Trama Noche de Brujas {Todos los personajes, mundo paralelo}

Con Gmork:

La bruja seguía sentada en su sitio, junto a Irah, riendo de algunas ocurrencias de un par de ancianas que fueron a su lado a charlar. Eran agradables, pero no lo suficiente para hacer que no se fijase en la hora y buscase con la mirada a Gmork. Se estaba tardando y a una bruja del tiempo no le agrada esperar.

–Tranquila Rayna. –dice de pronto Irah, tocando su brazo. El toque tiene también una advertencia: no puede mostrarse tan ansiosa, ella es y será siempre la señora de esas tierras y una reina ha de comportarse. También viene la odiaba palabra: –Compórtate.

No baja la mirada y su lenguaje corporal no denota que se siente enfadada y apenada con su padre. De haber sido otro, la cabeza de alguien estaría en una pica, pero se trata de Irah. Y ella lo respetaba por sobre cualquier cosa y obedece sus palabras. Especialmente cuando dice su nombre real. Es que nadie, desde hace siglos, la llama así.

Esta en medio otra vez de la conversación con las ancianas, cuando oye su voz: profunda, misteriosa... Un lobo.

-perdonad mi tardanza, me estaba asegurando de que todo iba bien

Sus palabras sacan una sonrisa a la Bruja, sumado a su aspecto. Se ve justo como ella deseaba.

–Por supuesto que lo hacíais, querido. Señoras…  – hace un gesto y las ancianas se retiran de regreso a sus asientos. La Bruja no quiere compartir su tiempo con nadie. Mucho menos comenzar a charlar con él con testigos. Incluso Irah, por mero respeto, se aleja un poco de ambos. –Sentaos.

Claramente no lo pide por favor. ¿Qué clase de reina sería de pedirlo? Ella ordena y los demás deben obedecer. Así son las cosas con los que están bajo ella. Y sí, él le agradaba, por eso lo mantenía a su lado a pesar de las habladurías, pero eso no significa que vaya a comportarse de otra forma.

-Tardaste bastante, creí que me dejarías plantada.

En labios de otra mujer estas palabras hubiesen sonado incluso adorables, puchero incluido. Y él diría que nunca, y llegarían las risas y el toque "casual" de manos bajo la mesa. Pero en labios de ella sonaba más cercano a una ligera amenaza...[/i][/i]

- Si tú lo dices, te haré caso. Pero que conste, si término medio borracho, tú te haces cargo, ¿entendido?

- ¡Pero claro! -prometo sin realmente pensar en cumplir la promesa, pero cuando veo que él, no tan rápido como yo, empieza a tomar un trago (y hace una mueca muy chistosa!), luego el segundo, el tercero, y termina la copa, mirándome con desafío, le tomo un poco el peso a mis palabras- Pero tampoco exageres, que no tengo vocación para cargarte! -En realidad, quizás si podría cargarlo, por lo delgado que es...

- ¡Pues sí está deliciosa! -dice y toma otras dos copas para nosotros. Yo la recibo, que no quiero ser menos, y sólo para provocarlo, toma un largo trago, pero sin vaciar la copa esta vez. Por supuesto, Pierrot también bebe, y se pone algo colorado...

- Bimbette, déjame decirte que me sorprende que hayas tenido la ocurrencia de venir conmigo a esta fiesta. Pensé que estarías tras la falda de Gastón otro año junto a tus hermanas...

- Pues... -no se me ocurre qué responderle. No me gusta que me hable de Gastón, que siempre logra encontrarle defectos al hombre perfecto- ...yo ya sabía que él no vendría hoy. Me lo dijo anoche, antes que te llamara. -digo haciendo una mueca. Veo su rostro entristecerse, lo que me provoca atacarlo- ¿Si no, por qué crees que te llamé?

Es mentira. Hace más de dos semanas que no sé nada de Gastón, pero no puedo dejar que él se quede con la última palabra.

Pero la mirada de Pierrot me hace arrependir de mis palabras. ¿Por qué me gusta ser cruel? En realidad, debo ser más mala que todas las brujas que están reunidas aqui en este lugar. Me siento mal, y en un impulso por hacer que olvide lo anterior, le quito su copa y la dejo junto a la mía sobre una mesita y le tiro de las manos:

- ¡Vamos a bailar! -le ordeno, posicionando su mano en mi cintura mientras aprieto la otra a la altura de nuestros hombros. Giramos y entonces percibo que he perdido algo de equilibrio, pues terminamos demasiado cerca uno del otro.

Gmork escribió:OFF: estoy realizando un proyecto artístico sobre este tema de rol, asi que si me aclaráis algunos unas dudas
-Mirror: si me aclaras como vas vestido tu me alegras el día XD
-ariel= vampiresa moderna?
-blanca=... vas de princesa?

Blanca va rubia, de princesa Cenicienta.
Mirror va de Bond, James Bond.

Gmork ya se esperaba una reprimenda, era de esperar, ella quería un perro, pero el era un lobo.
-Sientaos
Ya empezamos a ajustar la correa, naturalmente obedeció, pues en el fondo estaba domesticado.
-Tardaste bastante, creí que me dejarías plantada.
Gmork no le paso por alto el tono de la bruja, no se acaba siendo como ella, perdonando con facilidad.
Gmork simplemente optó por ser directo y sincero.
-Desde que me uní a sus filas, mi único interés ha sido protegeros, esa es mi razón de ser.
Gmork se bajó las gafas para que sus ojos de lobo mirarán los de ella.
-Mi primer deber es manteneros a salvo, en segundo lugar contentaros.

- ¡Qué bien! Me alegro por ella, aunque debe ser complejo el vivir en el mundo real con una niña, ¿no? No sabes si te saldrá con magia o no.

- Pues... es algo que no hay como saber antes... -digo algo insegura. Yo misma no nascí con mucha magia, salvo el contacto tan fácil con los animales o la naturaleza no tengo nada de extraordinario- No lo sabremos con seguridad por lo menos hasta su adolescencia. ¿No fue así con tus hijos?

