El comienzo de una vida nueva (Pony, yo y libre).

Lugar: Costa.

La noche mas bella que había llegado a ver en la vida, no solo por las estrellas que salpicaban el cielo, sino mas bien por la luna, era hermosa, incluso mas que la que siempre veía desde su balcón cada noche. Ya no importaba llevar cerca de una hora tumbada en la arena húmeda, ni siquiera importaba el hecho de tener las piernas en el agua y la ropa mojada, nada importaba mas que ver el hermoso cielo estrellado con aquella hermosa luna flotando en el. Sabía que habría que levantarse y buscar una forma de llegar a casa, aunque pensaba que era todo un sueño, un bello y agradable sueño, con el cual de segura que solo soñaría una noche.

Me levante de la arena notando como algo de ella entraba en mi pantalón, pero aun así dejaba de importarme. Miré el alrededor, era un playa extensa y muy bonita, con algunas conchas en el suelo y algo que parecía brillar bajo la luz de la luna; me acerque para ver que era, solo al ver lo que era ya pensaba que mas que un sueño podría ser una pesadilla... o algo peor, podría ser verdad que ella se hallaba en esa costa, que nada era fruto de su mente, que el lugar que estaba era autentico. Pero costaba creer que podría aparecer un portal de la nada y encima, que llevara a una costa perdida en el mundo.

Cogí el cuchillo, porque saber que una esta en esa situación, da a comprender que se tendrá que defender de lo que se encuentre, ya la felicidad, la paz interior, el corazón latiendo levemente, todo eso se trasformo en miedo, intranquilidad y el corazón latiendo a mas de 100.

Lo mas que podía hacer era mirar a mi alrededor, armada con mi apreciado cuchillo, a esperar que el día volviera y pudiera salir de ese lugar que por mas de una hora había sido el sueño mas hermoso que pude haber tenido en la vida.

Spoiler:

La vida en la finca de Lady Katrina no podía ser mejor: la vida "en comunidad" me hace bien, sus niños son encantadores, y poco a poco los empleados me están mirando de mejor forma.

Sin embargo, el mar es algo que no puedo olvidar, así que cada día libre, me arranco a la playa a respirar la brisa marina, a sentir la arena entre mis patas (confieso que los dedos humanos se hunden mucho mejor que los cascos). Incluso espero un poco de sol para poder sumergirme en sus frías aguas.

Pero hoy es diferente. Hoy "me escapé" de la finca, de noche, a mitad de semana... No es que no quiera estar allá, como dije, he recuperado mi alegría natural, sin embargo... cada vez percibo que Lady Katrina es la mujer más bella del mundo y... yo no puedo estar con ella... No quiero confesarle que no soy humano o que soy un pirata (soy un buen capataz, pero no he dejado de ser pirata), y no puedo mentirle...

Sólo el mar para lograr calmarme, para pensar mejor que allá es donde quiero estar, cerca de ella a pesar de no poder acercarme...

Finalmente una brisa de mar irrumpe entremedio de los árboles, indicándome que ya estoy cerca. Dejo las precauciones de lado y empiezo a galopar (digo, correr) hacia la playa. Una vez que piso arena, me quito las botas y camino más despacio, contemplando la maravilla de las estrellas, el oleaje suave, la arena clara iluminada por la luz de la luna...

De pronto veo una figura no muy lejos. Me acerco, con las botas en una mano, y me fijo que es un humano de largos cabellos. ¿Rojos?

- ¡Ari! -grito contento, acercándome, pero me detengo al ver el brillo de algo metálico en su mano. Comprendo entonces que aunque es una chica, no es la náufraga que llevé a la posada de Babette. Mi mano libre queda en alerta para ir a la empuñadura de la espada, pero no hago ningún gesto de ataque. Por ahora.

- Buenas noches. -digo entonces, para ver si la noche sigue pacífica, a pesar de las armas blancas.

-¡¡¡¡¡Haaaaaaaaaaaaaa!!!!!- Es lo único que supe pronunciar mientras me daba media vuelta para mirar quien era, mas asustada que antes, y con el cuchillo apretado en mis pechos, sin saber quien era, que podía hacer. Ademas, no conocía aquel nombre que el chico pronuncio, pero si conocía aquella palabra que el chico pronuncio ''Buenas noches'', esas si las conocía, lo que demostraba dos cosas, una, era de mi amado país, dos... aun estoy en Escocia y todo a ocurrido porque me han secuestrado o cosas peores.

Aunque no veía bien a la personas, pude comprender que las ropas no eran de lo mas normales, eso me provoco algo de inseguridad, pero lo que mas me preocupaba era que no fuera amigable.

-¿Qui-qui-quien ere?- Pude pronunciar mientras le apuntaba con mi cuchillo agarrado con las dos manos -¿Que quie...? ¡¿que quieres hacerme?¡ ¿Donde estoy en estos momentos? Quiero que vengan la policía- Gritaba algo cabreada y aturdida, aunque quizás ese hombre solo quisiera ayudar y lo estaba asustando.

-Pe-perdonadme por hablaros así, pero es que... no se en donde estoy y llevo creo que mas de dos horas en este sitio... y... tengo mucho mi...- Se me empezaron a caer lagrimas que recorrían mis mejillas hasta el suelo y no me aguantaba en pie, así que me derrumbe y caí de rodillas en la húmeda arena.

