La oscuridad solo es ausencia de luz [Noligma]

-Por primera vez en años...-Suspiró-... Estoy bien aqui. Ya te he dicho que no pienso irme sin mi hermana - Replicó con obstinación. Nadie iba a convencerla de lo contrario, por lo que plantó cara sin tapujo alguno. Quien antes era su salvador, ahora era un enemigo, el tipo de obstáculos que al destino le gustaba poner en su camino para disuadirla. Pero Anna era cabezota y rendirse no entraba entre sus prioridades-Es imposible que sea feliz si no está con su familia, y me da igual lo que digas. Elsa jamás se iría con un extraño. Puedes echarme si quieres, pero no me daré por vencida. Tu...Tu no tienes ni idea de lo que he pasado-Bramó, agitando las manos con enfado y dejando escapar una ráfaga-No pienso seguir estando sola. Nunca más-Aquello la había enfurecido, mirándolo con rencor intenso. Anna no era habitual de sentir odio-Además, tengo algo que decir. Algo que ignoras, ya se ve-Lo señaló con su mano, mientras algunos fractales rodeaban su palma en una danza sutil y mágica-Si no me la devuelves te arrepentirás-Y hablaba enserio, tanto como su alma impetuosa y cansada lo exigía. Trece años sola, con el distante cariño de unos padres que se volcaban en un secreto que ella no veía razón de esconder, y que la había distanciado de su hermana. Por un momento se sintió apartada de todos, pero ahora sabía que podía recuperar el cariño de Elsa. No había que temer, solo le explicaría que todo estaba bien y no debía esconderse más... Pero había un problema, y era ese individuo-Te lo aseguro. Removeré cielo y tierra si es necesario-Gruñó, volviendo a agarrarlo de la pechera.

Noligma miro a aquella persona que hablaba de  ¡¿Soledad?! ¿que sabrá ella que es la soledad? vivir en un castillo pero estando solo, teniendo sirvientes y aun así estando solo, tener el "amor" de una madre y sentir frió, ver a tu hermano convertido en un ser sin sentimientos y llorar por las noches tu desgracia, hasta que no le quedaron lagrimas que derramar.
-que?!
-que?!
aquello fue muy extraño, el ojo había vuelto a aparecer, pero los ojos de Noligma estaban normales era como si en su boca hablaran 2 voces a la vez
-no puedes estar en todas partes!
Noligma vio como su piel empezaba a dejar de escamar.
-no, no puedo... no puedo hacerlo.
de repente empezaba a consumirse por el calor de su interior, la piel empezaba a ir brillando de rojo y proseguía su camino por el resto de su piel, muy lentamente, tanto que era un calvario.
- que iluso fui, me confundí
Creia que podría controlarlo siempre, que era solo una faceta oscura de su mente, un simple recuerdo biológico del lado dragonil en herencia.
-De mi brujeria no puedo escapar... ¡maldita maldición!!!
las ropas de Noligma empezaron a arder, pronto se consumiría en su propio fuego.
-Vete o me temo lo peor!!no temía por ella, temía por el cuerpo de Elsa que ella tenia, si se volvía loco, atacaría a Elsa, no a la entrometida. - ¡¿no sientes temor! ¡vete de aquí! ¡o podría dañar a Elsa!

Noligma retrocedió aun ardiendo, el fuego ya le llegaba por la cintura y lamia su tronco con dolorosas llamaradas.

-¡BAAAAAAAAAAAAAAASTA YAAAAAAAAAA!!!

Alzo las manos y las llamas ascendieron haciendo desaparecer su endeble figura, ahora todo dependería de lo que Anna hiciera en ese momento.

El destino, estaba en sus manos.

El mundo había dejado de ser lo mismo, ¿Cómo es posible que algo tan simple lo cambie todo? En esos momentos, la princesa no sabía si debía estar agradecida o no a su hada madrina. ¿De verdad la había engañado como creyó en un primer momento? No, extrañamente, eso era justo lo que ella quería. Estaba donde debía estar... Era una señal, algo que no podía ignorar lo quisiese o no.