Me acuerdo que la niña no posee magia, sin embargo, el niño tiene la capacidad de encantar con su voz:

- Es buena idea eso de avisarle una hora más temprana. -digo respondiéndole, acordándome de lo poco que se preocupa Eric por llegar a las horas acordadas.

Sin embargo, mientras conversamos, me fijo en el sacerdote que entra:

- Ariel... ¡Mira que buenmozo ha entrado! -¡Ay! Si no estuviera comprometida... No, no Blanquita, debes ser fiel. ¿Acaso quieres que Francisco te haga lo mismo? No, no, respira hondo y no lo mires... No mires a ése hombre, alto, elegante, con una mirada especial... ¡Oh no puedo evitarlo! -¡Ariel! ¡Está mirando hacia acá! -digo tomándole la mano, toda nerviosa.

Hace una mueca ante su respuesta. Sí, claro. Y él ahora tenía músculos, no me digas. ¿Ella de verdad esperaba que se creyera eso? Primero porque la conocía de toda la vida y sabía cuándo decía la verdad y cuando no. Segundo, porque estaba seguro que de no ser por él, Gastón sí hubiera aparecido. O tal vez no. Pierrot no puede ver el futuro.

–¡Oye…! –comienza a reclamar nada más deja de sentir la copa en las manos, que aún no terminaba de beber, pero el toque de Babette hace que lo olvide y se quede calladito. Como un buen niño.

Que ordene lo que quiera, el chico olvidó hasta su nombre y al idiota sin cerebro, porque solo puede pensar que el calor de su piel. ¿No subió un poco la temperatura? ¡Y está tan cerca? Nunca están tan cerca…

Pierrot suspira, aunque más que suspiro parezca un pequeño lamento. Porque sabe que apenas termine la fiesta todo volverá a ser igual. Exactamente igual. Bebette se iría de vuelta a su posada suspirando por Gastón, Pierrot a sus estudios suspirando por ella… Y Gastón con un cabreo monumental, porque apenas despertara sospecharía de él. Típico.

–Eres demasiado cruel, Babette. – susurra cerca de su oído, en parte porque tal vez no lo oiga bien. La otra prefiere ni pensarla. –Y una pésima mentirosa.

Por mero impulso deja un beso rápido en dicha zona. Nada más un roce, eh. Pensemos que es porque no está acostumbrado a eso de beber y está más libre. Sabe que está en el borde de esa línea invisible que siempre han tenido: el “sé que sabes que yo te quiero, pero nunca vamos a mencionarlo para cuidar nuestra amistad”. No tiene planes de cruzarla. ¿Y perderla? No gracias.

Se aleja, sosteniendo la mano de la rubia con fuerza. No la suficiente para hacerle daño, porque él es incapaz de hacer algo semejante. Es netamente para evitar que se le escape. Y porque es agradable sentirla de ese modo.

Pierrot no es el mejor bailarín, siquiera puede guiarla bien. Pero disfruta el contacto y es lo bastante hábil para no pisarla. Piensa que tal vez sí debió aceptar esas clases de baile…

Carraspea. Tanto silencio no le agrada, es incómodo.

–¿Y dónde dejaste al otro par de rubias?

Se refiere al resto del trío Bimbette. Pierrot sabe que no irían a la fiesta (Babette pudo entrar gracias a que se colaron directamente), y en otras circunstancias no le interesaría para nada su paradero, pero de algo hay que hablar y las hermanas parecen terreno seguro. Todo con tal de que ella no mencione su pequeño desliz.

El gran reloj del salón indica que son las 21:30 hrs.

Nívea pacientemente aguarda que termine mi revisión: ha conversado con varios funcionarios, jugueteado con algunas de las plantas y especialmente me ha distraido de mis tareas. Sinceramente, mis ojos fácilmente dejan el salón para observar a la más bella "chica Bond" que ha existido, y sólo el recordar que ella me espera para poder bajar al salón me hace concentrar en mi labor.

Una vez que verifico que todos los miembros del consejo han llegado, le llamo mientras comento:

- ¿Sabes que Pierrot entró sin invitación? Y no entró sólo. -Cuando Nívea llega a mi lado le apunto la dirección dónde el violinista baila con una bruja verde. Mi hermosa esposa sonríe, y tras tantos años aún me sorprendo de lo mucho que le interesa el bienestar de todos. Claro que yo también tengo interés en él, no sólo por ser el hijo de Laertes y Sofía, sino también por ser el prodigé de mi hermana- ¿Sabes por qué Ela no le dió invitación?

Podemos observar sin ser observados gracias a que mi escritorio está menos iluminado que el gran salón, y así he conferido que ellos no son los únicos infiltrados. Sin embargo, los únicos realmente peligrosos son parte de los invitados oficiales, como el lobo guardián de nuestra líder:

- No estoy de acuerdo en tener criaturas tan inestables a cargo de la seguridad. -le comento antes de besarle los dorados cabellos. La Bruja del Tiempo ya no tiene todos los poderes de los primeros siglos, y por más que trate de ocultarlo, no soy el único que lo ha percibido.

De pronto Nívea da un ligero salto al avistar a nuestra hija Madeleine. Pero yo no experimento tanta alegría, sino más bien preocupación, que ya está conversando con Athena y Tritón. Me guardo la opinión que los seres del mar me inspiran y galante le ofrezco mi brazo:

- ¿Vamos saludar a nuestra princesa? -No me gusta estar lejos cuando ella, en su estado, está más indefensa que nunca. Y mi nieta no lo hace mejor, conversando nada menos que con la hija que decidió ir a vivir con Mermaid. Definitivamente no comprendo a las mujeres de mi familia.

La chica tiene la piel azul, como si estuviera muerta. Pero sus ojos están muy vivos.

- ¿Quién eres? -le pregunto acercándome- No me acuerdo de haberte visto antes en la corte.

