Violando propiedad privada {libre}

Lugar: Castillos

De acuerdo estaba en... ¿En donde? Ok... estoy perdido, nada nuevo esta ocurriendo, le dije al viento que me llevara y me llevo, claro que no especifique a donde y de momento estoy aquí, en la pequeña terraza de una enorme construcción, un castillo que vaya a saber a quien pertenece, pero las cúpulas hacen una gran sombra y me agrada estar protegido del sol, así que me convencí de que no podía ser tan grave y solo me desmorone en el suelo ¿Suelo real? Me reí ante la posibilidad de que todo lo que me rodeara fuera algo real.

Se lo había prometido... Rapunzel se lo había prometido a aquel ladrón: Si se infiltraba en el palacio y conseguía la tiara real, el la ayudaría a volver a casa.

Lo había conocido a los pocos días de llegar a Corona, después de su encuentro con James. Aunque al principio se había mostrado reacia a algo tan feo como lo era un robo, al final había accedido por temor de no volver a ver a madre... Y así, la joven rubia se había hecho pasar por una criada para entrar a trabajar en el palacio. Pero ahora se arrepentía, en uno de sus bruscos cambios de personalidad, sobre todo después de conocer a los empleados del lugar que tan amables estaban siendo con ella. Y los reyes... La reina siempre la sonreía cada vez que la veía cargando con la colada, suspirando con nostalgia al decirle lo mucho que se parecía a su hija desaparecida.


Ese día se encontraba aseando los aposentos de la reyes. Tras ahuecar la almohada, limpió el polvo y se acercó al tocador, cogiendo uno de los cepillos dorados con el emblema del sol. Empezó a peinar su cabello de forma distraída.

Le gustaba la vida en palacio. Era libre y todos eran buenos con ella, por eso no podía cumplir la promesa que le hizo al ladrón. Le había dicho que todos eran ruines y estaba equivocado. Rapunzel incluso, se sentía mal al descubrir que no quería volver a la torre después de experimentar aquello...

De pronto escuchó un ruido en el balcón y soltó el objeto de forma apresurada, como si hubiese estado haciendo algo malo. Con cautela, se acercó y miró a través del cristal, observando sorprendida al ver que era un chico de cabello blanco.

Agarrando la escoba, abrió la puerta y lo encaró con ella.

-¿Has venido a robar? Porque no te lo permitiré-Acostumbrada como estaba a las alturas, le sorprendió que hubiese escalado hasta allí arriba. Agitó la escoba en el aire para que viera que iba enserio.

Estaba casi durmiéndome cuando una chica con largo cabello rubio apareció de la nada con una escoba, yo abrí mis ojos y la mire para nada impresionado, sin embargo no sabia los diferentes y dolorosos modos de tortura con escobas que podría conocer ella, así que me pare sin acercarme demasiado para no asustarla.

-Hey hey tranquila... no vengo a robar, solo tomo una siesta, no sabia que este castillo estaba ocupado... por cierto ¿Donde estoy?

Rapunzel estaba a punto de dejar caer sobre su cabeza la escoba, pero paró a tiempo.  Bueno, no parecía un ladrón, ¿Verdad?  Es más, ¿Cuántos años tendría? Seguro que su misma edad, a pesar de su pelo blanco como la nieve. El joven alzó las manos para detenerla, justificando de manera extraña su presencia allí, haciendola fruncir el ceño.

-Ummm, estas en el palacio real de Corona-Informó dudosa-Pero no creo que este sea un buen lugar para echarte una siesta, los soldados podrian verte. Has tenido suerte de encontrarte conmigo, ¿Quién eres? Yo soy Rapunzel y trabajo aquí.

¿Corona? ¿Estaba en el Reino de Corona? ¿En un palacio real? Mire a mi alrededor sorprendido, nop, no lo había notado y no conseguía recordar si había estado allí con anterioridad probablemente si, aunque cuando pasas tanto tiempo sin ser notado comienza a darte un poco igual donde estés y donde no.
Esta chica, Rapunzel, debe ser un personaje de algún cuento, de lo contrario no sería capaz de verme, ella menciono a los soldados pero desde luego ellos no son capaces de verme, solo los personajes de cuentos y los niños que creen en mi pueden notarme y realmente no son un gran numero.

