No solo la lluvia hace ruido |Paul + libre|

Lugar: Bosque encantado
Fecha: A varios días del regreso del tiempo

Su mente no daba crédito a lo que veían sus ojos, su cuerpo se sentía tan ligero, fuera de sí, como si su mente flotara lejos de la escena del crimen. “Yo no creo en las hadas” aquellas palabras se repetían cual eco, que como ponzoña le quemaba el cuerpo diminuto y luminoso. Una simple oración que termino con la vida de un hada inocente cerca de ella -la única que al momento había descubierto-, su luz extinta y el cuerpo inerte de la pobre inocente la hicieron sentir un odio tan gigantesco que dudaba cupiera en su cuerpo de escasos centímetros. La pelirroja se alejo furiosa, el coraje se delataba en su rostro enrojecido, pero en sus ojos azules la tristeza gobernaba completamente.

Campanilla rechino los dientes, conteniendo las lágrimas que amenazaban con salir de sus orbes azules, sus ojos profesaban el profundo rencor pero sin embargo se veían tan tristes, tan desolados y lastimeros que cualquiera que la viese en ese estado podría sentir culpa y un tanto de lastima. Se alejo… no podía hacer más que alejarse, se sentía tan extraña que decidió irse por el momento antes de responder ante las interrogantes de los niños sobre su manera extraña de comportarse.

Suspiro, y alzando el vuelo se alejo de nunca jamás sintiendo como sus mejillas se empapaban de amargas lagrimas, cálidas y dolorosas, tenía su mente hecha trizas. Movía sus alas velozmente buscando alejarse lo antes posible de aquella isla, sin darse cuenta en qué momento la lluvia comenzaba a caer empapando sus alas logrando que cayera en picada.

Lo que había acontecido anteriormente no tenía nombre, un asqueroso pirata había decidido aventurarse solo para buscar el escondite de los niños perdidos, pero por muy listo que fuese jamás lo encontraría. Aquel horrible hombre había tomando demasiado enserio su tarea, que al sentirse frustrado decidió terminar con la vida de miles de hadas a su alrededor. Les trozo las alas, las lastimo, las hizo morir.

Campanilla se había alejado por miedo, tristeza y culpa, no deseaba encontrarse con los niños y romper a llorar en un llanto que ante sus oídos se escuchaba gracioso, un tintineo que ocultaba los sollozos lastimeros de aquella luciérnaga luminosa. En su caída en picada, había caído en un bosque, el verde se apreciaba a varios metros de distancia y la tranquilidad igualmente. La pelirroja abrazo sus piernas y recargo su rostro en sus rodillas clavando su mirada en una hoja seca que se empapaba con la lluvia. Buscar refugio aun no estaba en sus planes, después de todo no acostumbraba a caminar mucho, así que se quedo ahí, recargada en un frondoso árbol resguardada de la lluvia. No se puso a pensar en los posibles problemas que tendría a causa de su luz exterior.

"... y desde la Costa llegamos a ése camino, y lo seguimos hasta llegar al Castillo de la Fiesta..." repito mentalmente, pero es inútil, sin la flor-invitación no encontraré el Castillo de Ela.

Ya llevo horas caminando en el Bosque, empapado por la lluvia, caminando desde la costa en la ubicación que recordaba que habíamos entrado al bosque con Roberts y los demás piratas privilegiados... Pero quizás mi memoria también fue dañada, porque hasta ahora nada del camino de aquella tarde. Doy un resoplido, pisando nervioso el suelo, ya que tenía la esperanza de encontrarme con la organizadora del baile y pedirle más manzanas-recordadoras-de-memoria para darle a la tripulación del Revenge...

Sin embargo, mi estómago, totalmente ajeno a mis preocupaciones, empieza a resonar al recordar lo deliciosas que fueron las manzanas que comí esa noche. Miro a mi alrededor y empiezo a buscar algo para comer, y tras mirar hacia arriba, mis ojos bajan hacia el suelo: ¡pasto!

Me agacho y empiezo a cortar hojas, poniendo un buen puñado en mi boca. ¡Una delicia! La lluvia siempre le da un sabor extra al pasto...

