Un imán para el peligro

Lugar: A las puertas del Castillo Negro, en la Montaña Prohibida; Reino de Grimm

Se había abierto paso por increíbles peligros e innumerables fatigas, había atravesado el bosque, había llegado hasta aquel reino de locos en el que se dedicaban a quemar ruecas, había escalado con dificultad por esa condenada montaña… Porque su voluntad era fuerte… Pero paciencia le quedaba ya bien poca, ¿Por qué tenía que estar tan lejos?

Soltó un suspiro hondo y cansado cuando sus pies decidieron que no podían escalar un solo palmo más, pero fue en ese preciso momento en el que la imponente figura de un antiquísimo bastión apareció frente a sus ojos, renovando sus esperanzas.

Chocolate piafó, igualmente contrariado como su ama, pero la mirada de Leanna era ausente, sobre su lomo, mientras la princesa tiraba de las riendas desde abajo.

Los muslos le dolían de cabalgar, sus botas lucían prácticamente desgastadas por la suela y tenía la piel de los pies en carne viva, los bajos del vestido presentaban desgarros y roturas, y para colmo de males hacía ya una semana que no había podido tomar un baño en condiciones. Aún recordaba como había intentado asearse en un riachuelo del Bosque encantado, y como el resfriado que había pescado involuntariamente, aún perduraba. Se sonó la nariz con un pañuelo y lo volvió a guardar en su bolsillo.

Tomó aire con dificultad, entre su insuficiencia respiratoria y los propios jadeos ocasionados por la subida. Ya había llegado, al fin. Era un poco absurdo seguir las indicaciones de una planta que había tratado de asesinarlas, pero allí estaba Anna, toda determinación y osadía, aferrándose a una posibilidad que intuía verdadera. Miró desafiante las altas y retorcidas columnas del castillo negro, que parecían querer arañar un cielo de un caótico rojo atardecer, y frunció el ceño con resolución.


-La montaña prohibida-Con que ese era el sitio… No importaba cuan peligroso se suponiese que era, ni cuantas veces hubiesen tratado de disuadirla de viajar hasta allí, tanto Leanna como Seiyu. Esa era su misión y de nadie más, encontrar a su hermana, que según Ralth estaba prisionera en aquel terrible lugar-Nací preparada-Gruñó en voz baja, frotándose las manos.

Leanna la empujó para que se escondiesen detrás de una roca cercana. El puente de piedra parecía inestable, y tenía escrito trampa con letras mayúsculas, en sentido figurado.

-¿Y ahora qué?-Preguntó la niña.

-Voy a rescatar a mi hermana, por supuesto. Debe estar en las mazmorras, ahí es donde normalmente se encierra a la gente, sólo debo encontrarlas. Será pan comido-Respondió la princesa. Lo único que le faltaba en ese momento era una espada, aunque para objetos contundentes ya tenía su laúd, pero estaba decidida a serla heroína que salvase el día. O rescataba a Elsa y ambas volvían a Arendelle sanas y salvas, o no volvería ninguna de las dos… Pero eso no iba a pasar, por supuesto, pues no en vano había llegado tan lejos.

-Ya pero… ¿Tendrás algún plan, no?-No sabía por qué preguntaba, la chica era demasiado impulsiva y espontánea. Para su sorpresa, Anna asintió-¿Y bien? ¿Vas a buscar alguna entrada alternativa?-Ella negó con la cabeza-¿Tratarás de colarte disfrazada?-Abrió la boca, pretendiendo señalar que le parecía una buena idea, pero volvió a negar.

-Tu espera y verás…

-Antes que nada-La agarró del brazo-¿Estás segura de que quieres hacerlo? Igual Ralth estaba equivocado y Elsa no ha sido secuestrada… Tal vez se fue voluntariamente. Esa maldita planta casi me arranca una pierna, y dijo que había otros cuatro más…-El roce hacía el cariño, y el correr riesgo de muerte tantas veces al lado de Anna, habían provocado que Leanna empezase a verla como a una de sus hermanas mayores… O pequeña, debido a su actitud imprudente y atolondrada-Estás loca, Anna. Recapacita. Tienes que saber una cosa…

-Tu quédate aquí, no hace falta que me acompañes. Ya te has metido en muchos líos por mi culpa y no quiero perder a nadie más-Suspiró con cansancio, a sabiendas de que había arrastrado a Leanna hasta más allá de donde podían permitirse. Aunque no lo reconociese jamás, Anna tenía miedo, pero su obcecada impertinencia le impedían dejar atrás esa empresa. Iba a lograrlo, como que se llamaba Anna de Arendelle.

-Tu hermana es una bruja-Dijo sin tapujos. Aquello provocó que la princesa se riese de forma cantarina, a pesar de lo extenuada que se sentía. Se secó una lágrima de risa de la mejilla y colocó las manos sobre los hombros de la pequeña.

-Bobadas. Puede que Elsa sea un poco desagradable, fría y poco social, pero no hasta tal punto-Bromeó, pensando que a pesar del peligro, la cría trataba de tomarle el pelo.

-Hablo enserio-Replicó-Yo…La vi…

-Todo saldrá bien. Incluso le he traído su par de guantes favoritos, para cuando escapemos juntas-La ignoró, pues creía que no era más que otra excusa para obligarla a dar media vuelta. Metió la mano en las alforjas y sacó un par de seda azul con bordados en los extremos-Verás lo contenta que se pone cuando los vea. Aguarda aquí, te aseguro que no me pasará nada-Y le dio un cálido abrazo fraternal.

Salió de su escondite dignamente, caminando con total inconsciencia por la escalinata que permanecía suspendida sobre el abismo. Un paso en falso y adiós a Anna, caería irremediablemente al vacío sin tener oportunidad de haber llegado a su destino. Porque aunque ella no lo supiese ni llegase a saberlo nunca, resultaba irónico, mientras cruzaba aquel puente inestable de piedra en vez de uno de hielo, y se detenía en el umbral del castillo oscuro, en vez de delante de las puertas de cristal.

Anna tomó aire y levantó la mano… No se había olvidado de cómo llamar. Cada vez que quería encontrarse con ella debía hacerlo, y esta vez no iba a ser ninguna excepción… ¿O tal vez sí? Quien le hubiese puesto un solo dedo encima iba a lamentarlo. La pelirroja aporreó con violencia la madera con sus manos enguantadas, repetidas veces, hasta hacerse daño en los nudillos, mientras gritaba.

-¡EH, TU! ¡Abre la puerta ahora mismo si no quieres que la eche abajo!

Me había despertado un ruido atroz que provenía de la entrada, estaba tumbada en la cama y ya no lograba cerrar los ojos, así que con dificultad me destape y me acerque a mi traje, poniéndome bien el traje con mucho esfuerzo, esperando no confundirme, cuando me lo logro colocar, suelto un suspiro de alegría, estaba bien puesto, y bien limpio, aunque de mis pelos no se podía decir lo mismo, estaban algo enredados, aparte, mi cara sin lavar mostraba ojeras frente al espejo, mas alguna lagaña que intente quitarme con mi muñón, me fui descalza, pues no sabía ponerme los zapatos, aunque no me importaba, era agradable sentir los pies descalzos sobre el suelo.

No me gustaba lo que veía, el sol aun no había muerto para cuando caminaba por los pasillos, al parecer no había mucha gente por el lugar, eso era agradable, para cuando llegué a la puerta principal, en la cual una chica o eso me parecía por su voz, la estaba aporreando y gritando, no quería que mi pap se despertara, así que sin muchas ganas pero con rapidez abrí la puerta, tapándome los ojos por culpa de la horrenda luz.

Escondida tras la puerta y con los ojos entre cerrados intentando verle la cara a la chica, estaba algo preocupada, ¿y si era una asesina? bueno, en ese caso Edni aparecería. ''Edni no estará siempre protejiendote'' *Calla estúpida, el si siempre esta, dándome ánimos, no como tu...* ''Anda, baja esos humos, que solo quiero ser realista'' *Si sigues así nunca lograras que sea tu amiga, calla que la chica parece querer algo*

-Disculpa- Dije algo preocupada -¿Deseas algo?... es muy tempra...- No pude terminar la palabra, pues un bostezo me ataco de golpe y aun tapándome la boca con el brazo, se notaba mucho -Lo siento, bueno ¿Que deseas?- Dije curiosa mirándola a la cara muy seria o eso intentaba, pues mis pies temblaban, mi labio inferior hacia igual, tenía miedo de que fuera alguien mala y Edni no lo supiera.

Las bisagras chirriaron y fue entonces cuando Anna tuvo constancia de que no tenía ni idea de como proceder a continuación. Había actuado de forma impulsiva y en realidad había dudado seriamente que alguien accediese a sus amenazas, por lo que se hallaba bastante confundida.

-Ups.

Pero no había mal que por bien no viniese. Anna no bajó el puño alzado, decidiendo que recurriría a su improvisado Plan B: Atizaría fuertemente un golpe en la cara del primero que apareciese, con un poco de suerte podría noquearle, y se abriría paso hacia el interior cual torbellino pelirrojo, recorriendo sus pasillos apresuradamente hasta dar con el lugar donde su hermana estaba prisionera. No podía fallar de ninguna forma, era a prueba de errores.

Pero nuevamente la princesa erró, algo que venía siendo más que habitual, y ante sus ojos verde agua apareció algo con lo que no habría podido contar en el caso más inverosimil. Detuvo su puño en el aire, con la boca abierta por la impresión al ver a una niña vestida con un peculiar atuendo de... ¿Criada? Anna frunció el ceño con aturdimiento, intentando balbucear algo que se rehusaba a salir de sus labios finos. Se dio cuenta de que tenía la mano en alto de forma amenazante, por lo que entornando los orbes la bajó disimuladamente hasta esconderla detrás de su capa rosada.

