Do you wanna play with magic? [Priv. Diaval]

Lugar: Claro cercano a la linde del bosque
Momento: Días antes de la llegada de Cenicienta al burdel Le Masquerade

A veces le gustaba estar sola. A veces.

Morrigan no era de ese tipo de personas que se retiraban a un recodo tranquilo para pensar en la trascendentalidad acerca del bien y el mal, o cualquier otra cuestión filosófica que pudiese quitar el sueño a cualquiera. Su moralidad era más bien laxa y sobre todo dudosa, sin ningún tipo de ataduras que comprometiesen su código de actuación, cosa que rara vez pasaba.

No, aquello lo hacía únicamente por romper con la rutina, pues para despejarse siempre podía recurrir a otros métodos menos... Tradicionales.

Posada sobre la rama más baja de un árbol, dejaba que la brisa del atarceder meciese las hojas, mientras los destellos anaranjados del sol se reflejaban en su plumaje de ébano, arrancándole un brillo casi dorado. Morrigan se atusó las alas con el pico, lanzando un graznido al aire. Su forma de cuervo era a veces la más funcional de todas, por su aspecto común y vulgar. Claro que a la bruja no le gustaba ser común y vulgar.

Pronto anochecería.

La noche se acercaba como un día cualquiera, no había nada especial en el ambiente, nada que entorpeciera mi camino sin rumbo, un camino que se dirige a todos los sitios y a la vez a ninguno, era un buen lugar para pasar la noche, quizás pudiera dormir en lo alto de alguno de los arboles como normalmente hacía, o a ras del suelo, cualquier sitio me valdría, me adapto a todo.

De pronto veo una hermosa cuerva, sus plumas parecían ser joyas, sus ojos tenían un color tan oscuros y tan profundos que con solo mirarlos ya sentía que me hundía en ellos. -Hola, Bella dama, espero no molestaros en estos momentos- No sería la primera vez que al conocer a una ocurrieran cosas inesperadas, como la muerte. El día/noche ya no parecía que fuera ha ser aburrido, y quizás esa noche no dormiría solo.

El ruido de las hojas crujir bajo unas pisadas hicieron que el cuervo menease la cabeza, sólo para volver a fijarse en el anillo de fuego que componía el sol, escondiéndose en la lejanía del horizonte. No le interesaba ningún simple vagabundo, por lo que optó por no prestarse más atención de la merecida: O sea, ninguna.

-Hola, Bella dama, espero no molestaros en estos momentos-Escuchó su voz suave al hablar y se llevó un ligero sobresalto, retrocediendo hacia atrás con sus patas escamosas mientras miraba con incredulidad desde la rama a aquel individuo.

Morrigan graznó, y su cuerpo se vio envuelto en una nube de humo gris que se disipó a medida que este tomaba su forma, quedando sentada sobre la rama mientras miraba hacia abajo, donde permanecía el desconocido.

-¿Cómo lo habéis sabido?-Balanceó ligeramente sus piernas, revestidas por las telas de su falda, y ladeó la cabeza enigmáticamente.

La cuerva parecía sorprenderse cuando hablé, no es normal que me suceda algo así con ellas, pero de todo ocurre en las primeras citas, así que me dispuse en trasformarme para que supiera que soy, pero de pronto PUFF una nube de humo aparece y detrás de ella se encuentra una mujer, ni rastro de la preciosidad de antes.

-Valla...- Suspiro antes de darme cuenta de que la ''Había descubierto'' Era la cuerva de antes... valla decepción, hoy que pensé que iba a pasar buena noche y veo esto, que la cosa mas bella de mundo se trasforma en lo que se ha trasformado.

-Bueno, si, se podría decir que la he descubierto- Se me estaban olvidando mis modales, después de tanto tiempo -Perdoné usted mis modales. Soy Diaval- Digo en una reverencia bien cuidada y elegante, quizás me gane su amistad y un buen plato de comida y cama cálida y mullida para dormir..

