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Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
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Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
- Off:
- Siento el micro-post xD. La verdad es que no sé muy bien que poner, por lo que me limito a observar.
Se escabulló con la sinuosidad de una sombra hasta la puerta, mientras un grupo de borrachos curiosos se arremolinaban alrededor de la planta homicida. Unos lo hacían porque el alcohol los envalentonaba, otros simplemente porque buscaban camorra y se pegarían contra la pared simplemente por el mero hecho de golpear algo. Mientras el más alto trataba de socorrer al estúpido mentecato de Jacobo, ella se pegó al umbral, vacilante de si seguir contemplando aquella escena o simplemente fugarse al amparo de la noche. Ambas perspectivas eran igualmente atractivas, y, sabiéndose a una distancia segura del engendro vegetal, se recostó contra el quicio y aguardó para observar como se desarrollaban los acontecimientos.
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Morrigan
Noble de Marshovia y Nigromante
Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
Meto mi espada con toda la fuerza, pero sólo logro hacer que la planta me esquive, y empiece a retroceder... ¡Hasta que se dirige a la puerta! ¿La habré amedrentado? No lo creo, que una planta así no debería huir de un humano como yo, así que sigo a los borrachos que les gritan cosas:
- ¡Vete y no vuelvas lechuga gigante!
- ¡Huye, o te haremos ensalada!
Yo me quedo callado, por milagro que eso pueda parecer, porque no estoy tranquilo de que una planta trague gente y se vaya así, sin más. Además, como es del todo "anormal", puede incluso que la criatura escuche y comprenda lo que hablamos.
Me fijo que la dama que tanto insistió en ser la dueña de los frijoles ahora simplemente se esconde, como si nada de lo que está pasando tuviera alguna relación con ella. Le dirijo una mirada de "Sé que no eres tan buena como aparentas" antes de salir, para ver si logro derribarla, cuando... ¡Veo con horror como la planta, tras hechar raíces en la tierra, empieza a crescer más y más, ultrapasando con creces la altura de la posada!
- ¡Por las barbas de Neptuno! -exclamo sorprendido ante tamaño "espectáculo". De pronto, en medio de lo que debe ser su boca, ahora gigantesca, veo una pequeña mano moviendo un puñal. Y de forma muy fortuita escucho una voz que sale de la criatura y dice:
- El cuchillo es demasiado pequeño para cortar esto, necesito algo más grande como una espada. Por cierto para matarle tenéis que cortar la parte donde se une el tallo y la vaina. -Aprovecho la luz de la posada para observar el lugar que "el tragado" me indica. ¡Porque no puede ser otro quién completa la información para eliminar a la bestia!
Suelto un resoplido cuando me decido a hacer lo que él pide: Envaino mi espada y empiezo a subir por la planta. Sin embargo, mis movimientos son algo torpes, ya que no jugué mucho a subirme a los árboles cuando era niño, que los cascos no tenían el mejor de los agarres.
Mi suerte es que la planta está tan grande ahora que tengo más oportunidades de pasar desapercibido. Desenvaino la espada con cuidado mientras me sujeto de la otra mano y...
- ¡Vete y no vuelvas lechuga gigante!
- ¡Huye, o te haremos ensalada!
Yo me quedo callado, por milagro que eso pueda parecer, porque no estoy tranquilo de que una planta trague gente y se vaya así, sin más. Además, como es del todo "anormal", puede incluso que la criatura escuche y comprenda lo que hablamos.
Me fijo que la dama que tanto insistió en ser la dueña de los frijoles ahora simplemente se esconde, como si nada de lo que está pasando tuviera alguna relación con ella. Le dirijo una mirada de "Sé que no eres tan buena como aparentas" antes de salir, para ver si logro derribarla, cuando... ¡Veo con horror como la planta, tras hechar raíces en la tierra, empieza a crescer más y más, ultrapasando con creces la altura de la posada!
- ¡Por las barbas de Neptuno! -exclamo sorprendido ante tamaño "espectáculo". De pronto, en medio de lo que debe ser su boca, ahora gigantesca, veo una pequeña mano moviendo un puñal. Y de forma muy fortuita escucho una voz que sale de la criatura y dice:
- El cuchillo es demasiado pequeño para cortar esto, necesito algo más grande como una espada. Por cierto para matarle tenéis que cortar la parte donde se une el tallo y la vaina. -Aprovecho la luz de la posada para observar el lugar que "el tragado" me indica. ¡Porque no puede ser otro quién completa la información para eliminar a la bestia!
Suelto un resoplido cuando me decido a hacer lo que él pide: Envaino mi espada y empiezo a subir por la planta. Sin embargo, mis movimientos son algo torpes, ya que no jugué mucho a subirme a los árboles cuando era niño, que los cascos no tenían el mejor de los agarres.
Mi suerte es que la planta está tan grande ahora que tengo más oportunidades de pasar desapercibido. Desenvaino la espada con cuidado mientras me sujeto de la otra mano y...
Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
El miembro 'Pequeño Pony' ha efectuado la acción siguiente: Duelos y Peleas
'Pelea espada' :
Resultados : 5
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Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
Todo comenzó a temblar para Jacobo, como si dentro de la planta estuviese siendo azotado por un terremoto. La judía gigante "vomitó" a Jacobo, que cayó al suelo lleno de una sustancia verde y viscosa un tanto desagradable. La supuesta cabeza del monstruo también estaba en el suelo; al parecer algún valeroso "héroe" le había asestado un golpe fatal.
- ¡Prepárate, cosa asquerosa! - le exclamó Jacobo a la planta mientras que con el cuchillo le cortaba el tallo y las raíces con la misma facilidad y soltura con la que degollaba a los cerdos - ¡ya no volverás a moverte, jajajajajajaja!
De las entrañas de la planta salió el músico ese que fue tragado primero, completamente aturdido y desorientado. A Jacobo esto le supuso un chasco, pues si estaba muerto tenía pensado quitarle el oro que tuviese encima, pero no pudo ser.
Tras sacudirse un poco la "pringue" del cuerpo, agradeció al hombre que le había salvado la vida (le reconoció porque su espada estaba manchada con el mismo líquido verde) y fue en busca de Archren para terminar (o al menos intentarlo) aquella noche de la mejor forma posible. Cuando por fin la encontró le sonrió.
- Bueno, y ahora que sabes de lo que es capaz esto - dijo enseñando discretamente el saco de judías - hablemos de dinero; un precio que veo razonable es de 6.000 monedas de oro por todas, una ganga vamos.
Y una estafa completa, la vaca por la que las cambió valía una moneda de oro como mucho, pero la codicia de Jacobo le pedía obtener un rendimiento del 6.000%.
- ¡Prepárate, cosa asquerosa! - le exclamó Jacobo a la planta mientras que con el cuchillo le cortaba el tallo y las raíces con la misma facilidad y soltura con la que degollaba a los cerdos - ¡ya no volverás a moverte, jajajajajajaja!
De las entrañas de la planta salió el músico ese que fue tragado primero, completamente aturdido y desorientado. A Jacobo esto le supuso un chasco, pues si estaba muerto tenía pensado quitarle el oro que tuviese encima, pero no pudo ser.
Tras sacudirse un poco la "pringue" del cuerpo, agradeció al hombre que le había salvado la vida (le reconoció porque su espada estaba manchada con el mismo líquido verde) y fue en busca de Archren para terminar (o al menos intentarlo) aquella noche de la mejor forma posible. Cuando por fin la encontró le sonrió.
- Bueno, y ahora que sabes de lo que es capaz esto - dijo enseñando discretamente el saco de judías - hablemos de dinero; un precio que veo razonable es de 6.000 monedas de oro por todas, una ganga vamos.
Y una estafa completa, la vaca por la que las cambió valía una moneda de oro como mucho, pero la codicia de Jacobo le pedía obtener un rendimiento del 6.000%.
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jacobo
Soldado de Lindert
Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
Se hubiese reído de la situación, sin embargo no le apetecía. Rayaba lo absurdo, el ver como un grupo de hombres se enfrentaban a una planta de grandes dimensiones que ya había engullido a dos sin problemas aparentes, pero que sin embargo era tan fiera como cualquier criatura. Las plantas del pantano no se andaban con tantos miramientos, aunque había que admitir lo rudimentario de los métodos de caza de esa judía, que nada tenía que ver con el complejo efluvio con el que las carnívoras atrapaban a sus desprevenidas moscas.
Así pues, siguió observando atenta, fijándose en el hombre que al final había resultado ser un buen espadachín… Y la voz de Jacobo se escuchó ahogada desde una pequeña abertura en la fibrosa piel del engendro, dando indicaciones sobre como eliminarla, lo cual podía interpretarse como que no era la primera vez que sucedía algo así. El acero brilló a la luz de las velas que iluminaban el local, dibujando en su hoja matices dorados antes de que esta se clavase completamente en su carne.
Su ataque resultó efectivo cuando la planta vomitó de mala manera a sus dos víctimas, que rodaron por el suelo envueltos en un desagradable fluido estomacal, ante el cual Morrigan fue incapaz de contener una mueca de asco extremo.