-Quiero volver a casa... cenar tranquila... y dormir en mi cálida cama...-deje caer el arma y me abrace a mi misma.

No podía esperar otra reacción que no fuera un grito, ya que se había acercando corriendo, a una desconocida:

- Perdone, la confundí con una amiga. -digo sin acercarme, ya que además de atacarme, podría cortarse con ese cuchillo. He visto gente asustada que no sabe manipular bien armas y se hacían más daño que defenderse de nosotros durante los ataques.

- ¿Qué decís? -pregunto confundido, pues no entiendo todo lo que dice- Soy Paul y... no quiero haceros nada. -respondo lo que entiendo- Pues... estás en la playa. -digo estirando el brazo y apuntando hacia la arena y el mar- Y no hay policías cerca.

Ante esto último me encojo un poco. Policías son otra forma de llamar a los guardias, eso lo tengo bien claro. Y los guardias son los que prenden a los piratas, para ahorcarlos.

Me sorprendo al verla romper en llanto, aunque más el hecho de que esté tan perdida. Tampoco me esperaba que se derrumbara en la arena. ¿Será otra naufraga? Observo su ropa, sus pantalones mojados, sus pies descalzos, pues me lo parece para mí. Lo raro es la coincidencia de otra pelirroja, con la diferencia que ella no es muda. Además está vestida, pero no es con vestido:

- ¿Cómo os llamáis? -pregunto arrodillándome a su lado, sin acercarme más, porque sé que se asustará si la abrazo- ¿De cuál barco naufragaste? -Quizás pueda reconocer su embarcación, que para eso tengo buena memoria. Claro que no bajo la guardia respecto al cuchillo, que no le costaría nada tomarlo y pillarme desprevenido.

Me limpie las lagrimas con la manga de mi camisa y empece a calmarme, cuando conseguí respirar de forma tranquila empece ha hablar -Ba-barco... ¿Que barco?...-Dije desconcertada, no había montado nunca en uno. Yo que solo quería cenar y aparezco aquí con este hombre delante -yo procedo de mi cocina, se me abrió como una especie de grieta delante mía-Mala decisión tomé al entrar por esa grieta. Ahora estaba en una playa sin zapatos y sin saber que hacer- y... bueno, entre por ella y perdí el conocimiento, aparecí tumbada en la playa. Pensaba que era un sueño...- Y así fue, al menos el tiempo que estaba tumbada en la arena.

Me levanto intentando ponerme firme. Respiro profundamente y miro al chico, aun estaba yo demasiado asustada, pero al menos mas tranquila al ver que el chico no tenía pensado nada, o al menos eso parecía.

-Me llamo Elena... Pero me gusta que me llamen Ele. Tu... tu me has dicho que te llamas Paul, ¿No?- Pregunte aun sabiendo que la respuesta era si, pero mas vale prevenir que curar, capaz soy de llamarle de forma equivocada y dejarle ese nombre para siempre.

-Una cosa, ya me había dado cuenta que estar estoy en la playa, pero la pregunta era, ¿en que país, lugar o ''mundo''?- Lo ultimo lo remarque por miedo mas que nada, miedo de que lo que pensaba fuera cierto, que esa grita la había llevado a un sitio que no era el suyo, un sitio lejos de sus amigos, de su trabajo y lejos de sus estudios.

-Ha, una cosa sin importancia... ¿Como es que lleváis un... arma...?- Sabía que yo también tenía una, pero era un utensilio de cocina, nada mas, solo algo con lo que cortar la lechuga, partir nueces y trocearlas, lo mio no era un arma, pero lo que el llevaba colgando de su cintura... eso parecía un arma, tampoco podría decirlo a ciencia cierta, pues no había mucha luz, la luna iluminaba pero no lo suficientes.

Al parecer, mi actitud sirvió para que la naufraga tuviera menos miedo y se tranquilizara. Pero eso no significa que entienda lo que sale de su boca.

- ¿Vienes de la cocina de una embarcación? -insisto para ver si saco algo en claro de sus palabras, porque entiendo que se ha caído de la cocina de un barco y flotó hasta aquí.

Ella se levanta y se presenta. Yo me levanto junto a ella, para ver si necesita apoyo. ¿Estará herida?

- Si, srta. Elena, soy Paul y me gusta que me llamen Paul. -digo sonriendo- Y estás en el reino de Marshovia. -estiro mis brazos para indicarle la extensión, pero como sólo hay arena, árboles y olas, no hay "mucho" de Marshovia en realidad- Estamos exactamente en las playas sin poblar, a mis espaldas está el bosque, y si caminas hacia allá, -indico con mi brazo a nuestra izquierda- llegarás al puerto, la aldea y el castillo de la monarquia de Marshovia. -Por supuesto no indico que a mis espaldas, si camina en forma casi recta, llegará a la finca de Lady Katrina.

En teoría, creo que me expliqué bien, pero su siguiente pregunta me desconcierta de nuevo:

- Pues, uno tiene que tener cómo protegerse de criaturas del bosque y de los enemigos humanos. -Un pirata desarmado es un pirata inútil, o es un pirata muerto, no me acuerdo bien de la frase ahora, pero me sentí desnudo el tiempo que estuve sin espada- Tu lleváis un puñal raro, pero supongo que sabéis manejarlo, ¿no?

