo, señoras realmente histéricas intentando mantener la calma ante su primer regreso. Ajena a todo esto, una observadora sostiene una vela para alumbrar la entrada a la biblioteca, a la espera de la llegada de una nueva adquisición. Se supone que ya debería haber llegado, pero conoce de sobra a J. Un completo inútil para ese tipo de tareas, tan impuntual, tan hablador, tan poco apto para observar en silencio… pero bueno. Era el único hombretón disponible. Y más importante aún: aunque parezcan odiarse, L lo adora. Son un dúo dinámico cuando lo quieren.
La observadora es especialmente joven, no tiene más de 8 años en apariencia. Son sus ojos los que indican su verdadera esencia de mujer entrada en años. Ojos grandes y curiosos de un tono intenso. Ojos que han visto demasiado. Es una buena observadora. Aunque bella, es capaz de pasar desapercibida entre la gente. Más importante aún, es capaz de cambiar su imagen ante la gente. No a un nivel molecular, claro que no. Es el cómo la perciben. Incluso alguien tan bajito y “adorable” puede volverse una amenaza con el aroma adecuado.
Comienza a impacientarse. ¡No tienen todo el día! La Bruja comenzaría el ritual en una hora, y antes deben ver si esa chiquilla que G había encontrado servía para el papel. Entre los observadores corrían muchos rumores, de que la princesa heredera de M’Apple había arruinado todo y debía ser reemplazada y, de ser posible, destruida. Que la chiquilla sabía cosas, que pronto sería encontrada la llave capaz de arruinar tantas vidas… entre otros rumores más agradables, como ese supuesto embarazo. L no lo creía. ¿Una princesa a mitad de su cuento embarazada? ¡¿Dónde se ha visto eso?!
Y entonces, al fin, aparecen. Dos figuras encapuchadas, entrando a escondidas por uno de los tantos pasajes secretos del castillo. Nadie debía verla. Una de las grandes gracias de las sustitutas, era que nadie, siquiera otros guardianes, sabían que lo era. Solo los observadores lo sabían, más que nada porque ellos lo sabían todo.
–Ya era hora, han tardado demasiado. –dice una vez estuvieron a una distancia adecuada y la luz le permite ver en medio de las sombras, unos ojos idénticos a los de cierta princesa. –¿Es ella?
L sonríe, tratando de verse amigable. No hay que asustar a las visitas.
Dónde: Castillo del Tiempo, biblioteca.
La biblioteca del castillo podía compararse a la del castillo del príncipe Adam, en Larrouse. Libros y más libros puestos pulcramente en las estanterías, que ocupaban todas las paredes, exceptuando el espacio de la pequeña chimenea. Donde no había libros, encontrabas pinturas. Hermosos cuadros de paisajes de las Tierras Encantadas y de doncellas jóvenes de sonrisas inocentes. Por supuesto, pocas personas sabían que las bellas damas retratadas eran aquellas que dieron su vida por la supervivencia de la Bruja del Tiempo y su creación. En el piso encontrabas una alfombra siempre limpia y adecuada para sentarse a leer sobre ella. En frente de la chimenea, estaban dos butacas y una mesita, sobre la cual siempre había una tetera, tacitas y galletas recién horneadas.
Era un sitio acogedor, sin dudas, el predilecto de la Bruja para tener reuniones con la gente. Nunca faltaba quien necesitaba una reunión urgente, para platicar de temas importantes ya fuera de su vida, o simplemente una visita de cortesía. Visitas que la Bruja del Tiempo adoraba. No por amor a la vida social, sino más bien porque la gente le contaba sus problemas, haciendo que se sintiera dueña del mundo…
Esta noche especialmente es… tranquila. O al menos en esa área. En el resto del castillo la gente va y viene con los preparativos para el regreso del tiempo. Guardianes dejando sus puestos, familiares puestos secretamente a salvo, señoras realmente histéricas intentando mantener la calma ante su primer regreso. Ajena a todo esto, una observadora sostiene una vela para alumbrar la entrada a la biblioteca, a la espera de la llegada de una nueva adquisición. Se supone que ya debería haber llegado, pero conoce de sobra a J. Un completo inútil para ese tipo de tareas, tan impuntual, tan hablador, tan poco apto para observar en silencio… pero bueno. Era el único hombretón disponible. Y más importante aún: aunque parezcan odiarse, L lo adora. Son un dúo dinámico cuando lo quieren.
La observadora es especialmente joven, no tiene más de 8 años en apariencia. Son sus ojos los que indican su verdadera esencia de mujer entrada en años. Ojos grandes y curiosos de un tono intenso. Ojos que han visto demasiado. Es una buena observadora. Aunque bella, es capaz de pasar desapercibida entre la gente. Más importante aún, es capaz de cambiar su imagen ante la gente. No a un nivel molecular, claro que no. Es el cómo la perciben. Incluso alguien tan bajito y “adorable” puede volverse una amenaza con el aroma adecuado.
Comienza a impacientarse. ¡No tienen todo el día! La Bruja comenzaría el ritual en una hora, y antes deben ver si esa chiquilla que G había encontrado servía para el papel. Entre los observadores corrían muchos rumores, de que la princesa heredera de M’Apple había arruinado todo y debía ser reemplazada y, de ser posible, destruida. Que la chiquilla sabía cosas, que pronto sería encontrada la llave capaz de arruinar tantas vidas… entre otros rumores más agradables, como ese supuesto embarazo. L no lo creía. ¿Una princesa a mitad de su cuento embarazada? ¡¿Dónde se ha visto eso?!
Y entonces, al fin, aparecen. Dos figuras encapuchadas, entrando a escondidas por uno de los tantos pasajes secretos del castillo. Nadie debía verla. Una de las grandes gracias de las sustitutas, era que nadie, siquiera otros guardianes, sabían que lo era. Solo los observadores lo sabían, más que nada porque ellos lo sabían todo.