-¡Gracias al cielo!-Exclamó el bardo tras reponerse momentáneamente-¡Os estoy agradecido, caballero!-Agarró con sus manos pringosas las del moreno (Paul) agitándolas efusivamente-Os juro que compondré canciones sobre vuestra hazaña, para que todo el mundo conozca como el valeroso Dandelion, fue engullido por una planta y pudo salir airoso gracias a la ayuda de un desconocido.
Pero todo el mundo no parecía estar de acuerdo con las palabras del trovador, y ahora miraban con ira a Jacobo, quien con todo el descaro del mundo aún se creía con posibilidades de negociar después de rematar al monstruo. Morrigan alzó una ceja, consciente de lo que se avecinaba detrás de ellos.
-¡Fuera de aquí!-Bramó un individuo de grandes dimensiones, fornido y embutido en una armadura de cuero, cuya calva brillaba perlada por el sudor-No quiero peleas en mi taberna, así que por vuestro bien os sugiero que salgáis de mi taberna ahora mismo, por vuestro propio bien-Señaló alternativamente con el dedo a Paul, Dandelion, Jacobo y finalmente a Morrigan, quien resopló con cierto deje de indignación. Jamás nadie la había echado por alborotadora, por lo que se dio la vuelta airada, dando a entender que no la echaban sino que ella se iba, y salió al exterior… Allí podría ajustar cuentas con Jacobo y con el espadachín.
Así pues, siguió observando atenta, fijándose en el hombre que al final había resultado ser un buen espadachín… Y la voz de Jacobo se escuchó ahogada desde una pequeña abertura en la fibrosa piel del engendro, dando indicaciones sobre como eliminarla, lo cual podía interpretarse como que no era la primera vez que sucedía algo así. El acero brilló a la luz de las velas que iluminaban el local, dibujando en su hoja matices dorados antes de que esta se clavase completamente en su carne.
Su ataque resultó efectivo cuando la planta vomitó de mala manera a sus dos víctimas, que rodaron por el suelo envueltos en un desagradable fluido estomacal, ante el cual Morrigan fue incapaz de contener una mueca de asco extremo.
-¡Gracias al cielo!-Exclamó el bardo tras reponerse momentáneamente-¡Os estoy agradecido, caballero!-Agarró con sus manos pringosas las del moreno (Paul) agitándolas efusivamente-Os juro que compondré canciones sobre vuestra hazaña, para que todo el mundo conozca como el valeroso Dandelion, fue engullido por una planta y pudo salir airoso gracias a la ayuda de un desconocido.
Pero todo el mundo no parecía estar de acuerdo con las palabras del trovador, y ahora miraban con ira a Jacobo, quien con todo el descaro del mundo aún se creía con posibilidades de negociar después de rematar al monstruo. Morrigan alzó una ceja, consciente de lo que se avecinaba detrás de ellos.
-¡Fuera de aquí!-Bramó un individuo de grandes dimensiones, fornido y embutido en una armadura de cuero, cuya calva brillaba perlada por el sudor-No quiero peleas en mi taberna, así que por vuestro bien os sugiero que salgáis de mi taberna ahora mismo, por vuestro propio bien-Señaló alternativamente con el dedo a Paul, Dandelion, Jacobo y finalmente a Morrigan, quien resopló con cierto deje de indignación. Jamás nadie la había echado por alborotadora, por lo que se dio la vuelta airada, dando a entender que no la echaban sino que ella se iba, y salió al exterior… Allí podría ajustar cuentas con Jacobo y con el espadachín.
- Off:
- Ni te pienses Jacobo que te voy a dejar que este tema se acabe fácilmente. ¡Seguimos en este mismo hilo! Pero fuera de la taberna .
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Morrigan
Noble de Marshovia y Nigromante
Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
Empiezo a cortar donde la voz me dijo y no tengo que esperar mucho por los resultados, ya que siento como la planta empieza a moverse. Con gran esfuerzo me sujeto, ya que la criatura se mueve como si fuera una embarcación en medio de un oleaje de tempestad.
Una vez que apoyo mi mano izquierda a una rama nudosa, vuelvo a cortar con mi espada, y, cosa curiosa, empiezo a escuchar como que un chillido muy sutil. Asustado, vuelvo a cortar en otro lugar antes de envainar la espada y empezar a bajar. ¡Dicho y hecho! Justo a tiempo alcanzo a ver que la planta se empieza a caer, ¡y logro saltar evitando morir aplastado!
Lástima que no logro evitar recibir parte de la baba verde que los destragados salpican al salvarse. Me observo enojado, ya que tendré que lavar toda mi ropa, pues no pienso presentarme así de cochino frente a Lady Katrina. Pero antes de empezar a quitar el exceso al menos, el juglar se me acerca y me agradece efusivamente... llenándome más las manos de la sustancia viscosa...
- Bueno, cualquiera hubiera hecho lo mismo. -digo lo primero que se me viene a la cabeza, ya que lo que quiero en realidad es deshacerme de él. Aunque... eso de que cante mis hazañas no es tan malo... ¡Diría que me gusta mucho la idea!- Podrías agregar un poney a la canci...
Pero mis palabras son interrumpidas por el dueño del establecimiento, quién ajeno a nuestra victoria contra la inmunda bestia, sólo se le ocurre echarnos a la calle.
De mi parte... me he ahorrado un par de monedas saliendo sin pagar la cebada...
Una vez que apoyo mi mano izquierda a una rama nudosa, vuelvo a cortar con mi espada, y, cosa curiosa, empiezo a escuchar como que un chillido muy sutil. Asustado, vuelvo a cortar en otro lugar antes de envainar la espada y empezar a bajar. ¡Dicho y hecho! Justo a tiempo alcanzo a ver que la planta se empieza a caer, ¡y logro saltar evitando morir aplastado!
Lástima que no logro evitar recibir parte de la baba verde que los destragados salpican al salvarse. Me observo enojado, ya que tendré que lavar toda mi ropa, pues no pienso presentarme así de cochino frente a Lady Katrina. Pero antes de empezar a quitar el exceso al menos, el juglar se me acerca y me agradece efusivamente... llenándome más las manos de la sustancia viscosa...
- Bueno, cualquiera hubiera hecho lo mismo. -digo lo primero que se me viene a la cabeza, ya que lo que quiero en realidad es deshacerme de él. Aunque... eso de que cante mis hazañas no es tan malo... ¡Diría que me gusta mucho la idea!- Podrías agregar un poney a la canci...
Pero mis palabras son interrumpidas por el dueño del establecimiento, quién ajeno a nuestra victoria contra la inmunda bestia, sólo se le ocurre echarnos a la calle.
De mi parte... me he ahorrado un par de monedas saliendo sin pagar la cebada...
Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
A Jacobo le habían echado de la taberna y por si fuera poco la maldita bruja se estaba haciendo la loca ante la oferta (desorbitada) de él.
Normalmente se habría peleado con aquel tabernero infeliz, pero mirándolo objetivamente aquella noche se había tomado unas buenas jarras de cerveza gratis de modo que no era tan malo (si obviamos el hecho de que casi muere devorado por una planta mutante que él mismo creó y que acabó todo pringoso).
- Me da igual, no tenía pensado quedarme ni un segundo más en este tugurio, está sucio y apesta - insultó Jacobo al dueño de la taberna - además el servicio es muy malo y te cobran una cantidad excesiva hasta por un vaso de agua; y por si fuera poco...
Se detuvo, entre los matorrales se comenzaron a oír aullidos de lobos salvajes (Jacobo entendía muy bien de eso, pues era granjero) y no tardaron mucho tiempo en rodearlos a todos los presentes. Al parecer lo que los atrajeron era el fuerte olor que emitía la sustancia viscosa de las entrañas de la planta.
Jacobo puso pies en polvorosa en dirección a la taberna de nuevo, chocándose fuertemente contra la puerta y comenzó a aporrearla.
- ¡Amigo, perdona, todo lo que te dije era broma! - se excusó inútilmente - es la mejor taberna que he visitado en mi vida; la más limpia, la más económica y con la mejor de las compañías que se pueden desear. Así que no me dejes morir aquí, tengo frío y miedo, y todo ha sido culpa de la mujer extraña esa.
Al comprobar que la puerta no cedía ni un milímetro y que no había respuesta del interior Jacobo se dió por vencido.
- Está bien, por lo menos conservaré la dignidad -dijo en voz alta. Entonces se giró, acercándose al grupo (Archren, el espadachín que le salvó la vida y el músico ese) que se encontraba rodeado por los lobos cuando advirtió que la puerta se abrió - ¡gracias, gracias, gracias! - Jacobo se volvió a toda prisa hacia la puerta, pero para su sorpresa lo que ocurrió es que su "maceta" improvisada le golpeó directamente en la cabeza, derribándolo al suelo.
- ¡Llévate tu trasto inútil y no vuelvas más! - exclamó el tabernero, justo antes de cerrar la puerta con violencia.
