La oscuridad solo es ausencia de luz [Noligma]

-Te prometi que volveria, aunque admito que lo hise antes de tiempo.
Noligma sonrio amargamente y cogio la copa que le ofrecio elsa, el vino lo haria mas facil.
-No te culpo... mis enseñanzas era futiles y estupidas supongo... en el fondo, no abanzas por que tienes un maestro nefasto, master te habria enseñado mejor
Noligma choco la copa con la de elsa con un leve tintineo
-brindemos por la comida, tu belleza y mi inteligencia.
Por una comida futil y helada, por la mas hermosa y elegante mujer a la que espantaba constantemente sin proponerselo y por supuesto su fragil mente cada dia mas corrompida por la locura.
Noligma se le ocurrio finalmente
-Y por que cumpla mi promesa de volver ... distinto.
Ahora si vacio su copa de un largo trago.
-por dejar atras un aspecto lleno de decepciones y de problemas... la oportunidad de una nueva vida.
"Junto a ti" añadio en sus pensamientos
Pero para eso, devia abandonar su humanidad

Que Noligma dijera eso, no era ni de lejos tranquilizador. Elsa se mordió la lengua justo a tiempo antes de manifestar sus pensamientos negativos al respecto, relacionados estrechamente con la pérdida de tiempo y el ridículo que había hecho durante las lecciones. Lo miró con cierto resquemor, sin embargo se recordó a sí misma la promesa que se había hecho, la misma que la impelaba a no dejar que el orgullo se interpusiese, por lo que se forzó a esbozar una leve sonrisa.

-No, no, está bien así-Respondió.

Master era un tanto... Siniestro, y era mucho decir si lo comparaba con el brujo que tenía a su lado. No obstante, podía decirse que ya se había acostumbrado a su presencia, y que con ello había alcanzado cierto grado de "confianza" que se negaba a tomarse con Master. A veces se preguntaba si había hecho lo correcto dejando a Noligma acercarse tanto, pero en esos turbadores pensamientos venía la certeza de que en cualquier caso ya no había vuelta atrás.

-Brindemos por la comida, tu belleza y mi inteligencia. Y por que cumpla mi promesa de volver ... distinto.

El tintineo de la copa la abstrajo momentáneamente, y curvó sus labios al ver ambos vasos chocar, alzando la vista del contenido carmesí, pero volvió a arrugar su expresión contrariada. ¿Belleza? A la reina del hielo nunca le habían gustado los cumplidos, y en esa situación no sabía como tomárselo, por lo que jugueteó con la copa entre sus dedos desviando la mirada hacia esta para ocultar su turbación.

-Esos son los ojos que...-Dijo, intentando sonar de otra manera. De inmediato se arrepintió, ¿Qué pensaría después de eso?

Dió un sorbo a la copa, antes de responder, notando el incómodo calor que el alcohol hacía bajar por su garganta, arrancándole un escalofrío.

-Quiero decir, dicen que me parezco mucho a mi madre-Aunque ella había sido morena, con unos rasgos mucho más afilados y no andaba encorvada como Elsa-Y permíteme que opine-Agregó-Que terminar malherido no es precisamente un alarde de inteligencia-Ladeó la cabeza, sintiendo que había recuperado el control sobre sus propias palabras, con la calma y diligencia que siempre había poseído. Una persona distante y cauta-¿Cómo has terminado así?-Suspiró-Aún no entiendo que quieres decir con eso de distinto.

-Por dejar atras un aspecto lleno de decepciones y de problemas... la oportunidad de una nueva vida.

-Umm-Aquello obtuvo el efecto contrario. ¿Lo decía por ella? La joven dejó a un lado la copa y juntó las manos, de forma melancólica-"Soy una decepción y un problema, siempre lo he sido"-Pensó-"Pero no pasa nada, aquí estoy bien..."-Se mordió el labio inferior-Lamento mucho lo de Envy-No, no lo lamentaba, al menos no del todo, aunque supuso, que Noligma se refería a eso.

Noligma le dio la impresión de que Elsa estaba ofuscada por algo, intento hacer caso omiso a la burla sobre su inteligencia.

pero finalmente menciono a envy
-¿Ya estamos con eso? ¡olvídalo! era una maldita mascota! y una muy peligrosa y desobediente, todo sea dicho.
noligma parecía enfadarle que elsa aun se lo tomara enserio
-esa serpiente se lo busco, tarde o temprano habría acabado igual... ademas tengo 7 mascotas ¡7! por que seme pierdan 2 no me voy a hundir...7.... ¿por que tengo 7?

noligma entro dentro de su extraño pensamiento unos segundos antes de agitar la cabeza
-bueno... el caso elsa, es que precisamente quiero quitarme muchas cosas de encima, mascotas muertas, insultos, y ofensas, siento que en cierta manera, estamos juntos, pero que esas cosas nos están separando... y no quiero que ocurra, por eso voy a cambiar... y a dejar de esconderme, tras un aspecto exótico, detrás de las mascotas o de estúpidos guardias que no hacen nada.

lo dejaría todo atrás... ¿por ella? incluso su humanidad.
pero como aquello creo un incomodo silencio Noligma cogió entonces una fresa y la hunto en "granizado de nata" y se la tendió
-anda prueba ¡veras que rico!

La reina resopló con escepticismo, pues no estaba de acuerdo. No podía decir que lamentase en absoluto lo que había sucedido con Envy, pues era cierto que se lo merecía. Aun así, ahora sólo podía albergar cierta indiferencia, pues Elsa tampoco era muy dada a odiar, no en vano era una persona fría. Sin embargo era el quien le preocupaba y le costaba asimilar tamaña indiferencia por su pérdida y el trato despectivo hacia la misma, como si fuese irrelevante, ¿Acaso le había dado igual también el lobo?

Le costaba concebir semejante concepto, ¿Acaso se estaba volviendo insensible conforme perdía a sus mascotas, es decir, partes de sí mismo?

No lo creía en absoluto, pero guardó silencio, pensando en la conversación que mantuvo en su día con Master acerca de las mascotas y la vinculación trascendental que albergaban. Eso la preocupaba, básicamente porque su metodismo chocaba con ese tipo de hechicerías, no obstante ella no tenía ni idea sobre magia, aun empezando a descubrir sus poderes. Aun así, Marshmallow era importante para ella, no en vano lo había creado y no permanecería indiferente si sufría daños. Se masajeó la frente, estresada. ¿No estaba asustado? Tal vez lo ignoraba, o tal vez pensaba que podría preocuparla si hablaba más de la cuenta.

Y ella que pensaba que se lo reprocharía...

-Bueno... el caso Elsa, es que precisamente quiero quitarme muchas cosas de encima, mascotas muertas, insultos, y ofensas, siento que en cierta manera, estamos juntos, pero que esas cosas nos están separando... y no quiero que ocurra, por eso voy a cambiar... y a dejar de esconderme, tras un aspecto exótico, detrás de las mascotas o de estúpidos guardias que no hacen nada.