–Ya era hora, han tardado demasiado. –dice una vez estuvieron a una distancia adecuada y la luz le permite ver en medio de las sombras, unos ojos idénticos a los de cierta princesa. –¿Es ella?
L sonríe, tratando de verse amigable. No hay que asustar a las visitas.
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Bruja del Tiempo
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Re: Aunque la chica se vista de seda, sustituta se queda {Flashback, Falsa Blanca Nieves}
¡Nunca se me hubiera ocurrido cuando desperté esta mañana que hoy sería un día tan importante en mi vida!
Estaba ordeñando la vaca cuando me fijo que ella empieza a moverse inquieta:
- ¿Qué os pasa? -pregunto sin mucha paciencia, pero quedo petrificada al escuchar una voz de hombre contestarme:
- Sólo se pone nerviosa con gente desconocida. - Lentamente giro mi cabeza y me encuentro con un hombre encapuchado, del cual sólo puedo ver su barbilla.
Le observo, fijándome en lo gastadas de sus botas y en lo raída de su capa. Me levanto, con la intención de huir hacia la cabaña de mi abuela, pero el hombre me hace un gesto con la mano, para que me quede quieta y callada. Él se acerca y observa mi rostro, toma un mechón de mis cabellos, y dice:
- No me estaba engañando L... De veras que te pareces a ella. -¿Perdón? ¿Me parezco a alguien? No me gusta nada ser examinada por un extraño, por lo que le tomo la mano que tiene el mechón y le digo:
- No estoy acostumbrada a hablar con extraños, menos con zaraprastrosos que no piden permiso para entrar. -Pensaba que él se enojaría conmigo, ya que la gente pobre siempre se enoja de ser colocada en su lugar, sin embargo, él me sonríe como si lo que hubiera dicho fuera muy chistoso:
- ¿Te imaginas que no soy nadie por no llevar trajes elegantes? Apuesto que me tratarías mejor si vistiera seda, ¿verdad? -el invasor camina alrededor mío- Lo extraordinario es que te creas superior a mí, siendo que sólo eres otra aldeana que vive en el campo y ordeña vacas, entre otras cosas.
Mi rostro se pone rojo ante sus palabras, y levanto mi mano para golpearlo cuando él, más rápido, me sujeta el puño:
- Si todo resulta, serás de lo más interesante pequeña. -dice sin perder el entusiasmo- Antes que te despeines, os cuento que vine para proponeros algo que cambiará tu vida por completo. -abro mis ojos ante esas palabras, tan misteriosas que me despiertan la curiosidad aunque no quiera demostrarlo- Veo que os interesa, eso es bueno. Si aceptas mi propuesta, podrás empinar la nariz con toda propiedad.
El hombre suelta mi puño y se acomoda sobre un montón de heno- Siéntate. -me dice y yo le obedezco, sentándome en el mismo banquillo, al lado de la vaca.- Como dije antes, te pareces mucho a ella.
- ¿Quién es "ella"? -pregunto interrumpiéndole, ansiosa porque escucho muchas palabras pero aún no saco nada en limpio.
- "Ella" es la heredera del Reino de M'Apple, la princesa Blanca Nieves. -Abro mis ojos, sorprendida porque él está hablando de la princesa de un reino no muy distante. Creo que con un día y medio caminando una llega allá...- Pero la dama en cuestión no se está comportando como es debido, por lo que se ha tomado la decisión de reemplazarla. -El hombre me sonríe, y de alguna forma, me contagia, porque una sonrisa se asoma por mis labios- Ahí es donde entras tú: Te vestirás como ella y tomarás tu lugar. Si todo va bien, te quedas en su puesto por siempre...
Siento que me falta ligeramente el aire, porque la propuesta que acabo de recibir es... ¡todo lo que siempre he soñado! Miro a mi alrededor, la simplicidad del establo, con su fetidez y completa falta de lujo, un lugar en el cuál nunca me he sentido a gusto. Ahora tengo en mis manos la oportunidad de cambiarlo todo, la fea cabaña, la aldea donde lo más interesante que pueda pasar es la borrachera de los leñadores, el bosque lleno de peligros... Todo eso puedo quedar atrás...
- ¿Existe la remota posibilidad que la verdadera princesa regrese? -pregunto inclinada hacia el hombre. Aún no he dicho que "sí", pero el hombre sabe que ya he aceptado.
- Pues... remotamente... podría ser que ella regresara. Pero si estás bien en su lugar, siempre se podrá decir que la impostora es ella. En general, los aldeanos son muy fáciles de manipular -me sonríe, pero ahora no me gusta la alusión de que yo sea una más de los "manipulables" aldeanos- y la gente que no es fácil de manipular... es nuestra labor hacer que te acepten. De eso puedes estar tranquila. -me dice lleno de confianza, mientras saca de un bolsillo una pipa- Y entonces, ¿vienes conmigo?
- ¿Ahora? -él asiente la cabeza, siempre sonriendo- Y... ¿mi abuela?
- ¿Sabe leer? Escríbele una nota, toma. -saca de otro bolsillo un pergamino. La recibo, y entonces me fijo que las letras se forman solas: "Querida abuela, He decidido mejorar mi vida, por lo que empecé un largo viaje. Os dejo una bolsa de monedas de oro. Cúidalas, porque con ellas deberás pagarle a alguien que te ayude. Te quiere, Bianca." Siento una leve presión sobre uno de mis pies, y me fijo que ha aparecido una bolsa de cuero.
- Pero, ¿cómo? -pero él sólo sonríe, encendiendo la pipa. El humo que sale empieza a llenar el establo, y la vaca se vuelve a agitar.
- Deja el pergamino bien atado a la bolsa, y ponte esta capa. Ya es hora. -dice mientras se levanta. De pronto me doy cuenta que ya no hay vuelta atrás. Le obedezco rápido, y ni mal me termino de atar la capa, él me abraza y siento que mis pies dejan de pisar el suelo. Grito de susto, ¡pero no oigo nada! Sólo la sensación de estar en medio de una tormenta, con mis cabellos revoloteando desordenados. Siento el viento entrando frío en mi vestido, pero antes que me llegue a sentir mal de verdad. Siento que estoy pisando de nuevo el suelo.