La bruja alzó una ceja interrogante desde las alturas, sin dejar de mecer sus piernas como una niña pequeña en un columpio. Aunque sabía que no era adecuado judgar por las apariencias, lo había hecho y se había llevado una sorpresa, lo cual denotaba que ese sujeto tenía cierto potencial. Claro que ignoraba que su descubrimiento había sido algo fortuito más que mágico.

¿Diaval? Ese nombre le era vagamente familiar, aunque no atinaba a ponerle cara, y eso que su memoria para recordar personas era prodigiosa. Morrigan le sonrió con perfidia.

-Un placer, Diaval. Sin embargo no responde a mi pregunta, amigo-Replicó Morrigan-¿Cómo me habéis descubierto?

La pregunta me sacó una sonrisa de la cara, mas su cara me recordó algo, no sé que podría ser, pero bueno, no quise hacer esperar la respuesta, así que no pensé mucho en el tema y la miré a sus ojos, que como cuervo y como humano, tenía que admitir que eran hermosos a mas no poder. -Joven, aun que veo que su educación no es de las mejores, e de admitir que razón tenéis y que yo por mi parte no he respondido a su pregunta tanto como usted no se a presentado- Me acaricie una de las cicatrices del pecho mientras miraba mi mano.

-¿Como e adivinado que vos erais humana?- Verdaderamente adivinar, lo que se dice adivinar... ha sido mala suerte simplemente -Tanto como vos sois una bruja o hada como fue en antaño mi antigua ama- Recordarla me traía nostalgia- la cual me dejó un legado. Puedo deciros que... Mira, para que mentir- Dije ya mirándola -Su legado fue trasformarme en humano- Algo no muy agradable, pero uno aprende a vivir con ello, y hasta llega a gustar- Y bueno... antes fui un hermoso cuervo, aunque ahora puedo seguir siéndolo, se me es mas cómodo trasportar dinero y cosas varias siendo lo que soy. Ahora que sabes que te e ''descubierto'' mas que por magia, por un fallo de confundiros con una hermosa cuerva- No me dí cuenta de mi fallo al decir lo que dije hasta que pensé un poco.

-No quiero que penséis que ahora no sois bella, he de admitir que sus ojos son bellos a mas no poder, pero comprenda a este cuervo, lo mio son mas las plumas- Dije con una sonrisa dulce.

-Me han enseñado que hablar con desconocidos no es bueno-Contestó a modo de respuesta-Por lo que confío eso excuse mi falta de educación-Agregó, haciendo un gesto dramático mientras se llevaba la mano al pecho. Sin embargo no pensaba responder a ello todavía, hasta que decidiese cual de los nombres de su repertorio quería darle a Diaval-Vaya-Dijo con lentitud, entrecerrando los ojos para enfocarlo desde la distancia. Desgarbado, pálido y aparentemente desnutrido-Parece que sois …un hombre sincero-Sonrió. Saltó hacia abajo y desapareció en unas volutas de humo que tomaron la forma de cuervo que había mostrado antes, para volver a distorsionarse al llegar al suelo, recuperando su humanidad. Caminó hasta él con un contoneo particular, buscando la provocación. Los halagos eran como una droga para Morrigan, no obstante, la ofendía que, hombre o cuervo, menospreciase su belleza. Pagada de sí misma, batió sus pestañas con sensualidad y agresividad, fingiendo que no había escuchado el comentario sobre sus ojos. Ella ya sabía que eran bellos-No tenéis pinta de esclavo-De ser así, desde luego, no le sería familiar. Tal vez era un fugitivo-Siento curiosidad morbosa-Admitió-¿Quién fue vuestra antigua ama?

