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¡Madre mía! ¡¿Que has hecho, victor?!
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Re: ¡Madre mía! ¡¿Que has hecho, victor?!
Estoy a centímetros de abrazar a Babette, que me provoca demasiada impotencia verla sufrir así, cuando siento unos dedos enterrándose en mis brazos, seguidos de la femenina, pero nada contenta, voz de Gruñón:
- ¿Quién es Ela? ¡Dímelo! ¡Necesito conocerla! -Le miro y abro mi hocico para decirle que me aprieta demasiado los brazos, que no tengo problemas en que conozca a Ela, salvo que no encuentro el camino en el bosque para su castillo, y que además, deberíamos conversar sobre ello más tarde, ya que se nota que Babette está sufriendo mucho ahora, cuando la puerta de la caballeriza se abre y, de un momento a otro, el mejor refugio que encontramos se transforma en una trampa mortal:
- ¡Suéltala o atravesaré tu corazón con mi flecha! -Mi corazón empieza a latir acelerado, ya que no hay distancia suficiente para que yo salte y desvíe la flecha, y los ojos del chico muestran una determinación que no había visto desde la mirada de mi capitán antes de un abordaje!
Por supuesto, lo primero que hago es levantar los brazos... O eso intento, que las manos de Gruñón me disminuyen notablemente el control de mis extremidades superiores. Pero pronto los brazos suben rápido, en toda la extensión posible, ya que Gruñón no sólo me suelta, sino que levanta su hacha y se pone delante mío:
- Ni se te ocurra tocarle un pelo, mocoso. -suelto resoplidos de espanto, ya que mi buena memoria me recuerda que mi vida pendió de un pelo la primera vez que conocí al enano, ¡y ahora él mismo se ofrece para salvarme!
- Mocosa. -digo de pronto, aún entre resoplidos- Si se ve como un hombre, entonces es una chica. -le explico a Gruñón con mis manos aún en alto. Sin embargo, Babette sigue gritando en el suelo:
- ¡No os hagáis daño! En mi posada nunca se ha muerto nadie... Sólo detengan al violino... -Entonces bajo mis brazos para pasar dedos por mi orejas. ¿Tendré una suciedad que me impide escuchar el dichoso violino? No... Los dedos nos toca nada de cera... Miro por si Gruñón o el arquero (en realidad arquera) también escuchan algo, cuando veo la mirada seria del chico (que debe ser una chica) aún apuntándonos y vuelvo a poner los brazos hacia el alto.
- Ehm, chica pelirroja... -de pronto, mis palabras me hacen ruborizar, ya que, ¡Oh no! ¡Ha llegado otra pelirroja! Trago saliva, y antes que Gruñón tenga otro ataque (y olvide que estamos "de buenas") me corrijo- Digo, ¿eres una chica verdad? Pues, Babette está sufriendo, ¿nos ayudas a ayudarla? -Y ya que ella no se mueve, se me ocurre que quizás lo único quiere es que nos presentemos- Soy Paul y él es Gruñón. -hago las presentaciones, para ver si con eso se acalma. Al menos ésta no tiene cara de naufraga...
- ¿Quién es Ela? ¡Dímelo! ¡Necesito conocerla! -Le miro y abro mi hocico para decirle que me aprieta demasiado los brazos, que no tengo problemas en que conozca a Ela, salvo que no encuentro el camino en el bosque para su castillo, y que además, deberíamos conversar sobre ello más tarde, ya que se nota que Babette está sufriendo mucho ahora, cuando la puerta de la caballeriza se abre y, de un momento a otro, el mejor refugio que encontramos se transforma en una trampa mortal:
- ¡Suéltala o atravesaré tu corazón con mi flecha! -Mi corazón empieza a latir acelerado, ya que no hay distancia suficiente para que yo salte y desvíe la flecha, y los ojos del chico muestran una determinación que no había visto desde la mirada de mi capitán antes de un abordaje!
Por supuesto, lo primero que hago es levantar los brazos... O eso intento, que las manos de Gruñón me disminuyen notablemente el control de mis extremidades superiores. Pero pronto los brazos suben rápido, en toda la extensión posible, ya que Gruñón no sólo me suelta, sino que levanta su hacha y se pone delante mío:
- Ni se te ocurra tocarle un pelo, mocoso. -suelto resoplidos de espanto, ya que mi buena memoria me recuerda que mi vida pendió de un pelo la primera vez que conocí al enano, ¡y ahora él mismo se ofrece para salvarme!
- Mocosa. -digo de pronto, aún entre resoplidos- Si se ve como un hombre, entonces es una chica. -le explico a Gruñón con mis manos aún en alto. Sin embargo, Babette sigue gritando en el suelo:
- ¡No os hagáis daño! En mi posada nunca se ha muerto nadie... Sólo detengan al violino... -Entonces bajo mis brazos para pasar dedos por mi orejas. ¿Tendré una suciedad que me impide escuchar el dichoso violino? No... Los dedos nos toca nada de cera... Miro por si Gruñón o el arquero (en realidad arquera) también escuchan algo, cuando veo la mirada seria del chico (que debe ser una chica) aún apuntándonos y vuelvo a poner los brazos hacia el alto.
- Ehm, chica pelirroja... -de pronto, mis palabras me hacen ruborizar, ya que, ¡Oh no! ¡Ha llegado otra pelirroja! Trago saliva, y antes que Gruñón tenga otro ataque (y olvide que estamos "de buenas") me corrijo- Digo, ¿eres una chica verdad? Pues, Babette está sufriendo, ¿nos ayudas a ayudarla? -Y ya que ella no se mueve, se me ocurre que quizás lo único quiere es que nos presentemos- Soy Paul y él es Gruñón. -hago las presentaciones, para ver si con eso se acalma. Al menos ésta no tiene cara de naufraga...
Re: ¡Madre mía! ¡¿Que has hecho, victor?!
Siento como las caballerizas se llenan de adrenalina luego de mi llegada: Las dos mujeres, que sé que son hombres, se detienen y no se acercan al chico, que sé que es una chica, que está tirada en el suelo. Infelizmente el daño que le han hecho es tal que ella grita sin que nadie la toque.
Mantengo mi brazo tenso y firme, ignorando la amenaza de la enana:
- No os preocupes pequeño, ¡que mi flecha irá a su corazón sin desviarse, lejos de sus cabellos! -contesto bravucona, que es la mejor forma que sé para responder a bravucones. Pero de todas formas me sorprende que se ponga delante de la otra, empuñando un hacha- ¿Queréis que la flecha pase por tí antes? No hay problema, que tengo flechas de sobra en mi estuche. -Sin embargo, me confundo con las palabras de la posadera, pidiendo que no nos hagamos daño. ¿Acaso el joven en el suelo es una de las Bimbette?
Pero no bajo mis brazos, que el tipo hace unos gestos raros... ¿Se limpia los oídos? Y sólo para seguir sorprendiéndome, se dirige a mí de lo más cordial:
- Ehm, chica pelirroja... Digo, ¿eres una chica verdad? Pues, Babette está sufriendo, ¿nos ayudas a ayudarla? -Miro como hace una mueca, pero de una forma u otra me confirma que quien sufre es Babette Bimbette. Y se presenta... Eso sí que me descompone...
Bajo el arco y me pongo el capuz, para ocultar mis cabellos rojos, antes de decir:
- Soy Valerie. Si se alejan de Babette yo trataré de ayudarla. -No puedo bajar la guardia frente a dos hombres extraños. De hecho, ahora me fijo que además del hacha del enano, el tipo tiene una espada. Pero igualmente debo tratar de ayudar a alguien a quien sí conozco, aunque no tenga amistad ni nada con ella.
Mantengo mi brazo tenso y firme, ignorando la amenaza de la enana:
- No os preocupes pequeño, ¡que mi flecha irá a su corazón sin desviarse, lejos de sus cabellos! -contesto bravucona, que es la mejor forma que sé para responder a bravucones. Pero de todas formas me sorprende que se ponga delante de la otra, empuñando un hacha- ¿Queréis que la flecha pase por tí antes? No hay problema, que tengo flechas de sobra en mi estuche. -Sin embargo, me confundo con las palabras de la posadera, pidiendo que no nos hagamos daño. ¿Acaso el joven en el suelo es una de las Bimbette?
Pero no bajo mis brazos, que el tipo hace unos gestos raros... ¿Se limpia los oídos? Y sólo para seguir sorprendiéndome, se dirige a mí de lo más cordial:
- Ehm, chica pelirroja... Digo, ¿eres una chica verdad? Pues, Babette está sufriendo, ¿nos ayudas a ayudarla? -Miro como hace una mueca, pero de una forma u otra me confirma que quien sufre es Babette Bimbette. Y se presenta... Eso sí que me descompone...
Bajo el arco y me pongo el capuz, para ocultar mis cabellos rojos, antes de decir:
- Soy Valerie. Si se alejan de Babette yo trataré de ayudarla. -No puedo bajar la guardia frente a dos hombres extraños. De hecho, ahora me fijo que además del hacha del enano, el tipo tiene una espada. Pero igualmente debo tratar de ayudar a alguien a quien sí conozco, aunque no tenga amistad ni nada con ella.