Anna no quería soltarlo. Cuando las palabras se volvían inútiles no había otro método que forzar las cosas a base de violencia, y por nada del mundo iba a rendirse esta vez. El sufrimiento la había hecho más fuerte frente a la adversidad, si bien no físicamente, su espíritu era inquebrantable y su voluntad era férrea como el acero. Además, ahora tenía magia. Eso podía ayudar, ¿No?

-¿Qué? ¡Ah!-De forma violenta lo soltó, pero no fue por el miedo, ni por temor a sus palabras inconexas. Quemaba y derretía el hielo de sus manos. Anna acarició sus manos adoloridas por el fuego y le dirigió una mirada de profundo odio-¡Lo harás!-Amenazó, hinchiendo su pecho en una respiración entrecortada-Estoy cansada de tener miedo. No te saldrás con la tuya...-Lo peor de todo era, que Anna no sabía como podía revertir aquel hechizo.

Ahogó un grito al ver como sus prendas empezaban a alzar llamas que se retorcían como gusanos de fuego, mientras ella caía de espaldas mirándolo atónita. El frío y el calor se arremolinaba en la sala, mientras un rugido ensordecedor empezaba a escucharse en la lejanía del único pasillo, obligándola a mirar en todas direcciones mientras usaba sus brazos para protegerse del calor. ¿Dejaría morir a la única persona que, posiblemente, podía ayudarle a reencontrarse con Elsa? Ya había demostrado una predisposición poco colaborativa, sin embargo el tiempo apremiaba...


El miedo trazaba fractales bajo sus pies, descontrolándose de forma disimulada para ella, quien buscaba normalizar su respiración, rebuscando dentro de su madurez emocional. Por su familia haría cualquier cosa... Podía hacerlo, conocía (o creía hacerlo) los riesgos. Alzó las manos delante de su pecho mientras canalizaba aquello que había que estaba dentro de ella, ese poder tan conocido como desconocido, que calzaba a la perfección con las órdenes que ella dictaba. El tibio cosquilleo estuvo a punto de desconcentrarla, cuando el resplandor tiño sus manos de azul a medida que salía a través de sus poros, dibujando trazos mucho más curvilíneos y enroscados, volando en dirección al foco de calor. La fuerza extraña ofrecía resistencia, sin embargo empujó hacia delante con aquella magia helada, buscando apagar la virulencia de las llamas.

El fuego quema... el fuego duele... el fuego abraza tus entrañas... pero el fuego purifica... el fuego lo convierte todo en cenizas... pero solo para que nueva hierba vuelva a crecer mas verde y mas fuerte.

El hielo golpeo con fuerza y las llamas se apagaron... pero ya habían hecho su trabajo... un nuevo ser se alzaba en aquel cuarto, la hierva verde que crecía verde después del embate de las llamas.



Un nuevo Yer Noligma había nacido, uno mas fuerte y poderoso, un ser casi inmortal, un brujo digno de la herencia de su sangre.

Yer Noligma invoco un bastón afilado en su mano
-tu hielo puede apagar mis llamas... ¡¿pero puedes soportar mi inmenso poder ?!
el suelo temblaba bastante y pronto quedo claro por que, una inmensa criatura había agrandado el túnel a aquel lugar.

-o... oh! smarkshato? o como te engañes! no estoy atacando a elsa... ella no es elsa!

Marshmallow le salieron espinas heladas por toda su espalda, y Noligma empezó a preocuparse, o bien la criatura no le entendía, o le daba exactamente igual como fuera la situación.
La preocupación se noto en su rostro, o tal vez simplemente estaba sorprendido de la poca inteligencia del ser.


la criatura se detuvo a muy pocos centímetros de Noligma

-bueno... tu lo has querido grandullón... no quería derretirte... pero te lo has buscado.

Noligma lanzo de repente un golpe a la criatura y su mano se enterró en la nieve que lo componía. y Noligma, el nuevo y mejorado ser supremo se le fue perdiendo la sonrisa, ni un siseo, ni una llama... su poder... no le respondía.

El golen lanzo un chillido en toda la cara, despeinan dolo.

-que piensas que puedes hacerme estúpida criatura! no eres mas que un montón de nieve amontonada!!! yo soy un dios!!!

