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Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
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Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
Lugar: planta baja de la taberna Snuggly Duckling
Momento: una noche de luna llena y lobos hambrientos.
- Ya falta poco, no tardará en llegar - se decía a sí mismo.
Era ya la decimocuarta vez que lo repetía. Jack había llegado a aquel antro de mala muerte demasiado temprano, pero lo que más le impacientaba era que había encontrado a un posible cliente potencial para colocarle las judías y recuperar el dinero que le estafaron. Tan sólo se había tomado dos cervezas (a cuenta del sujeto de detrás suyo, aprovechando que estaba ebrio y medio dormido) debido a que necesitaría estar en plenas condiciones físicas y mentales para sacarle el máximo partido a su negocio (le había dicho al comprador que las judías concedían deseos cuando las plantaban).
Fijó la mirada en una mancha que había en el techo de aquella taberna, en un intento desesperado para matar el aburrimiento.
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jacobo
Soldado de Lindert
Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
Sabía que llegaba tarde, de hecho, era intencionado. La urraca permanecía posada sobre el cuerno de la calavera de ciervo que había justo en la entrada de la taberna, mirando con sus ojos inquietos a todo aquel que entraba sin perder un sólo detalle. Había localizado a su victima y este llevaba dentro al menos una media hora más de la hora que habían acordado verse a través de los contactos pertinentes, y todavía no se había dignado a salir. Eso era una muy buena señal.
No, Morrigan no solía ser impuntual, de hecho no había nada que detestase mas que la falta de compromiso de otros, pero ella se había tomado la libertad de hacerse de rogar un poco. Pretendía hacer esperar a aquel infeliz, lo suficiente como para que se desesperase con la venta y estuviese un poco más dispuesto a una negociación rápida sobre el producto, que en teoría, le iba a canjear. Era una estrategia comercial previamente estudiada. No en vano, Morrigan llevaba un negocio, que no se había levantado sólo con una sonrisa. Decidió que el interesado ya había sufrido bastante, y levantó el vuelo hasta perderse entre algunos árboles cercanos, de los cuales emergió una mujer pulcramente vestida de negro, con una capa de viaje oscura que si bien estaba algo desgastada, parecía de buena calidad. No llevaba adornos de ningún tipo, pues no deseaba llamar la atención. Ya de por sí, que una mujer como ella entrase en semejante antro de mala muerte, era todo un acontecimiento.
Movió la puerta, y los goznes chirriaron al abrirle paso, dibujando una cuña de clara luz en la entrada inmediata. La mujer dio pasos firmes pero lentos, con la seguridad de quien ha visitado el lugar más de una vez. Apartó una de las sillas y se sentó con naturalidad, mirando el rostro distraido de su cliente con expresión tranquila. Apoyó los codos sobre la mesa, con cuidado de que una mancha de cerveza no impregnase la manga de su vestido, y se aclaró la garganta.
-¿Desea algo, señora?-Preguntó un joven camarero, de pelirroja barba incipiente.
-Señorita-Lo corrigió-Por favor, sirvame lo mismo que al caballero, y póngale a el otra copa. Y si no es mucha molestia, me gustaría que corriese las cortinas, el señor y yo vamos a tener una conversación privada-Le guiñó un ojo con descaro al muchacho, y este se apremió a obedecer sus órdenes con una velocidad casi inhumana. Miró al moreno y le sonrió con la sonrisa numero tres de su repertorio de muecas falsas-Ruego me permita compensarle por mi falta de puntualidad. Los caminos no son lugares para una mujer solitaria como yo... No nos conocemos, por supuesto, permitame presentarme, mi nombre es Archren-Mintió. No sacaría el tema a colación de momento, le gustaba torear un poco al personal antes de estar segura de mover sus fichas.
No, Morrigan no solía ser impuntual, de hecho no había nada que detestase mas que la falta de compromiso de otros, pero ella se había tomado la libertad de hacerse de rogar un poco. Pretendía hacer esperar a aquel infeliz, lo suficiente como para que se desesperase con la venta y estuviese un poco más dispuesto a una negociación rápida sobre el producto, que en teoría, le iba a canjear. Era una estrategia comercial previamente estudiada. No en vano, Morrigan llevaba un negocio, que no se había levantado sólo con una sonrisa. Decidió que el interesado ya había sufrido bastante, y levantó el vuelo hasta perderse entre algunos árboles cercanos, de los cuales emergió una mujer pulcramente vestida de negro, con una capa de viaje oscura que si bien estaba algo desgastada, parecía de buena calidad. No llevaba adornos de ningún tipo, pues no deseaba llamar la atención. Ya de por sí, que una mujer como ella entrase en semejante antro de mala muerte, era todo un acontecimiento.
Movió la puerta, y los goznes chirriaron al abrirle paso, dibujando una cuña de clara luz en la entrada inmediata. La mujer dio pasos firmes pero lentos, con la seguridad de quien ha visitado el lugar más de una vez. Apartó una de las sillas y se sentó con naturalidad, mirando el rostro distraido de su cliente con expresión tranquila. Apoyó los codos sobre la mesa, con cuidado de que una mancha de cerveza no impregnase la manga de su vestido, y se aclaró la garganta.
-¿Desea algo, señora?-Preguntó un joven camarero, de pelirroja barba incipiente.
-Señorita-Lo corrigió-Por favor, sirvame lo mismo que al caballero, y póngale a el otra copa. Y si no es mucha molestia, me gustaría que corriese las cortinas, el señor y yo vamos a tener una conversación privada-Le guiñó un ojo con descaro al muchacho, y este se apremió a obedecer sus órdenes con una velocidad casi inhumana. Miró al moreno y le sonrió con la sonrisa numero tres de su repertorio de muecas falsas-Ruego me permita compensarle por mi falta de puntualidad. Los caminos no son lugares para una mujer solitaria como yo... No nos conocemos, por supuesto, permitame presentarme, mi nombre es Archren-Mintió. No sacaría el tema a colación de momento, le gustaba torear un poco al personal antes de estar segura de mover sus fichas.
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Morrigan
Noble de Marshovia y Nigromante
Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
Y por fin la mujer se presentó. Se desconcertó un poco cuando aquella mujer se plantó en frente suya, pues no la había visto jamás en su vida y ella a el parecía que tampoco. Pero un cliente es un cliente y deshacerse de las judías tenía prioridad. Respondía al nombre de Archren.
"Es la primera vez que oigo un nombre tan absurdo" dijo para sí mismo "pero ahora no debo pensar en eso, padre dijo que para que todo acuerdo salga bien, debes respetar y ser considerado con los demás".
- Eeehh, si, encantado; mi nombre es Jacobo, Madame Archren, es un placer para mí el conocerla - se presentó vulgarmente - lamento que tengamos que vernos en semejante tugurio. ¿Os ha surgido algún imprevisto en el camino? Casi pensé que no íbais a aparecer - preguntó, debido a su demora.
"Es la primera vez que oigo un nombre tan absurdo" dijo para sí mismo "pero ahora no debo pensar en eso, padre dijo que para que todo acuerdo salga bien, debes respetar y ser considerado con los demás".
- Eeehh, si, encantado; mi nombre es Jacobo, Madame Archren, es un placer para mí el conocerla - se presentó vulgarmente - lamento que tengamos que vernos en semejante tugurio. ¿Os ha surgido algún imprevisto en el camino? Casi pensé que no íbais a aparecer - preguntó, debido a su demora.
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jacobo
Soldado de Lindert
Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
-El placer es todo mío, señor Jacobo. Curioso nombre el vuestro, ¿Os importa que os tutee? La formalidad puede llegar a ser un tanto estresante, y nuestros negocios requieren de una mayor cercanía, estamos a punto de intercambiar algo muy importante. No sé si me entiende-Comentó la mujer levantando una ceja, jugueteando con un rizo oscuro entre sus dedos largos. Dejó su entretenimiento para esbozar una sonrisa ladina, y mantener un contacto visual más intenso. El tal Jacobo era robusto, aunque parecía necesitar urgentemente una ducha y un buen afeitado. Era lo que tenía al tratar con las gentes de los suburbios. Ignoraba de donde procedía semejante individuo, pero desde luego no había salido de la corte de la reina de corazones-Os agradezco la preocupación. Mi viaje ha sido tranquilo y sin sobresaltos, por suerte. Ya sabe como son los caminos, y cualquier precaución que pueda tomar una pobre mujer como yo es poca...-Exageraba, era obvio. El único inconveniente había sido un halcón que se había creído lo suficiente inteligente como para tratar de cazarla en su forma de urraca, pero Morrigan había dado muy buena cuenta de él-El lugar es lo de menos, señor Jacobo. ¿Me permite ir al grano? Me gustaría ver de primera mano el género.