-¿Qué?-Preguntó. Estaba ligeramente ruborizada, pero también alarmada. Su mundo había cambiado de un día para otro y no había tenido tiempo de asimilarlo. Temía ceder a los impulsos, por lo que se encogió hacia atrás.

No lo comprendía, Noligma era un enigma andante. Sentía como si estuviese intentando descifrar una historia a la cual habían arrancado una página importante, o dos... O varias. Meneó la cabeza, respirando con algo de cansancio. Igual era la falta de sueño o el exceso de información que saturaba su mente, un cúmulo de todo y nada en general, o tal vez un daño colateral de estar sola toda su vida. Arrugó los dedos en torno al regazo de la falda, visiblemente turbada. Notaba el agobio alojado en su pecho, aunque aparentemente no encontraba motivos para hallarse indispuesta. Bajo sus dedos empezó a aparecer una fina capa de escarcha y fractales de hielo. Hacía frío porque tenia miedo, y se sentía muy vulnerable, a punto de entrar en otra crisis de ansiedad.

-Lo siento, estoy confusa...-Trató de recuperar una compostura indiferente, pero la voz le temblaba-¿Y qué fue de lo de ayer? ¿Por qué...?¿Que era...? ¿Que es lo que hacías fuera en mitad de la tormenta? ¿Por qué no entraste directamente?-Agitó las manos delante de su rostro.

-Anda prueba ¡Veras que rico!-Dijo el mientras le tendía uno de los frutos rojos. De pronto Elsa se dio cuenta de que había perdido el apetito y de que estaba muy mareada. No era buena idea beber con el estómago vacío. Sin embargo debía obligarse a comer o terminaría enfermando.

Sostuvo la fresa entre sus dedos, notando el incomodo cosquilleo en la base del vientre, seguido de un dolor agudo. Le dio un mordisco y apenas sintió la temperatura de la nata, notando la comida caer por su garganta como si estuviese afilada.

-Gracias-Comentó pausadamente, soltando un hondo suspiro. En realidad le daba vergüenza comer delante de un chico, de una forma tan informal. Se frotó las manos, algo inquieta por el silencio incómodo, y volvió a crear un vaso, en un intento por romper la tensión que sentía en sí misma-¿Chocolate?

el brujo sintió un repeluzno al ver el hielo crecer por si mismo, y su instinto le instigo a atacar al origen de esa magia, no obstante no lo escucho, elsa no intentaba atacarle, solo estaba confusa, tenia miedo de Noligma, aunque no sabia la razón.
el miedo a veces es ilógico.
Noligma enarco una ceja extrañado cuando ella le ofreció un baso de hielo y le pidió chocolate

Cogió el petate caliente con su delicioso liquido y miro el delicado baso de hielo.
¿Y si el y Elsa, eran como el chocolate caliente y un baso de hielo? si lo vertía y llenaba el baso, podían pasar 3 cosas.
que el chocolate derritiera el baso y se precipitara al vacio que lo destrozaría todo.
¿Y si intentar que esto funcionara rompía a Elsa? ella era delicada, fría cerrada, el sabia que era mejor por dentro, pero forzarla a abrirse no funcionaba, si seguía haciéndolo podría derretirla y nunca se lo perdonaría.
También podía pasar que el chocolate se congelara, ciertamente esa opción parecía la mejor ¿pero seria capaz? podría congelar su temperamento, enfriar sus manías y ser alguien totalmente diferente.
No lo sabia, ya bastante miedo le daba cambiar por su locura ¿y si el chocolate caliente se muere para formar un duro chocolate que a nadie le gusta? Elsa preferiría ese nuevo chocolate duro e in bebible? y si era asi, no seria condenarlos a los dos a una existencia solitaria y escondidos en la mas oscura de las soledades....
"nos tendríamos el uno al otro... ¿no debería bastar?"

por ultimo estaba la menos probable, que el chocolate se enfriara y el hielo se derritiera, pero llegasen a un punto medio...
ambos cambiaríamos, ella se calentaría y yo me enfriaría, no tendríamos que estar solos, podríamos ser felices...
al borde del abismo, presionados constantemente por un posible cambio que podría dar a cualquiera de las otras dos.
eso es sano? ¿vivir presionado ante la posibilidad de perderse? con miedo de derretirla o de congelarse?
¿No seria... que el chocolate caliente y los vasos de hielo... son incompatibles?

Noligma tenia alzado la fuente de chocolate caliente, a medio camino del vaso de elsa, cuando estos pensamientos frenaron su avance, y a noligma le empezó a temblar el pulso ¿que hacia? ¿lo vertía o no? ¿podría ser o no?
podría tener la felicidad a su alcance, un futuro mejor y mas brillante y perder lo por no tomar la decisión, podría no poner el chocolate y que lo lamentara el resto de sus vidas, o podría echarlo y perder lo de todos modos ¡¿que podía hacer?! que iba a hacer...

Noligma temblaba y miraba nervioso la jarra que sostenía y el baso de elsa... no parecía capaz de tomar una decisión, estaba en un colapso emocional que parecía a punto de colmarlo.

-no se que hacer... ¿se derretirá? ¿se congelara? debo o no debo?.... yo quiero... ¿pero y si así esta mejor? ¿y si así sufres menos?
la alegría de elsa era mas importante para el que su propia felicidad, pero parecía que escogiera lo que escogiera elsa saldría siempre mal parada...
Parecía que noligma necesitaba un empujón

La reina observó la vacilación del brujo con cierto temor, mientras el miedo de volver a presenciar una crisis como la de la noche anterior empezaba a acrecentarse a pasos agigantados, creando en su pecho una honda sensación de desasosiego e incertidumbre. ¿Y si verdaderamente necesitaba la medicina? ¿Y si no dársela podía ser el detonante de otro episodio perturbador? Empezaba a sentir la atenazante culpabilidad, entrelazándose en un abrazo silencioso con una conducta de lo más ansiosa. ¿Quién era ella para negársela?

Mas no había símbolos extraños sobre la frente despejada de Noligma, pero aún así, Elsa no podía sentirse tranquila. Temblaba... ¿Y si en realidad si que le había ocasionado algún tipo de hipotermia al tratar de bajarle la fiebre? Era doloroso tener que ser consciente de los propios errores y ver como los demás acababan pagando por ellos. Ahora, para colmo, él estaba empezando a divagar. Elsa se miró sus propias manos como si fuesen el instrumento del mal, y contuvo un espasmo que preludiaba el llano. Debía seguir mostrando temple, cada vez que se ponía nerviosa terminaban sucediendo cosas terribles. El problema era que siempre que estaba cerca de Noligma se ponía nerviosa.

