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Sacrificando la doncella al dragón [Cenicienta, Noligma y Hikari]
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Re: Sacrificando la doncella al dragón [Cenicienta, Noligma y Hikari]
^I^ LABORATORIO^I^
-Bruja… ¡Que poco adecuado!...Si no te importa, prefiero otros términos menos… Violentos
El mayordomo aun trabajando limpiando los vasos empezó a recitar.
-hechicera, conocedora del saber, domadora de sombras, controladora de muertos, nigromante, elegida, sabedora de secretos, ... Elisa... puedo llamaros como os plazca, ordenarlo y obedeceré... al fin y al cabo, no soy mas que un criado.
-Tengo la impresión de que tú y yo podemos entendernos
-así lo espero... seria una pena no llegar a un acuerdo.
Morrigan escribió:Bajó fugazmente la mirada hacia el proyecto que se hallaba sobre la mesa, y alzó una ceja, con una expresión extraña en su rostro
El proyecto sobre la mesa del estudio era un segundo muñeco, sin duda parecido al que tenia allí al lado como mayordomo, no obstante este cumplía unos parámetros diferentes, para empezar tenia mas aspecto femenino, caderas de avispa, pechos de tela sin duda blandos para el tacto, un traje azul blanquecino envolvía su cuerpo, y una peluca blanca con una larga coleta adornaba su cabeza.
-siempre hace muñecos de quienes conoce... a lo mejor hace uno de tu "doncella" después de hoy-pero no se detiene mas en su "señora"-... es su "hobby", cosa normal teniendo en cuanta el mucho tiempo que pasa aquí solo... sin nadie, de hecho me da que quiere crear su propio mundo de fantasía.
-Y por qué… ¿Debo creer en tu silencio? Tengo la impresión de que tu consideración está siendo demasiado grande
el mayordomo dejo lo que estaba haciendo y se volvió a ella, adquiriendo una posición de pensador, poniendo su mano derecha como apoyo de la izquierda mientras con esta mantenía su barbilla.
-seré franco... podría andarme con faroles, pero no suelo tener oportunidades, puedo contar con una mano las personas que acuden a este castillo por su voluntad sin ser conocidos del amo.
no hace falta decir que aparte del pulgar el resto de dedos estaban unidos en uno solo como los peluches.
-soy una rata... que como muchas quieren saltar del barco que se hunde... una rata lista al fin y al cabo, pero no puedo hacerlo solo, necesitara ayuda de parte de otro.
el mayordomo estaba siendo muy explicito y abierto con esa confesión, por lo que podría estar engañándote, por eso añade- en vida, yo era un manipulador, un jugador esplendido a las cartas y a juegos de astucia... siempre evaluaba a un jugador con gran precisión, y se me daban bien los engaños pero también sabia cuando debía ser directo...
Luego volvió a su posición erguida normal sin nada como si no tuviera nada que ocultar.
-lamentablemente en este juego de cartas yo soy el que ha sacado las malas cartas, podría marcarme un farol, pero como dije antes, se evaluar a los jugadores... y sospecho que eres de las que sabe sacar partido de las malas manos de los demás.
luego alzo la cabeza en alerta, como si hubiera detectado algo.
-valla... no soy la única rata que quiere saltar del barco.
detrás de Morrigan, en las escaleras que acababa de bajar, una figura oscura se movía en la oscuridad de los escalones, de hecho no se la habría podido ver si no fuera por su antinatural movimiento de patas, y el brillo de sus 8 ojos.
- Elisa... no llevas mas de 2 horas... y ya tienes una admiradora.
BLANCABITACIÓN
El golpe en la puerta hizo ques e abriera de golpe
-¡¿quien ha entrado...?!
- el joven que entro lo hizo precipitadamente y tambaleante como si el golpe casi lo hubiera hecho caer, tardo unos segundos en mantener el equilibrio.
se aparto su cabello negro para desvelar sus ojos dorados estaban muy abiertos mirándolo todo hasta detenerse en cenicienta donde las pupilas se dilataron de forma muy rara.
-¡Elsa! cariñito mio!... ven aquí!....
cuando abrió las manos exageradamente pudiste ver una petaca de hierro negro que con el movimiento vertió unas gotas de su contenido, un liquido verde cayo sobre la madera y empezó a sisear como si hirviera o disolviera el suelo, aunque ninguna de las dos parecía probable que fuera la respuesta.
Noligma solto un hipo del que brotaron mariposas y se acerco de sopetón para dar un abrazo cariñoso... y tan cariñoso que sus manos fueron directas a agarrar las nalgas.
-dame un besito!
Noligma junto mucho los labios quedándole boca de pez que intento acertar en los labios, pero no parecía poder apuntar bien.
Fuera lo que fuera esa bebida parecía actuar como el alcohol, pues sin duda estaba como una cuba.
Noligma agarro fuertemente sus nalgas y se tambaleo como si fuera a caerse, ero en vez de eso abrio los ojos mucho.
-es...espera... ¿estas cambiada?....
parecia que Noligma habia descuvierto a cenicienta
-te has soltado el pelo! que raro eso en ti...
o no...
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Yer Noligma
Heredero de la Montaña Prohibida
Re: Sacrificando la doncella al dragón [Cenicienta, Noligma y Hikari]
La puerta se abre, y un hombre de cabellos negros y trajes de cuero oscuro entra y... ¡me habla!
- ¡Elsa! cariñito mio!... ven aquí!....
- Buenas noches, señor... -saludo educada, ya que podría ser o no el dueño del castillo a quién Lady Hellberg me ordenó que distrajera. El hombre lleva algo en su mano, que me recuerda lo que he visto en manos de algunos de los clientes del burdel- No me llamo Elsa, soy... ¡Oh! -detengo mis palabras ¡al ver que salen mariposas de su boca!
- ¡Espere! -digo turbada al sentir su mano apretando mi trasero tras abrazarme- ¡No podemos darnos un beso sin al menos presentarnos! -digo tratando de empujarlo. De pronto, siento un beso en mi cuello. Debería dejar que me besara, sin embargo, ¿y si no es el dueño del castillo? Lady Hellberg se enojaría mucho conmigo, por lo que no me entregaré hasta comprobar si és o no a quién debo seducir- ¡Suélteme! -digo mientras estiro mis brazos, para alejarlo.
- Es...espera... ¿estás cambiada?....
- Bueno, mi vida ha cambiado, es verdad. -digo sin mentir, aunque sin saber qué tanto puedo decir en realidad. Pero el hombre me mira entornando sus ojos, y me dice:
- ¡Te has soltado el pelo! Que raro eso en ti...
- Pues... ¿os gusta? -pregunto para no llevarle la contra, que ya he visto muchos ejemplos de borrachos violentos si son contradecidos y ya tengo suficientes moretones.
La habitación está hecha un total desastre y... y... No logro aguantarme antes de preguntar:
- Me permites... ¿ordenar un poco ésto?
- ¡Elsa! cariñito mio!... ven aquí!....
- Buenas noches, señor... -saludo educada, ya que podría ser o no el dueño del castillo a quién Lady Hellberg me ordenó que distrajera. El hombre lleva algo en su mano, que me recuerda lo que he visto en manos de algunos de los clientes del burdel- No me llamo Elsa, soy... ¡Oh! -detengo mis palabras ¡al ver que salen mariposas de su boca!
- ¡Espere! -digo turbada al sentir su mano apretando mi trasero tras abrazarme- ¡No podemos darnos un beso sin al menos presentarnos! -digo tratando de empujarlo. De pronto, siento un beso en mi cuello. Debería dejar que me besara, sin embargo, ¿y si no es el dueño del castillo? Lady Hellberg se enojaría mucho conmigo, por lo que no me entregaré hasta comprobar si és o no a quién debo seducir- ¡Suélteme! -digo mientras estiro mis brazos, para alejarlo.
- Es...espera... ¿estás cambiada?....
- Bueno, mi vida ha cambiado, es verdad. -digo sin mentir, aunque sin saber qué tanto puedo decir en realidad. Pero el hombre me mira entornando sus ojos, y me dice:
- ¡Te has soltado el pelo! Que raro eso en ti...
- Pues... ¿os gusta? -pregunto para no llevarle la contra, que ya he visto muchos ejemplos de borrachos violentos si son contradecidos y ya tengo suficientes moretones.
La habitación está hecha un total desastre y... y... No logro aguantarme antes de preguntar:
- Me permites... ¿ordenar un poco ésto?
Re: Sacrificando la doncella al dragón [Cenicienta, Noligma y Hikari]
-hechicera, conocedora del saber, domadora de sombras, controladora de muertos, nigromante, elegida, sabedora de secretos, ... Elisa... puedo llamaros como os plazca, ordenarlo y obedeceré... al fin y al cabo, no soy mas que un criado.
Eso ya le gustaba más… Morrigan permaneció impertérrita, únicamente cruzándose de brazos y cambiando eventualmente el peso de una pierna por otra, y mirándose las uñas como si fuesen lo más interesante que hallaría en aquel laboratorio, cosa que dudaba seriamente. Se sentía como una niña en una juguetería, sin saber a qué debía dedicarse antes. Colocó la mano delante de su rostro fingiendo distracción, mientras miraba a hurtadillas a su alrededor.
-“Un criado demasiado listo”-Pensó para sus adentros mientras le escuchaba hablar, y no era únicamente porque pareciese haber sido dotado de cierto raciocinio. En una muestra de claro atrevimiento, la hechicera acarició con un dedo la silueta de la figura inmóvil que había sobre la mesa, preguntándose si terminaría igual que su interlocutor. Su tacto se volvió un poco obsceno cuando recorrió sus pechos, y volvió a entrelazar sus brazos-Muy interesante-Dijo, quitándole importancia al asunto con una mano, pues esa información no tenía mucho sentido para ella. ¿Qué clase de entretenimiento era ese? Uno demasiado ambicioso, diría ella, sobre todo si implicaba fantasía. Debía estar loco, naturalmente-¿Y tú? ¿A quién te correspondes?-Dijo, apartando su atención definitivamente del autómata inerte. Si no se movía, no le era de interés. Que revelador. Morrigan empezó a atar cabos en su fuero interno, y supo que ese ser no se refería al hecho de que el castillo parecía a punto de venirse debajo de un momento a otro, sino a algo bastante más trascendental, ¿Es que acaso la desaparición de Maléfica había desencadenado un declive inexorable? Claro que no sabía en que modo podía serle esa información de utilidad, pero estaba segura de que llegado el momento, no tendría problemas en sacarle partido. Debía estar atenta y no dejar escapar ningún detalle. La bruja se acercó a una estantería y con descaro empezó a tocar los lomos de los libros con los dedos, sin dejar de concentrarse en las palabras del autómata, entrecerrando los ojos cada vez que algo interesante entraba por sus oídos con aquella voz envolvente. Casi podría afirmar que se sentía terriblemente atraída por ella, y no sabía la razón. Si acaso era un truco, debería poner bien altas sus defensas-Es posible…-Le respondió, dándole la espalda a los volúmenes para volver a mirarle, haciendo que la tela que cubría sus piernas se agitase con un sonoro frufrú-Pero sigue habiendo muchas incógnitas. Como por ejemplo de que forma puedo servirte de ayuda-Alzó una ceja negrisíma-Y por supuesto, tú a mi-Posicionó las manos sobre su cintura. Estaba claro que no terminaba de creerle, encontrarse una oportunidad así era algo demasiado bueno como para ser real, y en cualquier caso, a Morrigan le gustaba que las cosas no fuesen fáciles. En ese caso todo resultaba terriblemente aburrido.
Observó su gesto fortuito, y estiró el cuello mientras sus músculos se tensaban.
-valla... no soy la única rata que quiere saltar del barco.
Movió la cabeza ligeramente hasta que en su campo de visión apareció una pequeña figura arácnida. En circunstancias normales, no le habría prestado atención, y se hubiese atrevido a pensar que formaba parte de la fauna “natural” que moraba en las entrañas de ese castillo, en una sintonía simbiótica con los habitantes de este. Pero estaba claro que no lo era, a no ser que quisiese tomarle el pelo. Quedó evidente que, en cualquier caso, no era un animal común, no sólo por su tamaño, sino más bien por su fisionomía, ya que no se trataba de una araña cualquiera. Mentiría si dijese que ese tipo de criaturas no eran de su agrado, pues a fin de cuentas a ella también le gustaba tejer redes, y para que negarlo, ya había sobrevivido a tres esposos que habían caído bajo su trampa como si fuese una viuda negra. Aunque esa no se correspondía a esa especie, pues parecía más bien una tarántula. Igualmente fascinante, pero no había venido para centrarse en los moradores de la montaña prohibida. Claro que, sería descortés, y en cierto modo, ya le picaba la curiosidad. Cualquier dato nimio, aunque pareciese inútil, podía ser crucial. No en vano no había arma más poderosa que un buen arsenal de conocimiento.
-¿Y quien es mi admiradora? Si puede saberse-Inquirió, ladeando la cabeza y arqueando las cejas.
Eso ya le gustaba más… Morrigan permaneció impertérrita, únicamente cruzándose de brazos y cambiando eventualmente el peso de una pierna por otra, y mirándose las uñas como si fuesen lo más interesante que hallaría en aquel laboratorio, cosa que dudaba seriamente. Se sentía como una niña en una juguetería, sin saber a qué debía dedicarse antes. Colocó la mano delante de su rostro fingiendo distracción, mientras miraba a hurtadillas a su alrededor.
-“Un criado demasiado listo”-Pensó para sus adentros mientras le escuchaba hablar, y no era únicamente porque pareciese haber sido dotado de cierto raciocinio. En una muestra de claro atrevimiento, la hechicera acarició con un dedo la silueta de la figura inmóvil que había sobre la mesa, preguntándose si terminaría igual que su interlocutor. Su tacto se volvió un poco obsceno cuando recorrió sus pechos, y volvió a entrelazar sus brazos-Muy interesante-Dijo, quitándole importancia al asunto con una mano, pues esa información no tenía mucho sentido para ella. ¿Qué clase de entretenimiento era ese? Uno demasiado ambicioso, diría ella, sobre todo si implicaba fantasía. Debía estar loco, naturalmente-¿Y tú? ¿A quién te correspondes?-Dijo, apartando su atención definitivamente del autómata inerte. Si no se movía, no le era de interés. Que revelador. Morrigan empezó a atar cabos en su fuero interno, y supo que ese ser no se refería al hecho de que el castillo parecía a punto de venirse debajo de un momento a otro, sino a algo bastante más trascendental, ¿Es que acaso la desaparición de Maléfica había desencadenado un declive inexorable? Claro que no sabía en que modo podía serle esa información de utilidad, pero estaba segura de que llegado el momento, no tendría problemas en sacarle partido. Debía estar atenta y no dejar escapar ningún detalle. La bruja se acercó a una estantería y con descaro empezó a tocar los lomos de los libros con los dedos, sin dejar de concentrarse en las palabras del autómata, entrecerrando los ojos cada vez que algo interesante entraba por sus oídos con aquella voz envolvente. Casi podría afirmar que se sentía terriblemente atraída por ella, y no sabía la razón. Si acaso era un truco, debería poner bien altas sus defensas-Es posible…-Le respondió, dándole la espalda a los volúmenes para volver a mirarle, haciendo que la tela que cubría sus piernas se agitase con un sonoro frufrú-Pero sigue habiendo muchas incógnitas. Como por ejemplo de que forma puedo servirte de ayuda-Alzó una ceja negrisíma-Y por supuesto, tú a mi-Posicionó las manos sobre su cintura. Estaba claro que no terminaba de creerle, encontrarse una oportunidad así era algo demasiado bueno como para ser real, y en cualquier caso, a Morrigan le gustaba que las cosas no fuesen fáciles. En ese caso todo resultaba terriblemente aburrido.
Observó su gesto fortuito, y estiró el cuello mientras sus músculos se tensaban.
-valla... no soy la única rata que quiere saltar del barco.
Movió la cabeza ligeramente hasta que en su campo de visión apareció una pequeña figura arácnida. En circunstancias normales, no le habría prestado atención, y se hubiese atrevido a pensar que formaba parte de la fauna “natural” que moraba en las entrañas de ese castillo, en una sintonía simbiótica con los habitantes de este. Pero estaba claro que no lo era, a no ser que quisiese tomarle el pelo. Quedó evidente que, en cualquier caso, no era un animal común, no sólo por su tamaño, sino más bien por su fisionomía, ya que no se trataba de una araña cualquiera. Mentiría si dijese que ese tipo de criaturas no eran de su agrado, pues a fin de cuentas a ella también le gustaba tejer redes, y para que negarlo, ya había sobrevivido a tres esposos que habían caído bajo su trampa como si fuese una viuda negra. Aunque esa no se correspondía a esa especie, pues parecía más bien una tarántula. Igualmente fascinante, pero no había venido para centrarse en los moradores de la montaña prohibida. Claro que, sería descortés, y en cierto modo, ya le picaba la curiosidad. Cualquier dato nimio, aunque pareciese inútil, podía ser crucial. No en vano no había arma más poderosa que un buen arsenal de conocimiento.
-¿Y quien es mi admiradora? Si puede saberse-Inquirió, ladeando la cabeza y arqueando las cejas.
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Morrigan
Noble de Marshovia y Nigromante
Re: Sacrificando la doncella al dragón [Cenicienta, Noligma y Hikari]
((perdnen las faltas y si algo o se entiende digamenelo, ue escribi con el portatil/cafeteravieja inutil decasa de mi abuela)
el mayordomo fue claro y cociso en ese aspecto
-yo no represento nada... soy solo un fantasma de un recuerdo pasado... de algo que ya no se recuerda, pero igualmente sucedío... y ademas un sirviente.
el mayordomo aun recto siguió respondiendo sus respuestas con evasivas...