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Morrigan
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Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
"¿Quiere tutearme tan pronto? Eso es que le pongo cantidad" fue lo primero que pensó inocentemente Jacobo. Sus gestos faciales no hacían mas que avivar la llama de la falsa esperanza que tenía. "Aguarda, Jack, está usando sus trucos de mujer para meterte en su saco. Madre siempre decía que nunca te fíes de alguien de la ciudad; y padre decía que nunca te fíes de una mujer. Y esta persona cumple ambos requisitos, así que usaré su mismo truco contra ella. Desplegaré todos mis encantos masculinos y viriles" maquinó.
- Tiene razón señorita, iré al grano - afirmó - no hace falta que lo siga ocultando, ya he descubierto su secreto: se que está completamente enamoradia de mí.
- Tiene razón señorita, iré al grano - afirmó - no hace falta que lo siga ocultando, ya he descubierto su secreto: se que está completamente enamoradia de mí.
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jacobo
Soldado de Lindert
Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
Morrigan desplegó su sonrisa número cuatro al ver que el tal Jacobo cedía fácilmente. Estaba deseosa de ver ese presunto artículo de interés que se suponía podría ser de utilidad para la bruja. Parecía tan desesperado como ella había querido que estuviese, lo cual era una buenísima noticia. La mujer tamborileó con sus largas uñas negras sobre la superficie, antaño barnizada, que ahora presentaba arañones y suciedad incrustada. El mozo le trajo la bebida en un momento clave de tensión, dejando un par de vasos de madera sobre la mesa y marchándose con presura; Morrigan tomó el suyo, y dio un sorbo por aquella zona que no tenía rastros de sangre... Casi se atragantó.
-¿Perdone?-Tosió y gotas de vino salieron de su garganta, de una forma poco cuidada, nada que ver con sus modales refinados. La mujer sacó un pañuelo de uno de los pliegues de su capa y se secó los labios y la barbilla apresuradamente para no comprometer su imagen-No sea bobo, señor Jacobo-Tenía que recuperar el control. Aquel mentecato lo estaba malinterpretando todo, poniendo en compromiso el negocio inicial. Se apoyó contra la mesa, hecho que marcó aún más la silueta de sus senos, cruzando los brazos delante de su rostro y apoyando la cabeza en sus manos-¿Qué le hace pensar tal disparate?-Inquirió sutil, borrando de su cara cualquier rastro de crispación o burla. Los cerdos siempre se creían que ella estaba tan desesperada por yacer con ellos, así que le soltaría la cuerda un poco más, hasta que le sirviese de utilidad.
-¿Perdone?-Tosió y gotas de vino salieron de su garganta, de una forma poco cuidada, nada que ver con sus modales refinados. La mujer sacó un pañuelo de uno de los pliegues de su capa y se secó los labios y la barbilla apresuradamente para no comprometer su imagen-No sea bobo, señor Jacobo-Tenía que recuperar el control. Aquel mentecato lo estaba malinterpretando todo, poniendo en compromiso el negocio inicial. Se apoyó contra la mesa, hecho que marcó aún más la silueta de sus senos, cruzando los brazos delante de su rostro y apoyando la cabeza en sus manos-¿Qué le hace pensar tal disparate?-Inquirió sutil, borrando de su cara cualquier rastro de crispación o burla. Los cerdos siempre se creían que ella estaba tan desesperada por yacer con ellos, así que le soltaría la cuerda un poco más, hasta que le sirviese de utilidad.
- Off:
- No seas rencoroso y no tardes tanto en responderme ¬¬
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Morrigan
Noble de Marshovia y Nigromante
Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
La respuesta a la estrategia de Jacobo pareció haberla cogido por sorpresa, cosa que parecía más que evidente que iba a ocurrir. Archren intentaba mantenerse cerrada a Jacobo, o eso era lo que él creía.
- Vamos, colocáis un biombo para que nadie más pueda vernos, reserváis la mesa más alejada y me citáis en una taberna donde ningún noble... - la miró de arriba a bajo - que es lo que creo que sóis; se atrevería a entrar. Tanto secretismo me inquietaba.
Jacobo meditó en silencio durante unos segundos. La postura de su "cliente" hacia él ya estaba más que establecida. Ahora sólo quedaba la parte crucial: el verdadero motivo de aquella cita nocturna.
- ¿Sabe? Dejémonos ya de rodeos inútiles, pues ambos sabemos que lo único importante es lo que hay dentro de - mostró el saco de las judías que guardaba cerca de su pecho (por si lo apuñalaban o algo por el estilo alguna vez) - esto...
Lo lanzó al aire, con la mala suerte de que, al caer, una de las judías se salió del saco y cayó a la mesa.
- No es lo que parece, verás – intentó explicarse – estas judías son mágicas; conceden cualquier tipo de deseo imaginable.
- Vamos, colocáis un biombo para que nadie más pueda vernos, reserváis la mesa más alejada y me citáis en una taberna donde ningún noble... - la miró de arriba a bajo - que es lo que creo que sóis; se atrevería a entrar. Tanto secretismo me inquietaba.
Jacobo meditó en silencio durante unos segundos. La postura de su "cliente" hacia él ya estaba más que establecida. Ahora sólo quedaba la parte crucial: el verdadero motivo de aquella cita nocturna.
- ¿Sabe? Dejémonos ya de rodeos inútiles, pues ambos sabemos que lo único importante es lo que hay dentro de - mostró el saco de las judías que guardaba cerca de su pecho (por si lo apuñalaban o algo por el estilo alguna vez) - esto...
Lo lanzó al aire, con la mala suerte de que, al caer, una de las judías se salió del saco y cayó a la mesa.
- No es lo que parece, verás – intentó explicarse – estas judías son mágicas; conceden cualquier tipo de deseo imaginable.
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jacobo
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Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
-Vaya-Dijo, reclinándose hacia detrás y apoyándo los brazos sobre la silla en una postura nada sutil y relajada, demasiado provocativa-Veo que me encuentro ante todo un señor observador-Comentó con cierta nota de sarcasmo en su voz aterciopelada. Excelente, otro palurdo que babeaba más que hablaba, uno de esos perros que podría someter con un par de palabras acertadas y unas palmaditas en la cabeza. Los hombres eran TAN simples, que a veces Morrigan se sorprendía de ello, pero no negaría que le divertía ejercer ese tipo de influencias sobre ellos, jugueteando hasta que se cansase y no tuviese reparos en deshacerse de ellos como quien tira a la basura un zapato viejo. Le dejaría que se pensase lo que quisiese, sólo un poco más para alimentar su ego de arpía-Soy toda oídos, mi estimado Jacobo-Soltó un poco de sedal, confiando en poder intrigarlo con su tuteo repentino. Claro que ella ya le había avisado. Posiblemente, si lo seducía, el negocio fuese aún más fácil de lo que había creído, aunque no le gustaba tener que dejarse sobar por un animal como aquel. El tipo se sacó algo de la chaqueta, un saco raído que le mostró con el cuidado de quien enseña una elaborada pieza de oro, o un diamante tallado a mano en cuya superficie se reflectase el sol. Pero para la bruja no era más que un trasto inútil. Claro que no debía juzgarlo por las apariencias, que siempre engañaban a los que creían ser más inteligentes, ¿Quién si no, al verla, iba a pensar que había sido algo más que el caldero de una bruja? Ni se inmutó ante su torpeza, propia de un haragán de la calle que trataba de impresionarla con un truco barato de feria, y una pequeña semilla escapó del amparo del saco, cayendo a escasos centímetros de Morrigan sobre la mesa. Por poco no rozó el charco de cerveza. Alzó una ceja negrísima, mientras mantenía su rostro imperturbable por unos instantes, antes de dejar que la mueca de una sonrisa escueta tirase de sus labios rojos-¿Mágicas decís, señor Jacobo?-Se hizo hacia delante, cruzando los brazos delante de la mesa con gesto provocador, agarrando la judía entre sus dedos y permitiéndose el lujo de examinarla, como si pudiese ver a través de ella. Una habichuela normal y corriente, quizás algo seca, y desde luego de esas que producían gases tras comerlas. Un timo bastante habitual que no la sorprendió en absoluto, vender algo cutre alegando que poseía propiedades asombrosas, en el cual la mayoría de los ineptos caían como moscas en la miel. Puede que ese tipo antaño hubiese sido una víctima, o simplemente pensase que podría ganar dinero fácil a base de la ignorancia ajena-¿Sabéis lo que pienso?-Inquirió con una sonrisa traviesa y afilada, que dejó ver sus dientes blancos, mientras se inclinaba más hacia delante si cabe para que sus pechos se marcasen bien-Creo que estáis intentando estafarme, mi querido amigo.