-¿Estás bien?-Saltaba a la vista que esa pregunta era de lo más estúpida-El chocolate no me hará daño-Respondió con torpeza, sin saber muy bien que era lo que el quería decir. En un acto puramente vacilante, la chica agarró su muñeca con los dedos, notando la temperatura bajo estos, y lo forzó a girar el recipiente, haciendo que el chocolate caliente cayese sobre el vaso. El líquido provocó que el el hielo emitiese un siseo furioso, mientras volutas de vapor ascendían creando sinuosas curvas, junto con el delicioso aroma del cacao, que pellizcaba las mejillas de Elsa desde el interior. Se apresuró a soltarlo avergonzada, llevándose el vaso, ahora húmedo, a los labios, y dejando que el chocolate, cuya espesura había aumentado considerablemente debido al brusco descenso de la temperatura, bajase lentamente por su garganta. Había añorado esa sensación tan placentera, y por un momento se sintió transportada a su habitación de palacio, frente a la chimenea, mientras la tormenta golpeaba sin piedad los ventanales y ella se sentía más segura-¿Ves?-Dijo, después de permitirse el volver a la realidad. Sólo después de eso, tubo el terrible pensamiento de que tal vez la bebida estuviese envenenada. Se llevó disimuladamente una mano al cuello, pero desechó ese absurdo de inmediato-Está bien-Le tendió tímidamente el vaso-Toma, bebe antes de que se derrita del todo.

Noligma estaba rojo, el leve contacto con Elsa le había devuelto a la realidad, y mucho mas efectivamente que cualquier bebida apestosa y sulfurosa.
Elsa era como una medicina? o simplemente le había sorprendido? eran incógnitas sorprendentes, tal vez la locura no fuera para tanto... o simplemente había tenido suerte.

En cualquier caso estaba rojo como un tomate por que elsa le había tocado ¡ella nunca tocaba a nadie? ¡el era especial para ella!

como un automata obedeció su orden con la cabeza en las nubes, cogió el baso que le tendió elsa y se bebió el chocolate.. y se comió el baso helado.

-no hay nada mas rico que el chocolate con hielo...nada compagina mejor ¿no crees? es como... una super unión de sabores.

Noligma estaba como en una nube, todo era perfecto y tenia un aura de fantasía que hacia verlo todo con buenos ojos.

-y ... ¡de que podemos hablar? ¿haces algo nuevo en tu vida? haces esculturas? o diseñas trajes? digo que con algo mataras el tiempo por aquí.

y mientras esperaba una respuesta cogió una fresa y la unto en nata y se la comió con gesto serio de un gourmet que sabe de comida de calidad.

-hum... la nata esta helada, a lo mejor con chocolate están mejor
Noligma cogio el bol de los dulces que estaba vacio (de su comilona al levantarse) y vertió algo de chocolate

-te apuntas?... si no creo que también hay panecillos

Juntó las manos, sintiendo un cosquilleo en la parte de su piel que había mantenido aquel leve contacto, y lo acercó con disimulo a su pecho. Después, apartó de forma distraída un mechón de color platino, buscando desesperadamente algo con lo que mantenerse entretenida antes de que fuese demasiado evidente que estaba nerviosa. Y ya se sabía lo que pasaba en esas situaciones.

El crujir del vaso atrapó de nuevo su atención para ver como los últimos restos de este desaparecían tras los labios del brujo, junto con el resto del chocolate que este había contenido. Sin poder evitarlo, contuvo una sonrisa con las yemas de los dedos.

-Supongo, nunca lo he probado-Concedió, alisando una arruga que se había formado en su falda azulada, entreteniéndose en ella mientras hacía tiempo, como si fuese lo más interesante del mundo-N-no, bueno, yo no hago nada...-Admitió algo compungida.

Si tan sólo se hubiese llevado un libro consigo. Los primeros días habían supuesto toda una grata novedad que le permitía descubrirse a sí misma y experimentar con aquel torrente de poder que llevaba reprimido tanto tiempo, y que ahora flotaba en el aire como si siempre hubiese estado ahí. Pero la realidad de los días venideros había caido sobre Elsa como un jarro de agua fría, o caliente, según se mire. Sin clases no había distracciones, y sin distracciones la joven tenía demasiado tiempo para pensar y darse cuenta del inmenso vacío que la rodeaba. Los ecos de sus propias pisadas no eran suficientes para tranquilizarla. Estaba incompleta, le faltaba algo pero no sabía que... Y a raíz de ahí habían surgido las pesadillas. Se percató de que empezaba a respirar más rápido de lo debido, y se frotó los hombros con las manos.

-Me entretengo como puedo-Dijo-No se está tan mal-Elsa esbozó aquella sonrisa falsa que solía dirigir a los nobles cada vez que pretendía eludir una pregunta, y volvió a mirarse las rodillas, cubriéndolas con la tela de la falda.

Empezaba a sentir como el corazón bombeaba con fuerza dentro de su pecho y de pronto le daba vergüenza apartar los ojos de sus manos, como si pudiese dejarse en evidencia. Aunque quería sentirse tranquila, no era capaz de conseguirlo. Casi se estaba olvidando por completo de lo mal que lo había pasado la noche antes, como si la situación actual compensase el mal rato.

-"Ojalá siempre fuese así"-Pensó, en el ambiente de calma que se respiraba. Meneó la cabeza, consciente de que le hablaba y la ladeó para mirarle, algo abochornada, sintiendo cierto calor en sus mejillas-D-de acuerdo-Era... Bueno, era todo tan informal que la hacía sentirse rara. Tomó una de las fresas y la hundió en el chocolate hasta que sus dedos se mancharon, y la mordió, agradeciendo esta vez el aroma embriagador del cacao, que se mezclaba dentro de su boca con el dulzor de la fruta roja-"¿Y ahora que?"-Pensaba, retorciéndose la punta de la trenza entre los dedos-Lo siento, soy una conversadora nefasta.

Noligma suspiro embargado por la preocupación era mas lo que elsa no decía de lo que el podía percibir.
no sabría decir por que, pero creía entenderla, tal vez paso por una fase como ella antes de volverse... loco.
no obstante hay estaba lo percibia, no sabia como ni por que solo sabia...
elsa no comía
elsa no se divertida
elsa tenia miedo
elsa ya no recuerda como sonreír de verdad
elsa se alejaba de todos
elsa lloraba en silencio
elsa ya no sabe cual es su verdadero yo.
elsa estaba perdida en si misma.

si continuaba así, elsa también contraería La locura.

Entonces Noligma se le ocurrió una idea, el podía sacarla de eso.

-bueno ... pues... ¡¿que tal si tu me preguntas?!

estaba claro que elsa no se iba a abrir, no le contaría sus problemas ni rompería la superficie del hielo...
pero al hielo no hay que romperlo sino derretirlo, por muy lento que sea el proceso.

-vamos! seguro que tienes muchas preguntas sobre mi, pregunta y asi yo hablo, ganamos los dos.

Noligma dio un largo trago al vino y vació la 2º copa, seria mejor que agilizo la lengua.

Jugueteó con sus pulgares, y apartó un mechón platino para mantenerse ocupada, preguntándose si acaso no estaría aburriendo al brujo. No había nada con lo que llenar el silencio incómodo que se apoderaba de la sala, lo cual empezaba a sumirla en un estado de melancolía.