No era una mujer corriente, maga, hada, fuese lo que fuese humana estaba claro que no era, lo que hacía que se me despertara curiosidad. Podría saber en donde se encontraba mi ama, quizás hasta podría ayudarme en su búsqueda. Aunque no fuera así, estar a su lado me beneficiaría, pues sus pintas no eran las de una mujer cualquiera, tenía cosas especiales en ella, como su hermosa forma de cuervo.

Una vez bajó, percibí algo extraño en su comportamiento, he visto muchas mujeres, pero ninguna se movía como ella, y sus ojos se podrían decir que si fueran joyas ya estarían en mi colección, esos ojos me estaban matando de una forma discreta, y mas viendo como pestañeaba -No fui un esclavo, solo es que ella me salvo la vida, y yo como un buen hombre, tenía que devolverle el favor, pero claro, al final mantuve una buena amistad con ella- Espero que su curiosidad me lleve a un buen camino, espero que sea liso y sin rocas -Mi ama fue la bondadosa de Maléfica, una mujer extraordinaria- Pero no tenía esos ojos. Al final generare una obsesión hacia esos ojos. -Quizás la conozcáis, es un hada- Dije incluso mas curioso que ella.

-Oh-Dejó escapar, perdiendo el interés a causa de las sensiblerías. Ella siempre prefería evitarse ese tipo de vínculos tan molestos con cualquiera de sus sirvientes, que sólo debilitaban el alma y abrían evidentes puntos flacos. Pero se guardó sus opiniones para sí, por supuesto, limitándose a sonreirle como si le comprendiese-¿La bondadosa Malé...?-La bruja casi se atragantó, abriendo de par en par sus orbes para regalarle una mirada llena a rebosar de una mezcla entre incredulidad, escepticismo y furia. Cambió el peso de una pierna por otra, mirándolo con falsa cordialidad. De todas las cosas que había oído de la Emperatriz del Mal, entre ellos no se encontraban los atributos de bondad precisamente. Ese hombre debía ser un loco o simplemente pretendía hacerse el interesante frente a ella.

Pero, ah... Sí que le era familiar. Morrigan empezaba a atar cabos en su mente, mientras lo evaluaba intensamente con la mirada, sin perder un sólo detalle de su cuerpo. Sí que guardaba rasgos con la fisionomñia de un cuervo, pero, ¿Podía ser mera coincidencia? Fue consciente de que había visto a aquel hombre antes... Hacía mucho tiempo.

Flashback de Morrigan con 13 años:

O sea que era cierto...

Por supuesto, no pensaba decirle quien era ella, aunque dudaba que la recordase.

-¿Un hada, decís? Sí... He oído hablar de ella, lamentablemente no puedo ayudaros a encontrarla-Hizo que su voz se quebrase para dar a entender que ese hecho la apenaba, pero sonreía para sus adentros. ¿Aquella pécora había encontrado su fin? Que buena noticia, aunque era pronto para cantar victoria. Debía indagar más-Yo me llamo Ravenna, para serviros-Le hizo una reverencia cortés.

Mal Diaval, mal... debes de dejar de pensar en esos espectaculares ojos, que aun que su hermosura te atraiga tienes que controlarte. Aunque... ahora que me fijo bien, esos ojos me recordaban a algo, aunque no parecía ser de importancia, si fuese de importancia lo recordaría, aunque estaría muy bien poder recordar el lugar donde vi esos ojos.

Valla, ya veo piedras en mi camino, no solo los hermosos ojos de esa bella mujer. No me gusta, no... ¿O puede que si?, quizás no sepa donde se haya mi ama, pero por como viste y mantiene su cuerpo tan limpio, puedo suponer que ella no esta falta de dinero y que podría darme algún buen lugar para dormir, tal vez podría lavarme, este cuerpo de humano no lo tengo muy bien cuidado, y podría causarme muchos problemas.

-Es un placer conoceros, Ravenna, es un bello nombre para una bella mujer- O cuervo -La luz se marcha y la noche se cierne sobre nosotros, ¿no sería mas agradable mantener una cómoda y tranquila conversación en un lugar mas seguro?- No quisiera perder de vista esos ojos tan pronto, y los bosques no son lugar seguro... bueno, a no ser que sea una maga-hada mas experimentada y no solo sepa trasformase en cuervo.