El hombre me suelta y se dirije a una puerta. Está todo muy oscuro, como si fuera de noche... Apurada, pongo todos mis cabellos en orden, y dentro del capuz:
- Mujeres... -se ríe al ver que me arreglo, y luego me hace el gesto para que le siga. Avanzamos por un pasillo con el lado izquierdo repleto de ventanas, y entonces ¡Me maravillo! Observo millones y millones de casas altas! ¡Hasta donde se pierde la vista!
- ¿Dónde estamos? -pregunto llena de curiosidad. Olvido completamente que hace instantes una mañana empezaba, tan diferente es este lugar con más estrellas abajo que arriba en el cielo.
- Lo que ves no tiene nada que ver con tu futuro en M'Apple, sígueme. -dice y se da la vuelta. Sus pasos largos me impiden de poder mirar mejor la mayor aldea que he visto en mi vida! Finalmente dejamos las ventanas atrás y bajamos un par de escaleras. Cuando él abre la puerta, oigo una voz que dice:
- Ya era hora, han tardado demasiado. -Observo a quién habló, una chica muy joven, pero a la vez muy elegante, quién me observa llena de curiosidad.- ¿Es ella? -Me sonrojo un poco, porque no me gusta que me observen, menos gente que no conozco, pero como quiero "cambiar" de vida, hago un esfuerzo y le contesto la sonrisa.
- ¿Verdad que se parece? -dice el hombre, quitándome la capuz de repente. Sin darme cuenta, estoy de pie en una parte bien iluminada de la habitación. La chica se acerca y me toma de las manos, abriéndome los brazos como si fuéramos a jugar a la ronda. De hecho, empezamos a rodar, hasta quedar en la misma posición inicial.
- Si, ella quedará muy complacida. -dice la chica al soltarme mientras observa la pared. Sigo su mirada y entonces empiezo a realmente observar las muchas cosas que contienen sus paredes: Un reloj de arena, un reloj cucú, un reloj... ¿éso es un reloj? Tan cuadrado... con una forma que nunca ví antes... Y otro reloj (supongo que es un reloj) que tiene unos números grandes al centro en vez de los punteros. Y otro...
Cierro los ojos, pero los vuelvo a abrir, y entonces me encuentro con libros, libros, ¡y más libros! Entonces observo pinturas, con escenas hermosas, de ensueño... Camino hacia una de ellas, y quiero tocarla, tan linda que se ve la campiña...
- Yo no lo haría si fuera tú... -dice el hombre, ya instalado en un gran sillón, tan cómodo y relajado como cuando se sentó en el montón de heno- ¿No sería mejor que la viera ya con el vestido de Blanca Nieves? Ahí quedaría más complacida...
Off: ¿Está bien la elección de avatares?
Estaba ordeñando la vaca cuando me fijo que ella empieza a moverse inquieta:
- ¿Qué os pasa? -pregunto sin mucha paciencia, pero quedo petrificada al escuchar una voz de hombre contestarme:
- Sólo se pone nerviosa con gente desconocida. - Lentamente giro mi cabeza y me encuentro con un hombre encapuchado, del cual sólo puedo ver su barbilla.
Le observo, fijándome en lo gastadas de sus botas y en lo raída de su capa. Me levanto, con la intención de huir hacia la cabaña de mi abuela, pero el hombre me hace un gesto con la mano, para que me quede quieta y callada. Él se acerca y observa mi rostro, toma un mechón de mis cabellos, y dice:
- No me estaba engañando L... De veras que te pareces a ella. -¿Perdón? ¿Me parezco a alguien? No me gusta nada ser examinada por un extraño, por lo que le tomo la mano que tiene el mechón y le digo:
- No estoy acostumbrada a hablar con extraños, menos con zaraprastrosos que no piden permiso para entrar. -Pensaba que él se enojaría conmigo, ya que la gente pobre siempre se enoja de ser colocada en su lugar, sin embargo, él me sonríe como si lo que hubiera dicho fuera muy chistoso:
- ¿Te imaginas que no soy nadie por no llevar trajes elegantes? Apuesto que me tratarías mejor si vistiera seda, ¿verdad? -el invasor camina alrededor mío- Lo extraordinario es que te creas superior a mí, siendo que sólo eres otra aldeana que vive en el campo y ordeña vacas, entre otras cosas.
Mi rostro se pone rojo ante sus palabras, y levanto mi mano para golpearlo cuando él, más rápido, me sujeta el puño:
- Si todo resulta, serás de lo más interesante pequeña. -dice sin perder el entusiasmo- Antes que te despeines, os cuento que vine para proponeros algo que cambiará tu vida por completo. -abro mis ojos ante esas palabras, tan misteriosas que me despiertan la curiosidad aunque no quiera demostrarlo- Veo que os interesa, eso es bueno. Si aceptas mi propuesta, podrás empinar la nariz con toda propiedad.
El hombre suelta mi puño y se acomoda sobre un montón de heno- Siéntate. -me dice y yo le obedezco, sentándome en el mismo banquillo, al lado de la vaca.- Como dije antes, te pareces mucho a ella.
- ¿Quién es "ella"? -pregunto interrumpiéndole, ansiosa porque escucho muchas palabras pero aún no saco nada en limpio.
- "Ella" es la heredera del Reino de M'Apple, la princesa Blanca Nieves. -Abro mis ojos, sorprendida porque él está hablando de la princesa de un reino no muy distante. Creo que con un día y medio caminando una llega allá...- Pero la dama en cuestión no se está comportando como es debido, por lo que se ha tomado la decisión de reemplazarla. -El hombre me sonríe, y de alguna forma, me contagia, porque una sonrisa se asoma por mis labios- Ahí es donde entras tú: Te vestirás como ella y tomarás tu lugar. Si todo va bien, te quedas en su puesto por siempre...