-Deseo...-Un momento, ¿Eso era una táctica de distracción? Porque si lo era, la chica no pensaba caer-He venido a por mi hermana-Dijo con decisión, entrando bruscamente y apartando a la niña hacia un lado. Se detuvo prácticamente en el umbral, mirando a su alrededor como si cualquier detalle se pudiese escapar de su atención-Wow... Realmente da escalofríos-Susurró. Alzó la mirada y vio con en una esquina, una araña devoraba sin miramientos a una desprevenida libélula, y tragó saliva. Las antorchas creaban un efecto lúgubre y tenebroso, arrojando sombras de distintos tamaños y fisionomías sobre las paredes. Ruidos siniestros se elevaban de algún rincón, o tal vez simplemente se hacían eco dentro del propio edificio, pero Anna lo tomó como un aliciente. No podía aceptar la derrota antes incluso de intentarlo. Se dio la vuelta hacia la niña-Por tu bien espero que no trates de impedírmelo-Tocó, en su espalda, el mástil del laúd-Soy muy peligrosa.

El temor se apodero de mi, la mujer que estaba frente mía, mantenía la mano alta, como para golpearme, y casi lo hace si no fuera porque la escondió disimuladamente, estaba temblandome hasta la respiración, no sabía que hacer, lo peor fue que entro apartándome a u lado, caí de culo aun mas asustada, no quería dormir otro día mas con moratones, no otra vez...

La mujer parecía muy enfadada, y estaba demasiado loca, me daba miedo, y encima Edni no quería aparecer, ''No-no temas, no nos va ha hacer nada... es una mujer...'' *La... la primera vez que me das ánimos, gracias...* ''Calla que también son para mi... hay que tener cuidado''.

-No se que hermana buscas, no he visto mujeres en la casa de mi padre- Dije intentandome incorporar forzosamente, pues el miedo me estaba casi paralizando -Así que- estaba diciendo hasta que de golpe se giro y me miro cogiendo algo de su espalda, ya no pude mas, me caí de culo arrastrándome a la puerta sin dejar de mirarla, llorando, con miedo de que me pegara -No... no por favor...- Dije cuando llegué tapándome la cara llorando desconsoladamente.

''Corre, corre que es capaz de que nos pegue'' *Lo intento... pero mis piernas no reaccionan* ''Nunca lo hacen cuando devén, no sirves para nada'' *Lo se, no hace falta que me lo recuerdes día si y día también, eres mala. Por un momento creí que serias buena* ''Lo soy, pero en estos momentos como quieres que sea buena si hay una mujer con muy malas pintas delante nuestra'' *Algo de razón tienes*.

Aun con el miedo recorriendo me por todo el cuerpo me arme de valor mire a la chica con los ojos llorosos, cogí aire y... -¡¡Paapaaa!!- Grite con toda mi voz, volví a cojer una bocanada de aire para volver a gritar nuevamente.

Y volvió a equivocarse.

-Tu eres una mujer-Siguió analizando el panorama siniestro.

Para estar prohibido, se mostraba bastante descuidado y sucio, como si careciesen de un servicio de limpieza decente. Si no fuera porque había sido aquella niña quien le había abierto la puerta, podría jurar y perjurar que el lugar en cuestión estaba completamente abandonado... O encantado. Sintió un escalofrío recorriendo su espina dorsal al pensar en la posibilidad de que pudiesen haber fantasmas en un sitio así. Nunca le habían gustado a los fantasmas, y recordaba cuando se metía bajo las sábanas y se tapaba con ellas durante las tenebrosas noches de luna nueva, atenta a cualquier sonido que la pusiese en alerta. Entonces volvió a encarar a la niña, exigiendo respuestas más fiables a sus escasos balbuceos, la cual había caído al suelo sobre sus propias posaderas, y Anna se dio cuenta demasiado tarde. Había sido muy ruda, demostrando unos modales que no eran los que por tantos años Gerda había intentado inculcarle. Esa no era la gentileza y delicadeza propia de una princesa, claro que la mayor parte del tiempo, eso era lo último que Anna parecía. Detractándose de su conducta arrolladora, quiso alargar su mano para ayudarla a levantarse, pero ya era demasiado tarde.

-¿Es que no tienes madre?-Se fijó en algo perturbador que la hizo abrir los ojos de par en par, tapándose la boca con las manos al ver la ausencia de estas en los extremos de los brazos. Tragó saliva y se movió con lentitud, horrorizada-No... Lo siento, yo no quería asustarte-Las palabras de Ralth acudieron a su mente como un jarro de agua helada de las altas cumbres: Si Elsa estaba allí, sufriría de la peor forma posible para una mujer... ¿Se había referido a eso? No quería ni pensarlo, notaba el picor en la nuca y como los ojos empezaban a escocerle a causa de la impresión, sin poder encajar lo que estaba observando-¿Quién te ha hecho esto?-Inquirió, protectora. Quiso cogerle las manos pero torpemente rozó sus brazos, y posó los dedos en sus mejillas ardientes tratando de tranquilizarla.

-¡¡Paapaaa!!

-¡No, no! Por favor, cálmate-Intentó alzar su voz-No voy a hacerte daño, ¿Quién te ha hecho esto?-Siguió sin retirar las manos de su rostro-¡Dímelo!

La mujer por momentos parecía mas y mas hostil, pero de golpe se volvió mas amble, aunque era demasiado tarde, como quería que confiara en ella después de haberme echado a un lado, amenazado, gritado y molestado, como quería que pensara que no es mala si me había hecho llorar y temblar de miedo. Haberme hecho recordar malos momentos y encima amenazarme con algo que había en su espalda.

Pero bueno... me había calmado un poco cuando empezó a pedir perdón y a preocuparse por mí, aunque ya había gritado llamando a papi, ''No parece mala, si no confusa'' *¿Confusa?* ''Ha dicho que busca a su hermana, ¿no piensas que quizás por eso este preocupada?'' *Cierto... quizás sea eso, que es muy imprudente* ''Papi vendrá y la echara'' *¿Y si de verdad su hermana esta aquí?* ''Si papi la tiene sera por algo'' *Espero que no la este reteniendo como me retuvieron a mi*.

-De primero, no tengo madre- Empece a decir mientras me limpiaba las lagrimas algo mas calmadas, aunque aun traspiraba -De segundo, quien me hizo esto ya ha muerto, papi me salvo de el, matándolo- Dije orgullosa de el, de ser su hija -Y... tu hermana no creo que este aqui... no he visto ninguna mujer, aparte de a mi misma...- Me estaba hasta preocupando por la pobre mujer de delante mía, era demasiado estúpida, esperaba que si mi papi se había enterado no le hiciera nada.

Anna combó sus cejas a causa de la tristeza y la empatía que de buenas a primeras empezaba a desarrollar hacia la niña. No pensaba en que era una de las habitantes de ese horrible castillo en el que presumiblemente estaba atrapada su hermana, sino que se compadecía de su desdichado destino, tan cruel para alguien joven como ella. Había estado equivocada cuando pensaba en lo maravilloso que sería el mundo lejos de Arendelle, pero aún así no perdía la esperanza. Quien no arriesgaba no ganaba, y Anna casi había puesto todas sus cartas sobre la mesa. Acarició sus mofletes con dulzura, intentando infundirle ánimos.

-¿Estás segura?-Preguntó poco convencida. La verdad es que no terminaba de créerselo, e hizo una peligrosa suposición. Esa niña debía estar prisionera en la montaña prohibida, junto con su padre, esclavizados por la misma persona que había secuestrado a Elsa. Claro, ahora lo entendía todo. Las piezas de ese retorcido puzzle encajaban a la perfección dentro de la ingenua mente de Anna, quien decidió que para forzar a una cría a llevar un traje de sirvienta, había que ser muy cruel. De seguro ese horrible ser la obligaba a realizar las tareas domesticas, aún en su estado, mientras su progenitor estaría atrapado en alguna mina oscura y lúgubre, encadenado mientras trabajaba oscuros minerales desde el alba al atardecer. Dejando de lado sus suposiciones, Anna seguía sintiendo el escozor en los ojos, pero se contuvo y forzó una sonrisa-Mi hermana si esta aquí-Replicó convencida. Tal vez la habían amenazado para que no contase cosas-Me lo dijo…-Vaciló-… Una planta carnívora-Bueno, si vivía ahí tampoco podría sonarle tan absurdo. En realidad no había sido así, pero no había momento para entrar en detalles-Tengo que salvarla, por favor, tienes que decirme donde está-La zarandeó ligeramente por los hombros, esta vez un poco más delicada que antes-Tengo mucho miedo por ella. Hazlo y te prometo que te ayudaré...

Era una mujer muy rara, aunque ya me había tranquilizado del todo, me limpie los ojos con los muñones y me puse de pie -Mira, mi padre, dueño de este castillo, no ha raptado ninguna mujer- Dije segura de mi misma, aunque no sabía si antes de que yo llegara había hecho travesuras por culpa de la maldita ''Medicina''.

-Puedo llevarte a donde el esta, aunque no se si en estos momentos esta en el castillo, es que... suelo dormir por el día- Dije algo avergonzada, y con algo de temor, por si mi papi no se tomaba bien esa visita tan inesperada. -No te preocupes, que si estas cerca de mi nada te pasara en este castillo- O eso esperaba, el gato no esta a la vista, y sin el no era un lugar muy seguro, los horribles monstruos que habitan este lugar no eran de confianza.