Entonces fue cuando sintió que algo lo agarraba del pie y voló por los aires, sintiendo un brutal choque contra la nieve, varias veces.

Marshmallow y Noligma:

El frío se mitigó cuando la silueta apareció tras las llamas consumidas, haciendo que su corazón diese un vuelco. ¿Lo había logrado? Pero la persona que emergió tras estas no era el tipo de pelo revuelto de antes, sino otro desconocido completamente diferente. Anna lo miró aturdida mientras este convocaba una vara metálica, retrocediendo hacia atrás mientras trataba de asimilar lo que sus ojos veían.

-¿Qué...?-Empezó a decir-¿Cómo...?-Prosiguió-¿Quién diantres eres tu?-Finalizó, mirándolo de arriba abajo con una mezcla entre desconcierto y hostilidad-¿Donde está el de antes? Quiero que vuelva. Tenemos un trato-En realidad no era estrictamente así.

Anna empezaba a temer otra de las jugarretas de su hada madrina, que le había cambiado al extraño príncipe por un sujeto de sonrisa siniestra que tenía delante. La princesa se puso a la defensiva, apretando los puños como si fuese a empezar una pelea de un momento a otro. Bajó los brazos durante un breve lapsus de tiempo, para volver a regalarle una mirada desafiante.

-Por supuesto que y te lo voy a demostrar. No me subestimes-Replicó, harta de que los demás la considerasen una inútil. Sólo la propia Anna conocía los de una férrea voluntad-¡Ah!-Una mole de hielo había entrado a la fuerza en aquella sala de piedra.

Lo que en un principio ella creyó que se trataba de una bola gigante, se trataba de una criatura antropomorfa de grandes dimensiones. El rostro de Anna dibujó una mueca de asombro y peligro. ¿Ahora iba a atacarla con esa bestia? Agarró su falda por la zona en la que el corte ascendía, revelando su pierna, con toda la intención de empezar a correr, cuando se percató de que el ser no había acudido para atacarla. Todo sucedió muy deprisa, antes incluso de que pudiese reaccionar, quedándose embobada mirando la escena mientras el moreno hundía su mano dentro del golem. ¿Y si esa criatura había venido a salvarla? Estaba confundida y no sabía que hacer, a medida que el poderoso monstruo hacía prisionero al recién llegado, atacándolo con fuerza gratuita.

-¡Parad!-Gritó, pero como era de esperar, ninguno de los dos le hizo caso-Basta... esto es suficiente...-Anna sentía que carecía de poder alguno sobre esa situación, y eso empezaba a ser un severo problema. Las arenas del reloj caían a toda prisa, y mientras ella corría el riesgo de quedarse así para siempre-¡YA BASTA!-Bramó, alzando las manos y paralizando de inmediato al muñeco de nieve, con las manos en alto. Era eso... Un muñeco de nieve. Una punzada de dolor recorrió su rostro, al acercarse a la enorme mole. El hombre había quedado atrapado en sus garras, boca abajo-¿Y bien?-Preguntó entonces, desafiante-¿Sigues negándote a colaborar?

Frío... miedo... desesperación... Yer Noligma se levantó dolorido... ¡¿como era posible? ! Como había caído tan bajo... estaba de espaldas a Elsa-Anna, así que sólo tenía hielo delante.
Entonces fue cuando vio, su nuevo aspecto... se suponía que era más fuerte que nadie, que era hijo de una poderosa bruja con el fuego de dragón en su interior.
Un pequeño crujido lo alertó y observó mejor su reflejo, y lo vio.
Entonces supo que el escalofrío de sus entrañas era algo más que miedo o vergüenza.
Yer Noligma por primera ves en años, sintió la muerte muy cerca de el.
Noligma se tapó con su capa y ando lentamente hacia la salida pero también abdicó.
-¿Que es eso que tanto deseas de mi?... es Elsa la que no quiere volver... tendrás que hablarlo con ella, no conmigo.
Noligma se vio interrumpido por la mole congelada.
-¡¿quieres algo mas de mi la señorita...?! Como era... ah! Anna de Arendele... si, Arendele.
Noligma se sumió en oscuros pensamientos mientras Anna pensaba su respuesta.