Jacobo se incorporó, había llegado el momento de pensar un plan para salir vivo de aquella precaria situación. Respiró hondo y dijo:
- Lobitos, buenos lobitos, yo no soy muy sabroso que digamos, id mejor a por la mujer - dijo señalando a Archren - coméos a ella antes, que es noble y seguro que su carne sabe mejor.
Para sorpresa de todos (incluso del propio Jacobo) los lobos parecieron hacerle caso y se dirigieron a la mujer (que también tenía manchas de la planta en la ropa que le salpicó Jacobo) con ansias asesinas. "Perfecto, ahora solo tengo que huir lo más lejos que pueda mientras se entretienen con ella" pensó Jacobo maliciosamente mientras se escabullía entre las sombras.
Normalmente se habría peleado con aquel tabernero infeliz, pero mirándolo objetivamente aquella noche se había tomado unas buenas jarras de cerveza gratis de modo que no era tan malo (si obviamos el hecho de que casi muere devorado por una planta mutante que él mismo creó y que acabó todo pringoso).
- Me da igual, no tenía pensado quedarme ni un segundo más en este tugurio, está sucio y apesta - insultó Jacobo al dueño de la taberna - además el servicio es muy malo y te cobran una cantidad excesiva hasta por un vaso de agua; y por si fuera poco...
Se detuvo, entre los matorrales se comenzaron a oír aullidos de lobos salvajes (Jacobo entendía muy bien de eso, pues era granjero) y no tardaron mucho tiempo en rodearlos a todos los presentes. Al parecer lo que los atrajeron era el fuerte olor que emitía la sustancia viscosa de las entrañas de la planta.
Jacobo puso pies en polvorosa en dirección a la taberna de nuevo, chocándose fuertemente contra la puerta y comenzó a aporrearla.
- ¡Amigo, perdona, todo lo que te dije era broma! - se excusó inútilmente - es la mejor taberna que he visitado en mi vida; la más limpia, la más económica y con la mejor de las compañías que se pueden desear. Así que no me dejes morir aquí, tengo frío y miedo, y todo ha sido culpa de la mujer extraña esa.
Al comprobar que la puerta no cedía ni un milímetro y que no había respuesta del interior Jacobo se dió por vencido.
- Está bien, por lo menos conservaré la dignidad -dijo en voz alta. Entonces se giró, acercándose al grupo (Archren, el espadachín que le salvó la vida y el músico ese) que se encontraba rodeado por los lobos cuando advirtió que la puerta se abrió - ¡gracias, gracias, gracias! - Jacobo se volvió a toda prisa hacia la puerta, pero para su sorpresa lo que ocurrió es que su "maceta" improvisada le golpeó directamente en la cabeza, derribándolo al suelo.
- ¡Llévate tu trasto inútil y no vuelvas más! - exclamó el tabernero, justo antes de cerrar la puerta con violencia.
Jacobo se incorporó, había llegado el momento de pensar un plan para salir vivo de aquella precaria situación. Respiró hondo y dijo:
- Lobitos, buenos lobitos, yo no soy muy sabroso que digamos, id mejor a por la mujer - dijo señalando a Archren - coméos a ella antes, que es noble y seguro que su carne sabe mejor.
Para sorpresa de todos (incluso del propio Jacobo) los lobos parecieron hacerle caso y se dirigieron a la mujer (que también tenía manchas de la planta en la ropa que le salpicó Jacobo) con ansias asesinas. "Perfecto, ahora solo tengo que huir lo más lejos que pueda mientras se entretienen con ella" pensó Jacobo maliciosamente mientras se escabullía entre las sombras.
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jacobo
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Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
Resultaba indignante que se atreviesen a echarla a ella, toda una señora, por culpa de semejante grupo de brutos. Claro que el local tampoco era de su agrado, lleno de malhechores y vagabundos cuyo mayor objetivo era pillarse la mayor cogorza del día. Ese había sido un mal negocio, y se iba a asegurar de que la prostituta que le había proporcionado en enlace con el que contactar a Jacobo pagase su incompetencia. A Morrigan no le gustaban las inútiles, no cuando se molestaba en alimentarlas y darles cobijo a cambio de lo que ella consideraba “tan poco”.
El aire nocturno traía consigo un aroma almizcleño bastante atrayente a pesar de todo, una conexión con la naturaleza que nada tenía que ver con los vapores apestosos que subrían el techo del interior de la taberna.
-Estoy harta de perder el tiempo-Miró a los presentes, consciente de que no iba a ganar nada de ninguno de ellos. No le asustaba quedar a sola con hombres, más bien ellos deberían empezar a temerla a ella… Cuando el aullido fue un preludio de lo que se avecinaba.
Lobos.
Cualquiera en su sano juicio entendería que el peligro era inminente, cuando los ojos amarillentos brotaron desde detrás de la espesa maleza, revelando un pelaje hirsuto y grisáceo, que abarcaba un amplio abanico de tonalidades hasta perderse en el más intenso negro, como el cielo que cubría sus cabezas salpicado de estrellas distantes.
Morrigan entornó los ojos ante la actitud cobarde de Jacobo, sólo alguien tan ridículo se humillaría de semejante manera, en vez de plantar cara a la adversidad, pues, ¿Cuántas bestias eran? Si sabía contar bien, que por supuesto era así pues no en vano ella se encargaba de la contabilidad de su negocio, era una manada formada por seis miembros. El macho alfa se adelantaba con los movimientos estudiados de un experto cazador, y Morrigan fue consciente de lo poco que estaba familiarizada con el combate cuerpo a cuerpo. A fin de cuentas nunca lo había necesitado, pues la magia corría por sus venas oscuras en un torrente poderoso y devastador. La defensa personal era para aquellos inútiles incapaces de portar en su cuerpo una pizca de hechicería.
El tiesto cayó al suelo, justo después de chocar contra la cara de su dueño, mientras que los paisanos del interior de “El patito cobijador” hacían oídos sordos a la carnicería que iba a tener lugar en el exterior. ¿Serían tan valientes el espadachín y el bardo? Porque el granjero palurdo había demostrado que era un inútil.
-Lobitos, buenos lobitos, yo no soy muy sabroso que digamos, id mejor a por la coméos a ella antes, que es noble y seguro que su carne sabe mejor.
-¿Noble?-Repitió Dandelion, alzando su laúd dignamente-¡Cobijaós tras de mi, hermosa doncella!-Exclamó, adelantándose a medida que las bestias la rodeaban, ¿Es que acaso olían el mal? Su idea no era, desde luego, acabar en el estómago de nadie ese día-¡El valeroso Dandelion os protegerá!-Y acto seguido soltó un gritito de miedo cuando uno de los machos trató de morderle en la pierna. Ese era otro cobarde.
Situaciones desesperadas requerían de medidas desesperadas. Y así aprenderían a tomarse enserio el poder del Caldero Negro.
Morrigan lo abrazó por la espalda, como si le hubiese hecho caso, pero en ese preciso instante deslizó por su cuello la hoja de la daga en una fría y letal caricia, dejando que la sangre que manaba de la herida entrase en el interior de su tráquea y lo ahogase lentamente. La vida se apagaba en el bardo con pasmosa velocidad, y cuando el peso de su cuerpo hizo latente que ya no albergaba llama alguna, la hechicera lo empujó hacia delante tras susurrar unas tenues palabras. Al principio Dandelion se tambaleó, y estuvo a punto de caer, pero pronto se incorporó, con la mirada perdida. La sangre había dejado de correr por su cuello, a pesar de que la herida seguía ahí. No parecía sentir dolor alguno, y en su cara se reflejaba el vacío de la muerte y la obediencia ciega.
-Sacrifícate por mí, mi amado Dandelion. Elimina a los lobos-Ordenó tajantemente.
El aire nocturno traía consigo un aroma almizcleño bastante atrayente a pesar de todo, una conexión con la naturaleza que nada tenía que ver con los vapores apestosos que subrían el techo del interior de la taberna.
-Estoy harta de perder el tiempo-Miró a los presentes, consciente de que no iba a ganar nada de ninguno de ellos. No le asustaba quedar a sola con hombres, más bien ellos deberían empezar a temerla a ella… Cuando el aullido fue un preludio de lo que se avecinaba.
Lobos.
Cualquiera en su sano juicio entendería que el peligro era inminente, cuando los ojos amarillentos brotaron desde detrás de la espesa maleza, revelando un pelaje hirsuto y grisáceo, que abarcaba un amplio abanico de tonalidades hasta perderse en el más intenso negro, como el cielo que cubría sus cabezas salpicado de estrellas distantes.
Morrigan entornó los ojos ante la actitud cobarde de Jacobo, sólo alguien tan ridículo se humillaría de semejante manera, en vez de plantar cara a la adversidad, pues, ¿Cuántas bestias eran? Si sabía contar bien, que por supuesto era así pues no en vano ella se encargaba de la contabilidad de su negocio, era una manada formada por seis miembros. El macho alfa se adelantaba con los movimientos estudiados de un experto cazador, y Morrigan fue consciente de lo poco que estaba familiarizada con el combate cuerpo a cuerpo. A fin de cuentas nunca lo había necesitado, pues la magia corría por sus venas oscuras en un torrente poderoso y devastador. La defensa personal era para aquellos inútiles incapaces de portar en su cuerpo una pizca de hechicería.
