SORPRESA para un LADRÓN [Espejo y Diaval, privado]

La araña baja lentamente delante mío, ignorando mi rostro, ya que desde su punto de vista sólo puede ver el reflejo de la luna llena. Sus patas trenzan la tela, aumentando la delgada cortina que me cubre. Si no fuera por mis ojos mágicos, vería todo con tonos grises...

A lo lejos avisto un ave. Es negra como la noche, y pasaría totalmente desapercibida si no fuera la luna tan contrastantemente blanca. Como estoy abandonado las horas que Circe no me utiliza, dedico mi tiempo a observar cómo logra darse impulso, pensando cómo son importantes las plumas para sus alas, aunque tan diferentes de las elásticas alas de los murciélagos.

Sin embargo, el ave ahora viene hacia acá. Hasta la araña se oculta cuando entra en la habitación, y el revuelo levanta el polvo de los muebles y del piso. Lo sorprendente es ver que desde el polvo veo a un hombre.

Me demoro en identificar al antiguo siervo de Maléfica, quien hecha una mirada a la sala y a sus objetos. El hombre quien la bruja llamaba Diaval se acerca y empieza a limpiarme.

- Vaya... no supuse que el brillo lo diera un viejo espejo.

- Sólo soy un reflejo, Diaval. -tras una pausa agrego- El brillo lo hace la hermosa dama celeste. -De pronto me imagino que la luna podría vestir un vestido blanco y tener cabellos rubios.

Se nota que decirle su nombre le ha asustado. Debería haber tenido la cortesía de dejar que se presentara pero... quizás es parte de mi magia el que siempre diga la verdad, incluso cuando no debiera:

- Nunca habíamos estado frente a frente. -le contesto a su primera pregunta, aunque no he escuchado ningun grito de ayuda que confirme sus palabras- Pero yo os he visto muchas veces junto a la bruja Maléfica.

Brujas... Todas egoístas... Maléfica se ha ido fuera de las Tierras Encantadas, y al parecer dejó a su mano derecha abandonado.

¿O quizás él le pidió la libertad? No estaba atento al momento de la despedida, así que poco puedo añadir a eso.

- ¿Con hermosa dama celeste hacéis referencia a la luna?

- Si... En tus viajes por las tierras encantadas, ¿no habéis visto una hermosa dama de trajes blancos como la nieve, cabellos rubios como el oro, y rostro de una gran belleza? -en mis pesadillas vuelvo a ver a la hermosa dama que una vez entró en este salón. Me duele recordarla, sin embargo, siempre hago el esfuerzo de ver otra vez su imagen.

Cierro mis ojos, sufriendo por no tener noticias de la misteriosa dama de las nieves... Ella me pidió buscarla, pero sólo he encontrado dolores de cabeza y tierra cada vez que la busco con mis ojos mágicos...

- Queréis ver a tu "querida" ama. Concedido. -digo desapareciendo del espejo y dejando visible la imagen que ahora veo de la bruja Maléfica.

Imagen reflejada en el espejo:

- Pero antes que me preguntes dónde se encuentra, eso no puedo responderos... -Es frustrante, pero con ella, ya sería la tercera persona que alguien me pregunta y no puedo proporcionar su paradero- Si os fijas, el fondo es un lugar que no reconozco en las Tierras Encantadas, y conozco todos los rincones de los reinos. -explico, justificándome.

La bruja se ve contenta, como a gusto en ese lugar. ¿Pero dónde es? Me esfuerzo y, nuevamente el dolor de cabeza aparece. Entonces, la imagen de Maléfica desaparece y mi rostro vuelve a mostrarse:

- ¿Tienes otra pregunta? -digo pensando en lo inútil de todo, cuando se me ocurre que- ¡Quizás tú reconoces dónde está ella! -y vuelvo a mostrarla, para dejar que el cuervo con forma humana pueda observar a gusto la imagen.

Una parte mía está satisfecha al ver la reacción del cuervo, ya que las emociones que reflejan su rostro no dejan lugar a dudas que se ha sorprendido con la imagen de su antigua ama. Sin embargo, eso no es suficiente para llenar el vacío de ser otra persona más a quién no le puedo responder lo que me pregunta.

- No podéis decirme donde esta... vale... decís que conocéis todos los lugares de las tierras encantadas... me extraña, pero si sois capaces de reflejar a mi ama... creo que podré confiar en lo que decís.