-No puedes irte aun-Dijo impetuosa.

Anna no iba a permitirlo de ninguna manera. Tenía muchas preguntas y ninguna respuesta. Necesitaba al menos una...Si tan solo supiese que el decía la verdad, se iría para no volver, sin embargo algo en su interior se negaba a aceptar cualquier cosa que ese hombre dijese, pues eso supondria que su existencia era solitaria y vacía, sin esperanza de poder poseer un simple rayo de sol que iluminase sus noches mas oscuras. Anna ya no tenía a sus padres, a su prometido ni a su hermana, ¿Que le quedaba? Se resistía. No quería eso para si otra vez.

-Necesito algunas cosas de ti...-Dijo autoritaria, bloqueandole el paso con un muro de hielo por si acaso. En realidad no sabía si podría proporcionarselas, pero no tenia alternativa. Estaban los tres y nadie mas-Solo tres cosas-Dijo-Ahora. Y no volveré a molestarte mas-Recordando las palabras de su hada madrina, tenia que escoger con mucho cuidado-¿Quien eres? ¿Donde estamos ahora mismo?-Inquirió-¿Puedes invertir este hechizo o ayudarme a deshacerlo?

Noligma se volvió lentamente, sus ojos no eran humanos eran muy ...reptilianos.
-mi nombre es Yer Noligma... si quieres saber donde estas... solo saca la cabeza de esta madriguera...
siseo antes de añadir
-shhhh... y si pudiera sacarte de hay... ¿no crees que lo había hecho ya mundana?
el crujido del hielo se hizo mas audible allí donde crecía, en su pecho... pero le daba igual.
si Anna le había alcanzado cuando apago las llamas, pero lo agradecía, así había conseguido evitar que se transformara, lo cual habría significado la muerte del cuerpo de Elsa.... algo que nunca se habría perdonado, y que no se perdonaría... por que pudo haber pasado.
Nunca se lo perdonaría a Anna, pero menos a si mismo.
el hielo en su corazón lo llevaría como una marca de aviso, un recordatorio de su crueldad interior, que no debía olvidar
-si quieres romper el hechizo desearlo y ya esta... solo tu puedes hacerlo.

Parpadeó varias veces, lamentablemente ese nombre no le decía absolutamente nada...De hecho, al principio pensó que el brujo trataba de cachondearse, pero su mirada malévola la incitaba a desconfiar de su sentido del humor. Anna se hallaba sola frente al mundo desconocido de la magia, algo que sólo había sido una fantasía en su cabeza hasta hacía tan solo un mes atrás. Ahora, ocupaba un cuerpo que no era el suyo, con un largo vestido que se pegaba contra su piel desnuda, y un poder que brotaba de sus manos, nacido del frío aire invernal y la lluvia que azotaba las montañas.

-¿Munda que?-Preguntó con el ceño fruncido, sospechando que acababan de insultarla. Sus dedos se crisparon, preparándose para el poco sutil acto de darle un puñetazo-No lo se-Gruñó, bajando la mano-No pareces muy dispuesto a colaborar con mis peticiones, además, has secuestrado a mi hermana-Le recriminó- e incluso me has atacado, ¿Por qué querrías sacarme de aquí? ¿Qué ganas?-Um, mal asunto. Así no se negociaba. Pero había dicho algo que llamó su atención. Le dio la espalda, agarró la abertura de su vestido y se deshizo de aquellos incómodos zapatos de tacón, ascendiendo por el túnel, seguida por las sonoras pisadas el ser de hielo, hasta llegar a un salón completamente de cristal... No, de hielo, que reflejaba el color del firmamento. Anna dibujó una "O" con sus labios, dando una vuelta sobre si misma. Pero... Subió por unas escaleras de caracol, sintiendo el tenue y antinatural tacto del hielo contra sus pies descalzos, hasta llegar a un gran portón que empujó hacia afuera. Un inmenso balcón de media luna se abría ante ella, revelando un paisaje perpetuamente anclado en la montaña, como si quisiese competir con las nubes. La princesa se acercó hasta el borde con expresión asombrada, reposando sus manos sobre la barandilla. Más allá de veían nubes de tormenta, y bajo ellas...-Arendelle-Estaba tan cerca de casa que no se lo creía, pero irónicamente, también estaba lejos de su objetivo-¿Estas seguro?-Preguntó girandose-Mi hada madrina no me dijo como romper el embrujo, solo que se haría perpetuo si no lo rompía...

