Trama Noche de Brujas {Todos los personajes, mundo paralelo}

Me he duchado, que preparar tantos dulces y tortas me ha hecho transpirar de lo lindo. Las bandejas yan está listas, así como los canastos... ¡ahora falto yo!

Con cuidado, trataré de meterme en la fiesta ésa... Sé que llevando la comida, podré pasar hacia el lugar del evento, y con el disfraz, espero "camuflarme" y disfrutar de la noche!

Con cuidado, me maquillo de verde (mi color favorito), y me pongo un vestido negro como la noche. El sombrero puntiagudo completa mi atuendo: Seré una de las brujas más bellas de la noche...

Hace días que me había llegado la invitación a la fiesta esa. O al menos mi madre había tenido la idea de hacérmela llegar en una de mis visitas a casa. Extraño, ya que desde que dejé Marshovia para largarme con mi abuela no recibía muchas invitaciones de la corte. Cosas que pasan cuando dejas de lado una familia para marcharte a vivir una vida sola.

Después de mucho, mucho pensarlo, había decidido ir. No veía razón para no hacerlo. Además, luego podía marcharme al “mundo real” una temporada, hace años que no iba. Y, bueno, estar tanto tiempo con Mermaid me estaba cansando. Era agradable, ella nunca me decía nada y me permitía ir donde quisiera cuando quisiera, pero no dejaba de ser molesto el oler sangre las 24 horas.

Me vestí con lo primero que encontré en la cabaña que solía habitar en mis ratos libres, un simple vestidito negro y una vieja chaqueta de cuero encima. Si alguien preguntaba podría decir que iba de vampira, que los colmillos ya los tenía de siempre.

El viaje fue bastante simple, sin complicaciones de ningún tipo. Iba acompañada de papi, mami y las otras seis que llamaba cariñosamente hermanas. Nada más llegar decidí alejarme un poco de ellos. ¿Qué esperan que haga? Me sentía extraña con ellos. Los quería, claro, pero estaba mejor por mi cuenta, sin tanto protocolo, sin una corona sobre mi cabeza, sin tener que atender día tras día a gente de mi reino y otros con una estúpida sonrisa en el rostro, extrañando tanto la libertad y el mar.

Intenté mirar a mi alrededor buscando a mis niños, de seguro que Eric los traería. Ellos eran lo único que me ataba a mi vida pasada como “su alteza”, lo que me hacía regresar a Marshovia cada semana y tener la ridícula cabaña para recibirlos, pero no importaba. Serían mis hijos siempre, ¿no? Los amaba y estaba segura que sería así mientras estuviese viva. Lo que sería por mucho, mucho tiempo.  
Al no encontrarlos, tomé una bonita copa de lo que parecía ser simple vino y le di una probada. Esperando que nadie me viera, le puse unas gotitas de sangre que llevaba siempre guardada en una petaca. Tanto tiempo con Mermaid me había hecho un poco adicta al sabor, pero bueno. Una sirena por naturaleza es cazadora, por mucho que Tritón intentase tener buenas relaciones con humanos.

Off: Me tomo sitio con la rubia de verde, como siempre espero que no te importe Babette.

Paso adelante, paso atrás. Un lado, para el otro. Despacio porque se nos cae y no quiere hacer el ridículo en una fiesta. Pierrot no ha sido formalmente invitado por nadie, siquiera Ela tuvo la amabilidad de darle una de sus invitaciones extra, pero ya se vengaría de ella. De todas formas planea colarse. Sabe que si usa bien sus cartas y la magia nadie podría reconocerlo y no tendría que dar explicaciones.

Para dar más juego hasta se ha vestido como todo un mago de los que abundan en las calles del mundo real, donde tiene su hogar actual. Había pasado una temporada con Madeleine y su… adorable esposo sin magia. Ya se marcharía de vuelta a las tierras encantadas un día de estos, no tenía prisas. Él no forma parte de ningún cuento, con lo que no tiene que trabajar. Puede decirse que es un vago a ojos de los adorables personajes de cuentos.

Da un último vistazo a su disfraz y decide pasar por su chica de verde antes de perderla de vista. No que tengan algo oficial ni nada, hasta puede decirse que con suerte buenos amigos, pero bueno, un brujo nunca pierde la esperanza, ¿verdad? Si hasta se conocen de niños… lástima que estuviese ese idiota cazador con musculos y nada de cerebro.
La idea de colarse era de ella. Pierrot no esperaba otra cosa que quedarse en casa bebiendo coca-cola y comiendo dulces frente a un televisor, viendo alguna película interesante de terror. Aunque una fiesta sonaba mejor.

Como buen brujo, decide simplemente aparecerse en su casa, con una sonrisita que espera sea de suficiencia. Su eterno compañero, su violín, cuelga de su cuello, transformado en un sencillo colgante.

–¿Estás lista? –pregunta, como quien no quiere la cosa. No se le ocurre entrar a su cuarto a ver. Por muy “amigos” que sean, le aterra la idea de verla a medio vestir.

Príncipe de Equestria: Hay algo que me dice que ése no es mi lugar en el mundo. Y aprovechando la invitación que recibió la familia real para una fiesta de disfraces, fingí estar enfermo y fui a toda velocidad con el Hada Azul, quien me dió una poción para convertirme en mi sueño secreto: ¡Ser un humano!

La pócima no tiene duración eterna, que sólo por el collar de rubies de mamá no durará más de 8 hrs. Pero debe ser el tiempo suficiente para mi diversión real.
Una vez que me acostumbré con mi nuevo cuerpo, el Hada Azul me llevó a un habitación llena de ropas de humanos, y sin mirar mucho, elegí botas largas, una blusa suelta y un pantalón ajustado. Ella se rió, no sé la razón, pero me pasó una espada y un pañuelo, para que me amarrara en la cabeza. Lo hice y me sorprendió lo bien que me quedó la ropa de pirata.

Lo más loco es que debo confesar que no sé nadar muy bien y, por lo mismo, le tengo miedo al mar. En realidad, mi miedo viene de oír tantas veces a mis padres y hermanos siempre decir que es peligroso. Aunque en realidad, si tenemos un acuerdo de amistad con los tritones, ¿no debería ser un lugar muy seguro para los equestrianos? En todo caso, las olas grandes me impresionan cada vez que las veo.

¡Pero sólo tengo 8 horas! ¡Me detengo a filosofar y ya he perdido media hora! Por suerte que el valor del collar de rubies incluye un pasadizo para el local de la fiesta. De seguro mi familia ya llegó allá, ¡pero será entretenido que me vean y no me reconozcan!