-Las noches no son seguras, podría llevarla a una taberna y allí comer y beber mientras hablamos- Seamos educados, invitemos esta vez -Que no te engañe mi apariencia, dinero tengo, y os voy a invitar- Espero que esta perdida de dinero sea mas una inversión que otra cosa.

-Me halagan vuestras palabras, Diaval, pero creo que exageraís-En realidad no lo pensaba en absoluto, pero le encantaba fingir falsa modestia frente a los piropos que le regalaban el oido.

Al menos, podía jactarse de que el cuervo tenía buen gusto. Su proposición fue imprevista, aunque tampoco podía decirse que la cogiese de sorpresa, sin embargo la incitaba a sospechar que el cuervo tenía una doble intención. En cualquier caso, Diaval ignoraba que con ello había empezado a caer en las garras de Morrigan.

-Cuan generoso sois-Comentó desinteresadamente. Ya que invitaba, pensaba aprovecharse de él al máximo-Conozco un lugar bastante adecuado en el que podríamos conversar más tranquilamente si queréis-Y de paso, sonsacarle cosas. ¿No era el cuervo el mejor aliado de Maléfica? ¿Por qué no estaba con ella?-Si sois tan amable de seguirme...

-No seáis modesta, uno solo dice la verdad- La verdad... es que siendo cuervo estaba mejor, pero los humanos son así, maldita la suerte de encontrarme ese día con Maléfica. Pero bueno, unos cuantos halagos y estaré en una mullida cama, espero que no sea con mi dinero, aunque se me sea fácil conseguir las joyas de las cual saco el dinero, no es fácil encontrar quien las compre y mas teniendo en cuenta ese típico fallo de... ''Esa collar... ¡¡Es el mismo que le regale a mi hija!!'' ¿Quien no a tenido ese fallo alguna vez?.

Generoso, eso me da mala pinta, sus ropas no son las ropas de una mujer que le guste lugares modestos... agradezco el tener dinero suficiente para un día en un buen lugar, solo para un día... -Si vos decís que es un buen lugar, yo encantado lo creeré y aceptaré gustoso acompañaros hacía ese buen lugar- Miedo, miedo corría por mis viejas bolsas de dinero, ¿Que es un buen lugar apara una dama de gustos refinado?.

Off:

La bruja sonrió satisfecha. Si bien tendía a la desconfianza, se permitió la imprudencia de desaparecer en mitad de las volutas de oscuridad, emprendiendo un vuelo alto y sincero hacia la ciudad. Esperaba que Diaval la siguiera, de lo contrario, estaba segura de que demostraría ser un impostor.

El viento acariciaba sus plumas de ébano mientras traía consigo el futil aroma de la humedad, y sobre su cabeza empezaron a cernirse nubes que amenazaban con tormenta. Pero a Morrigan eso no le importaba ni le resultaba un verdadero impedimento. Batió las alas y cuando hubo recorrido una buena distancia, en una zona que considerí libre de miradas indiscretas, descendió lentamente hasta que sus pies humanos fueron los que rozaron el suelo. El pueblo no estaba muy lejos, pero no podía arriesgarse a recuperar su forma original allí. Miró hacia atrás, esperando hallar a Diaval.

-Seguidme, si sois tan amable-Dijo en voz alta.

Una vez empezó a volar, yo paré un momento para examinar el dinero que tenía, no era poco, pero temía gastarlo todo, solo en un día. Corrí hacia la dirección a la cual se había ido ella y de un salto me trasforme en un hermoso cuervo, negro como las noches, ligero como una pluma al viento, y rápido como los latidos del corazón de una joven al encontrar su primer amor, la vi bien, estaba lejos, pero no significaba que no la alcanzara, yo era un cuervo autentico, ella era solo una hermosa copia.

