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Una noche como cualquier otra (libre)
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Una noche como cualquier otra (libre)
Lugar: Posada el Poney Pisador.
Anochece en el puerto, y como es costumbre, llega la hora de más trabajo de la posada. Mientras Cosette enciende las lamparinas y antorchas de los pasillos, entrada y mesitas, Rosette me ayuda secando los vasos, jarras y platos. ¿Yo? Termino el caldo reponedor para los viajeros, y ya antes dejé el barril de cerveza listo para servir cuando empiecen los pedidos.
Me seco las manos en el delantal antes de ir a la entrada, pues el ruído de cascos me indica que un gran grupo ha llegado. Mientras camino ya voy calculando las habitaciones libres, pues si logramos hospedar a todo el grupo no caerán ellos en la tentación de cenar en otro lado.
Últimamente el puerto ha estado algo vacío, como si unos vientos mantuvieran a los barcos alejados de aquí. Y no es sólo el invierno que se aproxima, sino que la gente está algo miedosa, insegura... Yo misma me he despertado llorando, sin recordar por qué, como si me hubieran arrebatado algo, pero salvo Gastón que se fue a M'apple por trabajo, todo sigue igual...
Re: Una noche como cualquier otra (libre)
¿Igual o peor? No, estaba peor. Franz se sentía inquieto. La había buscado, como correspondía y sus instintos le indicaban, pero seguía sin poder encontrar rastro de aquella. Sí, esa aquella, la que no debía nombrarse en voz alta, la que debía olvidar porque fue una de esas equivocaciones que nunca debieron ocurrir. Franz no era de los que renegaban de las mujeres que, una a una, pasaron por su cama, pero ella… era diferente. Una bruja. Maldito el día que la aceptó en el castillo. Sabía que le había robado algo mucho más importante que el mero orgullo, pero nunca comprendió qué.
Aunque desease con todas sus fuerzas marcharse como un sabueso a oler cada trozo de camino, con tal de encontrarla y obligarla a que lo ayudara, sabía que su caballo no estaba listo para dicha travesía. Hace solo unos días que habían salido de Lindert, después de todo.
Es por eso que sus pasos lo llevaron directamente a una posada, en busca de un sitio cómodo para él. Una vez que eso pasara, regresarían a los caminos. No llegó solo, puesto que otro grupo iba frente a él. Lástima que, por esas cosas, su adorable caballo se adelantase y llegaran a la entrada primero. Si el animal era de lo más inteligente, sabedor de que necesitaban un lugar para descansar.
Una vez allí, baja como si nada de él, dejando su rostro al descubierto. Con una sonrisa encantadora toma las riendas del animal y se acerca a la mujer que, al parecer, había salido a recibirlos. Franz sabe que no es por él, su alteza, sino porque es lo que hacen los dueños de una posada con todo el mundo. Clientes, son clientes.
–Buenas noches, señorita – saluda, con una inclinación de cabeza, todo educado. –El viaje ha sido largo y mi caballo requiere descanso. ¿Tiene espacio aun en su posada?
Off: el tema es viejo, pero como nadie lo respondió y Franz necesita moverse... Espero que sea aun bien recibido
Aunque desease con todas sus fuerzas marcharse como un sabueso a oler cada trozo de camino, con tal de encontrarla y obligarla a que lo ayudara, sabía que su caballo no estaba listo para dicha travesía. Hace solo unos días que habían salido de Lindert, después de todo.
Es por eso que sus pasos lo llevaron directamente a una posada, en busca de un sitio cómodo para él. Una vez que eso pasara, regresarían a los caminos. No llegó solo, puesto que otro grupo iba frente a él. Lástima que, por esas cosas, su adorable caballo se adelantase y llegaran a la entrada primero. Si el animal era de lo más inteligente, sabedor de que necesitaban un lugar para descansar.
Una vez allí, baja como si nada de él, dejando su rostro al descubierto. Con una sonrisa encantadora toma las riendas del animal y se acerca a la mujer que, al parecer, había salido a recibirlos. Franz sabe que no es por él, su alteza, sino porque es lo que hacen los dueños de una posada con todo el mundo. Clientes, son clientes.
–Buenas noches, señorita – saluda, con una inclinación de cabeza, todo educado. –El viaje ha sido largo y mi caballo requiere descanso. ¿Tiene espacio aun en su posada?