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Morrigan
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Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
Jacobo arqueaba las cejas cada vez que Archren se le insinuaba. "Esta quiere tema conmigo, esta más salida que el pico de una mesa. Supongo que así serán los nobles" se decía a si mismo.
- ¡¿Estafa, estafa?! - exclamó Jacobo, levantándose bruscamente de la silla y apoyando las manos contra la mesa.
Si, era cierto que eran mágicas, aunque "no siempre" hacían lo que su dueño quería; así que en cierto modo, visto desde un punto de vista objetivo y siempre pensando con total parcialidad se podría decir que si, era una estafa... pero de las buenas.
- Mi señora, os juro que estas judías son mágicas; es más, os lo voy a demostrar ahora mismo - dijo muy convencido.
Cogió el vaso de vino que tenía frente a él y se lo bebió de un trago. Acto seguido acercó la mano a un agujero de la pared que daba al exterior; cogió un puñado de tierra y lo echó dentro del vaso. Luego cogió otra semilla del saco y la introdujo en aquella "maceta" recién improvisada.
- Preparaos para ver algo brillante - anunció.
La tierra estaba húmeda, por lo que no hizo falta ni el agua (aquellas malditas crecían con casi nada). En cuestión de segundos ya se veía el tallo de la planta; y en un minuto la vaina de judías tenía el doble de tamaño de una normal. Pero ahí no acabo la cosa, además comenzó a emitir una luz muy brillante; tanto que cegaba a los que la miraban directamente.
- ¿Veis?... ¡Brilla!... Esto ilumina lo mismo que 30 antorchas... Podéis usarlo para iluminar...un salón enorme - intentaba decir Jacobo mientras se tapaba los ojos con las manos, pues la luz era demasiado intensa, incluso parecía que en aquel rincón de la taberna era de día - y cuando no la necesitéis (porque su efecto es casi infinito) podéis...venderla como artículo mágico...porque cada una de estas es...única.
Intentaba ver a Archren, pero era imposible con ese resplandor cegador, por lo que cogió un trapo y cubrió la planta. Por las rendijas y agujeros que tenía salían algo muy peligrosamente similar a rayos del mismo sol.
- ¡¿Estafa, estafa?! - exclamó Jacobo, levantándose bruscamente de la silla y apoyando las manos contra la mesa.
Si, era cierto que eran mágicas, aunque "no siempre" hacían lo que su dueño quería; así que en cierto modo, visto desde un punto de vista objetivo y siempre pensando con total parcialidad se podría decir que si, era una estafa... pero de las buenas.
- Mi señora, os juro que estas judías son mágicas; es más, os lo voy a demostrar ahora mismo - dijo muy convencido.
Cogió el vaso de vino que tenía frente a él y se lo bebió de un trago. Acto seguido acercó la mano a un agujero de la pared que daba al exterior; cogió un puñado de tierra y lo echó dentro del vaso. Luego cogió otra semilla del saco y la introdujo en aquella "maceta" recién improvisada.
- Preparaos para ver algo brillante - anunció.
La tierra estaba húmeda, por lo que no hizo falta ni el agua (aquellas malditas crecían con casi nada). En cuestión de segundos ya se veía el tallo de la planta; y en un minuto la vaina de judías tenía el doble de tamaño de una normal. Pero ahí no acabo la cosa, además comenzó a emitir una luz muy brillante; tanto que cegaba a los que la miraban directamente.
- ¿Veis?... ¡Brilla!... Esto ilumina lo mismo que 30 antorchas... Podéis usarlo para iluminar...un salón enorme - intentaba decir Jacobo mientras se tapaba los ojos con las manos, pues la luz era demasiado intensa, incluso parecía que en aquel rincón de la taberna era de día - y cuando no la necesitéis (porque su efecto es casi infinito) podéis...venderla como artículo mágico...porque cada una de estas es...única.
Intentaba ver a Archren, pero era imposible con ese resplandor cegador, por lo que cogió un trapo y cubrió la planta. Por las rendijas y agujeros que tenía salían algo muy peligrosamente similar a rayos del mismo sol.
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jacobo
Soldado de Lindert
Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
Morrigan no se inmutó cuando Jacobo se incorporó haciendo gala de su falta de delicadeza y poco aplomo. Bingo. Si no hubiese reaccionado tan mal a su sugerencia, no hubiese quedado en evidencia cuales eran sus verdaderas intenciones, y Morrigan se guardó para sí una sonrisa de perversa satisfacción al pillarlo con las manos en la masa. Qué estúpido, para llevar a cabo ese tipo de estafas había que saber jugar, y Jacobo no tenía ni idea. Ni siquiera era capaz de guardar las apariencias, lo cual le daba una gran ventaja a la bruja.
-Juráis en vano-Atajó con superioridad-Demostrádmelo-La posición ventajosa hacía que la arrogancia de Morrigan se trasluciese a intervalos, escondida tras una cortina de humo con forma de susceptibilidad.
El moreno apuró su copa velozmente, y ella tomó su vaso, limitándose a dar un sutil sorbo para aclararse la garganta. Que nervioso estaba… De lo contrario no se escudaría en la bebida. Era tan divertido ver a los demás sufrir cuando sus alternativas se acababan, y estaba deseosa por ver cómo pensaba salir del atolladero. Pobrecito, era tan simple y rústico… No estaba hecho para enfrentarse a ella en un duelo de intelecto. Jacobo cogió una de las semillas y la metió en el vaso, arrojando un poco de tierra sucia dentro de ella. Morrigan lo miró sin interés, aburrida, pues nada de lo que pudiese hacer podría sorprenderla a esas alturas. La forma que tenía de mendigar su atención era tan lamentable que casi le daba lástima. Casi.
La planta germinó en cuestión de segundos, para su asombro, revelando una vaina que empezó a emitir un fulgor molesto que la obligó a cerrar los ojos. ¿Es que acaso era rematadamente idiota? ¿Qué pretendía con eso? Su aversión a la luz no era una novedad, y la demostración hizo que sintiese menos estima aún por ese plebeyo.
¿Brillante? Curioso, ella lo calificaría mejor como patético, cutre y ofensivo a su inteligencia. Ese no era un mal negocio, simplemente era pésimo. No le había mentido, pero el producto que pretendía encasquetarle dejaba muchísimo que desear. Suspiró, tendría que despedir a la chica que le había conseguido el contacto, y cuando pensaba en despedir se refería a eliminar. No le gustaban los incompetentes que le hiciesen perder el tiempo, pues no pagaba por enlaces defectuosos e informaciones contaminadas.
Jacobo se apresuró a cubrir con una mugrienta tela la planta, dándole un aspecto rojizo a medida que la luz escapaba por sus fibras.
-Lástima que no disponga de salones de semejante tamaño, señor-Dijo falsamente compungida-Y desgraciadamente no es mi intención empezar a cazar vampiros-Ironizó, burlándose de su ridiculez-¿Eso es todo?-Negó con la cabeza, amenazando con levantarse y marcharse-Tal vez en otra ocasión… A no ser que esta “cosa”-No merecía otro nombre-sea capaz de curar heridas o volver atrás en el tiempo-Lo miró con intensidad, con un brillo divertido en sus ojos-Decidme, ¿Lo hace?-Creía conocer la respuesta, por lo que se precipitó en esbozar una mueca de crueldad-Por supuesto que no.
-Juráis en vano-Atajó con superioridad-Demostrádmelo-La posición ventajosa hacía que la arrogancia de Morrigan se trasluciese a intervalos, escondida tras una cortina de humo con forma de susceptibilidad.