Una vez descendió la miré desde lo alto antes de pararme frente a ella y volver a la forma humana -Voláis bien para ser una humana, esperaba algo menos, pero su vuelo es agradable de ver- Me puse a un lado para que pudiera seguir caminando. ''Aunque lento'' Dije para mis adentros, volar volaba bien, pero lenta, en comparación a otros.

-Os seguiré como ya dije- Digo caminando a su lado, caminar delante es demostrar superioridad, caminar detrás de ella, es demostrar inferioridad, y caminar a su lado, es un punto intermedio.

Bueno, en realidad no podía decirse que hubiesen hablado demasiado, pues poca era la información que la bruja tenía sobre Diaval. Lo poco que conocía era lo que había podido averiguar durante el tiempo en que fue amante de Arawn, y no era mucho. El rey de Annuvin era celoso con sus secretos, aunque Morrigan era buena descubriéndolos... Aunque lamentablemente, algunos se le habían escapado de sus hábiles manos.

Pero he ahí una buena llave para abrir el cofre de los secretos de Maléfica, si es que sabía jugar bien sus cartas.

Ladeó la cabeza mirándolo desde una nueva perspectiva. A decir verdad, a pesar de ese aspecto tan desaliñado y cutre que mostraba a simple vista, la bruja podía intuir a un hombre atractivo de rasgos bastante afilados. Casi podía decirse que fuese de su agrado... Le regaló una sonrisa pérfida.

-Por aquí-Lo instó, atravesando el umbral de una lujosa estancia. Había una recepcionista bastante ligera de ropa, cuyas curvas quedaban ocultas por tela de lo más vaporosa y que dejaba poco a la imaginación. La chica les ofreció un par de máscaras, y tras darles una bienvenida educada-Un apartado, por favor-Solicitó, como si fuese una clienta habitual. Diaval no tenía por qué saberlo... Además, si lo llevaba a su territorio se sentía más segura y más controladora.

La chica le sonrió y les indicó el lugar con un elegante gesto de la mano. Morrigan atravesó el umbral de cortinas de raso rojo y se encaminó hacia el sitio en cuestión, ignorando el grueso de clientes que disfrutaban de la visión de las trabajadoras mientras bebían algo de alcohol antes de escabullirse en las habitaciones.

La bruja los dejó atrás, y corrió una tela gruesa, revelando el interior de un apartado y tomando asiento en él de forma relajada.

La seguí hasta llegar a un lugar un tanto sospechoso, ya lo había visto antes, veía entrar hombres desanimados y salían mas contentos que nunca o también al revés, era un buen sitio en donde robar, a los que iban a entrar, porque los que salía... ejem... digamos que sus bolsas parecían agujereadas y bacías cuando salían. Eso hizo que me entrara un mal escalofrío, lo que provoco que me colocase bien la bolsa, y le metiera bien en su sitio, quien se fía de un lugar en donde ocurren esas cosas tan peligrosas.

Cuando entre, no era como me lo imaginaba, me pareció un buen lugar, algo malo para mi saco, pero bueno, había una mujer ligera de ropa la cual nos guió un rato, parece ser a los humanos esas cosas les debía de gustar mucho para gastar tanto dinero en esto, yo pagaría por la estancia, mas que por la compañía, la cual me resultaba muy humana, si fueran cuervos hembras si que estaría contento, pero bueno... si a la joven le gustaba este sitio para mantener nuestra conversación, nada podría hacer. Aunque me daba a mi, que me tendría que preparar para huir antes de que llegase la cuenta.

No sabía que decir, entre detrás de ella al lugar, y mire un poco el entorno, era todo muy bonito -Buen lugar para entablar una buena conversación, tenéis un buen gusto- La miré rápidamente para arreglar mi metedura de pata -Lo cual no quiere decir que haya pensado en ningún momento que vos tenéis mal gusto- Tenía que pensar mas en mis palabras, cosas mal dichas, problemas creados.

