¿Una estátua parlante? (Hombre de Lata + libre)

-Si tambien me muevo, hablo y me muevo, como cualquier otra persona. Solo que mi exterior es hojalata. No soy una estatua, soy un hombre. Puede que sea extraño, pero es una historia muy larga si te cuenta como me ocurrio esto - dijo el leñador, estiro un poco mas sus brazos y sus piernas, pues se había quedado demasiado tiempo quieto y debia moverse nuevamente si no queria que sus articulaciones le dolieran. Extendio su mano y tomo su hacha, la clavo lejos suyo en un tronco en el suelo del bosque.

-Soy el hombre de hojalata, todo el mundo me dice asi, y ¿tu como te llamas?- pregunto. Era muy raro verlo actuando de esa forma, el leñador era amargado y muy malhumorado con todos, pero esa muchacha de dulce voz lo había impresionado.

¿Pero por qué estás cortando un árbol? Es tan bonito, lleno de lugares para que los pajaritos hagan nidos... - dijo la mujer de cabello negro, y piel palida.

La miro extraño, sus ojos grises la miraron curioso, a pesar de todo de ese metal en su cuerpo, sus ojos eran muy expresivos y mostraban su confusion. Cuando era mas joven valoraba mucho a los animales y se cuidaba de no dañarlos pues segun él una persona sin corazón no tenia que esa voz en su interior diciendole lo que estaba bien o estaba mal: pero con el tiempo, simplemente ya no le importo, pues solo se obseciono en una sola cosa: Tener un corazón propio. No lograba entender aquel amor que sentia Blancanieves por las pequeñas criaturas.

-Yo estoy cortando este árbol, nesesito su madera para poder crear una muñeca, unas amigas mias me pidieron que lo haga, y si no hago la muñeca ellas no me van a querer hablar- comento el viejo hombre recostando su espalda sobre el tronco. - Nunca escuche cantar a alguien como usted, ¿es que no cantar para mi pequeña señorita?- pregunto en un tono dolido al ver que ella no tenia intenciones de volver a cantar esa hermosa melodia. Para él ser de metal era normal, y no le deba importancia, pero la joven se encontraba muy estupefacta por ello. -¿Porfavor?- pregunto educado. Hacia tanto tiempo que no usaba esas palabras y se comportaba tan cordial con alguien. El refran ese que dice que "La musica transforma a las fieras" es muy cierto, y esto era una prueba de ello

(U: Lo siento, no sabia que mas escribir, estoy muy cansada, estuve todo el dia estudiando, me disculpo

-¿Usted quiere escuchar mi historia?- pregunto intrigado, en todo el tiempo que llevaba vivo nadie le pregunto aquello, normalmente escapaban o simplemente le sonreian con burla. Jamas se preguntaban que había detras del duro metal, y el motivo de la poca cordura que permanencian en el viejo.

Se sento en uno de los troncos, dejando el hacha a un lado, inclinando la cabeza, cerro los ojos, pensando como empezar. Como si le resultara dificil recordar los detalles, pero la verdad era que si le resultaba confuso por donde empezar. Nunca le relato su historia a nadie, y no sabia que palabras utilizar.

- Fue hace mucho tiempo - fue lo primero que dijo el hombre de metal- Hace mucho tiempo, seguramente usted todavia no había nacido. Cuando era muy joven, me enamore de una bella mujer Munchkin, ella dijo que- sonrie levemente recordando las palabras exactas que utiliza la chica hablarle.

- Ella dijo que iba a casarse conmigo, pero que tenia que conseguir el suficiente dinero para poder hacer una casa junto con ella. Estabamos tan enamorados...Pero mi amada vivía con una vieja insoportable, y completamente celosa, que no deseaba que se casase conmigo. No solo conmigo, no queria que se casara con nadie. Por ello, fue con la Bruja del Oriente y prometió entregarle dos ovejas y una vaca si evitaba nuestro casamiento. Cuando la anciana me lo conto yo pense que era una broma, y segui con mi trabajo. Era leñador, como ahora. - empezo a contar con voz dolida.

-Entonces la Bruja hechizo mi hacha, y cuando estaba trabajando un día, el hacha resbaló de mis manos y le corto la pierna izquierda. Yo desesperado fue con el hojalatero para que le hiciera una nueva pierna. Ver mi pierna de hojalata fue muy extraño, brillante, y de metal, era pesada. Pero no me desanime, pues con ella iba a poder seguir consiguiendo el dinero para hacer la casa con mi dulce amada. Pense que esto iba ser el unico accidente, pero volvio a ocurrir repetidas veces a lo largo del mismo año, la hacha me caia sobre la mano y yo iba con mi hojalatero, despues caia sobre mi otra pierna y yo regresaba a mi hojalatero de nuevo. Un día realmente horrible, el hacha se me callo en la cabeza, estaba muy asustado por eso, yo estaba en mi taller, y no me podia mover- su voz sono temblorosa, como si fuera a llorar.