- Es la verdad: mis ojos pueden ver a todas las criaturas de las tierras encantadas, incluso cuando no puedo localizar el lugar dónde están, como su ubicación específica dentro del bosque, ya que los árboles no sirven como puntos de referencia, puedo ver que están en el bosque. A tu ama, no reconozco las construcciones de atrás como de ningún reino. Por ello que os digo que no está en las tierras encantadas con toda la seguridad.

- Sois una buena persona... Me habéis ayudado mucho, yo tampoco reconozco el lugar por desgracia.

- Me parece que nunca has dejado las tierras encantadas, o quizás reconocerías esas paredes... -comento pensativo, con ese dolor de cabeza regresando. ¿Pude alguna vez estar fuera de las tierras encantadas? No, imposible, que un objeto no viaja...

La imagen de mi rostro reflejado hace una ligera mueca, pues por muy absurdo que sea, soy un objeto con dolor de cabeza...

- Ya que me habéis ayudado, dígame en que puedo ayudarle yo. -dice de pronto el cuervo, sorprendiéndome. ¿Cuándo alguien se había ofrecido a ayudarme de alguna forma?- Si hace falta, lo puedo llevar a donde queráis, no soy solo un simple cuervo, y creo que vos lo deberíais de saberlo.

Miro al hombre que me mira, tratando de descifrar sus palabras. ¿Me ofrece la libertad? No, un objeto que no se mueve nunca es libre. ¿Me ofrece nuevos lugares para observar? Tampoco el hecho que mi cristal esté afuera, en terreno, significará que vea más o menos del mundo... Sin embargo, quizás lo único que pudiera hacer por mí es lo más importante en toda mi vida: Encontrar a la misteriosa dama de las nieves.

- ¿Sabéis los castigos que Circe Bellatrix os hará cuando os identifique como el ladrón del espejo? -fue el siervo de Maléfica, pero eso no quita que debo advertirle de los peligros que correrá- Si aceptas... Os pediré que me lleveis a algun lugar donde encuentres nieve y flores juntas. -Aún recuerdo los copos de nieve que adornaban los dorados cabellos de la dama. Si está en algun lugar, debe ser junto a su querida nieve.

Spoiler:

- ¿Voy a pasar miedo? -pregunto sin compreender completamente las palabras del cuervo.

- Haz de entender una cosa amigo mio... te puedo llevar al lugar, ¿pero en donde te dejo? no creo que sea bueno que te quedes fuera de una casa o castillo.

- Oh, sí... -Claro... Un objeto no soporta mucho tiempo a la interperie, menos bajo la fría nieve- Os pido que me llevéis a ese lugar, para ver si logro captar alguna pista de la dama de las nieves, y después, os pediré que me dejéis en cualquier cabaña o refugio cercano. A partir de ese momento, estarás libre de la promesa que tú mismo te autoimpusiste. -y agrego luego- Y seré yo el endeudado con usted.

Entonces, él empieza a preparar una pregunta. Lo observo, mientras sus palabras se atropellan en su boca, sin embargo, no me imaginaba que me preguntaría por mis orígenes. Mi rostro le observa un momento, antes de abrir la boca... Y volver a cerrarla.

- No tengo una respuesta clara para esa pregunta... -digo arrugando mis cejas. Pero igual hago un esfuerzo, en deferencia a toda la gentileza del ave- Pues, soy hecho de madera y cristal, pero... No tengo conocimiento de quién me creó, así como dónde estaba antes de aparecer aqui, en este castillo.

Alguien me hizo, puesto que no vine "de la nada"... Sin embargo, pensar en ello me hace sentir dolor en mi mente...

- Pero una vez colgado en esta pared, he visto el desarrollo de la familia real de M'Apple, incluyendo la caída del último rey. -Mi superficie cambia entonces para mostrar a Karl I, padre de la huidiza Blanca Nieves. Y también puedo mostrar imágenes de los reyes anteriores, sin embargo, todas las imágenes que muestro son las imágenes de las pinturas que adornan los pasillos de este castillo, puesto que no tengo imagen "viva" de ninguno de ellos- Estoy con la familia M'Apple desde hacen 5 generaciones. -repito, aunque la información no se confirme con lo que le muestro.