Morrigan se acomodó sobre el sofá de forma relajada, deslizando los brazos por el cabecero mientras cruzaba descaradamente las piernas.

-Gracias-Le contestó, comedida, esbozando una sonrisa traviesa, ignorando su último comentario deliberadamente-Me gustan los lugares discretos para charlar, y es obvio que este lo es, ¿No os parece, Diaval?-Se inclinó entonces hacia adelante, apoyando los codos sobre la mesa y cruzando los dedos bajo su barbilla en una pose interesante-Decidme, ¿Qué os trae hasta Marshovia?-Inquirió, buscando soltarle la lengua. Sin un poco de alcohol sería difícil, pero prefería tantear el terreno antes que nada-¿Es la brisa marina de vuestro agrado?-A ella, desde luego, no es que le hiciese mucha gracia. Era terrible para el cutis. Sonrió, mostrando una sonrisa lobuna-¿O tal vez el ambiente festivo del puerto?-Eso último, ya era más apreciado por la bruja, porque en los puertos había una gran confluencia de personas, y por lo tanto, de secretos y noticias de la índole más variada-Oh, disculpadme, supongo que deseáis refrescaros con algún refrigerio-Morrigan alzó una mano y carraspeó, e inmediatamente un muchacho rubio apareció tras la cortina-Pónganos una botella de vino de la condesa, por favor-Pidió amablemente, seleccionando la bebida más cara de todo el local. Cuando este se marchó se volvió hacia Diaval-Vaya... Pero que torpe soy, ¿Os gusta el vino?-Preguntó, falsamente compungida.

Me estaba sentando en frente de ella mientras me hablaba, ¿Discreto este sitio?, pues... si la gente me llegara a conocer de seguro que para mí este sería el sitio mas discreto al cual ir, no creo que nadie sospechara que un cuervo va a un lugar como este, que por momentos me daba mas cuenta de lo que hacían en este sitio los humanos -Pues si que es un sitio discreto- ella me había llevado a este local por alguna razón, quizás sea para exprimir mis bolsas de dinero, o para otro propósito.

-Me trae a este sitio mil razones y ninguna- ¿Por cual motivo iría a un sitio como este?, solo he venido a este sitio porque mis piernas y mis alas así lo han querido- Comprenda, desde que mi querida ama desapareció no he tenido lugar alguno, es cierto que e llegado a este lugar, pero sin propósito y sin razón, e venido porque mis piernas me han traído- Cuando pidió el vino me pilló desprevenido, no pude decir que prefería agua, y este se marcho, luego una pregunta rara me llegó al oído por voz de la joven.

-Pues... no es algo que me agrade, prefiero el jugo de las frutas de los bosques, también el agua fresca me agrada, pero... el alcohol... no es una bebida que me sienta bien- Un baso de vino para mi, es una botella de vino para el cuervo. Luego caí en otro detalle, que hizo que me moviera en el asiento acomodándome y moviendo la bolsa de dinero para asegurarme que aun estaba, el precio de la botella era desorbitado, una navaja atravesó mi pecho, o eso me pareció solo con ver el numero de monedas que pedía...

-Vaya-Dijo Morrigan con tono apenado-Disculpadme, a veces soy tan estúpida y desconsiderada...-Se rozó la mejilla con el dorso de la mano, como si limpiase una lágrima invisible-Si es vuestro deseo cancelaré el pedido por algo menos nocivo...-Sin embargo no había pasado por alto cuan rápido hablaba. Vaya, al parecer no iba a ser necesario emborrarcharlo para averiguar la verdad sobre Maléfica, aunque después de su revelación, la bruja se sentía mucho más segura de si misma.