Re: ¡Madre mía! ¡¿Que has hecho, victor?!
Gruñón ni siquiera sabía lo que era un violino... ¡Ah si! Debía ser un instrumento de música, como el órgano que el solía tocar para entretener a Blanca... Se golpeó la frente con los nudillos de su mano libre, sin dejar de alternar la mirada de unos a otros. Balbo pide una paz que el enano no podía asegurar, ya que no constaba que fuese una buena idea bajar las armas cuando un arquero te apuntaba con su virote.
-Que el deje de apuntarnos primero, no estoy loco-Atajó sin inmutarse, arrugando el ceño hasta parecer una berenjena vieja. ¿Pero que hacía Paul? ¿Trataba de dialogar con el niño armado como si nada? Se golpeó las sienes, estresado por no saber a donde acudir primero-¿Quien es Babette?-Preguntó el enano, mirándolos a ambos como si fuesen complices. Entonces recordó que se trataba de Balbo, quien aún parecía hallarse sumido en una jaqueca impresionante en la cual el no podía hacer nada-¿Valerie? Pero si eres un muchacho...-Ese joven no tenía cara de llamarse Valerie, sino tal vez Valiant o cualquier otro nombre masculino. Sin embargo el poney tenía razón, eso antes debió haber sido una muchacha... Una muchacha bastante amenazante a decir verdad, si iba por ahí armada con un arco y un carcaj lleno de flechas. Igual era una cazadora...
Agarró del brazo a Paul y lo asió con fuerza, con la tácita indicación de que siguiese sus movimientos si no querían terminar con una de esas flechas por el cuerpo, andando sin perder de vista a Valerie hasta tener la puerta a una distancia razonable.
-No sabemos que le pasa-Determinó-Pero creemos que es obra de una bruja llamada Caperucita-Entrecerró los ojos, esperando que el pelirrojo pudiese arrojar algo de luz sobre tan turbio asunto-Debemos encontrarla para que deshaga este entuerto, y todos regresaremos a la normalidad...
Entonces esperaba, poder sonsacar información a su compañero sobre la tal Ela. Necesitaba encontrarla a cualquier precio.
-Que el deje de apuntarnos primero, no estoy loco-Atajó sin inmutarse, arrugando el ceño hasta parecer una berenjena vieja. ¿Pero que hacía Paul? ¿Trataba de dialogar con el niño armado como si nada? Se golpeó las sienes, estresado por no saber a donde acudir primero-¿Quien es Babette?-Preguntó el enano, mirándolos a ambos como si fuesen complices. Entonces recordó que se trataba de Balbo, quien aún parecía hallarse sumido en una jaqueca impresionante en la cual el no podía hacer nada-¿Valerie? Pero si eres un muchacho...-Ese joven no tenía cara de llamarse Valerie, sino tal vez Valiant o cualquier otro nombre masculino. Sin embargo el poney tenía razón, eso antes debió haber sido una muchacha... Una muchacha bastante amenazante a decir verdad, si iba por ahí armada con un arco y un carcaj lleno de flechas. Igual era una cazadora...
Agarró del brazo a Paul y lo asió con fuerza, con la tácita indicación de que siguiese sus movimientos si no querían terminar con una de esas flechas por el cuerpo, andando sin perder de vista a Valerie hasta tener la puerta a una distancia razonable.
-No sabemos que le pasa-Determinó-Pero creemos que es obra de una bruja llamada Caperucita-Entrecerró los ojos, esperando que el pelirrojo pudiese arrojar algo de luz sobre tan turbio asunto-Debemos encontrarla para que deshaga este entuerto, y todos regresaremos a la normalidad...
Entonces esperaba, poder sonsacar información a su compañero sobre la tal Ela. Necesitaba encontrarla a cualquier precio.
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Gruñón
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Re: ¡Madre mía! ¡¿Que has hecho, victor?!
¡Oh, no quiero que nadie muera en mi posada! Escucho los animales agitados, pero la melodía del violino no me deja en paz, y entremedio de su sonido que me martillea en la cabeza, oigo como la enana desconfía del arquero. Suspiro, ya que no logro elaborar una frase que no sean gemidos de dolor, cuando escucho que la espadachín empieza a tratar de apaciguar la situación.
- ¿Valerie? -pregunto para confirmar cuando ellas se alejan.- ¿De los Lupin de los leñadores? -Hago el esfuerzo de observarla en detalle, y me deparo con un joven de cabellos rojos, vestido de pieles.
- No sabemos que le pasa. Pero creemos que es obra de una bruja llamada Caperucita. -Caperucita... ¡Es ella! Pero me callo eso, o de lo contrario la pelea recomenzará. ¡Y la cabeza me duele tanto!
- ¿Valerie? -pregunto para confirmar cuando ellas se alejan.- ¿De los Lupin de los leñadores? -Hago el esfuerzo de observarla en detalle, y me deparo con un joven de cabellos rojos, vestido de pieles.
- No sabemos que le pasa. Pero creemos que es obra de una bruja llamada Caperucita. -Caperucita... ¡Es ella! Pero me callo eso, o de lo contrario la pelea recomenzará. ¡Y la cabeza me duele tanto!
Re: ¡Madre mía! ¡¿Que has hecho, victor?!
Una sonrisa se apodera de mi hocico cuando la arquera baja su arma. Nunca he sido herido de flecha, y eso ha sido producto sólo de la suerte, ya que no faltaban los indígenas en algunas islas que visitamos a bordo del Revenge. Un cañón me hizo perder mi pata, disparos con pólvora me había dañado un ojo, ¿pero flechas? Quiero seguir "virgen" por siempre.
¡Y deben doler mucho! Que no se me olvida cuando le quité aquella flecha a Brytania, la chica-lobo. Se me levanta la crin al recordar sus gritos durante la extracción.
Podría seguir divagando por siempre si no fuera el tirón en mi brazo. De hecho, me pilla tan desprevenido que caigo de espaldas al suelo, aunque el piso de las caballerizas, con pedazos de heno esparcidos por el suelo, hacen todo menos doloroso:
- ¡No me gusta que me arrastres y no es la primera vez que lo haces! -reclamo indignado, pero aunque sea una mujer ahora, su fuerza no ha disminuído para nada. Realmente debería evitar volver a pelearme con él, sin embargo Gruñón es uno de los sujetos más impredecibles que he conocido. Fuera de la piratería. Como sea, es él quien hace regresar nuestra atención a Babette:
-No sabemos que le pasa. Pero creemos que es obra de una bruja llamada Caperucita. Debemos encontrarla para que deshaga este entuerto, y todos regresaremos a la normalidad...
- En realidad, no hay seguridad que ella sea una bruja, y... por consiguiente que sea ella quién tiró aquél polvo rosa sobre la aldea. -agrego porfiado, contradiciendo al enano y olvidando mi resolución de momentos anteriores de no volver a pelearme con él. ¡Vaya hocico! Doy un resoplido y trato de cambiar el tema y lograr tranquilizar los ánimos de nuevo- ¿Por qué ocultas tus cabellos rojos con esa caperuza?
¡Y deben doler mucho! Que no se me olvida cuando le quité aquella flecha a Brytania, la chica-lobo. Se me levanta la crin al recordar sus gritos durante la extracción.
Podría seguir divagando por siempre si no fuera el tirón en mi brazo. De hecho, me pilla tan desprevenido que caigo de espaldas al suelo, aunque el piso de las caballerizas, con pedazos de heno esparcidos por el suelo, hacen todo menos doloroso:
- ¡No me gusta que me arrastres y no es la primera vez que lo haces! -reclamo indignado, pero aunque sea una mujer ahora, su fuerza no ha disminuído para nada. Realmente debería evitar volver a pelearme con él, sin embargo Gruñón es uno de los sujetos más impredecibles que he conocido. Fuera de la piratería. Como sea, es él quien hace regresar nuestra atención a Babette:
-No sabemos que le pasa. Pero creemos que es obra de una bruja llamada Caperucita. Debemos encontrarla para que deshaga este entuerto, y todos regresaremos a la normalidad...
- En realidad, no hay seguridad que ella sea una bruja, y... por consiguiente que sea ella quién tiró aquél polvo rosa sobre la aldea. -agrego porfiado, contradiciendo al enano y olvidando mi resolución de momentos anteriores de no volver a pelearme con él. ¡Vaya hocico! Doy un resoplido y trato de cambiar el tema y lograr tranquilizar los ánimos de nuevo- ¿Por qué ocultas tus cabellos rojos con esa caperuza?
Re: ¡Madre mía! ¡¿Que has hecho, victor?!
- Sí, soy Valerie Lupin. -contesto a Babette. Miro a los hombres, viendo que uno es más duro de entender las cosas que el otro. O quizás no, que fue rápido en alejarse, arrastrando al otro sin previo aviso. Y no deja de mirarme, demasiado atento a mis movimientos.
En su lugar, yo haría lo mismo. Es decir, lo estoy haciendo.