Camino alrededor de la chica, observando más que el vestido a medio rasgar, el cabello plateado y la piel-que-ya-no-parece-de-muerta-azul, todo muy diferente a los humanos, pero muy parecida a una equestriana típica:

- ¿Ése es tu color de origen? -pregunto a quemarropa, olvidando la diplomacia y buenas costumbres, ya que si es equestriana, no querrá delatarse como yo tampoco lo querría.

De pronto empieza un valse. ¿No querías divertirte hoy como un humano? ¡Entonces debes hacer cosas de humano! Hago una reverencia (algo exagerada, que aún no aprendo a redimensionar mis gestos) y le digo:

- ¿Os gustaría bailar conmigo esta pieza?

con el brujo y su mami:

–Oh, ¡reformas! Me gusta eso –risita ligera. –Ya era hora, Maléfica. Ese castillo da un poco de miedo…

No lo sabría ella, que era la única que se atrevía a visitarla por algo más que mera cortesía. ¿Qué por qué la visitaba? Pues porque le gustaba charlar con ella. La bruja podía ser un poco (muy) ambiciosa, contrario de Ela que iba en plan “party all night”, pero en el fondo (muy en el fondo), era una buena persona. Tal vez.

Prestó su atención de nuevo al chiquillo, sonriéndole como solía sonreír a todo el mundo. Eso le gustaba bastante. Soltó una risita ante su leve tartamudeo. Quién lo diría, así no parecía hijo de la sabia. A Ela le resultó de lo más adorable. Cuervo incluido.

–Eso es por el arreglo de la noche. – guiñó un ojo, coqueta. –Si pudieras verme mañana en la mañana dejarías de pensar que soy tan bella…

No se sonrojó ante el cumplido, eso quedaba para las adolescentes hormonadas y ella era una mujer hecha y derecha (también muy hormonada). Por algo era la señora del bosque. Y sí, se veía horrible en las mañanas. Después de tanto baile y tanto vino, era lógico que la resaca hiciera estragos.

Como andaba en medio de una nube de esas tan suyas, las miraditas de madre e hijo no las notaba ni aunque fueran completamente obvias. Así que, en lugar de mantenerse quietita esperando que Maléfica le hablara, se acercó como quien no quiere la cosa al cuervo de Noligma. Le había causado gracia el animal, el pobre se veía un poco loco.

–Miren que animalillo más lindo, ¿así que me viste en la fiesta este año? – no intentó acariciarlo, que ella aun no andaba como las ninfas, pero sí que le habló directamente. –Pues vas a tener que verme en la que se viene, porque sin dudas esta será memorable. – ahora miró de forma alternada a mami e hijo. –Este año pienso hacerla en el claro cercano a mi castillo. ¡Será magnifico! Luces de colores, una fogata enorme y música toda la noche. ¡Y chocolate! Planeo que la temática sea en base al chocolate. Tengo preparada incluso una bonita cascada de chocolate… Así que van a tener que ir, los dos, ¡o yo misma los iré a buscar a la montaña!

Ah, Ela. Tan loca que salió. A veces la chica pensaba que era adoptada, porque con Mirror no se parecía prácticamente en nada. Si ese era tan estirado... ¿Cómo es que Nívea lo prefirió a él? Ni idea.

Katrina se siente nerviosa ante el acercamiento del extraño y su sonrisa desaparece. La idea no era que eso pasara, pero bueno. Él ya venía en camino.
Ante la pregunta se sonroja, quedando sus mejillas de un curioso tono lila. Es lógico que no se hayan visto, siendo ella de Lindert y él… vaya a saber de dónde.

–Katrina, mi señor. – hace una ligera reverencia, más bien ensayada. –Hija de Irina,  la dama de compañía de la reina Nívea. – le suelta todo el discurso para así mostrarle claramente por qué no podrían haberse visto antes y, bueno, darle la razón de por qué estaba en esa fiesta. En caso de que él fuese alguien de seguridad y eso. No deseaba que la sacaran a patadas. –¿Y usted?

Se ahorra la frase de “pero de verdad, que ya le oí decir bastantes títulos diferentes”. Que ella es una dama educada, ¿bueno?
El lila aumenta un poco ante la caminata del extraño. Parecía estar evaluándola, aunque Katrina no comprende sus razones. Que ella no tenía ninguna gracia, ¿o sí?

–¿Color de origen? –se mira la mano, notándola azul. Suelta una risita, le hace gracia que él llegue a considerar que realmente puede ser una ninfa del agua. Nah, que ella era más humana que cualquiera. –No, soy blanca, es solo el disfraz para esta noche. – para probarlo, pasa uno de sus dedos sobre su palma, sacando un poco de la pintura y dejando su piel pálida a la vista. Luego, vuelve a pasar el dedo y el color regresa a su sitio. –¿Ve? Le pedí a un hada que me disfrazara…

No se le pasa por la cabeza que le está dando demasiada información. Es que ella es así, un poquito muy sincera. Abre mucho los ojos ante su petición. ¿Se lo pide a ella?

–¿Ba-bailar? – tartamudea, ahora sí más lila de lo normal. Su mirada busca a la reina, tal vez para tener una excusa para no bailar con él (que no sabe bailar, ok),  pero la ve muy cómoda con el rey. Y bueno, si no hay una razón de peso… –Claro, pero le aviso que no sé cómo bailar…

Era su primer baile, y eso que tiene bastantes años. Alza su mano, para tomarlo del brazo.  

Blanquita dijo:

Asentí. La verdad que fuera el nene el mágico causó sorpresa a más de uno. Se suponía que Melody debería haber salido más parecida a mí, pero bueno. Así Eric no podía negar que era muy hija suya.

–Sí, seguramente en unos años lo sepan…

No supe que otra cosa decirle. Hablar de mis hijos era una de las cosas que menos me gustaba. A veces sentía que era por mi “abandono”, por mucho que los chiquillos ya hubiesen dejado los pañales. Si en el fondo me seguía doliendo…

Me sentí tan extraña estando ahí, charlando con Blanca, que por un momento agradecí que su atención ahora fuese a parar en otra persona. Claro que me resultó extraño que, dicha persona, fuese un tipo salido de quien sabe dónde, vestido como un sacerdote. Ironías. Blanca parecía toda una chiquilla hormonada.
Siendo yo una mujer respetablemente separada nolegalmente, con dos nenes y una buena cantidad de años encima, el que fuera “buenmozo” me importó un rábano. Sí, de verdad era guapo, ¿pero tenía que decirlo así, agarrada de mi mano, como si fuéramos adolescentes? ¡Si las dos estábamos bastante viejas!