El tiesto cayó al suelo, justo después de chocar contra la cara de su dueño, mientras que los paisanos del interior de “El patito cobijador” hacían oídos sordos a la carnicería que iba a tener lugar en el exterior. ¿Serían tan valientes el espadachín y el bardo? Porque el granjero palurdo había demostrado que era un inútil.
-Lobitos, buenos lobitos, yo no soy muy sabroso que digamos, id mejor a por la coméos a ella antes, que es noble y seguro que su carne sabe mejor.
-¿Noble?-Repitió Dandelion, alzando su laúd dignamente-¡Cobijaós tras de mi, hermosa doncella!-Exclamó, adelantándose a medida que las bestias la rodeaban, ¿Es que acaso olían el mal? Su idea no era, desde luego, acabar en el estómago de nadie ese día-¡El valeroso Dandelion os protegerá!-Y acto seguido soltó un gritito de miedo cuando uno de los machos trató de morderle en la pierna. Ese era otro cobarde.
Situaciones desesperadas requerían de medidas desesperadas. Y así aprenderían a tomarse enserio el poder del Caldero Negro.
Morrigan lo abrazó por la espalda, como si le hubiese hecho caso, pero en ese preciso instante deslizó por su cuello la hoja de la daga en una fría y letal caricia, dejando que la sangre que manaba de la herida entrase en el interior de su tráquea y lo ahogase lentamente. La vida se apagaba en el bardo con pasmosa velocidad, y cuando el peso de su cuerpo hizo latente que ya no albergaba llama alguna, la hechicera lo empujó hacia delante tras susurrar unas tenues palabras. Al principio Dandelion se tambaleó, y estuvo a punto de caer, pero pronto se incorporó, con la mirada perdida. La sangre había dejado de correr por su cuello, a pesar de que la herida seguía ahí. No parecía sentir dolor alguno, y en su cara se reflejaba el vacío de la muerte y la obediencia ciega.
-Sacrifícate por mí, mi amado Dandelion. Elimina a los lobos-Ordenó tajantemente.
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Morrigan
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Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
"El valiente espadachín, rescató a todos de la horrible planta..." No, no rima. Y tampoco se me ocurre como meter "poney" entremedio. ¡Bah! De seguro al juglar se le ocurre algo mejor, ya que es su especialidad. Ya quisiera yo saber rimar...
Auuuuuuu
Mi corazón late acelerado al instante, mientras mi cabeza gira buscando dónde están los lobos. ¿¡Tenían que ser lobos!? ¿Cuál es la criatura que más temen los poneys? ¡LOBOS! Y seis lobos nos impiden cualquier vía de escape. Las bestias caminan despacio, rodeándonos mientras el dueño de la planta maldita regresa a la posada.
Lo primero que quiero hacer es imitarlo, poniendo paredes y puertas entre los lobos y yo, sin embargo, la distancia no es nada para el salto de un lobo, y no quiero ser atacado por la espalda.
Por eso doy resoplidos nerviosos al ver que la puerta no se abre... Lo segundo que me pasa es recordar que mi rostro tiene sangre, por culpa de los golpes de la planta. Y la sangre siempre llama la atención de los lobos.
Me concentro en sujetar bien mi espada, preparándome para el ataque, cuando escucho el "click" del portón abriéndose: "¡Estamos salvados!" pienso irracionalmente, ya que justo antes pensé lo contrario, pero si no fuera tan grave el momento, ¡me reiría de como el macetero derriba al tipo! Pero los gruñidos no me dejan disfrutar el momento.
- ¿Britanya? ¿Eres tú? -pregunto de pronto, recordando mi encuentro con la chica loba, pero ninguno de los lobos que nos rodea tiene sus ojos. De todas formas, no perdía mucho intentándolo.
Y los lobos dan un paso más.
- Lobitos, buenos lobitos, yo no soy muy sabroso que digamos, id mejor a por la mujer -¿Escuché bien? Sin darle la espalda a los lobos, miro al hombre y, efectivamente, es él quien dice eso- Comeos a ella antes, que es noble y seguro que su carne sabe mejor.
Niego con la cabeza, ya que el tipo es de lo más cobarde. ¿Cómo se digna a oferecer a la mujer antes que él? Incluso olvido sólo por un momento mi miedo, porque es reemplazado por el asombro de ver que los lobos se dirigen hacia la dama mentirosa.
¡Ah... pero el juglar sí que es un caballero! Se pone delante de la dama, ¡y más encima habla lindo! ... Pero grita como mujercita... No duraría ni una día como pirata. Y no durará mucho contra los lob...
- ¿Pero qué...? -pregunto lleno de horror al ver que la dama degolla al juglar- ¿Quién es más peligroso aquí? Al menos los lobos no ocultan sus dientes. -Digo lleno de rabia a la dama mientras un escalofrío recorre mi espina al ver que el juglar está muriendo. Muevo una pata hacia él, pero los gruñidos de los lobos me congelan. El olor de la sangre fresca los alienta, y la pérfida mujer lo empuja hacia ellos. Pero el juglar no se cae, sino que vuelve a estirarse. Entonces ella le ordena que mate a los lobos, como si fuera lo más normal del mundo- ¿No está muerto? -pregunto confundido pero quizás aliviado, ya que sería bueno que el juglar no se hubiera muerto, aunque su laúd no es la mejor de las armas contra seis lobos, y estoy seguro que ella le cortó el cuello.
Auuuuuuu
Mi corazón late acelerado al instante, mientras mi cabeza gira buscando dónde están los lobos. ¿¡Tenían que ser lobos!? ¿Cuál es la criatura que más temen los poneys? ¡LOBOS! Y seis lobos nos impiden cualquier vía de escape. Las bestias caminan despacio, rodeándonos mientras el dueño de la planta maldita regresa a la posada.
Lo primero que quiero hacer es imitarlo, poniendo paredes y puertas entre los lobos y yo, sin embargo, la distancia no es nada para el salto de un lobo, y no quiero ser atacado por la espalda.
Por eso doy resoplidos nerviosos al ver que la puerta no se abre... Lo segundo que me pasa es recordar que mi rostro tiene sangre, por culpa de los golpes de la planta. Y la sangre siempre llama la atención de los lobos.
Me concentro en sujetar bien mi espada, preparándome para el ataque, cuando escucho el "click" del portón abriéndose: "¡Estamos salvados!" pienso irracionalmente, ya que justo antes pensé lo contrario, pero si no fuera tan grave el momento, ¡me reiría de como el macetero derriba al tipo! Pero los gruñidos no me dejan disfrutar el momento.
- ¿Britanya? ¿Eres tú? -pregunto de pronto, recordando mi encuentro con la chica loba, pero ninguno de los lobos que nos rodea tiene sus ojos. De todas formas, no perdía mucho intentándolo.
Y los lobos dan un paso más.
- Lobitos, buenos lobitos, yo no soy muy sabroso que digamos, id mejor a por la mujer -¿Escuché bien? Sin darle la espalda a los lobos, miro al hombre y, efectivamente, es él quien dice eso- Comeos a ella antes, que es noble y seguro que su carne sabe mejor.
Niego con la cabeza, ya que el tipo es de lo más cobarde. ¿Cómo se digna a oferecer a la mujer antes que él? Incluso olvido sólo por un momento mi miedo, porque es reemplazado por el asombro de ver que los lobos se dirigen hacia la dama mentirosa.
¡Ah... pero el juglar sí que es un caballero! Se pone delante de la dama, ¡y más encima habla lindo! ... Pero grita como mujercita... No duraría ni una día como pirata. Y no durará mucho contra los lob...
- ¿Pero qué...? -pregunto lleno de horror al ver que la dama degolla al juglar- ¿Quién es más peligroso aquí? Al menos los lobos no ocultan sus dientes. -Digo lleno de rabia a la dama mientras un escalofrío recorre mi espina al ver que el juglar está muriendo. Muevo una pata hacia él, pero los gruñidos de los lobos me congelan. El olor de la sangre fresca los alienta, y la pérfida mujer lo empuja hacia ellos. Pero el juglar no se cae, sino que vuelve a estirarse. Entonces ella le ordena que mate a los lobos, como si fuera lo más normal del mundo- ¿No está muerto? -pregunto confundido pero quizás aliviado, ya que sería bueno que el juglar no se hubiera muerto, aunque su laúd no es la mejor de las armas contra seis lobos, y estoy seguro que ella le cortó el cuello.
Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
Jacobo observó como el valiente (o idiota) del bardo se puso para proteger a la mujer del ataque de los lobos.