De todas formas, el sufrimiento de una de las posaderas me obliga a bajar la guardia. Pongo mi arco en mi espalda para liberar mis manos, aunque con un gesto rápido lo puedo recuperar y apuntar, y me agacho junto a Babette. Con cuidado, apoyo su cabeza de cortos cabellos rubios sobre mis piernas, y empiezo a acariciarle la espalda, entonando una canción de cuna que aprendí de la abuela.
- ...Pero creemos que es obra de una bruja llamada Caperucita. -Sigo cantando pero fijo mi mirada nuevamente en el enano. ¿Realmente cree que yo pude provocar este enredo? Lo raro es que no sepa que la única llamada de Caperucita en esta aldea está frente a sus ojos.- Debemos encontrarla para que deshaga este entuerto, y todos regresaremos a la normalidad...
- ¿Qué es lo que sabes realmente sobre Caperucita Roja? -pregunto al hacer una pausa en el cántico- O mejor, ¿cuáles han sido los hechizos que la han hecho famosa como bruja? -sigo sobando la espalda de Babette, visiblemente más calmada, pero no me esperaba que el hombre más alto dijera cosas más cuerdas:
- En realidad, no hay seguridad que ella sea una bruja, y... por consiguiente que sea ella quién tiró aquél polvo rosa sobre la aldea. -Los observo, y no me acuerdo de haberlos visto antes en la aldea... De pronto, empiezo a sospechar que sea él quién realizo este hechizo.- ¿Por qué ocultas tus cabellos rojos con esa caperuza?
- Porque me da la gana. -respondo bruta, ya que es el color de mi cabellos la razón principal para que me tilden de bruja. ¡Y él lo sabe, estoy segura!- ¿Y tú, por qué tienes esa nariz tan grande? -le pregunto sólo para molestarlo, sin fijarme que los masajes a Babette ya no están tan suaves en su espalda.
Nota: ¡Perdona el metarol Babette, pero se me ocurrió que logro calmarte! Si no, me avisas para cambiarlo.
En su lugar, yo haría lo mismo. Es decir, lo estoy haciendo.
De todas formas, el sufrimiento de una de las posaderas me obliga a bajar la guardia. Pongo mi arco en mi espalda para liberar mis manos, aunque con un gesto rápido lo puedo recuperar y apuntar, y me agacho junto a Babette. Con cuidado, apoyo su cabeza de cortos cabellos rubios sobre mis piernas, y empiezo a acariciarle la espalda, entonando una canción de cuna que aprendí de la abuela.
- ...Pero creemos que es obra de una bruja llamada Caperucita. -Sigo cantando pero fijo mi mirada nuevamente en el enano. ¿Realmente cree que yo pude provocar este enredo? Lo raro es que no sepa que la única llamada de Caperucita en esta aldea está frente a sus ojos.- Debemos encontrarla para que deshaga este entuerto, y todos regresaremos a la normalidad...
- ¿Qué es lo que sabes realmente sobre Caperucita Roja? -pregunto al hacer una pausa en el cántico- O mejor, ¿cuáles han sido los hechizos que la han hecho famosa como bruja? -sigo sobando la espalda de Babette, visiblemente más calmada, pero no me esperaba que el hombre más alto dijera cosas más cuerdas:
- En realidad, no hay seguridad que ella sea una bruja, y... por consiguiente que sea ella quién tiró aquél polvo rosa sobre la aldea. -Los observo, y no me acuerdo de haberlos visto antes en la aldea... De pronto, empiezo a sospechar que sea él quién realizo este hechizo.- ¿Por qué ocultas tus cabellos rojos con esa caperuza?
- Porque me da la gana. -respondo bruta, ya que es el color de mi cabellos la razón principal para que me tilden de bruja. ¡Y él lo sabe, estoy segura!- ¿Y tú, por qué tienes esa nariz tan grande? -le pregunto sólo para molestarlo, sin fijarme que los masajes a Babette ya no están tan suaves en su espalda.
Nota: ¡Perdona el metarol Babette, pero se me ocurrió que logro calmarte! Si no, me avisas para cambiarlo.
Re: ¡Madre mía! ¡¿Que has hecho, victor?!
- Nota:
- Nombren al diablo y este aparece Ela viene solo a hacer acto de presencia por algunas respuestas, espero no moleste. Si alguien la reconoce estaría perfecto
¿Qué hacía la bruja pelirroja tan lejos de casa, un día cualquiera, teniendo que cuidar de un castillo, rebeldes y su sobrina? Pues los chismes tienen alas, y uno de sus espías la había invocado a gritos, diciendo que ahora era una mujer cuando horas antes tenía sus huevos bien puestos. Eso sonaba más extraño incluso que la idea del tiempo atrás, así que Ela decidió salir a ver qué pasaba.
Sorpresa se llevó al ver que era cierto, Lalo ahora era... Lala. Siquiera Pierrot se había salvado, aunque este se negó en rotundo a acompañarla a ver qué sucedía. Lalo por su parte, se mantuvo apartado (o apartada), mientras Ela recorría el caos de Marshovia con una sonrisa.
Vaya que le gustaban estas cosas, fuera de la rutina. Un paso llevó a otro, y terminó frente al mismo poney pisador. Y no solo frente a este, si no que cerca de una curiosa ecena que no supo interpretar...
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Ela
Líder de los Rebeldes
Re: ¡Madre mía! ¡¿Que has hecho, victor?!
Estaban a punto de marcharse de allí, para buscar a la bruja, cuando el poney lo hizo detenerse, protestando sin ver que lo único que pretendía era ponerse a salvo ambos. El enano fulminó con la mirada a Paul, como si no tuviese claro de parte de quien estaba en ese momento, ¿Qué no veía que el pelirrojo estaba a una distancia en la que no podía errar un tiro? Nuestro arisco amigo no estaba dispuesto a convertirse en un colador, pero su equino compañero parecía emperrado en hablar y hablar muy a pesar de estar amenazados.
-Tu fuiste quien mencionó a Caperucita-Le recriminó, arrugando su expresión, mientras bajaba las espesas cejas rojas hasta formar una sola línea de fuego-Debemos buscarla y obligarla-La perspectiva de quedarse siempre siendo mujer era tan espantosa, que provocaba que un escalofrío-A ver, muchacho, ¿Estás ciego? ¿Es que no nos ves?-Replicó indignado, señalándose a sí mismo con ofuscación. Le habían arrebatado su ser para convertirlo en una hembra-¡Ha convertido a todo el pueblo en su contrario! Nadie ha escapado de su conjuro. Quien antes era mujer ahora es hombre, y viceversa-Menos mal que sus hermanos no estaban allí para verle, o se reirían de él-Maldita sea-Golpeó con el canto del hacha el suelo-¿Tu también la conoces, chico? ¡Debes llevarnos hasta ella! O si no, quédate aquí y no molestes, pero ten por seguro que no voy a quedarme siendo una mujer ni un segundo más.
Sus dedos se clavaban en la palma, rodeada por una mugrienta venda que solía usar cada vez que iba a la mina, para no quemarse a base del esfuerzo de sostener la picota.
-No hay tiempo que perder-Asió a Paul por el cuello de la camisa cuando, al darse la vuelta, pudo ver la regia y elegante figura de una mujer, cuyo cabello rojo caía sobre sus hombros como si fuese puro fuego. Se quedó paralizado al observarla-¿Eres tú?-Preguntó en voz alta. Aunque el término “Caperucita”, para dirigirse a semejante femina, resultaba un poco extraño, no cabía duda por su porte que no era ninguna aldeana indefensa.
-Tu fuiste quien mencionó a Caperucita-Le recriminó, arrugando su expresión, mientras bajaba las espesas cejas rojas hasta formar una sola línea de fuego-Debemos buscarla y obligarla-La perspectiva de quedarse siempre siendo mujer era tan espantosa, que provocaba que un escalofrío-A ver, muchacho, ¿Estás ciego? ¿Es que no nos ves?-Replicó indignado, señalándose a sí mismo con ofuscación. Le habían arrebatado su ser para convertirlo en una hembra-¡Ha convertido a todo el pueblo en su contrario! Nadie ha escapado de su conjuro. Quien antes era mujer ahora es hombre, y viceversa-Menos mal que sus hermanos no estaban allí para verle, o se reirían de él-Maldita sea-Golpeó con el canto del hacha el suelo-¿Tu también la conoces, chico? ¡Debes llevarnos hasta ella! O si no, quédate aquí y no molestes, pero ten por seguro que no voy a quedarme siendo una mujer ni un segundo más.
Sus dedos se clavaban en la palma, rodeada por una mugrienta venda que solía usar cada vez que iba a la mina, para no quemarse a base del esfuerzo de sostener la picota.
-No hay tiempo que perder-Asió a Paul por el cuello de la camisa cuando, al darse la vuelta, pudo ver la regia y elegante figura de una mujer, cuyo cabello rojo caía sobre sus hombros como si fuese puro fuego. Se quedó paralizado al observarla-¿Eres tú?-Preguntó en voz alta. Aunque el término “Caperucita”, para dirigirse a semejante femina, resultaba un poco extraño, no cabía duda por su porte que no era ninguna aldeana indefensa.