-Te voy ha ayudar porque me has caído bien, que si no...- Empece a cerrar la puerta despacio pero sin pausa -No se puede dejar la puerta abierta, entra luz, y eso es malo- Dije antes de acabar de cerrarla y mirar de nuevo a la chica. -Sigue mis pasos, y no te alejes- Dije segura de mi misma, seguramente a papi le gustaría que fuera tan madura.

''Loca... loca perdida'' *Lo se, esta loca, venir a estas horas...* ''Loca tu'' *¿Porque? ¿acaso no hago bien en llevarla ante papi?* ''¿Y si es una asesina?'' *Papa la matara* ''¿Y si te mata antes?'' *Ya lo habría hecho, ¿No crees?* ''Quizás...'' *Me gusta que te preocupes por mi* ''Muere'' *Se que no lo dices enserio* ''...'' Cada momento era mas difícil mantener conversaciones con ella, es en muchos momentos estúpida y rara. Aunque muy querida.

Los labios de Anna dibujaron una "O" de la sorpresa, y se apresuró a arrugar el ceño al comprender que la pequeña le estaba ocultando cosas. ¿Su padre era el rey de ese sitio? Mal asunto... Su versión no encajaba con lo que había dicho la planta... O simplemente estaba trastornada y confundida. En ese caso, ¿La niña era el enemigo? Le costaba pensar en ello. La princesa trató de ponerse en su lugar, lamentablemente la empatía nunca había sido su mayor fuerte, por lo que cruzó los brazos a la altura de su pecho, con la duda brillando en sus ojos azules.

-Mmmm-Caviló. Tal vez no era una buena idea, aunque visto lo visto, podría hacer girar las tornas a su favor-Oh, no te molestes-Se apresuró a decir-¿Por qué no me llevas hasta mi hermana?-Insistió-Estoy segura de que está aquí, ¿No la has visto? Es rubia, estirada y alta...-Omitió el detalle de que portaba un moño apretado, y que siempre vestía a la última moda del siglo pasado, pues no era relevante-Sólo quiero echar un vistazo, nada más...-Pobrecita, ¿Temía la luz del sol? ¡Pero si era lo más maravilloso del mundo! Pensó en su hermana, siempre encerrada en su cuarto, y supo que nadie querría ser como ella. Anna odiaba las puertas cerradas, y contuvo el impulso de impedirle cerrarla tras ella, como si fuese algo peligroso. Porque donde había oscuridad, había peligros y temores-Seré tu sombra-Aseguró vehementemente-Te prometo que en cuanto la encuentre nos marcharemos, nadie tiene por qué enterarse de que he estado aquí-Aunque a judgar por los insistentes golpes con los que había llamado a la puerta, pretendía todo lo contrario-Será nuestro secreto...

El castillo estaba mas siniestro de lo habitual, no era el aspecto, seguia siendo increiblemente viejo y tetrico, no era la luz, que apenas podia colarse.
No era ni siquiera la presencia de alguna mascota o criatura perversa, sino todo lo contrario... su ausencia, no habian murciegalos en las sombras, ni soldados patrullando, ni siquiera se escuchaba el repiquetear de unos pasos en la lejania... el castillo parecia muy vacio.

Si a eso le añadimos que armas y slgun yelmo aparecian abandonados de vez en cuando, daba la sensacion de que algo habia sucedido.

Ni siquiera el jardin negro susurraba con la brisa... nada, un total y sepulcral silencio habia invedido el castillo
¿Que estaria pasando?

''Que tozuda es esta chica'' *¿Que quiere decir tozuda?* ''Una persona que es muy repetitiva en algo, como ella'' *Con lo de ver a su hermana... vale vale... una no se acuesta sin aprender algo nuevo* ''Cierto es pequeña'' *No me llames pequeña, medimos lo mismo* ''¿Como puedes saber eso?'' *Somos la misma persona ¿O no lo recuerdas?* ''Bueno, la niña no es tonta, jijiji'' *...*.

-Hay...- Espero que padre no se enfade ni me castigue, aunque desde que me e despertado, ni el gatito, ni los guardias, ni mi padre han dado signos de estar en casa, -Miraremos el comedor, pasaremos por la cocina, consecutivamente, visitaremos las habitaciones de esta planta, luego subiéremos a las habitaciones de arriba- Espero que padre este cerca, o al menos el gatito, aunque los guardias ya podrían haber desaparecido, o muertos -No te separes mi, que hay multitud de peligros para los desconocidos- Y para los conocidos, pero bueno... mi padre siempre me protegería -Y lo mejor será estar en silencio, cuanto menos nos perciba mejor...-

El comedor estaba desértico, como era de esperar, a estas ahora no sería normal, bueno una de las mascotas si estaría aquí, Seguimos por la cocina, estaba fría, húmeda, como si se llevara un tiempo sin cocina, aun por las mañanas estaba caliente y por las noches igual, ¿que pasaba? ''No presiento nada bueno'' Caminaba silenciosa y atenta a cualquier movimiento de cualquier cosa, es mas, estaba mas atenta que nunca, la oscuridad era mi amiga, y en ella me sentía tranquila, aunque la pobre chica de atrás no parecía igual -Si quieres puedes agarrarte a mi brazo- Dije tímida y en un susurro, ella me la cogió, y esperaba que eso la calmara.

Anduvimos mas y mas tiempo,y nada, las habitaciones parecían saqueadas, todo estaba cual desierto, había polvo, eso siempre, mas quisiera que papi fuer mas limpio. Todo me preocupaba mas y mas, era todo muy raro, y empezaba a temer, empezábamos a subir las escaleras cuando me dí cuenta que no había rastro de nada, las habitaciones completamente saqueadas, si no fuera porque la mía estaba cerrada de segura que no quedaría nada de ella, ni de mi.

''Calma'' *Estoy calmada* ''Estas llorando'' Cierto era que lagrimas caían de mi ojos para resbalar por mis mejillas, temía, temía que no hubiera nadie, que hubiera sido todo un sueño, que nada hubiera sido verdad, que todo y cuanto había vivido había sido parte de mi imaginación, *Me ha entrado polvo en el ojo* ''Soy tu, siento lo mismo que tu'' *No te preocupes por mi, y preocúpate por papi* ''¿Y si no hay papi?'' La voz rápidamente se dio cuenta de su fallo ''Quiero decir, no, no digo que el no haya existido, si no... ¿y si se ha ido? volverá si se ha ido, los súbditos idiotas creerán que el no los pillara, seguramente sera eso''.

Era tarde, me había soltado de la chica y había corrido al cuarto de mi padre, que no estaba a mas de unos pocos pasos, golpee la puerta con furia y llorando -¡¡Papi, papi!!- La puerta se habría a unos pocos golpes que le dí, nadie se hallaba en la habitación, saqueada, ni las cortinas ni los armarios, nada, ni la cama...

Llorando desconsolada en la puerta de la habitación, pensando cosas que no cuadraban -Recuerdo haber comido en casa... recuerdo al gato... al diablillo... los recuerdo... y a papi...- Decía entre sollozos -¿Po-por-por que...?- Caí abatida en el suelo llorando desconsoladamente y de pronto mire a la chica acercándome a ella rápidamente llorando y con una respiración forzosa.

-¿Ha-has- Trague saliva para calmarme y respire hondo aunque fue entrecortado la respiración, -¿Has visto a algún hombre fuera del castillo?, Es alto, muy bueno, va de negro... o eso creo, dime que los has visto...- Empece a mirar al suelo -Dime que no estoy loca- Y empece a llorar nuevamente.

''No llores... que lloro también'' *Papi...* ''Papi no esta... pero nos tenemos la una a la otra'' *No te conocí tan buena* ''Calla... que me sonrojas'' *Pero... papi nos salvo... a el le debemos nuestra vida* ''Ya no esta, como el anterior, ya no están'' *Cierto...*

-Por supuesto-Aunque no entendía como una pobre cría lisiada iba a poder ayudarla en situación de peligro.

Se ve que era muy ignorante respecto al mundo y aún tenía que recorrer una gran senda para poder alcanzar la plenitud de la madurez. Por si acaso, liberó el laúd y se mantuvo en guardia mientras que con la siniestra agarraba el brazo de la pequeña. Sería la guardiana y protectora de los débiles, porque Anna de Arendelle no era ninguna doncella en apuros.

Y así, la chica del sol y la niña de la luna, caminaron incansablemente por el castillo negro.

El avance era tortuoso,  Anna jamás había subido tantas escaleras, debia de haber siete mil como mínimo, como los pasos que guiasen a un bastión prohibido donde aguardasen antiguos conocimientos. Algo similar debía sentirse al entrar en una mazmorra, una perversa fascinación que la imbuia a querer tocarlo todo.

Jadeó cuando finalmente llegaron a las estancias superiores, despues de la exhaustiva visita guiada, y fue entonces, y solo entonces, cuando Anna se percató de que olia a chamusquina (no en sentido literal).
Se preguntó qué estaria haciendo fuera Leanna, y si la alarmaria no verla salir. Pero al cabo de un rato sintió que se había adentrado en las entrañas de un retorcido laberinto, siguiendo a la morena que paulatinamente iba cayendo en las garras de la desesperación. Anna también lo hacía, pero por motivos bien diferentes. El castillo era eterno y lúgubre, pero estaba horriblemente vacio. ¿Que estaba pasando allí?

El desorden no le parecía tan perturbador como la soledad, y empezaba a sospechar que no hallaria rastro alguno de su hermana alli dentro. Ese castillo debia estar abandonado ¿Entonces donde demonios estaba?