De todas formas, preferí no arruinarle el momento y le seguí el juego. Que una es una persona muy amable y tiene que serlo el doble con la “familia”. Le devolví el apretón, soltando una risita que se acercaba bastante a lo que se esperaría que haría una chiquilla. Incluso le dije un rápido: compórtate Blanca, pero como fue con otra risita más que reto fue un comentario juguetón.

Y como el susodicho está mirando… Le sonreí como si nada, levantando un poco mi copa y mostrando ligeramente los dientes, antes de beber un poco. Tal vez más coqueta de lo normal, pero es que una SÍ está sola y puede permitirse hacerlo. Además, me causaba un poco de gracia la actitud de Blanca. Comprometida y mirona. Pero bueno, en mirada no hay engaño si se ponía en ese plan yo hasta le organizaba la despedida de soltera, eh…

Triton quedó relegado en segundo platocuando ambas amigas se reencontraron después de tanto tiempo.
Dos amigas que llevaban muchos años y hijos encima.
Triton saludo cortésmente, estaba claro que el no estaba en su salsa, era a Athena a quien se le daban lassociales fuera del mar.
-oh! Tu tampoco estas mal, el mar esta tranquilo, tiene sus rabietas, pero nada fuera de lo normal, no como en el tuyo... Todos deben estar emosionados
Se refería claramente al bebé de su vientre, por el que sin duda habría una fiesta, como hijo del señor.
Triton se tenso cuando oyó que a lo mejor iván a visitarlos, no se debía a que le incomodara su presencia, simplementele gustaba el mar, por su gran capacidad de esconder sus secretos, cada vez que un mortal lo visitava el mar perdía un poco su encanto, su misterio, su libertad, en cierta manera.
-Seras bien recibida si así lo deseas.
Triton podía ser un cabezota y un gruñón, pero sabía que Athena agradecería su generosidad.
-Pero con el niño no es recomendable, otro día será.
Triton sabía que los humanos no aguantaban bien los cambios de presión, incluso si Madeleine pudiera bajar con algo de magia, el bebé podría no resistirlo, o adaptarse a una presión que no es la suya.
Desconocía el por que, la vida es así.
Una vez sentados Athena pregunto
-Que nombre habéis pensado?
Athena tenía una mano en su vientre como intentando notar las patadas del pequeño.
A triton le parecía estúpido preguntar, por experiencia sería o algo relacionado con el color blanco o con comida, los miembros de esa familia eran predecibles en ese sentido
-Cariño-interrumpio Triton-no deberías dejar que coja nervios

Bruja con Gmork:

Un lobo domesticado a medias… A la Bruja no le importaba demasiado el origen animal de su aparente mascota, como todos lo llamaban. Incluso tenía cierto encanto para ella. Pero en momentos así, estaba muy segura de que preferiría algo completamente domesticado.

Sin embargo, no puede enfadarse con esa mirada lobuna suya. Al menos, no demasiado. Y al menos tiene el reparo de mantener su actitud de hembra enfadada, por mucho que tenga ganas de mostrar una sonrisa más dulce.

–Pues entre estos muros estoy muy a salvo, Gmork. Nadie se atrevería a atacarme en un sitio tan lleno de guardianes y miembros del consejo. Por lo tanto, tu prioridad es tener a tu señora contenta.

Pero bueno, ¿qué iba a saber él sobre cómo contentar a una reina? Solo era un perro…

–Y bueno, ya que tardaste, ¿viste algo interesante?

Que ella se había aburrido un poco en su ausencia, así que esperaba que la entretuviese a partir de ahora. ¿Para qué otra cosa lo querría a su lado? Ella era una bruja poderosa, la señora de las Tierras Encantadas, nunca, pero nunca, fijaría sus ojos en un sirviente. Jamás.

Pero aunque siempre se lo repite, no puede evitar acercar un poco su silla a la de él, mientras una de sus manos se posa de lo más indiferente sobre su brazo, cuidando de que nadie más note la forma posesiva en que sus dedos agarran la su ropa.

El poney transformado en humano no comprende que su actitud molesta a la chica. Está acostumbrado a ser un príncipe, lejos de la línea de sucesión por no ser el primogénito y tener muchos hermanos, pero siempre príncipe en todo caso. Olvida que no está en la corte de Equestria, así como que sin la "aparencia" de equestriano, no tiene los derechos que un equestriano de la realeza tendría en una visita oficial. Por eso le extraña que la chica azul se cohiba cuando él camina a su alrededor. Tenía tanta prisa por ir a la fiesta que no prestó mucha atención ante los consejos del Hada Azul, que le decía las diferencias de las conductas sociales entre humanos y animales. ¿Los humanos no se huelen en público? Ya estaba lejos, concentrado en el portal...

- Katrina, mi señor. Hija de Irina, la dama de compañía de la reina Nívea. -¿dama de compañía de la reina Nívea? De inmediato miro alrededor, discretamente por supuesto, levantando una ceja solamente, pero al verificar que no está cerca, me relajo. Aún tengo tiempo para estar con ella. Me ha gustado. - ¿Y usted?

- Soy Pe... -Por un momento había olvidado que estoy disfrazado de humano. Garraspeo, y con una postura más digna, digo sin arrugarme ante la mentira- Soy Paul, embajador de Hobbiton. -¡hasta el momento he logrado no repetir ningún lugar!