El moreno apuró su copa velozmente, y ella tomó su vaso, limitándose a dar un sutil sorbo para aclararse la garganta. Que nervioso estaba… De lo contrario no se escudaría en la bebida. Era tan divertido ver a los demás sufrir cuando sus alternativas se acababan, y estaba deseosa por ver cómo pensaba salir del atolladero. Pobrecito, era tan simple y rústico… No estaba hecho para enfrentarse a ella en un duelo de intelecto. Jacobo cogió una de las semillas y la metió en el vaso, arrojando un poco de tierra sucia dentro de ella. Morrigan lo miró sin interés, aburrida, pues nada de lo que pudiese hacer podría sorprenderla a esas alturas. La forma que tenía de mendigar su atención era tan lamentable que casi le daba lástima. Casi.
La planta germinó en cuestión de segundos, para su asombro, revelando una vaina que empezó a emitir un fulgor molesto que la obligó a cerrar los ojos. ¿Es que acaso era rematadamente idiota? ¿Qué pretendía con eso? Su aversión a la luz no era una novedad, y la demostración hizo que sintiese menos estima aún por ese plebeyo.
¿Brillante? Curioso, ella lo calificaría mejor como patético, cutre y ofensivo a su inteligencia. Ese no era un mal negocio, simplemente era pésimo. No le había mentido, pero el producto que pretendía encasquetarle dejaba muchísimo que desear. Suspiró, tendría que despedir a la chica que le había conseguido el contacto, y cuando pensaba en despedir se refería a eliminar. No le gustaban los incompetentes que le hiciesen perder el tiempo, pues no pagaba por enlaces defectuosos e informaciones contaminadas.
Jacobo se apresuró a cubrir con una mugrienta tela la planta, dándole un aspecto rojizo a medida que la luz escapaba por sus fibras.
-Lástima que no disponga de salones de semejante tamaño, señor-Dijo falsamente compungida-Y desgraciadamente no es mi intención empezar a cazar vampiros-Ironizó, burlándose de su ridiculez-¿Eso es todo?-Negó con la cabeza, amenazando con levantarse y marcharse-Tal vez en otra ocasión… A no ser que esta “cosa”-No merecía otro nombre-sea capaz de curar heridas o volver atrás en el tiempo-Lo miró con intensidad, con un brillo divertido en sus ojos-Decidme, ¿Lo hace?-Creía conocer la respuesta, por lo que se precipitó en esbozar una mueca de crueldad-Por supuesto que no.
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Morrigan
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Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
- ¡Por supuesto que sí! - exclamó Jacobo al mismo tiempo.
De pronto sucedió algo inesperado, el trapo que cubría comenzó a arder.
- Oh, oh – dijo Jack, aquello tenía muy mala pinta.
En cuestión de segundos el vaso entero era un pilar de fuego.
- ¡Socorro, socorro! – exclamaba, mientras agitaba los brazos como un poseso y corría en círculos - ¡necesitamos aguaaa!
Presa del pánico, cogió el vaso ardiendo y lo lanzó por la ventana que estaba junto a su mesa; sin tener en cuenta que esta se encontraba cerrada, lo que incendió las cortinas, cerca de las cuales se encontraba Archren. Jacobo cogió una jarra y vertió su contenido sobre las cortinas, para su desgracia no era una jarra lo que lanzó, sino una lámpara de aceite; lo que provocó un fogonazo aún mayor. Se acarició la perilla con la mano.
- Interesante… ¡A CORREEEEEEER! – exclamó, y saltó detrás de la barra.
De pronto sucedió algo inesperado, el trapo que cubría comenzó a arder.
- Oh, oh – dijo Jack, aquello tenía muy mala pinta.
En cuestión de segundos el vaso entero era un pilar de fuego.
- ¡Socorro, socorro! – exclamaba, mientras agitaba los brazos como un poseso y corría en círculos - ¡necesitamos aguaaa!
Presa del pánico, cogió el vaso ardiendo y lo lanzó por la ventana que estaba junto a su mesa; sin tener en cuenta que esta se encontraba cerrada, lo que incendió las cortinas, cerca de las cuales se encontraba Archren. Jacobo cogió una jarra y vertió su contenido sobre las cortinas, para su desgracia no era una jarra lo que lanzó, sino una lámpara de aceite; lo que provocó un fogonazo aún mayor. Se acarició la perilla con la mano.
- Interesante… ¡A CORREEEEEEER! – exclamó, y saltó detrás de la barra.
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jacobo
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Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
¿Como se podía ser tan patán? Jacobo la sorprendía por momentos con su estupidez, propia de un simio de las cavernas. En cuestión de segundos se las había apañado para prenderle fuego a las cortinas que cubrían las ventanas, levantando una axfisiante nube de humo negro que no tardaría en arrastarse bajo el biombo y llegar al resto del local. Pero si pensaba que iba a distraerla, se equivocaba con creces. Nadie engañaba a Morrigan, y desde luego no pensaba regresar con las manos vacías. Aprovechando su estado de pánico, Morrigan se lanzó contra el con desespero, derribándolo en el suelo y cayendo justo encima tras la barra. Con dedos ansiosos, urgo en su camisa mientras que con la diestra inmovilizaba su brazo para que no se resístese.
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Morrigan
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Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
Doy un resoplido... Finaliza mi día libre, pero no he ido al Poney Pisador a ninguna hora... Debo esperar un rato antes de ir allá de nuevo, por lo menos el tiempo necesario para que Babette no esté tan enojada conmigo que me prohiba ir allá por siempre. Es de los pocos lugares que frecuentaba cuando era el contramaestre del Revenge y que aún puedo visitar ahora que soy el capataz de Lady Katrina.
Es por ello que doy un resoplido, porque estoy tomando mi cebada en otra taberna, incluso lejos del puerto, en el extremo más alejado de la aldea. El lugar se ve mucho más salvaje que el local de las Bimbette, y debo mantener las distancias para evitar provocaciones y peleas de los demás clientes.
Pero no logro evitar soltar un silbido cuando veo una hermosa mujer entrando. No es una aldeana cualquiera, sino que es de un tipo más como de la nobleza, pero no puedo entretenerme mirándola porque el camarero cierra la cortina, y ella conversará en privado con el tipo de las casacas peludas.
Resoplido.
Mi situación con mi patrona va cada vez mejor, lo que es desconcertante si me detengo a pensar que no puedo dejar de pensar en ella como hembra, tan linda y delicada que es... Pero no debo dejar que ella se de cuenta, que sino me echará y ahí sí que sufriré sin poder verla siquiera...
Mis pensamientos regresan al "aquí y ahora" cuando una luz fuerte me llama la atención. Empiezo a buscar la fuente y rápidamente mis ojos me muestran la mesa que está cerrada con cortinas para privacidad. No tardo en oír que las voces se transforman en gritos, y pronto el fuego explica lo fuerte de la luz.
¿Fuego? ¡Fuego no! Recuerdo el pánico que sentí en el mar varias veces cuando nuestros enemigos trataban de quemar nuestro querido Revenge. Pero empecé a superar las crisis una vez que oí burlas de que los caballos siempre se asustan del fuego, y que son inútiles en ese sentido... Seré pequeño, bueno, lo era, pero nadie me llama de cobarde, por lo que reemplacé el pánico por baldes. Baldes de agua. Y adiós fuego.
Ahora no iba a ser diferente. Me levanto y veo un balde de aseo, lleno de agua... sucia, pero agua al fin y al cabo, y soltando resoplidos me dirijo a mojar el fuego. Apunto y el fuego chilla herido. Entonces, sólo entonces, me fijo que la hermosa dama está en el suelo, arriba del tipo de las casacas peludas. Vuelvo a mirar el fuego, agónico en vapores, y más tranquilo y a salvo del enemigo, le pregunto a la dama:
- ¿Necesita ayuda? -sin embargo, ahora que estoy más calmo me fijo que quién parece necesitar ayuda es él.
OFF: ¿El agua sucia los salpica? ¿La planta cresce más con esa agua, tras el incendio?
Es por ello que doy un resoplido, porque estoy tomando mi cebada en otra taberna, incluso lejos del puerto, en el extremo más alejado de la aldea. El lugar se ve mucho más salvaje que el local de las Bimbette, y debo mantener las distancias para evitar provocaciones y peleas de los demás clientes.
Pero no logro evitar soltar un silbido cuando veo una hermosa mujer entrando. No es una aldeana cualquiera, sino que es de un tipo más como de la nobleza, pero no puedo entretenerme mirándola porque el camarero cierra la cortina, y ella conversará en privado con el tipo de las casacas peludas.