- ¿De dónde vienes entonces? Porque puedo guiaros hacia el puerto, pero no puedo demorarme mucho. -No... No quiero que Lady Katrina descubra que he salido sin permiso... ¿Para qué preocuparle?

-Yo... pues... no...- ¿De la cocina de una embarcación?, parece que no había comprendido bien lo que dije -Mira, estaba en mi casa, en un piso, en escocia y de pronto una grieta apareció delante mía, como si nada- No sabía que mas contar, el resto ya lo sabía o eso supuse yo -Si... si tuviera una forma de comunicarme con mi familia- Si al menos me hubiera llevado mi movil, mas que llevar, si lo hubiera tenido encima...

¿Reino de que? No me sonaba para nada ese nombre, y menos ese... ''Marshovia'' sonaba bien raro, por mas que en mi cabeza me preguntaba ese nombre no me sonaba, y mira que geografía no se me daba mal, mas mi tierra la conocía muy bien.

-Encantada Paul, me gustaría ir a ese castillo, de segura que hay mucho turismo por esa zona... y alguien con un movil...- Aun tenía esperanzas de llegar a casa- ¿Sabes si por ese puerto hay algún bar conocido?- Ni me atrevía a preguntar al chico si tenía movil, viendo que iba armado... de seguro era un naturista que vivía de la naturaleza, aunque el arma no era tan de la naturaleza.

Ya, se confirmo que era un naturista algo raro. No creo que un humano valla armado por el bosque como si nada, así que mas que protegerse lo que tendría que hacer es actualizare. -No creo que haya muchos humanos armados, creo que hay una ley que prohíbe ir armado... pero no es asunto mio- Creo que hablaba mucho -Lo... lo mio es solo un cuchillo de cocina, y manejar lo... solo se manejar lo en una tabla para cortar la comida y demás, pero para defenderme... no mucho- El cuchillo aun que esta prohibido ir con el en la mano, lo mejor seria llevarlo hasta la... aldea... no fuera que el me quisiera matar... o cosas peores.

-De Escocia... y espero si podáis guiarme y eso...- Esperaba que esto acabara pronto y llegara a casa para poder dormir, pero parecía que esto daba para largo.

La escucho, convencido de que la grieta se armó en un costado de algún barco, por más que ella insista que no. Iba a preguntar si quizás su barco era en realidad un velero, o algún otro tipo de embarcación, pero como ella empieza a hablar palabras que desconozco, me distraigo y no le pregunto nada:

- ¿Turismo? ¿Móvil? Nunca he oído nada de eso en Marshovia... -ni tampoco en los otros muchos lugares que he conocido a bordo del Revenge- Y puedo llevaros a la Posada del Poney Pisador, y desde allá alguien más te podrá llevar al castillo mañana. -Yo no, que en los castillos es más fácil que uno sea reconocido por alguna de las víctimas de la piratería, y no quiero que mi cuello sufra nada de nada.

De pronto, me pregunto si Babette no se enojará de que le lleve otra naufraga, ya que en general la gente pierde todo en manos del mar, y Elena no tiene mucha cara de tener dinero para pagar la noche en la posada. Voy a preguntarle eso cuando ella viene con una cháchara de ley que prohíbe a la gente de ir armados. ¡No me aguanto y me empiezo a reír, tan fuerte que hasta llego a relinchar!

- ¡No puede haber una ley así, o sino todos estarían ahorcados! Jajajajajaja! -¡Vaya chica divertida! ¡Y habla todo lo que no habla mi querida Ari!- Y no desmerezcas a un cuchillo de cocina, que si puede cortar carne, ya te sirve. -finalizo más calmado, ya que eso de cortar carne no es un tema para la risa.

- Bueno, vamos entonces. -digo indicándole que caminemos. Por lo menos ahora no tendré que cargar a nadie hasta el puerto- Escocia... me parece que Perry venía de allá, pero no sé si estará en el puerto o embarcado... -Vaya problema: Si localizo a la tripulación del Revenge, me despellejan vivo, pero no puedo dejar que la chica lo encuentre sola. Quizás Babette la pueda ayudar en eso... Y hablando de Babette, recuerdo el tema del pago:

- ¿Tienes dinero para pagar una noche en la posada? -si no tiene, tengo dos opciones: O Babette nos hace el favor, y la recibe a cambio de que le ayude en la cocina, porque supongo que sabe cocinar por lo que dijo antes; o la llevo a la finca de Lady Katrina, pero allá tendré que explicarle cómo la encontré, y sabrá que me escapé en medio de la noche... No, sólo tengo una opción en realidad.

Vale, naturista es decir poco, al menos sabía hablar mi lengua, pero no saber que es el turismo... ni saber lo que era un movil (Celurar) me desconcertaba mucho, sabía que había una aldea, pero lo que no sabia era que en ella habría turismo, o eso pienso, porque casi todos los sitios con castillos son visitados, a no ser que el castillo sea una... ruina.