Siento que me falta ligeramente el aire, porque la propuesta que acabo de recibir es... ¡todo lo que siempre he soñado! Miro a mi alrededor, la simplicidad del establo, con su fetidez y completa falta de lujo, un lugar en el cuál nunca me he sentido a gusto. Ahora tengo en mis manos la oportunidad de cambiarlo todo, la fea cabaña, la aldea donde lo más interesante que pueda pasar es la borrachera de los leñadores, el bosque lleno de peligros... Todo eso puedo quedar atrás...
- ¿Existe la remota posibilidad que la verdadera princesa regrese? -pregunto inclinada hacia el hombre. Aún no he dicho que "sí", pero el hombre sabe que ya he aceptado.
- Pues... remotamente... podría ser que ella regresara. Pero si estás bien en su lugar, siempre se podrá decir que la impostora es ella. En general, los aldeanos son muy fáciles de manipular -me sonríe, pero ahora no me gusta la alusión de que yo sea una más de los "manipulables" aldeanos- y la gente que no es fácil de manipular... es nuestra labor hacer que te acepten. De eso puedes estar tranquila. -me dice lleno de confianza, mientras saca de un bolsillo una pipa- Y entonces, ¿vienes conmigo?
- ¿Ahora? -él asiente la cabeza, siempre sonriendo- Y... ¿mi abuela?
- ¿Sabe leer? Escríbele una nota, toma. -saca de otro bolsillo un pergamino. La recibo, y entonces me fijo que las letras se forman solas: "Querida abuela, He decidido mejorar mi vida, por lo que empecé un largo viaje. Os dejo una bolsa de monedas de oro. Cúidalas, porque con ellas deberás pagarle a alguien que te ayude. Te quiere, Bianca." Siento una leve presión sobre uno de mis pies, y me fijo que ha aparecido una bolsa de cuero.
- Pero, ¿cómo? -pero él sólo sonríe, encendiendo la pipa. El humo que sale empieza a llenar el establo, y la vaca se vuelve a agitar.
- Deja el pergamino bien atado a la bolsa, y ponte esta capa. Ya es hora. -dice mientras se levanta. De pronto me doy cuenta que ya no hay vuelta atrás. Le obedezco rápido, y ni mal me termino de atar la capa, él me abraza y siento que mis pies dejan de pisar el suelo. Grito de susto, ¡pero no oigo nada! Sólo la sensación de estar en medio de una tormenta, con mis cabellos revoloteando desordenados. Siento el viento entrando frío en mi vestido, pero antes que me llegue a sentir mal de verdad. Siento que estoy pisando de nuevo el suelo.
El hombre me suelta y se dirije a una puerta. Está todo muy oscuro, como si fuera de noche... Apurada, pongo todos mis cabellos en orden, y dentro del capuz:
- Mujeres... -se ríe al ver que me arreglo, y luego me hace el gesto para que le siga. Avanzamos por un pasillo con el lado izquierdo repleto de ventanas, y entonces ¡Me maravillo! Observo millones y millones de casas altas! ¡Hasta donde se pierde la vista!
- ¿Dónde estamos? -pregunto llena de curiosidad. Olvido completamente que hace instantes una mañana empezaba, tan diferente es este lugar con más estrellas abajo que arriba en el cielo.
- Lo que ves no tiene nada que ver con tu futuro en M'Apple, sígueme. -dice y se da la vuelta. Sus pasos largos me impiden de poder mirar mejor la mayor aldea que he visto en mi vida! Finalmente dejamos las ventanas atrás y bajamos un par de escaleras. Cuando él abre la puerta, oigo una voz que dice:
- Ya era hora, han tardado demasiado. -Observo a quién habló, una chica muy joven, pero a la vez muy elegante, quién me observa llena de curiosidad.- ¿Es ella? -Me sonrojo un poco, porque no me gusta que me observen, menos gente que no conozco, pero como quiero "cambiar" de vida, hago un esfuerzo y le contesto la sonrisa.
- ¿Verdad que se parece? -dice el hombre, quitándome la capuz de repente. Sin darme cuenta, estoy de pie en una parte bien iluminada de la habitación. La chica se acerca y me toma de las manos, abriéndome los brazos como si fuéramos a jugar a la ronda. De hecho, empezamos a rodar, hasta quedar en la misma posición inicial.
- Si, ella quedará muy complacida. -dice la chica al soltarme mientras observa la pared. Sigo su mirada y entonces empiezo a realmente observar las muchas cosas que contienen sus paredes: Un reloj de arena, un reloj cucú, un reloj... ¿éso es un reloj? Tan cuadrado... con una forma que nunca ví antes... Y otro reloj (supongo que es un reloj) que tiene unos números grandes al centro en vez de los punteros. Y otro...
Cierro los ojos, pero los vuelvo a abrir, y entonces me encuentro con libros, libros, ¡y más libros! Entonces observo pinturas, con escenas hermosas, de ensueño... Camino hacia una de ellas, y quiero tocarla, tan linda que se ve la campiña...
- Yo no lo haría si fuera tú... -dice el hombre, ya instalado en un gran sillón, tan cómodo y relajado como cuando se sentó en el montón de heno- ¿No sería mejor que la viera ya con el vestido de Blanca Nieves? Ahí quedaría más complacida...
Off: ¿Está bien la elección de avatares?
Re: Aunque la chica se vista de seda, sustituta se queda {Flashback, Falsa Blanca Nieves}
–Deja que vea las pinturas, solo está siendo curiosa, como todos.
¿Quién no disfrutaría mirando semejantes obras de arte antiguo? Habían paisajes muy hermosos, de sitios que L no había visto en su vida. Era una… observadora de oficina. Nunca había pisado las Tierras Encantadas, solo la conocía por espejos mágicos y pinturas. Su vida era junto a la bruja, en el Londres de siempre. Así que comprendía, en parte, la curiosidad de las visitas.
–¿Te agradan? ¿Reconoces alguna de estas vistas?