Resoplido.
Mi situación con mi patrona va cada vez mejor, lo que es desconcertante si me detengo a pensar que no puedo dejar de pensar en ella como hembra, tan linda y delicada que es... Pero no debo dejar que ella se de cuenta, que sino me echará y ahí sí que sufriré sin poder verla siquiera...
Mis pensamientos regresan al "aquí y ahora" cuando una luz fuerte me llama la atención. Empiezo a buscar la fuente y rápidamente mis ojos me muestran la mesa que está cerrada con cortinas para privacidad. No tardo en oír que las voces se transforman en gritos, y pronto el fuego explica lo fuerte de la luz.
¿Fuego? ¡Fuego no! Recuerdo el pánico que sentí en el mar varias veces cuando nuestros enemigos trataban de quemar nuestro querido Revenge. Pero empecé a superar las crisis una vez que oí burlas de que los caballos siempre se asustan del fuego, y que son inútiles en ese sentido... Seré pequeño, bueno, lo era, pero nadie me llama de cobarde, por lo que reemplacé el pánico por baldes. Baldes de agua. Y adiós fuego.
Ahora no iba a ser diferente. Me levanto y veo un balde de aseo, lleno de agua... sucia, pero agua al fin y al cabo, y soltando resoplidos me dirijo a mojar el fuego. Apunto y el fuego chilla herido. Entonces, sólo entonces, me fijo que la hermosa dama está en el suelo, arriba del tipo de las casacas peludas. Vuelvo a mirar el fuego, agónico en vapores, y más tranquilo y a salvo del enemigo, le pregunto a la dama:
- ¿Necesita ayuda? -sin embargo, ahora que estoy más calmo me fijo que quién parece necesitar ayuda es él.
OFF: ¿El agua sucia los salpica? ¿La planta cresce más con esa agua, tras el incendio?
Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
Archren derribó a Jacobo (¿víctima de un acto de "fogosidad"?) y comenzó a rebuscar entre las ropas de él, pareciendo querer encontrar algo (¿o un intento de violación en público, quizás?).
De pronto, alguien con suficiente coraje se acercó hacia ellos y apagó el fuego de alguna manera echándole agua encima, dejándolos a ellos sucios, mojados y malolientes (aunque Jacobo ya estaba más que acostumbrado a ello). Luego preguntó a Archren que si necesitaba ayuda.
- ¿Pero estás loco o ciego? - exclamó mientras agarraba los brazos de la mujer, que no cesaban de moverse - ayúdame a mí, que es ella la que tiene malas intenciones, que me está intentando hacer cosas.
De pronto, las manos de Archren tocaron algo que le hizo comprenderlo todo: el saco con las judías.
A Jacobo de hecho le interesaba deshacerse de ellas, pero no sin antes haber amortizado tan mala inversión ("¿gratis? ¡Ja, por encima de su cadáver!"); por no hablar del hecho de que una mujer le robase afectaba grave y seriamente a su orgullo y hombría.
Así que la apartó de un empujón antes de que pudiese agarrarlas y la envió bastante lejos. Incluso Jacobo se sorprendió al principio, pero luego lo vio como algo natural: él era un hombre de campo, fuerte y capaz de tumbar a un cerdo con una mano; y su oponente era una mujer noble y delicada que pesaba lo que sus ropajes.
Se incorporó rápidamente y la señaló con el dedo.
- Tu, loca ladrona, ¿que pretendías hacer? - acusó.
De pronto, alguien con suficiente coraje se acercó hacia ellos y apagó el fuego de alguna manera echándole agua encima, dejándolos a ellos sucios, mojados y malolientes (aunque Jacobo ya estaba más que acostumbrado a ello). Luego preguntó a Archren que si necesitaba ayuda.
- ¿Pero estás loco o ciego? - exclamó mientras agarraba los brazos de la mujer, que no cesaban de moverse - ayúdame a mí, que es ella la que tiene malas intenciones, que me está intentando hacer cosas.
De pronto, las manos de Archren tocaron algo que le hizo comprenderlo todo: el saco con las judías.
A Jacobo de hecho le interesaba deshacerse de ellas, pero no sin antes haber amortizado tan mala inversión ("¿gratis? ¡Ja, por encima de su cadáver!"); por no hablar del hecho de que una mujer le robase afectaba grave y seriamente a su orgullo y hombría.
Así que la apartó de un empujón antes de que pudiese agarrarlas y la envió bastante lejos. Incluso Jacobo se sorprendió al principio, pero luego lo vio como algo natural: él era un hombre de campo, fuerte y capaz de tumbar a un cerdo con una mano; y su oponente era una mujer noble y delicada que pesaba lo que sus ropajes.
Se incorporó rápidamente y la señaló con el dedo.
- Tu, loca ladrona, ¿que pretendías hacer? - acusó.
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jacobo
Soldado de Lindert
Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
Estaba a punto de alcanzar su objetivo… A pesar de que el humo se colaba por sus orificios nasales y la obligaba a guardar el poco aire que le quedaba. Las ondas de calor le picaban en el rostro y en el cuello, y hacía sudar su cuerpo humano, pegando de esa forma las pesadas prendas contra la piel en una sensación claramente agobiante. Faltaba poco para que sus dedos llegasen a aquello que buscaba… Las yemas rozaron el cuero que cerraba la bolsita cuando…
El humo ascendió más deprisa, mientras las llamas siseaban al recibir el impacto del agua apestosa, que salpicó parte del rostro de Morrigan, así como sus hombros desnudos, pero que sin duda cumplió su objetivo primordial: Apagar el fuego que el mentecato de Jacobo había iniciado. El liquido empapó las capas de su atuendo, pero a pesar de ello, la bruja rehusó soltar a su víctima.
-¿Necesita ayuda?
-¿Pero estás loco o ciego? ayúdame a mí, que es ella la que tiene malas intenciones, que me está intentando hacer cosas.
¿Cómo se atrevía a insinuar semejantes calumnias? Ese miserable harapiento. Las manos del grandullón se cerraron en torno a sus muñecas con una fuerza implacable. ¡Encima se atrevía a tocarla! Sin previo aviso, el orangután sin cerebro la lanzó con la violencia propia de una criatura primitiva hacia un lado, y Morrigan se golpeó contra la barra, sintiendo una fuerte punzada en el costado al sentir la madera tras ella. Gimió como un perro apaleado, exagerando el dolor que le había infligido el impacto, y secándose una lágrima invisible de la mejilla.
Alzó los ojos para mirar al causante de que todo se hubiese torcido, y se topó con un tipo alto, desgarbado y de rasgos angulosos en los cuales destacaban un par de ojos azules. Por culpa de su “oportuna” intervención, Jacobo había logrado aprovecharse de la situación y zafarse de ella, arruinando así sus planes de hacerse con las judias misteriosas.
-Tu, loca ladrona, ¿que pretendías hacer?
Sorvió sonoramente, cubriéndose la cara con las manos.
-Él… ¡Él me ha robado! Y…-Titubeó, apelando a su actuación para engatusar al intruso y servirse de él para lograr lo que no tenía. A fin de cuentas, se lo debía, por arruinarle su objetivo-Ha tratado de abusar de mí…-Dijo, aprovechándose del que con el forcejeo sus ropas habían quedado algo descolocados- ¡Este bruto! -Lloró, frotándose los párpados con vehemencia-¡Y me acusa de ladrona! ¡A mi!-Juntó los brazos sobre su pecho en una posición de indefensión bien ensayada.
El humo ascendió más deprisa, mientras las llamas siseaban al recibir el impacto del agua apestosa, que salpicó parte del rostro de Morrigan, así como sus hombros desnudos, pero que sin duda cumplió su objetivo primordial: Apagar el fuego que el mentecato de Jacobo había iniciado. El liquido empapó las capas de su atuendo, pero a pesar de ello, la bruja rehusó soltar a su víctima.
-¿Necesita ayuda?
-¿Pero estás loco o ciego? ayúdame a mí, que es ella la que tiene malas intenciones, que me está intentando hacer cosas.
¿Cómo se atrevía a insinuar semejantes calumnias? Ese miserable harapiento. Las manos del grandullón se cerraron en torno a sus muñecas con una fuerza implacable. ¡Encima se atrevía a tocarla! Sin previo aviso, el orangután sin cerebro la lanzó con la violencia propia de una criatura primitiva hacia un lado, y Morrigan se golpeó contra la barra, sintiendo una fuerte punzada en el costado al sentir la madera tras ella. Gimió como un perro apaleado, exagerando el dolor que le había infligido el impacto, y secándose una lágrima invisible de la mejilla.