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Gruñón
7 enanos
Re: ¡Madre mía! ¡¿Que has hecho, victor?!
Los tres discuten, no tan acalorados como antes, pero dejo de tomar atención para aprovechar que Valerie me ayuda a tranquilizar...
Sin embargo, la melodía triste y hermosa del violino sigue sin cesar, aunque en tonos menos dolorosos para mis oídos. Ellos siguen discutiendo, pero el dolor es más soportable, por lo que puedo parar de gemir, hasta que se abre la puerta de las caballerizas.
No oigo los pasos, pero tan sólo la presencia de esa persona hace que el violino vuelva a tocar en un volumen muy fuerte:
- ¡Ya basta! -grito con dolor, cuando de pronto veo en mi mente las imágenes de un baile, donde conocí a...- ¡Pierrot! -grito nuevamente, ahora sentándome y mirando a la puerta, ya que he reconocido al violinista que vino a mi posada hacen unos días como al príncipe con quién bailé en la fiesta. Pero no es a él a quién veo, sino que una hermosa colorina, a quién también ví en esa fiesta.
¿Pero cuándo he ido yo a una fiesta de nobles? Sólo soy una simple posadera, con dos hermanas gemelas... ¡Ellas realmente se han ido! ¡Gastón se ha ido! ¡Y Pierrot se alejó de mí en la fiesta! El dolor de cabeza llega con más fuerza, tan intenso que termino desmayada en el suelo.
Off: Me pueden saltar por un par de posts.
Sin embargo, la melodía triste y hermosa del violino sigue sin cesar, aunque en tonos menos dolorosos para mis oídos. Ellos siguen discutiendo, pero el dolor es más soportable, por lo que puedo parar de gemir, hasta que se abre la puerta de las caballerizas.
No oigo los pasos, pero tan sólo la presencia de esa persona hace que el violino vuelva a tocar en un volumen muy fuerte:
- ¡Ya basta! -grito con dolor, cuando de pronto veo en mi mente las imágenes de un baile, donde conocí a...- ¡Pierrot! -grito nuevamente, ahora sentándome y mirando a la puerta, ya que he reconocido al violinista que vino a mi posada hacen unos días como al príncipe con quién bailé en la fiesta. Pero no es a él a quién veo, sino que una hermosa colorina, a quién también ví en esa fiesta.
¿Pero cuándo he ido yo a una fiesta de nobles? Sólo soy una simple posadera, con dos hermanas gemelas... ¡Ellas realmente se han ido! ¡Gastón se ha ido! ¡Y Pierrot se alejó de mí en la fiesta! El dolor de cabeza llega con más fuerza, tan intenso que termino desmayada en el suelo.
Off: Me pueden saltar por un par de posts.
Re: ¡Madre mía! ¡¿Que has hecho, victor?!
- ¿Por qué ocultas tus cabellos rojos con esa caperuza?
- Porque me da la gana. -Hago una mueca, sorprendido por la falta de educación del chico. De la chica. Como sea, lo que menos me esperaba era que me preguntara aún más agresiva por mi larga nariz:
- ¡Mi nariz es perfectamente humana! -exclamo ofendido y asustado de pensar que ella sin conocerme ya me reconozca mi esencia de poney.- ¡Gruñón, dile que mi nariz es perfectamente humana! -imploro desesperado al enano, antes que alguien más descubra mi verdadera naturaleza. ¡Pero a Gruñón nada de eso le importa!
- A ver, muchacho, ¿Estás ciego? ¿Es que no nos ves? ¡Ha convertido a todo el pueblo en su contrario! Nadie ha escapado de su conjuro. Quien antes era mujer ahora es hombre, y viceversa. -Ya iba a abrir mi hocico para contradecirlo cuando... en un acto inesperado e inédito, ¡pensé antes de hablar, y decidí callarme! Porque Gruñón en realidad ha regresado la conversación al asunto "polvos-rosa", distrayendo a la arquera de mi tema no-muy-humano. Y le dejo hablar, asintiendo a sus palabras. ¿Pero tenía que tirarme del cuello de nuevo?
- ¡No soy tu mascota para que me zamarrees como se te venga en gana! -exclamo enojado, tratando de quitármelo de encima, cuando la puerta de las caballerizas se abren. Olvido todo para concentrarme en las guardias, ¡quienes ahora sí nos han encontrado! Podré pedirle ayuda a los caballos de nuevo, pero alguno de ellos podría aplastar a Babette y a la arquera, que están en el suelo.
Pero toda la adrenalina que mi cuerpo exhuda es en vano, ya que veo a una dama de cabellera roja-fuego observándonos.
- ¿Eres tú? -pregunta Gruñón, a lo que yo asiento, irradiando alegría:
- ¡Sí, es Ela! -y camino en su dirección, deshaciéndome del puño del enano y olvidando el miedo a las flechas de la arquera. Todo a mi alrededor pasa a segundo plano ahora que ella está aqui- ¡No sabes cuánto te busqué en el bosque! -Es tal la emoción, que ni siquiera hago una mueca al recordar la no-ayuda del hadita vestida de verde, que me dejó volando sin control por un buen rato- ¡Necesito más de tus manzanas, para poder hacer que la tripulación del Revenge me vuelva a recordar! -Sin embargo, mi lengua se detiene y mi alegría se esfuma cuando Babette vuelve a gritar, más fuerte que antes, y termina inconsciente en el piso.
Retrocedo y me arrodillo al lado de la arquera, preocupado y sin saber qué hacer. ¡Pero Ela puede ayudarla!
- ¡Por favor, ayúdala! -imploro mientras tomo una de sus manos.- ¡Están frías! -me espanto al constatar este hecho.
- Porque me da la gana. -Hago una mueca, sorprendido por la falta de educación del chico. De la chica. Como sea, lo que menos me esperaba era que me preguntara aún más agresiva por mi larga nariz:
- ¡Mi nariz es perfectamente humana! -exclamo ofendido y asustado de pensar que ella sin conocerme ya me reconozca mi esencia de poney.- ¡Gruñón, dile que mi nariz es perfectamente humana! -imploro desesperado al enano, antes que alguien más descubra mi verdadera naturaleza. ¡Pero a Gruñón nada de eso le importa!
- A ver, muchacho, ¿Estás ciego? ¿Es que no nos ves? ¡Ha convertido a todo el pueblo en su contrario! Nadie ha escapado de su conjuro. Quien antes era mujer ahora es hombre, y viceversa. -Ya iba a abrir mi hocico para contradecirlo cuando... en un acto inesperado e inédito, ¡pensé antes de hablar, y decidí callarme! Porque Gruñón en realidad ha regresado la conversación al asunto "polvos-rosa", distrayendo a la arquera de mi tema no-muy-humano. Y le dejo hablar, asintiendo a sus palabras. ¿Pero tenía que tirarme del cuello de nuevo?
- ¡No soy tu mascota para que me zamarrees como se te venga en gana! -exclamo enojado, tratando de quitármelo de encima, cuando la puerta de las caballerizas se abren. Olvido todo para concentrarme en las guardias, ¡quienes ahora sí nos han encontrado! Podré pedirle ayuda a los caballos de nuevo, pero alguno de ellos podría aplastar a Babette y a la arquera, que están en el suelo.
Pero toda la adrenalina que mi cuerpo exhuda es en vano, ya que veo a una dama de cabellera roja-fuego observándonos.
- ¿Eres tú? -pregunta Gruñón, a lo que yo asiento, irradiando alegría:
- ¡Sí, es Ela! -y camino en su dirección, deshaciéndome del puño del enano y olvidando el miedo a las flechas de la arquera. Todo a mi alrededor pasa a segundo plano ahora que ella está aqui- ¡No sabes cuánto te busqué en el bosque! -Es tal la emoción, que ni siquiera hago una mueca al recordar la no-ayuda del hadita vestida de verde, que me dejó volando sin control por un buen rato- ¡Necesito más de tus manzanas, para poder hacer que la tripulación del Revenge me vuelva a recordar! -Sin embargo, mi lengua se detiene y mi alegría se esfuma cuando Babette vuelve a gritar, más fuerte que antes, y termina inconsciente en el piso.
Retrocedo y me arrodillo al lado de la arquera, preocupado y sin saber qué hacer. ¡Pero Ela puede ayudarla!
- ¡Por favor, ayúdala! -imploro mientras tomo una de sus manos.- ¡Están frías! -me espanto al constatar este hecho.
Re: ¡Madre mía! ¡¿Que has hecho, victor?!
La reacción de la mujer que está sentada en el suelo, de ponerse nerviosa y cubrirse la nariz me hacen sospechar que realmente oculta algo. En realidad, todos sos sospechosos en este día tan diferente.