Indica especialmente el cuadro de M’Apple, la difunta familia real con el castillo de fondo, al igual que el símbolo del reino, el árbol de manzanas. No eran exactamente los reyes originales, Mirror y Nívea, sino más bien la pobre “reina” muerta al nacer su bebé, Madeleine, más el hombre sacado de su hogar para ser su esposo también en la otra vida. En brazos de la mujer, estaba la joven recién nacida, Blanca. Un bonito cuadro, aunque no de los favoritos de L. Era demasiado falso para su gusto.
–Los reyes, fallecidos hace varios años. –explica. –Son un cuadro bonito, ¿no lo crees? Dicen las leyendas que él se enamoró de ella por su mitad de ninfa, justo en este castillo. Ella se enamoró de su normalidad. Cosas de la vida, no pudieron tener un final feliz. Pero tú, querida, tendrás uno mucho mejor. –finaliza, sonriendo directamente a la sustituta, con un tono cariñoso, pero con un toque de misterio.
Se aleja, sabedora de que las cosas están bastante bien y no debe parecer necesitada. La chiquilla, si bien parece ilusionada y dispuesta a cooperar en todo, no es imprescindible. Siempre es bueno demostrarlo, que nunca falta la que se cree superior. Y no era así, existían varias muchachas dispuestas a cambiar toda su apariencia para tomar ese puesto.
–Sí, es una buena idea… Luego llamaremos a alguna hada para que la –responde, acercándose a la mesa de bocadillos. –¿Un té? –sirve dos tazas, tomando una y ofreciéndola a Bianca. –Por favor, toma asiento, vamos a charlar sobre algunos temas importantes antes de la llegada de la bruja.
L se sienta, poniendo sus manos sobre su regazo, con una mirada más profesional. Ha llegado el momento de ponerse así.
–Sabes porque estás aquí, ¿no? Por una vida nueva. –sus manos se mueven mostrando los cuadros. –Muchos hemos cambiado de vida por una mejor, incluyéndome. Por esa vida de cuentos de hadas. Pero no es gratis, y antes de comenzar debes saber los riesgos. Tal vez mueras, tal vez te hagan daño, puede que alguien te ataque en medio de la noche. Hay gente muy mala, Bianca, y es parte del trabajo. Este es un trabajo, querida. Trabajamos por un mundo mejor.
–Ahora presta mucha atención: somos parte de un grupo, encargado de ciertos trabajos algo… desagradables. Uno de esos, es suplantar gente. Ahí entras tu. ¿Sigues queriendo un final feliz?
Off: ¡Me parecen perfectos!
¿Quién no disfrutaría mirando semejantes obras de arte antiguo? Habían paisajes muy hermosos, de sitios que L no había visto en su vida. Era una… observadora de oficina. Nunca había pisado las Tierras Encantadas, solo la conocía por espejos mágicos y pinturas. Su vida era junto a la bruja, en el Londres de siempre. Así que comprendía, en parte, la curiosidad de las visitas.
–¿Te agradan? ¿Reconoces alguna de estas vistas?
Indica especialmente el cuadro de M’Apple, la difunta familia real con el castillo de fondo, al igual que el símbolo del reino, el árbol de manzanas. No eran exactamente los reyes originales, Mirror y Nívea, sino más bien la pobre “reina” muerta al nacer su bebé, Madeleine, más el hombre sacado de su hogar para ser su esposo también en la otra vida. En brazos de la mujer, estaba la joven recién nacida, Blanca. Un bonito cuadro, aunque no de los favoritos de L. Era demasiado falso para su gusto.
–Los reyes, fallecidos hace varios años. –explica. –Son un cuadro bonito, ¿no lo crees? Dicen las leyendas que él se enamoró de ella por su mitad de ninfa, justo en este castillo. Ella se enamoró de su normalidad. Cosas de la vida, no pudieron tener un final feliz. Pero tú, querida, tendrás uno mucho mejor. –finaliza, sonriendo directamente a la sustituta, con un tono cariñoso, pero con un toque de misterio.
Se aleja, sabedora de que las cosas están bastante bien y no debe parecer necesitada. La chiquilla, si bien parece ilusionada y dispuesta a cooperar en todo, no es imprescindible. Siempre es bueno demostrarlo, que nunca falta la que se cree superior. Y no era así, existían varias muchachas dispuestas a cambiar toda su apariencia para tomar ese puesto.
–Sí, es una buena idea… Luego llamaremos a alguna hada para que la –responde, acercándose a la mesa de bocadillos. –¿Un té? –sirve dos tazas, tomando una y ofreciéndola a Bianca. –Por favor, toma asiento, vamos a charlar sobre algunos temas importantes antes de la llegada de la bruja.
L se sienta, poniendo sus manos sobre su regazo, con una mirada más profesional. Ha llegado el momento de ponerse así.
–Sabes porque estás aquí, ¿no? Por una vida nueva. –sus manos se mueven mostrando los cuadros. –Muchos hemos cambiado de vida por una mejor, incluyéndome. Por esa vida de cuentos de hadas. Pero no es gratis, y antes de comenzar debes saber los riesgos. Tal vez mueras, tal vez te hagan daño, puede que alguien te ataque en medio de la noche. Hay gente muy mala, Bianca, y es parte del trabajo. Este es un trabajo, querida. Trabajamos por un mundo mejor.
–Ahora presta mucha atención: somos parte de un grupo, encargado de ciertos trabajos algo… desagradables. Uno de esos, es suplantar gente. Ahí entras tu. ¿Sigues queriendo un final feliz?
Off: ¡Me parecen perfectos!
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Bruja del Tiempo
Señora de las Tierras Encantadas
Re: Aunque la chica se vista de seda, sustituta se queda {Flashback, Falsa Blanca Nieves}
De inmediato retiro el brazo de la cercanía del cuadro, De hecho, junto mis manos adelante, para que una sujete a la otra, y también para que ellos vean que no tengo intenciones de tocar nada. La niña es muy amable, hablándome de ésa pintura. Asiento con mi cabeza cuando ella me pregunta si me agrada esa pintura, pero vuelvo a mirar la pintura cuando me pregunta si reconozco el lugar.