Su mirada fue amenazadora
-No te he atacado... he intentado defender a una persona que me importa.
Que esa persona estuviera poseída era algo que estaba lejos de su control, en el fondo jamás la perdonaría por enfrentarlo contra la única mujer a la quería por encima de si mismo.
Lo de" Perpetua" no era nada que le agradara mucho de oír, así que tenía que hacer algo.
-Anna de Arendelle, te has ganado un poderoso enemigo.
Noligma alzó su mano y "Elsanna" se tambalea.
-Criatura Valerosa que vives en la luz... ¡Anna de arendelle! yo a ti te expulsó!
El cuerpo de Elsanna se cayo y se tambalea en una convulsión.
Noligma intentaba sacar a Anna deL cuerpo de Elsa, pero no lo lograría si ambas no cooperan.
-Yo te invocó Elsa, reina de las heladas montañas ¡posee este cuerpo que te ofrezco! Expulsa a Anna y destierrala de tu helado reino!
Noligma sacó un bote que aún contenía un trago de vino de las islas del sur, y lo uso en plan agua bendita.
-¡¡Yo te expulsó Anna!! Retorna a los cielos de donde procedes, alejarse de la oscuridad de este mundo frío... ¡retorna Elsa! Recupera el trono de hielo que perdiste.
Ahora sólo había que tener esperanzas.

¡Diantres! Anna no iba a tolerar más aquello, empezaba a cansarse de que la menospreciasen una y otra vez, y más aún de que un desconocido tratase de arrebatarle un lugar que le pertenecía por derecho de nacimiento. Como si su sufrimiento hubiese sido en vano...Como si siguiera siendo la estúpida reserva a pesar de todo, olvidada por aquellas personas que le importaban, que parecían querer negarle un hueco en sus corazones a pesar de sus intentos por no ser olvidada. Sus ojos empezaron a escocerle por alguna razón, y supo que estaba a punto de echarse a llorar. Antes de que una lágrima resbalase, se frotó con el puño de forma poco sutil y elegante, sorbiendo por la nariz y mirándolo con furia.

-Me da igual-Atajó-Lo mismo podría aplicarse a ti. No me conoces, no sabes de lo que soy capaz-Pues ella removería cielo y tierra si así lograba llenar el vacio de años y años de falta de atención y melancolía. No tenía a sus padres, ni siquiera a Franz Ferdinand, desaparecido después de la última vez que se vieran. No iba a renunciar a Elsa.

-¿Pero que dices? ¿Estás loco?-Preguntó al momento. Ese individuo era peligroso y además parecía desequilibrado. Sintió un fuerte golpe en el estómago y se golpeó la cabeza contra la barandilla, tiñendose su mirada de rojo a medida que su consciencia se desvanecía, con la única imagen de su atacante y el retumbar del suelo al acercarse el golem de forma abrupta hasta ella...

La nuca le dolía, así como otras partes del cuerpo, en un estado de inconsciencia que no era ajeno al sufrimiento. Sentía como si la hubiesen apaleado, maltrecha y débil, y el más mínimo movimiento era una odisea. Gimió por lo bajo, despegando los párpados como si fuesen láminas de acero, con el rugido de Marshmallow taladrado sus sentidos e impidiendole seguir dormida. Las gruesas piernas del golem hacían de muro, mientras este se inclinaba hacia delante con afán defensivo, protegiendola de algo.

Con una sacudida, Elsa se agarró a la baranda de hielo para levantarse poco a poco, aturdida, mirando a través de los barrotes la intensidad blanca e irregular de la montaña del norte, bañada por la luz del amanecer. ¿Cómo había llegado hasta allí? Estaba desorientada, y temia estar desarrollando sonambulismo.