- A ver, muchacho, ¿Estás ciego? ¿Es que no nos ves? ¡Ha convertido a todo el pueblo en su contrario! Nadie ha escapado de su conjuro. Quien antes era mujer ahora es hombre, y viceversa. -le miro enojada, ya que es obvio que sé de que se trata.- ¿Tu también la conoces, chico? ¡Debes llevarnos hasta ella! O si no, quédate aquí y no molestes, pero ten por seguro que no voy a quedarme siendo una mujer ni un segundo más.
- Aunque veas a "Caperucita Roja" ella no podrá hacer nada para ayudaros. -le respondo con los labios apretados, ya que por más que tenga fama, yo no tengo poderes ni nada de extraordinario. La enana se enoja mucho con mis palabras, y su reacción casi me hace soltar a la Bimbette para tomar mi arco y flecha, ya que toma a la narigona y la empieza a arrastrar hacia la puerta de las caballerizas.
Pero se detiene, porque en la puerta hay una mujer observándonos. Nunca la había visto antes en la aldea, de cabellos de un color más rojo que el mío (pensé que no era posible) y una mirada que transmite mucha seguridad.
- ¿Eres tú? -dice la enana.
- ¡Ella no es Caperucita! -aclaro de inmediato, sin asumir aún que "Caperucita" soy yo, pero tampoco quiero que nadie use mi nombre... Entonces, la mujer flaca se levanta y la llama de Ela, y le habla con mucha familiaridad.
Y me distraigo en sus palabras raras de manzanas y recordar, que tarde me fijo que la posadera está teniendo un ataque en mis mismos brazos! Trato de sujetarla, pero tras un grito ella cae como un peso muerto:
- ¡Babette! ¡Babette! -trato de despertarla, mientras la mujer flaca se arrodilla a mi lado y, tras tomarle la mano, le pide ayuda a la recién llegada.
- A ver, muchacho, ¿Estás ciego? ¿Es que no nos ves? ¡Ha convertido a todo el pueblo en su contrario! Nadie ha escapado de su conjuro. Quien antes era mujer ahora es hombre, y viceversa. -le miro enojada, ya que es obvio que sé de que se trata.- ¿Tu también la conoces, chico? ¡Debes llevarnos hasta ella! O si no, quédate aquí y no molestes, pero ten por seguro que no voy a quedarme siendo una mujer ni un segundo más.
- Aunque veas a "Caperucita Roja" ella no podrá hacer nada para ayudaros. -le respondo con los labios apretados, ya que por más que tenga fama, yo no tengo poderes ni nada de extraordinario. La enana se enoja mucho con mis palabras, y su reacción casi me hace soltar a la Bimbette para tomar mi arco y flecha, ya que toma a la narigona y la empieza a arrastrar hacia la puerta de las caballerizas.
Pero se detiene, porque en la puerta hay una mujer observándonos. Nunca la había visto antes en la aldea, de cabellos de un color más rojo que el mío (pensé que no era posible) y una mirada que transmite mucha seguridad.
- ¿Eres tú? -dice la enana.
- ¡Ella no es Caperucita! -aclaro de inmediato, sin asumir aún que "Caperucita" soy yo, pero tampoco quiero que nadie use mi nombre... Entonces, la mujer flaca se levanta y la llama de Ela, y le habla con mucha familiaridad.
Y me distraigo en sus palabras raras de manzanas y recordar, que tarde me fijo que la posadera está teniendo un ataque en mis mismos brazos! Trato de sujetarla, pero tras un grito ella cae como un peso muerto:
- ¡Babette! ¡Babette! -trato de despertarla, mientras la mujer flaca se arrodilla a mi lado y, tras tomarle la mano, le pide ayuda a la recién llegada.
Re: ¡Madre mía! ¡¿Que has hecho, victor?!
Gruñón llegó a creer, por unos breves instantes, que estaba ante la susodicha Caperucita Roja. Su porte era el de una hechicera, con esa melena de fuego rodeando un rostro de porcelana y sus ojos claros e inteligentes. Su primer impulso lo llamaba a emprenderla contra ella a base de hachazos, sin embargo no tenía constancia de que matarla fuese a liberarlos del embrujo. Lo más probable era que ni siquiera fuese rival para la bruja, pero la impulsividad no atendía a razones. Claro que el pelirrojo se apuró a desmentir su teoria. Ella no era Caperucita, ¿Entonces quien era?
La respuesta llegó como agua de Mayo, de tal modo que Gruñón empalideció. No tenía claro en ese momento si su suerte era nefasta, o por el contrario demasiado buena.
-¿Ela?-Peguntó con un hilo de voz.
De algún modo no se la imaginaba así... En realidad, no había podido imaginarsela de ninguna manera, pues apenas hacía un rato que Paul la había mencionado por primera vez, con el dichoso asunto de la fiesta. El polvo verde, sus recuerdos intactos, y ese nombre. Todo estaba relacionado de una forma que el no era capaz de entender, pero que alentaba sus esperanzas de un modo que no hubiese creido posible tiempo atrás. Ahora ya no podía mirarla con los mismos ojos.
Dejando de lado su desdén natural hacia el género femenino, el enano veía en Ela una mujer misteriosa, y posiblemente poderosa. No podía comprender el significado de sus palabras, que se escurría entre sus dedos. Para el que hablaban en otro idioma que trataba de comprender en vano, como un niño pequeño mientras los adultos discuten sobre algo que no entiende... Pero ahora sospechaba que era más importante de lo que él creía. Se acercó con su andar patizambo hasta la mujer, de forma cautelosa, y se aclaró la voz:
-Recuerdos..., ¿Por qué? ¿Qué sucedió en aquella fiesta...?-Su piel se puso morada, co mo si fuese una berenjena, percatándose de un posible insulto hacia su persona. Tiró de su cinturón hacia arriba para acomodarse sus pantalones-¿Cómo sabes que soy un guardián?-Replicó, más alto de lo que pretendía, a la defensiva.
El había sido incauto al hablar sobre el asunto delante de Paul y Balbo, y si ello salía de allí, estaba seguro de que lo pagaría caro. Pero la situación era más comprometida aún. El arquero estaba de por medio y... Vaya. Parecía que empezaba a entender.
-No, yo no soy...-¿De esa clase de guardianes? Entonces no era un guardián. Le pesase o no, ese era su trabajo, aunque hasta ahora se había abstenido de hacer daño a nadie, salvo aquella vez que se topó con el Poney. Pero... Lo era por imposición, naturalmente, un rango ínfimo dentro de la inmensa jerarquía-¿Puedes ayudarme?-Dijo, intentando calmarse y cambiando de tema, como si no supiese nada del asunto. Por desgracia, Blanca estaba prisionera de la Bruja del Tiempo, ya se lo había informado J en su día, era difícil que pudiesen ayudarlo. Suspiró y miró a Ela, como si las palabras que querían salir le quemasen la garganta-Por favor.
La respuesta llegó como agua de Mayo, de tal modo que Gruñón empalideció. No tenía claro en ese momento si su suerte era nefasta, o por el contrario demasiado buena.
-¿Ela?-Peguntó con un hilo de voz.
De algún modo no se la imaginaba así... En realidad, no había podido imaginarsela de ninguna manera, pues apenas hacía un rato que Paul la había mencionado por primera vez, con el dichoso asunto de la fiesta. El polvo verde, sus recuerdos intactos, y ese nombre. Todo estaba relacionado de una forma que el no era capaz de entender, pero que alentaba sus esperanzas de un modo que no hubiese creido posible tiempo atrás. Ahora ya no podía mirarla con los mismos ojos.
Dejando de lado su desdén natural hacia el género femenino, el enano veía en Ela una mujer misteriosa, y posiblemente poderosa. No podía comprender el significado de sus palabras, que se escurría entre sus dedos. Para el que hablaban en otro idioma que trataba de comprender en vano, como un niño pequeño mientras los adultos discuten sobre algo que no entiende... Pero ahora sospechaba que era más importante de lo que él creía. Se acercó con su andar patizambo hasta la mujer, de forma cautelosa, y se aclaró la voz:
-Recuerdos..., ¿Por qué? ¿Qué sucedió en aquella fiesta...?-Su piel se puso morada, co mo si fuese una berenjena, percatándose de un posible insulto hacia su persona. Tiró de su cinturón hacia arriba para acomodarse sus pantalones-¿Cómo sabes que soy un guardián?-Replicó, más alto de lo que pretendía, a la defensiva.
El había sido incauto al hablar sobre el asunto delante de Paul y Balbo, y si ello salía de allí, estaba seguro de que lo pagaría caro. Pero la situación era más comprometida aún. El arquero estaba de por medio y... Vaya. Parecía que empezaba a entender.
-No, yo no soy...-¿De esa clase de guardianes? Entonces no era un guardián. Le pesase o no, ese era su trabajo, aunque hasta ahora se había abstenido de hacer daño a nadie, salvo aquella vez que se topó con el Poney. Pero... Lo era por imposición, naturalmente, un rango ínfimo dentro de la inmensa jerarquía-¿Puedes ayudarme?-Dijo, intentando calmarse y cambiando de tema, como si no supiese nada del asunto. Por desgracia, Blanca estaba prisionera de la Bruja del Tiempo, ya se lo había informado J en su día, era difícil que pudiesen ayudarlo. Suspiró y miró a Ela, como si las palabras que querían salir le quemasen la garganta-Por favor.