Pero cuando ella me contesta no ser azul "de fábrica", hago una mueca... Por un momento, me había agradado haberme encontrado con otra equestriana tan ingeniosa como yo, pero mientras ella muestra su verdadero color, me acuerdo que quería vivir la experiencia de ser humano, y eso no sería más completo que interactuando con una humana "de verdad", por lo que sonrío ampliamente:

- ¡Muy ingenioso! ¡La verdad que también yo soy blanco! -digo entusiasmado, lástima que no puedo hacer eso de pasar la mano en mi mano y mostrar mi pezuña... Pero me concentro en "ser humano": La invito a bailar, pero ella se niega...

Ella mira hacia el lado, como buscando una razón para huir. Miro sus ojos, captando que "ve" algo y miro en esa dirección también, entre curioso y confundido. ¿Acaso realmente no quiere bailar conmigo? Entonces me encuentro que los reyes Mirror y Nívea han llegado. ¡Se ha terminado la diversión! Y no lo digo sólo porque son algo serios (bueno, el rey más que la reina en realidad), sino que su presencia significa que no podré tener a Katrina cerca.

Pero mi rostro se ilumina cuando, con la reina presente y todo, ¡ella acepta bailar conmigo!

- No se preocupe, milady Katrina, que soy un gran bailarín, y seré un buen profesor también. -En Equestria, el que no baila no existe. Y como yo existo, bailo muy bien. (No tiene lógica, pero créanme que la tendría si hubieran vivido en el reino de Equestria...)

Con delicadeza, tomo su mano izquierda y apoyo la otra mano en su cintura. Así lo he visto en las muchas fiestas de humanos que he asistido. Pero cuando empiezo a mover las patas, me complico un poco... Había olvidado que he bailado toda mi vida con 4 patas, y bailar con 2 es... diferente.

El orgullo me impide hacer muecas de rabia, pues de seguro ella se da cuenta que no estoy guiando bien, por más que mi sonrisa se mantenga "congelada". La orquesta sigue tocando, y otras parejas se unen en la pista. Me concentro en oír la melodía, sentir el ritmo, haciendo que mis patas se coordinen, hasta que me doy cuenta que juntos, con las piernas de ella y las mías, ¡formamos 4 patas!

Ya se acerca el final de la primera pieza, ¡pero sonrío al sentir que ahora ambos flotamos por el salón!

- ¿Que no sabías bailar eh? -pregunto contento luego de la reverencia final.

Bailamos, y la danza permite que nos acerquemos más de lo normal. En momentos estamos lejos, en otros mejilla con mejilla. En uno de esos momentos "cerca", escucho su voz reprochándome el ser cruel y mentirosa. Y antes que indignada le responda alguna "crueldad", siento su calidez en un suave beso. ¿Pierrot me ha besado?

Me pongo roja, claro que el maquillaje verde me debe salvar de que sea visible, aunque es el mismo maquillaje verde que veo en parte de su mejilla, donde su piel tocó la mía. Por supuesto que no le digo que se ha manchado el rostro, más por lo sorprendida de su actitud de ataque que por la tradición de dejar que pase un vergüenza de perambular así, medio verde.

Nuestros pies no se detienen, tampoco nuestros cuerpos, pero sí mi mente, en shock por presenciar a mi amigo de toda la vida atreviéndose a ser más que un amigo... ¿Es sólo obra del Champagne?

–¿Y dónde dejaste al otro par de rubias?

- ¿Alguien tiene que cuidar de la posada, no? -digo ríspidamente, en un tono que no deja espacio para más palabras.

Seguimos bailando en silencio, no sé si él sufre, de seguro que sí, pero yo también... No he olvidado la dulzura de su toque en mi oreja y mejilla, y la curiosidad por sentir esa misma dulzura sobre mis labios cresce y cresce...

Al terminar el baile, le tomo de la mano y lo "arrastro" hacia un rincón, escondido detrás de las pesadas cortinas:

- ¿Qué te pasa hoy? -pregunto muy enojada, que no me gusta cuando un sentimiento me transtorna. Pero cuando le veo titubear en la respuesta, con esos ojitos de perro abandonado en la lluvia, lo abrazo y le doy un beso en la boca, ¡sorprendiéndome a mí misma!

Noligma perdio parte de su incomodidad al ver algo en la mirada de Ela que no le gusto, ¿condescendencia? era como si viera algo divertido en el, y eso no le gustaba.

–Eso es por el arreglo de la noche. –guiñó un ojo, coqueta.–Si pudieras verme mañana en la mañana dejarías de pensar que soy tan bella…

Noligma pestañeo sorprendido por la confesión, normalmente las mujeres preferían ser mas coquetas y bañarse en los sutiles halagos y guardarse sus secretos de alcoba.
Noligma se saco una frase de cortesía para salir del apuro.
-me cuesta creerlo, pero si voz lo decís  
Noligma se mordió la Lengua, no era momento para juegos, tal vez le gustase el hecho de que su madre estuviera incomoda y enfadada... pero no debía olvidar jamas, que Ela era mucho mas de lo que parecía. Por algo era la señora del bosque.

Noligma distraído no vio como Ela se acercó como quien no quiere la cosa a Greed

–Miren que animalillo más lindo, ¿así que me viste en la fiesta este año? Pues vas a tener que verme en la que se viene, porque sin dudas esta será memorable.
El cuervo empezó a subir y bajar la cabeza, casi como si asintiera
-Cruack! fiesta a babor! Cruak! Desmadre! Desmadre! Cruak!

–Este año pienso hacerla en el claro cercano a mi castillo. ¡Será magnifico! Luces de colores, una fogata enorme y música toda la noche. ¡Y chocolate! Planeo que la temática sea en base al chocolate. Tengo preparada incluso una bonita cascada de chocolate… Así que van a tener que ir, los dos, ¡o yo misma los iré a buscar a la montaña!

Noligma no interfirió cuando Malefica efusiva mente agradeció su invitación y aseguro que estaría allí disfrutando de esa genialidad del chocolate ect... pero como siempre en ultimo lugar.