-No sabes lo que es turismo... ni movil...- Respire profundo para contarle lo que eran, de segua le sonaría -Como te explico a ti lo que es el turismo... mira, el turismos es cuando vienen muchas personas de otros sitios para visitar las cosas del sitio a donde van- Tome una pausa y miro la playa -Por ejemplo, de segura que esta playa la visita gente para relajarse, o el castillo- Miro de golpe al frente a donde suponía que estaría el castillo -De segura que ese castillo el cual me has mencionado, habrá gente, gente de otros sitios que van a ver lo bello que es, estoy segurisima- Me subí un poco los pantalones y me remetí la camisa por dentro del pantalón. Me preparaba para lo mas difícil.

-Y... movil... eso es un aparato electrónico con el cual puedes hablar con gente de otros lugares, como por ejemplo, estas en casa y llamas a tu amigo que esta en el mercado comprando cosas- Estaba poniendo las manos en forma de movil haciendo el gesto de llamar -Lo habrás visto muchas veces, hasta en las películas de ficción, en la de los hombres de negro sale, ¿No la has visto?- Esperaba que conociera algo de lo que le estaba hablando.

-Ha... y en cuanto la ley... supongo que la tiene que haber para defender a los ciudadanos de posibles intentos de asesinatos, a no ser que esto sea EEUU... en ese caso no se como va las cosas... y eso de ser ahorcado... creo que no... para eso esta la inyección letal y esas cosas...- ¡Que horror¡ una horca, no se, sonaría menos bruto hasta la decapitación que se sufre menos.

-Bueno... mejor vamos y eso... y dinero lo siento, se quedo en mi casa y no en una embarcación, porque de allí no vengo...- Al menos habrá un lugar en donde me puedan acoger hasta que pueda ir a mi casa.

- Bueno... mejor vamos y eso... y dinero lo siento, se quedo en mi casa y no en una embarcación, porque de allí no vengo...

Eso me preocupa. Empiezo a buscar en mis bolsillos y encuentro sólo un par de monedas:

- Sólo tengo 2 coronas. El alojamiento es de 3. -La miro algo avergonzado, porque no tengo más dinero conmigo. En realidad, había salido a mirar el mar nada más, no tenía necesidad de andar con plata- Tendrás que ayudarla en la cocina o en otra cosa que a Babette se le ocurra, para completar lo que falta. Además, querrás comer también, supongo.

Aunque insista que no viene de un barco, no veo otra explicación para su aparición de repente en la playa. Lo otro es que algun mago la haya secuestrado y... ¿haya perdido la memoria? No debo descartar esa idea, aunque es ilógico que no se acuerde de donde viene, ya que todos quienes no me recuerdan no estás perdidos por ahí, sino que muy seguros.

Mientras caminamos, pienso en la explicación sobre las palabras que dijo. No entendí mucho sobre eso de ir a sitios a ver cosas... Aunque nosotros piratas de cierta forma hacíamos eso: Visitábamos lugares y después nos traíamos las cosas que nos gustaban. Pero nunca íbamos a los castillos, salvo algunos casos de rescate, que no estábamos para arriesgar el pellejo en vano.

- Nadie va a los castillos a verlos porque son bonitos. O van a ver a la gente de la realeza que vive allí, o van a robar tesoros. -digo de pronto, diciendo lo que en verdad pasa en los castillos- Y no sé lo que es un "aparato elerónico", pero nadie puede hablar con otra persona que esté lejos, salvo que use magia.

Películas... ¿Qué son películas? Y nunca he visto hombres de negro, pero dice que viven lejos, en la parte de las nieves, pero como allá está lejos del mar, nunca tuve oportunidad de verlos con mis propios ojos, así que puede ser que sólo sean cuentos...

Observo algo enojado a Elena. No es nada personal, es que... no me gusta demostrar mi ignorancia. Con esfuerzo y suerte logro ocultar que no sé leer ni escribir, y por ello de seguro no sé un montón de cosas, que están en esos "libros".

De seguro ahí también sale ese lugar que dijo donde está esa ley de armas... Doy un resoplido, algo frustrado.

Off: Perdona, pero el poney se ha vuelto melancólico de nuevo.

Que raro es el chico, mas que raro es el lugar en donde vive, dice que no existe las llamadas telefónicas, no conoce lo que es un aparato electrónico, me habla de magia, ¿pero esto que es una urbanización de esas en donde no hay tecnología y la gente muere a los 50?, nada tiene sentido, y menos el comentario que ha hecho sobre el dinero, ¿coronas?, ese tipo de monedas no me suena, a no ser que sea un modo de llamar al euro, o dolar o alguna otra moneda...

-Chico... !¿Que son coronas?¡, !¿Porque dices que no sabes que es la tecnología?¡- Me estaba enojando ya un poco, no comprendía nada -Perdone mi descontrol, pero es que no comprendo nada, hay tantas dudas en mi cabeza...- Me estaba hasta empezando a doler la cabeza, no aguantaba ya mucho. Cansada, hambrienta, y encima me quieren poner a lavar platos -Lo de querer comer... cierto es... algo de hambre tengo- Dije ya sin saber como reaccionar, en ese momento era algo como bipolar, mis reacciones no las comprendía ni yo.

Ya lo peor fue lo del castillo... solo se visita a la realeza o para saquearlo... que lógico era ese lugar, había oído de sacar el cobre de algunas casas abandonadas pero eso de saquear un castillo... a los arqueólogos no les debe hacer mucha gracia.