-es mejor tratar este tema en un lugar mas... alejado de los oidos curiosos... este laboratorio no es precisamente un lugar idoneo para hablar.
cuando pregunto por lust el respondio sin tapujos
-es Lust una de las mascotas favorecidas del amo, estanban muy ligados a el, pero ultimamente ls cosas estan cambiando... no me estrañaria ue quiera cambiar de bando... si se queda aqui acabara como envy...
el mayordomo no mostro ningun interes en seguir contado la historia.
-llevatela o dejala, de todas formas pareces atraerla, asi que nos seguira de todas formas...
el mayordomo saco a Morrigan del laboraorio y la guio por intrincados tuneles de telarañas hasta una uerta negra que se veia bastante gruesa
-aqui no vienen nunca, el amo no lo permite... pero ahora esta bebido... ni se dara cuenta.
SALA DE MARIONETAS
Mrrigan se sintio observada nada mas entrar en aquel oscuro lugar, y era muy cierto, cada paso que dabas por la sala se podia oir el chirriar o el simplemovimiento de todosaquellos muñecos de tamaño humano ue te mirban de pie, colgados de hilos o xpuestos en las gigantescas estantaris que rodeaban la gran sala.
era como entrar en el nido de una araña, hilos surcaban el techo pendiendo algunos de los muñecos mas extrafalarios
juglares, princesas principes y reyes y reinas, algunos erascapaz de reconocerlos con facilidad (rey Aran) y otros resultaban mas confusos, como un muñeco de tela blanquesina que llevaba una cesta de manzanas resecas.(blancanieves)
Algunos parecian muñecos de budu grandes con espadas y filos atrabezandolos (pirata robert)
y otros parecian nadar en el aire (Ariel)
todos estaban quietos, exeptuando el cuello que lo movian para enfocaros en todo momento
-tranquila... son solo cascarones vacios, no sienten, no tienen alma como yo, simplemente escuchan y obedecen... aunque a su manera...
:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
Una criatura se desperezo en la oscruidad ante laleve luz de la perta habierta, y el ruido de los muñecos al moverse, abrio levemente los ojos y olisqueo el aire...
un golpe sensorial lo embargo con recuerdos que no eran suyos, que no eran de esta vida... bajo la mirada hasta la figura de la mujer que entraba con el muñeco del amo.
odio, rabia, impotencia, codicia... y dolor.. dolor y algo que lo unia a ella, o algo que estaba en ella que le hacia sentir aquellas cosas.
miedo a la muerte que ella le recordaba... una muerte que no era la suya.
la criatura mostro sus colmillos furibundo apunto de lanzarse en un ataque homicida...
pero su naturaleza no era asi... eso era impropio de el, meditaría muy bien las cosas antes de actuar.
actuar a lo loco era cosas de sentimientos impulsivos, de sentimietos banales que actuaban sin pensar... com wrath y envy.
ese par se abia ganado su merecida muerte por actuar sin pensar... wrath por rabia y lealtad... y envy por envidia y supervivencia.
en cambo la pereza, era paciente y meticulosa... y el muerciegalo lo sabia.
Sloth volvio a embolverse en sus alas, intentado dormr un rato mas y pensar mucho ademas de escuchar con sus grandes orejas.
recuerdos amargos
Noligma soreia tontamente mientras ella hablaba
-se... te ves mas... o menos.... si, menos tensa.... mas... no se...diferente?
Noligma intento enfocarla cuando le dijo lo ultimo
-que? tu limpias??....
Noligma se aparto de ella y se giro en redondo, mirando la sala que le trajo recuerdos horribles, sensuales, enfurecedores, pacionales, pero sobretodo tristes... tristes por el pobre Noligma, villano y amargado qe siempre estaria solo
-snifff.. snifff... ¡eres igual ue ella!!!
de repente noligma se tiro contra la cama y se curio con la almohada como si fuera un niño pequeño
-eres como ella! eres como ella!!! ¡me vas a limpiras el cuarto!!! y luego te iras y me dejaras solo!!!
Noligma prcticamente estaba derrumbado contra la cama llorando a lagrima vivia como un niño pequeño
-coge tu escoba y vete!!! bruja!!! deja mi corazon ... snifff!! sniff! deja mi corazon que bastante roto esta....
el mayordomo fue claro y cociso en ese aspecto
-yo no represento nada... soy solo un fantasma de un recuerdo pasado... de algo que ya no se recuerda, pero igualmente sucedío... y ademas un sirviente.
el mayordomo aun recto siguió respondiendo sus respuestas con evasivas...
-es mejor tratar este tema en un lugar mas... alejado de los oidos curiosos... este laboratorio no es precisamente un lugar idoneo para hablar.
cuando pregunto por lust el respondio sin tapujos
-es Lust una de las mascotas favorecidas del amo, estanban muy ligados a el, pero ultimamente ls cosas estan cambiando... no me estrañaria ue quiera cambiar de bando... si se queda aqui acabara como envy...
el mayordomo no mostro ningun interes en seguir contado la historia.
-llevatela o dejala, de todas formas pareces atraerla, asi que nos seguira de todas formas...
el mayordomo saco a Morrigan del laboraorio y la guio por intrincados tuneles de telarañas hasta una uerta negra que se veia bastante gruesa
-aqui no vienen nunca, el amo no lo permite... pero ahora esta bebido... ni se dara cuenta.
SALA DE MARIONETAS
Mrrigan se sintio observada nada mas entrar en aquel oscuro lugar, y era muy cierto, cada paso que dabas por la sala se podia oir el chirriar o el simplemovimiento de todosaquellos muñecos de tamaño humano ue te mirban de pie, colgados de hilos o xpuestos en las gigantescas estantaris que rodeaban la gran sala.
era como entrar en el nido de una araña, hilos surcaban el techo pendiendo algunos de los muñecos mas extrafalarios
juglares, princesas principes y reyes y reinas, algunos erascapaz de reconocerlos con facilidad (rey Aran) y otros resultaban mas confusos, como un muñeco de tela blanquesina que llevaba una cesta de manzanas resecas.(blancanieves)
Algunos parecian muñecos de budu grandes con espadas y filos atrabezandolos (pirata robert)
y otros parecian nadar en el aire (Ariel)
todos estaban quietos, exeptuando el cuello que lo movian para enfocaros en todo momento
-tranquila... son solo cascarones vacios, no sienten, no tienen alma como yo, simplemente escuchan y obedecen... aunque a su manera...
:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
Una criatura se desperezo en la oscruidad ante laleve luz de la perta habierta, y el ruido de los muñecos al moverse, abrio levemente los ojos y olisqueo el aire...
un golpe sensorial lo embargo con recuerdos que no eran suyos, que no eran de esta vida... bajo la mirada hasta la figura de la mujer que entraba con el muñeco del amo.
odio, rabia, impotencia, codicia... y dolor.. dolor y algo que lo unia a ella, o algo que estaba en ella que le hacia sentir aquellas cosas.
miedo a la muerte que ella le recordaba... una muerte que no era la suya.
la criatura mostro sus colmillos furibundo apunto de lanzarse en un ataque homicida...
pero su naturaleza no era asi... eso era impropio de el, meditaría muy bien las cosas antes de actuar.
actuar a lo loco era cosas de sentimientos impulsivos, de sentimietos banales que actuaban sin pensar... com wrath y envy.
ese par se abia ganado su merecida muerte por actuar sin pensar... wrath por rabia y lealtad... y envy por envidia y supervivencia.
en cambo la pereza, era paciente y meticulosa... y el muerciegalo lo sabia.
Sloth volvio a embolverse en sus alas, intentado dormr un rato mas y pensar mucho ademas de escuchar con sus grandes orejas.
recuerdos amargos
Noligma soreia tontamente mientras ella hablaba
-se... te ves mas... o menos.... si, menos tensa.... mas... no se...diferente?
Noligma intento enfocarla cuando le dijo lo ultimo
-que? tu limpias??....
Noligma se aparto de ella y se giro en redondo, mirando la sala que le trajo recuerdos horribles, sensuales, enfurecedores, pacionales, pero sobretodo tristes... tristes por el pobre Noligma, villano y amargado qe siempre estaria solo
-snifff.. snifff... ¡eres igual ue ella!!!
de repente noligma se tiro contra la cama y se curio con la almohada como si fuera un niño pequeño
-eres como ella! eres como ella!!! ¡me vas a limpiras el cuarto!!! y luego te iras y me dejaras solo!!!
Noligma prcticamente estaba derrumbado contra la cama llorando a lagrima vivia como un niño pequeño
-coge tu escoba y vete!!! bruja!!! deja mi corazon ... snifff!! sniff! deja mi corazon que bastante roto esta....
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Yer Noligma
Heredero de la Montaña Prohibida
Re: Sacrificando la doncella al dragón [Cenicienta, Noligma y Hikari]
Consciente de sus alternativas y del lenguaje poco claro, Morrigan sentía que el interés y la desconfianza crecían a partes iguales dentro de ella. No hay verdad sin riesgo, eso lo sabía, y aunque se había encargado de bloquear la puerta, parecía que a su acompañante le resultaba poco seguro intercambiar sus pensamientos en aquel lugar… O simplemente seguía órdenes. Honestamente, Morrigan dudaba que los engendritos que había visto rondando por los pasillos con aquellas armas, demasiado grandes para ellos, pudiesen suponer una amenaza digna de ser tenida en cuenta. Claro que no tenía forma de saber si el autómata mentía, y su única alternativa era creerle, tanto si quería como si no.
Se cruzó de brazos, lentamente bajo su pecho, y esbozó una falsa sonrisa de complicidad, ansiosa por saber que era lo que tramaba. Nuevamente la apartaban de su objetivo primordial pero, estaba claro que la bruja no lo haría voluntariamente, si no olisquease en el ambiente que podría llegar a encontrar un filón mejor que cachivaches y volúmenes polvorientos por el desuso.
-Lust-Repitió lenta y pausadamente, saboreando la única sílaba de su nombre, sintiéndose tentada de preguntar la razón de un apelativo tan curioso. ¿Con que una de las mascotas favorecidas del amo, eh? Razón de más para no creerse ni una palabra, pero tampoco de menos como para desechar una buena charla. Por algún motivo, la bruja sentía que le habían puesto dos espías en vez de uno, y se mostraba reticente pero no por ello iba a revelar sus pensamientos. Todo a su tiempo, cuando decidiese que había dejado de merecer la pena indagar. Se agachó con suma elegancia en el suelo y la recogió hasta que quedó en la palma de su mano, mirándola durante unos interminables segundos. Tan pequeña, tan frágil, tan oscura… Casi podría parecer un bonito broche para su vestido negro, o un acompañante adecuado. Recuperando su postura, siguió al sirviente por los intrincados corredores, procurando memorizar cada paso que daba y cada giro adicional. La suciedad le resultaba molesta, provocándole destellos de su infancia en el pantano, con sus queridas tías. La higiene no había sido la marca personal de la casa, y puede que nunca lo fuese a aquellas alturas. En la montaña prohibida, en cambio, parecía más bien parte de la esencia del derruido castillo, sacado de las pesadillas de una mente atormentada-Y dime una cosa, si no es mucha indiscreción-Agregó, con cautela, sin apartar de su mirada un cariz de curiosidad-¿Por qué este “barco” se está hundiendo exactamente?-Y por qué estaban los que pretendían saltar de él sin miramientos. Eso no era lo que Morrigan calificaría como lealtad, pero cuando se trataba hacia alguien ajeno a ella, le gustaba. Si lo que decía era verdad, a la bruja le chocaba en demasía que el lord del castillo estuviese como una cuba. Tenía una montaña entera que gobernar, y Maléfica había sido un ejemplo de terror, aunque le pesase, ¿Acaso su heredero era tan indigno que se escudaba en la bebida en vez de sembrar el caos y la destrucción? Pronto los pasillos desaparecieron dejando lugar a un nuevo habitáculo más oscuro y descuidado, que a simple vista parecía la guarida de una araña gigante, y los cuerpos que colgaban de las paredes, sus víctimas agónicas, cuya vida se había escapado entre la seda que los mantenía en el aire.
Con exasperante lentitud, Morrigan caminó, escuchando como la madera producía chirridos de protesta bajo sus pies, cuando los tacones se posaban con un denso crujido. Tal vez el viento que se colase por alguna rendija imperceptible, o la pura inercia, hacía que algunos de aquellos presuntos cadáveres ondease lúgubremente. Se mordió el labio inferior, deleitándose con lo que veían sus ojos y acariciando con el dorso de la mano aquellos que estaban más a su alcance, percatándose de que no eran humanos, sino que guardaban una mayor relación en fisionomía con la marioneta inmóvil que había sobre la mesa del laboratorio. Se paró en seco al llegar hasta una muy concreta, reconociendo de forma inmediata la figura que representaban con una claridad evocadora, que hizo palidecer de ira y anhelo su tez mortecina. Alargó la mano para acariciar el rostro del muñeco que presentaba la forma de Arawn de Annuvin, apartando con cuidado los mechones de pelo negro que caían sobre su faz inerte… Para después clavar sus uñas y apartarlo de un empellón, haciéndolo balancearse como si se tratase de un ahorcado en un árbol, demostrando así su falta de interés. El mayordomo había dicho que su amo hacía marionetas de todas aquellas personas que conocía, y eso le causó temor por saber qué tipo de relación mantenía con su antiguo amante, y si acaso este le había hablado sobre ella… Esa revelación era peligrosa, muy peligrosa. Para no dejar en evidencia su acto impulsivo, hizo lo mismo con algunos de los demás arlequines, centrándose en unos más que en otros, como si esperase encontrar datos relevantes y esclarecedores en aquellas caras desconocidos y maltrechos.
-Qué bonito-Dijo, acariciando la empuñadura de una de las espadas que ensartaban el cuerpo de otro de ellos, que sí que llamó su atención en particular, para después mirar otro al que le faltaban piernas, y cuyo busto era indudablemente femenino, a pesar de terminar en un par de aletas. ¿Sirenas? Oh, eso también era algo de interés. Finalmente, se detuvo al lado de otra marioneta anónima y la miró como si fuese la más relevante de todas, para obviarla finalmente y encararse al mayordomo-Estoy tranquila-Aseguró, sin dejarse impresionar-Lo que en cierto modo podría llegar a inquietarme…-Prosiguió, con sosiego que no acompañaba a sus palabras de presunta alarma, mirando la araña que aún llevaba en la palma de su mano derecha. Se perdió fugazmente en el intrincado dibujo que lucía en su abdomen, atenta al ruido susurrante de las cuerdas que vibraban con sus esclavos sin vida, para después volver a mirarle a él-…¿Por qué me has traído aquí exactamente? Sí, ya sé que es porque buscas intimidad pero... ¿Por qué precisamente aquí?
Se cruzó de brazos, lentamente bajo su pecho, y esbozó una falsa sonrisa de complicidad, ansiosa por saber que era lo que tramaba. Nuevamente la apartaban de su objetivo primordial pero, estaba claro que la bruja no lo haría voluntariamente, si no olisquease en el ambiente que podría llegar a encontrar un filón mejor que cachivaches y volúmenes polvorientos por el desuso.
-Lust-Repitió lenta y pausadamente, saboreando la única sílaba de su nombre, sintiéndose tentada de preguntar la razón de un apelativo tan curioso. ¿Con que una de las mascotas favorecidas del amo, eh? Razón de más para no creerse ni una palabra, pero tampoco de menos como para desechar una buena charla. Por algún motivo, la bruja sentía que le habían puesto dos espías en vez de uno, y se mostraba reticente pero no por ello iba a revelar sus pensamientos. Todo a su tiempo, cuando decidiese que había dejado de merecer la pena indagar. Se agachó con suma elegancia en el suelo y la recogió hasta que quedó en la palma de su mano, mirándola durante unos interminables segundos. Tan pequeña, tan frágil, tan oscura… Casi podría parecer un bonito broche para su vestido negro, o un acompañante adecuado. Recuperando su postura, siguió al sirviente por los intrincados corredores, procurando memorizar cada paso que daba y cada giro adicional. La suciedad le resultaba molesta, provocándole destellos de su infancia en el pantano, con sus queridas tías. La higiene no había sido la marca personal de la casa, y puede que nunca lo fuese a aquellas alturas. En la montaña prohibida, en cambio, parecía más bien parte de la esencia del derruido castillo, sacado de las pesadillas de una mente atormentada-Y dime una cosa, si no es mucha indiscreción-Agregó, con cautela, sin apartar de su mirada un cariz de curiosidad-¿Por qué este “barco” se está hundiendo exactamente?-Y por qué estaban los que pretendían saltar de él sin miramientos. Eso no era lo que Morrigan calificaría como lealtad, pero cuando se trataba hacia alguien ajeno a ella, le gustaba. Si lo que decía era verdad, a la bruja le chocaba en demasía que el lord del castillo estuviese como una cuba. Tenía una montaña entera que gobernar, y Maléfica había sido un ejemplo de terror, aunque le pesase, ¿Acaso su heredero era tan indigno que se escudaba en la bebida en vez de sembrar el caos y la destrucción? Pronto los pasillos desaparecieron dejando lugar a un nuevo habitáculo más oscuro y descuidado, que a simple vista parecía la guarida de una araña gigante, y los cuerpos que colgaban de las paredes, sus víctimas agónicas, cuya vida se había escapado entre la seda que los mantenía en el aire.