-Pues... soy Jack Frost, llegue hasta aquí y... bueno no tenía idea de donde estaba, se podría decir que estoy perdido pero como no tengo un lugar a donde llegar entonces no estoy perdido-Creí razonar mientras echaba el peso de mi cuerpo sobre el cayado.

La joven esbozó una "o" con los labios, lamentando un poco haber sido dura con él. Si bien ella tenía su lugar, junto a madre, sabía lo que era sentirse perdida y desorientada, como cuando había salido de la torre en lo más profundo del bosque. Sus ropas lo posicionaban como, tal vez, alguien de una escala social humilde, como ella, a juzgar por los bajos de sus pantalones que necesitaban un buen arreglo y sus pies descalzos.

-Vaya, lo siento Jack, ¿Puedo ayudarte de alguna manera?-Dijo con empatía-¿Y cómo es que no tienes ningún lugar al que llegar? Todo el mundo tiene un lugar al que pertenecer, o del cual provenir-Demasiado evidente, ¿No? Ella venía de la torre. Aunque a decir verdad, ese joven tenía un aura de misterio bastante intrigante que la rubia no podía pasar por alto fácilmente-No se...Quizás no lo has encontrado aún o no lo has buscado con suficiente ahínco-Le sonrió amplia y tierna-Me gustaría seguir charlando, pero podemos meternos en un lío si nos pillan juntos aquí-Susurró de forma cómplice-¡Ven!-Tiró de su mano, sacándolo de la habitación junto con su escoba y caminando por los pasillos con cuidado de no toparse con nadie. Rapunzel se detuvo antes de doblar una esquina, donde un hombre hablaba con una mujer acerca de una cena de "no se que" para dentro de dos días en honor del rey. Se giró hacia Jack y puso un dedo sobre sus labios, para después seguir tirando de él cuando sospechó que el pasillo había sido despejado-¿Tienes hambre?

"Todo el mundo tiene un lugar al que pertenecer, o del cual provenir"

Las palabras de Rapunzel quedaron en mi mente un segundo... si yo provenía de un lugar desde luego, pero ese lugar esta muy lejano y nadie de los que eran mi familia deben de vivir... además nadie podría verme... yo ya no soy exactamente ese chico que solía ser, nunca había notado cuan radicalmente había cambiado mi identidad.

- Bueno... no soy una persona común... digamos que soy una especie de viajero errante... pertenezco a todos y a ningún sitio.

Y una parte de mi esta seguro de que así tiene que ser, porque así lo quiso el hombre de la luna.

-Eh...-Ella me llevo adentro del castillo antes de que pudiera decir alguna cosa más, parecía preocupada de que nadie me notase ¿Debería decirle que nadie va a verme de todas formas? No, se preguntaría porque ella si puede verme... -No, gracias esta bien...-

Rapunzel se giró hacia Jack, verdaderamente intrigada. Nunca había conocido a un viajero errante, ¿Sería ella algo parecido? En absoluto, tampoco es que hubiese pasado demasiado tiempo desde que salió de la torre, y sus aventuras habían sido más bien cortas, antes de poder afincarse de nuevo en ese castillo, aunque sus intenciones fuesen otras.

-Seguro que todo va a mejor. Dime una cosa, ¿Tienes familia?-Tal vez era huérfano.  Pensó fugazmente, que no le hubiese importado que Jack se quedase a vivir con ella, a fin de cuentas, la muchachita a veces también se sentía algo perdida. Nunca había tenido un amigo, a parte de pascal… Pero ella se refería a un amigo humano, alguien que la visitase de forma constante en la soledad de su torre. A pesar de que no llevaban conociéndose ni cinco minutos, Rapunzel acababa de regalarle ese título a Jack. Encogió sus hombros, ruborizándose-Seguro que si tienes hambre-Insistió, tirando de él hasta que acabaron llegando a las cocinas. Primero le prepararía algo, y después trataría de meterlo en sus aposentos sin que nadie se diese cuenta. Jack necesitaba un buen baño de agua caliente y que le lavasen aquellos pantalones tan raídos. Con un poco de suerte, podría hacer algún apaño con la aguja y el hilo.