-No entiendo nada de lo que pasa por este sitio... bueno... espero que al sitio que me llevas haya algo con lo que pueda llamar y tu no conozcas- Seguía el camino con la cabeza baja.

Trato de caminar más rápido, para librarme luego de la chica, pero cuando me pregunta qué son las coronas, detengo mis pasos y la miro de nuevo, de arriba a bajo. La luz de la luna me muestra que sus ropajes no sólo son masculinos, sino que... diferentes. No me recuerda ningún tipo de ropaje que haya visto en mis viajes.

De pronto, busco en mis bolsillos y le muestro las dos monedas:

- Estas son las coronas. -digo mostrándolas en la palma de mi mano- En el Poney Pisador, cobran 3 monedas para una habitación, sin contar la cena. Sólo tengo dos, por lo que te faltará. Y no puedo llevarte a mi casa, porque no es "mi casa". -Y no delataré mi huida, no señorita.

Entonces me acuerdo que tengo manzanas en mi bolsillo. Saco dos y le ofrezco una:

- ¿Quieres una manzana? -digo y tras esperar un rato, saco una y la muerdo. No sé por qué la gente como que "teme" a las manzanas, si sólo son fruta...

- No entiendo nada de lo que pasa por este sitio... bueno... espero que al sitio que me llevas haya algo con lo que pueda llamar y tu no conozcas..

- Bueno... Megara no está en la aldea... Quizás ella te podría ayudar con la "llamar". -suspiro, pues tengo toda la seguridad que Babette y sus hermanas no tienen nada con que comunicarse a distancia.- ¿No te sirve un mensajero? Ah... pero ellos cobran caro según la urgencia. -Hum... no sé como ayudar a esta chica...

pero, como que eso son monedas, tienen pinta de ser monedas de la edad media... ¿esto es una isla que no se ve desde el google map por culpa de algún tipo de escudo electromagnetismo?, ¿es algún juego de algún gobierno el cual se encarga de recrear el pasado sin dejar que avancen?, o simplemente la lechuga no era eso si no maría y por culpa de ello estoy así.

Bueno dejando de lado mis paranoias mentales, lo mejor seria pensar que no es nada eso, que simplemente es un lugar en el cual están recreando la edad media y este me esta tomando el pelo.

-Un mensajero... ya se a que te refieres un MP, pues si, creo que podre enviar un MP a mi tita- Algo mas contenta estaba, esperaba al menos que este chico me pudiera pagar las cosas. Cuando volviera a mi casa se lo devolvería todo con intereses, pero que al menos me pagara la noche de esta noche.

-Si me pagas la noche, te lo digo muy seria, te lo devolveré con intereses- Dije mirando lo, muy seria intentando demostrar confianza, no se cuantas libras tendré que dar, pero no me importa si al menos puedo volver a casa sin oler a caca y sin hambre.

-Por cierto, no me puedo creer que me dejes ir descalza...- Me estaba clavando de todo, aunque  aguantaba el dolor, las lagrimas fluían por mi cara, ya me había quitado mas de una piedrecita puntiaguda  del suelo, aparte que me tropezaba cada poco, casi me caigo en uno de los momento por culpa de unas raíces de alguno de los hermosos arboles que me rodeaban, no me dejaban ver el cielo, pero no importaba teniendo esos arboles.

Una araña se me poso en la nariz, poco después de decirle eso, me caí al suelo intentandome quitar, lo peor fue que me torcí el tobillo al caer, aparte de cortarme con una piedra en la mano cuando me apoye en ella para levantarme -A...- Solo pude decir eso, ya que cuando se posó la araña mi corazón se me encogió y no me salio ni una palabra. -¿Me ayudas a levantarme?- Pregunte dolorida, el día mejoraba por momento, bueno... noche, primero aparezco en una playa que no conozco, luego me encuentro a este hombre, aun no se si es malo o bueno y ahora me caigo haciéndome daño, cortándome y torciendo el tobillo.

Al mostrar las monedas, esperaba tranquilizar a la chica, sin embargo, ella empieza a mirar hacia los lados, frenética, contagiándome el revisar el perímetro, pero sólo veo árboles, arena y mar. Sigo si entender todo lo que dice, hasta que suelta:

- Si me pagas la noche, te lo digo muy seria, te lo devolveré con intereses.

- No sé si me devolverás las monedas o no en el futuro, pero ya os dije que esta noche se las pasaré a Babette, sin embargo: ¡No alcanza! Dos para tres, ¡igual falta uno! -No sé leer, pero ésta chica no sabe hacer cuenta alguna!

Caminamos otro rato hasta que llegamos a los límites del puerto. Me detengo para ponerme mis botas cuando ella me pide que la ayude:

- Por cierto, no me puedo creer que me dejes ir descalza... -La miro sorpreendido, ya que según ella, debí haberle pasado calzado?

- Yo no soy ni de lejos un zapatero... -digo sin comprender si se burla de mí o no, cuando ella desaparece de mi vista. Debido a la oscuridad, no alcanzo a sujetarla y ya la veo sentada en el suelo. Su postura es tan desigual que me tardo en reaccionar, pero cuando ella pide ayuda, de inmediato estiro mis brazos y la ayudo- ¡Espera!

La tomo en brazos, pero suelto un resoplido al constatar que es un poco más pesada que Ari. ¡Menos mal que ya falta poco para la posada!