Off: el tema es viejo, pero como nadie lo respondió y Franz necesita moverse... Espero que sea aun bien recibido
Re: Una noche como cualquier otra (libre)
Abro la puerta y una columna de vapor se forma desde mi boca. Me acomodo el chal sobre los hombros (claro que no llega a cubrir mi escote) y observo al grupo que se acerca. Uno de ellos se ha adelantado y ya desmonta. En ese momento puedo observar su bello rostro, su porte digno... los músculos que la ropa no oculta completamente... Vaya, vaya... No está mal, pienso sonriendo:
- Por supuesto, puede llevar su caballo a las caballerizas, que un caldo caliente esperará en el comedor a usted y a sus amigos. -Los cuento y calculo que hay espacio para todos, pero por si acaso, me voy a asegurar- ¿Cuántos son ustedes en total?
Off: ¡Ningún problema! Sólo que ahora en la cronología vendrá después de la visita de Pierrot, que es inmediato a la fiesta de Ela.
- Por supuesto, puede llevar su caballo a las caballerizas, que un caldo caliente esperará en el comedor a usted y a sus amigos. -Los cuento y calculo que hay espacio para todos, pero por si acaso, me voy a asegurar- ¿Cuántos son ustedes en total?
Off: ¡Ningún problema! Sólo que ahora en la cronología vendrá después de la visita de Pierrot, que es inmediato a la fiesta de Ela.
Re: Una noche como cualquier otra (libre)
Devuelve la sonrisa, más que nada porque es un hombre educado y cuando una dama sonríe, es que algo interesante ha pasado por su cabeza…
–Pues amigos solo tengo a Fer. – aclara, presentando al animal con un dedo. –He seguido al grupo hasta aquí, con lo que desconozco su número exacto.
Se acerca despacio a donde está la posadera, con las riendas del caballo firmes en su mano. Lo que menos deseaba era que se escapara. Era un caballo leal, pero al parecer tenía alergia por las mujeres. Pobre animal.
–Si me permite, dejaré a este chico comiendo, mientras usted se encarga de los demás.
No espera respuesta (el pedir permiso en realidad fue más bien una cortesía), y procede a dejar al caballo en su sitio. No que le agrade separarse de su único medio de transporte, pero con una espada, cualquiera se siente seguro.
Le da unas palabras de aliento al animal antes de regresar a la entrada, donde aún está la mujer, dando indicaciones al último de los viajeros. Al parecer, la mitad buscaba un sitio donde dormir, mientras la otra necesitaba simples indicaciones sobre cómo llegar a M’Apple. No se veían exactamente de los reinos cercanos al Bosque, sino más bien de los desiertos abrazadores, con lo que Franz intenta aguantar una risa. Intentó, que igual se le sale una risita. ¿Tan perdidos estaban esos sureños? No les da él mismo las indicaciones, solo porque casi nunca iba a M’Apple y desconoce cómo llegar desde allí.
Una vez que se marchan, vuelve a acercarse a la mujer.
–Mi caballo está ya en su sitio. ¿Mi caldo está en el comedor acaso?
No suena como una exigencia, si no casi como una broma para dar confianza. Quien sabe, tal vez ella supiese donde estaban los malditos gitanos…
–Pues amigos solo tengo a Fer. – aclara, presentando al animal con un dedo. –He seguido al grupo hasta aquí, con lo que desconozco su número exacto.
Se acerca despacio a donde está la posadera, con las riendas del caballo firmes en su mano. Lo que menos deseaba era que se escapara. Era un caballo leal, pero al parecer tenía alergia por las mujeres. Pobre animal.
–Si me permite, dejaré a este chico comiendo, mientras usted se encarga de los demás.
No espera respuesta (el pedir permiso en realidad fue más bien una cortesía), y procede a dejar al caballo en su sitio. No que le agrade separarse de su único medio de transporte, pero con una espada, cualquiera se siente seguro.
Le da unas palabras de aliento al animal antes de regresar a la entrada, donde aún está la mujer, dando indicaciones al último de los viajeros. Al parecer, la mitad buscaba un sitio donde dormir, mientras la otra necesitaba simples indicaciones sobre cómo llegar a M’Apple. No se veían exactamente de los reinos cercanos al Bosque, sino más bien de los desiertos abrazadores, con lo que Franz intenta aguantar una risa. Intentó, que igual se le sale una risita. ¿Tan perdidos estaban esos sureños? No les da él mismo las indicaciones, solo porque casi nunca iba a M’Apple y desconoce cómo llegar desde allí.