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Re: ¡Madre mía! ¡¿Que has hecho, victor?!
Ela me observa, con una mirada curiosa y que... ¡me dice que no me recuerda! Suelto un resoplido de frustración, ¡ya que ELLA no podría haberme olvidado también! Sin embargo, mi respiración se normaliza un poco cuando veo que ella cambia la expresión de su rostro, algo más sombría debo admitir, pero por lo menos recordándome. O eso quiero creer.
La arquera sujeta a Babette mientras ella se acerca, y traz haberle pedido un frasco al tipo que la acompaña, le toca las crines rubias. Nombra a un tal Pierrot y se levanta. ¿Ayudará a Babette?
Nos mira, de nuevo, ahora deteniéndose en cada uno de nosotros. Confieso que un ligero escalofrío recorre mi cuerpo, con las emociones de finalmente encontrarme con Ela enfrentándose al miedo de que no pueda recuperar nada de mi vida anterior de pirata.
- ... Deberemos esperar a un nuevo amanecer para que sane totalmente... -dice, y me confundo al no entender todas las palabras, aunque intuyo que sé más de lo que debiera. Sin embargo, mi rostro se deshace en una gran mueca cuando me dice que no me dará manzanas ahora.- ¡No hago milagros! No puedo hacer que la gente recuerde a la fuerza, eso solo los destruye. Cosa que comprenderías si te hubieses quedado una vez que las puertas volvieron a abrirse. El problema no son ellos, si no tu, que te quedaste a medias.
- Recuerdos..., ¿Por qué? ¿Qué sucedió en aquella fiesta...? -pregunta Gruñón, acercándose a Ela. Observo a Babette, y entonces mi cerebro equino hace click: El dolor de cabeza de Babette y de mi capitán al verme, tiene alguna relación con el hecho de que no me recuerden. ¿Tendrán sus memorias de mí encerradas en sus cabezas? ¿Y por qué quedan "encerradas" para los que se fueron de la fiesta antes de aquél frío intenso y los polvos verdes? ¿Quién gana con este olvido generalizado?
- ¡Wesley! -exclamo interrumpiéndolos, pero ella me mira... ¿con pena? Me sonrojo, avergonzado de provocar la lástima de alguien. Y la verguenza me cierra el hocico... Sólo para escucharla en un tono más dócil, que justamente me hace pasar del rojo intenso al blanco nieve luego de sus palabras de advertencia:
- ¿Silenciado por siempre? -digo tras tragar saliva, y entonces miro a Gruñón con otros ojos:
- ¿Cómo sabes que soy un guardián? -nuevamente ese término "guardián"... Tanto que insistió en que yo fuera uno, ¿sería porque yo recuerdo? Entonces, ¿él también recuerda? ¡Claro que se acuerda, de lo contrario no me hubiera reconocido!
- Él ya intentó matarme antes de la fiesta, pero ahora, ¿somos amigos, verdad? -la pregunta es más para el enano que para Ela.
- No, yo no soy... -¿tu amigo? ¿un asesino? ¿Qué quizo decir? Otro escalofrío me enfría el cuerpo, de miedo. ¿Quiénes son todos en realidad? El pirata Roberts era mi mejor amigo, y no dudó en encerrarme y después dispararme cañonazos cuando estaba en el agua. Gruñón me había tomado prisionero, pero ahora había usado su cuerpo como escudo para protegerme.- ¿Puedes ayudarme?
¿Ayudarlo a qué? ¿A matarme? El enano nuevamente pone esa cara sentimental, la misma que ponía al nombrar a su hermana violada por algún pirata, por lo que espero que yo esté exagerando y que en realidad él esté pidiendo ayuda para otra cosa no relacionada conmigo:
- Por favor. -su voz no tiene nada de rabia. Pero de todas formas, llevo mi mano a la empuñadura de mi espada. Por precaución.
Off: No creo que la Bruja del Tiempo sepa de esto tan pronto, o no antes de la recuperación de la normalidad, ya que sus guardianes y espías justamente querrán ocultarle el hecho de estar transformados, y sólo otros espías en estado normal, que pasen después, podrán irle con el chisme.
Y si ella revisa que todo "ha vuelto a su cauce", puede incluso ignorar la idea. O mejor: ¡NO QUIERO OTRO RETROCESO EN EL TIEMPO! ¡Por favor!
La arquera sujeta a Babette mientras ella se acerca, y traz haberle pedido un frasco al tipo que la acompaña, le toca las crines rubias. Nombra a un tal Pierrot y se levanta. ¿Ayudará a Babette?
Nos mira, de nuevo, ahora deteniéndose en cada uno de nosotros. Confieso que un ligero escalofrío recorre mi cuerpo, con las emociones de finalmente encontrarme con Ela enfrentándose al miedo de que no pueda recuperar nada de mi vida anterior de pirata.
- ... Deberemos esperar a un nuevo amanecer para que sane totalmente... -dice, y me confundo al no entender todas las palabras, aunque intuyo que sé más de lo que debiera. Sin embargo, mi rostro se deshace en una gran mueca cuando me dice que no me dará manzanas ahora.- ¡No hago milagros! No puedo hacer que la gente recuerde a la fuerza, eso solo los destruye. Cosa que comprenderías si te hubieses quedado una vez que las puertas volvieron a abrirse. El problema no son ellos, si no tu, que te quedaste a medias.
- Recuerdos..., ¿Por qué? ¿Qué sucedió en aquella fiesta...? -pregunta Gruñón, acercándose a Ela. Observo a Babette, y entonces mi cerebro equino hace click: El dolor de cabeza de Babette y de mi capitán al verme, tiene alguna relación con el hecho de que no me recuerden. ¿Tendrán sus memorias de mí encerradas en sus cabezas? ¿Y por qué quedan "encerradas" para los que se fueron de la fiesta antes de aquél frío intenso y los polvos verdes? ¿Quién gana con este olvido generalizado?
- ¡Wesley! -exclamo interrumpiéndolos, pero ella me mira... ¿con pena? Me sonrojo, avergonzado de provocar la lástima de alguien. Y la verguenza me cierra el hocico... Sólo para escucharla en un tono más dócil, que justamente me hace pasar del rojo intenso al blanco nieve luego de sus palabras de advertencia:
- ¿Silenciado por siempre? -digo tras tragar saliva, y entonces miro a Gruñón con otros ojos:
- ¿Cómo sabes que soy un guardián? -nuevamente ese término "guardián"... Tanto que insistió en que yo fuera uno, ¿sería porque yo recuerdo? Entonces, ¿él también recuerda? ¡Claro que se acuerda, de lo contrario no me hubiera reconocido!
- Él ya intentó matarme antes de la fiesta, pero ahora, ¿somos amigos, verdad? -la pregunta es más para el enano que para Ela.
- No, yo no soy... -¿tu amigo? ¿un asesino? ¿Qué quizo decir? Otro escalofrío me enfría el cuerpo, de miedo. ¿Quiénes son todos en realidad? El pirata Roberts era mi mejor amigo, y no dudó en encerrarme y después dispararme cañonazos cuando estaba en el agua. Gruñón me había tomado prisionero, pero ahora había usado su cuerpo como escudo para protegerme.- ¿Puedes ayudarme?
¿Ayudarlo a qué? ¿A matarme? El enano nuevamente pone esa cara sentimental, la misma que ponía al nombrar a su hermana violada por algún pirata, por lo que espero que yo esté exagerando y que en realidad él esté pidiendo ayuda para otra cosa no relacionada conmigo:
- Por favor. -su voz no tiene nada de rabia. Pero de todas formas, llevo mi mano a la empuñadura de mi espada. Por precaución.
Off: No creo que la Bruja del Tiempo sepa de esto tan pronto, o no antes de la recuperación de la normalidad, ya que sus guardianes y espías justamente querrán ocultarle el hecho de estar transformados, y sólo otros espías en estado normal, que pasen después, podrán irle con el chisme.
Y si ella revisa que todo "ha vuelto a su cauce", puede incluso ignorar la idea. O mejor: ¡NO QUIERO OTRO RETROCESO EN EL TIEMPO! ¡Por favor!
Re: ¡Madre mía! ¡¿Que has hecho, victor?!
Miro en todas direcciones, sin comprender ninguna de las palabras dichas, y con la posadera totalmente sin sentido. La espadachín conoce a Ela y la enana no. Yo tampoco y no hay forma de saber si Babette la conoce.
- Lalo, ve a buscar a la cabaña el frasco lila, date prisa. Señoritas, aléjense de... Babette.
No quiero hacerlo, pero la mujer transmite mucha seguridad. ¿Puedo hacer algo por ella? Sólo protegerla, pero parece tan enferma... Finalmente me alejo, pero sólo un poco.