¿Por qué tenían que ser las cosas así? Se sentía violenta, rara y sumamente vulnerable, incapaz de mantener una conversación fluida. Al final, al timidez seguía venciendo, como un pilar clave en su carácter, por mucho que se afanase en soltarse el cabello y vestir con ropas con las que trataba de desinhibirse. Elsa siempre sería Elsa, retraída y asustadiza: Una cobarde en toda regla.

-¿P-podría pedirte un favor?-Se oyó preguntar de pronto. De inmediato se arrepintió de haberse atrevido a formular semejante petición, ¿Quién era ella para exigir nada? No tenía derecho, sin embargo se sentía demasiado sola y aislada. Su propia voz parecía hablar desde la distancia-Es igual...-Se apresuró a decir.

Tomó otra fresa, con toda la intención de mantener la lengua en su sitio y no volver a decir alguna tontería, cuando oyó la sugerencia de Noligma.

-Bueno ... pues... ¡¿que tal si tu me preguntas?!vamos! seguro que tienes muchas preguntas sobre mi, pregunta y asi yo hablo, ganamos los dos.-La reina alzó la mirada, vacilante, y volvió a agacharla antes incluso de que el pudiese darse cuenta.

-"¿Pero qué diantres me pasa?"-Tomó uno de los extremos de su trenza y comenzó a juguetear con él entre sus dedos, colocando distraidamente estrellas sobre el, mientras rememoraba mentalmente todas aquellas preguntas que alguna vez habían acudido a su mente.

La verdad era que tenía muchas... Tal vez demasiadas. Quería preguntarle por qué había tardado tanto, qué era aquella bebida que olía a huevos podridos. También quería preguntarle sobre algunas cosas que había dicho Master, sobre el susodicho Mundo Real, sobre su vinculación a sus mascotas. Suspiró y soltó la trenza, consciente de que las interrogantes que se acumulaban en su cabeza eran tan numerosas que posiblemente él se negase a responderlas. En cualquier caso, supuso que tal vez no eran cosas que el estuviese dispuesto a contarle. Volvió a clavar en él sus ojos azules y se armó de valor.

-¿C-cuál es tu verdadero aspecto?-Sentía cierto calor en las mejillas, y se mordió por dentro la lengua, sintiendo el sabor de su propia sangre para recordarse que no debía ser indiscreta.

Aquella pregunta le hizo pestañear
(pensaba que me preguntaría como me mantengo así de guapo)
Noligma carraspeo y se masajeo la garganta, se notaba que era una pregunta incomoda.
-bueno... es una pregunta difícil, yo mismo no recuerdo mucho de como era...

Noligma suspiro y finalmente relato la historia de su vida.

-para que puedas entenderlo debo recordarte quien era mi madre... Malefica, la gran bruja malvada... quien embrujo a un reino entero.

noligma cogió la botella de vino y relleno su copa con el liquido carnesi.

-demasiados enemigos se gano, por ello fue necesario cambiarnos el aspecto

noligma hizo memoria atrás
-he sido un niño con muchos colores de pelo, incluso el blanco, así que es normal que no me importe llevar el pelo multicolor a veces... aunque sostengo que tengo el pelo negro.
Noligma bebió un poco del vino como si lo catara a pesar de ya era su 3º copa.
-y... bueno... supongo que tengo cuernos...
Ya esta lo había dicho, ahora solo esperaba ver la cara de elsa sorprendida repugnada y alejándose de el.
Y menos mal que hablaban del aspecto humano.

-Bueno... es una pregunta difícil, yo mismo no recuerdo mucho de como era...

Entrelazó los dedos hasta dejar un hueco entre sus manos, percatándose de que acababa de aventurarse en un tema de lo más delicado.

-Para que puedas entenderlo debo recordarte quien era mi madre... Malefica, la gran bruja malvada... quien embrujo a un reino entero.

-Lo sé-Contestó. No necesitaba que se lo dijese, ya lo sabía. Cuando echaba la vista atrás y recordaba la primera vez que se vieron en el bosque, entre otras cosas, las palabras acerca de aquella bruja le producían inquietud. ¿Quién obliga a su propio hijo a matar? Le costaba imaginar a aquel niño perdido y confuso, esclavo de sus actos.

Miró a Noligma, preguntándose si ese aspecto pretendía esconder algo más que su físico. Tal vez una infancia cargada de negligencias lo hacían refugiarse de ese modo, tras una coraza de enigma. Elsa también había sufrido la inexperiencia de sus padres, aunque no era lo mismo. Ese abismo enorme que la separaba del resto, empezó a apretar su pecho con saña. No quería estar maldita.

-Demasiados enemigos se gano, por ello fue necesario cambiarnos el aspecto.

-"No me extraña"-Ni una palabra salió de su garganta, a pesar de que seguía sin entenderlo. El por qué murió en sus labios.

-He sido un niño con muchos colores de pelo, incluso el blanco, así que es normal que no me importe llevar el pelo multicolor a veces... aunque sostengo que tengo el pelo negro.

Su mente empezó a funcionar rápidamente, como si recordase algo... Elsa frunció el ceño, frustrada, al sentir que no era capaz de retener la información.

-Y... bueno... supongo que tengo cuernos...

-¿Cuernos?-Preguntó, atónita, sacudiendo la cabeza y frunciendo el ceño. ¿Le estaría tomando el pelo? Noligma había demostrado tener un sentido del humor un tanto... raro, durante los anteriores encuentros, ¿Por qué esta vez sería distinto?-¿Disculpa? Lo lamento, estoy un poco confusa-Pero no hubo ninguna risa o gesto que demostrase que se burlaba de ella. La joven reina hizo un mohín. Esa frustración de sentirse reprimido por lo que se era, la conocía bien, ¿Cuan diferente era que se mostraba reacio? Elsa sentía fluir un mar de sensaciones contradictorias. ¿Acaso no se veía reflejada? Tal vez ella hubiese sido distinta si no hubiese tenido que esconder sus poderes. Tal vez, él hubiese sido diferente, si hubiese tenido unos padres que lo quisieran-De todos modos... Eso no importa-Dijo al fin, un tanto vacilante. Con las manos, dejó que la energía fluyese mientras las partículas a su alrededor empezaban a congelarse de forma paulatina, creando formas geométricas que culminaron en un mango estrellado, coronado por una superficie pulida que reflejaba la luz. Serena, acercó su mano a la del brujo y le arrebató con suavidad la copa, pues ya había bebido suficiente por esa velada. Con un ligero temblor, abrió sus palmas, sintiendolas cálidas en contraste contra su piel fría, aliviada de que la fiebre se hubiera mitigado, y colocó el espejo en ellas-Enseñamelo-Pidió amablemente-"Si quieres"-Agregó para si.