Una vez que se marchan, vuelve a acercarse a la mujer.
–Mi caballo está ya en su sitio. ¿Mi caldo está en el comedor acaso?
No suena como una exigencia, si no casi como una broma para dar confianza. Quien sabe, tal vez ella supiese donde estaban los malditos gitanos…
Re: Una noche como cualquier otra (libre)
Off: ¡Si supiera que es de la realeza, le gritaría a alguna de mis hermanas que llevara tu caballo a las caballerizas! Pero como en mi posada lo normal es que no haya nadie de la realeza, estamos acostumbrados a que cada uno se preocupe de sus animales. (Claro que el agua y heno están incluidos en los servicios)
Miro hacia el hombre, luego miro hacia el grupo, y vuelvo a mirar hacia el hombre:
- Ah... -digo al comprenderlo- ¡Claro! Puede llevar a "Fer" a las caballerizas. -y le indico con el brazo la dirección, aunque él ya se había puesto a caminar.
Veo como él lleva su caballo, pero me extraña que "Fer" salte nervioso cuando pasan por mí. Aunque... en realidad no es para extrañarme, que los animales, como la gente, son todos diferentes, así que un caballo nervioso no es novedad.
Se acerca entonces el grupo, y ahora que los veo bien con la luz del farol, me fijo que sus vestimentas son muy diferentes: Visten ropajes del sur, y tiritan de frío, los pobres:
- Buenas noches, ¡pasen que un caldo caliente les hará muy bien! -digo indicando para que pasen, pero él me responde:
- Disculpe, pero debemos ir a M'Apple, ¿nos puede indicar el camino?
- ¿A M'Apple? Pues... -suspiro y una columna de vapor sale de mi boca. Soy servicial, y no es problema dar informaciones, pero realmente quería que todo este grupo se alojara aquí... Frustrada y todo, sonrío y les digo- Deben caminar hasta la plaza que está allá, y desde allí tomar la calle principal hacia el noreste. Una vez fuera de la aldea, si siguen por la ruta en el bosque, llegarán a M'Apple en dos días.
- ¿Dos días? -dice el tipo que le acompaña.
- Si, con las pausas para descansar incluidas, por supuesto. -digo poniendo las manos en mi cintura. De pronto se me cruza una idea por la cabeza- ¿Tanta prisa tienen que no piensan detenerse a comer siquiera? -el rostro del segundo tipo muestra su espanto y horror, lo que me confirma que voy por buen camino- ¡Y los caballos necesitan recuperar fuerzas también!
El primer tipo aún duda, por lo que finalizo:
- Bueno, de todas formas, pasen a abrigarse y tomen el caldo que preparé antes de seguir.
Finalmente, el grupo accede, y feliz les indico las caballerizas. En ese momento, oigo una risita. Me vuelvo y veo que es el dueño de Fer:
- Mi caballo está ya en su sitio. ¿Mi caldo está en el comedor acaso?
- Por supuesto, sígame. -y entramos en la posada directo al comedor- Ahora mismo traigo su caldo. -y me dirijo a la cocina.
Entro y me encuentro con Rosette ordenando los platos secos, en columnas, como si fuera una arquitecta:
- ¡Tenemos muchos caldos que ofrecer! Hay un grupo grande, aún indeciso de hospedarse. Pero si los atendemos bien, se quedarán. Pero uno ya está asegurado. -digo tomando uno de los platos de la pila y llenándolo de caldo caliente. En instantes tengo la bandeja lista y voy al comedor. Luego encuentro al hombre guapo, que mis sentidos no me fallan, y empiezo a distribuir el servicio, la jarra de cebada y el humeante y aromático caldo- Espero que sea de su agrado.
Off 2: ¿Éste post largo compensa el cortito anterior?
Miro hacia el hombre, luego miro hacia el grupo, y vuelvo a mirar hacia el hombre:
- Ah... -digo al comprenderlo- ¡Claro! Puede llevar a "Fer" a las caballerizas. -y le indico con el brazo la dirección, aunque él ya se había puesto a caminar.
Veo como él lleva su caballo, pero me extraña que "Fer" salte nervioso cuando pasan por mí. Aunque... en realidad no es para extrañarme, que los animales, como la gente, son todos diferentes, así que un caballo nervioso no es novedad.