- No... No me acuerdo de haber visto ese castillo. -digo sincera, pues hasta el día de hoy nunca me había alejado de mi aldea. El único viaje que hice fue de un extremo al otro de la misma aldea, cuando mis padres fallecieron y tuve que cambiarme con mi abuela.
Sin embargo, no comprendo las palabras de la niña al hablar de "mitad ninfa" y "normalidad". Pero abro mis ojos al escuchar la alusión de que "no tuvieron final feliz".
- Él me dijo que reemplazaré a la princesa de M'Apple. -digo apuntando al hombre, quién se entretiene tirando círculos de humo al techo.
- Y así lo harás, si nos haces caso. -agrega antes de hacer un nuevo círculo de humo. Se ve tan relajado, aunque, algo en mi interior me dice que eso es sólo aparencia...
- ¿Un té? -me ofrece la niña. De inmediato me siento donde ella me indica. Tengo un poco de hambre, pero olvido los bocadillos con tal de concentrarme en lo que ella me dirá. Lo raro es que la niña se ve tan mayor para su edad... ¡Pero su rostro es de niña! De todas formas, su mirada me comunica sabiduría.
Cierro mis puños al oír que habrán peligros. No quiero que alguien me haga daño... ¡menos que me mate! Pero sin correr esos riesgos, regresaré a la vieja cabaña de mi abuela... Respiro hondo y le respondo con convicción:
- Si, quiero tener un final feliz. -la niña sonríe, pero el hombre sigue tirando círculos al aire. ¿Acaso está remotamente interesado en lo que estamos hablando?
- No... No me acuerdo de haber visto ese castillo. -digo sincera, pues hasta el día de hoy nunca me había alejado de mi aldea. El único viaje que hice fue de un extremo al otro de la misma aldea, cuando mis padres fallecieron y tuve que cambiarme con mi abuela.
Sin embargo, no comprendo las palabras de la niña al hablar de "mitad ninfa" y "normalidad". Pero abro mis ojos al escuchar la alusión de que "no tuvieron final feliz".
- Él me dijo que reemplazaré a la princesa de M'Apple. -digo apuntando al hombre, quién se entretiene tirando círculos de humo al techo.
- Y así lo harás, si nos haces caso. -agrega antes de hacer un nuevo círculo de humo. Se ve tan relajado, aunque, algo en mi interior me dice que eso es sólo aparencia...
- ¿Un té? -me ofrece la niña. De inmediato me siento donde ella me indica. Tengo un poco de hambre, pero olvido los bocadillos con tal de concentrarme en lo que ella me dirá. Lo raro es que la niña se ve tan mayor para su edad... ¡Pero su rostro es de niña! De todas formas, su mirada me comunica sabiduría.
Cierro mis puños al oír que habrán peligros. No quiero que alguien me haga daño... ¡menos que me mate! Pero sin correr esos riesgos, regresaré a la vieja cabaña de mi abuela... Respiro hondo y le respondo con convicción:
- Si, quiero tener un final feliz. -la niña sonríe, pero el hombre sigue tirando círculos al aire. ¿Acaso está remotamente interesado en lo que estamos hablando?
Re: Aunque la chica se vista de seda, sustituta se queda {Flashback, Falsa Blanca Nieves}
–Oh, pues tendremos que darte unos planos entonces, ese castillo será donde vivirás si todo sale bien…
Mira a J con una expresión entre divertida y molesta. Metiche y fumador. Más le valía limpiar el humo después. Vuelve a prestar atención a Bianca.
–Harás más que reemplazarla. Te transformarás en ella, todo el mundo creerá que eres la princesa de M’Apple y tú misma deberás convencerte de ello. No podemos permitirnos que te consideres una sustituta por siempre, pues a la larga no harás bien el papel.
Bien, Bianca ha aceptado. ¿Quién no lo haría? La posibilidad de tener un final feliz siempre es agradable, sobre todo para aquellos que provienen de bajos estratos. Vamos, todas las chicas sueñan con un príncipe azul, vestidos bonitos y un enorme castillo. Ellos, desinteresadamente, se lo estaban ofreciendo.
–Muy bien, vamos entonces al otro lado del plan. –ese lado más complicado. Transformar a la sustituta en una verdadera princesa. –Te pareces bastante a Blanca, sin dudas, pero te falta ese aire que tiene. Tendremos que entrenarte muy bien, seguro que las hadas aceptan darte algunas clases sobre como sonreír y protocolo real.
Le haría falta, claro. Si bien al principio estaría junto a Gruñón en la cabaña de los enanos, era importante que la chica supiese modales y pareciese una princesa nacida en cuna de oro. Claro que el que fuera una aldeana servía en parte, pues así conocía el trabajo duro que técnicamente debió obligarle a hacer su “madrastra”, pero… Ese gran pero. ¿Lo haría bien? L sabe que no hay tiempo para averiguarlo.
Toma un poco de té, para sacarse esa sensación. Sí, la nueva Blanca lo haría bien. Solo debían entrenarla un poco.
–Ahora, vamos a hablar un poco de algo importante… Ya te dije los riesgos, pero no dije por qué corremos estos riesgos. Y creo que es momento que aprendas algo de historia.
Dicho esto comienza a relatar, de forma fácil y resumida, el que ella formaba parte de un mundo de cuentos, que ahora estaban en el mundo real en una mansión londinense, que la Bruja gobernaba las tierras encantadas, que ahora ella sería parte de los Guardianes, suplantando un personaje que se había salido de su papel… Cosas así. Muy simple, no quiere marearla tampoco.
–¿Has comprendido? Es muy fácil cuando lo piensas bien. Si tienes dudas, pregúntame.