Resultado lógico: herida en la pierna de gravedad, por insensato. Jacobo sentía el impulso de huir mientras los lobos se cebaban con los demás, pero aunque avanzaba, no podía apartar la mirada. Entonces Archren tomó por la espalda a Dandelion y le cortó el cuello como si de un gorrino se tratase.
"No puedo negar que haya hecho mal, a los lobos les atrae el olor de la sangre fresca" pensó Jacobo, pero la noble no tenía intención de salir corriendo como él, sino que se quedó mirando como el muerto (que no estaba tan muerto) se movía e intentaba auyentar a los lobos con su laúd.
El otro hombre (Paul) se quedó asombrado tras ver lo ocurrido, pero Jacobo tenía más los pies en la tierra; no importaba el por qué de la situación, sino el cómo se iba a librar de esta.
Puso pies en polvorosa, pero no dio ni diez zancadas cuando dos lobos le cerraron el paso "son listos, habían más ocultos por si alguna presa conseguía escapar" se dijo Jacobo a sí mismo, pero no era el momento de adular a su cazador, y con que le hayan hincado el diente una vez esa noche ya tenía suficiente.
Jacobo retrocedió al tiempo que volvía la vista atrás: el espadachín arrinconado por tres lobos, el muerto no tan muerto dando patadas y golpes con el laúd a uno mientras otros dos le intentaban arrancar los brazos a mordiscos, y la otra mirando. Dio media vuelta y echó a correr como alma que lleva al diablo en dirección a Archren, justo cuando pasó a su lado le dijo "te encargo el resto" y siguió adelante, entonces tropezó, se tambaleó unos pasos antes de caer sobre uno de los lobos que intimidaban al espadachín, con la buena fortuna de que tenía el cuchillo aún en la mano y por la inercia se lo clavó hasta atravesar el cuello del animal.
- Bueno compañero - le dijo Jacobo a su nuevo "amigo" - ¿nos vamos y lo dejamos todo en manos de la bruja y su zombi? Personalmente pienso que ya me han comido hoy suficientes veces.
Algo le llamó la atención, los dos lobos de antes se acarcaban a ellos, y cada uno tenía en sus fauces una de las piernas del bardo.
- Estupendo, vamos a mejor - ironizó Jacobo.
Resultado lógico: herida en la pierna de gravedad, por insensato. Jacobo sentía el impulso de huir mientras los lobos se cebaban con los demás, pero aunque avanzaba, no podía apartar la mirada. Entonces Archren tomó por la espalda a Dandelion y le cortó el cuello como si de un gorrino se tratase.
"No puedo negar que haya hecho mal, a los lobos les atrae el olor de la sangre fresca" pensó Jacobo, pero la noble no tenía intención de salir corriendo como él, sino que se quedó mirando como el muerto (que no estaba tan muerto) se movía e intentaba auyentar a los lobos con su laúd.
El otro hombre (Paul) se quedó asombrado tras ver lo ocurrido, pero Jacobo tenía más los pies en la tierra; no importaba el por qué de la situación, sino el cómo se iba a librar de esta.
Puso pies en polvorosa, pero no dio ni diez zancadas cuando dos lobos le cerraron el paso "son listos, habían más ocultos por si alguna presa conseguía escapar" se dijo Jacobo a sí mismo, pero no era el momento de adular a su cazador, y con que le hayan hincado el diente una vez esa noche ya tenía suficiente.
Jacobo retrocedió al tiempo que volvía la vista atrás: el espadachín arrinconado por tres lobos, el muerto no tan muerto dando patadas y golpes con el laúd a uno mientras otros dos le intentaban arrancar los brazos a mordiscos, y la otra mirando. Dio media vuelta y echó a correr como alma que lleva al diablo en dirección a Archren, justo cuando pasó a su lado le dijo "te encargo el resto" y siguió adelante, entonces tropezó, se tambaleó unos pasos antes de caer sobre uno de los lobos que intimidaban al espadachín, con la buena fortuna de que tenía el cuchillo aún en la mano y por la inercia se lo clavó hasta atravesar el cuello del animal.
- Bueno compañero - le dijo Jacobo a su nuevo "amigo" - ¿nos vamos y lo dejamos todo en manos de la bruja y su zombi? Personalmente pienso que ya me han comido hoy suficientes veces.
Algo le llamó la atención, los dos lobos de antes se acarcaban a ellos, y cada uno tenía en sus fauces una de las piernas del bardo.
- Estupendo, vamos a mejor - ironizó Jacobo.
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jacobo
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Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
- Off Jacobo:
- Sabes que me ha encantado tu post, he querido darte un voto positivo pero no lo he hecho bien y le di a - sin querer (estoy en una mala racha de escribir/hacer cosas de forma no intencionada). Perdoname T_T, ha sido sin querer. No me odies ;w;.
Morrigan encaró al espadachín, fulminándolo con la mirada pero ensanchando una sonrisa peligrosa en sus labios, mostrando todos y cada uno de sus dientes blancos.
-¿Y quien dice que yo los oculto?-Inquirió la hechicera. La sensación de saber que tenía el control era tan embriagadora como un dulce vino de las bodegas más selectas de Marshovia, creándole una falsa emoción de seguridad, a pesar del peligro visible que los acechaba. Con suerte, Dandelion mantendría a raya a los lobos mientras ella huía, y a su vez estos harían el trabajo sucio, encargándose de Jacobo y del misterioso espadachín-Claro que no está muerto, ¿Acaso no ves que se mueve?-Dijo, jugando con la propia fantasía que creaba su hechicería, moviendo el cuerpo del bardo con su magia negra.
Mientras tanto, su marioneta luchaba con una fiereza antinatural, descargando golpes a ciegas contra los lobos, arrancando aullidos lastimeros cuando la caja de resonancia chocaba contra sus hocicos afilados. El sonido era una mezcla desagradable que no anticipaba nada bueno, y ella se resguardaba a distancia prudencial para mantenerse a salvo. El rostro de Dandelion era una máscara inexpresiva, a pesar de que en ese momento uno de los animales se abalanzó contra el, derribándolo en el suelo. Ello trajo la alerta a Morrigan al verlo luchando a ras de suelo contra el lobo, y este empezó a clavar sus fauces en la carne muerta, tirando de ella, viendose ayudado por otros de los miembros de la manada. Retrocedió un paso, abriendo mucho los ojos con expresión neutra, viendose asediada por más bestias aún. Contaba con su daga en la mano, pero no era tan idiota como para confiar en sus posibilidades, guiadas por una falta de experiencia en el combate cuerpo a cuerpo.
Los lobos dejaron el cuerpo maltrecho de su esclavo para acorralar entonces a los dos hombres, mientras a duras penas el no-muerto trataba de ponerse en pie. Tenía fuerzas para seguir peleando, pues hasta que su cuerpo no fuese consumido, obedecería las órdenes de la nigromante.
-Au revoir~
Viéndose acorralada, Morrigan tiró de los extremos de su capa, envolviéndose en ella hasta desaparecer en un despliegue de telas oscuras, hasta que sólo quedó un cuervo oscuro como la propia noche. La bruja, ahora pájaro, revoloteó hasta colocarse encima del craneo de ciervo que había encima de la puerta de la taberna, a salvo, mientras observaba atenta como se desenvolvían Paul y Jacobo.
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Morrigan
Noble de Marshovia y Nigromante
Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
- ¿Y quien dice que yo los oculto? -sonríe la dama mala, como si fuera lo más normal del mundo. Llego incluso a olvidar a los lobos por segundos, mientras las ganas de atacar a una mujer por primera vez en mi vida se encienden.
Pero el juglar no se cae, sino que vuelve a estirarse. Entonces ella le ordena que mate a los lobos, como si fuera lo más normal del mundo- ¿No está muerto? -pregunto confundido pero quizás aliviado, ya que sería bueno que el juglar no se hubiera muerto, aunque su laúd no es la mejor de las armas contra seis lobos, y estoy seguro que ella le cortó el cuello.
- Claro que no está muerto, ¿Acaso no ves que se mueve? -insiste la dama mala, y realmente me sorprende lo valiente que es ahora el juglar. Doy un relincho cuando le atacan y cae al suelo, sin embargo, no escucho ningún grito de maricas, o el menor grito de dolor... Los animales le empiezan a desmembrar y su brazo sigue dando golpes ciegos con el también destrozado laúd.
- Lo mataste... y... lo manipulas... ¿sin cuerdas? -pregunto horrorizado, ahora con mucho miedo de la dama mala. Entonces oigo nuevos lobos en el lugar, aprisionando al cobarde del dueño de la planta asesina que trataba de huir. Él empieza a correr como loco en dirección contraria, casi chocando con la dama mala, pero en su locura se acerca a mí, cayendo sobre uno de los lobos.
Los otros giran en su dirección gruñiendo, mientras él se levanta y el lobo que él "aplastó" permanece quieto en el suelo.
- Bueno compañero ¿nos vamos y lo dejamos todo en manos de la bruja y su zombi? Personalmente pienso que ya me han comido hoy suficientes veces.