-¿cuernops?... ¿Disculpa? Lo lamento, estoy un poco confusa

Noligma se mordió el labio nervioso
Elsa parecía algo alertada por sus forma física real, y eso lo ponía muy nervioso, y nervioso era un pelin mas dramático
¡No era su culpa que viniera de una familia de cornudos!

-De todos modos... Eso no importa

Noligma pestañeo mientras miraba desconcertado a Elsa

-enseñamelo

Noligma trago saliva sonoramente mientras cogía el espejo.

ni el estaba muy seguro de como romper el hechizo que lo retenía en su forma, según máster "debes abandonar tu humanidad" pero el no podía hacer eso allí, no con Elsa...ella lo volvía ...humano...

fue entonces cuando ella separo los dedos de el cuando comprendió que elsa quería que se lo mostrase en el espejo.
una pena le habría encantando aletargar ese tibio contacto que le revolvía las entrañas... era una sensación extraña, como tener cuervos en el estomago, si ya he dicho que era extraña.

Noligma se concentro en el espejo y creo una imagen de lo que se suponía que seria, pero el no podía verse, el no podía ver como era en realidad o la magia se rompería.

-si soy feo... no me lo digas...

la magia empezó a surtir efecto mientras el espejo ilumino una imagen nítida de alguien sonriente, una sonrisa languina, pelo oscuro como las alas de un cuervo y embutido en alguna especie de traje raro.

reflejo en el espejo:

por su parte Noligma solo podía ver el rostro de Elsa muy cerca del suyo y empezó a sentir un mayor aleteo en sus tripas, y casi sin querer fue acercando mas y mas... acercándose a Elsa... su cabello blanquecino, a su rostro perfecto... sus labios tibios y carnosos.. sin saber que esperaba en ellos.
Un instinto tan básico que no recordaba de donde procedía le impulsaba hacia ella... el instinto de amar.

Elsa volvió a atraer insegura el espejo hacia sí misma, dirigiendo hacia Noligma una última mirada por el rabillo del ojo. Mentiría si dijese que no estaba nerviosa, pues sus dedos traicioneros habían empezado a temblar de forma visible. Temía dejar caer la pieza de cristal y romper el “hechizo” de silencio que acababa de formarse entre ambos; pero tampoco quería que se notase que se sentía turbada. No sabía que iba a encontrarse reflejado en la superficie pulida del espejo, ni tampoco que era lo que esperaba ver en su interior. Recelosa, como si tratase de retrasar lo inevitable, empezó a recorrer con los ojos las terminaciones geométricas del marco, hasta que finalmente apareció frente a sí. Sus pupilas se contrajeron por la sorpresa. Como si no lo hubiese esperado pero a la vez sí. Resultaba confuso, distinto a la par que igual de la silueta que permanecía a su lado, como si tuviese cosas en común que a primera vista no eran visibles. Sonrió, depositando el espejo sobre su regazo, para después retorcer sus dedos con bastante nerviosismo.

-N-no estás tan mal-Se hubiese golpeado la frente de haber podido, ¿Qué clase de respuesta era aquella? Sin duda ahora pensaría que era idiota de remate. Haciendo acopio de todas sus fuerzas, trató de volver a fingir una normalidad que se escurría a una velocidad de vértigo, respirando hondo y sintiendo como su pecho se removía inquieto. Percibía movimiento a su lado, de forma que sentía vibrar su propio cuerpo. Noligma se acercaba hasta ella, y ella se sentía clavada en el sitio, sin hallar un modo de reaccionar adecuado. Una sensación de vértigo empezaba a anidarse en la base de su estómago, mientras se daba cuenta de que no estaba haciendo nada para impedir que invadiesen su espacio vital. Tragó saliva y lo miró fugazmente a los ojos, para después volver a concentrarse en el espejo, rehuyéndola avergonzada. Empezaba a pensar que era inútil resistirse.

Noligma apenas escucho su opinión sobre su aspecto real.

Los ojos celestes de Elsa lo habian mirado un segundo, y con ello lo había terminado de hechizar el corazon del brujo, que solo había conocido la oscuridad. Sus ojos eran ventanas de un corazon puro de luz, aunque atormentado por sus inseguridades.
Noligma le habría gustao disiparlas, pero no podía... aunque esperaba distraerla de esas penalidades.
Ella aparto la mirada rompiendo el hechizo, pero no su efecto.
Finalmente Noligma alzo una mano y aparto un blanquesino fleco para ver mejor esos ojos puros.

-Entonces... soy guapo?

Noligma no la dejo responder, pues con la misma mano hizo contacto con su barbilla, alzandola para impedir que siguiera ocultando tan bello rostro bajo sus hombros.
Noligma hacerco su rostro al suyo, antes de inclinarlo para que sus labios pydieran encontrarse, en lo que parecía un momento eterno en el que nunca se encontrarian.
Mientras se aproximaban entre ellos una extraña esfera entro en la habitanción como una pompa de jabon, pero de brillo y reflejos inusualmente nitidos, que refkejaban otra escena que no estaba en ese lugar.

Elsa bajó la mirada y acarició de nuevo el canto del espejo, fingiendo estar distraída, depositándolo con cuidado encima de la roca al observarse reflejada en el mismo. Muy a menudo se preguntaba si lo que veía ahora se correspondía con la realidad o era simplemente una excusa para sentirse mejor consigo misma, ¿Qué diferencia había entre la Elsa que vivía encerrada en Arendelle y la que ahora volvía a recluirse en una jaula de cristal? Entrelazó los dedos mientras hacía un mohín abrumado, suspirando hondamente con cansancio.

Se apartó la vista fija de sus manos, las cuales retorcía con vehemencia, cuando notó como los dedos del brujo la obligaban a hacerlo. Sus ojos brillaban con melancolía pura, mientras sus iris trataban de mostrarse esquivos mirando hacia otro lado, sin éxito. El calor teñía de rosado sus mejillas en un contraste bastante evidente que ella trataba de disimular, alargando una mano para apartar un mechón rubio platino de su propio flequillo, sintiéndose de algún modo acorralada.

-Bueno, yo...-Trató de decir, bajando varios tonos su voz hasta que esta fue sólo un susurro, entrecerrando los párpados, consciente de que la cercanía era cada vez menor. Su mente funcionaba demasiado rápido, todo lo contrario que sus movimientos, que parecían lentos y pesados en comparación. ¿Y ahora qué? Lo sabía perfectamente, y el pensamiento le producía vértigo. Por un momento tuvo miedo de que aquello pudiese ser el desencadenante de algo peor ¿Y si le arrebataba sus poderes? Aún no había olvidado ese primer encuentro en el bosque, aunque ahora eran lejano y difuso como un sueño perdido en la memoria, pero sí que recordaba bien sus palabras. Notó como ella misma se revolvía, sin embargo no hizo nada para evitar ese acercamiento que pronto iba a sellarse de forma definitiva.