-Muchacho-Llamó al camarero-Por favor, sustituya el vino por zumo recién exprimido de frutas-Aunque el gesto de su mano fue una señal inequívoca para este, de que igualmente la bebida debía contener alcohol. Pensaba emborrachar a Diaval de igual modo, aunque no se diese cuenta de ello-¿Decís que vuestra ama ha desaparecido?-Inquirió intrigada, volviéndose hacia él-Vaya, eso es bastante... Peculiar. ¿Que os induce a pensar en ello?-Preguntó inocentemente.

Me sentí como si hubiera cargado con un castillo y ahora cargaba solo con un puñado de frutas, fue un alivio que cambiara de opinión, aunque claro estaba que me sentía mal por la joven, que por culpa de mi comentario cambio de bebida -Vos...- Se lo iba a decir pero ya fue tarde, se había marchado el joven, -Vos no teníais por que cambiar de bebida- Aunque lo dije ya había saltado con otra pregunta.

Preguntas y mas preguntas, haber si me deja a mi preguntarle sobre ella, porque como siga así lo sabrá todo de mi y no sabre nada de ella -Maléfica desapareció un día, sin dejar nota, sin dar aviso, fue triste, pero bueno, tampoco iba a caer en na depresión por una humana, aunque se le hecha de menos- Fue triste su ida, se espera la vuelta, aunque ya a pasado mucho tiempo y quizás ni quiera volver.

-Ya que vos habéis preguntado tanto por mi, os preguntare yo por vos... ¿De donde sois?, ¿Que os trajo al bosque y por que de toda ave elegisteis el cuervo?- Algo que me fastidio mucho, e hizo que me desilusionara mucho.

-Es lo menos que puedo hacer…-Replicó modestamente, arqueando una ceja oscura.

Volvió a apoyar la barbilla bajo sus manos, mirando al hombre con renovado interés mientras esta hablaba de Maléfica. No sabía si se trataba de alguna majadería o todo lo que salía de sus labios era veraz, pero aún así había logrado captar su más sincero y ambicioso interés, sin perder detalle de sus palabras y sus gestos.

-Oh, cuanto lo lamento-Obviamente, no lo lamentaba en absoluto.

La Emperatriz del Mal nunca le había caído especialmente bien… Y eso que ni siquiera la conocía. Pero si había algo que Morrigan odiaba, era sentirse en la sombra de alguien, ninguneada a favor de otra. Posiblemente eso había afectado a su autoestima de alguna manera, ya fuese para bien o para mal, pero en cualquier caso no lo reconocería. La bruja era una persona orgullosa y altanera, lo cual impedía que revelase sus sentimientos de aversión ante alguien con quien evidentemente no tenía posibilidades de éxito. Bueno, en realidad ella misma no creía eso último: Siempre había oportunidades, y ahora mismo se presentaba una muy jugosa. Ni en sus mejores sueños hubiese imaginado que aquella por la que Arawn bebía los vientos, desaparecería sin dejar rastro, dejando a Morrigan el camino libre para desatar sus ambiciones más oscuras. Sonrió para sus adentros, ladina y taimada.

-¿Yo? Sólo soy una humilde mujer de Marshovia-Se encogió ligeramente de hombros-El viento fue el que me llevó al bosque…-Respondió místicamente, ofreciendo una evasiva satisfactoria. En realidad ese tipo de paparruchadas le producían náuseas-Y el cuervo… Bueno-Le regaló otra sonrisa pícara y seductora-tal vez vos mismo podáis responder a esa pregunta-En ese preciso instante, el camarero entró con una bandeja, sobre la cual reposaban sendas copas llenas de un apetecible líquido purpúreo. Morrigan tomó la suya con elegancia-¿Os apetece brindar por nuestro casual encuentro, Diaval?

Mas lo lamento yo, que buenos momentos pasé con la bondadosa Maléfica, si se hubiera marchado al menos contando el motivo por el cual me abandonaba, hubiera sido mejor así, ni que yo la fuera a seguir, si ella quería que la dejase sola yo encantado la dejaría sola.