Mientras que me levanta me empieza a doler el tobillo, y se me escapa un pequeño ''ay'' -Creo que me e torcido el tobillo por culpa de la araña- maldita araña, pero el tobillo no fue suficiente dolor para frenarme al ver la araña en mi mano, pequeña, con patas largas y negra -!!Aaaaaaah¡¡- Grite antes de pegarme en la mano para quitármela y saltar encima del chico llorando y sangrando por la mano -!Odio las arañas¡- dije algo avergonzada, apoyando mi cabeza en el hombro del chico mientras la sangre de mi mano fluía por su espalda.

Cuando me di cuenta de que estaba abrazada a el me separe un poco, aun mas avergonzada y roja cuan tomate, -Pe-perdona...- Dije sin echar cuenta a mi herida, me apoyaba mas en la pierna derecha que en la izquierda que la del tobillo torcido.

Segundo después mire la herida de mi mano, que de segura, gracias a la adrenalina soltada en el momento no la sentía. Me la tape con la mano esperando que no fuera un corte muy profundo, aunque suponía que solo era un corte superficial, aunque sangraba mucho para serlo. Se podía decir que esa no era su mejor noche.

-Sobre lo del dinero otra vez... ¿Vas enserio que con solo trabajar un poco me dejara dormir hoy en la posada?- Era algo muy raro, pues que yo sepa, pedían currículos y luego se hacia entrevistas para saber si trabajaba o no. Cada vez eso de que ese lugar era algo ''especia'' se volvía mas lógico.

Aunque las heridas que me acababa de hacer en un solo momento me molestaran, no era nada, con que luego pueda dormir en una cama, o pueda comer un buen plato de sopa, o mejor aun, un buen filete con patatas fritas al rededor.

Spoiler:

Doy un resoplido nervioso cuando ella comenta que se ha torcido un tobillo. Eso disminuye bastante la oportunidad de que Babette le reciba el trabajo como forma de pago. Y tensiono mi cuerpo cuando la chica se aprieta más a mí lanzando un grito, pero me relajo al percibir que el escándalo adicional es por una araña.

No voy a negar que me gusta cuando ella se aprieta a mí, que hace tiempo que no estoy cerca de una hembra, pero ella se separa sola luego de un tiempo:

- Pe-perdona... -dice avergonzada al separarse. Igual siento algo "calentito" en el hombro y me pregunto qué es lo que baja, sin embargo mi olfato me permite reconocer el ocre olor a sangre.

- Realmente te hiciste daño. -comento preocupado- Vamos a parar junto a la fuente, para lavarte las heridas.

Un buen pirata sabe que herida sucia es herida cangrenada, así que la cargo hasta donde unas semanas atrás dejé a Ari... Me entra algo de nostalgia, pero la empujo de mis pensamientos porque la pelirroja actual me necesita más ahora. Aprovecho la luz de la farola para observar su mano y tobillo, mientras ella me habla:

- Sobre lo del dinero otra vez... ¿Va en serio que con solo trabajar un poco me dejará dormir hoy en la posada?

- Babette y sus hermanas son buena gente, y no le niegan ayuda a los demás, si saben pedirla. Si un cliente puede pagar, muy bien, pero si no puede... Ofrecen ayuda, de forma limitada claro, que ellas no son ricas ni nada. -saco uno de mis pañuelos y lo humedezco antes de pasarlo por la herida de la mano- Tampoco es la idea de abusar de su bondad, ya que he visto como trabajan duro, desde temprano, las 3 solitas a cargo de la posada.

- Ya está limpia. -digo tras envolverla con otro pañuelo- Y parece que la sangre ya no corre más. -observo contento- En cuanto al tobillo. -le muevo y ella grita- Perdón... Es que no soy médico... Mejor vamos a la posada. -La luna ya está alta en el cielo, y tengo menos tiempo para regresar a la finca de Lady Katrina.

Cansada, dolorida, con un pañuelo del chico enrollado en mi mano para tapar mi herida, el tobillo torcido, y en un lugar muy extraño, como si no existiera la tecnología, las farolas no parecían ir con electricidad, mas bien con aceite, o algo diferente. -Que raro es todo...- digo en un susurro que casi ni se escuchaba. Miro al chico -Perdona, solo te estoy causando problemas, y mira que a pasado poco tiempo. Pero una cosa, si e de trabajar no me importa trabajar aun con la mano así y con el tobillo torcido, soy fuerte aunque no lo parezca- Digo mientras me intentaba incorporar costosamente a pata coja.

-Una chica deportiva como yo no se rinde nunca, bueno... se intenta nunca ser la persona que se rinde- Digo sonriendo, pero con una mueca de dolor al apoyarme en el pie torcido -Aunque hoy... es mejor rendirse y seguir mañana, ¿me dejará la señora de la posada descansar hasta el amanecer y luego trabajar?- digo algo preocupada, al menos reposar un poco el pie no vendría nada mal.

El entorno no era muy diferente a las aldeas que había visto por Internet, y eso me preocupaba cada vez mas y mas, no era bueno eso. Podía significar tantas cosas... y lo peor es que no veía en el suelo ninguna marca de chicle, ni de pipas, aparte de que creía haber visto alguna rata rondando por el suelo.

-Hay...- suspiro esperando a que el chico me guiara.