Ajena e inconsciente al efecto de la esfera plateada, justo cuando sus bocas se rozaron, notó como su cuerpo empezaba a volverse pesado. Sus párpados, cerrados, empezaban a tirar de ella hacia la más absoluta inconsciencia, que la reclamaba en el mundo de morfeo sin ningún tipo de excusa. Elsa se tambaleó un ápice mientras luchaba por mantenerse despierta, y caía sin remedio en un pozo oscuro...


Anna abrió los ojos de golpe. Por un momento temía haberse quedado dormida y que todo lo vivido fuese un sueño. Tal vez no se había encontrado con su hada madrina después de todo, y no había sueños que pudiese cumplir con aquel maravilloso regalo. Aún así, sus palabras retumbaban dentro de su mente como una advertencia silenciosa... Una advertencia que no podía ignorar de ninguna manera.

La humedad acariciaba sus labios cuando fue consciente de que había alguien delante de ella... Inocentemente, la princesa correspondió a aquel apasionado gesto, entrelazando sus comisuras. Tardó unos segundos cruciales en reaccionar, aún creyéndose dormida, hasta que se dio cuenta de que ese alguien la estaba besando y que ella estaba bien despierta... Su reacción fue brusca y poco meditada, empujando a aquel individuo con ambas manos para apartarlo de sí.

-¿Pero que crees que haces?-Chilló, poniéndose roja como un tomate y llevándose las manos a la cara. ¡Cielo santo! ¡Su primer beso! ¡Ese tipo se lo había robado con total impunidad! Su piel adquirió un tono más bermellón, mientras se llevaba las manos al busto para cubrirse, muy a pesar de estar vestida-¿N-no me habrás dejado embarazada, verdad?-Su madre les había dicho, cuando eran pequeñas, que bastaba con un simple beso para que las chicas quedasen encinta. Obviamente Anna no se había caído de ningún guindo, pero no había logrado ubicarse. Un momento... Bien pensado, igual no había intenciones deshonestas detrás de aquel beso. ¡Igual su hada madrina la había maldecido! Si, y desde luego, ese joven la había despertado de esa forma.

Anna bajó la vista para contemplar lo que parecía ser un corpiño plagado de pedrería, palpando sus senos, convencida de que habían crecido desde la última vez, y volvió a mirar al joven. Era moreno, de pelo desgreñado y ojos felinos. Exótico, como Hikari.

-¿Cómo he llegado hasta aquí...?-Preguntó, mirando a su alrededor aturdida. Se encontraba en un habitáculo circular, en mitad de un extraño círculo de piedras. A sus pies, había un mantel con frutas de color rojo intenso, algo de nata y...¡Oh, chocolate! Anna contuvo el impulso de atiborrarse, a pesar de que su estómago reclamaba esos alimentos para sí. De pronto, en su análisis del terreno, observó las paredes de cristal, viendo un reflejo conocido en ellas. Era alta y rubia, aunque desde luego no lucía para nada como la última vez que la vio. Llevaba el cabello suelto, atado en una trenza que caía sobre su hombro izquierdo, y un vestido de color azul brillante-Elsa...-Susurró la pelirroja-¡Elsa!-Gritó, levantándose y corriendo hacia donde estaba su hermana, chocándose irremediable contra la pared cuando entró en contacto con ella, cayendo hacia detrás de forma poco femenina, con las manos sobre la nariz por el golpe-¡No!-Se incorporó y tocó la superficie, fría al tacto, observando como el reflejo imitaba sus propios movimientos. Unos movimientos en un cuerpo que no era el suyo. Anna se llevó las manos a las mejillas y después acarició la trenza de color pálido, mientras comprendía que su deseo acababa de cumplirse. Y tal y como dijo su hada madrina, no de la forma que ella deseaba.

Noligma finalmente unió sus labios con los suyos, pero fue algo raro, no fue tan... especial como se lo había imaginado.
Tal vez en un principio sintiera algo realmente mágico, pero al siguiente, era simplemente eso, un beso.
¡¿por que se quejaba?! tenia el beso de su amor que más podía pedir?
De repente ella lo separo
-¿Pero que crees que haces?
Noligma pestañeo sorprendido ante aquel grito de niña tanto que no respondio
-¿N-no me habrás dejado embarazada, verdad?
Noligma dejo de pestañear para abrir los ojos aun más
"¡¿pero si aun no me has dado la oportunidad?!"
Noligma solo pudo balbucear ininteligiblemente
-¿Cómo he llegado hasta aquí...?
Noligma se recompuso un poco como para responder sorprendido
-pero ... si tú...- de repente Elsa se lanza contra su reflejo chocando y rebotando de la pared- vives... aquí

Noligma por fin empezaba a atar cabos, su beso estaba maldito.
Noligma se aproximo a la dolorida Elsa y con los ojos lagrimosos. la abrazo como lo haría un ser querido, su voz quebrada traslucia un intenso dolor
-yo..lo siento... de veras lo siento... yo no sabia que te fuera a hacer daño... pensé que ... el hielo resistiría el chocolate caliente...
Noligma enterró el rostro en el hombro de Elsa para que nadie le viera derramar una única lagrima.
Empezaban a ser demasiadas únicas lagrimas, para alguien que se suponía que había superado el dolor emocional para siempre.

¿Ese era su deseo? Anna miró aturdida la imagen de Elsa, la suya propia ahora, y recordó la forma en la que había formulado sus anhelos. ¿Qué había hecho mal? Volvió a acariciar su rostro, de color pálido y enfermizo. El cabello también mostraba un tono mas claro. Y esa ropa... Elsa jamás se pondría un vestido que insinuase tanto su silueta, que marcaba las curvas de su cuerpo con total precisión detrás de cada pliegue. Con una mano, agarró la capa y la miró al trasluz, con los fractales de hielo dibujados en su superficie sedosa. Sintió un cuerpo cálido contra el suyo, y el cabello oscuro acariciando su omóplato.

-¿Hielo? ¿Chocolate caliente?-Anna miró el tentempié pero hizo el intento de ignorar el hambre que tenía. El chocolate humeaba un poco, y había hielo por doquier.

No sabía cuando, pero los copos habían empezado a caer ¿Nevando en una cueva?

La había cogido por sorpresa, tanto que frunció el ceño, cuando uno de los fractales cayó sobre su nariz sin llegar a derretirse. Esbozó una sonrisa casi comprensiva.

Observó su reflejo, ambos abrazados en el espejo. Se veía lejana y difusa, igualmente asustada pero inmutable como una roca. Tal vez alucinaba de nuevo, como cuando llego al montaña prohibida. Nadie podía asegurarle que eso era real, pero de algún modo sentía que sí. ¿De verdad veía ahora a su hermana o a sí misma? ¿Ese era el lugar donde ahora se encontraba? Tal vez es que Elsa ahora tenía otro mundo. Sintió una honda punzada de celos al creerse excluida, sin embargo aquel gesto efusivo la hizo sentir culpable.

-No me has hecho daño-Dijo insegura, acariciando su cabello oscuro de manera tranquilizadora. Nunca nadie le había dado animos... Lejanas palabras de cortesía que no servían para reconfortarla, pero Anna nunca negaría eso a nadie-Tu...-Rememorando los hechos, seguía sin poder atar bien los cabos-Me has ¿Salvado?