Ela pone su mano en la frente de Babette. Primero pensé que vería si tenía fiebre, sin embargo, su rostro, sus ojos, se mueven aunque están cerrados, lo que me da la impresión de que en realidad ¡está leyéndole la mente! ¡Realmente es una bruja con poderes! Se levanta y nos observa. No me gusta cuando es mi turno, ya que no sé si estará leyendo mi mente también. ¡Como quisiera gritarle que Caperucita no es una bruja!
- Bien, ahora solo hay que esperar a mi criado. Su amiga está bien físicamente, saldrá de esta en cuanto beba el elixir. Ahora mismo su mente está pasando por un proceso que no soportará por si sola. Por desgracia, solo puedo detenerlo por un tiempo, no soy una sanadora o cosas así. Trabajo con la mente a otro nivel. Deberemos esperar a un nuevo amanecer para que sane totalmente... -Suspiro aliviada, aunque no tenga pruebas de que lo que dice sea verdad, le creo, y me gusta saber que ya mañana la posadera estará mejor.
- Deberías dejar de mencionar que recuerdas, si este enano tuviera los pantalones de un guardián de verdad ya estarías "silenciado". ¿Comprendes lo que eso significa? Silenciado tu y los que han estado cerca de ti... -Arrugo mi rostro, puesto que la conversación se ha puesto peligrosa y criminal en un santiamén.
Debería alejarme a toda prisa, pero no lo haré hasta que Babette esté en manos de sus hermanas. Por cierto, ¿dónde están ellas? Ojalá que el famoso brebaje lila le ayude de verdad y no sea un veneno.
- Lalo, ve a buscar a la cabaña el frasco lila, date prisa. Señoritas, aléjense de... Babette.
No quiero hacerlo, pero la mujer transmite mucha seguridad. ¿Puedo hacer algo por ella? Sólo protegerla, pero parece tan enferma... Finalmente me alejo, pero sólo un poco.
Ela pone su mano en la frente de Babette. Primero pensé que vería si tenía fiebre, sin embargo, su rostro, sus ojos, se mueven aunque están cerrados, lo que me da la impresión de que en realidad ¡está leyéndole la mente! ¡Realmente es una bruja con poderes! Se levanta y nos observa. No me gusta cuando es mi turno, ya que no sé si estará leyendo mi mente también. ¡Como quisiera gritarle que Caperucita no es una bruja!
- Bien, ahora solo hay que esperar a mi criado. Su amiga está bien físicamente, saldrá de esta en cuanto beba el elixir. Ahora mismo su mente está pasando por un proceso que no soportará por si sola. Por desgracia, solo puedo detenerlo por un tiempo, no soy una sanadora o cosas así. Trabajo con la mente a otro nivel. Deberemos esperar a un nuevo amanecer para que sane totalmente... -Suspiro aliviada, aunque no tenga pruebas de que lo que dice sea verdad, le creo, y me gusta saber que ya mañana la posadera estará mejor.
- Deberías dejar de mencionar que recuerdas, si este enano tuviera los pantalones de un guardián de verdad ya estarías "silenciado". ¿Comprendes lo que eso significa? Silenciado tu y los que han estado cerca de ti... -Arrugo mi rostro, puesto que la conversación se ha puesto peligrosa y criminal en un santiamén.
Debería alejarme a toda prisa, pero no lo haré hasta que Babette esté en manos de sus hermanas. Por cierto, ¿dónde están ellas? Ojalá que el famoso brebaje lila le ayude de verdad y no sea un veneno.
Re: ¡Madre mía! ¡¿Que has hecho, victor?!
-Recuerdos..., ¿Por qué? ¿Qué sucedió en aquella fiesta...?
-Bebimos vino salvajemente toda la noche y luego pasamos a la parte importante. Ya sabes, hablar de rebelión, matar a la Bruja del Tiempo y esas cosas. Y comimos muchas manzanas de M'Apple. Lo típico.
Y no hablaba de forma irónica. En realidad muchos se habían emborrachado, y cuando vino el nuevo amanecer comenzó la parte seria. Mejor no pensemos en la nueva metedura de pata del pobre Pony. ¿Quien sería ese Wesley que lo culpaba de sus desgracias? Tal vez alguien que ocupaba su puesto... Aunque no se veía tan importante para tener un reemplazo. Al menos a ella no le sonaba de ningún cuento importante, entiéndase por los que tenían sabios.
-¿Cómo sabes que soy un guardián?
-Porque sabes más de lo que deberías saber. Claramente mantienes tus recuerdos, contrario del resto de los presentes, de forma natural. Eso solo pasa si eres un guardián. - respondió, como si fuera lo más obvio del mundo. -Bueno, un rebelde también recuerda, pero claramente no estás bajo mis ordenes. Recordaría a un enano... Y si te soy sincera, apestas al hedor de la magia de esa bruja de los infiernos. Todo su castillo apesta.
-¿Puedes ayudarme? Por favor.
Esa parte la sorprendió. ¿Para qué querría ayuda ese guardián? Sobretodo, por qué su ayuda. Ella no era de las que ayudaban de forma gratuita y menos al enemigo... Pero algo en esa expresión la hizo pensar que el pobre enano estaba un poco desesperado. Un poco bastante. Y que dependiendo de la petición podía ayudarlo.
-¿Ayudarte a qué? ¿A cambiar este desastre? No puedo hacer eso, no es mi magia. - aclaró, para empezar. -Tampoco hago trucos de magia baratos. No hago pociones de amor, ni de odio. No cambio físicamente a la gente, no puedo hacer que vueles, ni que tengas súper fuerza... Pero si necesitas saber de alguien o algún dato sobre tu futuro, tal vez pueda ayudarte. Tengo espías por todas las Tierras Encantadas y un don especial para saber las desgracias de la gente. Pero no hago las cosas gratis. Tampoco suelo ayudar a guardianes. Comprenderás que odio a tu jefa y en general a los que hicieron daño a mi familia, especialmente a la única que me queda viva...
Los pasos de Lalo la interrumpieron de seguir hablando sobre ese tema. Vaya que es rápido el alado ese. Por supuesto tenía un tamaño normal cuando se adentró en las caballerizas con el frasco lila entre los dedos.
-¡Lalo, cariño! Ahora recuerdo por qué te saqué de Nunca Jamás...
Se acercó tranquila a su lado y le quitó el frasco, regresando pronto junto a Babette. Volvió a poner sus dedos sobre su frente, para estar segura que los recuerdos seguían afuera. No quería poner un bloqueo doble por nada.
Cuando estuvo segura, le pasó el frasco al muchacho pelirrojo (que debía ser muchacha claro está). -Dáselo a beber con cuidado. Lo haría yo, pero soy algo bruta para esas cosas. Cuidado que no se ahogue ni lo vaya a vomitar, no me quedan más pociones de este tipo. Seguramente comience a convulsionar en unos minutos, así que sujétala fuerte.
Volvió junto a las señoritas, Pony y enano. -Ahora, hablemos de negocios...
Aunque tenga un reino y todo, sigue siendo medio bruja...
-Bebimos vino salvajemente toda la noche y luego pasamos a la parte importante. Ya sabes, hablar de rebelión, matar a la Bruja del Tiempo y esas cosas. Y comimos muchas manzanas de M'Apple. Lo típico.
Y no hablaba de forma irónica. En realidad muchos se habían emborrachado, y cuando vino el nuevo amanecer comenzó la parte seria. Mejor no pensemos en la nueva metedura de pata del pobre Pony. ¿Quien sería ese Wesley que lo culpaba de sus desgracias? Tal vez alguien que ocupaba su puesto... Aunque no se veía tan importante para tener un reemplazo. Al menos a ella no le sonaba de ningún cuento importante, entiéndase por los que tenían sabios.
-¿Cómo sabes que soy un guardián?
-Porque sabes más de lo que deberías saber. Claramente mantienes tus recuerdos, contrario del resto de los presentes, de forma natural. Eso solo pasa si eres un guardián. - respondió, como si fuera lo más obvio del mundo. -Bueno, un rebelde también recuerda, pero claramente no estás bajo mis ordenes. Recordaría a un enano... Y si te soy sincera, apestas al hedor de la magia de esa bruja de los infiernos. Todo su castillo apesta.
-¿Puedes ayudarme? Por favor.
Esa parte la sorprendió. ¿Para qué querría ayuda ese guardián? Sobretodo, por qué su ayuda. Ella no era de las que ayudaban de forma gratuita y menos al enemigo... Pero algo en esa expresión la hizo pensar que el pobre enano estaba un poco desesperado. Un poco bastante. Y que dependiendo de la petición podía ayudarlo.
-¿Ayudarte a qué? ¿A cambiar este desastre? No puedo hacer eso, no es mi magia. - aclaró, para empezar. -Tampoco hago trucos de magia baratos. No hago pociones de amor, ni de odio. No cambio físicamente a la gente, no puedo hacer que vueles, ni que tengas súper fuerza... Pero si necesitas saber de alguien o algún dato sobre tu futuro, tal vez pueda ayudarte. Tengo espías por todas las Tierras Encantadas y un don especial para saber las desgracias de la gente. Pero no hago las cosas gratis. Tampoco suelo ayudar a guardianes. Comprenderás que odio a tu jefa y en general a los que hicieron daño a mi familia, especialmente a la única que me queda viva...