Tras recorrer el pasillo a hurtadillas, llegaron a las cocinas de la servidumbre del palacio. Se trataba de una estancia bastante grande, en la cual, el olor a comida deliciosa flotaba en el ambiente junto con el vapor cálido que manaba de las hoyas burbujeantes, donde las verduras flotaban junto al resto de los ingredientes.

-Métete en la alacena, rápido-Susurró, empujándolo a un habitáculo y cerrando la puerta tras el, por si acaso llegaba Marlene, la cocinera, y les echaba la bronca. Cogió un cuenco y lo llenó, colocandolo sobre una bandeja de latón junto con un trozo de queso y un mendrugo de pan, para después esconderse en el mismo lugar que el albino-Esto es para ti. Cómetelo y después veremos que hacer contigo.

Se notaba que esta chica tenia buenos sentimientos o tal vez demasiados porque confiaba en mi más rápido de lo que una persona normal haría de un chico albino con un cayado en la mano, ella me llevó hasta adentro del castillo y se estaba tomando demasiadas preocupaciones por lograr que nadie me viera, lo más probable era que nadie me viera de todas formas pero no podía explicarle lo de los personajes de cuentos por lo que no podía decirle que todo esto era inútil.

-Eh... bueno-dudé al responder acerca de mi familia, mi familia había vivido hace más de 300 años atrás así que podría decirse que no tengo -... no en realidad no tengo familia... ¿Tu familia también trabaja en el castillo?

Ella inmediatamente me metió en la cocina e insistía en que tenia que comer... comer.... ¡Pero yo no podía comer! Como guardián inmortal es completamente innecesario, de hecho no eh comido en más de 150 años... más o menos... no recuerdo bien la ultima vez que sentí hambre.

-No, Rapunzel escucha esto no es necesario yo no necesito...

Entonces me metió en la alacena junto a unos alimentos, yo solté el cayado el cual quedo apoyado contra la pared de la alacena y comento a muy lentamente congelar a su alrededor, Rapunzel cerro la puerta y la comida que me había dado se escarcho por completo debido, naturalmente, a que yo la estaba tocando. ¿Dijo "qué hacer conmigo"? ¡Sonaba casi como una madre! ¿Sería que quería adoptarme o algo así?

Rapunzel se giró para asegurarse de que la puerta estaba bien cerrada tras ella y que nadie iba a pillarlos allí dentro. Sería bastante embarazoso y podría granjearle un despido inmediato, algo que ella no quería pues el había tomado demasiado cariño a todos, en particular a la reina, que se le antojaba una mujer bondadosa y amable.

-Sobre mi familia... Madre no trabaja en el castillo, en realidad, ni siquiera está en la ciudad. En realidad... Bueno, yo... Me escapé de casa-Se sinceró, tal vez esperando algún tipo de reproche. Hizo un puchero, pues en realidad lamentaba mucho el haberse separado de su madre, pero por otro lado adoraba la nueva vida que tenía, y no quería volver. ¿Era una persona mezquina y ruin por pensar así? La muchacha se sintió culpable, ya no era ninguna niña, tenía dieciocho años, pero la dama Gothel la trataba como si tuviese ocho... Pero lo hacía para protegerla. Estaba hecha un lío, ¿Qué era lo que estaba bien y que lo que estaba mal? La rubia sacudió los hombros en un intento de sollozo, pero se frotó la nariz pues no quería llorar delante de Jack, dado que seguro que pensaría que era inmadura. En medio de su caos emocional, Rapunzel sacudió la cabeza y miró a Jack con ternura, alargando la mano hacia su cabello albino y recolocando un mechón rebelde-No seas humilde, no me cuesta nada. Podrías quedarte aquí si quieres, creo que hay una vacante para mozo de cuadra, o incluso para aprendiz de mayordomo-Agregó ilusionada-Puede que esto te parezca precipitado pero yo nunca he tenido amigos-Salvo Pascal, claro está-Y no me gusta ver a la gente tan sola como yo-Después, retomó ese porte suyo enérgico-Además, ¡Si no comes no crecerás! Mírate, estas muy delgado.