Noligma no se hallaba junto a Elsa para su regreso... no, no podía, no después de que todo fuera culpa suya, o en parte.
Pero lo iba a solucionar.
-"ciérrate para siempre, en heladas tundras donde los ojos humanos no alcances nunca jamas".
el túnel al circulo de rocas comenzó a cerrarse entre montones de bloques de hielo que lo transformaron en una maraña de estacas invernales.
El lugar donde Elsa y el habían pasado los mejores y peores momentos, se había cerrado para siempre, pero daba igual, ya nadie querría ir allí.
Noligma volvió con Elsa, naturalmente abrumada, con un amenazante golen mirándolo fríamente.
-soy yo... Noligma... al final ya vez... cambia de aspecto, soy real
pero su sonrisa se volvió amarga, muy amarga
-pe... pero se acabo Elsa... hice lo que pude... pero, lo lamento, he fracasado... como maestro, como instructor y como brujo... te he fallado, y no hay mucho que pueda hacer o decir para cambiarlo...
Noligma suspiro largamente antes de decir la peor parte
-tu hermana, ya sabe donde estas... y vendrá a por ti.
Dejo que eso cayera sobre una losa sobre ella.
-pero, bien puedes esperarla, o... o puedes venir conmigo...
Noligma parecía tímido, abrumado, incluso estaba rojo
-puedes venir muy lejos, donde nadie te encuentre, donde nadie pueda hacerte daño... en mi montaña ¡yo mismo la congelaría! despediría a todo el servicio y enfriar los fuegos del tartano si te apetece... yo soy tuyo Elsa... mi corazón te pertenece...
Noligma se estaba poniendo de un color escarlata en las mejillas ¿seria del frio?
-yo... yo... yo te amo Elsa de Arendelle.
Noligma se levanto y parecio tranquilizarse, alzo una mano y dijo
-es hora que dejemos de sufrir por los demas... y que creemos nuestra propia felicidad... ¿no tienes ese derecho? ¿derecho a ser feliz? ¿de amar? no lo tengo yo también...?
Noligma se llevo una mano a su corazón congelado.
-¿no es hora... de que dejes de llevar esa carga sobre tus hombros?
Noligma la miro a los ojos y lo repitio

Estaba como adormilada y los rugidos furiosos del golem le embotaban la mente, aun colapsada. Se apoyó para poder incorporarse, con la luz anaranjada acariciando la base estrellada del palco, perfilando sus puntas como afiladas cuchillas sangrantes.

Logró ponerse en pie, agarrándose al inmenso brazo de la criatura helada, luchando contra el peso que la empujaba hacia abajo, y amenazaba con volver a arrebatarle la consciencia de nuevo, pero se sobrepuso. Ahora... Ahora recordaba haber salido al balcón después de una noche agitada, así como también las luces del norte del cielo nocturno, con sus curvas sinuosas que evocaban un encuentro pasado en el Valle de las Rocas Vivientes, que sin duda marcaría un antes y un después. Si, ahora recordaba más o menos.

Las puertas del palacio estaban abiertas y por ellas entraba un desconocido, motivo indiscutible de la crispación del grandullón muñeco de nieve, quien no tenía reticencias en mostrar su disconformidad. Ella abrazó aún más su antebrazo, casi como si quisiese esconderse, escuchando a duras penas las palabras de aquel que afirmaba ser Noligma.

El nombre que acudía a su mente no se correspondía en absoluto con ese aspecto. ¿O si? Ahora no estaba segura, de nada. Ni siquiera sabía como había llegado hasta allí arriba, los pensamientos en su mente eran inconexos, como si se hubiese desmayado o algo por el estilo, y durante ese tiempo se hubiese visto arrastrada a un caótico estado de inconsciencia. Tenía una extraña sensación en el estómago, esa incomodidad genuina de recordar vívidamente su pesadilla. Una pesadilla en la cual, ella había sido su hermana, así como las advertencias de un desconocido llamado Jareth.

Pero ella conocía a quien tenía delante. Lo había visto antes, por lo tanto, debía ser verdad. Sin embargo sus reflejos estaban lentos en tanto que trataba de despertarse de su inducido letargo. ¿Estaba alucinando? ¿Confundía la realidad con la inconsciencia?