Nota: ¿Fue el Hada Azul quien hizo la "magia" de que Pony no hablará ni una palabra en este post?  

La noche de brujas era fria pero a la vez estaba muy viva, niños dizfrazados ivan de casa en casa pidiendo caramelos... los adolescentes ivan a fiestas yse divertian, ligaban con chicas ect... incluso los adultos tenian sus fiestas privadas y oscuras de las que nada queria saber...
Pero aun asi, todos ellos lo ivan a pasar mejor que el... Noligma se hayaba en el asiento de atras de la limusina, el cristal empañado impedia que todos le vieran, pero no que el los viera a ellos.
A su lado la imponente Malefica estaba sentada en el asiento mientras se miraba en un espejo de mano, para ultimar su maquillaje, como siempre su elegancia y su majeostuosidad, combinado con su sex-appeal, no quitaban el cierto temor que inspiraba, por lo que estaba preparada para halloween.
Pero ese dia estaba mas sexy de lo normal, con un gran escote y mostrando mas piel de lo usual... no seria malo si no fuera que lo hacia por su ligue, sentado enfrente.
Un hombre menudo, calvo y viejo pero de facciones suaves, alguien manejable y tambien rico, justo lo que le gustaba a su madre.
A su lado, un tipo duro aparentemente, llevaba un casco puesto lo que ocultaba sus facciones, y un traje negro que ocultaba el resto, Noligma habia tenido que cambair su cuvierta para disimular un poco, No creia que un automata fuera aceptado en londres.

acompañantes:

Noligma volvio la vista cuando malefica le miro, pero al menos en ella resultaban incomodos, como si pudieras ver su maldad en ellos.

Malefica:

Ella le paso el espejo y le obligo a mirarse, el tenia los mismos ojos dorados y intimidantes
-ves que pintas tienes?! siempre tienes que hacer el ridiculo alli donde vamos... hoy! que solo te pido que no me dejes en ridiculo...
Asi era su madre, solo le importaba ella y su imagen, Noligma no iva a una fiesta como el resto, era una fiesta especial donde habrian seres de este y el otro mundo, donde ademas estarian el consejo y las altas esferas... y para su madre el solia ser una constante decepcion
-si madre... tu siempre estas igual... ¡Greed! maldita sea! se puede saber que haces
Greed, un pequeño cuerbo era su unica mascota, su madre no le permitia tener mas, y como ella tenia a diablo, no le podia decir que no... pero para colmo siendo su unica mascota estaba muy tocado de la cabeza el pobre animal, mas que un cuerbo parecia un Loro loco, no paraba de decir cosas sin sentido, con palabras muy raras, y apenas volaba, dependia de um hombro para viajar
Ahora mismo estaba sacando la cabeza del escote de su madre, donde la tenia metida en cuanto ella aparto la mirada, naturalmente ella volvio la cabeza y el cuerbo ya estaba mirando a otra parte mientras decia

Greed:

- cruak!... el hombre de hojalata no tiene corazon
-dime que no lo llevaras....
-¿tu que crees madre?
el y ella siempre tenian esa discucion, el cuerbo solia hacer muchas cosas de las que luego su madre le reprocharia, pero estya vez Malefica encontro el punto flaco
-vale... llevalo... pero ese trasto tuyo se queda.
naturalmente se referia al automata
-Eso no!!
-Kruac! la tarta de manzana es genial!...
-se supone que estamos en un mundo sin magia, y no se te ocurre mas que traer un artefacto que funciona con magia... ya bastante tengo que aguantarlo
¿aguantarlo? si practicamente lo tenia de esclavo haciando las tareas del hogar, Noligma casi ni lo veia, sin un plumero o la escoba.
-vale esta bien... losiento te quedas en el coche
el automata torcio el cuello a un lado, pero no dio muestras de que eso le fastidiase o de que estuviera de acuerdo, su madre habia estado encima de el ultimamente, emezaba a sospechar que ella sabia como daba vida a sus automatas... pero tambien podia ser, por que se estaba volviendo mas incontrolable.
-Cruak! yo tuve voz de sierna ...cruak!
Su madre siempre habia estado ocupada en los asuntos del consejo, casi nunca tenia tiempo para el, habian sido otros magos quienes lo habian entrenado, y otros magos quienes habian advertido a malefica de que su hijo era incontrolable y otras tonterias del estilo, ella no les habia hecho mucho caso, pero ultimamente estaba muy encima de el.
-ya vas a hacer mucho  el ridiculo con esa ropa...
-es halloween...
-no venimos de fiesta... venimos por nuestro deber...
Si el deber de parecer superiores, ricos y poderosos... sin su automata noligma se iva a aburrir horrores alli
-esta bien sere niño bueno y agachare la cabeza como un perro...
-si... pero no molestes a Ela... ¿he sido clara?
Noligma asintio, pero en el fondo sonrio, ela, la unica cosa que podia soportar de aquellas estupidas fiestas era su presencia, era una de las bruja que estaba por encima de malefica en el consejo.
Pero ademas era tambien muy recurrente en sus sueños...
¡¿que?! soy un adolescente! es lo unico en lo que pienzo, de todas formas ella es muy guapa y sexy, pero lo mas importante, si algo ocurriera entre ellos dos su madre se irritaria mucho.
-cariño no falta mucho... ¿quieres tomar algo de champan?
el ligue actual de su madre parecia mas avispado que otros, si, se lo veia en esa mirada de aztucia y picaresca.
Normalmente los ligues de mi madre, buscan favores de ella, ya sean magicos o de las cosas que hagan en su intimidad... ¡puag! me asqueo de pensarlo
Pero este en particular, pretendia que su madre le presentase al consejo... no se si es que quiere ser parte de la fansia o busca sacar algun beneficio... pero como haga algo que a mi madre no le guste, ya le pueden gustar las moscas, por que de combertirse en rana no le salva ni la bruja del tiempo.
-recuerda se educado y no te pongas los cascos... y enserio... ¿tienes que llevar esa chistera?
la tecnologia humana es increible, hay que ver como se buscan la vida cuando no pueden usar la magia...
La limusina se detuvo finalmente, habian lelgado a su destino.
Malefica se acicalo por ultima vez antes de que su ligue saliera y le abriera la puerta, malefica salio impresionando a los transeuntes con su belleza siniestra, mientras que a Noligma al salir apenas le miraron, era de esperar, no tenia el buen par de encanto de su madre, tampoco le interesaba llamar la atenion, de eso se encargaba su vestimenta durante la fiesta.
-vamos a ver como es el halloween de este año... si podria ser entretenido
-Cruack! yo fui un espejo magico! cruak! yo lo vi! cruak! yo lo vi!