Con exasperante lentitud, Morrigan caminó, escuchando como la madera producía chirridos de protesta bajo sus pies, cuando los tacones se posaban con un denso crujido. Tal vez el viento que se colase por alguna rendija imperceptible, o la pura inercia, hacía que algunos de aquellos presuntos cadáveres ondease lúgubremente. Se mordió el labio inferior, deleitándose con lo que veían sus ojos y acariciando con el dorso de la mano aquellos que estaban más a su alcance, percatándose de que no eran humanos, sino que guardaban una mayor relación en fisionomía con la marioneta inmóvil que había sobre la mesa del laboratorio. Se paró en seco al llegar hasta una muy concreta, reconociendo de forma inmediata la figura que representaban con una claridad evocadora, que hizo palidecer de ira y anhelo su tez mortecina. Alargó la mano para acariciar el rostro del muñeco que presentaba la forma de Arawn de Annuvin, apartando con cuidado los mechones de pelo negro que caían sobre su faz inerte… Para después clavar sus uñas y apartarlo de un empellón, haciéndolo balancearse como si se tratase de un ahorcado en un árbol, demostrando así su falta de interés. El mayordomo había dicho que su amo hacía marionetas de todas aquellas personas que conocía, y eso le causó temor por saber qué tipo de relación mantenía con su antiguo amante, y si acaso este le había hablado sobre ella… Esa revelación era peligrosa, muy peligrosa. Para no dejar en evidencia su acto impulsivo, hizo lo mismo con algunos de los demás arlequines, centrándose en unos más que en otros, como si esperase encontrar datos relevantes y esclarecedores en aquellas caras desconocidos y maltrechos.
-Qué bonito-Dijo, acariciando la empuñadura de una de las espadas que ensartaban el cuerpo de otro de ellos, que sí que llamó su atención en particular, para después mirar otro al que le faltaban piernas, y cuyo busto era indudablemente femenino, a pesar de terminar en un par de aletas. ¿Sirenas? Oh, eso también era algo de interés. Finalmente, se detuvo al lado de otra marioneta anónima y la miró como si fuese la más relevante de todas, para obviarla finalmente y encararse al mayordomo-Estoy tranquila-Aseguró, sin dejarse impresionar-Lo que en cierto modo podría llegar a inquietarme…-Prosiguió, con sosiego que no acompañaba a sus palabras de presunta alarma, mirando la araña que aún llevaba en la palma de su mano derecha. Se perdió fugazmente en el intrincado dibujo que lucía en su abdomen, atenta al ruido susurrante de las cuerdas que vibraban con sus esclavos sin vida, para después volver a mirarle a él-…¿Por qué me has traído aquí exactamente? Sí, ya sé que es porque buscas intimidad pero... ¿Por qué precisamente aquí?
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Morrigan
Noble de Marshovia y Nigromante
Re: Sacrificando la doncella al dragón [Cenicienta, Noligma y Hikari]
Encuentro raro que el hombre, supuestamente el dueño del castillo, ya que no tengo ninguna certeza de ello, insista en reconocerme, cuando estoy muy segura de nunca haberlo visto antes.
O quizás... ¿él ha ido al burdel y me conoce de allá? Eso explicaría el por qué Lady Hellberg me trajo aquí, para empezar.
- Estoy más acostumbrada a mi nueva vida, señor. -digo con respeto. Sin embargo, cuando le pido permiso para limpiar, su reacción me impresiona:
- ¿Qué? tu limpias??....
- Pues, sí. He de confesar que esto está empezando a oler mal, y una limpieza no le haría mal... -pero dejo de hablar al ver que me empuja y empiezo a dar vueltas. De nuevo mariposas salen de su boca, hasta que me acusa de algo que desconozco:
- Snifff.. snifff... ¡eres igual que ella!!! -El hombre, de la nada, se tira a la cama como si fuera un niño pequeño, cubriéndose con la almohada mientras me sigue acusando de que lo dejaré solo:
- Pues... no está en mí decidir si me quedo o me voy... -de pronto mi boca se cierra, ya que sin querer le iba a hablar de Lady Hellberg. ¡Odio cuando ésto me pasa! ¡Siempre tarda un tiempo antes de que mis labios se vuelvan a abrir!
En cambio, no tengo problemas para moverme, por lo que me siento a su lado y empiezo a acariciarle los cabellos negros como la noche. De pronto, me acuerdo que tengo en mi mano a un muñequito roto y chamuscado. ¿Será este "niño grande" el propietario?
Con cuidado, lo pongo cerca de su rostro, para que lo vea, y ojalá se tranquilice.
O quizás... ¿él ha ido al burdel y me conoce de allá? Eso explicaría el por qué Lady Hellberg me trajo aquí, para empezar.
- Estoy más acostumbrada a mi nueva vida, señor. -digo con respeto. Sin embargo, cuando le pido permiso para limpiar, su reacción me impresiona:
- ¿Qué? tu limpias??....
- Pues, sí. He de confesar que esto está empezando a oler mal, y una limpieza no le haría mal... -pero dejo de hablar al ver que me empuja y empiezo a dar vueltas. De nuevo mariposas salen de su boca, hasta que me acusa de algo que desconozco:
- Snifff.. snifff... ¡eres igual que ella!!! -El hombre, de la nada, se tira a la cama como si fuera un niño pequeño, cubriéndose con la almohada mientras me sigue acusando de que lo dejaré solo:
- Pues... no está en mí decidir si me quedo o me voy... -de pronto mi boca se cierra, ya que sin querer le iba a hablar de Lady Hellberg. ¡Odio cuando ésto me pasa! ¡Siempre tarda un tiempo antes de que mis labios se vuelvan a abrir!
En cambio, no tengo problemas para moverme, por lo que me siento a su lado y empiezo a acariciarle los cabellos negros como la noche. De pronto, me acuerdo que tengo en mi mano a un muñequito roto y chamuscado. ¿Será este "niño grande" el propietario?
Con cuidado, lo pongo cerca de su rostro, para que lo vea, y ojalá se tranquilice.
Re: Sacrificando la doncella al dragón [Cenicienta, Noligma y Hikari]
CUARTO DE LOS MUÑECOS
el mayordomo obvio el detalle de su paradas frente a los muñecos, le daba igual cualquier cosa que hiciera Elisa, es mas estaba mas concentrado en observar las sombras que en lo que ella hiciera.
…¿Por qué me has traído aquí exactamente? Sí, ya sé que es porque buscas intimidad pero... ¿Por qué precisamente aquí?
-eso es bastante sencillo, el amo prohíbe entrar a nada ni nadie aquí dentro, conceptuando claramente a mi... por supuesto.
el mayordomo se centro finalmente en ella
-y así obviamos los oídos indiscretos y muchas amenazas de este castillo... aunque intenta no gritar, hay un murciégalo que te esta mirando mal....
claramente te fue imposible encontrar a dicho animal, demasiadas cuerdas y muñecos en la oscuridad, para ver al mamífero que la observaba en la oscuridad
-voy a ser claro... soy un alma atada a un cuerpo artificial... eso ya lo sabias me imagino... lo que normalmente significa, que soy un ser superior a la vida, no puedes matarme con ninguna arma mundana... el dolor físico no me es posible sentirlo... y nunca e sido de los débiles emocionales... soy un ser perfecto... o casi, hay entras tu.
El mayordomo movió su mano alrededor de su torso y empezó a manejar unos cierres metálicos y abrió una escotilla pequeña en la parte del corazón, hay se puso observar partes de las ruecas y palancas que se movían inexorables como un corazón, no obstante habia algo llamativo, una pieza que no pertenecía al entramado del muñeco, una especie de candado negro, cerrado sobre dos ruecas que no se movían debido precisamente a dicho candado.
-esa cosa que ves hay es un candado para ligarme a mi amo... lo que necesito que hagas... es que obtengas la llave que permite abrir este candado.
Sin esperar ni un segundo mas de lo necesario volvió a cerrar la tapa y se volvió a ella para terminar de decir lo que a Elisa sin duda le interesaría
-no obstante dicha llave solo hay 2 copias... una la tiene mi amo encima siempre... no obstante no creo que vuestra "doncella" pueda quitársela... y si lo hace el se daría cuenta... o eso creo.
El muñeco sabia que su amo acabaría dándose cuenta tarde o temprano, por eso pretendía hacer algo que el no esperara.
-pero tenemos la otra, la que se haya en el único lugar que no puedo acceder...
el sirviente finalmente decidió zanjar el asunto, a saber por cuanto podría entretener esa joven a su amo.
-el trato es así, yo te guió al lugar, tu coges la llave... y lo que te apetezca, de los aposentos de maléfica...
el mayordomo paro entonces y se preparo a esperar una contra oferta, su deducción de Elisa, es que ella no es de las que dejan decir la ultima palabra en un trato... sin duda intentaría hacer una contra oferta.
CUARTO DE LAS MANZANAS
yer noligma lloriqueo contra las sabanas hasta que sintió que elsa le acariciaba, lo que lo tranquilizo bastante, sin duda era lo que necesitaba.
De pronto sus caricias terminaron y Noligma alzo la cabeza, fue entonces cuando lo vio, el muñeco medio chamuscado, que lo devolvió a una fría y oscura infancia
-Sr. Stunky! ¡¿aun esta vivo?!
Noligma abrazo al muñeco y lo zarandeo con sus manos antes de darle un fuerte abrazo
-¡me tenias muy preocupado!!! creí que madre te había quemado con los demás!
el muñeco no respondió ni se movió, lo que devolvió a Noligma los recuerdos y acontecimientos que se sucedieron y su gesto se torno serio.
-es verdad... ahora no eres stunky...
de repente se volvió a cenicienta y la miro de arriba a abajo
-¿y.... tu quien eres?...
parecía que se había pasado el efecto de la bebida
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Yer Noligma
Heredero de la Montaña Prohibida
Re: Sacrificando la doncella al dragón [Cenicienta, Noligma y Hikari]
-Ya lo veo-No, no lo veía, pero poco le importaba el saber que un pequeño roedor alado la observaba, suponiendo que ese sería el peor de sus problemas dentro de aquel lugar. A Morrigan no le causaban pavor ese tipo de alimañas, de lo contrario no llevaría aun entre sus largos dedos a la araña, ni otras cosas peores que había llegado a sostener-Por supuesto-Dijo con autosuficiencia, consciente de sus palabras, aunque no especialmente impresionada. La perfección del mayordomo no le parecía tal: Sí, sin duda se trataba de un arma poderosa que emplear contra cualquier enemigo, no obstante tenía una gran carencia a juicio de la bruja, que a su vez resultaba su mayor atractivo: Poseía alma… Y como tal, parecía ser que esta le dotaba de cierto raciocinio bastante peligroso si dejaba maquinar su cerebro artificial para tomar sus propias decisiones. Era un sujeto particularmente llamativo, como se había percatado antes, pero estaba claro que como esclavo, no era de fiar. Perfecto. La hechicera acarició su propia melena, que caía sobre sus hombros adhiriéndose a su propio calor corporal, mientras observaba con los ojos entrecerrados los movimientos de su interlocutor, que “desnudaba” parte de sus secretos ante ella. Lo consideró una especie de adelanto, aunque ella siempre buscaba tener todo, y no contentarse con una pequeña parte… Claro que tendría que ganárselo, y no le cabía la menor duda de que lo lograría. Su cuerpo metálico mostraba un intrincado mecanismo científico que se alejaba a sobremanera del tipo de magia que la bruja empleaba para reanimar muertos, revelando así que había algo más a parte de hechizos, que permitían a dicha criatura conservar su autonomía. No alcanzaba a ver del todo que podía haber en su interior, pues el candado de color oscuro que suponía su corazón, captaba su atención y la desviaba de los engranajes que posiblemente actuaban como los músculos y tendones del sistema locomotor humano, aquellos a los que su magia de nigromante se agarraba para mover las marionetas de carne-Entiendo…-Depositó a Lust sobre la forma de Arawn, intencionadamente, para acercarse y poder observar mejor, con la curiosidad insana asomándose en sus orbes violetas; pero el mayordomo ya había cerrado la ventana que daba a su interior, impidiéndole saciarse. Morrigan apretó los labios rojos, pero mantuvo la compostura, volviendo a mostrarse segura de sí misma, revelando en su lenguaje corporal que nada de lo que el representaba podía interesarle, aunque fuese mentira. La debilidad hacía a las personas esclavas de sus deseos, y ella no estaba dispuesta a permitirse ese tipo de fallos: Ansiar algo con demasiado ímpetu y enseñarlo al mundo, era como ponerse en la frente una diana que proclamaba sus puntos flacos. Esbozó una sonrisa, ladeando la cabeza-Crees bien-Afirmó, en lo que respectaba a Cenicienta. En parte, porque ese no era su cometido aquella noche: Le había dicho tajantemente que debía distraerlo, nada de robar. Y por otro lado, sus dedos estaban hechos para limpiar, aún le quedaba mucho tiempo para que fuesen lo suficientemente hábiles como para tocar sin que la otra persona se percatase de ello.
-el trato es así, yo te guió al lugar, tu coges la llave... y lo que te apetezca, de los aposentos de maléfica...
-Sin duda un trato muy difícil de rechazar...-Comentó distraídamente, quitándose un hilo suelto del escote y arrojándolo al suelo polvoriento. La fruta prohibida estaba ahí, delante de ella, y sólo tenía que alargar la mano para cogerla, ¿Por qué esperar para tomarla? Le estaba ofreciendo lo que ella anhelaba en bandeja de plata, la posibilidad de apoderarse y hacer suyos los secretos de una de las brujas más temidas y carismáticas de las tierras encantadas. De ser así, nadie podría pararla, y demostraría a toda aquella panda de inútiles que la magia del caldero podía destruir incluso al propio invasor de Prydain. Puede que mucho más aún… La promesa de poder era embriagadora. Tenía un guía fiable a través de los corredores de la Montaña Prohibida. Una baza tan buena como traicionera. Pero no era así como jugaba Morrigan, en parte porque la lealtad de aquel muñeco gigante resultaba latente-Aunque insuficiente. Necesitaría algo más…-Agregó melosa-Si no tienes reparos en traicionar la confianza de tu amo, ¿Quién me asegura que no harás lo mismo conmigo en cuanto deje de serte de utilidad?-Que era, básicamente, lo que pretendía hacer ella. El ladrón siempre piensa que los demás son de su condición, pero, ¿Acaso había otro modo de guardarse las espaldas?-Digamos que me conozco este tipo de teje-manejes, y me gusta asegurarme una ruta de escape que no haga peligrar mi integridad física. Es evidente que tú no tienes nada que perder, pero en cambio, sabes de sobra que lo que me pides es más peligroso de lo que aparenta en una primera instancia, y no tengo por costumbre arriesgar si no merece la pena en todos los aspectos-Alzó una ceja-No sé si me explico. Me gustaría, como añadido, añadir algo más a mi parte, para no salir tan perjudicada. Ten en cuenta que Maléfica ya es agua pasada, ¿Por qué tendrían que interesarme las pertenencias de una persona que no ha sido capaz de sobrevivir a su propio destino?-Agregó con condescendencia, fingiendo no estar interesada-No obstante, me sirve. Pero como ya he dicho, quiero algo más. Ten en cuenta que te has referido a tu amo como un dragón, además de orgulloso. Puede que pienses que esté loca al haber llegado hasta aquí, pero te puedo asegurar que no tanto como para arriesgarme a despertar la ira de una bestia ¿Que crees que me pasará si me descubre con las manos en la masa? Tengo en bastante estima mi integridad física y no me apetece ser despedaza viva o calcinada por un precio tan bajo que no me trae apenas beneficio... Confío en que lo entiendas, sé que no estoy tratando con ningún necio-Atajó, cruzándose de brazos con gesto altivo, propio de una buena negociadora.
-el trato es así, yo te guió al lugar, tu coges la llave... y lo que te apetezca, de los aposentos de maléfica...
-Sin duda un trato muy difícil de rechazar...-Comentó distraídamente, quitándose un hilo suelto del escote y arrojándolo al suelo polvoriento. La fruta prohibida estaba ahí, delante de ella, y sólo tenía que alargar la mano para cogerla, ¿Por qué esperar para tomarla? Le estaba ofreciendo lo que ella anhelaba en bandeja de plata, la posibilidad de apoderarse y hacer suyos los secretos de una de las brujas más temidas y carismáticas de las tierras encantadas. De ser así, nadie podría pararla, y demostraría a toda aquella panda de inútiles que la magia del caldero podía destruir incluso al propio invasor de Prydain. Puede que mucho más aún… La promesa de poder era embriagadora. Tenía un guía fiable a través de los corredores de la Montaña Prohibida. Una baza tan buena como traicionera. Pero no era así como jugaba Morrigan, en parte porque la lealtad de aquel muñeco gigante resultaba latente-Aunque insuficiente. Necesitaría algo más…-Agregó melosa-Si no tienes reparos en traicionar la confianza de tu amo, ¿Quién me asegura que no harás lo mismo conmigo en cuanto deje de serte de utilidad?-Que era, básicamente, lo que pretendía hacer ella. El ladrón siempre piensa que los demás son de su condición, pero, ¿Acaso había otro modo de guardarse las espaldas?-Digamos que me conozco este tipo de teje-manejes, y me gusta asegurarme una ruta de escape que no haga peligrar mi integridad física. Es evidente que tú no tienes nada que perder, pero en cambio, sabes de sobra que lo que me pides es más peligroso de lo que aparenta en una primera instancia, y no tengo por costumbre arriesgar si no merece la pena en todos los aspectos-Alzó una ceja-No sé si me explico. Me gustaría, como añadido, añadir algo más a mi parte, para no salir tan perjudicada. Ten en cuenta que Maléfica ya es agua pasada, ¿Por qué tendrían que interesarme las pertenencias de una persona que no ha sido capaz de sobrevivir a su propio destino?-Agregó con condescendencia, fingiendo no estar interesada-No obstante, me sirve. Pero como ya he dicho, quiero algo más. Ten en cuenta que te has referido a tu amo como un dragón, además de orgulloso. Puede que pienses que esté loca al haber llegado hasta aquí, pero te puedo asegurar que no tanto como para arriesgarme a despertar la ira de una bestia ¿Que crees que me pasará si me descubre con las manos en la masa? Tengo en bastante estima mi integridad física y no me apetece ser despedaza viva o calcinada por un precio tan bajo que no me trae apenas beneficio... Confío en que lo entiendas, sé que no estoy tratando con ningún necio-Atajó, cruzándose de brazos con gesto altivo, propio de una buena negociadora.