- ¿Pero qué diablos es ésto? -digo aún con la boca llena, pero paralizado al tener esa cosita luminosa en mi mano.

Off: Humanos normales no pueden oírte, pero en teoría los animales si, entonces... ¿Puedo escucharte si te acerco a mis orejas u rostro?

Lo otro: ¡pucha el pirata para malo! ¡Le hace daño a la imagen que proyectamos!

*****

Sorprendido, comprendo que tengo en mis manos una hada. ¡Una hada! Nunca antes había estado tan cerca... No, cuando era potrillo sí había estado rodeado de ellas, pero era tan pequeño que no me acuerdo los detalles, sólo que cantaban alrededor mío... hasta que llegó uno de los huérfanos y se escondieron.

Me había alejado del Hogar de Pony más de lo debido, pero muy acorde con mis necesidades de galopar. Y el bosque me había saludado a su manera. Sin fijarme que ya tenía una sonrisa en mi rostro, le tranquilizo:

- No te comeré... No como nada que habl.. ¡Ay! -el dolor agudo en mi dedo me borra la sonrisa. Obvio que abrí mi mano y ella salta disparada, desapareciendo ante mis ojos:

- Ya os dije que no os comeré, ¡no tenías que haberme atacado! -digo enojado, cuando empiezo a sentir cosquillas. Entonces comprendo que la pequeña hada se ha metido en mi camisa. Me miro al pecho y riendo veo como ella avanza apretada contra la tela mojada por la lluvia. Sin quererlo, ¡ella misma se había atrapado!

Me río y me desato el pañuelo del cuello. Con cuidado, empiezo a abrirme la camisa, con la intención de atraparla en el pañuelo. No vaya a ser que la aplaste sin querer si sigue donde está...

-¡Mientes!- insistió aquella diminuta criatura oculta detrás de aquellos mojados ropajes ajenos –Tu querías comerme- la vocecilla tintineante brotaba de su garganta con pequeños gritillos típicos de ella –Vos me habéis atacado primero, *torpe, yo solo me eh defendido de aquellos enormes dientes, y ahora me habéis lastimado a mí los míos al morder tu grueso dedo, ¡insensible!- con dificultad trato de avanzar lo mejor que pudo pero las ceñidas telas impedían a gran escala sus movimientos. Su rostro volvió a enrojecer y se zarandeó una y otra vez tratando de salir de lo que ahora se había convertido en su nueva trampa.  Exteriormente bien podría verse al hada artesana luchando y tratando de levantarse para caminar por las inclinaciones del cuerpo de aquel extraño sin buenos resultados.

Frunció la boca molesta y dejo de moverse dándose por vencida, ¡Que tonta había sido al tratar de ocultarse en aquel lugar! De pronto una idea ilumino su diminuta cabeza rojiza al ver que aquel hombre se desabotonaba la camisa. Campanilla agito los brazos desesperadamente logrando que una lluvia de polvos dorados descendiera hasta los pies de aquel extraño y antes de que otra cosa pudiese ocurrir los polvos  dorados comenzaron a elevar a el enorme cuerpo de “aquella amenaza”

* Torpe= Nombre que le dan las hadas a los humanos(?)

Las carcajadas me atacan, porque ella me hace cosquillas ¡y además su comentario que se lastimó al morderme es muy chistoso!

- Si supieras... realmente no como nada que hable, es mi ley personal. -pero al parecer al hada nada de lo que diga le hará cambiar de idea.

Y mientras me estoy desabotonando la camisa, ella se queda quieta. La sonrisa se va, porque me da miedo haberla aplastado:

- Oye, ¿estás bien? -pregunto preocupado, y ahora me desabotono la camisa más rápido, sin embargo, un montón de polvillos dorados salen por las rendijas de los botones- ¿Qué es eso? -la fuerza de la gravedad hace que los polvillos bajen a mis pies, y... de pronto ¡el pasto se aleja!- ¿Qué hiciste?

¡Estoy flotando! Me desespero y empiezo a moverme, pero me demoro en percibir que si "nado" tengo mejor control sobre la situación.

Off: ¡Soy un poney "torpe"! XD ¿La camisa se abrió y te liberaste? ¿O no? Jajajaja