Se acerca entonces el grupo, y ahora que los veo bien con la luz del farol, me fijo que sus vestimentas son muy diferentes: Visten ropajes del sur, y tiritan de frío, los pobres:
- Buenas noches, ¡pasen que un caldo caliente les hará muy bien! -digo indicando para que pasen, pero él me responde:
- Disculpe, pero debemos ir a M'Apple, ¿nos puede indicar el camino?
- ¿A M'Apple? Pues... -suspiro y una columna de vapor sale de mi boca. Soy servicial, y no es problema dar informaciones, pero realmente quería que todo este grupo se alojara aquí... Frustrada y todo, sonrío y les digo- Deben caminar hasta la plaza que está allá, y desde allí tomar la calle principal hacia el noreste. Una vez fuera de la aldea, si siguen por la ruta en el bosque, llegarán a M'Apple en dos días.
- ¿Dos días? -dice el tipo que le acompaña.
- Si, con las pausas para descansar incluidas, por supuesto. -digo poniendo las manos en mi cintura. De pronto se me cruza una idea por la cabeza- ¿Tanta prisa tienen que no piensan detenerse a comer siquiera? -el rostro del segundo tipo muestra su espanto y horror, lo que me confirma que voy por buen camino- ¡Y los caballos necesitan recuperar fuerzas también!
El primer tipo aún duda, por lo que finalizo:
- Bueno, de todas formas, pasen a abrigarse y tomen el caldo que preparé antes de seguir.
Finalmente, el grupo accede, y feliz les indico las caballerizas. En ese momento, oigo una risita. Me vuelvo y veo que es el dueño de Fer:
- Mi caballo está ya en su sitio. ¿Mi caldo está en el comedor acaso?
- Por supuesto, sígame. -y entramos en la posada directo al comedor- Ahora mismo traigo su caldo. -y me dirijo a la cocina.
Entro y me encuentro con Rosette ordenando los platos secos, en columnas, como si fuera una arquitecta:
- ¡Tenemos muchos caldos que ofrecer! Hay un grupo grande, aún indeciso de hospedarse. Pero si los atendemos bien, se quedarán. Pero uno ya está asegurado. -digo tomando uno de los platos de la pila y llenándolo de caldo caliente. En instantes tengo la bandeja lista y voy al comedor. Luego encuentro al hombre guapo, que mis sentidos no me fallan, y empiezo a distribuir el servicio, la jarra de cebada y el humeante y aromático caldo- Espero que sea de su agrado.
Off 2: ¿Éste post largo compensa el cortito anterior?
Re: Una noche como cualquier otra (libre)
Franz sigue a la mujer al interior, sintiéndose un poco mejor ante esa sensación hogareña que lo embarga siempre al entrar a una posada. Que siendo sinceros, era lo suyo. Mucho más cómodo que el mismísimo palacio.
-La espero - dice, buscando una mesa algo apartada.
Aunque fuese un hombre sociable, a veces sabe ser discreto y esas cosas. Mejor ahorrarse problemas.
Se acomoda de lo más bien antes de que la posadera regrese con la comida lista. Como buen comensal, sonríe una vez que está todo en su sitio.
-Huele muy bien, deja que lo pruebe y veremos si es de mi agrado...
Dicho esto, da unos cuantos sorbos al caldo. Se da el lujo de poner hasta cara de critico, aunque no puede evitar sonreír. Sí, está bueno. Diferente de lo que se come en Lindert, que allá existen diferentes especias y platos típicos, pero no está mal. Por supuesto, siendo sinceros, Franz lo hubiese comido de todas formas de haber tenido mal sabor. No tenía un paladar fino, para ser exactos, y casi nunca le hacía ascos a una comida.
-Mis felicitaciones al cocinero, no está nada mal. - vuelve a dar unos sorbos, ahora más animado. No tiene frío, como otros de esa posada, que comparado con su patria ahí estaba perfectamente. -Si no es molestia, me gustaría repetir el plato, mire que el viaje ha abierto mi apetito. Por cierto, ¿cuanto saldrá todo?
Miren que tiene un presupuesto bastante rígido... Y tal vez no pueda costear todo. Aunque, siendo sinceros, prefería pasar la noche allí y no en otro sitio.
-La espero - dice, buscando una mesa algo apartada.
Aunque fuese un hombre sociable, a veces sabe ser discreto y esas cosas. Mejor ahorrarse problemas.