-Pero nuevamente mi hojaletero me rescato. Eso no fue lo peor un día el hacha se me callo sobre mi peco, se clavo sobre mi pecho, cortandome en dos, fue tan doloroso. Si antes tenia miedo, ahora no podia ni hablar. Sabía que seria mi ultimo día, pero como en todas las veces anteriores mi hojalatero me rescato. Conviertiendome en lo usted puede ver ahora, un hombre de metal. Se lo agradesco porque si no fuera por él no tendria vida....pero ahora no tengo un corazón. Ahora, no la recuerdo a la iba ser mi esposa, la he olvida completamente, tampoco recuerdo lo que es sentir. Ahora soy simplemente el hombre de hojala - se abrazo sus propias piernas, dandose cuenta de una cosa. Jamas volveria a contar su historia, le hacian revevir una y otra vez todas las cosas que tanto añoraba. Un corazón, su antigua vida, y lo hacia recordar porque odiaba a tantas personas. Todas tiene algo que el jamas lograria volver a tener. El pobre hombre tuvo un corazón...pero cuando lo tuvo no lo aprobecho y ahora lo lamentaba cada dia de su vida.

Por esta razon desea con tantas ansias tener un corazon propio, para volver amar a la joven Munchkin, y volver a buscarla. Sabe que es imposible lo que pide, antes creia que su sueño lo conseguiria. Pero poco a poco estaba perdiendo la fe. Ya no es un joven muchacho, y si alguna vez vuelve a verla, no sabe como lo recibira.

Saliendo de sus pensamiento, volvio a observar a bonita muchacha, de piel tan blanca como la nieve, y labios rojos como rosas. Aquella mujer se parecia tanto a sus hermosas muñecas. Sonrio levemente - Yo lo siento...no creo que te gusten escuchar este tipo de historia. Desgraciadamente no es la mas bonita de todas, señorita. Muchas Gracias por cantar nuevamente, que hermosa voz posee- le dice agradecido, a pesar de los feos recuerdos en su mente, esa dulce melodia hacia que de a poco ellos se evaporaran en su mente.

-Sus amigas... ¿le piden muñecas nuevas todo el tiempo?- pregunto la chica sin la mejor expresion en su rostro.

- No. Solo algunas veces, es que son detallistas, siempre las quieren de una madera especial. Son mis mejores amigas ¿sabe?, y aunque no lo crea son muy buenas. Son como mi conciencia, me hablan todo tiempo, casi me hacen sentir como cualquier otra persona.No poseo un corazón, pero estando con ellas me siento "vivo"- dice el viejo, notandose el cariño que posea por aquellas dos niñas. Si tan solo el hombre supiera que en verdad eran unas simples y mudas muñecas, su mundo se caeria al piso. Algunas cosas es mejor dejarlas como estan, porque saber que los sueños son mentiran, destruyen la esperanza de las personas. -Una de ellas se llama Cleo, y la otra Antea. Sabe, usted tiene cierto parecido a ellas. Cleo, tiene un cabello muy parecido al tuyo y una voz suave y melodiosa.-

- Lo lamento tanto, creo que no debi hablar de mi historia - dijo al ver como la joven comenzaba a llorar. ¿Lloraba por él?, era tan buena persona esa niña de melodiosa voz. La pregunta de la muchacha le conserto un poco.- Que ¿esta hacha?- le pregunto señalando un un dedo el hacha tirada en el suelo. -No, no, no, no esta hechizada. La hacha que le hable ya no existe, pues la queme hace ya mucho tiempo. Esa cosa que sufriera tanto, y no la quieria verla más. No me tema por favor-le suplico a Blancanieve. Una completa suplica, casi notandose en la voz su desesperacion. Hacia tanto tiempo que no hablaba con nadie, aparte de Jareth, Cleo y Antea. -Creo que no me ha entendido, dije que Cleo tiene una melodiosa voz. Tiene una voz, suave y dulce, pero a ella no le gusta cantar, solo lo hace cuando cree estar sola, piensa que lo hace mal y cuando que cree que nadie lo escucha empieza a cantar. Pero usted canta mucho mejor que ella. ¿Morena? si ella tiene un color de cabello de un color mas bien como el de ese arbol de caoba que esta alla- dijo el viejo hombre de armadura de hojalata señalando un árbol de maderna muy oscura con tonalidades rojas. En realidad, Cleo estaba hecha de un arbol de caoba, deliciada, y pequeña, era una de las mayores orgullos del hombre de lata pues era la que posea rasgos más dulces.¿Una muñeca?, si, Cleo era una muñeca por extraño que paresca, pero el hombre la consideraba una amiga, pues como no tenia a nadie mas con quien estar a la larga, empezo a creer que sus hermosas muñecas hablaban.