- Ya estoy listo, cariño. -Nívea me sonríe, mientras sigue poniéndose colorete. Por supuesto que ella está lista también, de hecho, sin intentarlo, siempre está hermosa y elegante. No podría haber encontrado a mejor compañera. Hacen ya siglos de cuando entré en aquél bosque, en aquella fría mañana invernal, y desde el momento que me encontré con la más hermosa dama de todas las tierras encantadas supe que era muy afortunado.

- Tenemos tiempo de sobra, Mirror. -dice con una calma que envidio. En realidad, ella tiene razón, pero llevo tiempo esperando esta noche. La organización me ha quitado varias noches de sueño, por más que tenga excelentes personas a cargo, no quiero que nada salga mal.

Como no saco nada apurándola, me voy al pasillo, y veo que el chofer ya ha estacionado nuestro auto en la entrada. De pronto, me fijo en el espejo que está frente al mueblecito de los paraguas y bastones. Primero aprovecho de comprobar que estoy bien vestido, pero luego, fijo mi mirada en los bordes trabajados, y pienso cuánto tiempo se habrá demorado el artesano en tallar la madera.

- ¿Hablaste con Ela hoy? -pregunto fingiendo que no me importa, pero desde niños que no logro tener un contacto directo con mi hermana. Somos tan diferentes, que si no hubiera visto a mi madre embarazada, pequeño pero me acuerdo, no lo podría creer. Y mi mujer, tan dulce y gentil, se hizo amiga de ella antes que yo le pidiera la mano en matrimonio...

- Si, está muy bien y mucho menos nerviosa que tú. Ya podemos ir. -escucho su melodiosa voz a mis espaldas, y pronto ambos nos miramos el reflejo, sonriendo.

- ¿Estás lista? -escucho la voz de mi amigo Pierrot en la sala. Confieso que soy mala, pues sé que él no me quiere sólo como amiga pero... ¡él no tiene nada de músculos! Ni se dió por aludido cuando le pasé un panfleto de una academia de pesas, así que no puedo hacer más... Bueno, ¡puedo molestarlo y ver cómo se sonroja! Diría que es mi "deporte" favorito:

- ¡BUUUUU! -grito abriendo la puerta de pronto, con las uñas postizas, la piel verde y la peluca negra. Me río a mares con su reacción, y sólo después de tranquilizarme me acerco y le saludo con un besito en la mejilla- Estamos en la hora justa. ¿Crees que habrá problemas en el tráfico?

Empezamos a cargar mi auto con las bandejas y canastos, acomodando todo con cuidado, aunque por suerte no estamos tan lejos. Pero eso es relativo cuando nos referimos a las calles de Londres:

- No puedo negar que te quedó muy bien el disfraz. Diría que te ves más maduro. -y lo digo sinceramente.- ¡Hasta estamos combinando!

Por lo visto, habrá mucha magia esta noche. Incluso por una vez que sea no me detengo a imaginar cuál disfraz usará Gastón...

Madeleine se ve radiante, corona sobre su cabeza, vestido bonito en el cuerpo, vientre más abultado de lo normal. ¿Embarazada? Exacto Era la última adquisición familiar, su futura retoña. Según el oráculo sería una niña, a la que cariñosamente había llamado Clara. La mujer estaba en su salsa. Hace años que Blanca, su primogénita, no necesitaba de sus cuidados, mismo que sus otros dos niños, y la princesa tenía aún mucho cariño materno por entregar. Aunque el par de revoltosos gemelos había volado del nido, Blanca se mantenía a su lado gran parte del tiempo, excepto cuando viajaba a las Tierras Encantadas a visitar a los abuelos. O eso decía la niña…

Hace unos minutos que ha llegado a la fiesta junto a Blanca (el marido había quedado a cargo de la tienda esa noche, por lo que no pudo venir. Mejor, al hombre no le gustaba mucho el tema de la magia) y, tras una miradita rápida, nota que hasta se ha adelantado a papi. Lástima, hace días que desea hablar con él sobre el tema del compromiso de Blanca y el rey ese. Que sí, el par se quería y todo, pero a la madre le costaba aceptar que su niña ya no viviría con ella. Era una sensación muy extraña. Por mucho que la familia tuviese que cambiarse de casa cada cierto tiempo, que tuviesen que decir que Blanca era una prima y que la magia quedase en segundo plano, a Madeleine le gustaba mucho su vida actual, pero le gustaría aún más una vida sin tanto cambio ni secreto.

–Blanca, querida, ¿me pasas una manzana de ese plato? – le dice de pronto, al ver que, a solo medio metro, había un plato precioso lleno de manzanas. Solo por el olor y color, Madeleine sabe que son de M’Apple. –Tu hermanita va a salir igual a ti, ¡amante de las manzanas!

Off: La niña de papi acompañada de la otra niña de papi  Blanca, te incluyo en el post para que la pobre embarazada no llegue sola, pero eres libre de rolear a tus anchas luego si quieres. Vamos gente, entren a la fiesta de noche de brujas y charlen entre ustedes, es la gracia

¿Academia de pesas? No gracias. El chico está bien así como un fideo con patas. Tampoco necesita músculos, por mucho que la rubia se lo pidiera. ¿O sí? Nah. De verdad estaba bien.

Y anda, otra vez con sustos. ¿Cuándo entendería ella que esas cosas terminarían dándole un ataque de verdad? De todas formas, la molestia se le pasa rápido. No puede molestarse con Babette, menos cuando se ve tan guapa. Sí, hasta con la piel verde y la peluca verde se ve guapa, ¿ok? Intenta que el corazón no se le salga ante su saludo. Ya debería estar acostumbrado, pero bueno.

–No lo creo, con como manejas, seguro llegamos en cinco minutos. Si no nos matas antes, claro.

Enserio no puede evitar burlarse un poco de su forma de conducir. Si ella disfrutaba molestarlo, él también. Así también se relajaba un poco. Por lo demás, son solo bromas. A la fecha nunca han chocado. Imposible saber si era por obra de ella o porque él usaba su magia para que llegaran vivos.

Las cosas que preparó la rubia huelen delicioso, como siempre. Una vez que están cargadas, Pierrot de lo más educadito le abre la puerta del conductor, con una sonrisita. ¿Maduro?