Se acomoda de lo más bien antes de que la posadera regrese con la comida lista. Como buen comensal, sonríe una vez que está todo en su sitio.
-Huele muy bien, deja que lo pruebe y veremos si es de mi agrado...
Dicho esto, da unos cuantos sorbos al caldo. Se da el lujo de poner hasta cara de critico, aunque no puede evitar sonreír. Sí, está bueno. Diferente de lo que se come en Lindert, que allá existen diferentes especias y platos típicos, pero no está mal. Por supuesto, siendo sinceros, Franz lo hubiese comido de todas formas de haber tenido mal sabor. No tenía un paladar fino, para ser exactos, y casi nunca le hacía ascos a una comida.
-Mis felicitaciones al cocinero, no está nada mal. - vuelve a dar unos sorbos, ahora más animado. No tiene frío, como otros de esa posada, que comparado con su patria ahí estaba perfectamente. -Si no es molestia, me gustaría repetir el plato, mire que el viaje ha abierto mi apetito. Por cierto, ¿cuanto saldrá todo?
Miren que tiene un presupuesto bastante rígido... Y tal vez no pueda costear todo. Aunque, siendo sinceros, prefería pasar la noche allí y no en otro sitio.
Re: Una noche como cualquier otra (libre)
Mientras el huésped se sirve, no puedo dejar de observar que es muy amistoso. Me gustan los huéspedes amables, que nos hacen la tarea de atenderlos en la posada mucho más fácil. Y cuando veo que le gusta mi comida, sonrío muy complacida:
- La cocinera ya ha oído sus felicitaciones, señor. -le respondo guiñándole un ojo. Y cuando me pregunta por los valores, me sorprendo, porque juraría que era un caballero, pero en general los caballeros no tienen problemas financeiros... Bueno, como no cambio los valores según el huésped, sino que la escala tiene relación con el tipo de habitación y la cantidad de platos, le contesto:
- La habitación más simple sale 3 coronas, e incluye el desayuno. Y los guisos valen 25 centavos, y como usted de momento quiere 2 platos más cebada, serán 65 centavos. -Le veo dubitativo, por lo que agrego- Por supuesto, no cobramos ni el heno ni el agua para las monturas de nuestros clientes.
Los valores no son caros, pero no tengo idea de cuánto dinero posee él en realidad. Aunque un lugar más ecónomico que el mío sería el de Bertie "Donde las pulgas te saludan" recuerdo con un escalofrío.
A mis espaldas, Cosette ya empezaba a anotar los pedidos del grupo de los sureños. Feliz observo con el rabillo del ojo que eligieron la mesa más cercana al fuego, ¡por lo que tienen toda la pinta de quedarse a dormir para evitar el frío nocturno!
- La cocinera ya ha oído sus felicitaciones, señor. -le respondo guiñándole un ojo. Y cuando me pregunta por los valores, me sorprendo, porque juraría que era un caballero, pero en general los caballeros no tienen problemas financeiros... Bueno, como no cambio los valores según el huésped, sino que la escala tiene relación con el tipo de habitación y la cantidad de platos, le contesto:
- La habitación más simple sale 3 coronas, e incluye el desayuno. Y los guisos valen 25 centavos, y como usted de momento quiere 2 platos más cebada, serán 65 centavos. -Le veo dubitativo, por lo que agrego- Por supuesto, no cobramos ni el heno ni el agua para las monturas de nuestros clientes.
Los valores no son caros, pero no tengo idea de cuánto dinero posee él en realidad. Aunque un lugar más ecónomico que el mío sería el de Bertie "Donde las pulgas te saludan" recuerdo con un escalofrío.
A mis espaldas, Cosette ya empezaba a anotar los pedidos del grupo de los sureños. Feliz observo con el rabillo del ojo que eligieron la mesa más cercana al fuego, ¡por lo que tienen toda la pinta de quedarse a dormir para evitar el frío nocturno!
Re: Una noche como cualquier otra (libre)
Así que cocinera... ¡mejor aun! Franz sonríe a la rubia abiertamente, guiñando un ojo de vuelta.
-Perfecto, es un placer poder decirlo directamente...
No deja de sonreír al oír el precio. Ciertamente se esperaba algo peor. Duda, por supuesto. Seguro encontraba algo mucho, mucho más económico si daba una vuelta más por el puerto, pero no estaba tan seguro respecto a la calidad del sitio. La posada de la rubia era cómoda, y al parecer tranquila. Hasta el momento no había gente discutiendo ni cosas así...