- Lo que más quisiera, pero no veo como nos libraremos de esta. -digo aún congelado por el miedo. Mi mano está blanca de tan fuerte que sujeto la espada, y muchos de mis músculos de la espalda, brazos y piernas ya me empiezan a doler.
- Au revoir~ -dice de pronto la dama mala y todos, hombres y lobos, nos distraemos ¡al ver la dama mala TRANSFORMARSE EN UN CUERVO! Mis narinas se abren y cierran mientras me desespero por la situación. Y la pierna del juglar aún patea en medio de las fauces de uno de los lobos.
- Estupendo, vamos a mejor. -dice el cobarde, y entonces, empiezo a pensar que moriré...
¡Momento! Sobreviví a tantas situaciones de riesgo, atravesé los siete mares, logré transformar mi cuerpo de poney a humano, ¿¡y voy a morir aqui!? Este es el momento en que debo preguntarme QUÉ soy... Ya sea Poney o Humano, ¡Siempre he sido un pirata! Y si voy a morir, lo haré con todo el honor de luchador.
- ¡La carne de poney no es gratis! -grito de pronto, lleno de fiereza y empiezo a atacar con mi espada. Si la dama se pudo convertir en un ave. ¿por qué no pueden los lobos transformarse en españoles? En mi mente eso es posible, así que me los imagino con esos uniformes ridículos y empiezo a defender el Revenge de un cruel ataque. No tengo a mi lado a mi capitán, pero de todas formas imagino al cobarde como parte de la tripulación.
Sin embargo, los lobos no se dejan estar: Se organizan como los ingleses, y atacan como los malayos. Pero pronto mi espada reluce de sangre, mientras limpio la "cubierta" del barco imaginario.
Finalmente algunos lobos huyen mientras sigo dando resoplidos con los ojos desorbitados.
- Volverán... -susurro asustado de nuevo hacia el cobarde- Debemos quitarnos la sangre y lo pegajoso de la planta para al menos intentar despistarlos. -Hago memoria de que hay un río cerca, donde lavaba mi ropa cuando estuve desempleado, pero la descarga de adrenalina me tiene la mente torpe ahora que el peligro ha pasado en aparencia.
Pero el juglar no se cae, sino que vuelve a estirarse. Entonces ella le ordena que mate a los lobos, como si fuera lo más normal del mundo- ¿No está muerto? -pregunto confundido pero quizás aliviado, ya que sería bueno que el juglar no se hubiera muerto, aunque su laúd no es la mejor de las armas contra seis lobos, y estoy seguro que ella le cortó el cuello.
- Claro que no está muerto, ¿Acaso no ves que se mueve? -insiste la dama mala, y realmente me sorprende lo valiente que es ahora el juglar. Doy un relincho cuando le atacan y cae al suelo, sin embargo, no escucho ningún grito de maricas, o el menor grito de dolor... Los animales le empiezan a desmembrar y su brazo sigue dando golpes ciegos con el también destrozado laúd.
- Lo mataste... y... lo manipulas... ¿sin cuerdas? -pregunto horrorizado, ahora con mucho miedo de la dama mala. Entonces oigo nuevos lobos en el lugar, aprisionando al cobarde del dueño de la planta asesina que trataba de huir. Él empieza a correr como loco en dirección contraria, casi chocando con la dama mala, pero en su locura se acerca a mí, cayendo sobre uno de los lobos.
Los otros giran en su dirección gruñiendo, mientras él se levanta y el lobo que él "aplastó" permanece quieto en el suelo.
- Bueno compañero ¿nos vamos y lo dejamos todo en manos de la bruja y su zombi? Personalmente pienso que ya me han comido hoy suficientes veces.
- Lo que más quisiera, pero no veo como nos libraremos de esta. -digo aún congelado por el miedo. Mi mano está blanca de tan fuerte que sujeto la espada, y muchos de mis músculos de la espalda, brazos y piernas ya me empiezan a doler.
- Au revoir~ -dice de pronto la dama mala y todos, hombres y lobos, nos distraemos ¡al ver la dama mala TRANSFORMARSE EN UN CUERVO! Mis narinas se abren y cierran mientras me desespero por la situación. Y la pierna del juglar aún patea en medio de las fauces de uno de los lobos.
- Estupendo, vamos a mejor. -dice el cobarde, y entonces, empiezo a pensar que moriré...
¡Momento! Sobreviví a tantas situaciones de riesgo, atravesé los siete mares, logré transformar mi cuerpo de poney a humano, ¿¡y voy a morir aqui!? Este es el momento en que debo preguntarme QUÉ soy... Ya sea Poney o Humano, ¡Siempre he sido un pirata! Y si voy a morir, lo haré con todo el honor de luchador.
- ¡La carne de poney no es gratis! -grito de pronto, lleno de fiereza y empiezo a atacar con mi espada. Si la dama se pudo convertir en un ave. ¿por qué no pueden los lobos transformarse en españoles? En mi mente eso es posible, así que me los imagino con esos uniformes ridículos y empiezo a defender el Revenge de un cruel ataque. No tengo a mi lado a mi capitán, pero de todas formas imagino al cobarde como parte de la tripulación.
- Spoiler:
- Off: ¡Hacía muuuuchos posts que no nombraba a Roberts! XD
Sin embargo, los lobos no se dejan estar: Se organizan como los ingleses, y atacan como los malayos. Pero pronto mi espada reluce de sangre, mientras limpio la "cubierta" del barco imaginario.
Finalmente algunos lobos huyen mientras sigo dando resoplidos con los ojos desorbitados.
- Volverán... -susurro asustado de nuevo hacia el cobarde- Debemos quitarnos la sangre y lo pegajoso de la planta para al menos intentar despistarlos. -Hago memoria de que hay un río cerca, donde lavaba mi ropa cuando estuve desempleado, pero la descarga de adrenalina me tiene la mente torpe ahora que el peligro ha pasado en aparencia.
- Spoiler:
- Off 2: Hice metarol de los lobos ya que me temo que si no salimos de cerca de la posada, Jacobo agregará otra criatura-dificil-para-luchar...
Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
- Lo que más quisiera, pero no veo como nos libraremos de esta.
Esas palabras fueron la respuesta de aquel espadachín ante el ofrecimiento de Jacobo, que tenía toda la pinta de haber perdido la esperanza.
- ¡No digas eso hombre, en comparación con la planta estos son pan comido... - uno de los lobos se acercó a Jacobo y este le dio una patada como si alejase a un perro callejero - ves que fa...
Algo llamó la atención de ambos, Archren se había transformado en cuervo y había huido del peligro; Jacobo le había llamado bruja antes, pero no en un sentido tan literal, odiaba acertar en todo lo malo.
- ¡La carne de poney no es gratis! - exclamó de pronto el espadachín, y se puso a luchar contra los lobos de forma temeraria pero elegante al mismo tiempo.
"Vale, ya es oficial, este ya se ha vuelto majara" pensó Jacobo, aunque teniendo en cuenta todo lo sucedido aquella noche tampoco era de extrañar.
Por suerte para él, Jacobo tenía experiencia previa de ahuyentar lobos (a el le tocaba vigilar el ganado los martes y jueves) y sabía cosas como por ejemplo que cuando atacan su vientre está expuesto; si no se había enfrentado a ellos antes era porque prefería huir y que los otros solucionasen el problema, pero visto lo visto aquello no iba a poder ser posible. Jacobo cogió un palo del suelo y golpeaba en el hocico de los que se le acercaban, pues era su punto débil. El espadachín también mató a unos e hirió a otros, lo cual desembocó en que la manada optó por retirarse.
- Volverán... Debemos quitarnos la sangre y lo pegajoso de la planta para al menos intentar despistarlos - le susurró el espadachín.
- No te preocupes, estoy seguro de que no, los lobos solo atacan a presas fáciles, en el momento en el que detectan peligro huyen... A menos que estén muy, pero que muy hambrientos - afirmó Jacobo - por cierto todavía no me he presentado como es debido, soy Jacobo, pero antes de agradeceros por salvarme la vida dos veces esta noche dejádme hacer algo.
Jacobo recogió varias piedras del suelo y comenzó a tirárselas al cráneo de ciervo de encima de la puerta de la posada.
- ¡Tu monstruo, baja de aquí ahora mismo! - gritaba Jacobo mientras intentaba acertar al cuervo, aunque su color nergro y la oscuridad le impedían apuntar bien - ¡en mi pueblo te habrían quemado viva maldita!
Algo se movió a espaldas de Jacobo, el juglar (sin piernas) reptaba detrás de él y le agarró una pierna con la mano izquierda.
- ¡Aaaaaaaahhhhhhh!¡Mierdaaaaa, el zombi! - exclamó Jacobo, y le propinó una patada en toda la cabeza. El cuello de aquel hombre estaba casi seccionado por los mordiscos de los lobos por lo que la patada desgarró la poca unión que quedaba entre cuello y torso y su cabeza salió volando bastante lejos - bueno, algo es algo - dijo Jacobo con indiferencia ante el cuerpo, ya inmóvil, de aquel tipo que alguna vez cantaba canciones y ahora, por culpa de una maldita bruja, no volvería a hablar.