-oh! Por supuesto, no me lo perdería por nada, sin duda es una gran genialidad ¿de donde sacasteis la idea?... sin duda es brillante... y bueno, el también vendrá...
Noligma sonrió y dijo
-si voy... iré con cuchara.
Noligma dirigió una intrigante mirada a Malefica, naturalmente ni ella ni Ela imaginaban que no seria así, tanto si sus planes salían bien o mal... uno de los 2 no acudiría a esa fiesta
Aunque bueno no era un plan... básicamente no había espacio para los dos en la montaña prohibida, solo que Malefica aun no lo sabia, y Noligma adrede la había dejado en la inopia de este hecho.
-Ela ¿nunca os hartáis de tanta fiesta?
Fue una pregunta poco meditada, incluso Malefica se sobresalto y lo miro con una mirada que podría haberlo congelado o quemado en el acto
Cuando Noligma comprendió que Ela no le entendió se explico
-quiero decir... ¿que diferencia hay? Todas las fiestas son iguales, los disfraces cambian, la temática y los invitados según mueren y sus hijos los sustituyen... pero aparte de eso es lo mismo... nada cambia...
Noligma se pregunto si podía comprender su pregunta, era la bruja del bosque... la eternidad para ella tenia un significado distinto, las cosas crecían vivían y morían, se reproducen y otros no, algunos desaparecen, pero siempre hay vida. Para Noligma no existía ese punto de vista, nada crece en los albores de la montaña prohibida, excepto las zarzas y las cosas que Noligma crea a escondidas.
-Cruak! Encuentro con una bruja! Cruak!

el cuervo empezó a mirar al resto de invitados, Noligma que no le atendía se habría dado cuenta de que el cuervo estaba a punto de ir a molestar a alguien.
Noligma dio un respingo cuando este aleteo en el aire, Greed nunca había aprendido a Volar, podía planear y desplazarse de un punto a otro, pero eso es todo, nunca había subido a la copa de un árbol.
El cuervo se detuvo al lado de dos jóvenes, una iba en plan princesa, como la cenicienta, la otra no iba vestido de nada en absoluto... osea iba vestida, ero no parecía un disfraz, sino como quien va por la calle.

-CRUAK! probando sabores! Cruak! por un par de piernas!

Noligma se tapo el rostro con la mano

"no... otra vez no"

Gmork no puede evitar sonreír, pues parece que se ha librado de un buen chaparrón.
–Pues entre estos muros estoy muy a salvo, Gmork. Nadie se atrevería a atacarme en un sitio tan lleno de guardianes y miembros del consejo. Por lo tanto, tu prioridad es tener a tu señora contenta.  
Gmork guardo sus opiniones sobre la seguridad y sobre sus "invitados" para Gmokr, podría haber una traición en cualquier momento

–Y bueno, ya que tardaste, ¿viste algo interesante?

-ver, no vi mucho, no es divertido estar en la puerta, lo unico que puedo decirle es que casi todos tus invitados ya están aquí
Pero añadió sonriendo
-pero lo que huelo es mucho mas interesante, el pescado seco de Tritón, la cenizas de la señora de la montaña... el olor a manzano de los señores de M´apple... el olor a bosque de Ela, el olor de diferentes lugares del mundo de donde vienen los invitados, lejanas praderas, bosques, desiertos, costas lejanas, el olor a … a... ¿pony? …que raro.
Gmork enarco una ceja y murmuro
-no me consta que los señores de equestia hubieran llegado...
Gmork fue a levantarse para ir a comprobarlo, pero un rose lo detuvo, la mano de su señora, un frio pero firme, incluso puede que un poco intimo. Gmork decidió algo, daba igual , pasara lo que pasara, mantendría a esa mujer entretenida todo lo que ella quisiera y contentaría a su ama, a pesar de que ese deseo era propio de un animal domesticado.
-pero bueno, habrán llegado mientras no miraba... ¿has visto? La princesa de M´Apple esta hablando con la hija de Triton, según mis informantes la ex de su primo... una de las 2 debe estar de lo mas incomoda en esa conversación...
Fue entonces cuando un cuervo planeo hasta ellas y Gmork dirigió su mirada a los venidos de la montaña prohibida.
Gmork se quito las gafas de sol y sus ojos lobunos quedaron al descubierto, salvajes e indómitos mirando y evaluando la amenaza.
-se que debe parecerte una tontería... pero prométeme...no te acercaras a ese chico... No me gusta... de hecho  Ela esta demasiado confiada, en mi opinión.
Naturalmente se refería a Noligma, si su madre olía a cenizas, vegetación muerta y nada de vida... Noligma olía a brasas... un fuego que aparentaba estar controlado, pero que aun quemaba y podía crear un incendio, si le soplas se volverá incandescente.
Antes de que la bruja le interrumpiera continuo pasando a los siguientes, como si no hubiera dicho nada
-el rey Triton no parece saber que hacer hay... su mujer lo tiene bien “atado”... anda parece que una nueva generación de M´Apple se esta abriendo camino … deberíamos pasar por hay luego, ya sabes, bendecir las futuras generaciones etc.
Gmork levanto la cabeza como lo haría un perro ante algo que llamaba su atención, estaba mirando a una pareja vestidos de brujo, Gmork gruño por lo bajo
-Otro par que no recuerdo en la lista... hu? O nada! Solo pensaba para mi

Nívea deslumbra a todos no sólo con su belleza, sino que también la gracia que le aflora tan natural. Camino a su lado con orgullo, feliz de que todo esté tan perfecto.

Saludamos a varios sabios, nuestros amigos de tantos siglos, pero mis ojos están puestos en mi hermosa Madeleine. Ya es menor la distancia con mi princesita, y me alegro que si es para estar cerca de criaturas del mar, por lo menos ella está próxima al mejor de todos, Tritón el monarca.

Pero entremedio está la pista de baile... Varias parejas empiezan a divertirse, y como la mejor forma de "avanzar" es por medio de la pista, invito a mi hermosa dama de las nieves a bailar.

Nos divertimos, deslizándonos por la pista... Y también al observar las extrañas parejas que hacen Pierrot y su brujita verde, así como la hija de Irina, quién baila con un equestriano disfrazado de humano. ¿Por qué un príncipe poney hace eso? Pero no lo delataré, ya que tendrá sus razones, supongo.