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Morrigan
Noble de Marshovia y Nigromante
Re: Sacrificando la doncella al dragón [Cenicienta, Noligma y Hikari]
Sonrío cuando él reconoce al muñeco, ya que por una parte he encontrado al dueño del castillo, o su heredero, también me alegro de que deje de estar triste, ya que el ambiente es tan lúgubre por sí mismo que si no me cuido pronto me pondré a llorar también.
- ¡Me tenías muy preocupado!!! Creí que madre te había quemado con los demás!
- ¿Su madre... quemaría sus juguetes? -pregunto sin poder creerle. No, de seguro se inventa eso por culpa de su borrachera...
Y ya que lo veo más alegre, me levanto y empiezo a juntar en un rincón los alimentos podridos, que el olor no lo aguanto, cuando su voz me alerta de que su alegría ya se ha esfumado tan rápido como había llegado:
- ¿Y.... tu quien eres?...
- Soy Nicole de Lancre, una dama de Marshovia. -hago una ligera reverencia antes de proseguir- Recibimos su invitación y nos ilusionó mucho conocerlo en persona, señor de la montaña.
Me quedo indecisa entre seguir recogiendo la fuente de mal olor o sentarme a conversar con el anfitrión... De pronto me acuerdo de la misión que tengo, y me siento a su lado, sonriendo:
- Su castillo es... grandioso. -digo diplomática, ya que nadie puede negar su tamaño. En cambio la decoración... deja mucho que desear.
- ¡Me tenías muy preocupado!!! Creí que madre te había quemado con los demás!
- ¿Su madre... quemaría sus juguetes? -pregunto sin poder creerle. No, de seguro se inventa eso por culpa de su borrachera...
Y ya que lo veo más alegre, me levanto y empiezo a juntar en un rincón los alimentos podridos, que el olor no lo aguanto, cuando su voz me alerta de que su alegría ya se ha esfumado tan rápido como había llegado:
- ¿Y.... tu quien eres?...
- Soy Nicole de Lancre, una dama de Marshovia. -hago una ligera reverencia antes de proseguir- Recibimos su invitación y nos ilusionó mucho conocerlo en persona, señor de la montaña.
Me quedo indecisa entre seguir recogiendo la fuente de mal olor o sentarme a conversar con el anfitrión... De pronto me acuerdo de la misión que tengo, y me siento a su lado, sonriendo:
- Su castillo es... grandioso. -digo diplomática, ya que nadie puede negar su tamaño. En cambio la decoración... deja mucho que desear.
Re: Sacrificando la doncella al dragón [Cenicienta, Noligma y Hikari]
CUARTO DE MUÑECOS
el mayordomo ya se esperaba que Morrigan tuviera una contra oferta, es mas era lo que esperaba lo tenia en cuenta...
-Digamos que me conozco este tipo de teje-manejes, y me gusta asegurarme una ruta de escape que no haga peligrar mi integridad física. Es evidente que tú no tienes nada que perder, pero en cambio, sabes de sobra que lo que me pides es más peligroso de lo que aparenta en una primera instancia, y no tengo por costumbre arriesgar si no merece la pena en todos los aspectos
-lo creas o no, yo también me juego cosas en esta empresa, Noligma sabe perfectamente como provocarme dolor, algo que nadie mas que el puede hacerme sentir
y era mucho peor cuando crees que nada puede hacerte daño y sufrir un dolor intenso que nada puede remediarlo, no puedes rascarte ni vendar esa herida que te produce ese dolor.
-...aunque he de admitir que a mi no me violaría...
-No sé si me explico. Me gustaría, como añadido, añadir algo más a mi parte, para no salir tan perjudicada. Ten en cuenta que Maléfica ya es agua pasada, ¿Por qué tendrían que interesarme las pertenencias de una persona que no ha sido capaz de sobrevivir a su propio destino?
-si eres una bruja que ansias el poder, o bien vienes a por algún objeto o conocimiento de maléfica, o bien vienes a contraer matrimonio... si no, solo has venido a morir. -era cierto ¿que mas podía dar ese montón de ruinas ademas de magia y objetos de poder pertenecientes a la bruja mas poderosa de todas?- ¿sabes la de brujas que matarían por una pagina de los libros que hay por aquí usados para nivelar las mesas?
suponía que a Morrigan no la iba a convencer con aquello, pero desde luego se lo pensaría 2...
-Ten en cuenta que te has referido a tu amo como un dragón, además de orgulloso. Puede que pienses que esté loca al haber llegado hasta aquí, pero te puedo asegurar que no tanto como para arriesgarme a despertar la ira de una bestia ¿Que crees que me pasará si me descubre con las manos en la masa? Tengo en bastante estima mi integridad física y no me apetece ser despedaza viva o calcinada por un precio tan bajo que no me trae apenas beneficio... Confío en que lo entiendas, sé que no estoy tratando con ningún necio
el mayordomo se mantuvo inmóvil observándola, por una vez aquella bruja había movido de una forma que el no esperaba o que no entendía, esperaba que ella le exigiera algo o le ordenase que a cambio le diera algo.
Pero aun seguía sin exigir nada, solo decía que el pago era demasiado insuficiente, pero no podía serlo si la había atraído hasta aquí, demasiado riesgos si al final nada le iba a interesar.
Entonces comprendió, ella en cierto modo era como Noligma, no iba a dar el primer paso, era demasiado orgullosa para exigir.
O eso o el trozo de alma que le faltaba estaba lo necesario para comprender aquello.
-esta bien... me parece justo, dime ¿que es lo que quieres?
_____________________________________________
CUARTO DE LAS MANZANAS
- Soy Nicole de Lancre, una dama de Marshovia. -reprimio una mueca de desagrado, y se quedo mirando el escote cuando ella reverencio- Recibimos su invitación y nos ilusionó mucho conocerlo en persona, señor de la montaña.
Noligma comprendió enseguida por donde iba el asunto, sin duda por el reparto de invitaciones a su ascenso como señor de la montaña, algo muy importante
-o si claro, la coronación... aunque aun faltan meses para eso, pero igualmente estoy agradecido de su ... heeee... curiosidad y heee... cortesía
desde luego le había pillado con la guardia baja
- Su castillo es... grandioso.
-jajaja! por supuesto! es el castillo de la familia Maleficus desde hace generaciones, tiene mucha historia... aunque admito que demasiada...
Noligma intento recordar las lagunas como por ejemplo como llego y que hizo con aquella mujer mientras estaba tarumba.
ademas la cercania de la joven lo ponia mas nervioso
-espero no haberme... propasado con usted, tocamiento o algo que le haya podido decir, ya me entiende... ¡que desastre de anfitrion que soy ¿desea beber o comer algo?!
Noligma miro a su alrededor en ese momento
-esto es una pocilga!! un momento... ¡¿no estaría usted limpiando verdad?!
que desastre! que le limpiara su cuarto una desconocida noble que... un momento ¿noble, limpiar? hay había algo raro...
pero el rose con la joven hace olvidar el hilo de sus pensamientos
Noligma adquirió su posición de pensamiento, pero sus parpados temblaban
(aun tengo efectos narcóticos y inhibidores del brebaje... sera mejor tener cuidado con lo que haga...)
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Yer Noligma
Heredero de la Montaña Prohibida
Re: Sacrificando la doncella al dragón [Cenicienta, Noligma y Hikari]
Morrigan se miró las uñas distraídamente, a sabiendas de que su intento por sonsacar la la presencia de algo más valioso había fracasado. No importaba en cualquier caso, ya sabía que era lo que quería. ¿Dolor? Eso era para principiantes. El dolor podía paliarse fácilmente entrando en un estado de trance similar a la inconsciencia, refugiándose en la más absoluta oscuridad… Claro que esa cualidad podría estarle vedada por no poseer un cuerpo humano, ¿Quién sabía? La hechicera se rió, como si se sintiese deleitada por un chismorreo curioso o un chiste de lo más hilarante.
¿Violarla? ¿Era eso una amenaza hacia su persona? ¡Já! Nadie nunca jamás la tocaría sin permiso explícito. Ya se había topado antes con ilusos que habían intentado propasarse con ella, y no hacía falta explicar cuales habían sido los resultados, negativos para ellos, obviamente. Morrigan sabía como torcer las tuercas para que los vientos soplasen a su favor. Pero no había mal que por bien no viniese, y ahora tenía otra bonita colección de cadáveres privados de sus partes pudendas, que como soldados, no estaban nada mal. No, ella no tenía miedo a un dragón, por mucho que dijese lo contrario. Si hacía falta, dejaría tras de sí un reguero de cadáveres de sus propios soldados para emplearlos en su contra.
-¿Morir? ¡oh, no! Mi querido amigo, nada más lejos de mi intención. De hecho, como ya he mencionado, siento bastante apego hacia mi propia vida-Comentó ella, comenzando a enumerar las opciones con los dedos-En primer lugar… ¿Tan débil parezco como para anhelar poder?-Sabía que eso no tenía por qué ser así, pero su orgullo le impedía reconocerlo de forma abierta. Ella era una nigromante, conocía los secretos de la vida y la muerte, por lo cual, el interés que pudiese sentir debía permanecer oculto bajo una sonrisa falsa y afilada. Señaló con un segundo dedo-Maléfica está muerta… Resulta evidente que esos conocimientos que ella pudo poseer no le sirvieron de mucho-Suspiró risueña-Una verdadera lástima, en mi humilde opinión-Apretó los labios, componiendo un mohín. Pero qué mentirosa…-Y no albergo deseos de contraer matrimonio. El destino de mis esposos suele ser bastante… Dramático. Podría decirse que estoy maldita-Pestañeó de forma exagerada, mientras se mordía el labio inferior componiendo una expresión de lo más inocente, como si jamás hubiese roto un plato-No, sé exactamente lo que soy, y lo que quiero ser-Entre esas cosas no se incluía ser una cualquiera-Y agradecería que no me rebajases al nivel de una bruja vulgar y corriente-Agitó la mano despectivamente-Soy una empresaria, ya te lo he dicho. Lo que tenemos entre manos es un negocio con bastante jugo-Que pensaba exprimir al máximo-Quiero…-Comenzó a decir. Demasiadas cosas en realidad. Se dio la vuelta para volver a mirar la marioneta de Arawn, que finalmente había dejado de detenerse de su empellón por la fuerza de la inercia, y entrecerró sus orbes como si de ese modo pudiese hacerlo estallar en llamas para así liberar su frustración. Se dio la vuelta, haciendo gala de una gran muestra de autocontrol sin apartar de sus labios carnosos una amplia sonrisa, ¿Qué podía decir? ¿Hasta que punto estaba dispuesta a llegar? Su rival en ese momento era un dragón, una criatura peligrosa como astuta. Pero ella era un caldero, madre de no-muertos y señora nigromante. Morrigan quería su corazón, para ser inmortal. Morrigan anhelaba su cabeza, para adornar la chimenea de su gran salón. Morrigan deseaba su sangre, para volverse indestructible. Apartó los delirios que envenenaban su mente; el paso del tiempo le había enseñado que hacer las cosas con prisas era contraproducente, y dejarse llevar por los impulsos, igualmente perjudicial. Pero ella también era ambiciosa, ¿Por qué privarse de lo que estaba a su alcance? Podría demostrarle a Arawn que sin ella no sería nunca jamás nada, e incluso arruinar sus planes y arrebatarle lo que quería. Ella podría gobernar Prydain sola, mientras el rey de Annuvin se pudría dentro de una mazmorra-Quiero este castillo y todo lo que hay en él.
¿Violarla? ¿Era eso una amenaza hacia su persona? ¡Já! Nadie nunca jamás la tocaría sin permiso explícito. Ya se había topado antes con ilusos que habían intentado propasarse con ella, y no hacía falta explicar cuales habían sido los resultados, negativos para ellos, obviamente. Morrigan sabía como torcer las tuercas para que los vientos soplasen a su favor. Pero no había mal que por bien no viniese, y ahora tenía otra bonita colección de cadáveres privados de sus partes pudendas, que como soldados, no estaban nada mal. No, ella no tenía miedo a un dragón, por mucho que dijese lo contrario. Si hacía falta, dejaría tras de sí un reguero de cadáveres de sus propios soldados para emplearlos en su contra.
-¿Morir? ¡oh, no! Mi querido amigo, nada más lejos de mi intención. De hecho, como ya he mencionado, siento bastante apego hacia mi propia vida-Comentó ella, comenzando a enumerar las opciones con los dedos-En primer lugar… ¿Tan débil parezco como para anhelar poder?-Sabía que eso no tenía por qué ser así, pero su orgullo le impedía reconocerlo de forma abierta. Ella era una nigromante, conocía los secretos de la vida y la muerte, por lo cual, el interés que pudiese sentir debía permanecer oculto bajo una sonrisa falsa y afilada. Señaló con un segundo dedo-Maléfica está muerta… Resulta evidente que esos conocimientos que ella pudo poseer no le sirvieron de mucho-Suspiró risueña-Una verdadera lástima, en mi humilde opinión-Apretó los labios, componiendo un mohín. Pero qué mentirosa…-Y no albergo deseos de contraer matrimonio. El destino de mis esposos suele ser bastante… Dramático. Podría decirse que estoy maldita-Pestañeó de forma exagerada, mientras se mordía el labio inferior componiendo una expresión de lo más inocente, como si jamás hubiese roto un plato-No, sé exactamente lo que soy, y lo que quiero ser-Entre esas cosas no se incluía ser una cualquiera-Y agradecería que no me rebajases al nivel de una bruja vulgar y corriente-Agitó la mano despectivamente-Soy una empresaria, ya te lo he dicho. Lo que tenemos entre manos es un negocio con bastante jugo-Que pensaba exprimir al máximo-Quiero…-Comenzó a decir. Demasiadas cosas en realidad. Se dio la vuelta para volver a mirar la marioneta de Arawn, que finalmente había dejado de detenerse de su empellón por la fuerza de la inercia, y entrecerró sus orbes como si de ese modo pudiese hacerlo estallar en llamas para así liberar su frustración. Se dio la vuelta, haciendo gala de una gran muestra de autocontrol sin apartar de sus labios carnosos una amplia sonrisa, ¿Qué podía decir? ¿Hasta que punto estaba dispuesta a llegar? Su rival en ese momento era un dragón, una criatura peligrosa como astuta. Pero ella era un caldero, madre de no-muertos y señora nigromante. Morrigan quería su corazón, para ser inmortal. Morrigan anhelaba su cabeza, para adornar la chimenea de su gran salón. Morrigan deseaba su sangre, para volverse indestructible. Apartó los delirios que envenenaban su mente; el paso del tiempo le había enseñado que hacer las cosas con prisas era contraproducente, y dejarse llevar por los impulsos, igualmente perjudicial. Pero ella también era ambiciosa, ¿Por qué privarse de lo que estaba a su alcance? Podría demostrarle a Arawn que sin ella no sería nunca jamás nada, e incluso arruinar sus planes y arrebatarle lo que quería. Ella podría gobernar Prydain sola, mientras el rey de Annuvin se pudría dentro de una mazmorra-Quiero este castillo y todo lo que hay en él.
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Morrigan
Noble de Marshovia y Nigromante
Re: Sacrificando la doncella al dragón [Cenicienta, Noligma y Hikari]
- Su castillo es... grandioso.
- ¡Jajaja! ¡Por supuesto! Es el castillo de la familia Maleficus desde hace generaciones, tiene mucha historia... aunque admito que demasiada...
- ¡Oh... me encantan las historias! ¿Tendría usted la amabilidad de contarme aunque sea una? -pido mientras me acomodo a su lado.
- Espero no haberme... propasado con usted, tocamiento o algo que le haya podido decir, ya me entiende... ¡que desastre de anfitrion que soy ¿desea beber o comer algo?! -Pues, en verdad... él sí había pasado su mano por mi trasero... ¿Pero no fue para eso que Lady Hellberg me trajo aquí? Suspiro sutilmente antes de responder:
- Por supuesto que no, señor. -tomo su mano, la que no sujeta al muñeco, para decirle- Nada de lo que usted haga me molestará, ya que debe de ser tan grandioso como su castillo...
- ¡¡Esto es una pocilga!! Un momento... ¡¿no estaría usted limpiando verdad?! -me sonrojo por su pregunta, porque... ¡Había olvidado que una dama jamás limpia nada! Evito mirar sus ojos, nerviosa, mientras le contesto:
- ¡Claro que no! La limpieza es cosa del pueblucho, nada que ver conmigo... o con usted, señor. -digo sonriendo, pero sin lograr disimular muy bien mi error anterior. ¡Debo distraerlo! Y la única forma que sé, recientemente adquirida, aún me cuesta...