Esas palabras fueron la respuesta de aquel espadachín ante el ofrecimiento de Jacobo, que tenía toda la pinta de haber perdido la esperanza.
- ¡No digas eso hombre, en comparación con la planta estos son pan comido... - uno de los lobos se acercó a Jacobo y este le dio una patada como si alejase a un perro callejero - ves que fa...
Algo llamó la atención de ambos, Archren se había transformado en cuervo y había huido del peligro; Jacobo le había llamado bruja antes, pero no en un sentido tan literal, odiaba acertar en todo lo malo.
- ¡La carne de poney no es gratis! - exclamó de pronto el espadachín, y se puso a luchar contra los lobos de forma temeraria pero elegante al mismo tiempo.
"Vale, ya es oficial, este ya se ha vuelto majara" pensó Jacobo, aunque teniendo en cuenta todo lo sucedido aquella noche tampoco era de extrañar.
Por suerte para él, Jacobo tenía experiencia previa de ahuyentar lobos (a el le tocaba vigilar el ganado los martes y jueves) y sabía cosas como por ejemplo que cuando atacan su vientre está expuesto; si no se había enfrentado a ellos antes era porque prefería huir y que los otros solucionasen el problema, pero visto lo visto aquello no iba a poder ser posible. Jacobo cogió un palo del suelo y golpeaba en el hocico de los que se le acercaban, pues era su punto débil. El espadachín también mató a unos e hirió a otros, lo cual desembocó en que la manada optó por retirarse.
- Volverán... Debemos quitarnos la sangre y lo pegajoso de la planta para al menos intentar despistarlos - le susurró el espadachín.
- No te preocupes, estoy seguro de que no, los lobos solo atacan a presas fáciles, en el momento en el que detectan peligro huyen... A menos que estén muy, pero que muy hambrientos - afirmó Jacobo - por cierto todavía no me he presentado como es debido, soy Jacobo, pero antes de agradeceros por salvarme la vida dos veces esta noche dejádme hacer algo.
Jacobo recogió varias piedras del suelo y comenzó a tirárselas al cráneo de ciervo de encima de la puerta de la posada.
- ¡Tu monstruo, baja de aquí ahora mismo! - gritaba Jacobo mientras intentaba acertar al cuervo, aunque su color nergro y la oscuridad le impedían apuntar bien - ¡en mi pueblo te habrían quemado viva maldita!
Algo se movió a espaldas de Jacobo, el juglar (sin piernas) reptaba detrás de él y le agarró una pierna con la mano izquierda.
- ¡Aaaaaaaahhhhhhh!¡Mierdaaaaa, el zombi! - exclamó Jacobo, y le propinó una patada en toda la cabeza. El cuello de aquel hombre estaba casi seccionado por los mordiscos de los lobos por lo que la patada desgarró la poca unión que quedaba entre cuello y torso y su cabeza salió volando bastante lejos - bueno, algo es algo - dijo Jacobo con indiferencia ante el cuerpo, ya inmóvil, de aquel tipo que alguna vez cantaba canciones y ahora, por culpa de una maldita bruja, no volvería a hablar.
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jacobo
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Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
A salvo y con buenas perspectivas, ¿Acaso podía pedir más? No, por supuesto que no. El cuervo se plisó las alas con el pico, que estaban algo despeinadas, y clavó sus orbes oscuros en la escena de batalla. Que Jacobo había demostrado ser un cobarde, ya lo sabía, pero no esperaba que el otro se desenvolviese con semejante soltura, combatiendo fieramente con los lobos. El ave movió su cabeza, observándolo desde distintos ángulos, y lamentando no haberle abatido a él en lugar de al bardo, pues su talento con la espada la dejaba impresionada. Le vendría bien tener un esclavo así, capaz con las armas de filo, como guardaespaldas para su propia protección. Una lástima haberlo dejado escapar…
Los lobos lanzaban dentelladas, pero su ofensiva no tardó en lanzarse a la retirada después de recibir heridas y alguna que otra baja en su manada, a lo que extrañamente también contribuyó el labriego palurdo. Morrigan permaneció inmutable, mientras los escuchaba hablar tras calmarse los ánimos, agradeciendo hallarse a una buena distancia prudencial. Si se marchaban los seguiría, por supuesto.
-¡Tu monstruo, baja de aquí ahora mismo! – Bramó entonces Jacobo, agarrándo varios guijarros del suelo y tratando de acertárselos- ¡en mi pueblo te habrían quemado viva maldita!
La bruja batió sus alas furiosa, mientras de sus garganta brotaba un graznido de indignación hacia su atacante, ¿Cómo se atrevía ese miserable? Virando en su propio vuelo, se precipitó hacia abajo dirigiendo su pico contra los ojos castaños de este, aprovechando que estaba entretenido ensañándose con su pobre Dandelion.
Los lobos lanzaban dentelladas, pero su ofensiva no tardó en lanzarse a la retirada después de recibir heridas y alguna que otra baja en su manada, a lo que extrañamente también contribuyó el labriego palurdo. Morrigan permaneció inmutable, mientras los escuchaba hablar tras calmarse los ánimos, agradeciendo hallarse a una buena distancia prudencial. Si se marchaban los seguiría, por supuesto.
-¡Tu monstruo, baja de aquí ahora mismo! – Bramó entonces Jacobo, agarrándo varios guijarros del suelo y tratando de acertárselos- ¡en mi pueblo te habrían quemado viva maldita!
La bruja batió sus alas furiosa, mientras de sus garganta brotaba un graznido de indignación hacia su atacante, ¿Cómo se atrevía ese miserable? Virando en su propio vuelo, se precipitó hacia abajo dirigiendo su pico contra los ojos castaños de este, aprovechando que estaba entretenido ensañándose con su pobre Dandelion.
- Off:
- Me encanta rolear con vosotros x333, ¡Sois geniales!
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Morrigan
Noble de Marshovia y Nigromante
Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
XDjacobo escribió:(a el le tocaba vigilar el ganado los martes y jueves)
- No te preocupes, estoy seguro de que no, los lobos solo atacan a presas fáciles, en el momento en el que detectan peligro huyen... A menos que estén muy, pero que muy hambrientos - dice el ya no tan cobarde dueño de la planta asesina, sin embargo, eso no evita que niegue con mi cabeza, ya que no podemos saber si ellos efectivamente están hambrientos hasta el momento en que regresen.- Por cierto todavía no me he presentado como es debido, soy Jacobo, pero antes de agradeceros por salvarme la vida dos veces esta noche dejádme hacer algo.
- Pues, de nada de nuevo Jacobo. Yo soy Paul... -digo mientras, extrañado, le veo coger piedras del suelo. Por un momento pienso que puede ser algo de protección, tipo un ritual, ya que ésta noche estoy listo para creer en cualquier cosa, cuando él empieza a arrojarlas hacia el cuervo que momentos antes era la implacable dama asesina.
- ¡Tu monstruo, baja de aquí ahora mismo! ¡En mi pueblo te habrían quemado viva maldita! -Iba a tomar otra piedra y ayudarlo cuando, de pronto, me acuerdo de la dulce Megara. No estoy de acuerdo en quemar brujas... Porque si una puede ser buena como Megara, entonces pueden haber más. Aunque con toda seguridad ésta, que está allá arriba chillándole a Jacobo ahora, no debía haber asesinado al pobre juglar.
Me distraigo sólo un momento cuando el propio difunto hace acto de presencia (o mejor dicho, lo que ha quedado de su cuerpo hace acto de presencia). Es tan triste verlo, muerto, que miro hacia el otro lado, y entonces veo al cuervo/dama yendo directo hacia Jacobo:
- ¡Cuidado! ¡El cuervo! -grito y entonces tiro una de mis manzanas (oh... ¡que pecado!) contra el cuervo. (No tiro la espada porque es mucho más útil en mi mano)
- Close-up:
Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
El miembro 'Pequeño Pony' ha efectuado la acción siguiente: Duelos y Peleas
'Pelea combos' :
Resultados : 1
'Pelea combos' :
Resultados : 1
Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
La mujer-cuervo contraatacó abalanzándose directamente sobre los ojos de Jacobo ante la inminente lluvia de piedras que éste le lanzaba. Mala suerte para ella, Jacobo ya había pasado por experiencias anteriores cuando tenía que defender las cosechas de numerosos cuervos y había salido airoso en situaciones peores.
Lo primero que hizo fue, evidentemente, cerrar los ojos. Luego pidió ayuda a Paul mientras esgrimía su cuchillo cortando el aire al azar.
- ¡Socorro Paul!¡Ay, no, en la cara no! - gritaba.
Se dirigió de cara hacia la pared de madera de la posada con la intención de darse un cabezazo contra ella y aplastar al cuervo, pero este esperó al último segundo para alzar el vuelo. Jacobo no pudo evitar el golpe en la cabeza, pero de alguna forma consiguió agarrar una pata del animal, que picoteaba sus dedos para que le dejase escapar.