Los pasos de Lalo la interrumpieron de seguir hablando sobre ese tema. Vaya que es rápido el alado ese. Por supuesto tenía un tamaño normal cuando se adentró en las caballerizas con el frasco lila entre los dedos.
-¡Lalo, cariño! Ahora recuerdo por qué te saqué de Nunca Jamás...
Se acercó tranquila a su lado y le quitó el frasco, regresando pronto junto a Babette. Volvió a poner sus dedos sobre su frente, para estar segura que los recuerdos seguían afuera. No quería poner un bloqueo doble por nada.
Cuando estuvo segura, le pasó el frasco al muchacho pelirrojo (que debía ser muchacha claro está). -Dáselo a beber con cuidado. Lo haría yo, pero soy algo bruta para esas cosas. Cuidado que no se ahogue ni lo vaya a vomitar, no me quedan más pociones de este tipo. Seguramente comience a convulsionar en unos minutos, así que sujétala fuerte.
Volvió junto a las señoritas, Pony y enano. -Ahora, hablemos de negocios...
Aunque tenga un reino y todo, sigue siendo medio bruja...
- Off:
- Pony dijo escribió:Off: No creo que la Bruja del Tiempo sepa de esto tan pronto, o no antes de la recuperación de la normalidad, ya que sus guardianes y espías justamente querrán ocultarle el hecho de estar transformados, y sólo otros espías en estado normal, que pasen después, podrán irle con el chisme.
Y si ella revisa que todo "ha vuelto a su cauce", puede incluso ignorar la idea. O mejor: ¡NO QUIERO OTRO RETROCESO EN EL TIEMPO! ¡Por favor!
Para Ela esa bruja lo sabe todo XD no quise decir que vaya a haber un retroceso o que ella se vaya a enterar de verdad, lo siento si se entendió así. Es solo que para el pj de Ela las cosas son así. Ya que será un hecho aislado y se arreglará al anochecer, la Bruja no se enterará hasta después, y para ese momento los guardianes se excusaran con que las memorias fueron modificadas. Cosa que efectivamente se hará, para todos será como un sueño, excepto para los guardianes y rebeldes. Ellos mantendrán sus recuerdos.
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Re: ¡Madre mía! ¡¿Que has hecho, victor?!
Off: Sigo desmayada, por lo que "Babette" no intervendrá más en este post, por lo que le toca a Gruñón, luego Paul, luego yo de nuevo con Red y Ela finaliza el orden.
Los pechos de Babette suben y bajan, amenazando salirse del escote, aunque su dueña no esperaba hacer nada sensual en estos momentos de inconciencia...
Los pechos de Babette suben y bajan, amenazando salirse del escote, aunque su dueña no esperaba hacer nada sensual en estos momentos de inconciencia...
Re: ¡Madre mía! ¡¿Que has hecho, victor?!
-Bebimos vino salvajemente toda la noche y luego pasamos a la parte importante. Ya sabes, hablar de rebelión, matar a la Bruja del Tiempo y esas cosas. Y comimos muchas manzanas de M'Apple. Lo típico.
Hago una mueca, segura de no entender nada de lo que hablan los demás. Paso mucho tiempo en el bosque, pero siento como si fuera una extranjera en la villa. ¿Cuándo alguien había nombrado antes a la Bruja del Tiempo? Nunca, y eso de "guardianes" también es raro viniendo de un enano sin uniforme, demasiado diferente de los guardias del castillo.
Entonces llega la sirviente de Ela, con el frasco que ayudará a Babette. La bruja se acerca y vuelve a tocar la frente de Babette, y luego me pide que le administre el brebaje.
- Seré cuidadosa. -digo más para convencerme que por ser la verdad, ya que he practicado infinitamente más con el arco que con la sartén o la tetera. Sin embargo, he bajado la guardia para ayudar a la posadera, y eso haré. Incluso con las convulsiones: acomodo su cabeza entre mis piernas, lista para sujetarla y protegerla de sí misma.
Hago una mueca, segura de no entender nada de lo que hablan los demás. Paso mucho tiempo en el bosque, pero siento como si fuera una extranjera en la villa. ¿Cuándo alguien había nombrado antes a la Bruja del Tiempo? Nunca, y eso de "guardianes" también es raro viniendo de un enano sin uniforme, demasiado diferente de los guardias del castillo.
Entonces llega la sirviente de Ela, con el frasco que ayudará a Babette. La bruja se acerca y vuelve a tocar la frente de Babette, y luego me pide que le administre el brebaje.
- Seré cuidadosa. -digo más para convencerme que por ser la verdad, ya que he practicado infinitamente más con el arco que con la sartén o la tetera. Sin embargo, he bajado la guardia para ayudar a la posadera, y eso haré. Incluso con las convulsiones: acomodo su cabeza entre mis piernas, lista para sujetarla y protegerla de sí misma.
Re: ¡Madre mía! ¡¿Que has hecho, victor?!
Tengo los músculos tensos, con la mano sobre la empuñadura de la espada empezando a quedar blanca por la presión que hago en ella.
- ¿Ayudarte a qué? ¿A cambiar este desastre? No puedo hacer eso, no es mi magia. Tampoco hago trucos de magia baratos. No hago pociones de amor, ni de odio. No cambio físicamente a la gente, no puedo hacer que vueles, ni que tengas súper fuerza... Pero si necesitas saber de alguien o algún dato sobre tu futuro, tal vez pueda ayudarte. Tengo espías por todas las Tierras Encantadas y un don especial para saber las desgracias de la gente. Pero no hago las cosas gratis. Tampoco suelo ayudar a guardianes. Comprenderás que odio a tu jefa y en general a los que hicieron daño a mi familia, especialmente a la única que me queda viva...
- Si puedes saber las desgracias de la gente, deberías poder ver las millones que tengo. -digo entre resoplidos, sin embargo, mi lengua no descansa y dispara de nuevo- ¿Quién es a jefa de él?
Pero la llegada del ayudante de Ela interrumpe nuestro diálogo. De hecho, no puedo reclamar, ya que pronto terminarán con el sufrimiento de Babette. Miro discretamente a Gruñón, en espera de algún ataque de su parte, pero la falta de ira en sus facciones me confunde aún más:
- ¿Le pedirás ayuda referente a tu hermana violada? Os repito que mi capitán es inocente, ya que nunca se metió con ninguna enana, y tampoco se metía con mujeres a la fuerza. -digo en voz baja, tratando que sólo él me oiga. (pero los demás pueden elegir si lo escuchan o no)
Entonces ella voltea y se acerca a nosotros, sonriendo y diciendo:
- Ahora, hablemos de negocios...
- ¿Me ayudarás a regresar al Revenge? -pregunto sin refrenar mis pensamientos, aunque una vez dicho esto, empiezo a pensar que ahora tampoco quiero dejar la finca donde soy capataz... Vuelvo a dar resoplidos nerviosos, pero ahora he soltado la empuñadura de la espada, en una actitud más relajada... bueno, menos tensa al menos.
- ¿Ayudarte a qué? ¿A cambiar este desastre? No puedo hacer eso, no es mi magia. Tampoco hago trucos de magia baratos. No hago pociones de amor, ni de odio. No cambio físicamente a la gente, no puedo hacer que vueles, ni que tengas súper fuerza... Pero si necesitas saber de alguien o algún dato sobre tu futuro, tal vez pueda ayudarte. Tengo espías por todas las Tierras Encantadas y un don especial para saber las desgracias de la gente. Pero no hago las cosas gratis. Tampoco suelo ayudar a guardianes. Comprenderás que odio a tu jefa y en general a los que hicieron daño a mi familia, especialmente a la única que me queda viva...
- Si puedes saber las desgracias de la gente, deberías poder ver las millones que tengo. -digo entre resoplidos, sin embargo, mi lengua no descansa y dispara de nuevo- ¿Quién es a jefa de él?
Pero la llegada del ayudante de Ela interrumpe nuestro diálogo. De hecho, no puedo reclamar, ya que pronto terminarán con el sufrimiento de Babette. Miro discretamente a Gruñón, en espera de algún ataque de su parte, pero la falta de ira en sus facciones me confunde aún más:
- ¿Le pedirás ayuda referente a tu hermana violada? Os repito que mi capitán es inocente, ya que nunca se metió con ninguna enana, y tampoco se metía con mujeres a la fuerza. -digo en voz baja, tratando que sólo él me oiga. (pero los demás pueden elegir si lo escuchan o no)
Entonces ella voltea y se acerca a nosotros, sonriendo y diciendo:
- Ahora, hablemos de negocios...
- ¿Me ayudarás a regresar al Revenge? -pregunto sin refrenar mis pensamientos, aunque una vez dicho esto, empiezo a pensar que ahora tampoco quiero dejar la finca donde soy capataz... Vuelvo a dar resoplidos nerviosos, pero ahora he soltado la empuñadura de la espada, en una actitud más relajada... bueno, menos tensa al menos.
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