Lo piensa detenidamente, y cuenta mentalmente las monedas que celosamente guarda en un saquito entre su ropa. Al final, el deseo de tener un buen sitio para dormir, le gana. Da un sonoro suspiro antes de contestar.
-Bien, tendremos un trato entonces... Creo que me quedaré algunas semanas en este puerto, así que necesito un buen lugar donde quedarme. Fer no aguantaría quedarse al aire libre tanto tiempo.
Que era un caballo de lo más mimado ese... y anda, casi lo olvidaba.
-Por cierto, ¿Sabe si los gitanos siguen en Marshovia? - tiene que preguntarlo. Tal vez ella, trabajando ahí, pueda darle una respuesta satisfactoria. -Un viejo amigo viaja con ellos, y me gustaría tener noticias suyas. Por desgracia, no he logrado ubicarlos.
Una mentira piadosa no hace daño a nadie, ¿verdad? Después de todo, ella no tiene por qué saber que es una gitana a quien busca. Tampoco sus razones. Solo ha dicho lo del amigo porque hasta a él le parece raro que alguien quiera ver a gitanos por voluntad propia. Tienen mala fama...
-Perfecto, es un placer poder decirlo directamente...
No deja de sonreír al oír el precio. Ciertamente se esperaba algo peor. Duda, por supuesto. Seguro encontraba algo mucho, mucho más económico si daba una vuelta más por el puerto, pero no estaba tan seguro respecto a la calidad del sitio. La posada de la rubia era cómoda, y al parecer tranquila. Hasta el momento no había gente discutiendo ni cosas así...
Lo piensa detenidamente, y cuenta mentalmente las monedas que celosamente guarda en un saquito entre su ropa. Al final, el deseo de tener un buen sitio para dormir, le gana. Da un sonoro suspiro antes de contestar.
-Bien, tendremos un trato entonces... Creo que me quedaré algunas semanas en este puerto, así que necesito un buen lugar donde quedarme. Fer no aguantaría quedarse al aire libre tanto tiempo.
Que era un caballo de lo más mimado ese... y anda, casi lo olvidaba.
-Por cierto, ¿Sabe si los gitanos siguen en Marshovia? - tiene que preguntarlo. Tal vez ella, trabajando ahí, pueda darle una respuesta satisfactoria. -Un viejo amigo viaja con ellos, y me gustaría tener noticias suyas. Por desgracia, no he logrado ubicarlos.
Una mentira piadosa no hace daño a nadie, ¿verdad? Después de todo, ella no tiene por qué saber que es una gitana a quien busca. Tampoco sus razones. Solo ha dicho lo del amigo porque hasta a él le parece raro que alguien quiera ver a gitanos por voluntad propia. Tienen mala fama...
Re: Una noche como cualquier otra (libre)
Aguardo sin demostrar mi ansiedad, porque el caballero no ha perdido su encantadora sonrisa cuando dije los precios, pero de todas formas se demora... Pero yo no dejo de mirarlo, expectante a pesar de los ruidos del animado grupo sureño:
-Bien, tendremos un trato entonces... Creo que me quedaré algunas semanas en este puerto, así que necesito un buen lugar donde quedarme. Fer no aguantaría quedarse al aire libre tanto tiempo.
¿Algunas semanas? Pensaba que se iba a quedar sólo por una noche... Vaya, la perspectiva me agrada bastante:
- Como pudo usted ver por sus propios ojos, nuestros establos son de lo más confortables para sus monturas, por lo que su corcel estará muy bien. Voy a buscar su segundo plato.
Me doy la vuelta y voy directo a la cocina. Sirvo el plato y lo llevo en seguida al amable caballero. Él lo recibe gustoso, y cuando ya me iba a retirar para ayudar a Cosette, él me pregunta por los gitanos:
- Sí, aún están en las afueras de la aldea por este invierno. Antes armaban su campamento más cerca, sin embargo al parecer hicieron rabiar a algunas personas de la nobleza, que ahora están prohibidos de hacerlo, y la gente que los quiere consultar debe caminar mucho. -Veo como algo en su sonrisa de deshace, pero me extraña que logre mantener el rostro amable. ¿Acaso tiene "entrenamiento de rostro"? Al parecer se ha acostumbrado a mantener las aparencias- En todo caso, espero que encuentre mañana a su amigo.