Alzó los ojos para mirar al causante de que todo se hubiese torcido, y se topó con un tipo alto, desgarbado y de rasgos angulosos en los cuales destacaban un par de ojos azules. Por culpa de su “oportuna” intervención, Jacobo había logrado aprovecharse de la situación y zafarse de ella, arruinando así sus planes de hacerse con las judias misteriosas.
-Tu, loca ladrona, ¿que pretendías hacer?
Sorvió sonoramente, cubriéndose la cara con las manos.
-Él… ¡Él me ha robado! Y…-Titubeó, apelando a su actuación para engatusar al intruso y servirse de él para lograr lo que no tenía. A fin de cuentas, se lo debía, por arruinarle su objetivo-Ha tratado de abusar de mí…-Dijo, aprovechándose del que con el forcejeo sus ropas habían quedado algo descolocados- ¡Este bruto! -Lloró, frotándose los párpados con vehemencia-¡Y me acusa de ladrona! ¡A mi!-Juntó los brazos sobre su pecho en una posición de indefensión bien ensayada.
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Morrigan
Noble de Marshovia y Nigromante
Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
- Spoiler:
- Off: Tengo ojos verdes grisáceos...
Aún con el balde vacío en la mano, observo a la mujer y al hombre mientras ambos se acusan. ¿Quién tiene la razón?
- ¡Cuidado! -digo corriendo a ayudar a la dama que está en el suelo, luego de ser empujada por el tipo de la casaca peluda- Teniendo la razón o no, así no se tratan las damas. -le hablo a la dama mientras la ayudo a levantar- ¿Está usted bien?
Lanzo un resoplido, que no creo que la dama sea culpable pero... el tipo en cuestión parece que dice la verdad... ¡Me confundo! Porque la dama tan bella no puede ser una ladrona... ¿O si? Ya una vez una chica-lobo me engañó, por lo que una leve duda me cruza a la hora de creer a la dama:
- Es una acusación muy grave. Y uno de ustedes miente. -Y aunque no le creo 100% a la dama, de mi bolsillo saco un pañuelo y le paso para que se seque las lágrimas- Al final, ¿qué hay en esa bolsa que ambos quieren tanto?
Debe ser algo valioso, o de lo contrario no hubieran ido tan lejos. De pronto, el instinto pirata renasce en mí, porque un tesoro es siempre un tesoro. Si es algo valioso, podría venderlo y comprarle un regalo muy bonito para Lady Katrina...
Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
Jacobo ya no daba crédito: era tan irreal que encima de intentar robarle y encima le acusaban de ladrón.
- ¿Encima me insultas y me llamas ladrón siendo tú la que ha empezado todo este jaleo? - se defendió Jacobo- está claro que nadie en este lugar creería tu versión de los hechos visto lo ocurrido.
Jacobo meditó, en realidad era todo lo contrario: estuvieron todo el rato ocultos del público, la gente solo sabía que algún idiota comenzó un fuego, por no hablar de que la palabra de una supuesta "noble dama" siempre pesaría más que la de un campesino pobre y harapiento.
- Por cierto - dijo hacia el hombre que apagó el fuego - coincido que no son formas de tratar a una dama, pero es que eso - señaló a Archren - me ha demostrado ser en realidad una víbora si no cabe insulto mayor.
Jacobo escuchó la proposición de aquél hombre, no contento con lo que dijo se defendió:
- ¡Es ella la que miente, se le nota hasta en la mirada! - luego escuchó el resto - ¿es que tu también quieres robarme, acaso estáis compinchados? Claro era eso - concluyó Jacobo, medio paranoico debido en parte al "embriagador aroma" de la taberna - pues que os quede claro, ¡a Jacobo nadie le roba ni le toma el pelo dos veces (al menos no la misma persona)!
Recogió la maceta improvisada, medio chamuscada ya y colocó otra judía en su interior, no hizo falta añadirle agua dado que ya le había caído suficiente cuando apagaron el fuego.
Empezó a brotar una vaina más grande que un ser humano cuyas raíces la mantenían como si se tratasen de sus piernas y comenzó a "andar" (aunque más bien reptaba) engullendo a la gente de la taberna de una pieza.
"Oh no" dijo Jacobo para sí "ha vuelto a pasar".
- ¿Encima me insultas y me llamas ladrón siendo tú la que ha empezado todo este jaleo? - se defendió Jacobo- está claro que nadie en este lugar creería tu versión de los hechos visto lo ocurrido.
Jacobo meditó, en realidad era todo lo contrario: estuvieron todo el rato ocultos del público, la gente solo sabía que algún idiota comenzó un fuego, por no hablar de que la palabra de una supuesta "noble dama" siempre pesaría más que la de un campesino pobre y harapiento.
- Por cierto - dijo hacia el hombre que apagó el fuego - coincido que no son formas de tratar a una dama, pero es que eso - señaló a Archren - me ha demostrado ser en realidad una víbora si no cabe insulto mayor.
Jacobo escuchó la proposición de aquél hombre, no contento con lo que dijo se defendió:
- ¡Es ella la que miente, se le nota hasta en la mirada! - luego escuchó el resto - ¿es que tu también quieres robarme, acaso estáis compinchados? Claro era eso - concluyó Jacobo, medio paranoico debido en parte al "embriagador aroma" de la taberna - pues que os quede claro, ¡a Jacobo nadie le roba ni le toma el pelo dos veces (al menos no la misma persona)!
Recogió la maceta improvisada, medio chamuscada ya y colocó otra judía en su interior, no hizo falta añadirle agua dado que ya le había caído suficiente cuando apagaron el fuego.
Empezó a brotar una vaina más grande que un ser humano cuyas raíces la mantenían como si se tratasen de sus piernas y comenzó a "andar" (aunque más bien reptaba) engullendo a la gente de la taberna de una pieza.
"Oh no" dijo Jacobo para sí "ha vuelto a pasar".
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jacobo
Soldado de Lindert
Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
Se agarró al brazo del individuo para ayudarse a levantarse del suelo, notando como su falda se había manchado de la cerveza seca que cubría esa parte de las lozas de piedra dura. Maldijo a Jacobo en su fuero interno mil y una vez por su atrevimiento contra su persona, mientras tomaba el pañuelo que le ofrecían para secarse los ojos y seguir con su impecable interpretación.
-Sólo son frijoles para alimentar a los niños del orfanato “Salón de Honor”-Dijo con voz ronca y afectada. ¿No tenía una mentira mejor que aquella? Evidentemente sí, pero actuar rápido requería de una improvisación certera, y esa excusa era la primera que había llegado a su mente al pensar en el desgraciado de Taran, un vagabundo huérfano que pretendía ser un héroe-Yo no miento, caballero-Protestó indignada, siguiendo a la perfección las líneas de una buena e inocente mujer. Se sonó la nariz de forma dramática-A este rufián no le importan nada los niños, sólo busca enriquecerse a costa del hambre de unas pobres criaturas sin padres que…-No pudo terminar la frase-¿Veis? Encima me falta el respeto, a mí...-Se frotó los ojos con los dedos, hasta que estos se mostraron enrojecidos, a juego con su cara de melancolía y dolor. Como fuesen, esas judías terminarían siendo suyas a cualquier precio, aunque tuviese que poner a toda la taberna en contra del zarrapastroso labriego. Pero lamentablemente para la bruja, Jacobo tenía otros planes que incluían apartar de ella lo máximo posible sus preciadas semillas, en un acto tan imprevisible como estúpido, plantando en el tiesto otra de ellas. Morrigan estuvo a punto de taparse el rostro, creyendo que volvería a quedar momentáneamente cegada a causa de un destello, pero lo que ocurrió fue bien distinto… Un monstruo salió de la maceta en lugar de la molesta luz de unos minutos antes, revelando una figura vegetal de grandes dimensiones, que, abriendo unas fauces similares a las de las plantas carnívoras del pantano de Morva, se tragó entero a un alegre juglar que en ese momento había estado tocando una pieza que hablaba sobre algún héroe anónimo. La mujer se agarró con fuerza al brazo del segundo hombre que la había defendido, con la intención de usarlo de escudo humano por si la bestia iba a por ella, mientras sacaba de su escote la daga afilada y oscura-¡Estúpido!-Bramó-¿Pero qué demonios has hecho?