–Al fin reconoces que ya no soy un niño, que milagro Bimbette…

No dice nada con eso de combinar, que lo hizo a propósito y no quiere burlas nuevas.
Una vez que se asegura que ella está bien sentada, cierra la puerta y sube a su sitio como eterno copiloto. Como no sabe conducir, es lo que queda.

Aunque han repasado el plan durante toda la semana, vuelve a dar instrucciones. El niño es así…

–Bien, la entrada no va a estar vigilada, pero la magia es suficientemente poderosa para que no pueda dejarnos pasar. –dice como si nada. Le resulta natural hablar de magia con ella, siendo que se conocen desde siempre y él solía contarle sus clases con Irah. –Pero, sé que atrás no hay ningún hechizo, solo un guardia que puedo dejar durmiendo unos minutos si no se cree lo de la comida. ¡Será pan comido!

O eso espera. Lo que menos quiere es que Babette se meta en problemas. Suficiente tuvieron con el permiso para quedarse unos días en el mundo real.

Pero bueno, tal como dijo, el tráfico estuvo bastante tranquilo y Babette los llevó a la mansión en una pieza. Incluso no tuvieron problemas con el guardia, que tras unas palabras de ambos y un pequeño hechizo de Pierrot, los dejó pasar.

Ya estaban adentro, ahora viene la segunda parte del plan: actuar normal y deshacerse de la comida. Pierrot toma un momento el violín en miniatura, luego toca las bandejas. Luego estás se van flotando como si nada directo a las cocinas, lejos de la singular pareja.

–Ahora ya estamos presentables. ¿Vamos?

Finge estar perfectamente relajado cuando la invita a tomarse de su brazo. Le gustaría tenerla cerca durante un rato, antes que se le escapara buscando a Gastón. O tal vez el idiota no llegue, o venga tan bien disfrazado que será imposible reconocerlo. Quien sabe… Tal vez hasta esa poción del sueño que compró a Gumi y “accidentalmente” puso cerca del cazador realmente funcione.  

Ya podría ser fin de año, pero ni así Gmork cesaría en su trabajo.
Así es, incluso siendo un invitado mas, intenta apurar el trabajo hasta el ultimo segundo.
-Jimmi, Eliot ¿vais bien hay atrás?
a pesar de que los humanos del mundo real, estaban menos reparados que los del reino de los cuentos, Gmork se enorgullece de los jóvenes cadetes, no obstante esa noche había demasiado en juego, no quería un par de jóvenes nerviosos en la entrada, confiaba mas en veteranos aunque nunca los hubiera entrenado bien.
"estamos bien... todo tranquilo ... como era de esperar"
-mantened los ojos abiertos
Gmork dejo el intercomunicador.
-anda, dejalos en paz, no son ellos los que estan nerviosos...
el segurita mas veterano sonreia a su lado
-¿eso crees?
-en vezx de estar hay dentro estas aqui ...
-es mi trabajo mantener toda la seguridad alrededor del recinto
-no ho y tenias que pasarlo bien y proteger a la bruja desde dentro... a su lado ¿por que no te cambias y entras de una vez?
Gmork sonrió y golpeo la espalda amistosa mente
-cuida de todo en mi ausencia
-no tranquilo, me dedicare a hacer tirones de oreja je je je je
Gmork, había tardado de mas, para asegurarse de que todo estuviera en orden... o por que tal vez le daba vergüenza ir allí dentro y estar en el meollo.
Estar a su lado y ser su perro guardián.
Agitando la cabeza para ocultar sus ideas, entro a cambiarse para estar listo para la fiesta, aunque esta ya estaba empezando desde hacia rato.

La noche se mostraba tranquila y alegre, pero para Triton, aquello ya era demasiado jaleo, comparado con la tranquilidad y la paz del fondo marino, miro por la ventana de la carroza con motivos marinos que avanzaba a paso del trote de los caballos, por suerte aun habían empresas que alquilaban ese tipos de transportes antiguos
-Cariño... alegra esa cara, vamos a ver a nuestra hija
Aquello era un motivo mas que aumentaba su preocupación
-si lo se, pero ... no se que decir...
hacia tiempo que no veía a su hija o a su nieta, cuando Ariel se separo,no volvió a la atlantida sino con su abuela, la suegra de Triton, no la podía culpar de que no quisiera volver, había discutido con ella antes de que fuera al mundo estertor, siempre intentando protegerla, había llegado a comparar la atlantida como una especie de cárcel... de echo fue Athena quien se lo hizo ver así.
-simplemente saluda a tu hija... el resto vendrá solo
-no se si querrá verme..
-eres su padre, claro que querrá verte... siempre que no te pongas cabezota como un cangrejo
Athena era la única mujer que había conseguido arrancarle una sonrisa comparándolo con un cangrejo, por eso la amaba tanto.
-Eres única... solo tu sabes sacar lo mejor de mi...
-valla ... no es difícil contentar al señor de los mares...
la carroza se detuvo detrás de una limusina, desde la ventana vio a Malefica salir con su endemoniado crió, cuando la limusina siguió, la carroza finalmente se debuto delante de la entrada.
Triton beso a su esposa tiernamente antes de abrir la puerta y que ambos descendieran lentamente hasta la entrada a la fiesta, iban complementados, joyas marinas, caracolas, moluscos, estrellas de mar, sobre el pelo o la piel, y un traje de lentejuelas verdes que cubrían sus cuerpos como escamas de pez, acompañado con una red de pesca como toga.
-¿lista cariño?
-siempre
no obstante tuvieron que esperar a que el de seguridad terminase una conversación con otro guardia de seguridad, Gmork el perro de la bruja
-cuida de todo en mi ausencia
-no tranquilo, me dedicare a hacer tirones de oreja je je je je
-Ejem...
-perdone caballero, pase por aquí.
Finalmente en la fiesta Triton, vio allí al consejo, muchas veces lo habían invitado a sus fiestas, pero pocas veces acudió, no le gustaba el ambiente entre aquellos consejeros... pero esta vez había accedido, finalmente a causa de la presión añadida de Athena y la supuesta presencia de Ariel, su pequeña.
Vio a una bruja, o una mujer disfrazada como tal era difícil decirlo, estaba al lado de Pierrot el lacayo de ella, era extraño no verlo debajo de las faldas de su señora.
Athena le desvió su atención en una persona en particular, y asintió
Triton no tenia muchas amistades, pero Athena era muy amable y se ganaba a la gente, ademas aprovaba esa amistad mas que otras, cuando vives muchos años, aprendes a hacerte amigo de la gente que tarda mas en cambiar.
-hola Madeline, cuanto tiempo...
la joven aunque antigua Princesa de M’Apple era una de las pocas amistades que un le quedaban a Athena, y parecia que su familia iva a aumentar dentro de poco.