Suspiro hondo antes de tomar su mano y posarla sobre... mi pierna. Debía ponerla sobre mi seno, pero pienso que no sería algo razonable para una dama. Y tampoco me gusta hacerlo, así que cualquier excusa será buena para mí.
- ¡Jajaja! ¡Por supuesto! Es el castillo de la familia Maleficus desde hace generaciones, tiene mucha historia... aunque admito que demasiada...
- ¡Oh... me encantan las historias! ¿Tendría usted la amabilidad de contarme aunque sea una? -pido mientras me acomodo a su lado.
- Espero no haberme... propasado con usted, tocamiento o algo que le haya podido decir, ya me entiende... ¡que desastre de anfitrion que soy ¿desea beber o comer algo?! -Pues, en verdad... él sí había pasado su mano por mi trasero... ¿Pero no fue para eso que Lady Hellberg me trajo aquí? Suspiro sutilmente antes de responder:
- Por supuesto que no, señor. -tomo su mano, la que no sujeta al muñeco, para decirle- Nada de lo que usted haga me molestará, ya que debe de ser tan grandioso como su castillo...
- ¡¡Esto es una pocilga!! Un momento... ¡¿no estaría usted limpiando verdad?! -me sonrojo por su pregunta, porque... ¡Había olvidado que una dama jamás limpia nada! Evito mirar sus ojos, nerviosa, mientras le contesto:
- ¡Claro que no! La limpieza es cosa del pueblucho, nada que ver conmigo... o con usted, señor. -digo sonriendo, pero sin lograr disimular muy bien mi error anterior. ¡Debo distraerlo! Y la única forma que sé, recientemente adquirida, aún me cuesta...
Suspiro hondo antes de tomar su mano y posarla sobre... mi pierna. Debía ponerla sobre mi seno, pero pienso que no sería algo razonable para una dama. Y tampoco me gusta hacerlo, así que cualquier excusa será buena para mí.
Re: Sacrificando la doncella al dragón [Cenicienta, Noligma y Hikari]
-Y no albergo deseos de contraer matrimonio. El destino de mis esposos suele ser bastante… Dramático. Podría decirse que estoy maldita
-vos y mi amo tienen mas en común de lo que creía entonces... aunque el no contrae ningún matrimonio... ninguna a llegado tan lejos, a lo mejor están hechos el uno para el otro.
su comentario tenia pinta de ser una broma, pero costaba decirlo a falta de una expresión una risa o una sonrisa.
-No, sé exactamente lo que soy, y lo que quiero ser...Y agradecería que no me rebajases al nivel de una bruja vulgar y corriente...Soy una empresaria, ya te lo he dicho. Lo que tenemos entre manos es un negocio con bastante jugo
-perdone si piensa que la "rebajo" de su nivel, pero cuesta mucho alzar a las personas por encima de mi- se mantuvo recto y miro al frente por encima de Morrigan mientras continuaba lo que parecía ser mas bien un monologo interior- el no tener sensaciones físicas del mundo hace que tenga un trato frió con todos y cada uno de los seres que si sienten... me parecéis seres superficiales y demasiado embargados por sus emociones para ver la verdad de las cosas... tan a la vista de todos.
el mayordomo se mantuvo en silencio sepulcral dejando a la bruja meditar sobre lo que quería, algo que lamentaría, darle tiempo de pensar.
-Quiero este castillo y todo lo que hay en él.
el mayordomo se queda algo silencioso ante su confesión, como si pensase o dudase si matarla o darle lo que quería, pero no era ninguna de esas dos cosas.
-"existió un joven que se llamaba ikaro... a quien su padre le dio alas para volar... pero en vez de contentarse con eso, voló mas aya de donde estas podían aguantar... el sol quemo sus alas y cayo..."
parecía que estaba recitando algo que había oído una vez.
-no espero que eso te adredemente, doy por hecho que conoces los riesgos... pero quiero que conste que te avise.
el muñeco entonces se apoyo
-da la casualidad de que podría darte lo que anelas... pero, aun si pudiera hay algo de lo que tendríamos que hablar... todo el castillo y lo que hay en el... son muchas cosas y aunque suene desmotivante, mi libertad no vale tanto... fue entonces cuando por fin empezaba a a tener control de la situación así que al fin se atrevió a preguntar- ¿que gano yo? ademas de la llave por supuesto...
Noligma sonrió algo confuso consigo mismo pero las dio por efectos de la medicina o imaginaciones suyas.
De todas formas cualqueir sospecha salio disipada de su mente cuando ella cogio su mano y se la puso sobre la pierna
(lo sabia! las vuelvo loquitas por mis huesos!)
Nicole de Lancre, entre halagos, educación y roces se estaba ganando al ego del señor del castillo
-hu! hu! ... de acuerdo procedere a contarle la historia del castillo negro... "nadie sabe quien lo construyo o quien reino antiguamente en este lugar, solo se sabe que Maléfica lo ha estado reinando desde que se recuerda, Malefica la mas malvada y sombría de las brujas, con mas poder en su dedo meñique que muchas hadas en todo su cuerpo, capaz de dormir eternamente a las personas, o de cambiar su forma... incluso los elementos la escuchan, las zarzas la obedecen y sus siervos son los sombríos seres que una vez moraron este castillo como humanos... todo eso cambio con su caida a manos del principe felipe... desde que el joven y apuesto Don yer Noligma Maleficus juniior heredo el titulo" el joven hermoso y caballeroso joven, soltero por cierto, reino este reino con paz y armonía... he dicho que era muy rico? ¿y apuesto? todo un partido ¿no crees?
Noligma deposito su otra mano por encima de los hombros de Nicole acercándose mucho a ella
-también dice que es un maestro en la cama... no estoy seguro, son habladurías...
al parecer alguien había despertado al señor "don pretencioso"
-vos y mi amo tienen mas en común de lo que creía entonces... aunque el no contrae ningún matrimonio... ninguna a llegado tan lejos, a lo mejor están hechos el uno para el otro.
su comentario tenia pinta de ser una broma, pero costaba decirlo a falta de una expresión una risa o una sonrisa.
-No, sé exactamente lo que soy, y lo que quiero ser...Y agradecería que no me rebajases al nivel de una bruja vulgar y corriente...Soy una empresaria, ya te lo he dicho. Lo que tenemos entre manos es un negocio con bastante jugo
-perdone si piensa que la "rebajo" de su nivel, pero cuesta mucho alzar a las personas por encima de mi- se mantuvo recto y miro al frente por encima de Morrigan mientras continuaba lo que parecía ser mas bien un monologo interior- el no tener sensaciones físicas del mundo hace que tenga un trato frió con todos y cada uno de los seres que si sienten... me parecéis seres superficiales y demasiado embargados por sus emociones para ver la verdad de las cosas... tan a la vista de todos.
el mayordomo se mantuvo en silencio sepulcral dejando a la bruja meditar sobre lo que quería, algo que lamentaría, darle tiempo de pensar.
-Quiero este castillo y todo lo que hay en él.
el mayordomo se queda algo silencioso ante su confesión, como si pensase o dudase si matarla o darle lo que quería, pero no era ninguna de esas dos cosas.
-"existió un joven que se llamaba ikaro... a quien su padre le dio alas para volar... pero en vez de contentarse con eso, voló mas aya de donde estas podían aguantar... el sol quemo sus alas y cayo..."
parecía que estaba recitando algo que había oído una vez.
-no espero que eso te adredemente, doy por hecho que conoces los riesgos... pero quiero que conste que te avise.
el muñeco entonces se apoyo
-da la casualidad de que podría darte lo que anelas... pero, aun si pudiera hay algo de lo que tendríamos que hablar... todo el castillo y lo que hay en el... son muchas cosas y aunque suene desmotivante, mi libertad no vale tanto... fue entonces cuando por fin empezaba a a tener control de la situación así que al fin se atrevió a preguntar- ¿que gano yo? ademas de la llave por supuesto...
CUARTO DE LAS MANZANAS
Noligma sonrió algo confuso consigo mismo pero las dio por efectos de la medicina o imaginaciones suyas.
De todas formas cualqueir sospecha salio disipada de su mente cuando ella cogio su mano y se la puso sobre la pierna
(lo sabia! las vuelvo loquitas por mis huesos!)
Nicole de Lancre, entre halagos, educación y roces se estaba ganando al ego del señor del castillo
-hu! hu! ... de acuerdo procedere a contarle la historia del castillo negro... "nadie sabe quien lo construyo o quien reino antiguamente en este lugar, solo se sabe que Maléfica lo ha estado reinando desde que se recuerda, Malefica la mas malvada y sombría de las brujas, con mas poder en su dedo meñique que muchas hadas en todo su cuerpo, capaz de dormir eternamente a las personas, o de cambiar su forma... incluso los elementos la escuchan, las zarzas la obedecen y sus siervos son los sombríos seres que una vez moraron este castillo como humanos... todo eso cambio con su caida a manos del principe felipe... desde que el joven y apuesto Don yer Noligma Maleficus juniior heredo el titulo" el joven hermoso y caballeroso joven, soltero por cierto, reino este reino con paz y armonía... he dicho que era muy rico? ¿y apuesto? todo un partido ¿no crees?
Noligma deposito su otra mano por encima de los hombros de Nicole acercándose mucho a ella
-también dice que es un maestro en la cama... no estoy seguro, son habladurías...
al parecer alguien había despertado al señor "don pretencioso"
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Yer Noligma
Heredero de la Montaña Prohibida
Re: Sacrificando la doncella al dragón [Cenicienta, Noligma y Hikari]
Morrigan hizo caso omiso a su comentario, haciendo rodar sus hombros como si el hecho de estar de pie empezase a cansarla.
-Vaya, eso es un poco descuidado por tu parte siendo un esclavo, ¿No te parece?-Sonrió con mordacidad, ladeando la cabeza hasta que un mechón de pelo resbaló del hombro a su espalda-Tengo la impresión de que tu amo no te enseña modales, muy mal…-Lo cual decía mucho en contra de este, a decir verdad. ¿Una rebelión interna tal vez? No, demasiado arriesgado teniendo en cuenta que un dragón podría aniquilar cualquier amenaza, ¿Entonces? Su pecho se agitó cuando esta tomó aire y lo soltó con deliberada lentitud, como si analizase nuevamente el intrincado cuerpo de tela y metal que tenía frente a sí. Odiaba que insinuasen que era débil, ¡Ella! Que tan buena actriz se creía a los ojos de los demás, ¿Acaso no era la vida una gran interpretación? El día a día era el telón de fondo, y los secundarios cualquier otro individuo del que pudiese aprovecharse. Los figurantes, no eran más que un estorbo. Esa marioneta de genero ambiguo no iba a ningunearla-A mi no me vengas con monsergas, no soy ninguna necia con pájaros en la cabeza-Atajó, volviéndose sería por un momento, con el hastío relampagueando en sus orbes del color de la ponzoña, ¿Se creía con el derecho de darle lecciones?-Selección natural-Se limitó a decir-Los débiles perecen mientras que los fuertes viven allá donde otros han fracasado. Porque…-Sonrió, y fue un gesto tan sardónico como sincero-…Lo que está muerto no puede morir, sino que se alza de nuevo, más duro y más fuerte-Se cruzó de brazos bajo su busto, enarcando una negrísima ceja-¡Oh, por favor! No intentes engañarme-Agitó el dedo con saña-Me has pedido algo a cambio de arriesgar mi vida para conseguir una llave que te proporcione esa libertad de la que hablas, y yo gustosa he accedido a poner un precio que considero más que razonable. No todos los días una pobre e inocente mujer como yo, sin protección alguna más que su férrea voluntad, debe entrar en la guarida de un dragón, ¿No te parece? Y puede que cualquier mata dragones inepto se arriesgue por una simple bolsa de monedas de cobre, pero yo-Se señaló,rozando sus dedos como si conteniese entre esos una moneda invisible-no estoy tan loca. No intentes negociar conmigo, no cuando tratas de traicionar a tu amo-Meneó los hombros con sensualidad mientras alzaba la barbilla. Ah, como adoraba la extorsión-Ganas mi silencio-Aseguró-Aunque opino que con tu libertad debería bastarte, ¿No te parece? Bueno…-Alisó una arruga en su falda y se colocó bien el cuello del escote-Si no te parece lo suficientemente justo, siempre puedes disfrutar de otra eternidad junto a tu amo. Estoy segura de que le encantará saber las charlas tan interesantes que mantienes con los invitados en las zonas de acceso restringido.
-Vaya, eso es un poco descuidado por tu parte siendo un esclavo, ¿No te parece?-Sonrió con mordacidad, ladeando la cabeza hasta que un mechón de pelo resbaló del hombro a su espalda-Tengo la impresión de que tu amo no te enseña modales, muy mal…-Lo cual decía mucho en contra de este, a decir verdad. ¿Una rebelión interna tal vez? No, demasiado arriesgado teniendo en cuenta que un dragón podría aniquilar cualquier amenaza, ¿Entonces? Su pecho se agitó cuando esta tomó aire y lo soltó con deliberada lentitud, como si analizase nuevamente el intrincado cuerpo de tela y metal que tenía frente a sí. Odiaba que insinuasen que era débil, ¡Ella! Que tan buena actriz se creía a los ojos de los demás, ¿Acaso no era la vida una gran interpretación? El día a día era el telón de fondo, y los secundarios cualquier otro individuo del que pudiese aprovecharse. Los figurantes, no eran más que un estorbo. Esa marioneta de genero ambiguo no iba a ningunearla-A mi no me vengas con monsergas, no soy ninguna necia con pájaros en la cabeza-Atajó, volviéndose sería por un momento, con el hastío relampagueando en sus orbes del color de la ponzoña, ¿Se creía con el derecho de darle lecciones?-Selección natural-Se limitó a decir-Los débiles perecen mientras que los fuertes viven allá donde otros han fracasado. Porque…-Sonrió, y fue un gesto tan sardónico como sincero-…Lo que está muerto no puede morir, sino que se alza de nuevo, más duro y más fuerte-Se cruzó de brazos bajo su busto, enarcando una negrísima ceja-¡Oh, por favor! No intentes engañarme-Agitó el dedo con saña-Me has pedido algo a cambio de arriesgar mi vida para conseguir una llave que te proporcione esa libertad de la que hablas, y yo gustosa he accedido a poner un precio que considero más que razonable. No todos los días una pobre e inocente mujer como yo, sin protección alguna más que su férrea voluntad, debe entrar en la guarida de un dragón, ¿No te parece? Y puede que cualquier mata dragones inepto se arriesgue por una simple bolsa de monedas de cobre, pero yo-Se señaló,rozando sus dedos como si conteniese entre esos una moneda invisible-no estoy tan loca. No intentes negociar conmigo, no cuando tratas de traicionar a tu amo-Meneó los hombros con sensualidad mientras alzaba la barbilla. Ah, como adoraba la extorsión-Ganas mi silencio-Aseguró-Aunque opino que con tu libertad debería bastarte, ¿No te parece? Bueno…-Alisó una arruga en su falda y se colocó bien el cuello del escote-Si no te parece lo suficientemente justo, siempre puedes disfrutar de otra eternidad junto a tu amo. Estoy segura de que le encantará saber las charlas tan interesantes que mantienes con los invitados en las zonas de acceso restringido.
- Off:
- Siento haber metido la frase de Game of Thrones, peeero siempre he pensado que le venía muy bien a Morri xD.
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Morrigan
Noble de Marshovia y Nigromante
Re: Sacrificando la doncella al dragón [Cenicienta, Noligma y Hikari]
Sonrío satisfecha, ya que al parecer mis actos están resultando en la apreciación del dueño del castillo. Claro que no me siento muy segura con él... ¿Es el hijo de la más malvada y sombría de las brujas? Aunque hasta ahora, Don Yer Noligma Maléficus Júnior está de lo menos amenazante.
- Si... Demasiado bueno. -asiento con mi cabeza- Todo un señor. -sin embargo, mi cuerpo da un ligero respingo cuando siento su mano sobre mi hombro. En realidad, el rostro no es feo, diría que armónico, sin embargo, lo envuelve un aire a... azufre que me da un poco de mala espina.
- También dice que es un maestro en la cama... no estoy seguro, son habladurías...
- ¿Y usted cree que alguien bromearía con asuntos de cama? -pregunto con una aparente calma, ya que en mi interior tengo una gran batalla: ¿Me alejo de él, ya que algo en su ser me da miedo? ¿O me dejo tocar, incluso... aquello, como me lo ordenó Lady Hellberg?
Mi corazón late acelerado, pero me decido a hacer "lo correcto": Tomo el impulso y le doy un rápido beso. Luego lo observo, con mis celestes ojos a la espera de la reacción del señor Maléficus. Mi expectativa es tan grande, que olvido sonreír.
- Si... Demasiado bueno. -asiento con mi cabeza- Todo un señor. -sin embargo, mi cuerpo da un ligero respingo cuando siento su mano sobre mi hombro. En realidad, el rostro no es feo, diría que armónico, sin embargo, lo envuelve un aire a... azufre que me da un poco de mala espina.
- También dice que es un maestro en la cama... no estoy seguro, son habladurías...
- ¿Y usted cree que alguien bromearía con asuntos de cama? -pregunto con una aparente calma, ya que en mi interior tengo una gran batalla: ¿Me alejo de él, ya que algo en su ser me da miedo? ¿O me dejo tocar, incluso... aquello, como me lo ordenó Lady Hellberg?