Mientras dice esto, una pequeña hada entra en el salón. También es una guardiana, pero pertenece a las hadas madrinas. Es, por el color de su polvo, más bien azul claro, una de las ayudantes del Hada Maestra. En sus manos lleva un paquete algo grande para su estatura. Algo cansada, se posa justo en medio de Bianca y L, dejando el paquete sobre la mesa.
Si la ves de lejos y no la conoces, podrías asegurar que es un hada adorable. Como una muñequita, lista para dejarla guardada en una repisa.
–Lo envía el Hada Maestra. –dice mirando a L, quien con una sonrisa algo forzada toma el paquete para esconderlo entre su vestido. Espera que Bianca no pregunte nada sobre eso. –Manda a decir que el agua ya está lista, igual que las ropas de la sustituta. Oh, y que podrán verla dentro de unas horas, cuando esté todo arreglado. ]
Una vez que termina, sus alas se extienden y se retira tan silenciosamente como entró, sin despedirse siquiera. Las hadas pocas veces se despiden, en realidad.
L se levanta de un pequeño saltito, dando un par de palmadas.
–¡Bien, ya escucharon al hada! Hora de arreglarte, Blanca. –dice intencionalmente el nombre de la princesa. Quiere que la otra vaya acostumbrándose a eso. –Una vez que terminemos verás al Hada Maestra y después, cuando hayas aprendido un poco de protocolo, verás a la Bruja del Tiempo. ¿No te parece emocionante?
Mira a J con una expresión entre divertida y molesta. Metiche y fumador. Más le valía limpiar el humo después. Vuelve a prestar atención a Bianca.
–Harás más que reemplazarla. Te transformarás en ella, todo el mundo creerá que eres la princesa de M’Apple y tú misma deberás convencerte de ello. No podemos permitirnos que te consideres una sustituta por siempre, pues a la larga no harás bien el papel.
Bien, Bianca ha aceptado. ¿Quién no lo haría? La posibilidad de tener un final feliz siempre es agradable, sobre todo para aquellos que provienen de bajos estratos. Vamos, todas las chicas sueñan con un príncipe azul, vestidos bonitos y un enorme castillo. Ellos, desinteresadamente, se lo estaban ofreciendo.
–Muy bien, vamos entonces al otro lado del plan. –ese lado más complicado. Transformar a la sustituta en una verdadera princesa. –Te pareces bastante a Blanca, sin dudas, pero te falta ese aire que tiene. Tendremos que entrenarte muy bien, seguro que las hadas aceptan darte algunas clases sobre como sonreír y protocolo real.
Le haría falta, claro. Si bien al principio estaría junto a Gruñón en la cabaña de los enanos, era importante que la chica supiese modales y pareciese una princesa nacida en cuna de oro. Claro que el que fuera una aldeana servía en parte, pues así conocía el trabajo duro que técnicamente debió obligarle a hacer su “madrastra”, pero… Ese gran pero. ¿Lo haría bien? L sabe que no hay tiempo para averiguarlo.
Toma un poco de té, para sacarse esa sensación. Sí, la nueva Blanca lo haría bien. Solo debían entrenarla un poco.
–Ahora, vamos a hablar un poco de algo importante… Ya te dije los riesgos, pero no dije por qué corremos estos riesgos. Y creo que es momento que aprendas algo de historia.
Dicho esto comienza a relatar, de forma fácil y resumida, el que ella formaba parte de un mundo de cuentos, que ahora estaban en el mundo real en una mansión londinense, que la Bruja gobernaba las tierras encantadas, que ahora ella sería parte de los Guardianes, suplantando un personaje que se había salido de su papel… Cosas así. Muy simple, no quiere marearla tampoco.
–¿Has comprendido? Es muy fácil cuando lo piensas bien. Si tienes dudas, pregúntame.
Mientras dice esto, una pequeña hada entra en el salón. También es una guardiana, pero pertenece a las hadas madrinas. Es, por el color de su polvo, más bien azul claro, una de las ayudantes del Hada Maestra. En sus manos lleva un paquete algo grande para su estatura. Algo cansada, se posa justo en medio de Bianca y L, dejando el paquete sobre la mesa.
Si la ves de lejos y no la conoces, podrías asegurar que es un hada adorable. Como una muñequita, lista para dejarla guardada en una repisa.
–Lo envía el Hada Maestra. –dice mirando a L, quien con una sonrisa algo forzada toma el paquete para esconderlo entre su vestido. Espera que Bianca no pregunte nada sobre eso. –Manda a decir que el agua ya está lista, igual que las ropas de la sustituta. Oh, y que podrán verla dentro de unas horas, cuando esté todo arreglado. ]
Una vez que termina, sus alas se extienden y se retira tan silenciosamente como entró, sin despedirse siquiera. Las hadas pocas veces se despiden, en realidad.
L se levanta de un pequeño saltito, dando un par de palmadas.
–¡Bien, ya escucharon al hada! Hora de arreglarte, Blanca. –dice intencionalmente el nombre de la princesa. Quiere que la otra vaya acostumbrándose a eso. –Una vez que terminemos verás al Hada Maestra y después, cuando hayas aprendido un poco de protocolo, verás a la Bruja del Tiempo. ¿No te parece emocionante?
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Bruja del Tiempo
Señora de las Tierras Encantadas
Re: Aunque la chica se vista de seda, sustituta se queda {Flashback, Falsa Blanca Nieves}
Suspiro nerviosa al mismo tiempo que sonrío. ¿Habría pensado ayer que iría a vivir a un castillo? Me controlo, que no quiero que piense que soy una aldeana desesperada (aunque lo sea), y me pongo seria para seguir escuchándola.
–Harás más que reemplazarla. Te transformarás en ella, todo el mundo creerá que eres la princesa de M’Apple y tú misma deberás convencerte de ello. No podemos permitirnos que te consideres una sustituta por siempre, pues a la larga no harás bien el papel.
- La princesa de M'Apple... ¡Por supuesto que puedo transformarme en ella! -le aseguro decidida.