- ¿Qué tal mamá? -pregunto riendo nerviosa, pues acabo de llegar de la peluquería. Ya hacía rato que quería cambiar de look, y hoy, preparándome para la "gran fiesta gran", ¡me decidí!

Ella me mira raro, pero antes que abra la boca, me acerco y le doy un beso en la mejilla, y luego otro en "Clara", y parto corriendo a mi habitación, pues tengo pocos minutos para ponerme el vestido antes que el carruaje nos venga a buscar.

***

Doy mi brazo para que mamá se apoye al bajar las grandes escaleras del salón principal. Ella baja muy graciosa, con una majestuosidad de sacar envidia a mucha gente (incluyéndome), y yo estoy lista para evitar que se caiga. Sonreímos a los presentes, y rápidamente hago un escaner por los presentes, pero no veo ni sombra de Francisco.

Por supuesto, una vez en el nivel del piso, empezamos a saludar a los conocidos. Años y años que la Bruja del Tiempo y mi abuelo organizan esta fiesta, tratando de traer novedades e invitados especiales... Pero la verdad, para mí, es siempre lo mismo.

No, no es verdad, que este año mamá tiene compañía extra. ¡Ya quiero que nazca para tenerla en mis brazos! Me encantan los niños, especialmente los bebés, y he sido muy afortunada en consiguir terminar mis estudios de pedagogia... Lástima que ahora que me voy a casar, será difícil trabajar en el mundo real... Salvo que lograra crear una escuelita en las Tierras Encantadas, en eso Francisco debería ayudarme sin chistar.

- ¡Te paso dos! -digo contenta, estirándome para tomar las manzanas. Y como ya sabía, mamá sólo toma una, y mordemos al mismo tiempo las manzanas, antes de empezar a reír.

En una graciosa "carrera", competimos el premio "a la más veloz/y educada comedora de manzanas". Por mucha práctica que tenga, mamá me gana una vez más:

- Voy a darme una vuelta. -digo dándole un besito rápido, pues he visto con el rabillo del ojo que los monarcas de Atlántica se acercan. Mamá de seguro quiere conversar con su gran amiga, así que le hago el favor de ahorrarme tener que charlar con su marido.

No es pesado pero... sus prioridades son tan diferentes de las mías... En fin, me encamino hacia el bar. Estaba bien distraída cuando mis ojos se posan en la rebelde princesa del mar... Ariel, la menor de las hijas de Tritón, vestía un disfraz de vampira moderna. Noté como ella le agregaba algo a su copa, y llena de curiosidad, dejé a mi madre sola un momento, para ir hablar con ella. Nunca logramos ser las mejores amigas, porque somos tan diferentes, pero eso no evita que le hable ahora.

De hecho, hablar con gente diferente a los tradicionales asistentes de la "gran fiesta gran" es revitalizador:

- Hola Ariel, ¿cómo estás? Mi primo aún no llegado. -digo tratando de darle información útil, aunque vista de "Cenicienta".

Antes de que la princesita de M’Apple terminara de acercarse a mí, mi nariz ya había captado su esencia, por lo que ya estaba mirándola cuando dijo mi nombre. Aunque nombra a mi querido ex marido, intento poner una sonrisa agradable con ella. Nuestras madres son amigas, después de todo, por mucho que nosotras no lo fuéramos. Demasiado distintas, aun con el tema de que fuéramos familia política hace tiempo, por mi boda con Eric.

–Hola Blanca. – saludé primero, por etiqueta y porque, en parte, era agradable hablar con alguien “de mi edad”. Mucho viejo del consejo y todo eso. –Sí, estoy bien, pasando mis días con mi abuela como siempre. ¿Qué tal tú? ¿Madeleine ya dio a luz?

Encontraba curioso que una mujer tan adulta estuviese esperando un bebé de nuevo. Yo al menos tenía más que suficiente con mi par de nenes. Ni loca imitaba a mi madre y me lanzaba por los 7, mucho menos a mi abuela, que según tenía entendido más de la mitad de las sirenas descendían de ella. ¡Todos somos primos!

De Eric no sé si tengo tantas ganas de hablar, porque, bueno, ¡es mi ex! Y ella su prima. De todas formas respondo vagamente a su comentario.

–Ah, sí… seguramente llegue más tarde, él es así… suele llegar un poco tarde.

Como a las bodas, por ejemplo. Recordaba mi sorpresa cuando noté que, por esta vez, no era la novia quien se atrasaba. A Tritón casi le da un infarto. Gracias al cielo la cosa funcionó y el novio llegó.

Por curiosidad y, haciendo caso a mi lado chismoso sacado de mi vida en la corte de Marshovia, decidí preguntar sobre el rumor que corría sobre esa supuesta boda.

–Así que… ¿ya suenan las campanas de boda para ti? – pregunté, con una risita. En momentos así no me sentía como una sirena adulta con una boda, dos hijos y una separación en el cuerpo, si no como una chiquilla curiosa. Además que, aceptémoslo, a la mayoría de las mujeres le gusta hablar de una boda.

Observo a todos cómo se saludan, y sin embargo, cuando llega mi vez, se ponen nerviosos al no saber mi nombre. Me río por dentro, ¡puesto que ésta es la mejor broma que se me ha ocurrido! Les observo expectante por unos segundos, y ellos arrugan las frentes, estrujándose los cerebros para recordarme. ¡Y no pueden!

Entonces para rematarlos, ¡les saludo por su nombre y se quedan en una sola pieza! ¡Que desastre diplomático! No hay mayor vergüenza para la gente de la corte el no saber quién es quién. Si no puede cotillear, si sus lenguas se traban, ¡se enferman!

Finalmente les termino el tormento presentándome con un nombre que se me ocurrió camino a la fiesta:

- Buenas noches, soy Paul, embajador de Invernalia.

- Buenas noches, soy Paul, embajador de Manchuria.

- Buenas noches, soy Paul, embajador de Isla de Pascua.

Sin embargo, una persona no se pone nerviosa al verme. De hecho, me sonríe, como cómplice de mi broma. ¿Cómo lo sabe? Mi sonrisa se desvanece.

Sólo la diplomacia logra que mi sonrisa permanezca en mi boca... Mermaid, la madre de Athena y abuela de Ariel, ¡es una criatura terrible! Y ni por asomo es porque sea fea, porque ya la he visto una vez, y realmente es hermosísima, sin embargo, sus ojos... son de desestabilizar al más valiente. Pero familia es familia, por lo que aparte del respeto que le tengo a las sirenas y tritones, está la gran amistad que Abu y Mamá tienen por Athena y sus hijas...