Entraron en unos aposentos que parecían los más lúgubres de todos, la personificación de que el verdadero caos existía. La princesa estaba agotada y miró la cama deshecha, reprimiendo el deseo de tirarse en ella y descansar todo lo que no se había permitido esos días... Pero no lo hizo. En parte porque su nombre no era Ricitos de Oro, ni esa era la guarida de tres vigorosos osos. La niña estaba sufriendo, y por desgracia para Anna, ella conocía ese dolor de primera mano. Frunció su expresión, intentando apartar de su mente aquel día en el que Kai había traído la carta sellada con la mala noticia que hizo que el mundo se le viniese encima. ¿Acaso había algo peor? Pensó en su soledad, aguardando entre lágrimas silenciosas al lado de la lápida vacía de su madre, escuchando la elegia a los difuntos reyes, perdidos en el mar durante la tormenta. Ella sabía que cualquier palabra de aliento no suponían alivio ni la arroparian por las noches con un tierno beso.

-No... No he visto a nadie-Confesó, titubeante. Al menos no con esa descripción-Pero no debes apurarte. Tal vez...-Vaciló-Tal vez ha ido a cazar o algo...-No cuajaba, pero la ignorancia sobre lo acaecido la impulsaba a querer calmarla. No habia tenido nadia a su lado. Le acarició la coronilla con ternura-Seguro que vuelve-No sabia que hacer, ¿Y si se había equivocado de montaña? Nada encajaba con su objetivo, alli no estaba Elsa ni la niña tenía pinta de secuestradora, y lo peor era que parecía haber llegado en el peor momento-Sigamos buscando...

Todo se había vuelto mas oscuro de lo que normalmente era, una oscuridad que ni la mas brillante luz sería capaz de iluminar esa oscuridad que parecía no tener fin, pero... algo sentía, ''No temas por favor'' *Pero... papa...* ''Piensa en una cosa, El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional'' *Pero... el sufrimiento que me invade... lo tuve... ya otra vez... y no quisiera sentirlo... no quisiera perder a nadie mas... no...* ''Ya se que has perdido mucho, y que poco podrás hacer para recuperarlo, mas bien, ya nada podrás hacer por recuperarlo'' Sus palabras no digamos que me alegraran, eran mas un cuchillo bien afilado, porque razón desgraciadamente no le faltaba *Pierdo a madre primero, a padre ni si quiera lo conocí, mi nuevo papi que era amble, que era lo que necesitaba... el que me ayudaría a superar todo los males que una vez me invadieron...* ''A muerto, no pienses mas en ello, madre estaría orgullosa de ti si superas esto'' *Madre...* ''Se que nunca tuvimos, pero...'' *Lo are, superaré este obstáculo, Edni no esta para ayudarme así que me ayudare yo misma*.

Me puse erguida, con mucho esfuerzo, respiré profundamente y limpie mis lagrimas, lagrimas derramadas por alguien que ya no estaba, lagrimas que quedaran en el pasado, como otras muertes y otras lagrimas, derramadas tontamente, por cosas que yo no tenían solución -Mi... mi papi... ya no estará... Yer noligma... ese era su nombre... y quiera o no... no lo olvidare- Puedes no llorar por los muertos, pero nunca te olvides de ellos -No hay mas rincones que mirar... este... mi casa... esta...-Miro el suelo, lleno de polvo y suciedad -Este sitio esta muerto como... como...- ''Dilo sin temor, es tu ultimo obstáculo'' -Como mi padre- Mire a la chica, la cual parecía sentir empatia por mi, algo que me alegraba, aunque era algo egoísta alegrarse que alguien estaba preocupado por una.

-Cógete de mi brazo y sígueme, no valla a ser que te pierdas, el camino hacía la puerta es... oscuro...- Dije triste, como era normal, ''Aguanta, hazlo por padre, por madre, hazlo por mí... no quiero que sufras...'' Cada momento me sorprendía mas y mas la voz, se volvía mas amable, parecía demasiado amable, eso me daba miedo, pero cierto era que tenía que superarlo todo, que tenía que ser fuerte... muy fuerte...

Paso a paso nos dirigíamos a la salida del castillo, mi ''vieja casa'' ya no era mi hogar, ¿y ahora cual sería mi hogar? ¿Donde viviré hasta encontrar una nueva familia?. Abrí la puerta y la luz de la luna me ilumino, era hermosa, brillaba, ¿la luz ya no debía de ser mi enemiga? me llamo Hikari, en japones luz, ¿Debería de ser la luz de alguien? preguntas... y mas preguntas, y no podía dejar de ver la luz de la luna, era algo que... en cierto modo me agradaba, bella luz, ¿Debo de ser como ella? Brillante, e iluminar el camino de otros... quizás aun no.... pero... ese sera mi objetivo, no quiero que nadie lo pase mal nuevamente como yo.

-¿Puedo... quedarme contigo hasta que alguien me acoja?- Dije mirándola de re filón din girarme a verla, la luz de la luna iluminaba mi cara, en la cual se notaba que había llorado.

En el silencio tan abrupto que habia y inundaba el lugar, hiso que el sonido lejano se propagara de forma inintermitente, por lo que las jovenes estaban siendo escuchadas por aquellos que se escondian.

No obstante mas se escucho el grito de una vozarrona que no paraba de insultar y mucho menos de hablar

-asi que fisgoneando puta mocosa? Ya te enseñaremos a fisgonear,  las niñatas como tu no tienen cabida en la montaña prohibida! ¡Ya veras cuando el amo noligma se encargue de ti! Lo vas a lamentar perra!

Hikari solo conocia a alguien tan desagradable y chillon, Pesadumbre estabahaciendo de las suyas... pero solo habia una niña en toda la montaña aparte de ellas, al parecer Leanna no habia escapado de los problemas permaneciendo fuera... pero ¿realmente seria ella? Aquello pintaba a trampa, demasiado evidente.
Fue facil encontrarlos con los berridos que soltaba el diablillo, practicamente habria sido imposible no hacerlo.
Estaban en el exterior en la explanada donde antes estaban los barracones, de los que ahora solo quedaban ruinas y cenizas, habia ardido hasta los cimientos... ¿que paso mientras hikari dormia?
Pesadumbre gritaba mientras sostenia un balde lleno a rebosar de pescado, dos marionetas de aspecto siniestro retenian a leanna mientras la ataban al poste rocoso que la obligaba a tener una posici
on sumisa con las piernas abiertas por dos grilletes. Mientras sus manos quedaban encadenadas al otro lado dejando el cuerpo de Leanna medio forzada a arquearse sobre una superficie circular.
-Sabes algo golfa? Antiguamente los soldados que teniamos hacian lo que viniera en gana con la puta de turno... pero tienes suerte perra, aller el amo despidio definitivamente a los muy inutiles...
Penuria señalaba a las ruinas de cenizas
-Pero ... tal vez al nuevo y mejorado amo, le gustes como sacrificio...
Con esto saco un pescado y se lo metio por dentro de la camiza sin tapujos sobre la intimidad o la higiene,  metio otro por una manga y vacio el esto del valde a sus pies.
Penuria sonrio mientras cogia un pez biscozo y lo movio mientras decia
-He oido que las guarrillas como tu, se dan placer con pescado... si quieres te hago un ultimo fabor... como tu ultima voluntad.
Las marionetas terminaron de atar a leanna y se alejaron hasta un agujero donde reptaron como insectos a sus profundidades.
Penumbra estaba solo, confiado y armado unicamente con un pesccado viscoso.
-Solo tienes que decirme por que estabas merodeando por aqui... soy generosa ¡perdon digo! Queria decir que puedo ser clemente y muy generoso... ¿vino alguien mas contigo? Vamos...
Penumbra empezo a desabrocharle a Leanna la parte baja
-Si no provaras el pescado... ¿soy o no soy convincente? ¿Soy o no soy generoso? Podeis llamarme demonio o diablillo, pero ya soy mas gentil de lo que seria mi amo contigo.

Le resultaba muy duro oir hablar a la niña de semejante forma, y más teniendo en cuenta las lágrimas cristalinas que empapaban sus mejillas, dibujando surcos húmedos allá donde caían. Pasó un brazo por su cuello en ademán reconfortante, sintiéndose torpe en el campo del apoyo moral.

-Tranquila, no seas tan pesimista-Trató de insuflarle aquel optimismo del que se caracterizaba la joven princesa, buscando mentalmente alternativas para tratar de apartar de su mente tales barbaridades.

Demasiado pequeña para albergar tamaña oscuridad. Le descorazonaba ver a la niña sola, herida y melancólica, una muestra de lo cruel que era el mundo y las cosas horribles que albergaba... Un reflejo inverso de lo que la pelirroja esperaba de todo. ¿Dónde quedaban las cosas buenas? Las habría,  seguro. Anna atajó el hecho de haberse equivocado de camino a un bello (pero raro) efecto mariposa que la empujaba a entrelazarla con esa niña. A fin de cuentas tenian cosas en común... No muchas, pero si algunas, como la reciente orfandad y la soledad. Pobrecita. Anna pensó que tal vez su destino no era encontrar a Elsa... De momento, pero la joven estaba dispuesta a seguir desafiandolo tantas veces como hiciese falta. Tarde o temprano llegaria, de eso no le cabía duda. La fatalidad solo se mofaba de ella para disuadirla de su empresa, pero aún no había nacido nadie capaz de obligarla a rendirse: Ni circenses, ni plantas carnivoras, ni asesinos a sueldo ni, por supuesto, un castillo medio en ruinas. Todo ello solo significaba que cada vez estaba más cerca de sus objetivos. Juntó las cejas, implacable, mientras decidia que hacer. Su viaje era peligroso, no podía llevársela consigo en su estado. Con suerte convenceria a Leanna para que ambas volviesen al reino y aguardasen. Se encargaría de que Kai y Gerda las cuidasen a ambas, y mientras Anna finalizaría su eterna gesta de forma satisfactoria para todos. Si, auguraba un final feliz en el que las puertas no volverían a cerrarse nunca más.

