Casting para Der Rattenfänger von Hamelin (el flautista)

Cásting para:Der Rattenfänger von Hamelin

Nombre del personaje:Der Rattenfänger von Hamelin
¿Por qué quieres el personaje?: Porque siempre me ha gustado la historia del flautista de Hamelin, es mi favorita. Mi madre me la leía de pequeña cientos de veces. Además, es una buena oportunidad para volver a utilizar a un personaje abandonado.
¿Tienes alguna trama para el pj en mente?: Continuar los temas dejados por el usuario que antes ocupaba este personaje. Aparte de eso, no tengo ninguna en concreto(de momento), pero creo que el flautista podría dar bastantes problemas a diversas princesas y aldeanas, así como enfrentar a distintos personajes entre sí para complicar un poco la trama.
¿Por qué crees que se debería aceptar tu cásting?: Porque si se aceptara, un personaje en desuso durante más de 3 meses volvería a la "vida" en el foro, y podría dedicarse a complicarlo todo.

Prueba
Lugar donde transcurre la escena:

Cada paso que doy se transforma en un crujido gracias a la vieja madera que cubre el suelo de la taberna. Para mi sorpresa, no hay mucha gente y todo parece estar tranquilo. Sonrío para mis adentros al ver que todos se han vuelto para mirarme. Me gusta que me miren, sobre todo si hay camareras tan guapas como la que estoy viendo frente a mí.
Me quito el sombrero y lo sacudo para quitarle el agua. Fuera está lloviendo a cántaros. Apenas podía ver nada cuando he llegado al pueblo. Dejo colgado el sombrero y mi cazadora, ambas prendas negras, en el perchero que hay cerca de la puerta, y luego me dirijo hacia la barra del local. Noto la mirada de muchos de los presentes en mi nuca.
Desconfianza.
Curiosidad.
Temor.
Suelen ser las sensaciones que suele crear mi llegada a cualquier sitio al que voy. Parece que su instinto les indica que no soy buena compañía. Y eso que no suelo mostrar mi flauta mágica en público. Todavía se acuerdan de mí en algunos parajes, y no me conviene meterme en más líos.
Me siento en uno de los taburetes, apoyando los codos en la barra . Algunos se apartan, pero no me importa mucho, ya que la camarera se ha acercado rápidamente para atenderme. Es morena, de ojos claros. Tiene cara de ángel. Esbozo una sonrisa. Las que parecen más buenas resultan ser las más malas. Siempre. Y a mí me gusta que sean malas. Ella me dedica una amplia sonrisa, pero noto en sus ojos que está algo nerviosa.
- Buenas noches… Me llamo Claire. ¿Qué puedo servirle?
- Me gustaría tomar una cerveza.- respondo, sonriéndole  levemente.
- ¡Marchando!
La observo moverse con desenvoltura detrás de la barra, y pocos segundos después  deja enfrente de mí una gran jarra llena de cerveza.
- ¿Cuánto es?
- Invito yo. No se vienen muchos forasteros por este pueblo, y menos tan guapos.-sonríe seductoramente
Parece un poco desesperada, o puede que fácil, pero me da exactamente igual. Me inclino ligeramente hacia delante, sonriendo de medio lado y mirándola a los ojos.
- Guapa y directa, ¿eh? Justo como a mí me gustan.- murmuro.
Ella amplía su sonrisa e imita mi postura.
- Bueno, ¿de dónde viene?
- Oh, de todas partes y de ninguna. He estado en tantos sitios...  
- Qué suerte.- resopla.- Yo nunca he salido de este pueblucho de mala muerte. Me temo que moriré aquí.
- ¿Del aburrimiento?
- En parte.- contesta, tras reir un poco.-  Como podrá comprobar, no hay mucho que hacer por aquí.
- Habrá alguna feria de vez en cuando o algo así ,¿no?
Claire se encoje de hombros.
- Pocas veces. Antes había más a menudo. Solían venir titiriteros y algunos magos para dar algún espectáculo, pero los ancianos se encargaron de fastidiarlo todo. No les tienen mucho cariño a los brujos.
- Ni ellos, ni nadie.- apunto, y le doy un gran trago a mi jarra de cerveza.
La joven se me queda mirando fijamente unos segundos. Luego se acerca un poco más y baja la voz.
- Tú eres uno de ellos, ¿no?- me mira a los ojos con intensidad.- Un brujo.
Ha dejado de tratarme de usted. Miro de reojo a nuestro alrededor. No parece que nadie haya escuchado nada. Acerco un poco más mi rostro al de ella, sonriendo algo desafiante.
- ¿Y qué si lo fuera?
Los ojos le brillan de excitación. Está hambrienta. Hambrienta de emociones y de sensaciones nuevas, de aventuras… Es su noche de suerte.
- Lo sabía. Lo he notado en cuanto has entrado.- murmura, con satisfacción. - Háblame de la magia
- No hay mucho que contar.- respondo, encogiéndome de hombros y le doy otro largo trago a mi cerveza.- Tampoco la utilizo demasiado.
Mentira. La utilizo todo lo que quiero y más.  Pero no me gusta contar demasiadas cosas sobre mí ni mis poderes. Por suerte, Claire parece más interesada en otra cosa. Se inclina más sobre la barra, mostrando más el pronunciado escote de su camisa, y sonríe seductoramente de nuevo.
- Seguro que la utilizas con las mujeres. Ya sabes para… engatusarlas.
- ¿Qué te hace pensar eso?- murmuro, esbozando una sonrisa de nuevo.
Se encoge de hombros una vez más, sin dejar de sonreir. Estamos a escasos centímetros el uno del otro.
- No necesito la magia para volveros locas… Pero sí puedo hacer bastantes cosas con ella.- le aparto un mechón de pelo de la cara con suavidad y le dedico una sonrisa sugerente.- Ya te puedes imaginar qué tipo de cosas...
Ella abre los ojos, excitada y ligeramente sorprendida. Abre la boca para hablar, pero irrumpen en la taberna un grupo de hombres bastante numeroso, armando bastante jaleo.
Me aparto de Claire, notando su decepción.
- Luego te hago unos truquitos, si quieres.- le guiño un ojo con picardía.
Ella sonríe y va acude a la otra punta de la barra para atender a sus clientes rápidamente.
Sacudo la cabeza y me llevo la jarra de cerveza a los labios. Demasiado fácil. Y eso que no he utilizado mi flauta mágica, que si no…
Un reto
Necesito un reto.