Ya me iba, cuando riéndome me devuelvo:
- Aqui está la llave de su habitación. Está en el segundo piso, la segunda a la derecha. Avíseme si necesita más mantas. -Nuevo regreso- Por cierto, me llamo Babette.
-Bien, tendremos un trato entonces... Creo que me quedaré algunas semanas en este puerto, así que necesito un buen lugar donde quedarme. Fer no aguantaría quedarse al aire libre tanto tiempo.
¿Algunas semanas? Pensaba que se iba a quedar sólo por una noche... Vaya, la perspectiva me agrada bastante:
- Como pudo usted ver por sus propios ojos, nuestros establos son de lo más confortables para sus monturas, por lo que su corcel estará muy bien. Voy a buscar su segundo plato.
Me doy la vuelta y voy directo a la cocina. Sirvo el plato y lo llevo en seguida al amable caballero. Él lo recibe gustoso, y cuando ya me iba a retirar para ayudar a Cosette, él me pregunta por los gitanos:
- Sí, aún están en las afueras de la aldea por este invierno. Antes armaban su campamento más cerca, sin embargo al parecer hicieron rabiar a algunas personas de la nobleza, que ahora están prohibidos de hacerlo, y la gente que los quiere consultar debe caminar mucho. -Veo como algo en su sonrisa de deshace, pero me extraña que logre mantener el rostro amable. ¿Acaso tiene "entrenamiento de rostro"? Al parecer se ha acostumbrado a mantener las aparencias- En todo caso, espero que encuentre mañana a su amigo.
Ya me iba, cuando riéndome me devuelvo:
- Aqui está la llave de su habitación. Está en el segundo piso, la segunda a la derecha. Avíseme si necesita más mantas. -Nuevo regreso- Por cierto, me llamo Babette.
Re: Una noche como cualquier otra (libre)
- Sí, aún están en las afueras de la aldea por este invierno. - bien, no tendría que ir a otro reino a buscarla. Eso eran buenas noticias. -Antes armaban su campamento más cerca, sin embargo al parecer hicieron rabiar a algunas personas de la nobleza, que ahora están prohibidos de hacerlo, y la gente que los quiere consultar debe caminar mucho.
Bien, eso no eran buenas noticias. Si habían hecho enfadar a alguien, significaba que tal vez ella ya no estuviese en el campamento mismo. Era una mujer bastante decidida, con un carácter de perros capaz de mantener a raya a los ladrones de corazones, pero huía como una cobarde cuando las cosas se calentaban. Era un método de supervivencia en general.
- En todo caso, espero que encuentre mañana a su amigo.
-También lo espero... - dice con una sonrisa mucho más triste. No perdería la esperanza hasta que viese el campamento vacío con sus propios ojos, pero no mantenía las mismas de cuando salió de Arendelle.
Da unos sorbos al caldo, y vuelve a sonreirle a la posadera. Había olvidado que necesitaba saber donde le tocaba dormir. Estira la mano y guarda la llave entre su ropa. Para no perderla.
-No creo que necesite más mantas, pero recordaré sus palabras. - es decir, vamos, venía de Lindert. No le asustaba un poco de frío. Aunque desconocía bastante el tema de los puertos y sus climas particulares. Cosas que pasan cuando vives entre una cordillera nevada y un bosque encantado.
De todas formas, esperaba sobrevivir la noche sin problemas. Mucho mejor que los hombres sureños.
Así que Babette... inclina la cabeza como todo un caballero, a modo de saludo.
-Franz F...
Alto. ¿Iba a decir su nombre? ¡¿En qué estaba pensando?! Nadie podía saber que el príncipe estaba en ese reino, cuando se suponía que estaba en Lindert. Mucho menos que él era dicho príncipe.
-... Alister. - finaliza, sonriendo como si nada.
Y bueno, regresa a tomar más del caldo. La noche es joven, tal vez fuese a dar una vuelta por ahí antes de dormirse. Pero de momento, mejor mantenía su cabeza apartada de la posadera. Babette. O terminaría soltando una tontería...
Bien, eso no eran buenas noticias. Si habían hecho enfadar a alguien, significaba que tal vez ella ya no estuviese en el campamento mismo. Era una mujer bastante decidida, con un carácter de perros capaz de mantener a raya a los ladrones de corazones, pero huía como una cobarde cuando las cosas se calentaban. Era un método de supervivencia en general.
- En todo caso, espero que encuentre mañana a su amigo.