Su labio inferior tembló en un preludio al llanto que logró mitigar a tiempo mientras escuchaba atenta, sin mediar ni una palabra mientras tanto. La brisa que acariciaba la piel desnuda de sus hombros le indicaba que había dejado atrás el sueño para entrar de lleno a una realidad, para la cual no estaba ni de lejos, preparada.

¿Eso era de lo que le había advertido?

-¿Mi hermana?-Quería olvidar la pesadilla, no quería pensar en ella. ¿Cómo iba a estar Anna en camino? Olvidó el bosque y a Jareth, como si no fuese más que producto de su imaginación, una alucinación ocasionada por una más que negligente alimentación que podía provocarle anemia o bajadas de azúcar. A esas alturas, Anna ya debería estar más que casada con Franz de Lindert, de camino a engendrar su primer hijo, y heredero del reino de Arendelle. Contuvo un escalofrío solo de pensar en ello, dándose cuenta de lo poco que le gustaba la idea, pero se obligó a aceptarla si con ello la pequeña obtenía esa felicidad que no podía darle.

Por un momento, fantaseó con la perspectiva de volver a verla, de que a pesar de todo, no le importase escalar hasta el inaccesible pico sólo para poder reconciliarse en un acto voluntario y sincero, algo que ella misma no se sentía capaz de hacer. Su tez se ruborizó ligeramente, contrastando con el violáceo color que presentaba. Pero no era posible. No se sorprendió al abrazarse a sí misma, combando la espalda como si no sintiese otra cosa más que intenso frío desolador, mirándolo de soslayo.

-¿Co...contigo?-Repitió vacilante, como si hubiese oído mal-¿Lo...lo dices de verdad?

Soltó el brazo del golem, ante la sorpresa de este quien emitió un sonido gutural de desconcierto, haciendo el amago de acercarse un poco más hasta su interlocutor. Todo lo que buscaba estaba prácticamente al alcance de la mano, tan sólo debía dejar atrás el dolor, pero esta vez, de forma definitiva. No tendría que fingir que era libre, buscando creérselo, pues sabía perfectamente que había escapado de Arendelle sólo para volver a encerrarse de nuevo. Apenas había diferencia de un cautiverio a otro si seguía siendo presa. Podría serlo de verdad... Una sonrisa empezó a curvar sus comisuras mientras avanzaba hacia adelante, segura de si misma, como si los miedos se disipasen por completo. Apenas había recorrido el largo trecho que los separaba, y sus dedos habían empezado a soltar chispas casi cuando fueron a rozar la mano que le ofrecía. Pero se detuvo en seco.

Elsa lo miró largamente, como si intentase explicarse a sí misma aquel improvisto cambio en su propia actitud, sin comprender que era lo que la instaba a no seguir. Si se lo hubiese pedido antes, habría acudido sin vacilar. Pero ahora... Ahora no. Sus cejas se curvaron en una expresión lánguida, volviendo a rodearse con los brazos y dándose la vuelta, en pos de la seguridad que le proporcionaba su guardián del hielo, escondiéndose tras el como una niña pequeña.


-No...No puedo ir contigo a ningún sitio-Dijo con tono lastimero. Lo lamentaba hondamente pero tenía miedo. ¿Volvería a atacarla alguna de sus mascotas? ¿O el mismo? No había olvidado aquel ojo, así como tampoco sus propios y perturbadores deseos de hacer daño. Empezaba a tener miedo de sí misma... Más del normal. Elsa comprendía, quizás un poco tarde, que no habría un lugar esperando por ella más allá que esa fría montaña del norte. El derecho a ser feliz quedaba destinado únicamente a aquellos demasiado afortunados como para verse no afectados por una maldición como la suya, y que la soledad era y sería su única amiga a partir de ese momento-Tienes que marcharte ya...