-Sólo son frijoles para alimentar a los niños del orfanato “Salón de Honor”-Dijo con voz ronca y afectada. ¿No tenía una mentira mejor que aquella? Evidentemente sí, pero actuar rápido requería de una improvisación certera, y esa excusa era la primera que había llegado a su mente al pensar en el desgraciado de Taran, un vagabundo huérfano que pretendía ser un héroe-Yo no miento, caballero-Protestó indignada, siguiendo a la perfección las líneas de una buena e inocente mujer. Se sonó la nariz de forma dramática-A este rufián no le importan nada los niños, sólo busca enriquecerse a costa del hambre de unas pobres criaturas sin padres que…-No pudo terminar la frase-¿Veis? Encima me falta el respeto, a mí...-Se frotó los ojos con los dedos, hasta que estos se mostraron enrojecidos, a juego con su cara de melancolía y dolor. Como fuesen, esas judías terminarían siendo suyas a cualquier precio, aunque tuviese que poner a toda la taberna en contra del zarrapastroso labriego. Pero lamentablemente para la bruja, Jacobo tenía otros planes que incluían apartar de ella lo máximo posible sus preciadas semillas, en un acto tan imprevisible como estúpido, plantando en el tiesto otra de ellas. Morrigan estuvo a punto de taparse el rostro, creyendo que volvería a quedar momentáneamente cegada a causa de un destello, pero lo que ocurrió fue bien distinto… Un monstruo salió de la maceta en lugar de la molesta luz de unos minutos antes, revelando una figura vegetal de grandes dimensiones, que, abriendo unas fauces similares a las de las plantas carnívoras del pantano de Morva, se tragó entero a un alegre juglar que en ese momento había estado tocando una pieza que hablaba sobre algún héroe anónimo. La mujer se agarró con fuerza al brazo del segundo hombre que la había defendido, con la intención de usarlo de escudo humano por si la bestia iba a por ella, mientras sacaba de su escote la daga afilada y oscura-¡Estúpido!-Bramó-¿Pero qué demonios has hecho?
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Morrigan
Noble de Marshovia y Nigromante
Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
- Coincido que no son formas de tratar a una dama, pero es que eso... me ha demostrado ser en realidad una víbora si no cabe insulto mayor. -me impresiono de las fuertes palabras del hombre, ya que o es verdad, o es el peor de los humanos para insultar así a una dama.
- Sólo son frijoles para alimentar a los niños del orfanato "Salón de Honor". -¿Orfelinato? De inmediato mi mente viaja hacia el Hogar de Pony, donde mis más lejanos recuerdos tienen lugar... Oír que alguien quiere quitarles comida me hace hervir la sangre, y miro feo al hombre en cuestión:
- Es una acusación muy grave. Y uno de ustedes miente. -digo serio.
- ¡Es ella la que miente, se le nota hasta en la mirada!
- Al final, ¿qué hay en esa bolsa que ambos quieren tanto?
- ¿Es que tu también quieres robarme, acaso estáis compinchados? Claro era eso -niego con la cabeza, pero antes que agregue que no conozco a ninguno de parte alguna, él continua subiendo el tono de voz- Pues que os quede claro, ¡a Jacobo nadie le roba ni le toma el pelo dos veces (al menos no la misma persona)!
- ¿Y por qué tiras uno de los frijoles de los huérfanos a la tierra? -pregunto sin comprender si le ataco por malo o si lo amarro por loco, pero de todas las posibilidades, no me imaginaba que el frijol podría "adquirir vida": Cresce y cresce, hasta pasar mi tamaño y... ¡empieza a comer gente!
En el momento en que el juglar es tragado, la música se interrumpe y es reemplazada por gritos histéricos de los presentes en la taberna. La mano de la dama me agarra fuerte, posicionándose detrás mío en busca de protección:
- ¡Estúpido! ¿Pero qué demonios has hecho? -le grita al hombre, pero eso no evita que empiece a sacar un puñal desde su precioso escote. Momento... Los frijoles de los huérfanos no se comen a la gente...
- ¡Eres tú la mentirosa! -la acuso entre resoplidos y me deshago de su mano, pero no puedo hacer más que eso porque la criatura frijolística se dirije hacia nosotros. De inmediato desenvaino mi espada y me preparo a cortar el mal de la raíz.
- Sólo son frijoles para alimentar a los niños del orfanato "Salón de Honor". -¿Orfelinato? De inmediato mi mente viaja hacia el Hogar de Pony, donde mis más lejanos recuerdos tienen lugar... Oír que alguien quiere quitarles comida me hace hervir la sangre, y miro feo al hombre en cuestión:
- Es una acusación muy grave. Y uno de ustedes miente. -digo serio.
- ¡Es ella la que miente, se le nota hasta en la mirada!
- Al final, ¿qué hay en esa bolsa que ambos quieren tanto?
- ¿Es que tu también quieres robarme, acaso estáis compinchados? Claro era eso -niego con la cabeza, pero antes que agregue que no conozco a ninguno de parte alguna, él continua subiendo el tono de voz- Pues que os quede claro, ¡a Jacobo nadie le roba ni le toma el pelo dos veces (al menos no la misma persona)!
- ¿Y por qué tiras uno de los frijoles de los huérfanos a la tierra? -pregunto sin comprender si le ataco por malo o si lo amarro por loco, pero de todas las posibilidades, no me imaginaba que el frijol podría "adquirir vida": Cresce y cresce, hasta pasar mi tamaño y... ¡empieza a comer gente!
En el momento en que el juglar es tragado, la música se interrumpe y es reemplazada por gritos histéricos de los presentes en la taberna. La mano de la dama me agarra fuerte, posicionándose detrás mío en busca de protección:
- ¡Estúpido! ¿Pero qué demonios has hecho? -le grita al hombre, pero eso no evita que empiece a sacar un puñal desde su precioso escote. Momento... Los frijoles de los huérfanos no se comen a la gente...
- ¡Eres tú la mentirosa! -la acuso entre resoplidos y me deshago de su mano, pero no puedo hacer más que eso porque la criatura frijolística se dirije hacia nosotros. De inmediato desenvaino mi espada y me preparo a cortar el mal de la raíz.
Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
El miembro 'Pequeño Pony' ha efectuado la acción siguiente: Duelos y Peleas
'Pelea espada' :
Resultados : 1
'Pelea espada' :
Resultados : 1
Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
Jacobo vio como el tipo que en un principio ayudó a Archren, se dio cuenta de la verdad (le había utilizado de escudo humano por toda la cara) y se lanzó con su espada hacia la judía “comehombres” (el nombre lo acuñó Jacobo la primera vez que plantó una judía con el mismo resultado, fue una muy horrible experiencia). Lo que ese hombre probablemente no sabía era que dicha planta era “especial”… y continuó sin saberlo, pues su ataque no dio en el blanco.
- ¡No, insensato! – advirtió Jacobo, mientras corría hacia la planta desenvainando su cuchillo de trinchar cerdos – para matar a esta cosa debes cortar su…
No pudo continuar, pues tropezó con una de sus raíces cuando ya estaba muy cerca y cayó de frente al suelo. Cuando se incorporó vio algo que le proporciono cierta alegría: era una pequeña vaina que había salido del mismo tallo que contenía judías mágicas (para aclararlo, a veces de una planta de judías Jacobo recoge las semillas de estas, dado que si se le acabasen las semillas jamás recuperaría su inversión). Pero la felicidad duró poco, dado que mientras arrancaba la vaina y metía las semillas en el saco con el resto no se percató de que la “boca” de la planta gigante le rodeaba con la intención de devorarlo entero, pero antes de hacerlo Jacobo exclamó:
- ¡RECORDADME COMO UN HÉROE!
[Off Rol: aún no estoy muerto, así que por favor no me matéis en los siguientes posts (aunque podéis sentiros libres de salvarme si queréis XD)]
- ¡No, insensato! – advirtió Jacobo, mientras corría hacia la planta desenvainando su cuchillo de trinchar cerdos – para matar a esta cosa debes cortar su…
No pudo continuar, pues tropezó con una de sus raíces cuando ya estaba muy cerca y cayó de frente al suelo. Cuando se incorporó vio algo que le proporciono cierta alegría: era una pequeña vaina que había salido del mismo tallo que contenía judías mágicas (para aclararlo, a veces de una planta de judías Jacobo recoge las semillas de estas, dado que si se le acabasen las semillas jamás recuperaría su inversión). Pero la felicidad duró poco, dado que mientras arrancaba la vaina y metía las semillas en el saco con el resto no se percató de que la “boca” de la planta gigante le rodeaba con la intención de devorarlo entero, pero antes de hacerlo Jacobo exclamó:
- ¡RECORDADME COMO UN HÉROE!