Mi corazón late acelerado, pero me decido a hacer "lo correcto": Tomo el impulso y le doy un rápido beso. Luego lo observo, con mis celestes ojos a la espera de la reacción del señor Maléficus. Mi expectativa es tan grande, que olvido sonreír.
Re: Sacrificando la doncella al dragón [Cenicienta, Noligma y Hikari]
el mayordomo simplemente permaneció impune a todo lo que Morrigan le decía como si fuera otra marioneta mas de aquella habitación y cuando termino se giro para encararla.
-no te subestimo... pero empiezo a creer que no comprendes... soy un ser perfecto... me da igual ser libre o no, tarde o temprano tendré otra oportunidad, no me vas a amenazar con eso.
el mayordomo siguió siendo tan neutro como una estatua pero continuo hablando
-¿me amenazas con delatarme... adelante... a lo mejor yo mismo voy y se lo cuento... tienes mucho mas que perder que yo... a mi me puede castigar, una tontería para alguien que no sufre el dolor ni la enfermedad, ni la tristeza...-luego medito antes de añadir- ¿pero que te hará a ti? te haría cosas horribles... y también pagaría tu amiga... y no me digas que no te importa, doy por hecho que no has traído tu peor herramienta...
el mayordomo se acerco, sin ninguna muestra de violencia o de amenaza simplemente como si andará, pero entre la semioscuridad y su aspecto era una imagen aterradora para alguien normal
- naturalmente no creo que ser violada sea un palo para ti... ¿pero sabes? hay una zona en la entrada al castillo... si los cepos de madera, esos que atan tus manos y la cabeza al mismo nivel... con fijaciones en las piernas para mantenerlas abiertas-sin duda se refería a los grilletes que usaban a los condenados para mantenerlos al sol o para sujetarles al usar la guillotina- imagínate lo que los soldados aprovecharían para hacerte... todos... y cosas peores que esos pateticos... si te contara lo que le paso a una de las que acabaron allí... pero me desvió del tema
luego se volvió enarbolando un objeto metálico que miro fijamente mientras seguía hablando
-y sabes... nada de eso es lo peor que pueden hacerte... lo peor seria que mi amo me dejara tenerte como mi diversión... lamentablemente para ti ... no siento interés sexual... osea que no disfrutarías de mi "diversión"...
luego mostró el objeto mientras finalmente decía
-se me conoce con un apodo en este castillo... "el guardián del bisturí" dejo a tu imaginación el por que...
naturalmente el objeto era un bisturí, parecía pequeño y delicado en su mano, pero Morrigan cometió un error, pues dejo que el se acercara para observar el bisturí.
De repente dejo caer el instrumento desviando la atención de Morrigan que por naturaleza se concentro en el objeto que caía, basto con eso, un segundo, para que el mayordomo se abalanzara rápido mas de lo que era creíble hacia ella, la agarro y con una fuerza sobrehumana la obligo a caer de espaldas como haría un bailarín profesional algo zumbo muy cerca de Morrigan.
y de repente el escote de morrigan era mas grande, empezaba ahora empezaba desde el nacimiento de los pechos, aunque se mantenía, era una vista mucho mas provocativa de lo que sin duda ella hubiera pretendido, el mayordomo había sacado y escondido el arma, que solo había una respuesta posible, una hoja retráctil.
Otra prueba era un corte tan limpio como el de su escote en una de las mangas del mismo.
cualquier persona se habría notado el arma de alguna forma... pero ahora morrigan recordaba que el era un ser artificial, cualquier parte de su cuerpo podía ocultar un arma.
El mayordomo acerco su rostro al de morrigan, en esa posición era en la que normalmente un bailarín se acerca tanto a la joven que casi se besan, pero en este caso se hacerco al oido de ella y susurro
-también se me conoce como el guardián del rayo... puedo cortarte el cuello antes de que puedas hablar... y dime ¿de que sirve entonces la magia a un hechicero?
Unos labios dulces pero tiernos se abrazaron de improvistos a los suyos, y pudo saborear su sabor.
Noligma se quedo absolutamente quieto, abrió mucho los ojos durante el beso y cuando ella se aparto con aquel gesto tan raro dejo a Noligma lleno de confusión y mucho mas extrañado que antes...
-no... espera no... ¡NO PUEDE SER!
Noligma aprecia encolerizado de repente, como si se sintiera molesto por algo, o algo no fuera como el lo planeaba
-yase!!! me has robado un beso!!! eso no se hace!! soy yo quien roba los besos! ¡¿como te atreves a venir a mi castillo y lanzarte sobre mi como una loba en celo... espera...
Noligma medito pensando en lo raro de todo aquello, ella había venido de muy lejos por su propia voluntad para que ahora se le lanzara....¡estaba muy claro!
-ya se lo que pasa aqui!!!
Noligma miro furibundo a las manzanas podridas, habia estado hay todo el tiempo la respuesta
-¡Tu estas embarazada!!! si... pretendías endilgarme al niño de un pocilguero ¡como blanca! como si me lo viera venir...
-no te subestimo... pero empiezo a creer que no comprendes... soy un ser perfecto... me da igual ser libre o no, tarde o temprano tendré otra oportunidad, no me vas a amenazar con eso.
el mayordomo siguió siendo tan neutro como una estatua pero continuo hablando
-¿me amenazas con delatarme... adelante... a lo mejor yo mismo voy y se lo cuento... tienes mucho mas que perder que yo... a mi me puede castigar, una tontería para alguien que no sufre el dolor ni la enfermedad, ni la tristeza...-luego medito antes de añadir- ¿pero que te hará a ti? te haría cosas horribles... y también pagaría tu amiga... y no me digas que no te importa, doy por hecho que no has traído tu peor herramienta...
el mayordomo se acerco, sin ninguna muestra de violencia o de amenaza simplemente como si andará, pero entre la semioscuridad y su aspecto era una imagen aterradora para alguien normal
- naturalmente no creo que ser violada sea un palo para ti... ¿pero sabes? hay una zona en la entrada al castillo... si los cepos de madera, esos que atan tus manos y la cabeza al mismo nivel... con fijaciones en las piernas para mantenerlas abiertas-sin duda se refería a los grilletes que usaban a los condenados para mantenerlos al sol o para sujetarles al usar la guillotina- imagínate lo que los soldados aprovecharían para hacerte... todos... y cosas peores que esos pateticos... si te contara lo que le paso a una de las que acabaron allí... pero me desvió del tema
luego se volvió enarbolando un objeto metálico que miro fijamente mientras seguía hablando
-y sabes... nada de eso es lo peor que pueden hacerte... lo peor seria que mi amo me dejara tenerte como mi diversión... lamentablemente para ti ... no siento interés sexual... osea que no disfrutarías de mi "diversión"...
luego mostró el objeto mientras finalmente decía
-se me conoce con un apodo en este castillo... "el guardián del bisturí" dejo a tu imaginación el por que...
naturalmente el objeto era un bisturí, parecía pequeño y delicado en su mano, pero Morrigan cometió un error, pues dejo que el se acercara para observar el bisturí.
De repente dejo caer el instrumento desviando la atención de Morrigan que por naturaleza se concentro en el objeto que caía, basto con eso, un segundo, para que el mayordomo se abalanzara rápido mas de lo que era creíble hacia ella, la agarro y con una fuerza sobrehumana la obligo a caer de espaldas como haría un bailarín profesional algo zumbo muy cerca de Morrigan.
y de repente el escote de morrigan era mas grande, empezaba ahora empezaba desde el nacimiento de los pechos, aunque se mantenía, era una vista mucho mas provocativa de lo que sin duda ella hubiera pretendido, el mayordomo había sacado y escondido el arma, que solo había una respuesta posible, una hoja retráctil.
Otra prueba era un corte tan limpio como el de su escote en una de las mangas del mismo.
cualquier persona se habría notado el arma de alguna forma... pero ahora morrigan recordaba que el era un ser artificial, cualquier parte de su cuerpo podía ocultar un arma.
El mayordomo acerco su rostro al de morrigan, en esa posición era en la que normalmente un bailarín se acerca tanto a la joven que casi se besan, pero en este caso se hacerco al oido de ella y susurro
-también se me conoce como el guardián del rayo... puedo cortarte el cuello antes de que puedas hablar... y dime ¿de que sirve entonces la magia a un hechicero?
Cuarto de las manzanas
Unos labios dulces pero tiernos se abrazaron de improvistos a los suyos, y pudo saborear su sabor.
Noligma se quedo absolutamente quieto, abrió mucho los ojos durante el beso y cuando ella se aparto con aquel gesto tan raro dejo a Noligma lleno de confusión y mucho mas extrañado que antes...
-no... espera no... ¡NO PUEDE SER!
Noligma aprecia encolerizado de repente, como si se sintiera molesto por algo, o algo no fuera como el lo planeaba
-yase!!! me has robado un beso!!! eso no se hace!! soy yo quien roba los besos! ¡¿como te atreves a venir a mi castillo y lanzarte sobre mi como una loba en celo... espera...
Noligma medito pensando en lo raro de todo aquello, ella había venido de muy lejos por su propia voluntad para que ahora se le lanzara....¡estaba muy claro!
-ya se lo que pasa aqui!!!
Noligma miro furibundo a las manzanas podridas, habia estado hay todo el tiempo la respuesta
-¡Tu estas embarazada!!! si... pretendías endilgarme al niño de un pocilguero ¡como blanca! como si me lo viera venir...
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Yer Noligma
Heredero de la Montaña Prohibida
Re: Sacrificando la doncella al dragón [Cenicienta, Noligma y Hikari]
-No eres tan perfecto-Manifestó en voz alta sus pensamientos-No cuando no eres capaz de tener lo que anhelas. Si necesitas ayuda pone en tela de juicio tu incapacidad para lograr tus objetivos. Dependes-Dijo, lenta y pausadamente-No tienes total autonomía y sigues siendo poco más que un esclavo. No hay perfección en la sumisión. No eres más que un juguete en manos de un niño demasiado grande-Curvó sus labios con honda malicia y bajó los párpados para enfocarse las uñas, largas y negras, con condescendencia hacia el mayordomo-¿Importarme a mi una chiquilla descarriada?-Bufó con indignación, apretando aún más los brazos cruzados-Por mi puede devorarla y no dejar ni los restos para la carroña-Alzó una ceja, interrogante y arrogante como ella sola.
Esa, desde luego, era una verdad a medias. Sentir afecto hacia las personas era un lujo que no podía permitirse, por la debilidad intrínseca que este tipo de emociones generaban en las personas. En cualquier caso, esa palabra no existía en su vocabulario, y Morrigan estaba por encima de las sensiblerías que creaban puntos débiles visibles e innecesarios. No, la bruja sólo se quería única y en exclusiva a sí misma, y los demás sólo eran juguetes con los que pasar el rato. Claro que, tampoco negaría que su carácter posesivo había desarrollado cierto “apego” hacia Cenicienta… El mismo que podría tener hacia un par de zapatos viejos, claro está. No llegaba a considerarla una igual, ni siquiera una persona. Pero eso no hacía que dejase de ser de su “propiedad”, y una cosa eran las torturas a las que ella pudiese someterla… Y otra muy distinta que los demás se creyesen con derecho a usurpar sus posesiones con total descaro.
-¡Oh! Pobre de mi. Estoy tan aterrada…-Prosiguió, haciendo gala de la ironía, mientras apartaba los brazos para entrelazar los dedos con fingido temor-Si, muy interesante…-Dijo sin el menor atisbo de interés, con la seguridad de estar convencida de que eso jamás pasaría-Y podría pasarme horas charlando contigo sobre los métodos tan insufribles que me esperan por mi osadía-Lo retó-Lamentablemente, creo que esto ya ha durado demasiado, y como comprenderás el tiempo corre. Tic tac, las arenas caen de forma lenta pero constante. Tengo prisa-Sonrió con malicia, pensando que podría forzarlo a aceptar su proposición con semejante desplante.
Pero el no había acabado… Sus ojos siguieron con toda la rapidez posible el brillo metalizado de la hoja, hasta perderla de vista sin quererlo. Entrecerró los orbes suspicaz, buscando su ubicación, cuando un empellón violento la obligó a agarrarse con fuerza al cuello del autómata, en un intento de escapar del golpe contra el suelo polvoriento. El sonido de la tela desgarrarse la obligó a mirar hacia otro lado, concretamente hacia las generosas curvas en la que se unía su escote y que ahora dejaba demasiada piel al descubierto, junto con la ornamentada empuñadura de la daga que ocultaba en su busto.
-Muy atrevido-Siseó, con cierto deje de diversión. Empezaba a sentir de nuevo el efecto embriagador de la dulce voz que brotaba de algún lugar del interior del autómata, tan envolvente como perturbadora. Apretó los labios en un gesto desafiante, sintiendo como los acordes de las palabras de amenaza formuladas con voz de mujer, despertaban en cierto modo su libido. Ya, claro… La risa empezó a vibrar en su pecho, primero suave y cantarina, y después algo más violenta y arrogante-¿Has terminado ya?-Inquirió alzando las cejas.
Le gustaba jugar con fuego… Aquel amago de quemarse, justo en el momento preciso de retirar la mano. Como cuando las lenguas de las llamas acariciaban su base negra y metalizada. Morrigan era consciente de que ya no era un caldero. Antaño había sido muy difícil destruir la maldad intrínseca que el objeto tenebroso simbolizaba, pues, ¿Quién estaba dispuesto a sacrificarse entrando en su interior para que este desapareciese por completo? En cierto modo, el autómata tenía razón al considerar a los humanos débiles… Ahora, para la bruja, una daga en el corazón podía bastar para desaparecer su recuerdo de la tierra. Y aunque era muy consciente de que ya no era indestructible, a veces, la hechicera lo olvidaba deliberadamente. El peligro conllevaba riesgos que ella no estaba dispuesta a permitir, pero aún así se dejaba llevar por el disparo de adrenalina que hacía que su pulso se acelerase ante la perspectiva de un reto.
-Adelante-Prosiguió, apartando una de las manos de su cuello, bajando lenta y pausadamente por la zona que se suponía que debía ser su clavícula, hasta detenerse en la pequeña abertura en cuyo interior se hallaba el candado negro-Mátame. Deja que este precioso barco se hunda con todo lo que hay en él. ¿Crees que, honestamente, resistirá el tiempo suficiente hasta que otro incauto venga a socorrerte?-Ambos sabían que no había sitio más inaccesible que ese. Apartó la mano del cierre y una pequeña llave oscura de humo de materializo entre sus dedos, pero acto seguido la hizo desaparecer entre volutas retorcidas-Lo dudo-Sonrió tan lobuna como astuta-No temo a la muerte-Prosiguió entonces, con una seguridad tan legítima que casi podría decirse que llegaba a creerse semejante falacia-Soy nigromante, no una cualquiera, ¿Recuerdas? Puedo ir y venir de ella en cuanto se me antoje. La muerte no tiene secretos para mi-Finalizó en un susurro, deslizándose hacia un lado y apartándose completamente de la criatura metálica con el susurro de la tela de su vestido guiando sus pasos.
Esa, desde luego, era una verdad a medias. Sentir afecto hacia las personas era un lujo que no podía permitirse, por la debilidad intrínseca que este tipo de emociones generaban en las personas. En cualquier caso, esa palabra no existía en su vocabulario, y Morrigan estaba por encima de las sensiblerías que creaban puntos débiles visibles e innecesarios. No, la bruja sólo se quería única y en exclusiva a sí misma, y los demás sólo eran juguetes con los que pasar el rato. Claro que, tampoco negaría que su carácter posesivo había desarrollado cierto “apego” hacia Cenicienta… El mismo que podría tener hacia un par de zapatos viejos, claro está. No llegaba a considerarla una igual, ni siquiera una persona. Pero eso no hacía que dejase de ser de su “propiedad”, y una cosa eran las torturas a las que ella pudiese someterla… Y otra muy distinta que los demás se creyesen con derecho a usurpar sus posesiones con total descaro.
-¡Oh! Pobre de mi. Estoy tan aterrada…-Prosiguió, haciendo gala de la ironía, mientras apartaba los brazos para entrelazar los dedos con fingido temor-Si, muy interesante…-Dijo sin el menor atisbo de interés, con la seguridad de estar convencida de que eso jamás pasaría-Y podría pasarme horas charlando contigo sobre los métodos tan insufribles que me esperan por mi osadía-Lo retó-Lamentablemente, creo que esto ya ha durado demasiado, y como comprenderás el tiempo corre. Tic tac, las arenas caen de forma lenta pero constante. Tengo prisa-Sonrió con malicia, pensando que podría forzarlo a aceptar su proposición con semejante desplante.
Pero el no había acabado… Sus ojos siguieron con toda la rapidez posible el brillo metalizado de la hoja, hasta perderla de vista sin quererlo. Entrecerró los orbes suspicaz, buscando su ubicación, cuando un empellón violento la obligó a agarrarse con fuerza al cuello del autómata, en un intento de escapar del golpe contra el suelo polvoriento. El sonido de la tela desgarrarse la obligó a mirar hacia otro lado, concretamente hacia las generosas curvas en la que se unía su escote y que ahora dejaba demasiada piel al descubierto, junto con la ornamentada empuñadura de la daga que ocultaba en su busto.