–Muy bien, vamos entonces al otro lado del plan. Te pareces bastante a Blanca, sin dudas, pero te falta ese aire que tiene. Tendremos que entrenarte muy bien, seguro que las hadas aceptan darte algunas clases sobre como sonreír y protocolo real. -No logro ocultar una mueca, porque a nadie le gusta recibir críticas. Y cuando percibo que tengo los hombros caídos, me enderezo, para mostrarle que sí tengo un porte real. ¿Pero a quién engaño? Soy una chica simple... Por un momento llego a pensar que no lograré engañar a nadie, sin embargo, el pensamiento de ser la señora de un castillo me da fuerzas para seguir adelante:
- Haré todo lo que me indiquen las hadas, señorita Ele. -Como ya me parezco con la susodicha, al menos una parte será más fácil, porque no me gustaría cambiar nada en mi físico, salvo este vestido roto por un hermoso de fiesta...
Pero la niña rubia me empieza a hablar de un tema que me deja boquiabierta... El mundo donde nascí, crescí y viví... ¡No existe en realidad! Es algo que le pertenece a la Bruja del Tiempo...
Recuerdo las casas grandes que ví en la ventana, cuando llegaba a ésta salita, y por un momento me dan ganas de salir de esa mansión hacia afuera, ¡hacia la vida de verdad!
Pero el momento es tan corto que espero que nada se haya translucido en mi rostro, porque pensándolo bien, por lo que entendí no hay muchos castillos por acá, o sin la ayuda de gente como J y L no llegaré a ser señora de nada.
–¿Has comprendido? Es muy fácil cuando lo piensas bien. Si tienes dudas, pregúntame.
- Pues... somos todos súbditos de la Bruja del Tiempo entonces. -digo para que vea que entiendo rápido. En realidad, ese pensamiento no es muy tranquilizador pero... nada viene de la nada en esta vida. Por más que una quiera, hay que esforzarse para tener las cosas, y aprender a comportarme como una princesa al final es más un regalo que una carga pesada.
Entra entonces una hadita, deshaciendo la voluta de humo de J, y trayendo un paquetito que trae con cierta dificultad. La observo, maravillada de ver un hada por vez primera, pero antes que pueda observarla más, deja su recado y se va.
Me fijo que L guarda el paquetito, pero no le pregunto nada porque no me agrada eso de que "el agua ya está lista".
–¡Bien, ya escucharon al hada! Hora de arreglarte, Blanca. Una vez que terminemos verás al Hada Maestra y después, cuando hayas aprendido un poco de protocolo, verás a la Bruja del Tiempo. ¿No te parece emocionante?
Respiro hondo antes de sonreir. Si debo fingir, empiezo desde ahora mismo:
- ¡Si! Pero ¿a qué se refería el hada del agua?
Off: Los pueblos europeos no eran de lo más asíduos a los baños, quizás por la falta de agua caliente, y me tomo de ello para hacerle la vida más difícil a L...
–Harás más que reemplazarla. Te transformarás en ella, todo el mundo creerá que eres la princesa de M’Apple y tú misma deberás convencerte de ello. No podemos permitirnos que te consideres una sustituta por siempre, pues a la larga no harás bien el papel.
- La princesa de M'Apple... ¡Por supuesto que puedo transformarme en ella! -le aseguro decidida.
–Muy bien, vamos entonces al otro lado del plan. Te pareces bastante a Blanca, sin dudas, pero te falta ese aire que tiene. Tendremos que entrenarte muy bien, seguro que las hadas aceptan darte algunas clases sobre como sonreír y protocolo real. -No logro ocultar una mueca, porque a nadie le gusta recibir críticas. Y cuando percibo que tengo los hombros caídos, me enderezo, para mostrarle que sí tengo un porte real. ¿Pero a quién engaño? Soy una chica simple... Por un momento llego a pensar que no lograré engañar a nadie, sin embargo, el pensamiento de ser la señora de un castillo me da fuerzas para seguir adelante:
- Haré todo lo que me indiquen las hadas, señorita Ele. -Como ya me parezco con la susodicha, al menos una parte será más fácil, porque no me gustaría cambiar nada en mi físico, salvo este vestido roto por un hermoso de fiesta...
Pero la niña rubia me empieza a hablar de un tema que me deja boquiabierta... El mundo donde nascí, crescí y viví... ¡No existe en realidad! Es algo que le pertenece a la Bruja del Tiempo...
Recuerdo las casas grandes que ví en la ventana, cuando llegaba a ésta salita, y por un momento me dan ganas de salir de esa mansión hacia afuera, ¡hacia la vida de verdad!
Pero el momento es tan corto que espero que nada se haya translucido en mi rostro, porque pensándolo bien, por lo que entendí no hay muchos castillos por acá, o sin la ayuda de gente como J y L no llegaré a ser señora de nada.
–¿Has comprendido? Es muy fácil cuando lo piensas bien. Si tienes dudas, pregúntame.
- Pues... somos todos súbditos de la Bruja del Tiempo entonces. -digo para que vea que entiendo rápido. En realidad, ese pensamiento no es muy tranquilizador pero... nada viene de la nada en esta vida. Por más que una quiera, hay que esforzarse para tener las cosas, y aprender a comportarme como una princesa al final es más un regalo que una carga pesada.
Entra entonces una hadita, deshaciendo la voluta de humo de J, y trayendo un paquetito que trae con cierta dificultad. La observo, maravillada de ver un hada por vez primera, pero antes que pueda observarla más, deja su recado y se va.
Me fijo que L guarda el paquetito, pero no le pregunto nada porque no me agrada eso de que "el agua ya está lista".
–¡Bien, ya escucharon al hada! Hora de arreglarte, Blanca. Una vez que terminemos verás al Hada Maestra y después, cuando hayas aprendido un poco de protocolo, verás a la Bruja del Tiempo. ¿No te parece emocionante?
Respiro hondo antes de sonreir. Si debo fingir, empiezo desde ahora mismo:
- ¡Si! Pero ¿a qué se refería el hada del agua?
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