Noligma no solia abandonarse a sentimientos tristes por lo que se recupero ante su pregunta.
-Salvarte...?
¡¿Se referiria a su primer encuentro?! ¡Estaba recordando!
Noligma estaba feliz y la abrazo con fuerza mientras decia haciendose el chulito.
-bueno, no fue nada, mi vida tambien corria peligro.... y ya que te iba a alejar de tu familia y de tu ciudad para no volver a verlos jamas... consideralo un empate.
Noligma sonrio creyendo que decia lo idoneo, ademas de intentar hacerle recordar cosas.
Pero no sabia que en realidad se metia en aguas lodosas.

-Sí, salvarme-Dijo tiernamente, sin dejar de hundir los dedos en su pelo de ébano. Anna sonrió, y pensó fugazmente en lo rara que debía quedar esa mueca en los labios de su hermana, que parecían haber olvidado hacía ya bastante tiempo como se hacía. Volviendo a su acompañante, la princesa de Arendelle estaba completamente convencida de que su hada madrina la había maldecido a algún tipo de inconsciencia, y el beso extraño de ese joven la había traido de vuelta a la realidad. Aunque no de la forma que ella pretendía. Bajó la mirada, concentrándose en ese vestido azul que tan poco dejaba a la imaginación, pegandose tanto a su cuerpo. Empezó a juguetear con la capa, concentrándose en los fractales que se dibujaban a lo largo de esta. Su miedo desaparecía poco a poco, como fuese, lograría solucionar aquel problema lo antes posible-Tu beso...-Comenzó a decir, ruborizada. Le daba verguenza reconocerlo, así que decidió que no tocaría el tema más de lo necesario, para que no pensase mal de ella. La silueta seguía distorsionada en el espejo de hielo-Es decir, yo me he...

Se calló de pronto.

-¿Alejarme de mi familia?-Repitió, apartando su mano para darse la vuelta y mirarlo directamente a sus ojos felinos. No, es no encajaba. Anna lo miró de arriba abajo, sin comprender, notando de nuevo una leve cellisca a su alrededor. ¿Por qué diantres tenía que nevar en ese momento?-¿De mi ciudad?-Alzó la voz, mirándolo con ira-¿PARA NO VERLOS JAMÁS?-Su tono ya rozaba la estridencia, mientras empujaba con fuerza el pecho de su desconocido salvador, que había resultado no ser tal. Si era una declaración de amor, desde luego, era de lo más extraña. Y ella que siempre había pensado que vendrían a pedir su mano montado a lomos de un brioso corcel blanco y portando una reluciente armadura-Un momento...-La princesa lo agarró por la pechera y empezó a zarandearlo, sin darse cuenta que donde sus manos ejercían la fuerza la ropa de este empezaba a congelarse-¿Por qué ibas a hacer eso?-Ahora se sentía confusa, sin embargo no lo soltó-¡Habla ahora mismo o... Te enseñaré que no debes meterte conmigo!

Yer noligma sonrio cuando oyo lo del beso, fue raro pero un beso tierno, un recuerdo tierno... en el torbellino oscuro que era su vida.
Pero elsa de repente se puso a gritarle.
Nadie le habia gritado asi, tal vez, elsa... pero, Elsa nunca le había tocado, y menos por su voluntad.
Asi que cuando aquella mujer le agarro con violencia Noligms reacciono violentamente, o mas bien lo intento.
Intento agarrarle las manos para apartarla, y abria apretado , pero al hacerlo un intenso dolor le subio por las manos.
-Aaaarrrrrg!!! Pero que haces?!!

Noligma estaba acostumbrado a ser inmune al poder de Elsa.
Ver como en sus manos se extendia la escarcha fue atertador.
Noligma había olvidado lo cerca que había estado de la muerte. No estaba en su mejor forma... Elsa podria matarlo con su trifulca.
-Para!! Antes de que sea tarde...

La princesa de Arendelle empezó a zarandearlo, cuando sus gritos mitigaron la furia momentáneamente, para hacerla mirar a sus manos, de las cuales empezaba a manar un torrente blanco azulado que impregnaba las prendas del desconocido.

-¡Ah!-Gritó Anna, asustada, cayendo hacia atrás sobre su propio trasero, mientras miraba con una mezcla de incredulidad y asombro lo que acababa de hacer-¡Y-yo lo siento!-Logró articular, en un fútil intento por asimilar lo que acababa de presenciar. Miró la escarcha que cubría sus prendas, y a continuación sus manos de forma alternativa. En realidad no lo lamentaba en absoluto, sin embargo el calor del momento había movido su lengua casi en un acto reflejo. Acercó sus dedos a la altura de sus ojos, con expresión indescifrable reflejada en sus cejas finas, como si las viese por primera vez. De nuevo, volvió a clavar sus orbes sobre el extravagante individuo, como si el tuviese la respuesta y no pensase decírsela-¿Cómo...? Ummm.

Atrapó sus dedos con la palma abierta de su diestra, mientras su mente empezaba a funcionar todo lo deprisa que podía, poco acostumbrada a exigir explicaciones a algo que creía que no tenía respuesta. Pero estaba ahí, como una bestia dormida. En un acto que aquel cuerpo reconocía como habitual, Anna alargó la mano y dejó que, lentamente, el torrente de magia brotase a través de sus poros, condensandose en las yemas hasta salir, condensándose en forma de perfectos fractales de hielo, que danzaban sobre su palma antes de caer y derretirse. Una chispa atrajo recuerdos que ya había olvidado, aquellas interminables tardes jugando en el jardín con la blanca nieve que caía durante el invierno, mientras ambas construían juntas un muñeco de nieve. El rostro de Elsa reflejaba la creciente confusión de Anna.

-¿Por esto...?-Empezó a decir, ¿Por eso la había esquivado durante trece años?

Anna volvió a dejar escapar una ráfaga, tranquila y liviana, que dibujaba espirales al mitigarse y elevarse sobre sus cabezas, arrancando una cálida sonrisa de su rostro. Parecía tan natural que no tenía problemas en amoldarse a ese nuevo descubrimiento como si formase parte de su cuerpo, a pesar de no ser así, sosegando sus emociones hasta que e miedo desaparecía como un arrullo. Pero su mente seguía exigiendo respuestas, pues no lograba alcanzar a comprender las razones por las cuales ese motivo era suficiente para vivir tanto tiempo apartadas. Anna ya no temía nada, sin embargo tal vez ahí era donde radicaba la diferencia. Ahora, miraba a su salvador con renovado rencor, por pretender quitarle la única familia que le quedaba. Lo había reconocido, la había arrancado de su hogar y de su reino.