-Muy atrevido-Siseó, con cierto deje de diversión. Empezaba a sentir de nuevo el efecto embriagador de la dulce voz que brotaba de algún lugar del interior del autómata, tan envolvente como perturbadora. Apretó los labios en un gesto desafiante, sintiendo como los acordes de las palabras de amenaza formuladas con voz de mujer, despertaban en cierto modo su libido. Ya, claro… La risa empezó a vibrar en su pecho, primero suave y cantarina, y después algo más violenta y arrogante-¿Has terminado ya?-Inquirió alzando las cejas.
Le gustaba jugar con fuego… Aquel amago de quemarse, justo en el momento preciso de retirar la mano. Como cuando las lenguas de las llamas acariciaban su base negra y metalizada. Morrigan era consciente de que ya no era un caldero. Antaño había sido muy difícil destruir la maldad intrínseca que el objeto tenebroso simbolizaba, pues, ¿Quién estaba dispuesto a sacrificarse entrando en su interior para que este desapareciese por completo? En cierto modo, el autómata tenía razón al considerar a los humanos débiles… Ahora, para la bruja, una daga en el corazón podía bastar para desaparecer su recuerdo de la tierra. Y aunque era muy consciente de que ya no era indestructible, a veces, la hechicera lo olvidaba deliberadamente. El peligro conllevaba riesgos que ella no estaba dispuesta a permitir, pero aún así se dejaba llevar por el disparo de adrenalina que hacía que su pulso se acelerase ante la perspectiva de un reto.
-Adelante-Prosiguió, apartando una de las manos de su cuello, bajando lenta y pausadamente por la zona que se suponía que debía ser su clavícula, hasta detenerse en la pequeña abertura en cuyo interior se hallaba el candado negro-Mátame. Deja que este precioso barco se hunda con todo lo que hay en él. ¿Crees que, honestamente, resistirá el tiempo suficiente hasta que otro incauto venga a socorrerte?-Ambos sabían que no había sitio más inaccesible que ese. Apartó la mano del cierre y una pequeña llave oscura de humo de materializo entre sus dedos, pero acto seguido la hizo desaparecer entre volutas retorcidas-Lo dudo-Sonrió tan lobuna como astuta-No temo a la muerte-Prosiguió entonces, con una seguridad tan legítima que casi podría decirse que llegaba a creerse semejante falacia-Soy nigromante, no una cualquiera, ¿Recuerdas? Puedo ir y venir de ella en cuanto se me antoje. La muerte no tiene secretos para mi-Finalizó en un susurro, deslizándose hacia un lado y apartándose completamente de la criatura metálica con el susurro de la tela de su vestido guiando sus pasos.
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Morrigan
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Re: Sacrificando la doncella al dragón [Cenicienta, Noligma y Hikari]
- Spoiler:
- ¡Perdón! No sabía que me tocaba a mí!
Estaba en la duda si él se sentiría chocado por mi atrevimiento o si empezaría a manosearme, sin embargo, ¡no me imaginaba que se enojara!
- ¡No quise ofenderos! -pido perdón, pero él sigue muy ofendido:
- ¡Ya sé!!! ¡Me has robado un beso!!! ¡Eso no se hace!! ¡Soy yo quien roba los besos! ¡¿Cómo te atreves a venir a mi castillo y lanzarte sobre mi como una loba en celo... espera...
- ¡Nunca más lo haré! ¡Os lo prometo! -me arrodillo y empiezo a llorar, suplicando su perdón. ¡Si Lady Hellberg descubre que lo he hecho enojar será mi fin!
- ¡Ya se lo que pasa aqui!!! -dice, y contengo la respiración, ya que todo el plan de Lady Hellberg se arruinará por mi culpa- ¡Tú estás embarazada!!! -Niego con mi cabeza, ya que no eso no es posible. ¿O si? De pronto me lleno de dudas, ya que los embarazos se provocan por el contacto íntimo entre un hombre y una mujer, y he tenido varios contactos desde que entré al burdel. ¿Estaré embarazada? Las palabras que siguen sólo aumentan mi terror, ya que él podría estar diciendo algo cierto- Si... pretendías endilgarme al niño de un pocilguero ¡como Blanca! como si me lo viera venir...
- ¡Nunca tuve esas intenciones! ¡Y tampoco conozco a ninguna Blanca! -digo ya llorando, aún de rodillas en el piso. Me miro debajo de la cintura, buscando saber si ya se nota alguna barriga, desesperada ante el hecho de que podría estar embarazada.
- Spoiler:
- Off: Cenicienta no sabe que Morrigan le da a todas sus funcionarias hierbas que evitan el embarazo. Es decir, no está embarazada de ninguna forma.
Re: Sacrificando la doncella al dragón [Cenicienta, Noligma y Hikari]
el mayordomo se mantuvo impasible ante sus palabras, pero en algún momento morrigan debió de convencerlo por que finalmente dijo
-no temes a la muerte, pero lo que me pides puede ser peor que la muerte... pero ese no es mi asunto, al igual que lo que pase con este sucio y asqueroso lugar, es todo tuyo si lo quieres... solo exijo la llave por adelantado, una vez la tengas en tu poder puedes hacer lo que quieras...
el mayordomo alzo a Morrigan con un paso elegante antes de separarse de ella
-debo investigar un momento el lugar antes de prometerte nada, si te prometo algo, pero luego esta lejos de nuestro alcance no tendría sentido... no obstante cuando estaba a punto de perderse de vista aseguro- pero por ahora te aseguro que hay 2 métodos para hacerte con este castillo, no te muevas muy lejos de aquí, si te ven merodeando podrías acabar con todo el plan...
el mayordomo se retiro al pasillo de forma sigilosa, como una sombra, mientras estabas sola en la gran sala de muñecos, ciertamente algunos muñecos eran interesantes, como la mesa con extrañas herramientas, aunque no todas parecían de mecánica.
Una puerta era lo único que había ademas de la salida del cuarto, dicho cuarto no era una salida sin duda, tenia pinta de ser una pequeña habitación o trastero, pero una pequeña luz emergía de allí.
Un cosquilleo recorrió el escote, ampliado por el mayordomo cuando Lust escalo por el para volver al hombro donde una de sus patas acaricio el cuello de Morrigan mientras miraba al frente encarando lo que fuera que la oscura dama fuera.
CUARTO DE LAS MANZANAS
Noligma al principio permaneció impasible
-¡¿así que ni lo niegas?!
pero finalmente y contra todo pronostico empezo a torcer el gesto
-pero mujer! no llores ...no es para tanto...- aunque igualmente no tenia mucha paciencia- ¡que dejes de llorar!
Noligma miro con ojos analizadores
-olvídate de la tal blanca, no va contigo... ahora cuéntame tu historia, y a lo mejor te ayudo, soy muy gentil con las tetas... ¡digo! con las mujeres desvalidas.
Noligma a veces ni se comprendía a si mismo, media vida violando a orgullosas mujeres que se crían por encima de todo, princesas orgullosas de ser puras y estar por encima de el... y en cambio las mujeres mas facilonas y con mas problemas emocionales conseguían despertar su lado mas gentil, si eso era posible en el... con blanca casi lo consiguió, hasta que el mismo lo estropeo todo.
¿cambiaría algo ser mejor perdona?
-si me lo cuentas y eres sincera, podría ayudarte... dime ¿a que has venido realmente aquí?
-no temes a la muerte, pero lo que me pides puede ser peor que la muerte... pero ese no es mi asunto, al igual que lo que pase con este sucio y asqueroso lugar, es todo tuyo si lo quieres... solo exijo la llave por adelantado, una vez la tengas en tu poder puedes hacer lo que quieras...
el mayordomo alzo a Morrigan con un paso elegante antes de separarse de ella
-debo investigar un momento el lugar antes de prometerte nada, si te prometo algo, pero luego esta lejos de nuestro alcance no tendría sentido... no obstante cuando estaba a punto de perderse de vista aseguro- pero por ahora te aseguro que hay 2 métodos para hacerte con este castillo, no te muevas muy lejos de aquí, si te ven merodeando podrías acabar con todo el plan...
el mayordomo se retiro al pasillo de forma sigilosa, como una sombra, mientras estabas sola en la gran sala de muñecos, ciertamente algunos muñecos eran interesantes, como la mesa con extrañas herramientas, aunque no todas parecían de mecánica.
Una puerta era lo único que había ademas de la salida del cuarto, dicho cuarto no era una salida sin duda, tenia pinta de ser una pequeña habitación o trastero, pero una pequeña luz emergía de allí.
Un cosquilleo recorrió el escote, ampliado por el mayordomo cuando Lust escalo por el para volver al hombro donde una de sus patas acaricio el cuello de Morrigan mientras miraba al frente encarando lo que fuera que la oscura dama fuera.
CUARTO DE LAS MANZANAS
Noligma al principio permaneció impasible
-¡¿así que ni lo niegas?!
pero finalmente y contra todo pronostico empezo a torcer el gesto
-pero mujer! no llores ...no es para tanto...- aunque igualmente no tenia mucha paciencia- ¡que dejes de llorar!
Noligma miro con ojos analizadores
-olvídate de la tal blanca, no va contigo... ahora cuéntame tu historia, y a lo mejor te ayudo, soy muy gentil con las tetas... ¡digo! con las mujeres desvalidas.
Noligma a veces ni se comprendía a si mismo, media vida violando a orgullosas mujeres que se crían por encima de todo, princesas orgullosas de ser puras y estar por encima de el... y en cambio las mujeres mas facilonas y con mas problemas emocionales conseguían despertar su lado mas gentil, si eso era posible en el... con blanca casi lo consiguió, hasta que el mismo lo estropeo todo.
¿cambiaría algo ser mejor perdona?
-si me lo cuentas y eres sincera, podría ayudarte... dime ¿a que has venido realmente aquí?
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Yer Noligma
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Re: Sacrificando la doncella al dragón [Cenicienta, Noligma y Hikari]
-La llave, por supuesto-Sonrió-La tendrás… -Pero no antes de que ella pudiese cogerla en sus propias manos y evaluase que merecía la pena entregarle la libertad. La perspectiva del sometimiento siempre resultaba demasiado grata y atractiva, y de algún modo pretendía hacerle pagar a ese mayordomo su descaro, al tratarla como a una cualquiera. No en vano, tendría que aprender que la traición se pagaba. Sus ínfulas de mujer vengativa eran mayores-Todo esto me parece bastante razonable-Aunque su desconfianza natural se disparaba abruptamente, ante la sugerencia de quedarse parada en el sitio esperando a que algo pasase-Aguardaré pues-Aseguró, parpadeando lentamente, con indiferencia. Obvio que mentía-Estoy ansiosa por saber cuales son los dos métodos de los que hablas.
Si bien la paciencia era la madre de la ciencia, eso no estaba estrechamente vinculado a obedecer órdenes que no considerase oportunas tener en cuenta. Y menos de una creatura como aquella, que tan retorcida había demostrado ser en ese momento. Se dice que cree el ladrón que todos son de su condición, y Morrigan no era ninguna excepción en semejante dicho popular. Había depositado un peso demasiado grande sobre sus hombros y el desequilibrio se intuía, a pesar de que el poder la llamaba como un susurro envolvente dentro de su cabeza.
Lo que veía a su alrededor había terminado por perder absolutamente su interés, al no reconocer ningún rostro en particular entre las maltrechas figuras de los muñecos, salvo por supuesto, Arawn. Parecía haberse colado en la guarida de un científico loco, en vez del poderoso brujo que se suponía gobernaba con mano dura desde el trono de negro. Agarró algunos artilugios, mirándolos con aire despectivo y volviéndolos a dejar en su sitio delicadamente ¿Había algo malo en curiosear a fin de cuentas? Nadie tenía por qué enterarse, y menos teniendo en cuenta que su confianza en el muñeco no era tal. La suave caricia de la araña sobre su cuello le arrancó una sonrisa maquiavélica mientras se acercaba hacia la puerta, bajo la cual se colaba una rendija de luz, rozando con el dedo la zona por la cual había pasado el arácnido. La daga seguía en su sitio.
Se acercó y giró el pomo con lentitud, consciente de que únicamente podía abrir la hoja en forma humana, pues a un cuervo le sería demasiado imposible soñar con deslizarla siquiera. Y cuando la rendija fue lo suficientemente amplia, se acercó para que el campo de visión se abriese a uno de sus ojos violetas, observando al interior con disimulo.
Si bien la paciencia era la madre de la ciencia, eso no estaba estrechamente vinculado a obedecer órdenes que no considerase oportunas tener en cuenta. Y menos de una creatura como aquella, que tan retorcida había demostrado ser en ese momento. Se dice que cree el ladrón que todos son de su condición, y Morrigan no era ninguna excepción en semejante dicho popular. Había depositado un peso demasiado grande sobre sus hombros y el desequilibrio se intuía, a pesar de que el poder la llamaba como un susurro envolvente dentro de su cabeza.
Lo que veía a su alrededor había terminado por perder absolutamente su interés, al no reconocer ningún rostro en particular entre las maltrechas figuras de los muñecos, salvo por supuesto, Arawn. Parecía haberse colado en la guarida de un científico loco, en vez del poderoso brujo que se suponía gobernaba con mano dura desde el trono de negro. Agarró algunos artilugios, mirándolos con aire despectivo y volviéndolos a dejar en su sitio delicadamente ¿Había algo malo en curiosear a fin de cuentas? Nadie tenía por qué enterarse, y menos teniendo en cuenta que su confianza en el muñeco no era tal. La suave caricia de la araña sobre su cuello le arrancó una sonrisa maquiavélica mientras se acercaba hacia la puerta, bajo la cual se colaba una rendija de luz, rozando con el dedo la zona por la cual había pasado el arácnido. La daga seguía en su sitio.
Se acercó y giró el pomo con lentitud, consciente de que únicamente podía abrir la hoja en forma humana, pues a un cuervo le sería demasiado imposible soñar con deslizarla siquiera. Y cuando la rendija fue lo suficientemente amplia, se acercó para que el campo de visión se abriese a uno de sus ojos violetas, observando al interior con disimulo.
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Morrigan
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Re: Sacrificando la doncella al dragón [Cenicienta, Noligma y Hikari]
- ¡¿Así que ni lo niegas?! -Lloro más descontrolada, ya que saber que estoy embarazada, sin ni siquiera saber quién podría ser el padre, es lo más indignante para una mujer- ¡Que dejes de llorar!
Le miro asustada, sólo sollozando luego de su grito. Lo observo, muy alto ya que estoy de rodillas, mientras sus ojos no dejan de observarme. Pestañeo un par de veces mientras él cambia su actitud, más paternal.
- No puedo contaros nada... -digo en un susurro- Hay una magia en mí que lo impi... -de pronto, mis labios se cierran de nuevo. Ya no me pongo tan nerviosa, que he aprendido que luego de unos momentos mis labios se vuelven a abrir, sin embargo, ni de lejos puedo decir que estoy acostumbrada.
- Si me lo cuentas y eres sincera, podría ayudarte... Dime ¿a que has venido realmente aquí? -Niego con mi cabeza, ya que los horrores que él puede practicarme no pueden ser peores que los que Lady Hellberg ya hizo conmigo. Para colmo de males, mis labios siguen cerrados.
Me levanto sólo para volver a sentarme en la cama desordenada, y suspiro. Eso de no saber en quién confiar y en quién no es de lo peor. El sr. Maleficus se ve alguien confiable, sin embargo, ya me he equivocado bien feo antes, por lo que lo miro sin esperanzas por mi futuro.
Le miro asustada, sólo sollozando luego de su grito. Lo observo, muy alto ya que estoy de rodillas, mientras sus ojos no dejan de observarme. Pestañeo un par de veces mientras él cambia su actitud, más paternal.
- No puedo contaros nada... -digo en un susurro- Hay una magia en mí que lo impi... -de pronto, mis labios se cierran de nuevo. Ya no me pongo tan nerviosa, que he aprendido que luego de unos momentos mis labios se vuelven a abrir, sin embargo, ni de lejos puedo decir que estoy acostumbrada.
- Si me lo cuentas y eres sincera, podría ayudarte... Dime ¿a que has venido realmente aquí? -Niego con mi cabeza, ya que los horrores que él puede practicarme no pueden ser peores que los que Lady Hellberg ya hizo conmigo. Para colmo de males, mis labios siguen cerrados.
Me levanto sólo para volver a sentarme en la cama desordenada, y suspiro. Eso de no saber en quién confiar y en quién no es de lo peor. El sr. Maleficus se ve alguien confiable, sin embargo, ya me he equivocado bien feo antes, por lo que lo miro sin esperanzas por mi futuro.
Re: Sacrificando la doncella al dragón [Cenicienta, Noligma y Hikari]
EL CUARTO DEL MAYORDOMO
la imagen del interior era nítida y clara, un conjunto de velas pegadas entre si alumbraban parte de la habitación.
Un viejo escritorio con varios escritos con letra negra y firme eran lo que podían verse, incluso podías leer el titulo que lo enmarcaba
"MECANISMO BASCULAR"
Parecían unos extraños estudios sobre medicina ¿que le importaría a el mayordomo la medicina? No es que el fuera a tener problemas basculares.
aparte de esos escritos habían varias herramientas sobre una mesita, ahora que tenias mas claro lo que buscabas, algunos de los instrumentos no eran mecánicos, sino material de medicina.
unas manoplas de cocina, jeringas, pinzas, un sangrador, varios ganchos alargados, serrucho para huesos, separador para las costillas, bisturí...sobretodo bisturís, los había de diferente tamaño y colocados en orden.
Todo el cuarto parecía tener un absoluto y estricto orden, ni una hoja sobresalía en los escritos, lisos y sin ninguna dobladura, el material estaba limpiamente colocado de forma bastante eficiente.