- Dime qué piensas, hermosa mía... -le pregunto a Nívea cuando la pieza finaliza y nos acercamos a Madeleine.

Pero debo forzar mi sonrisa al ver que la sirena tiene su mano sobre el vientre de Maddy:

- Buenas noches rey Tritón, reina Athena, hija mía. -saludo muy amable.

Claro, es lo que desea responderle. Claro que alguien debe cuidar de la posada. ¿Pero por qué no ella? ¿Por qué tuvo que llamarlo para que salieran juntos? ¡¿Qué clase de juego estúpido era ese?! Pierrot no es un tonto, por mucho que haya pasado más de la mitad de su vida enamorado de la rubia. Sabe que ella no lo quiere y nunca lo querría de verdad. Que era un juego, y, si algo llegaba a pasar, sería o una nueva broma de Gastón o el deseo de ella de hacer algo diferente mientras esperaba a Gastón. Gastón aquí, Gastón allá. Toda la vida de las Bimbette giraba en torno al cazador ese. Y él… él estaba un poco cansado de que la suya también. De que el que Babette lo llamase dependiera de la disponibilidad de él.

Rayos, el champagne lo ha puesto melancólico. Y no debería, porque está bailando con ella. Será un tonto, pero disfruta que ella lo guíe. Por supuesto que no se esperaba que cuando la canción terminara se lo llevara a parte, con la idea de que le pasaba algo. ¿Enserio es así? Porque él se notaba igual que siempre. Era ella la diferente, la que de pronto había notado que él era un chico y no el mejor-amigo-por-siempre-que-no-cuenta-como-hombre. Tonta Babette…

Y más tonto él, porque ante el beso, no puede evitar quedarse como una estatua. Será el alcohol, será el calor, pero no se siente bien sabiendo que ella lo está besando. No me malinterpreten, estaba que se ponía a bailar y lo que más deseaba era devolverle el abrazo y el beso, pero… Gastón aquí, Gastón allá… incluso ausente llenaba su mente de dudas. ¿Y si ella solo estaba jugando aún más? ¿Si Gastón quiso gastarle la peor broma de todas? Pierrot sabe que ella haría todo por él. Después de todo, él haría lo mismo por ella… y bueno, está enamorado. Lo que menos desea es sufrir el doble cuando ella lo rechace. Y lo hará, una vez que esa fiesta del demonio termine. De hecho, presiente que lo sacará totalmente de su vida. Porque ellos no eran esas almas gemelas que nacieron para estar juntos, Babette no era una princesa y él no era un príncipe. No se enamoraron locamente nada más verse y siempre existiría la sombra de ese otro hombre entre ellos. No estaban hechos el uno para el otro, por mucho que él fantaseara con eso. Ella buscaba una cosa y él otra... Ella en algún momento encontraría a un hombre que sacase a Gastón de su mente, la amaría con locura y ella a él, se casarían y tendrían muchos bebés rubios. Y él... Pues él se uniría al consejo, tomaría una esposa en los pueblos nortinos y fingiría ser feliz. Se acabarían las tardes tomando el té con Babette, disfrutando de una compañía que le encantaba y le dolía a la vez.

Por eso, luego de un titubeo largo, muy largo, sus brazos lentamente se alzan de su sitio y la envuelven, de la forma más dulce posible, al tiempo que sus labios le devuelven la caricia con lentitud. Sabe que no es el ritmo al que ella está acostumbrada y por eso le gusta más. Porque así, despacio, puede saborearla a su gusto, tocándola como tocaría su violín: una melodía lenta y un poco tortuosa. Pierrot no es que desee que ella sufra ni nada, es que solo quiere disfrutarla a gusto. Antes que se le escape, quiere poder tocar ese trozo de fantasía.

Aparentemente había llegado algo tarde, a juzgar por las interacciones que se daban entre el resto de los invitados a la fiesta, que ya parecían haber entrado por completo en conversación con gente conocida. De momento no importaba demasiado, pero si llegaba a extenderse aquella situación en la que me encontraba prácticamente a solas en medio de diferentes charlas en las que no estaba incluido terminaría por ser por demás incómodo, y para eso llegaría a ser una mejor decisión simplemente marcharme después del "período de etiqueta", el tiempo suficiente como para hacer presencia y que la anfitriona no se ofendiese porque me fuese a ir. Y es que el pasarme el rato simplemente intercambiando gestos ligeros con gente que conocía no me iba a quitar el aburrimiento.

Un par de risas llamó mi atención, girando mi rostro hacia el origen de las mismas y encontrándome ahí con nada menos que un par de miembros de la realeza. Por supuesto, no les conocía personalmente, pero no hacía falta hacerlo para saber de quiénes se trataban, que se trataba a final de cuentas del tipo de material que salía cada tanto en la prensa. Y ambas miraban hacia mí, que aparentemente era la razón de sus risas. Estaba la posibilidad de tomármelo a mal, pero como de todas maneras a ellas seguro que les daría igual, me limité a inclinar mi cabeza ligeramente en su dirección a manera de reconocimiento, levantando mi copa como si de un saludo se tratase.

Off: Como hace un tiempo que Blanca no me responde, me salto su turno y me muevo con mister pirata :/

On: ¿Y el cuervo de donde había salido? Dirigí mi mirada alrededor, pero no encontré al dueño del animal. Excepto claro, a las buenas señoras del consejo, Malefica y Ela. Las conocía de lejos, más que nada porque mi madre un par de veces me habló de ellas. Es lo normal, todo el mundo conoce al menos el nombre de los miembros del consejo.

–¡Y hasta habla! – dije, entre un susurro y un chillido. Las aves no me gustaban demasiado. Menos cuando hablaban-hablaban, porque yo entendía solo a las criaturas marinas. El resto de animalillos me resultaban extraños. -¡Anda, lárgate!

Aves feas, sucias… No, desagradables. En el fondo, me asustaban. Odiaba tener cosas volando sobre mi cabeza.