- Que raro es todo... -escucho a la chica suspirar y observo como ella, valga la redundancia, observa la aldea dormida.

- Espero que le caigas bien a Babette... -digo mientras vuelvo a tomarla en brazos- Tengo casi certeza que hoy dormirás en una buena cama.

Mi voz podría parecer segura, sin embargo, no sé que pensará si tenemos que llegar a despertarla. Es muy difícil que estén despiertas, aunque, mientras nos acercamos, oigo contento el sonido de gente cantando:

- Es allí. -digo apuntando con mi pera, que mis brazos están ocupados- Donde hay luz, junto al cartel del poney. -Esa imagen siempre me provoca algo, una emoción entre alegría y nostalgia.

Nos acercamos y escucho piratas cantando. ¿Serán del Revenge? No pueden verme. ¿Y ahora? De todas formas, golpeo el portón luego de dejar a Elena de pie, pero con la pared para sujetarse también.

Spoiler:

Spoiler:

Me apoye en la dura y fría pared de piedra, la cual era áspera, pero la humedad lo disminuía, aun así era muy áspera, la puerta de madera parecía ser pesada y resistente, aun mas que la piedra, no podia ver mucho mas del lugar, pero daba que desear con la primera vista que pude dar.

Mientras estaba apoyada me preguntaba si este sitio... aunque mas que sitio podría llamarlo mundo-nuevo, nada de lo que veía era normal, todo me parecía totalmente... raro, no paraba de darle vueltas, ya no sabía si las estrellas era iguales a las que veía en mi ventana de mi piso.

Ya tenía ganas de volver a casa, pero no sabía si podría volver en barco, preguntando lo que pregunte, y recibiendo respuestas como las que recibí... estaba segura que eso de ir en un crucero sea normal en este lugar, al menos esperaba que existiera el WC, que si no... me muero como tenga que cagar en un hoyo.

-Una duda, ¿Que edad tienes...? y... ¿A que edad es normal que mueran las personas?- Eso ya lo pregunte un poco temblorosa, porque si mis pensamientos eran ciertos, posiblemente mis posibilidades de morir aumentarían dramáticamente. Y eso no era algo que me gustase, no quería que se me cayeran los dientes por no poder limpiarmelos, no soportaría no poder volver a dormir en un colchón de muelles,  aunque pensando bien, segura que algunas cosas podría inventar que ellos no conocieran, como por ejemplo el colchón, y un WC con cañerías, aunque eso en verdad me costaría mas.

Aunque eso de inventar cosas esta bien, preferiría volver a casa, mas porque no sabía como se tomarían la cosa de ser lesbiana en este lugar, porque de segura en este lugar ser machista irrespetuoso, y demás, estaba bien visto.

Me estaba preocupando por cosas que quizás solo estuvieran en mi mente, pero viendo lo que veía, las ropas del chico, la taberna en la que escuchaba gente un poco... bruta podría decir. Nada me gustaba, bueno... las estrellas eran hermosas.

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Esperamos que alguien abre la puerta, ya que es tarde, y por seguridad las chicas la cierran. Me acuerdo que Babette también hacía lo mismo cuando estaba sola, sin sus hermanas. Igual se comprende que chicas solas se protejan, especialmente durante la noche, tan cerca del puerto.

Miro entonces a Elena, y me asusto de lo mal que se ve ahora. Por la forma en que tiene el pie levantado, de seguro le duele mucho... Ojalá que las otras hermanas de Babette sean buenas para arreglarle el tobillo, que no me acuerdo de haber visto a Babette de enfermera.

- Una duda, ¿Que edad tienes...? y... ¿A que edad es normal que mueran las personas? -¿Qué? La miro asombrado por la pregunta, y de inmediato pongo mi mano sobre su frente, ya que me da miedo que tenga fiebre. No, no tiene nada de malo, o por lo menos nada que explique sus preguntas tan... ¿sin lugar? Bueno, debo responderle, así que abro mi hocico:

- Tengo 12... No, tengo 37 años. Y... la gente se muere a cualquier edad... Basta ser perforado por una espada, o... cruzarse con un tiburón o una sirena... -En realidad, son pocos los piratas que logran envejecer...- ¿Por qué preguntas éso?

Vuelvo a golpear la puerta. Quizás no escucharon antes por la canción de los piratas.

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Hay lo que me a caído encima, si lo del tobillo me estaba fastidiando, lo de la mano era un extra, eso de que lo mas normal era que murieran a cualquier edad, ya lo había supuesto, pero asesinados por una espada, o por un tiburón o aun peor lo de las sirenas, eso ya me dejo desconcertada.

Sirenas... no podía creer en las sirenas, bueno, en los cuentos aparecían, pero como me lo contaba mi abuelita eran buenas y solo buscaban un hombre al cual amar... aunque mi tita me contaba barbaridades, como que eran monstruos marinos que comían humanos, otra vez me contaba que ellas cogían a los hombres y sí, los amaban durante un tiempo, no mas de una semana, y lego depositaban un huevo en la boca de su ''amado'' para que luego se abriera dentro de el y la sirena que saliera del huevo se lo comiera entero.

Aunque mi tita no fuera mucho de cuentos, se le daba bien destrozar los que eran de sirenas, y no sabia porque, aunque viniendo de una soltera y después de lo de mi padre... todo encajaba.