-¿Para qué?-Preguntó enfadada, apretando los puños-¿Por qué me has quitado a mi hermana? ¡Devuélvemela!-Lo apuntó con un dedo amenazante, combando sus cejas hasta adoptar una posición amenazante. Con el otro dorso, erigió casi sin darse cuenta un grueso muro que impedía el paso al moreno, por si acaso decidía escapar.

Noligma vio como Elsa usaba con total soltura, sus poderes con total soltura sin que este temblara o se descontrolara, ni siquiera parecía aterrada, sino ilusionada como si viera la magia como lo que es, algo mágico.

Allí fallaba algo y se había dado cuenta muy tarde.

-¿Para qué?¿Por qué me has quitado a mi hermana? ¡Devuélvemela!

Noligma estaba confuso, algo aterrado, pues no sabia si aguantaría un duelo de semejante magnitud.
Ademas estaban esas insidiosas preguntas sin sentido...
Noligma retrocedió hasta el muro de hielo, donde ser encogió y se tapo el rostro.
Mientras respiraba fuertemente y de repente se quedo completamente quieto

recuerdo fugaz:

Noligma inspiro profundamente mientras se echaba el pelo hacia atrás.
Un tercer ojo, había aparecido en su frente, mientras se echaba el pelo hacia atrás, y asomo una lengua bífida de su boca, como si palpara el ambiente.
Finalmente abrió sus oscuros ojos, pero ahora colorados en ambas rojizo, por el cual todo se veía tono sepia.

-No huelessss del todo a ella... ¡¿quien eressss?! y como ossssassss profanar lo que essss mio... ¡MIO!

Noligma se rasco impasiblemente las manos, la escarcha cayo arrancando consigo trozos de piel, pero debajo habían escamas negras en vez de carne.

-¡¡¡¿como osssasss llevarte lo que me pertenece?!!! Insulsa mocosa... ssssal de sssu mente, esss tan mía como el ressssto de tu hermana...

Noligma sonrió mostrando dientes afilados como cuchillas

-no... yo no robo nada... recojo los tesssoros que conquiste con fuego y ssssangre... me llevo a lassss vírgenes que me ofrecen ¡para proteger ssusss missserasss vidas!... ellasss no lesss importaban a nadie y esssso incluye a aquellasss que ssson rechazadasss por los ssssuyosss, tu hermana por ejemplo...

Siguio sonriendo a pesar de su respuesta

-dime una cosa...¿vez barrotesss?... ¿vez alguna jaula?... ¡no ssssera que ella me prefiere a mi? a essstar con una insssulsa como tu?.... ja! necia... Elssa esta por su propia voluntad, esss masss, essssta esss sssu nueva cassa... lejosss de la tonta de ssssu hermana

Dejo que poco a poco fueran calando las palabras en ella, y sintiera el frió que recorría su alma, aunque su cuerpo no lo sufriera.

-ademasss hacesss lasss preguntasss incorrectasss...antesss... deberiasss preguntarte quien sssoy yo.

El hombre retrocedió y Anna dio un paso al frente con ímpetu. Un lenguaje corporal tan atrevido y relajado se veía extraño en aquel cuerpo, haciendo latente que no era más que un disfraz que portaba, ya fuese involuntariamente o no. Pretendía acorralarlo y que le diese una explicación, sin embargo eso no fue lo que sucedió ni mucho menos, pues se torno violento. Un ojo apareció en su ahora frente despejada, mientras que con escalofriante indiferencia se deshacía del hielo que había impregnado en sus manos, mostrando bajo la piel quemaduras... No, las manos no estaban dañadas: Eran escamas de ónice, brillantes y oscuras.

Anna ahogó un grito, regalandole una mirada de desafío. Después de todo lo que había visto, eso ya ni siquiera le resultaba extraño. Si, estaba asustada, pero eso no la convertía en una cobarde. A veces, el amor hacia tus seres queridos, era un detonante necesario para desatar la valentía y obstinación. Y la princesa era obstinada por nacimiento. No iba a rendirse ni amedrentarse, así se convirtiese en un demonio.

-Soy Anna de Arendelle y... Y no te tengo miedo-Mintió. Las manos le temblaban pero su mirada estaba cargada de firmeza, por lo que agarró uno de los extremos de la capa semi transparente-La gente no se puede poseer, ¡Y no pienso irme hasta que me la devuelvas!-Se abrazó, como si así pudiese proteger a su hermana. Parecía absurdo que recriminase si actitud cuando ella estaba resultando más posesiva aún-¡Imposible! ¡Tu has tenido que secuestrarla! Yo... yo nunca he rechazado a nadie-Su voz se quebró por un momento, dolida. Aquello último, no obstante, le resultó un golpe bajo. ¿Cómo se atrevía a decir eso de ella? Esa frustración era suya, legítima. Durante toda su vida, solo había recibido rechazo ajeno, como si no fuese más importante que una piedra en el camino que todos querían apartar. La primera había sido Elsa, e incluso su prometido, Franz Ferdinand, había desaparecido sin dejar rastro. Se sentía muy sola y abandonada. Miró hacia abajo, que empezaba a rezumar escarcha. No, si se trataba de eso, mentía. Ella no lo sabia y de hacerlo, jamás había apartado a su hermana de su lado. Había sido al revés pero... Ahora lo entendía. Más o menos.

A veces no hacia falta barrotes para vivir dentro de una prisión, ella lo sabía bien, que durante trece largos años había sido prisionera en su propio hogar. A pesar de los lujos y las comodidades, Anna se había sentido una presa, sin posibilidad de salir privada de su libertad. Y había decidido que no anhelaba seguir viviendo de ese modo.

-No soy ninguna necia-Atajó sin tapujos-Y lo que dices no es verdad-Al menos eso quería creer. ¿Por qué iba su hermana a preferir a ese individuo antes que a ella? De ser así, se sentiría bastante más apartada de lo que se había sentido toda ese tiempo atrás-El me digo que tu la secuestraste y la torturaste-Lo acusó. De pronto, empezó a sentir que su odio empezaba a crecer-Ella no está aquí porque quiera... ¿Quién eres tu?-Preguntó con desafío-¿Y que quieres de nosotras?

La criatura pareció enfadarse y pareció querer lanzarse sobre ella cuando de repente este se revolvió solo y se agarro la frente y desdibujo el ojo simbólico de su frente.
El joven pareció agotarse y se quedo apoyado sobre el muro de hielo.

-A...Anna... Vuelve a tu hogar, No esperes mas... disfruta de tu vida y no mires atrás...

Noligma intento serenarse, pero algo dentro de el arañaba por salir.

-Lo se...No insistas mas... déjalo estar, aunque estés sola, Elsa es feliz al fin

Noligma se apretó mas contra el hielo, la piel de si mano derecha prácticamente era piel seca y que se desprendía con facilidad, pues una garra negra ya se había formado

-¡Vete de aquí y alejate de mi!

Pero ella insistía y empezó a decir algo que no entendió del todo

-¿que me quieres decir?..... ¡¿que es eso que no se?!

El ojo poco a poco estaba corrigiéndose, no tenían tiempo para esa discusión