- No, pero le falta poco. Vino a la fiesta pero la dejé sentada, conversando con tus padres. ¡Mi hermanita se llamará Clara! -digo contenta ante la expectativa.

- Nunca fue muy puntual, la realidad. -me muestro de acuerdo, haciendo una pequeña mueca de desagrado- De hecho aún no me decido de pedirle que sea mi padrino...

- Así que… ¿ya suenan las campanas de boda para ti? -me pregunta con un brillo en sus ojos.

- Si... ¡Francisco Ferdinando me pidió en una velada tan romántica! -de inmediato me sonrojo, porque recuerdo lo intensa que fue esa cena- ¿Sabes que contrató a violinistas, llenó la mesa de rosas, velas y manzanas?

Piso el acelerador en las calles de Londres. De reojo, veo como mi eterno amigo se sujeta, suspira, aguanta la respiración, y a veces murmura cosas que no alcanzo a oír. Pero soy cuidadosa, que nunca he chocado, salvo un topón, pero cuando estaba aprendiendo a conducir, por lo que pronto llegamos a la hermosa mansión de la Bruja del Tiempo.

Estaciono en la entrada de servicio, y no espero a que Pierrot me abra la puerta, que la galantería de la subida al auto ya fue suficiente. "Porque sólo somos amigos." me repito, para convencerme. De todas formas, lo hago de forma torpe, que el sombrero de brujita, unido al vestido con vuelitos me entorpecen los movimientos.

De todas formas, me levanto digna, evitando mirarlo, porque sé que está riendo de mí. Me dirijo directamente al compartimiento con las bandejas y cestos, para evitar que me diga algo.

En todo caso, como estamos en "misión imposible", nos mantenemos bien callados y serios. Pierrot habla con el guardia y... ¡Estamos adentro! Le sonrío llena de excitación mientras veo las bandejas volar para donde debe ser la cocina. No tengo permiso para pasearme por estos lados, así que debo dejar que Pierrot sea mi guía.

- Ahora ya estamos presentables. ¿Vamos? -me dice galante, con una ligera inclinación.

- Por supuesto. -contesto aceptándole el brazo. Hacemos la entrada "triunfal" en una de las puertecillas laterales, siguiendo a uno de los mozos con una bandeja. Una vez ya rodeados de gente, dejamos de seguirlo y actuamos como si fuéramos amos y señores del lugar.

Claro que ahora, rodeada de tanta gente fina, empiezo a buscar a Gastón, pero no lo encuentro. Decepcionada, y sin soltar el brazo a Pierrot, tomo una copa de champagne y la vacío de un trago- ¡Está deliciosa! ¡Pruébala Pierrot! -digo dejando la copa vacía sobre la bandeja de otro mozo y tomando otra copa para él.

Spoiler:

Noligma avanzo en la fiesta, y suspiro... efectivamente estaban lios ancianos del consejo, como era de esperar... pero no venian solo habian traido a sus amigos viejales... como uno que iva de marinero  o algo asi y le miro muy mal, Noligma no sabia ni quien era, y no le importaba no saberlo.
-olle y ese de alli? quien es? no lo he visto por aqui...
-mira que estas atrasado amigo ... lleva años viniendo y bebiendo conmigo... sera que no te tienen informado como a mi, ese es el embajador de Invernalia una zona basta interesante no crees?
a Noligma le importaba un comino el embajador de Hivernala... aunque dicho ligar no le sonaba de nada...
Había que ser un mosquito muerto para adorar aquellos juegos de altas esferas.
Su Madre se acerco  y le dijo autoritaria
-compórtate y saluda... sobretodo a aquel joven de aya... y no seas maleducado, es el embajador de la isla de Pascua.
Noligma ni miro a quien se refería
-si madre...
( a ese embajador no lo saluda ni su madre)
por suertre Noligma fue rescatado por la divina presencia que lo dejo paralizado y clavado en el sitio.
–¡Pero miren quién está aquí, la señora de la montaña prohibida!- Noligma se habría reído ante tal nombre, su madre estaba intentando instaurar el nombre de Colina del maleficio, pero aun persistía ese nombre que le habían puesto unos cabreros para que generaciones futuras nunca fueran allí, pero estaba tan embobado que no reparo en ello, solo miraba los voluptuosos y rojizos labios moverse- ¡Hace un tiempo que no te veía, ¿te olvidaste de cómo llegas a mi bosque acaso?
-hola querida! lamentablemente he estado ocupada últimamente, estamos reformando el castillo, yeso absorbe todo mi tiempo.
Noligma se libero del sopor y miro atravezadamente a su madre, EL estaba haciendo reformas al castillo, ella solo se iba de viaje constantemente buscando influencia para obtener su preciado poder.
Su madre había caído muy bajo, creyéndose la mas poderosa bruja solo buscaba influencias y poder político, ir a todas las fiestas aunque no les fuera a disfrutar y hay de aquel que no la invite.
Noligma aprovecho el brazo de ambas para mirar mejor, ella vestía un vestido de lo mas sexy... no, no se lo podía llamar vestido, era un picardías...
–Y tú, Noligma… tanto tiempo, ¿Cómo ha estado tu vida? ¿Aprendiste algún truco de magia nuevo?
-yo! yo, yo...-Noligma se trabo unos segundos antes de recomponerse- yo he aprendido un monton...
(¡Ya esta eso es todo lo que vas a decir?! menudo lelo!)
-kruac! ¡en la fiesta primaveral yo la vi! ¡si la vi! Cruak!
aquello lo saco de su indecisión
-Mi vida me va bien, pero no tan bien como a voz, sin duda aun seguís siendo la mas bella que he visto.
su madre fue la que esta vez le atravesar con la mirada

Blanca escribió::

Así que mami y papi habían venido a la fiesta. Bueno, tal vez luego de hablar con Blanca me acercara a saludarlos. El nombre de la bebé le saca una risita. ¿Pero que tenían en esa familia con el color blanco? Una Nívea, una Blanca y ahora una Clara. ¿Qué vendría luego? ¿Alba?

–¡Qué bien! Me alegro por ella, aunque debe ser complejo el vivir en el mundo real con una niña, ¿no? No sabes si te saldrá con magia o no.

Y los bebés, bueno… no controlan sus poderes. Aunque tenía entendido que el padre de las niñas era un simple humano, sin magia ni nada, que había decidido unirse a la hija de un brujo y una ninfa. Seguramente el nuevo integrante saliese tan humano como sus hermanos.