- Jajajajaja, es inútil, jajajaja, ahora estás bajo mi control, maldita - decía Jacobo mientras se reía de forma psicópata y siniestra.
De pronto se le nubló la vista y comenzó a tambalearse como si estuviese borracho; el golpe que se dió a sí mismo en la cabeza, el alcohol que se tomó dentro de la taberna y el haber sido devorado por una planta se mezclaron en su estómago como un cóctel explosivo que era necesario expulsar de su cuerpo.
Jacobo acabó vomitando todo lo que había comido aquel día y la mayor parte fue a parar hacia el cuervo. De alguna forma Jacobo sentía alguna especie de aversión natural hacia estas "ratas negras voladoras" aunque no sabía por qué, lo único que se le venía a la mente era el cavando un agujero en un castillo.
Cuando Jacobo recobró la vista de nuevo se sentía sin fuerzas, pero soltó el cuchillo que tenía en la otra mano y usó sus últimas energías en cerrar el pico del animal.
Lo primero que hizo fue, evidentemente, cerrar los ojos. Luego pidió ayuda a Paul mientras esgrimía su cuchillo cortando el aire al azar.
- ¡Socorro Paul!¡Ay, no, en la cara no! - gritaba.
Se dirigió de cara hacia la pared de madera de la posada con la intención de darse un cabezazo contra ella y aplastar al cuervo, pero este esperó al último segundo para alzar el vuelo. Jacobo no pudo evitar el golpe en la cabeza, pero de alguna forma consiguió agarrar una pata del animal, que picoteaba sus dedos para que le dejase escapar.
- Jajajajaja, es inútil, jajajaja, ahora estás bajo mi control, maldita - decía Jacobo mientras se reía de forma psicópata y siniestra.
De pronto se le nubló la vista y comenzó a tambalearse como si estuviese borracho; el golpe que se dió a sí mismo en la cabeza, el alcohol que se tomó dentro de la taberna y el haber sido devorado por una planta se mezclaron en su estómago como un cóctel explosivo que era necesario expulsar de su cuerpo.
Jacobo acabó vomitando todo lo que había comido aquel día y la mayor parte fue a parar hacia el cuervo. De alguna forma Jacobo sentía alguna especie de aversión natural hacia estas "ratas negras voladoras" aunque no sabía por qué, lo único que se le venía a la mente era el cavando un agujero en un castillo.
Cuando Jacobo recobró la vista de nuevo se sentía sin fuerzas, pero soltó el cuchillo que tenía en la otra mano y usó sus últimas energías en cerrar el pico del animal.
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jacobo
Soldado de Lindert
Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
- Spoiler:
- Supongo que Morrigan se lo merece pero...Eres un cerdo, Jacobo e_e. Sorry, no sé qué mas poner u.u.
El cuervo revoloteó furiosamente, batiendo las alas sin dejar de lanzar agresivos picotazos contra Jacobo. Aún no renunciaba a arrebatarle las judías, pues a pesar de todo, era capaz de ver el potencial de semejantes semillas, desaprovechado en las manos de ese haragan sin cerebro. Sus gritos de dolor la motivaban a seguir picoteando sin piedad alguna. Nadie humillaba al Caldero Negro y salia impune.
Sin embargo las cosas no pintaban bien, rayando lo esperpentico. No solo sus planes habían fracasado estrepitosamente, sino que ahora debía lidiar con la ira creciente que burbujeaba en su cuerpo pequeño de ave. Estaba enfadada, pero no sabia que todavía iba a estarlo aún mas...
El espadachín, de nombre Paul, trató de agredirla con un fruto rojo, en un intento desesperado por ayudar a su amigo el labriego. A duras penas, el cuervo escapó de la trayectoria del proyectil, lanzandole una mirada furibunda. Se encargaría de él a su debido tiempo. Sería una interesante pieza para la colección.
Siguió picoteando, atacando a las manos que le impedían atacar donde más dolía, y alzó precipitadamente el vuelo cuando se percató de que este pretendía aplastarla contra la pared. Entonces... Sintió el dolor al saber su pata atrapada, y grazno con vehemencia. Algo viscoso cayó sobre sus alas, con un fuerte hedor a alcohol, y el desgraciado de Jacobo cerró su pico.
Ya estaba harta. Lentamente recuperó su forma humana, teniendo la rugosa y aspera mano de Jacobo sobre su boca, y le asestó una violenta patada en la entrepierna. Aprovechando la confusión, lo agarro del cuello y posó sobre este la daga, colocándose tras el.
-Los lobos pueden volver-Susurró-Y aunque me gustaría seguir jugando, paciencia tiene un limite.
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Morrigan
Noble de Marshovia y Nigromante
Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
Off: Ése fue un ataque con mucha "clase" Jacobo... (y mucho más efectivo que mi humilde manzanita)
Lanzo un resoplido enojado, ya que tirar una de mis manzanas no resultó en nada más que desperdiciar un buen bocado. Ver como el ave tan fácilmente esquiva mi tiro me recuerda mis pensamientos de potrillo, de querer volar. Claro que la vez que Campanita me tiró polvos de hadas no fue nada "bello", sin embargo, siempre me habían intrigado cómo las alas livianas lograban cargar cuerpos más pesados, así como las formas que hacían en el cielo cuando bandadas cruzaban de una isla a otra...
- ¡Socorro Paul! ¡Ay, no, en la cara no! -el grito de Jacobo me regresa a la realidad. Ahora me acerco a grandes zancadas hacia ellos, espada en mano, preparando mi puntería para ensartar el cuervo en mi espada cuando Jacobo se aleja. Antes que lo alcance, él atrapa a la bruja de una pata, y ella revolotea en su mano.
No puedo llegar y estirar el brazo, que ambos se mueven y me da miedo equivocarme y quitarle la mano a Jacobo. El dolor que sentí al perder mi pata fue demasiado intenso para tomar eso a la ligera.
- ¡Bluergh! -doy un salto hacia atrás, alejándome a tiempo del chorro de vómito, el cual empapa a la bruja. Entremedio del asco, me empiezo a reír de la desdicha de la bruja, aunque las arcadas se mezclan a los relinchos.
Sin embargo, los relinchos se terminan cuando el cuervo empieza a crescer, crescer, estirándose hasta tomar forma de dama de nuevo. Con un golpe rápido, ella golpea a Jacobo en sus partes bajas, dejándolo desprotegido ante su crueles manos en su cuello:
- ¡No lo matarás como hiciste con el juglar! -exclamo hundiendo mi espada en la bruja.
Lanzo un resoplido enojado, ya que tirar una de mis manzanas no resultó en nada más que desperdiciar un buen bocado. Ver como el ave tan fácilmente esquiva mi tiro me recuerda mis pensamientos de potrillo, de querer volar. Claro que la vez que Campanita me tiró polvos de hadas no fue nada "bello", sin embargo, siempre me habían intrigado cómo las alas livianas lograban cargar cuerpos más pesados, así como las formas que hacían en el cielo cuando bandadas cruzaban de una isla a otra...
- ¡Socorro Paul! ¡Ay, no, en la cara no! -el grito de Jacobo me regresa a la realidad. Ahora me acerco a grandes zancadas hacia ellos, espada en mano, preparando mi puntería para ensartar el cuervo en mi espada cuando Jacobo se aleja. Antes que lo alcance, él atrapa a la bruja de una pata, y ella revolotea en su mano.
No puedo llegar y estirar el brazo, que ambos se mueven y me da miedo equivocarme y quitarle la mano a Jacobo. El dolor que sentí al perder mi pata fue demasiado intenso para tomar eso a la ligera.
- ¡Bluergh! -doy un salto hacia atrás, alejándome a tiempo del chorro de vómito, el cual empapa a la bruja. Entremedio del asco, me empiezo a reír de la desdicha de la bruja, aunque las arcadas se mezclan a los relinchos.
Sin embargo, los relinchos se terminan cuando el cuervo empieza a crescer, crescer, estirándose hasta tomar forma de dama de nuevo. Con un golpe rápido, ella golpea a Jacobo en sus partes bajas, dejándolo desprotegido ante su crueles manos en su cuello:
- ¡No lo matarás como hiciste con el juglar! -exclamo hundiendo mi espada en la bruja.
- Spoiler:
- Off: Si el resultado es alto, te hiero; si es bajo, mi espada no te hiere, o esquivas mi golpe. Sólo podrás golpearme de vuelta si tu resultado es superior a mi ataque.
Como user, no os autorizo a matarme. Y si os hiero, obviamente que tampoco os mato. (¡Sólo tiempo para huir despistando!)
Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
El miembro 'Pequeño Pony' ha efectuado la acción siguiente: Duelos y Peleas
'Pelea espada' :
Resultados : 5
'Pelea espada' :
Resultados : 5
Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
¡Por fin!
Edito: El ataque no es letal y puedes elegir dónde ha sido.
Edito: El ataque no es letal y puedes elegir dónde ha sido.
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