-También lo espero... - dice con una sonrisa mucho más triste. No perdería la esperanza hasta que viese el campamento vacío con sus propios ojos, pero no mantenía las mismas de cuando salió de Arendelle.
Da unos sorbos al caldo, y vuelve a sonreirle a la posadera. Había olvidado que necesitaba saber donde le tocaba dormir. Estira la mano y guarda la llave entre su ropa. Para no perderla.
-No creo que necesite más mantas, pero recordaré sus palabras. - es decir, vamos, venía de Lindert. No le asustaba un poco de frío. Aunque desconocía bastante el tema de los puertos y sus climas particulares. Cosas que pasan cuando vives entre una cordillera nevada y un bosque encantado.
De todas formas, esperaba sobrevivir la noche sin problemas. Mucho mejor que los hombres sureños.
Así que Babette... inclina la cabeza como todo un caballero, a modo de saludo.
-Franz F...
Alto. ¿Iba a decir su nombre? ¡¿En qué estaba pensando?! Nadie podía saber que el príncipe estaba en ese reino, cuando se suponía que estaba en Lindert. Mucho menos que él era dicho príncipe.
-... Alister. - finaliza, sonriendo como si nada.
Y bueno, regresa a tomar más del caldo. La noche es joven, tal vez fuese a dar una vuelta por ahí antes de dormirse. Pero de momento, mejor mantenía su cabeza apartada de la posadera. Babette. O terminaría soltando una tontería...
Re: Una noche como cualquier otra (libre)
- No creo que necesite más mantas, pero recordaré sus palabras. - dice el huésped, y por sus ropajes, francamente le creo. ¡Si hasta su caballo viene bien protegido!
- Pues, buenas noches Franz F. Alister. -digo imitando algo de reverencias de la corte, que encuentro su nombre como algo de noble, o de imitación de noble. En todo caso, el tipo es tan guapo que en realidad da lo mismo su rango social.
Me doy la vuelta, no sin antes ver que toma mi sopa a gusto. Mientras camino a la cocina estoy contenta, porque la posada no está vacía, y así, con más calor humano, se siente más cálida.
Sin embargo, un pequeño pero molesto dolor de cabeza me invade al pensar en qué me pasaría si mis hermanas se fueran... Una angustia se une al dolor de cabeza, pero es cosa de verlas, Cosette terminando de anotar los pedidos de los sureños y Rosette recogiendo los platos sucios de otra mesa, para sacar esos pensamientos horribles de mi cabeza.
En la cocina, empiezo a llenar los platos con el caldo con los pedidos anotados por mi hermana, y la acompaño para servirlos, que son muchos. Y mientras sirvo, me fijo en la mirada perdida del huésped Alister... ¿Qué buscará con los gitanos?
Un escalofrío me invade al recordar el encuentro que tuve cuando una de ellas me leyó la mano... Me decía que estaría sola, por más que estuviera rodeada de gente... No sería para siempre, me aseguró, pero sólo lo dijo cuando le dí la moneda... No fuera que me estaba echando una maldición.
- Pues, buenas noches Franz F. Alister. -digo imitando algo de reverencias de la corte, que encuentro su nombre como algo de noble, o de imitación de noble. En todo caso, el tipo es tan guapo que en realidad da lo mismo su rango social.
Me doy la vuelta, no sin antes ver que toma mi sopa a gusto. Mientras camino a la cocina estoy contenta, porque la posada no está vacía, y así, con más calor humano, se siente más cálida.
Sin embargo, un pequeño pero molesto dolor de cabeza me invade al pensar en qué me pasaría si mis hermanas se fueran... Una angustia se une al dolor de cabeza, pero es cosa de verlas, Cosette terminando de anotar los pedidos de los sureños y Rosette recogiendo los platos sucios de otra mesa, para sacar esos pensamientos horribles de mi cabeza.
En la cocina, empiezo a llenar los platos con el caldo con los pedidos anotados por mi hermana, y la acompaño para servirlos, que son muchos. Y mientras sirvo, me fijo en la mirada perdida del huésped Alister... ¿Qué buscará con los gitanos?
Un escalofrío me invade al recordar el encuentro que tuve cuando una de ellas me leyó la mano... Me decía que estaría sola, por más que estuviera rodeada de gente... No sería para siempre, me aseguró, pero sólo lo dijo cuando le dí la moneda... No fuera que me estaba echando una maldición.
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