–Lo más recomendable es que le digas una hora equivocada. Si te casas a las diez, dile que la boda es a las 9. – le aconsejé, dando un nuevo sorbo a la copa que llevaba en las manos. –Así seguro llega a las 9:30 en punto. De todas formas te dirá que sí.

Estaba segura que Eric disfrutaría una boda, siempre y cuando fuese de cualquier otra persona. Me dio un poco de envidia eso de la velada romántica, velas, rosas… ¡el sueño de cualquier chica! Y a una que le propusieron matrimonio en una playa…
De todas formas, no pensaba volver a contraer nupcias. Ni loca. Ya conocía muy bien lo que significaba el estar atada de esa forma a un hombre, su vida y sus costumbres, y no era una vida adecuada para mí. Prefería la libertad. Tal vez… tal vez si Eric no hubiese terminado accediendo a ese trono, si hubiéramos sido nada más que Ariel y Eric, las cosas estarían aun bien entre nosotros. Seguiríamos enamorados y felices.

Curiosamente, aun usaba la pequeña alianza en mi dedo. No por mucho gusto, claro. Era porque mi querido suegro había dado la idea de que fueran mágicos: No podría sacarme ese anillo hasta que mi lindo Eric muriera. O yo muriera. Como no tenía intención de morirme aun, y aun quería a mi ex príncipe azul y lo que menos deseaba era verlo en un ataúd, me aguantaba.

–Pues no tenía idea. El vivir en medio del mar me tiene un poco lejos de los chismes. Ahí no me entero de casi nada. – enserio, a veces sabía cosas gracias a otras sirenas que llegaban buscando a Mermaid, pero normalmente me mantenía como toda una ermitaña. -Felicidades por tu compromiso Blanca. Espero que tengas una buena vida de casada.

Mejor que la mía al menos. Vaya final feliz nos habíamos ganado con Eric...

El hecho de que de por sí llevase una doble vida en la que tenía que ocultar mi identidad para tener cierta semblanza de normalidad al menos cada tanto tenía como resultado que el hecho de andar disfrazándome no fuese precisamente mi actividad favorita. Además de eso, ¿de qué me iba a disfrazar? La mayoría de los temas que pudiesen haber me parecían de lo más tópicos, pero a final de cuentas uno de los requisitos de la fiesta era precisamente ir con un disfraz. Al menos tenía la oportunidad de elegir no ir con el rostro cubierto como era costumbre cuando tomaba mi papel como terror de los océanos y a veces de los ríos, siempre y cuando fuesen navegables.

Después de lo que fue un tiempo bastante largo de consideración, tomando en cuenta mi género, había decidido por la simpleza, dejando de lado los intentos de maquillaje para otra gente que prefiriese producirse más, y por un disfraz que era bastante sencillo. Así, había terminado para variar enfundado en negro, aunque con la diferencia de no llevar armas conmigo, con el único elemento contrastante siendo la levita de sacerdote. En mi mano llevaba un rosario en el que las cuentas se alternaban entre piedras semipreciosas y maderas nobles, que no quería parecer menos ni exagerar en ostentación. En general, hasta podía ser considerado como elegante. Ahora, lo único que no sabía era si supuestamente tendría que actuar como lo que vestía, pero en lo que no fui tan discreto fue en mi manera de llegar en mi yate, que dejé en los muelles saltando al concreto y entrando en la fiesta con aire calmo y algo curioso.

En general, fui inclinando mi cabeza en deferencia a algunos personajes conocidos, mostrando una que otra sonrisa y preguntándome a mí mismo qué tanto sería el tiempo que debería quedarme sin que pareciera desagradable si es que no encontraba con qué entretenerme. En eso, el disfraz no tenía mucho sentido.

yate:

Finalmente estaba listo, se había demorado mas de la cuenta en ver si estaba listo una y otra vez, como mínimo querida estar perfecto para la fiesta, no era su estilo tanta perfección, pero no era la fiesta para el, debía estar perfecto por ella.


un Frac bastante bonito, y un sombrero de copa a juego, ademas de unos guantes de seda, casi parecía ir mas a una fiesta de alta alcurnia que a una de halloween, pero añadió sus gafas de sol, como detalle personal, seguían dándole su estilo propio.

Se movió entre los invitados intentando no llamar la atención hasta que llego ante ella, tan guapa y divina como era de esperar.
Su precioso vestido de cabaret a sus ojos era el mas precioso de la fiesta... pero nuevamente eso volvia a marcar una diferencia entre ambos y a la vez los acercaba.
Ella disfrazada de chica de cabaret y el de hombre de alta alcurnia con traje de fiesta. creaba una diferenciase estatus, aunque en la realidad era el el que estaba por debajo.
Gmorkl se sacudió la cabeza, no tenia que pensar esas cosas, solo eran disfraces y el solo estaba para protegerla y que ella mostrase a el mundo la bestia que tenia con correa.
Gmork finalmente se inclino ante ella.
-perdonad mi tardanza, me estaba asegurando de que todo iba bien


OFF: estoy realizando un proyecto artístico sobre este tema de rol, asi que si me aclaráis algunos unas dudas
-Mirror: si me aclaras como vas vestido tu me alegras el día XD
-ariel= vampiresa moderna?
-blanca=... vas de princesa?

Con la rubia:

¡Bingo! Pierrot estuvo a punto de ponerse a saltar de la emoción, pero solo le salió una sonrisa algo boba. No había rastro de Gastón, siquiera sentía su presencia en el palacio. La poción había funcionado a la perfección. Nada de músculos por esa noche…

Hace una mueca cuando la ve beberse el champagne de un trago. Que mujer, ¿cómo puede hacer eso? Pierrot siquiera es capaz de beber alcohol sin terminar enfermo. De todas formas, esa noche desea por una vez verse maduro ante ella, no como un niño que solo bebe jugo de manzana.

–Si tú lo dices, te haré caso. –dice tomando la copa en cuestión. –Pero que conste, si término medio borracho, tú te haces cargo, ¿entendido?

No se le ocurre pensar que al menos uno de los dos debería quedarse sin alcohol en las venas. ¿Después cómo se irían a casa?
Le da un sorbo a la copa, intentando no mostrar cara de asco. Pero vaya cosa más asquerosa… al principio. Ya al segundo sorbo la lengua parece acostumbrarse al sabor. Al tercero ya bebe con más normalidad. Al cuarto ya no queda champagne. Babette debe de estar loca, porque si ella baja la guardia, a él se le suelta la lengua y comenzaba a hablar más rápido de lo que debería. Y a hablar cosas que, simplemente, no debería decir. Igual, una copa más no haría daño, ¿verdad?