¿Una humilde mujer de Marshovia? si... claro... tu apariencia no me dice lo mismo, mas teniendo en cuenta que conoces un lugar como este, que por como te tratan se nota que no es la primera vez que bienes, ¿Y que yo debería de saber el motivo de por que decidió ser un cuervo? bueno... bueno... eso si que tiene sentido, no hay nada mas hermoso que un cuervo de alas negras cual ébano, los que son blancos siguen siendo bellos a su forma, aunque para mi parecer... esos animales se han desteñido. El camarero llego con las copas, a las cuales no le preste mucha atención, miraba mas a los ojos de la mujer, pero cuando cogió la copa yo la imite sin parar de mirarla.

-Brindemos pues, por un casual encuentro- Dije antes de que las copas chocaran mutuamente y le dí un largo trago a la mía. El sabor era dulce, pero se notaba algo raro en el, no era la bebida a la cual estaba acostumbrado, pero si ella bebía, por que me tendría que preocupar, solo era esperar, y si no, en dragón me trasformare y si veneno había, nada de efecto me ara.

Brindó con soltura, din perder de vista a Diaval.

-Salud- Acercó la copa a sus labios y se los humedeció, como muestra de confianza hacia su invitado, para evitar posibles desavenencias.

A pesar de tener una dosis de alcohol, Morrigan encontraba aquel mejunje demasiado suave para su gusto. Sin embargo fingió sentirse complacida, pues se contentaría con que el alcohol hiciste el efecto deseado en el cuervo humanizado. Colocó la copa sobre la mesa, notando el tenue calor descendiendo por su garganta, y torció los labios. Empezaría por una pregunta fácil, para tantear el terreno. Tenía demasiadas cosas que averiguar al respecto, por morbosa curiosidad.

-Debe ser muy duro para vos haberos separado de vuestra ilustre señora-Suspiró con melancólia. Que Maléfica hubiese desaparecido era una gran noticia, pero sin debía constatar su veracidad-¿Estabaís muy unidos?

Bien... muy bien, las frutas no estaban envenenadas, eso es bueno, aunque el sabor seguía siendo un poco raro, no podía decir que no me gustaba, tenía que ser respetuoso delante de ella, y como parecía que a ella si le gustaba... ¿por que decir algo?.

¿Unido a Maléfica? pues bueno, comíamos en la misma mesa, dormíamos en el mismo lugar, a donde iba ella iba yo, -Un poco unido a ella estaba, pero no penséis que un cuervo se iba a enamorar de una mujer- Sería anti natura, y algo raro que ella se enamorara de mi, llegaría a ser hasta desconcertante. No sé ni como los humanos mantienen una relación.

Doy otro trago mas corto que el anterior a la copa, es raro que me haga tantas preguntas, quiere sacarme cosas, aunque no se da cuenta de que es imposible que me saque algo, no se nada de ella desde que se fue, y lo que sabía antes tampoco es muy... ''importante'' no sé a donde quiere llegar, pero bueno, juguemos a su juego...

-En ningún momento he insinuado semejante cosa, señor mío-Aunque pensó que mentía, por supuesto. Algo que irritaba sobremanera a Morrigan era aquella fascinación insana que producía Maléfica en los hombres... Incluso ella misma debía admitir que había sentido curiosidad alguna vez, pero nada más- Y bueno, decidme, ¿A qué os dedicáis ahora? Si no es mucha indiscreción preguntaros por ello...-Tendría que inventar un modo más discreto de sonsacarle la verdad a Diaval, pues parecía poco reacio a colaborar. En cualquier caso, tampoco le estañaba, así como no terminaba de fiarse de él. Todo podía tratarse de una estratagema por parte de la propia bruja para averiguar la reacción ante su presunta caída-¿Os gusta el jugo de frutas?-Inquirió como si tal cosa, dando un sorbo-No es tan refinado como el vino de la Condesa, pero se deja beber...