Incluso la cama estaba perfectamente colocada y limpiada, a pesar que era evidente de que nadie la usaba nunca.
Lo que hacia mas extraño la presencia de las manoplas en aquel lugar en el que no pintaban nada manoplas de cocina, pero solo había que recordar que el mayordomo aparte del pulgar, no tenia dedos.
¿pero? ¿para que los necesitaba?
fue entonces cuando un sonido desagradable se escucho en la habitación, como si alguien intentara hablar y no pudiera pronunciar palabra, como un gorgoteo temeroso.
Algo se movió levemente en las sombras, pero no sabrías que es sin entrar, pues había una cortina cubriendo esa zona, y la vela aumentaba las sombras haciéndolas casi inexpugnable, pero estaba claro, había alguien hay dentro.
CUARTO DE LAS MANZANAS
Noligma suspira algo desilusionado, había esperado un poco mas de.... ¡¿de que?! confianza?! quien iba a confiar en yer noligma el brujo mas malvado, loco y impredecible de Grim, quien había violado a tantas princesas, inconcluso a blancanieves la embarazada que llego a entrar en su vida.
¡¿por que iba a ser distinto?! ni blanca, ni esta chica, ni elsa... Noligma era un paria, un ser que debe ser aislado de todo y todos, un ser que lleva la desgracia y la destrucción allí adonde va.
Un dragón , que codicioso guarda todo aquello que cree valiosos para si.... si esa joven no se machaba acabaría siendo de su colección.
Nunca nadie lo sabría, pero noligma por una vez intento ser mucho mas humano que nunca antes lo había sido.
-siento no poder ayudaros entonces... sera mejor que os valláis
Noligma se acerco a la joven sollozante en la cama, y no pudo evitar acariciarle el pelo como se haría con un perro que gimotea triste llamare a los guardias para que preparen un carruaje para vos... hum,... ¿veníais con alguien no? si, vuestra asistenta, avisare de que sea avisada de vuestra partida
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Yer Noligma
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Re: Sacrificando la doncella al dragón [Cenicienta, Noligma y Hikari]
-La curiosidad mató al gato-Y Morrigan no quería ser ese gato.
Lo peor de todo era que, a pesar de que ella odiaba a los fisgones, su naturaleza la instaba a querer descubrir cualquier información de interés. Con el paso de los años había aprendido que ninguna moneda de cambio era tan valiosa como los secretos, y el conocimiento siempre proporcionaba a su poseedor una ventaja bastante sustanciosa. Ella quería saberlo siempre todo primero.
Parpadeó, observando desde la rendija con cierto recelo, sintiendo la caricia de las patas de la araña sobre su cuello. Su posición le otorgaba unas buenas vistas, pero como todo, insuficientes. Mmm, ¿Cómo sería más sensato proceder? Podía entrar y curiosear un poco, sólo como adelanto, pues no estaba segura de que el mayordomo no fuese a avisar a su amo en ese preciso instante de sus intenciones… Pero por eso, razón de más ara estarse quietecita. ¿Y si de buenas a primeras se veía acorralada? ¡Ah, pero eso no iba a pasar! El grupito de pendencieros duendecillos que conformaban la escasa guardia que había visto hasta ese momento, no le inspiraban el menor temor. Era del músico extravagante de quien se fiaba menos, y por supuesto, del autómata atrevido. ¿Cuántas cosas ignoraba de ese lugar? No le hacía ni pizca de gracia sentirse inferior en cuento a conocimientos, así que supuso que tendría que hacer una criba interesante en su red de contactos, desechando a los inútiles y quedándose con aquellos capaces de proporcionar información fiable. Difícil tesitura se abría ante ella, por lo que se dedicó a dar unos cuantos pasos más por la sala antes de atreverse a entrar. Se paró al lado del maniquí-acerico, y acarició el pomo de una de las espadas, tirando de ella, primero suavemente y luego con fuerza, hasta que la hoja mellada cedió y se liberó bajo sus manos. La analizó a la tenue luz, mirando el boquete que había guardado el golpe con siniestra fascinación… Se decía que algunos objetos podían recordar, pero desde luego esa magia tampoco estaba a su alcance.
Arrugó los labios irritada, y con cautela empezó a empujar con las yemas de los dedos la puerta, atenta al misterioso ruido. Se detuvo y volteó la testa rápidamente, atenta por si acaso alguien se acercaba, y volvió a hacer presión. La luz del interior se coló hacia la zona de las marionetas, revelando aquella sala de cirugías tan estrambótica. Como nigromante que era, Morrigan no tenía la mayor intención de recrearse en tales objetos, pues lo que servía para cercenarla carne y estropearla, hacía inútil posteriormente la reanimación. Miró el serrucho pero no lo tocó, así como la gran cantidad de bisturíes. Esta vez sí que se permitió el lujo de tocar uno de ellos, con tan mala suerte de que el filo hirió la piel del dedo. Lo soltó con rapidez y se lo llevó a la boca, cuando entonces alzó la vista y se fijó en otra cosa… Algo en lo que no había reparado al entrar.
-Oh...
Lo peor de todo era que, a pesar de que ella odiaba a los fisgones, su naturaleza la instaba a querer descubrir cualquier información de interés. Con el paso de los años había aprendido que ninguna moneda de cambio era tan valiosa como los secretos, y el conocimiento siempre proporcionaba a su poseedor una ventaja bastante sustanciosa. Ella quería saberlo siempre todo primero.
Parpadeó, observando desde la rendija con cierto recelo, sintiendo la caricia de las patas de la araña sobre su cuello. Su posición le otorgaba unas buenas vistas, pero como todo, insuficientes. Mmm, ¿Cómo sería más sensato proceder? Podía entrar y curiosear un poco, sólo como adelanto, pues no estaba segura de que el mayordomo no fuese a avisar a su amo en ese preciso instante de sus intenciones… Pero por eso, razón de más ara estarse quietecita. ¿Y si de buenas a primeras se veía acorralada? ¡Ah, pero eso no iba a pasar! El grupito de pendencieros duendecillos que conformaban la escasa guardia que había visto hasta ese momento, no le inspiraban el menor temor. Era del músico extravagante de quien se fiaba menos, y por supuesto, del autómata atrevido. ¿Cuántas cosas ignoraba de ese lugar? No le hacía ni pizca de gracia sentirse inferior en cuento a conocimientos, así que supuso que tendría que hacer una criba interesante en su red de contactos, desechando a los inútiles y quedándose con aquellos capaces de proporcionar información fiable. Difícil tesitura se abría ante ella, por lo que se dedicó a dar unos cuantos pasos más por la sala antes de atreverse a entrar. Se paró al lado del maniquí-acerico, y acarició el pomo de una de las espadas, tirando de ella, primero suavemente y luego con fuerza, hasta que la hoja mellada cedió y se liberó bajo sus manos. La analizó a la tenue luz, mirando el boquete que había guardado el golpe con siniestra fascinación… Se decía que algunos objetos podían recordar, pero desde luego esa magia tampoco estaba a su alcance.
Arrugó los labios irritada, y con cautela empezó a empujar con las yemas de los dedos la puerta, atenta al misterioso ruido. Se detuvo y volteó la testa rápidamente, atenta por si acaso alguien se acercaba, y volvió a hacer presión. La luz del interior se coló hacia la zona de las marionetas, revelando aquella sala de cirugías tan estrambótica. Como nigromante que era, Morrigan no tenía la mayor intención de recrearse en tales objetos, pues lo que servía para cercenarla carne y estropearla, hacía inútil posteriormente la reanimación. Miró el serrucho pero no lo tocó, así como la gran cantidad de bisturíes. Esta vez sí que se permitió el lujo de tocar uno de ellos, con tan mala suerte de que el filo hirió la piel del dedo. Lo soltó con rapidez y se lo llevó a la boca, cuando entonces alzó la vista y se fijó en otra cosa… Algo en lo que no había reparado al entrar.
-Oh...
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Morrigan
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Re: Sacrificando la doncella al dragón [Cenicienta, Noligma y Hikari]
Miro la tristeza en los ojos del dueño del castillo, sin embargo, por más que pronto mis labios se vuelvan a abrir, no puedo decir nada relacionado con mi contrato con Lady Hellberg...
- Siento no poder ayudaros entonces... Será mejor que os vayáis. -dice, y entonces me sorprende, ya que me acaricia la cabeza. ¿Quién me había acariciado la cabeza antes con tanta ternura? Sólo mi padre, tantos años atrás que sólo es un recuerdo borroso en mi mente. Levanto la mirada, y mis ojos celestes se encuentran con los oscuros ojos del señor del castillo- Llamaré a los guardias para que preparen un carruaje para vos... hum,... ¿veníais con alguien no? Si, vuestra asistenta, avisare de que sea avisada de vuestra partida.
Abro los ojos asustada, ya que mi misión era distraerlo y estoy fallando:
- ¡No me dejéis sola! -imploro levantándome- ¡Al menos llevadme en persona a la entrada de su castillo! -improviso una forma de entretenerlo, sin que sea del todo mentira, ya que lo prefiero a él que a cualquier otra criatura que habita en este lugar tan alejado del contacto humano.
Me pregunto entonces qué maldad estará haciendo Lady Hellberg. Me lleno entonces de ganas de decirle la verdad, sin embargo, un ligero dolor en la quemazón de mi seno derecho me fortalece el miedo y no digo nada al respecto.
- Siento no poder ayudaros entonces... Será mejor que os vayáis. -dice, y entonces me sorprende, ya que me acaricia la cabeza. ¿Quién me había acariciado la cabeza antes con tanta ternura? Sólo mi padre, tantos años atrás que sólo es un recuerdo borroso en mi mente. Levanto la mirada, y mis ojos celestes se encuentran con los oscuros ojos del señor del castillo- Llamaré a los guardias para que preparen un carruaje para vos... hum,... ¿veníais con alguien no? Si, vuestra asistenta, avisare de que sea avisada de vuestra partida.
Abro los ojos asustada, ya que mi misión era distraerlo y estoy fallando:
- ¡No me dejéis sola! -imploro levantándome- ¡Al menos llevadme en persona a la entrada de su castillo! -improviso una forma de entretenerlo, sin que sea del todo mentira, ya que lo prefiero a él que a cualquier otra criatura que habita en este lugar tan alejado del contacto humano.
Me pregunto entonces qué maldad estará haciendo Lady Hellberg. Me lleno entonces de ganas de decirle la verdad, sin embargo, un ligero dolor en la quemazón de mi seno derecho me fortalece el miedo y no digo nada al respecto.
Re: Sacrificando la doncella al dragón [Cenicienta, Noligma y Hikari]
Habitacion del mayordomo
Morrigan pudo vizlumbrar ... una persona, el parecio notar tu presencia y intento gimotear como pudo, pero sus sonidos sonaban desgarrados y secos, con mucho dolor.
Y no era de extrañar, una especie de cepo le obligaba a tener la boca muy habierta.
Dicho hombre estaba atado por varias cintas de cuero duro, y su cabeta sugetada con un casco y herramientas mecanicas.
Su boca estaba casi reseca y oscura por la sangre, se la veia muy vacia sin la lengua extirpada como podia ver en una vandeja al lado de la silla donde estaba atado el hombre, ademas de la dentadura, que estaba siendo sustituido por una especie de dentadura mecanica de filos pinchos como colmillos.
Un ojo tambien le habia sido arrancadoy sustituido por uno muy parecido al del mayordomo como un foco o una lente.
Ambos brazos estaban cortados, uno por el hombro y otro por el antebrazo, ambas heridas estaban vendadas y tratadas, asi que no parecian deverse a lo que le estuvieran haciendo.
En la vandeja unas manos metalicas con garras que sin duda cortarian lo que intentaran sostener, dieron a entender una cosa.
Noligma no era el unico que hacia marionetas, solo que las que hacia el mayordomo estaban muy vivas.
El trabajo era escrepuloso, las partes seccionadas menos los brazos , mostraban cortes precisos y meditados, pero en lo que refleja el orden, habia trasformado media mandibula, un ojo, habia returado algunos musculos del cuello y sustituido por piesas y igual en los muslos.... ¿por que toda ese caos? No deberia centrarse en una parte y luego en otra?
Un escrito en una mesa parecio esclarecerlo, al igual que el anterior, letra pulcra y intachable, aunque tenia manchas de sangre, parecia un cuaderno de trabajo, unas memorias o un libro de anotaciones.
"El ultimo sugeto del proyecto parece tener la fuerza suficientes para resistir el procedimiento, ademas de un caracter fuerte pero sobretodo su psicopatia y estado mental.
¿Alguien loco puede volverse loco? Con que no pierda las ganas de existir me bastara.
Aunque debo admitir que esta vez es diferente, no estoy tomando las precauviones que he tomado hasta ahora,,, ¿puede ser que la clara culpabilidad y su retorcido caracter permitan sobrepasar mi limite? Nunca he sentido piedad, pero nunca he torturado a los otros sugetos, a los que si podia les impedia que sufrieran mas de la cuenta.
Acaso espero la aprovacion del amo? O tal vez ... la de hikari? Que cuando vea el resultado final de mi obra no lamente que mantenga a este engendro con vida, sino vea lo miserable que seta el resto de la eternidad.
En cualquier caso, esto no es una buena noticia, yo no busco el reconocimiento, ni me deberia regodear en el dolor que inflinjo.
Por que en que me convierte eso? Yo no soy un loco, no soy un torturador, soy un visionario, y asi es como se me vera en el nuevo mundo."
HABITACION DE LAS MANZANAS
noligma vio como la joven suplico que la acompañara y fue entonces cuando cayo en la cortecia
-¡Que desconsiderado por mi parte! Debe de estar hambrienta... sera mejor que me encargue de que comais como minimo antes de seguir con el tema que os trae.
Si la iba a hechar como minimo que hablara bien de la hospitalidad del castillo.
-Seguidme por fabor.
Noligma guio a cenicienta hasta un comedor bastante amplio
-quereis comer algo en especial... mi cocinero puede prepararlo para usted.
Noligma fue a retirarse a la cocina y añadio
-¿Y a vuestra sirbienta? Supongo que tambien tendra hambre... la mandare a llamar.
Morrigan pudo vizlumbrar ... una persona, el parecio notar tu presencia y intento gimotear como pudo, pero sus sonidos sonaban desgarrados y secos, con mucho dolor.
Y no era de extrañar, una especie de cepo le obligaba a tener la boca muy habierta.
Dicho hombre estaba atado por varias cintas de cuero duro, y su cabeta sugetada con un casco y herramientas mecanicas.
Su boca estaba casi reseca y oscura por la sangre, se la veia muy vacia sin la lengua extirpada como podia ver en una vandeja al lado de la silla donde estaba atado el hombre, ademas de la dentadura, que estaba siendo sustituido por una especie de dentadura mecanica de filos pinchos como colmillos.
Un ojo tambien le habia sido arrancadoy sustituido por uno muy parecido al del mayordomo como un foco o una lente.
Ambos brazos estaban cortados, uno por el hombro y otro por el antebrazo, ambas heridas estaban vendadas y tratadas, asi que no parecian deverse a lo que le estuvieran haciendo.
En la vandeja unas manos metalicas con garras que sin duda cortarian lo que intentaran sostener, dieron a entender una cosa.
Noligma no era el unico que hacia marionetas, solo que las que hacia el mayordomo estaban muy vivas.
El trabajo era escrepuloso, las partes seccionadas menos los brazos , mostraban cortes precisos y meditados, pero en lo que refleja el orden, habia trasformado media mandibula, un ojo, habia returado algunos musculos del cuello y sustituido por piesas y igual en los muslos.... ¿por que toda ese caos? No deberia centrarse en una parte y luego en otra?
Un escrito en una mesa parecio esclarecerlo, al igual que el anterior, letra pulcra y intachable, aunque tenia manchas de sangre, parecia un cuaderno de trabajo, unas memorias o un libro de anotaciones.
"El ultimo sugeto del proyecto parece tener la fuerza suficientes para resistir el procedimiento, ademas de un caracter fuerte pero sobretodo su psicopatia y estado mental.
¿Alguien loco puede volverse loco? Con que no pierda las ganas de existir me bastara.
Aunque debo admitir que esta vez es diferente, no estoy tomando las precauviones que he tomado hasta ahora,,, ¿puede ser que la clara culpabilidad y su retorcido caracter permitan sobrepasar mi limite? Nunca he sentido piedad, pero nunca he torturado a los otros sugetos, a los que si podia les impedia que sufrieran mas de la cuenta.
Acaso espero la aprovacion del amo? O tal vez ... la de hikari? Que cuando vea el resultado final de mi obra no lamente que mantenga a este engendro con vida, sino vea lo miserable que seta el resto de la eternidad.
En cualquier caso, esto no es una buena noticia, yo no busco el reconocimiento, ni me deberia regodear en el dolor que inflinjo.
Por que en que me convierte eso? Yo no soy un loco, no soy un torturador, soy un visionario, y asi es como se me vera en el nuevo mundo."
HABITACION DE LAS MANZANAS
noligma vio como la joven suplico que la acompañara y fue entonces cuando cayo en la cortecia
-¡Que desconsiderado por mi parte! Debe de estar hambrienta... sera mejor que me encargue de que comais como minimo antes de seguir con el tema que os trae.
Si la iba a hechar como minimo que hablara bien de la hospitalidad del castillo.
-Seguidme por fabor.
Noligma guio a cenicienta hasta un comedor bastante amplio
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Noligma fue a retirarse a la cocina y añadio
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