Yer Noligma vio un futuro idílico donde el y elsa eran felices, en su propio reino, incluso vislumbro un joven pelinegro con una hermana pequeña niña de risos casi blancos que sonreían y le saludaban al lado de su madre, vislumbro un castillo hermoso y limpio, con hielo entre las juntas y fuego en el brasero.
Vislumbro dándole una buena patada a Penuria y hechandola de sus tierras para siempre... oh! demonios! como había deseado eso sin saberlo.
un maestro de sinfonías tocando una alegre balada, mientras el corría por un campo de hierba verde hasta su familia.
Un oscuro ojo y mil visiones de locura se interponían, pero al tocarlas se desvanecían como pompas de jabón.
vio a Master alejándose aunque no entendía por que, el siempre seria bienvenido.
Vio incluso a su madre, con un cuervo en cada hombro, sonriendo ...¡¿sonriendo?! que raro en ella.
El castillo parecía de cuento de hadas, nieve, fuego, vida y luz, leves sombras.
Fue el sueño vivido mas hermoso que la locura jamas le proporciono, una ventana a una posible realidad.

Elsa se detuvo y la ilusión se oscureció, poco a poco las cosas fueron cambiando, sus hijos desaparecían la hierba se marchitaba, su madre se oscurecía, la música se tornaba triste y melancólica.
Y Elsa se alejo en el horizonte.

-No...No puedo ir contigo a ningún sitio-la imagen, se rompió en mil trozos de un espejo que nunca había mostrado lo que seria... sino lo que podría haber sido -Tienes que marcharte ya...

Noligma no pudo hablar... le faltaba el aire.
por un momento no pudo respirar, casi se asfixio allí delante de ella, pero naturalmente no era una asfixia real, era psicológica, para Noligma fue su primer NO.
El dolor fue atroz y a la vez sordo por que una parte de el no se lo creía, y creía haber entendido mal.
Pero Elsa se alejo y Noligma agacho la cabeza, pero como siempre Noligma nunca mejoraba las cosas... solo las empeoraba.

Anna le congelo el corazón... pero Elsa se lo había roto.

-es por ella ... verdad?... es por esa insulsa de Anna... nos roba nuestro primer beso... me insulta, me amenaza... te controla y arriesga tu propia vida... me congela el corazón... y... y tu aun así la prefieres antes que a mi.

Noligma no podía entenderlo, no podía creerlo, a pesar de que el mismo una vez, habría dado su vida o mas por su hermano al que ya no estaba ligado... cuyo sentimiento casi no recordaba.
Pero Noligma ¿Como iba a saberlo? desde su mas tierna infancia para olvidar, para odiar, para recordar cosas que nunca ha hecho y olvidar las pocas cosas buenas de su mundo.

Para el su mundo siempre había sido yerno y desolado, hasta que Elsa llevo, su luz entre las sombras, la luz que nutria brotes de una mejor persona.
Sin ella solo salia lo peor.
Unos ojos draconicos se alzaron a mirar a Elsa reflejando el odio ardiente de su interior.
-Si es ella la que se interpone...- algo en su extraña mirada asustaría al mas valiente de los hombres
...no tengo mas remedio que daros mi bendición
Aquello si que resultaba extraño... demasiado
-escúchame bien Elsa... ya que Anna a Crecido con gracia y belleza... podrá ser amada por cuantos la conozcan.
La sonrisa de Noligma era extraña, dientes afilados como los de un tiburón o un reptil asomaban asesinos
-pero... cuando el día de los muertos llegue a su fin... Arendelle se inundara en la mas profunda oscuridad, y Anna sera engullida en las sombras... y desaparecerá ¡para siempre!
Noligma lanzo una risa malvada, pero lo cierto es que sonó casi maniática.

risa malefica:

Su mirada estaba ausente en ese paraíso terrenal que había visto apenas nada, aun podían verse las grietas de su corazón roto en el, pero daba igual, esa era su luz, y se aferraría a ella.
El golem se abalanzo sobre el, pero esta vez fuertes llamaradas verdes rodearon a Noligma y este se aplano mientras su forma se tornaba en una esfera verde que salio disparada por la ventana sin que su risa dejara de oírse.

Dicen que la oscuridad es Ausencia de luz... Noligma había perdido su luz , y ahora estaba solo en la oscuridad deseoso de volver a ver, aferrándose a un recuerdo de lo que fue un mundo con un sol.