-Tengo que ocuparme de unos asuntos...-Omitió el detalle de volver a mentar a su hermana. Le pareció de mal gusto teniendo en cuenta lo que acababa de pasar. Agarró su antebrazo, dejandose guiar por la experta. Aunque la princesa fuese muy pagada de si misma, podría perderse en su propio dormitorio- Por cierto, no me has dicho tu nombre. Yo soy Anna...-La puerta se abrió y de nuevo el aire limpio entró en sus pulmones, algo obstruidos por el olor a cerrado y a polvo que había en el interior de la morada. Tomó oxígeno varias veces,  sintiendose insatisfecha por haber escalado tanto, pero para nada desanimada-Ven conmigo, mi amiga debe estar por aquí.

Voces. Ruido. Gritos.

-¿Qué ha sido eso?-Dio un respingo de pronto-¡Viene de alli!¡Vamos!-Tiró de su brazo, obligandola a cambiar el paso y la dirección en pos del mismo. Igual no estaba todo tan desierto como había creído. Igual la pequeña no estaba tan sola... Anna lo interpretó como algo sumamente positivo, corriendo tanto como le permitían las botas de viaje. No era una experta pero se guiaba por la voz...


Leanna le escupió en la cara al diablillo como respuesta legítima a sus exigencias, mirándolo con una expresión que sobrepasaba lo hostil para convertirse en el fuego del odio más visceral e intenso. Aun no tenía claro como se había dejado apresar, pero forcejeaba hasta hacerse daño con tal de liberarse. La sumisión no era una palabra que existiese en su vocabulario, pero sin embargo si que conocía otras mucho mas malsonantes.

-Hijo de perra...-Ladró-Engendro del demonio,  ¡Te sacaré los ojos y se los daré de comer a las cabras, maldita aberración!-Moverse era inútil, pero no estaba dispuesta a sufrir vejaciones... Casi preferia haber muerto en el bosque las dos veces que había estado a punto de hacerlo, o incluso caer en garras de los circenses hubiese sido una perspectiva menos humillante,  ¿Pero eso? Como una niña que era, Leanna quería llorar... Pero no le daría esa satisfacción. Habia huido del hogar, había peleado valientemente, se había disfrazado de chico... Había hecho demasiadas cosas y aún no estaba ni de lejos,  cerca de encontrar lo que buscaba. Estaba lejos de su casa y nada había servido. Estúpido código moral... Maldijo a la hermana de Anna, sin duda todo eso era culpa suya y se dijo que si salía de esa, le clavaria una estaca en el pecho si es que llegaba a dar la cara, la muy cobarde.

Volvió a escupir.

-Te voy a arrancar los pulmones. Cuando me suelte vas a saber lo que es el sufrimiento...-Y entonces la vio a lo lejos. Quiso hacerle un gesto para que se largase de inmediato, pero Anna nunca le hacía caso.


-Cielo santo, Leanna-Susurró la pelirroja.

Había llegado tan ancha y en el último minuto se vio obligada a esconderse junto a Hikari tras un saliente. En una primera e imprudente instancua, quiso acercarse al hombrecillo para preguntar... Hasta que vio a Leanna con el. ¿Cómo iba a saber ella que había gente en el castillo despues de verlo tan desierto? Pero "eso" no era "gente". Su joven amiga se mostraba en una postura visiblemente incomoda, y Anna dudó seríamente (no solo por los gritos) que ese horrible ser pretendiese alimentarla con tanto pescado. No se le ocurria que perversiones tenía en mente, pero lo que sí estaba claro era que la princesa no se había caído de un guindo, y al verlo tratando de desvestirla entró en cólera.

Anna salió de su escondrijo, laúd en mano, acercándose con el talante de una leona furiosa hasta el ser, ese humanoide que parecía querer abusar de su amiga.

-¡Eh, tu!-Exclamó para llamar su atención, impregnando toda su violenta fuerza en un golpe de instrumento musical, que dirigió hacia la mezquina cara del diablillo para noquearlo-¡Deja en paz a Leanna, pervertido!

-Me llamo Hikari, en una lengua que desconozco quiere decir luz- Aún pensaba que era estúpido que yo tuviera ese nombre, una niña de la luna con el nombre de luz, no era algo que pegara mucho, es como Hikari maléfica, no era un nombre ni apropiado para mí, era un nombre raro.

Un sonido perturbo nuestra calma, y mi tristeza, *Quizás sea la amiga de ella* ''O un asesino que ha venido a matarte a ti y a la puta de la otra'' *Calma que hace un momento estabas bien* ''Estoy como quiero''

Ese sonido que provenía del bosque no era muy agradable, digamos que eran gritos de enfado, entre los cuales había una voz que era in inolvidable, una voz desagradable, que con solo oírla entraba ganas de destrozar a la persona de la cual salía la irritante voz, iba hacía allí no voluntariosamente, pues la chica que se llamaba Anna me tiraba del brazo, parecía como si la otra voz la conociera.

Después de ser arrastrado por Anna, hasta el punto de donde venia el sonido, ella rápidamente pego al estúpido diablo, al cual le iba a meter una patada entre ojo y ojo cuando llegara a donde estaba, maldito diablo. Mientras Anna se encargaba de el, ayudaba a su amiga, que estaba atada de una forma sinuosa y asquerosa, con pescados mal olientes al rededor de ella, ese estúpido diablo va ha saber que es una buena patada.

Una vez desatada la chica, aparte a Anna del medió y mire al diablo ''No preguntes, ya no existe'' *Lo se, no voy a preguntar, ya es estúpido preguntar por muertos* ''Ni aunque viva... te ha abandonado'' *No te pases, si vive... no se... ¡¡Me mareas!!*

Le meto una patada en la cara, y otra patada y otra, hasta 5 patadas en la cara, luego cuando estaba caído en el suelo, le pataleé la entrepierna, tantas veces que me quede muy tranquila y calmada y me apoye a un árbol cansada.

Penuria se volteo sorprendido de ver dos chiquillas salir del castillo
-¡¿pero como?! Es imposible! Pero si las muy.... ¡habeis molestado al amo! ¡Pagareis las consecuencias!
Penuria recibio el insulto con desden
-¿Pervertido? ¿Yo? No me rebajes el nivel cara de champiñon, yo soy mucho peor que un pervertido... vuestros cuerpos no me interesan lo mas minimo.
El diablillo hizo un gesto en forma triangular, uniendovsus 2 manos, obserbando a Anna a travez de el
-Son vuestras almas la que me ponen cachonda.... digo ....me pone a ... vab! Hablar no es lo mio.
El demonio vislumbro la imagen que se formo entre sus dedos.
-Yo soy Penuria uno de los 5 guardianes de la montaña prohibida, guardian del fuego y....
De repentea ojos de Anna el diablillo desaparecio y en su lugar, una joven de ropajes oscuros con cuello altisimo la observaba bien herguida, mientras se recolocaba unos guantes que le resultaban familiares, la joven rubia de cabellos peinados en un moño era la viva imagen del hielo, solido y frio.
-Y señor de la penuria ajena...

Penuria no habia atado a Leanna por casualidad, los temores y las cosas que sucedian sin que ella pudiera evitarlo o hacer nada sl respecto eran lo que perturbaban su alma.

Y aquella imagen de rubia causaba en cara de champiñon el mismo efecto.

Pero Anna era la unica que la veia como tal, penuria se aprovecho de su imagen para causar dolor psicologico a Anna.
-Hay que ver... si nuestros padres te vieran ahora... que decepcion... menos mal que me aleje de ti...
Penuria creia tenerlo todo bejo control, fue entonces cuando...
-Puta? Eres tu? Por que estas despierta!
Fue cuando recibio la primera patada de hikari y luego las consiguientes.
Cuando cayo al suelo con la nariz rota Hikari no tubo piedad
-HAY! Pero por que?! Se supone que somos del mismo bando! Traidora!
Extrañamente el diablo parecia dolerle mas la cara que los golpes consecutivos en la entrepierna.
-Traidora... no permitire que traiciones a el marabilloso amo! ¡Despues de todo lo que hizo por ti!
Penuria se levanfo amorotonado, pero furioso.
-Aunque... tambien es cierto que a lo mejor no traicionas a nadie, de la misma forma que no acabas de patear a nadie, s lo mejor no te acompaña nadie... por que a lo mejor... nunca escapaste de aquel cuarto, a lo mejor, estas loca hikari... o muerta.
Jugar con la realidad de hikari era rastrero incluso para Penuria, pero Hikari se lo habia buscado... solo un gesto y Hikari volveria a ese cuarto, donde definitivamente se volveria loca.
Pero aun no queria hacerlo, al fin y al cabo, cara de champiñon habia visto a Hikari patear a su hermana, la reaccion de Anna prometia ser divertida para Penuria.
Rn cuanto a Leanna, estaba libre de sus ataduras fisicas, pero no de las psicologicas, donde aun estaba atada y su miedo a no poder hacer nada al respecto la oprimia.
El diablillo canturreo en sus pensamientos.