Ya que Blanca al parecer se había quedado más pensativa de lo normal, tal vez mirando al extraño o al pajarito ese, decidí alejarme a dar una vuelta. Que no quiero quedarme aburrida toda la velada por hacerle compañía, ¿no? Además, estaba muy segura de ya encontraría alguien más para que la acompañase. Me despedí de ella con un simple apretón en su mano y una sonrisa amable, para no hacerla sentir mal. Es bien sabido que la princesa es algo sensible.

Caminé despacio, sosteniendo mi copa con cuidado, (no se vaya a derramar algo), al tiempo que vigilaba al ave de reojo. No tenía idea de qué especie era, para mi todos eran bichos, y no tenía intención de averiguarlo. La verdad no tenía muy claro donde deseaba ir. ¿Dónde mis padres? Nah, ellos estaban bien con los señores de M’Apple. ¿Entonces? No quedaba mucha gente sola y no me apetecía ir con desconocidos en manada.

Entre paso y paso decidí cambiar de dirección y simplemente acercarme al extraño vestido de sacerdote. Como también estaba solo y parecía aburrido…

–Disfrutando de la fiesta, ¿padre? –dije, sonriente. La verdad más que una burla, era un saludo ligeramente irónico. Después de todo, ¿quién puede pasarla bien en una fiesta del consejo? Con lo estirados que eran todos…

Off: Mister pirata no se queja, que estaba más solo que Wall-E. xD

On:
Mientras aún observaba a la pareja de princesas (¿seguía siendo la pelirroja una princesa si se había separado o divorciado, no recordaba bien, del príncipe? Tenía que estar un poco más atento al mundo de la farándula, a veces me perdía en todo aquel ir y venir de las parejas, y que de tanto en tanto hubiesen paparazzis que me siguiesen a mí no me dejaba con ganas de ahondar en lo mismo) un negro pájaro se acercó revoloteando a ellas, graznando alguna cosa incomprensible que sonaba como palabras desde el punto donde me encontraba en esos momentos, y en general molestando y acosando a las mujeres, desagradando de manera particular a la pelirroja, que se notaba que quería deshacerse del pajarraco, chillando mientras hacía lo posible por alejarse del mismo.

Frunciendo el ceño consideré la opción de acercarme a ella para ahuyentar al pajarraco, pero para entonces ella ya tenía el tema prácticamente bajo control, por lo que ya no valía la pena. Por cierto que cuando empezó a alejarse de su ¿amiga? no calculé que se me acercaría, tomando en cuenta su trayectoria inicial, por lo que cuando la corrigió para ir en dirección mía me sorprendió un poco, sin que llegase a demostrarlo. Me giré hacia ella, demostrándole que era bien recibida para hacerme compañía y sonreí ante el comentario irónico que hacía. -Pues en realidad no mucho, hija, si me permite la confesión- contesté en un tono parecido, jugando con las palabras y las apariencias que traía encima. -Creo que usted lo hacía hasta que el ave aquella le ha ido a molestar, me equivoco?- pregunté.

Era realmente una ventaja el hecho que la pelirroja tuviese un sentido del humor tal que se alinease con el mío, pues así se producía una comodidad mayor en mi trato con ella y mejoraba los prospectos de pasarlo bien en aquella fiesta, habiendo superado con mucho el aburrimiento que había experimentado hasta momentos atrás.

-Mejor así, hija, pues no sé si en la parroquia me lo perdonarían si es que llegase a saberse- le respondí con una sonrisa ladeada, siguiendo con el tono que habíamos tenido hasta ahora. De no haber sido por ella, estaba seguro de que no habría pasado más de un par de minutos antes de que hubiera estado tan hastiado que todo el sentido de la fiesta se me habría escapado. Quizás la anfitriona me lo habría tomado en cuenta, pero hubiese terminado presentándome ante ella cuando no estuviese ocupada, lo cual no era precisamente sencillo y dándole mis excusas para marcharme.

Realicé un gesto sencillo en el que le permitía, dentro del juego en el que estábamos envueltos, hacer la confesión que quisiera, incluso poniendo una expresión que parecía seria y solemne. -Oh, vaya... Entonces resulta que me equivocaba de canto a canto cuando pensaba que se estaba divirtiendo en su compañía- declaré, asintiendo un par de veces, de manera comprensiva y dirigiendo una mirada tranquila en dirección a la otra princesa, preguntándome cómo es que llegaba a tener esa cualidad, pero luego volviendo la atención hacia mi acompañante. -Si es que le sirve de algo, los pájaros tampoco se encuentran dentro de mis animales favoritos. Prefiero un buen cánido cualquier día- comenté volviendo a sonreír.

¿Estaba coqueteando conmigo? No estaba seguro, aunque sería interesante. -Pues según lo que noté, los invitados ya estaban entretenidos entre sí, así que me alegra que lo haya hecho usted- aseveré, mirándola a los ojos.

Ariel me sonríe, ¡justo en el momento en el cuál él también levanta la copa hacia nosotros! Me ruborizo y bajo la mirada, nerviosa y contenta por la novedad en la fiesta.

Sin embargo, al bajar mi mirada, me encuentro con que tengo mensajes en mi celular... Lo tenía en silencioso, por la fiesta, y por ello no los había recibido antes:


Curiosa, empiezo a revisar los mensajes:

- Blanca, mi amor, ¿por qué no contestas las llamadas?

- Blanca, necesito saber qué te pasa.

- Blanca, aún te espero en el hotel.

- Blanca, ¿qué te pasa?

- Blanca, ¡aún no te comunicas!

Levanto la vista, para decirle a Ariel que debo hacer una llamada, cuando me fijo que estoy sola. La busco y me fijo que ella está conversando con el sacerdote. Suspiro, pero empiezo a caminar hacia el balcón, para poder hablar con Francisco por teléfono:

- ¿Aló, Franz?

Off: Blanca le dice cariñosamente Franz a Francisco. Si el user de Franz quiere interactuar con su futura novia, ¡lo puede hacer!