–¡Pues sí está deliciosa! – seguramente su alejamiento de toda bebida de adultos se debía a la “amabilidad” de Gastón, que cuando eran más pequeños le había dado algo que a la fecha desconocía, con la excusa de hacerlo más hombre. Más hombre será él, porque el chico terminó vomitando por una semana… Las burlas que se ganó de parte de Gastón y las Bimbette aun a la fecha le causaba una mezcla de rabia y vergüenza.

Como al parecer el champagne es más inofensivo, toma una segunda copa para él y la rubia, de otra bandeja, dejando la suya en ella. Bebe tranquilamente, sin saber que decir ahora. Que esto es distinto a pasar sus tardes metido en la posada de las hermanas, con las otras dos burlándose y Babette charlando animada. Ahora están solos, nadie tiene idea que son “ellos” y, bueno… la bebida ya comienza a subirle la temperatura despacio. ¿Ven que es mala idea dar alcohol a un niño? Bueno, no es niño, pero en esas cosas lo parece…

De la nada, vete a saber tú por qué, mira a Babette y, copita en mano, le dice una frase que simplemente no pensaba decir en voz alta.

–Bimbette, déjame decirte que me sorprende que hayas tenido la ocurrencia de venir conmigo a esta fiesta. Pensé que estarías tras la falda de Gastón otro año junto a tus hermanas…

Ok, no debió decirlo. Chico malo, chico malo. Espera que se lo tome como una simple broma entre amigos, como siempre, y no como lo que él piensa: que es una tonta por ir tras un idiota con músculos que aun anda tras una chica con cerebro, mientras él, el chico con cerebro, la espera todo inocente. Aunque... ¿funcionaría algo así? Él pasando su vida estudiando magia para tomar el lugar de su padre en el consejo, ella en Marshovia atendiendo una posada... Nah, dejemos de pensar tonterías. Claro que no funcionaría, por la sencilla razón de que nunca pasaría. Ella siempre lo dejó muy claro. Siempre serían nada más que Babette y Pierrot, el par de mejores amigos 4ever. ¡Traigan un pañuelo!, que Pierrot ya se nos puso medio triste.

A Babette:

A Gmork:

Pony dijo:

Katrina no solía asistir a esas fiestas. No era su estilo, puesto que vivía tranquila en el bosque de Lindert sin molestar a nadie y nadie la molestaba a ella. sin embargo, este año no podía negarse: Su madre, dama de compañía de la reina de M’Apple, Nívea, había enfermado. Y como el resto de hijas suyas vivían muy campantes en las montañas, solo quedaba ella para hacer frente a la complicada tarea de hacer de compañía de una mujer que siquiera conocía.

Katrina estaba, simplemente, que echaba humo por las orejas. Por supuesto, no le quedó otra que aceptar. Ella aún era muy joven, sin rango, y para empeorar las cosas, medio hibrida. Su deber era obedecer a su madre por sobre todas las cosas, para no hacerla sentir mal por su terrible desgracia.

Como no tenía deseos de andar buscando disfraces elaborados, simplemente hizo algo que en el fondo deseaba. Verse igual a sus hermanas y madre: Azul. Sería innatural, sería una vergüenza, pero aún era medio ninfa por parte de madre. El disfraz era más bien sencillo: un vestido viejo y rasgado en las puntas, dejando ver sus piernas y pies descalzos, además del cabello normalmente rubio ahora totalmente platinado, algo sucio. La guinda era el tono de su piel claro. Iba más o menos de muerta y, oh mortales, ¡se veía azul!

Hace unos minutos que ha llegado. No vino directamente con la reina, solo por el gusto de ir con otras ninfas, esta vez más mimetizada entre ellas. Cuando Nívea llegase, tal vez se pondría en modo perro faldero. Hasta entonces, se quedaría paradita cerca de los suyos.

En eso está, cuando ve a un recién llegado. Le causa gracia que nadie reconociera quién era (porque en la corte se conocen todos, eso decía siempre su madre), y más aún cuando oye claramente tres títulos distintos. Claro… si él era un embajador, ella era la condesa de Lindert. Vaya cuentos se inventa la gente hoy en día para molestar.

Por supuesto, ella hubiese hecho lo mismo. Es divertido ver los rostros de los ancianos confundidos. Vaya manada de gente aburrida. Cuando él la ve, le sonríe, en parte felicitando su ocurrencia. ¡Si era lo más gracioso que ha visto en esa aburrida “fiesta”!

Rey Tritón dijo:

Oh, manzanas. Deliciosas manzanas, ¡regalo de los dioses! Madeleine siempre ha amado el sabor de una manzana en su boca. Su jugo dulce, masticarla… Sobre todo ahora que está embarazada. Es como si Clara le pidiese también. Pero el amor por las manzanas lo lleva en la sangre.

–Claro, pórtate… bien. –antes de terminar el bien su niña ya está dando saltitos en dirección a quién sabe dónde. Madeleine siente su nido más vacío que nunca.

–Pero nos tendremos la una a la otra, mi chiquitita. – dice en medio de un susurro, acariciando su vientre. Parece un globo. –Al menos hasta que tú también vueles… ¿Y qué haré entonces?

Ay, segunda crisis existencial. Las hormonas la están matando. Necesita distraerse pronto, antes de explotar. Alza la mirada en cuanto oye una voz frente hablándole. La reconoce, claro. Estará vieja, pero sigue teniendo buen oído.

–¡Athena! – chillido cual niña pequeña, Madeleine se levanta todo lo rápido que puede, tomando en cuenta las circunstancias, colgándose del cuello de su buena amiga. Dios, en serio, está demasiado hormonal. Y demasiado gorda. –¿Cómo has estado? ¡Estás bellísima! Toda una señora de los mares… Oh, buenas noches Tritón. – dice, ya soltando a Athena, que estar de pie la cansa, mostrándose más educada con el marido de su amiga. Hasta le hace una reverencia, como toda princesita, aunque no se lleven por demasiados años. Es que él era rey, ¿bueno? –¿Qué tal el reino? ¿Tranquilo? Me encantaría poder viajar a Atlántica alguna vez… lástima que con esto. –da un golpecito a su vientre. –no se pueda. Me mareo nada más subir a un vehículo.

Risita nerviosa. Realmente se marea bastante estos días. Solo espera que eso pase pronto. El tener que pasar encerrada en casa le resulta de lo más desagradable.

–Siéntense, por favor…