en busca de "pajaritos" (mi querido pony y quien quiera)

Off: Es sólo que si me van a retar, que sea por algo de "verdad". (E igual no le pegué "tanto", que los hombres, machos de poneys incluidos, son todos unos exagerados)

On: El caballero Blanck, una vez que le digo que estoy interesada en saber más de su negocio, nos empieza a explicar sobre que es un experto en ilusiones ópticas, pero me distraigo pensando si su cuerpo, que se ve bien proporcionado bajo su traje, es o no su cuerpo real. ¿Porque si fuera un flacuchento sería muy malo verdad? Pero aunque me cueste, me aguanto las ganas de tocarlo para certificarme ya que de inmediato me viene de nuevo ése dolor de cabeza...

Miro de reojo a Paul, para ver si logro identificar cuál es el gesto que hace él para provocarme los dolores, pero él sigue como si no pasara nada. ¡Es muy buen actor! O es inocente... Regreso mi mirada hacia el caballero, ya que el sonido de la moneda sobre la mesa me ha llamado la atención.

No le puedo atribuir el dolor de cabeza a él, ya que una semana atrás, cuando Paul trajo a Ari, el sr. Blanck no estaba presente... Y ahora que hago memoria, la cabeza también me dolió cuando recebí la extraña y a la vez maravillosa visita del violinista Pierrot...

Pero tendré que dejar todo eso de lado, ya que el caballero sigue exponiendo su propuesta laboral. Porque eso es, entremedio de la suavidad de su voz ronca, de la sonrisa en la orilla de su boca, todo se resume a ser soplones...

Me mantengo neutral, fijándome en cómo él quiere hacerlo parecer lo más fácil del mundo. Pero trás años de manejar ésta posada, una de las cosas que he aprendido es la fidelidad hacia quiénes son tus amigos... Cuántas veces no hemos albergado piratas, prófugos de la ley, pero nunca fuimos asaltados... De hecho, contamos con su protección en casos de emergencia, que nunca faltan las leyes de los nobles, como cobro indebido de impuestos por citar lo más común, donde los aldeanos sufren con las desigualdades.

De pronto, su discurso empieza a definir al misterioso Paul a mi lado: "Gente desconocida que dice conocer a alguien que nunca ha conocido, personas que actúan de forma rara..." Sí... él y la naufraga misteriosa combinan perfectamente con esa descripción, pero no por ello venderé información de ellos sólo por unos trocados. La chica, muy dulce aunque sea muda, no es alguien a quien quiera delatar por un par de monedas... En cambio Paul...

Me giro y me fijo entonces que él tiene toda la cara de estar fastidiado de la conversación, como si no le interesara en lo más mínimo. Hasta me llega a dar risa la situación, porque era él quién no quería que yo participara de la "reunión de negocios". ¿O acaso pensaba que iban a hablar de otra cosa? Pero me aguanto la risa, o más bien sólo sonrío, antes de responder:

- Usted tiene razón de que en mi profesión generalmente tenemos a nuestra disposición mucha información de tanta gente que deambula por el puerto. -No me gusta que diga que soy una "experta en cotilleo", pero lo oculto y me quedo de frente a la mesa, mirando de reojo tanto al Sr. Blanck como a Paul mientras sigo- Por ejemplo, ¿a ése par de nobles le interesaría saber la clase de comercio donde se maneja el colega aquí presente? ¿O con quién está trabajando ahora? Porque eso yo lo sé, pero no veo la utilidad que podría tener para ellos. -finalizo con la mayor inocencia en mis ojos. Obviamente a la pelirroja no la meteré en el embrollo, pero quiero ver la reacción del flamante nuevo capataz...