"Yo soy penuria guardian del fuego, penuria que os estanca como un lago, que os impide pensar y solo causa dolor y desesperacion... si dices mi nombre sabras como soy, como un desgarro que arde en el corazon"

Pero Penuria habia olvidado por que habia traido el pescado, de recordarlo, las habria dejafo alli y habria huido.

La violencia de Hikari la cogió por sorpresa, pero no la juzgaría, pues le aberraba la conducta que ese engendrito había tenido para con Leanna, que a parecía enfrascada en una intensa lucha para controlar las ganas de devolver. Anna le apartó el cabello de la frente, mientras esta se inclinaba a un lado y echaba el escaso contenido de su estómago, entre sudores fríos.

-¡Ahá! Así que es cierto que hay más guardianes de esos…-Comprobó Anna. Entonces no se había equivocado, Elsa estaba allí, pero Hikari no lo sabía. La preocupó el hecho de que ese ser hubiese intentado hacer lo mismo con ella que con Leanna, y eso avivó la chispa de su enojo-El fuego se apaga con agua, pequeñín, ¿No eres un poco bajito para andar haciendo maldades?-Claro que a los duendecillos se le atribuían cosas desagradables y perniciosas a veces, mientras que otras hacían cosas hermosas como conceder deseos o arreglar zapatos en mitad de la noche… O eso decían las leyendas populares de su tierra, ¿Sería un duendecillo? No lo parecía.

Leanna se irguió apoyándose en su brazo, en el rostro contraído por la furia, pero la piel verdosa a causa de la fatiga.

Entonces se percató de que la cara de la princesa había cambiado de golpe, observando al monstruo embobada. Anna ya no veía a la mezquina criatura, sino a su regia hermana. Estaba exactamente igual que la última vez que se encontraron en uno de los pasillos del palacio por casualidad, después de una intensa y aburrida reunión con los emisarios de otros reinos, hacía ya cinco meses. Ese día le había dedicado una caída de ojos y volvió a encerrarse en su cuarto… Hasta ese momento. No podía ocultar su intensa alegría y júbilo, con aquella sensación tan grata de calor que ascendía por su pecho. Quería abrazarla, pero sabía que a ella no le gustaban ese tipo de contactos.

-¿Elsa?-Preguntó aturdida, llevándose tímidamente un mechón de cabello suelto tras de la oreja-¿Estás aquí? Pero… ¿Cómo? ¡Oh!

-¿De que hablas?-Replicó Leanna -¿Te has vuelto loca ahora?

-¿Qué? ¿Por qué una decepción?-Preguntó con un hilo de voz, ignorando a Leanna. Anna sorbió por la nariz, bajando la comisura de los labios para protestar-Elsa, estábamos muy unidas… Y podemos volver a estarlo-Pero aunque escasas, sus palabras le hicieron daño-¿Es así como me recibes? ¡He estado sola tanto tiempo! ¿Cómo te atreves de hablar de nuestros padres? ¿Dónde estuviste tu cuando murieron? ¡Ah, ya! Detrás de la puerta-Siseó enfadada. Quería coger los guantes y tirárselos a la cara, quería patearla también… Pero no podía hacerlo, porque era su hermana y en el fondo la quería-No me iré sin ti esta vez, Elsa. No he puesto a mi amiga en peligro para nada…

-Miserable bastardo hijo de perra-Masculló entonces la menor, cargando contra Penuria al igual que lo hacía la otra niña.

No sabía quien era la pequeña de cabello liso como una cortina de ébano, que se ensañaba sin piedad alguna contra su captor, pero quiso unirse a ella y cumplir con inclemencia todas y cada una de sus amenazas. Se las merecía, por supuesto, y lo odiaba. Leanna empezaba seriamente a odiar la magia y todo lo que tuviese que ver con ella. Nunca le había importado demasiado hasta ese momento, incluso cuando su hermano se mostraba escéptico ella había bromeado al respecto. Pero ahora… Ahora lo concebía como un mal que debía ser erradicado a toda costa, una plaga que se extendía como una enfermedad y envenenaba la mente de la gente. Se acercó a Hikari y le propinó con vehemencia una patada en la boca al diablillo.

-Se acabó-Sentenció, sacándose de la camisa uno de esos asquerosos y resbalosos pescados muertos, y tirándolo con impetuosidad contra su agresor. Sentía muchas cosas en ese momento, como si mirase a través de un espejo maldito que reflejaba todo lo inverso que se acercaba a su superficie. Ya le daba igual todo.

-¡No! ¡Parad ahora mismo! ¡Deteneos! ¡Hikari!-Bramó Anna. Los ojos le escocían y esta vez no se molestó en ocultar en llanto, que no sabía si era de felicidad o de melancolía-¡Me dijiste que ella no estaba aquí! ¡Déjala tranquila!-Quiso empujar a la morena-¡Es mi hermana! ¡No quiero que le hagas daño!

Leanna la empujó y la princesa cayó al suelo abruptamente, pero se las ingenió para levantarse y tratar de detener a Hikari. Sus dedos quedaron prietos contra el hombro de la niña, en un amago entre apartarla de Elsa y de detenerse ella misma. Miró a la rubia con consternación, curvando las cejas hacia arriba y clavándo en su figura oscura los brillantes orbes de color azul claro. Empezaba a sentirse confusa, y permanecer demasiado tiempo quieta no era algo propio de ella. Pero es que la consternación le impedía todo tipo de movimiento, intentando atar cabos dentro de su mente aturdida.

No conocía tan bien como quería a su hermana, sin embargo estaba segura de que no la vería jamás intentando abusar de una menor de edad de forma tan mezquina. Tampoco pensaba que la estirada de Elsa, que tan culta y sofisticada era en comparación a la alocada y tozuda Anna, utilizase un vocabulario tan soez, más propio de un tabernero de los bajos fondos que de una princesa real.

-¡T-tu no eres mi hermana!-Chilló de pronto, sacudiendo violentamente su cabeza, golpeándose los hombros con sus propias trenzas, como si luchase por salir de un trance. Pero se veía igual a ella… No era, no podía serlo. Puede que tuviese muy idealizada a Elsa, pero estaba convencida de que ella no era así. Agarró su laúd, que había quedado en el suelo cuando ayudó a Leanna, y le golpeó con fuerza en la cabeza, sin importarle si fuese alta o bajo, mujer o demonio-¡No tienes poder sobre mi!

Noté que Anna me agarraba para dejar de pegar al diablillo, y me pregunte porque lo defendía, después de que el ser amorfo que estaba delante, había molestado a su amiga de una forma muy grotesca. No me detuve, sin embargo, y mientras este me insultaba y me llamaba traidora, solo aumentaba mi desprecio hacia su ser. ¿Como se atrevía ha hablar de mi difunto padre? le volví a dar una patada entre las piernas, pero con mas fuerza y mas ganas -¡Cállate monstruo, proveniente del inframundo!-

Y de pronto quise taparme los oídos pero no pude, sus palabras entraban en mi cabeza, y me trasportaban directamente al húmedo y oscuro sótano en el cual pasé casi toda mi vida encerrada. El miedo volvía a invadirme, volvía a sentir la desolación y desesperación que el lugar ese me trasmitía. ''Eres estúpida, ¿unas miseras palabras trasportadas por un engendro como ese han podido contigo?'' Las ganas de llorar y dejar que mi cuerpo cayera al suelo como siempre hacía en ese lugar aumentaban ''No te rindas, eres fuerte, somos fuerte, ¡¡Joder!! ¿tantas violaciones y luchas vividas para que unas miseras palabras acaben contigo?'' *Es que... ¿Y si tiene razón? ¿Y si todo fue un sueño?* ''¿Has olvidado todo lo pasado?'' *Pues no...* ''!!Joder¡¡ los sueños se tienen y se olvidan y no has olvidado nada... eres imbecil'' *Pero... no soporto esto mas, es una locura... nada es normal... desde que me fui del sótano, todo es una locura...* Estaba desesperada, todo me parecía una locura, todo estaba siendo una locura, nada de lo que veía era coherente. Me tapé las orejas con los muñones llorando, chillando y con los ojos cerrados, esperaba que todo fuera otro sueño y estuviera al lado de mi madre y mi padre. Abrí los ojos y seguía e aquella habitación pero la figura del diablillo desapareció, para ser mi violador el que estaba tirado en el suelo, mientras yo le pegaba. Aquello avivó mi ira asesina, al pensar que todo lo vivido había sido fruto de mi imaginación y estaba de nuevo bajo su poder, y aumenté la fuerza de mis patadas contra el, deseando que muriera por todo lo que me había hecho. Sueño o no, echaba de menos los momentos en los que había soñado que tenía una vida diferente, y estando de nuevo allí me hacía querer descargar la frustración con alguien-¡Muérete estúpido!- me fije que no estaba sola. La niña que antes era prisionera también le pegaba, ¿La habría violado a ella también? Eso me animó a seguir peleando, pues no era la única en aquel mundo oscuro de tinieblas.

Penuria se arrastro alajandose de los golpes, para levantarse y sacudirse el polvo
-maldita sea... mi traje favorito.

el demonio sonrió al volverse u ver como las 3 chicas golpeaban algo en el aire, pisoteaban hierba tierra y piedras, o golpeaban ramas con el laúd.
-idiotas... una vez en mi mundo no podéis escapar, por que os metéis mas en mi mundo cuando mas intentéis escapar.

Su poder era ineludible (o al menos el se jactaba de ello) pero ciertamente era un poder enrevesado que jugaba con los temores y miedos de las personas a fin de hacerlas sufrir.