Me quedo algo estañada al ver que el chico me ponía la mano en la frente, para comprobar si tenía o no fiebre, parecía que creía que estaba delirando o algo por el estilo, al parecer nada de lo que decía yo en esos momentos parecía normal, así que por cada segundo las posibilidades de volver a casa desaparecen.

-Te lo preguntaba para saber... no se si ni siquiera contártelo...- dije triste, aunque pensé que quizás se lo tomara a mal -No digo que  no fueras capaz de entenderme... bueno creo que no entenderías nada de lo que te contase... tendría que demostrarte las cosas para que me creyeras, pero no se como podría demostrarte que procedo de un lugar en el cual las cosas son diferentes a este sitio...- Tenía miedo y no sabía ni como explicarme.

La chica parece en duda de decirme algo. Realmente parece desorientada, recordándome a aquél tipo raro que encontramos cerca del desierto una vez, que hablaba de un principito y que había perdido su "aeronave" en el desierto. Él dibujó algo que no se parecía en nada a un barco, sino que era más como un ave... En todo caso, igual lo dejamos en un puerto, vivo y entero. Pero como dije, tenía esa misma mirada de estar perdida en el mundo de la pelirroja.

Lo raro es que Ari nunca tuvo esa mirada. Tenía ojos de loca, sí, pero era más del tipo de asombro por estar en el puerto, o alegría de haber sobrevivido el naufragio, pero nunca se vió "perdida".

-...No sé como podría demostrarte que procedo de un lugar en el cual las cosas son diferentes a este sitio... -finaliza, y me quedo por primera vez mudo. ¿Qué se le responde a alguien que dice cosas así? No parece loca, pero tampoco es "normal". Tardo un tiempo antes de abrir mi hocico:

- Conversaremos con Perry, y él podrá llevarte a Escocia... Bueno, según la ruta del Revenge, claro. -lanzo un resoplido al recordar que no puedo hablar con nadie de mi ex-barco- Bueno, yo no puedo... Tú tendrás que conversar con Perry, ya que él siempre hablaba de su linda Escocia.

Finalmente la puerta se abre y veo a la rubia en la puerta:

- Buenas noches. -digo sonriendo.

Qué bien, por fin salía la chica a atendernos, daba ya gracias a lo que fuera, parecía amable y más cuando me ayudo a caminar, aunque podía caminar yo sola, no quise rechazar la ayuda de esa hermosa chica, teniendo en cuenta que sería una falta de educación rechazar la ayuda de alguien.

-Solo me he torcido el tobillo, aunque no  es nada- No mencione la herida de la mano pues no la veía tan importante, comparada con la pierna, que quizás fuera más importante por las infecciones que me  podría provocar, pero con esa herida podría trabajar mientras que  con la de la pierna… no podía apoyar el pie sin poner muecas de dolor.

El entorno de la taberna era algo curioso, comparados con los del sitio que procedo, que son un poco mas diferentes, bueno aunque de donde venía no había ni siquiera  tabernas, solo alguna y en lugares específicos. Los hombres que en esos momentos se hallaban en ese lugar era curiosos, tantos como mi acompañante, me parecía no ver ninguno que no llevara menos de una botella de alcohol.

Mire  a la chica a los ojos, aun conservaba miedo en mi interior, y ya no había esperanza alguna en volver hacia casa, con esos hombres tan especiales –Disculpa… ¿podría quedarme esta noche en una de sus camas? Prometo trabajar en lo que me pidas solo para pagar mi estancia y mi comida- Tampoco tenía pensado quedarme mucho tiempo, quizás un día mas por lo del tobillo, pero me iría al segundo día con ese ‘’Perry’’, para que me ayudara un poco, si conocía modo de llegar a Escocia lo aceptaría.

En la oscuridad de la noche, y contra la luz del interior, me demoro un momento en reconocer a Cosette, vestida de amarillo.

- Si, soy Paul en persona. -digo por esa costumbre mía que me impide de sólo decir sólo "si" o "no"- No, ella no es Ari, aunque la encontré de la misma forma, sóla en la playa. Y... la traje aqui por si ustedes la pueden ayudar.

- ¿Qué tienes? -pregunta Cosette y Elena le contesta:

- Solo me he torcido el tobillo, aunque no es nada. -y de inmediato Cosette la ayuda a entrar. Eso es buena señal. Entramos los tres, pero tan sólo oír las canciones, reconozco las voces de mis colegas... Ex-colegas.

Mi corazón se acelera mientras empiezo a dar resoplidos. ¡Debo irme! Si ellos me ven, nos ensarzaremos en una pelea que sólo contribuirá a la destrucción de los muebles de la posada, así como el matarnos entre nosotros.

Detengo mis pasos y me explico rápido:

- Cosette, no puedo quedarme, pero toma,- pongo en sus manos las 2 monedas- es lo que tengo para colaborar con el hospedaje de Elena para esta noche. Lo lamento pero... Babette no está muy contenta conmigo. -me giro a Elena- Estás en buenas manos, sólo pregunta quién es Perry y si él sabe de alguien que pueda llevarte a Escocia. -y tras esas palabras, doy media vuelta y me retiro lo más rápido que mis piernas humanas pueden.

Off: ¡Elena entregue al puerto! ¡Adiós chicas!