[Off Rol: aún no estoy muerto, así que por favor no me matéis en los siguientes posts (aunque podéis sentiros libres de salvarme si queréis XD)]
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jacobo
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Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
Y el moreno se zafó de ella con una violencia inusitada, como si Morrigan tuviese la peste o alguna enfermedad peor, ¿Cómo se atrevía? ¡Qué desfachatez! Torció el gesto al ver como el loco suicida cargaba contra el engendro verde, con intenciones claras y evidentes, ¿Otro héroe dramático?. Mejor para ella, mientras otros se suicidaban, eso le proporcionaría un tiempo vital y valioso que debía emplear de forma juiciosa. Pero evidentemente, lo que había en aquella sucia taberna era de todo menos juicioso, a juzgar en la forma en la que el patán de Jacobo imitaba a su salvador, tropezándo de forma vergonzosa en el suelo, y rodando como un saco de avena. ¿De verdad no podía robarle a semejante mentecato? ¿Cuán oxidados estaban sus talentos para que alguien tan penoso pudiese escapar de ella? Morrigan se golpeó las sienes con el dedo ante semejante muestra de patetismo, cuando el desgraciado era engullido por su propia creación, y junto a él, el preciado saco de semillas.
-Estupendo -Manifestó la bruja en un susurro, refiriéndose al espadachín que no había sido engullido. No merecía la pena tratar de recuperarlas y morir en el intento- Espero que estés satisfecho… Por tu culpa los huérfanos se han quedado sin cena.
-Estupendo -Manifestó la bruja en un susurro, refiriéndose al espadachín que no había sido engullido. No merecía la pena tratar de recuperarlas y morir en el intento- Espero que estés satisfecho… Por tu culpa los huérfanos se han quedado sin cena.
- Off:
- Perdón por el post corto, ¡No sé como seguir!
Y Jacobo, ¿No creerás que Morrigan va a salvarte, verdad xD?
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Morrigan
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Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
Voy a cortar la planta con mi espada afilada, ¡cuando siento un golpe que viene de la nada! Siento el sabor de mi propia sangre que mana de mi nariz mientras empiezo a levantarme.
- ¡No, insensato! Para matar a esta cosa debes cortar su… -empieza a decir el dueño de los frijoles carnívoros cuando la planta le hace una zancadilla que termina por derribarlo también.
- ¿Hay que cortar qué parte? -pregunto levantándome, ahora menos dispuesto a ser sorprendido por el terrible enemigo, cuando me fijo que el hombre empieza a recoger algo de la planta, ¡sin ponerse a salvo!- ¡Cuidado! -grito en vano, ya que la planta muy rápida lo traga, ¡succionándolo por completo!
- ¡RECORDADME COMO UN HÉROE! -es lo último que dice antes de desaparecer. Me quedo unos segundos horrorizado, pero la necesidad de moverme para evitar ser el próximo me sirve para "despertar" y actuar: Atento a las ramas, empiezo a esquivarlas y me dirijo a "podar" al monstruo.
Con ambas manos para aumentar la fuerza de la espada, logro darle dos estocadas, que derriban una rama y una raíz respectivamente. Sin embargo, vuelvo a caer al piso cuando otra vez la planta me golpea como si tuviera un látigo.
- ¡Maldita planta del demonio! -exclamo escupiendo sangre de nuevo, y ahora doy la tercera estocada, la que hace tambalear la "boca" gigantesca de la criatura.
- ¡No, insensato! Para matar a esta cosa debes cortar su… -empieza a decir el dueño de los frijoles carnívoros cuando la planta le hace una zancadilla que termina por derribarlo también.
- ¿Hay que cortar qué parte? -pregunto levantándome, ahora menos dispuesto a ser sorprendido por el terrible enemigo, cuando me fijo que el hombre empieza a recoger algo de la planta, ¡sin ponerse a salvo!- ¡Cuidado! -grito en vano, ya que la planta muy rápida lo traga, ¡succionándolo por completo!
- ¡RECORDADME COMO UN HÉROE! -es lo último que dice antes de desaparecer. Me quedo unos segundos horrorizado, pero la necesidad de moverme para evitar ser el próximo me sirve para "despertar" y actuar: Atento a las ramas, empiezo a esquivarlas y me dirijo a "podar" al monstruo.
Con ambas manos para aumentar la fuerza de la espada, logro darle dos estocadas, que derriban una rama y una raíz respectivamente. Sin embargo, vuelvo a caer al piso cuando otra vez la planta me golpea como si tuviera un látigo.
- ¡Maldita planta del demonio! -exclamo escupiendo sangre de nuevo, y ahora doy la tercera estocada, la que hace tambalear la "boca" gigantesca de la criatura.
Re: Un acuerdo ideal [Morrigan/Libre]
Todo se volvió oscuro y pringoso para Jacobo, había sido tragado entero por la planta y solo él sabía como detenerla. Lo primero era ascender para estar lo más cerca posible del lugar por donde entró y alejarse lo máximo de su estómago (ignoraba si tenía, pero tampoco quería averiguarlo); ¿cómo saberlo? Fácil, llegar hasta donde se encotraba el juglar que se había comido antes y luego abrirse paso en dirección contraria (no era la primera vez que Jacobo era comido por un ser semejante y esperaba que tampoco fuese la última).
"Si consigo llegar hasta el cuello podré..." se decía Jacobo a sí mismo mientras se movía por las entrañas de la planta, utilizando el cuchillo como punto de apoyo. Había bastantes turbulencias, por lo que probablemente el tipo de antes siguiese luchando contra la criatura "como se trague a alguien más estaré en problemas" maldecía Jacobo para sí, pues da igual que lo intentase, nadie le podría oír.
Mientras tanto, "en el mundo exterior" la judía gigante se retiró del combate, atravesó la puerta de la taberna y clavó sus raíces en la tierra, aumentando aún más su tamaño si cabía. Jacobo, creyendo que iba a ser aplastado en el esófago (o lo que fuera donde estuviese) comenzó a clavar reiteradamente su cuchillo en cualquier parte hasta que introdujo la hoja entera, y comenzó a cortar hasta crear una abertura por donde podía sacar su mano.
- ¡Eeeeeeoooooo! - gritó a través de la hendidura mientras sacaba su mano libre para demostrar que seguía con vida - el cuchillo es demasiado pequeño para cortar esto, necesito algo más grande como una espada. Por cierto para matarle tenéis que cortar la parte donde se une el tallo y la vaina - reveló Jacobo, aunque este era un punto débil de lo más absurdo y más teniendo en cuenta que por el tamaño de su boca actual, también era el lugar más peligroso donde situarse.
"Si consigo llegar hasta el cuello podré..." se decía Jacobo a sí mismo mientras se movía por las entrañas de la planta, utilizando el cuchillo como punto de apoyo. Había bastantes turbulencias, por lo que probablemente el tipo de antes siguiese luchando contra la criatura "como se trague a alguien más estaré en problemas" maldecía Jacobo para sí, pues da igual que lo intentase, nadie le podría oír.
Mientras tanto, "en el mundo exterior" la judía gigante se retiró del combate, atravesó la puerta de la taberna y clavó sus raíces en la tierra, aumentando aún más su tamaño si cabía. Jacobo, creyendo que iba a ser aplastado en el esófago (o lo que fuera donde estuviese) comenzó a clavar reiteradamente su cuchillo en cualquier parte hasta que introdujo la hoja entera, y comenzó a cortar hasta crear una abertura por donde podía sacar su mano.
- ¡Eeeeeeoooooo! - gritó a través de la hendidura mientras sacaba su mano libre para demostrar que seguía con vida - el cuchillo es demasiado pequeño para cortar esto, necesito algo más grande como una espada. Por cierto para matarle tenéis que cortar la parte donde se une el tallo y la vaina - reveló Jacobo, aunque este era un punto débil de lo más absurdo y más teniendo en cuenta que por el tamaño de su boca actual, también era el lugar más peligroso donde situarse.
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