Ana había creído por un momento que aquella chica era realmente Elsa, saber que no lo era le había causado mas dolor que el creer que la había encontrado, por lo que el poder de penuria la había atrapado aun mas, en su dolor y desesperación ¿encontraría a su hermana alguna vez? ¿buscaba en vano? ese sufrimietno la ataba y la atormentaba, por eso golpeaba a la nada creyendo que golpeaba a la impostora.
hikari se había encerrado en su cuarto mental, casi sin que el propio Penuria hiciera nada, la duda, el caos, el miedo, el pensar que nunca había podido hacer nada, el hecho de que siempre había estado indefensa, la ataban a ese estado de agresividad, pero en realidad sufría.
Podríamos haber sido aliados... pero se ve que tu egoísmo te puede mas que tu devoción por el amo.
era inútil que le hablara, hikari no podía oírlo en su pesadilla.
Leanna era un conjunto de cosas, el momento de indefenso, la vergüenza, la necesidad de que otros la ayuden y que ella no pueda hacer nada, el que Anna nunca le haga caso...
Penuria suspiro mirándolas patear el terreno juntas.
-una pena tener que eliminaros, araríais el terreno muy bien... pero no puedo controlaros, ni esperar que seáis leales al amo... mi única opción es acabar con vosotras...
Penuria chasqueo los dedos y un fuego factuo aprecio entre sus dedos
-ahora sabréis por que soy guardián del fuego...

FRUSH!!!

un sonido lo detuvo, sonaba como... un batir de alas...
Penuria demasiado tarde recordó, y el batir se repitió, y de repente algo grande paso a gran velocidad por sus cabezas, el viento que levanto era tan fuerte que levanto, hojas, tierra, movió ramas y levanto faltas.... y levanto al pequeño y por tanto liviano Penunbra en el aire lanzandolo contra un árbol y de rebote a un montón de zarzas.
Penuria fue derrotada, y como suele pasar, cuando usas un poder semejante, del mismo modo que el vio las penurias de las chicas y se volvieron en su contra y ahora las visiones de las chicas cambiaron por unos extraños recuerdos.

recuerdos de Penuria:

las imágenes terminaron y por fin todo era normal... o casi normal, haba una extraña criatura dando cuenta de todos los pescados, como si fueran golosinas o dulces.

Era como ver a una criatura entre gato, murciégalo y un lagarto.

la figura, musculatura y ojos dorados y rasgados recordaba a un felino, mientras que las alas membranosas recordaban a un murciégalo, y las escamas y cola recordaban a un lagarto.

¿que criatura era esa?



la criatura se detuvo cuando acabo con el ultimo pez, sonriente de tener la tripa llena fue empezó a hecha un pequeño chorro de fuego haciendo un circulo en el suelo, como si estuviera marcando el sitio.

Fue entocnes cuando se detuvo de golpe y os miro, parecia francamente sorprendido de vuestra presencia por lo que incluso se le quedo un gesto de sonrisa tonta.



¿es una criatura agradable o solo es su apariencia gatuna la que lo hacia parecer mono?

la criatura de repente perdió la sonrisa y olfateo, avanzo hacia ellas, pero se detuvo a jitad de camino comiendo se el pez que Leanna se había sacado de la ropa.
volvió a alzar la vista y olfateo el aire, su sentido le guió a algo que lia muy bien para el y se volvió a leanna con un gesto bastante evidente

La sucesión de imágenes la desconcertaba. Por un momento pensó que la desazón era suya, pero recordó que aunque su cabello era de color caramelo, ella no era ese diablillo achaparrado. O sea, que o bien el cansancio le provocaba alucinaciones o simplemente había comido algo en mal estado.

Dejó caer el laúd al suelo, pellizcandose la mejilla hasta que esta se tiñó de rojo, buscando recuperar la cordura o, como poco, despertar. Igual cuando lo lograse, volveria ser una cría mofletuda que jugaba ha hacer muñecos de nieve en el salón del trono. Que raro, ¿Verdad?

Y todo se esfumó. Ni salones, ni nieve, ni muñecos, ni diablillos travestidos, ni alucinaciones de ningún tipo. Se frotó los ojos con las manos enguantadas, y colocó sendas en los hombros de las niñas. Volvían a estar en ese claro, mas aturdidas que antes, lo cual aumentaba su enfado considerablemente. ¿Donde estaba el diablillo maligno? Se sentia víctima de la fatalidad, pero pensaba remediarlo. Se llevó las manos a las mejillas y tiro hacia abajo.

-Oh, ¿Y ahora que voy a hacer?  No puedo volver sin Elsa-Pero ya habían registrado el castillo y no estaba allí. Se sentía frustrada y dio una patada a una piedra de forma airada. Su obstinación y valentía se traducian como imprudencia y falta de recapacitación, pero por una vez se esforzó en tratar de pensar. Su hermana estaba en algún sitio, pero no en la Montaña Prohibida-Estúpida planta-Masculló-Estúpido duende, ¡Estúpido todo!-Dio otra patada. Aún le quedaban rastros de mal humor residual. Se sentía desanimada pero aun así queria seguir-Vamonos. Buscaremos en otro sitio...

-¡Ya está bien!-Protestó Leanna-¿No ves que no tiene sentido nada de esto? Deberiamos volver a casa y punto, es lo mejor para todos-Arrojó un pez y lo lanzó con violencia. No volvería a comer eso nunca mas en su vida, desde ese momento lo aborrecia, así como toda la magia del mundo.

-No voy a rendirme-Increpó-Vuelve tu si quieres, pero yo aún no he terminado de buscar.

-¡Irresponsable!-Acusó la niña, enrojecida de la furia-¿Es que no has tenido suficiente? El reino está solo a manos de un desconocido mientras que tu te paseas por ahí, pavoneandote y tratando de dar lecciones de moralidad y familia a los demás. Si de verdad te aplicases el cuento, no habrias abandonado Arendelle. Las personas a tu cargo, como reina, también se supone que son tu familia, ¿Sabías? Pero que puede esperarse... Igual no eres apta ni como recambio.

-¡Oh, que injusto!-Protestó enfurecida-¿Acaso no se puede decir lo mismo de ti? Yo no soy el recambio-Protestó dolida. Sin embargo las palabras habían dado en la diana de una Anna, ya de por si, con la guardia baja.

No quería reconocer que tuviese razón, pero en el fondo temia la verdad. No había nacido para ser reina, ¿Tal vez por eso no se atrevia a volver? No queria creerselo, pero tenia sentido y era plausible. Igual el buscar a Elsa solo era una excusa para probarse a si misma y demostrar que era algo más que la reserva...  ¿Y si no lo hacía por cariño, sino por egoísmo?. Anna era torpe y más atrevida que refinada, no precisamente un ejemplo a seguir. La eterna ignorada que mendigaba atención, que solo estaba ahí por el mero deseo de suya padres de traer un varón al mundo. Un intento fallido ¿Acaso no había un lugar para ella en el mundo? Sí, sí que lo había y no descansaria hasta dar con el. No sería más el recambio.

-Estás equivocada, Leanna-Replicó.

-Esto es inútil. Lo siento por ti, pero yo me vuelvo a Lindert-Atajó hastiada.

Entonces lo vio. Habían estado tan ensimismadas que no se percataron de su presencia hasta ese momento, pero resultaba obvio que estaba allí y que no era una alucinación.

-¿Pero que...?

La princesa pasó la brazos por la cintura de Hikari en ademán protector, observando atónita a la criatura de escamas de ónice, prácticamente omnubilada. Intentó gritar, pero el sonido murió en sus labios cuando la boca de este se ensanchó, mostrando una mueca que debía ser una sonrisa, por lo que se quedó boquiabierta unos segundos.

-Otro monstruo-Susurró Leanna-Este condenado monte está lleno de ellos...

-Oh, pero si es muy simpático-La interrumpió embelesada, mirando sus pupilas ensanchadas. Quería acercarse pero Leanna le cerró el paso, observándolo con cautela mientras este deboraba el desventurado pez rebozado en tierra del camino.

La cria sacó el espetón de su cinto, amenazante.

-No pienso convertirme en su almuerzo...

oAo:

Algo no iba como debía ir, algo fallaba, sentía que todo lo que ocurría a mi alrededor, era de verdad, o algo me lo decía pero había una parte en mi que decía que no ''Muerta, viva, aturdida, como seas que estés en estos momentos, me da igual, todo me da igual, ¿eres tonta o no te das cuenta que solo pegas al suelo?'' *¿Suelo? pero si esta nuestro secuestrador delante* ''Estas muy ciega, siempre lo has estado, la luz no es capaz de quitar esa niebla de tus ojos. !Despierta¡'' De pronto me dí cuenta, el diablillo estaba mirando como pegamos a la nada. ''Es despreciable, usarnos así, y encima te llama traidora, padre muerto y el tratando de arreglándolo todo insultándote, molestándote y encima usándote'' *Va a mor* Sí ya de por sí estaba en shock, cuando apareció esa sombra que voló sobre nosotros de esa forma tan furtiva, era algo negro, me tuve que aguantar la falda para que no se me vieran las bragas.

El ser ese se empezó a poner a comer pescado de una forma que parecía un caníbal alimentándose de una pobre presa, daba miedo, su color oscuro daba a entender que en las sombras se escondería aunque de mi es difícil esconderse en las sombras.

Cuando se acerco a nosotros tenía el corazón latiendo a cien, estaba temblando, era muy grande, y aunque no fuera tan horribles como las criaturas que vi en el castillo, esa me inspiraba mas temor, su gran tamaño, su oscuras escamas, sus enormes ojos, aunque pereciera amable, no me podía fiar de un animal mayor que yo.

Sin pensarlo mas, enganche mis brazos a los de las otras dos chicas (Anna y Leanna) y empecé a correr cuesta abajo con ellas dos enganchadas a mi, no dejaría que un bicho grande, que vuela y que come pescado nos coma, no, no podía permitir eso, y menos abriendo llegado tan lejos, sería algo estúpido. Así que seguí colina abajo sin pensar en lo que podría haber allí abajo.

Off: si es correcto, es como una salamandra, algunos dragones fueron basados en ellos, otros en lagartos y los asiaticos en caballitos de mar (de hay que los dragones asiáticos sean alargados sin alas)
On:


La criatura olisqueo a Anna y pareció encontrar un olor agradable en ella por que se quedo quieto oliendo su mano, como haría un perro.
No obstante Leanna interrumpió el contacto de forma brusca y violenta, lo que hizo a la criatura bajar sus "orejas" y mostrar los dientes.


La criatura era salvaje, no parecía dispuesto a entablar contacto con desconocidas
Pero por suerte nunca hubo confrontación, pues hikari las arrastro consigo montaña abajo.
La criatura no las siguió y por un momento cuando dejo de gruñir y dejo de parecer hostil pareció apenado, pero nadie quedaba allí para verlo o comprenderlo.

..................................

Lord Master iba camino del castillo negro, en la montaña prohibida, no le asustaba estar solo por los caminos, ya que a nada temía ya.
No obstante tenia cierta tensión en el cuerpo, novata algo raro en el ambiente algo diferente
Tal vez por eso se sobresalto de forma excesiva cuando 3 niñas aparecieron casi derrapando por la ladera.

-¡Por los espíritus errantes! ¡me habéis asustado!... ¡hikari! cuanto tiempo sin verte!

Master se acerco a las jóvenes, pues aunque de aspecto siniestro se le veía agradable comparado con todos los anteriores
-menos mal que te encuentro Hikari, por un momento pensé que tendría que subirlo a la cima.

Lord Master se puso a rebuscar en su bolsa y saco lo que parecía un bonito paquete de regalo rosado, con una cinta dorada, era un paquete bastante voluminoso, parecían haber varias cosas hay dentro
Pero por alguna razón estaba muy sucio y algo abollado, como si hubiera caído contra el suelo.

-Veras Noligma nos ordeno en secreto hacerte un regalo, íbamos a celebrar una especie de cumpleaños de bienvenida para la princesa... pero por alguna razón encontré esto tirado en los acantilados.-Master puso un gesto pensativo- debió caersele a Penuria por la ventana, se suponía que tenia que dártelo, es muy propicia a tener "accidentes"...

Master entrego el regalo a Leanna mientras su voz sonaba tomada como si estuviera muy emocionado.

-Gracias por hacer el favor a una pobre niña, mira que eres una gran amiga ofreciéndote a ayudarla...
Luego agarro las manos a Anna y siguió diciendo
-Hikari es tan afortunada de teneros como amigas... me siento feliz de que por fin Hikari este con otras princesas... por fin mi princesa se hace mayor... bueno, pasároslo bien
Lord miro la montaña y recordó
-que tarde! debo volver! pasároslo bien en vuestra fiesta de pijamas! o camping... lo que sea...

y cuando Lord Master casi había desaparecido en lo alto de la subida se volvió
-Por cierto chicas! si veis a vuestro hermano y hermana saluden de mi parte! ellos sabrán quien soy
y así de extraño y nada predecible Lord Master siguió subiendo la senda a paso ligero.

OFF: siento haberos molestado, ya podéis proseguir tranquilas, en cuanto a vuestro regalo, algunos son de la tienda, así que pueden tardar en llegar.

Off sobre dragones:

“¡Lo sabía!” Pensaba Leanna al ver al reptil enseñar sus dientes afilados, en una actitud claramente hostil… Como la suya hacia él. Pero, ¿Cómo permanecer impasible y dócil ante un ser de semejante tamaño y fisionomía desconocidas? La chica no había viajado tanto como para poder afirmarlo, pero juraría que era…

-¡Un dragón!-Musitó Anna, como leyéndole la mente, mirándolo con expresión embelesada y soñadora. Como quien mira a un cachorrito recién nacido e inofensivo.

-Por poco no te arranca el brazo-Masculló entre dientes, exagerando, mirandola desaprovatoriamente.

-No pasa nada-Replicó la princesa alegremente, tan confiada como siempre, ganándose nuevas miradas hostiles de su compañera de viaje.

-Tu sabrás lo que haces…

Quería tocar sus escamas y comprobar su textura bajo sus dedos, por lo que empezó a quitarse el guante azulado que había protegido sus manos durante la escalada hasta lo alto de la montaña, pero nuevamente algo se lo impidió. Cuando quiso darse cuenta, Hikari tiraba de ella y de Leanna colina abajo, con una fuerza que no cabría de esperarse de una menor de edad, tan frágil y delicada como parecía, vestida con aquel atuendo de sirvienta.

-¡Eh! ¡Detente!-Protestó, pero la fuerza de la inercia tiraba de ella hacia abajo, sin permitirle echar un último vistazo atrás. Anna sentía que en cualquier momento podía tropezar y dejarse los dientes contra alguna de aquellas escarpadas rocas, o cualquier otra lesión por el estilo, de esas que no estaba preparada para afrontar-¡Aún no he encontrado a mi hermana!-Intentó soltarse, pero la niña corría como una condenada-¡Párate, que nos vamos a hacer daño!... ¡Ah!

Finalmente lograron detenerse, aunque el sobresalto de Anna provocó que le entrase hipo. Su pecho se contrajo, mientras recuperaba el aliento, pero notaba la incómoda presión en la parte del diafragma.

-¡Ay!-Ni siquiera se le pasó al ver al extraño sujeto que hablaba con al tranquilidad, y que evidentemente, parecía conocer bastante bien a la niña de pelo liso y negro.

¡Seguro que era su padre! Bueno, no podía decirse que se pareciesen, pero alguien tan siniestro sólo podía ser el dueño del castillo, ¿Verdad? El hombre en cuestión llevaba una máscara de media calavera, y vestía con una capucha oscura. Anna tragó saliva, estuvo a punto de abrir la boca para decir algo, pero el hipo se lo impidió, obligándola a cerrar el pico.

-¡Atrás!-Siseó Leanna, en sus particulares achaques de violencia.

Anna la apartó suavemente con el brazo, tapándole la boca con las manos, para que no interrumpiese el bonito reencuentro padre-hija. Casi se le escapó una lagrima de emoción al ver como este rebuscaba entre sus cosas y le hacía entrega de un paquete peculiar, disipando las escasas dudas de la princesa. Y para su sorpresa, el tipo misterioso colocó en las manos de la niña de Lindert el paquete.

-¿Qué?-Lo miró como si de pronto fuesen a salirle tentáculos-Oiga, yo no soy amiga de…

-Por supuesto-Anna le reverenció cortésmente y con educación-Pero, disculpe, ¿No debería…?-Se calló de pronto al percatarse de que este tenía prisa, y volvió a sacudirse. Intentó momentáneamente aguantar la respiración, bizqueando.

-¿Hermano?-Dijo Leanna, abriendo de par en par los ojos, ¡Su hermano jamás tendría contacto con la brujería! Eso la consternó-¿De qué le conoces?

-¿Hermana?-Repitió Anna-¡No, espere!-Demasiado tarde, el hombre se marchaba colina arriba, pero al menos ya no le dolía el diafragma. La pelirroja pateó el suelo con violencia, lanzando una piedra por los aires-¡No es justo!

Off:

''Para, nos vas a matar a todas, ¡¡Correr es de cobardes!!'' *Párate delante de un dragón que mira a ala pequeña con una cara de querer comérsela* ''Visto desde ese punto de visto creo que al de razón tienes...''

Seguí corriendo un poco mas hasta llegar a ver a Maestre en mitad del camino, me sorprendido bastante verle, creí que estaría muerto, bueno, viendo que el cerdo de penuria seguía vivo quizás lo que había ocurrió en el castillo tenía algo de sentido, ¿pero que sentido tiene lo que ocurre? me abandona en el castillo, sola sin ni siquiera con una mascota, solo polvo y una mujer algo loca aporreando la puerta.

-Pero... ¿Por que me dejasteis sola?- Algo me estaba pasando y creo que fue culpa del estúpido y repugnante penuria, no me sentía bien, todo estaba como cambiando por momento, unos momentos todo se oscurecía, y no llegaba a ver a nadie, pero por otros momentos la luz me cegaba.

Con los ojos cerrados intente enterarme de lo que ocurría -El castillo esta arrasado, no hay rastro de vida... nada... todo esto es falso... no existes... todo es mentira...- Una risa tonta, me empezó a salir por la boca, era una risa de miedo, cuando logre abrir los ojos estaba llorando, los ojos muy bien abiertos y con las pupilas exageradamente grades.

''¿Que te pasa?'' *No se que ocurre a mi alrededor, es todo muy extraño, no hay piezas que concuerden, es raro, ¿Por que me abandonó en el castillo? no tiene sentido... !no¡* Ese no sonó también fuera de mi mente.

No soportaba nada de lo que me ocurría, sentí que algo me golpeaba la cara, era mi mano ''Calma, mejor vayámonos de este sitio, es lo mejor que podemos hacer, esas chicas te cuidaran'' -Gracias maestre- Dije antes de coger a Anna y a Leanna por los brazos y marcharme lentamente respirando hondo y sin saber que ocurría.