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La voz del mar (Ariel + Libre)
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Re: La voz del mar (Ariel + Libre)
Observo a la chica a los ojos y veo angustia en ellos. ¿Habrá sufrido mucho? El mar es hermoso pero cruel, de seguro que la tragedia debe haber sido grande...
Ayer mismo yo pude haber terminado mis días en el fondo del mar, pero quizás fue Neptuno quién me permitió seguir flotando, hasta que llegué a la costa en la madrugada. Y aún nada de Joey.
Me sorprendo cuando ella baja los ojos, y me inclino un poco para acercarme, para ver si vuelve a mirarme, pero en ese momento Babette me pregunta dónde la encontré:
- ¿Sabes la playa que está más allá del puerto camino a Grimm? Esa que está siempre vacía, con el comienzo del bosque por el lado contrario al mar. Pues, me encontraba por esos lados... -¿Debo contar que según la perspectiva también soy un náufrago? Mmmm, mejor que no. Entonces pienso rápido y completo- ... caminando, y de pronto la ví en la orilla.
Regreso mi mirada hacia la náufraga pelirroja, cuando ella empieza a mover sus labios:
- ¿Oriente? -pregunto y ella me confirma con el movimiento en la cabeza y el brillo de sus ojos- ¿Vienes de Oriente? -abro mis ojos, absorto por lo lejos que viene ella... ¡Lo malo es que será mucho más dificil tratar de contactar a alguien para que la ayude! Le suelto las manos y mis brazos caen, mientras siento todo el cansancio llegar de golpe. Me apoyo en el respaldo de la cama, sin saber qué hacer o qué decir, porque la chica debe tener comida y un techo, pero yo no puedo darle nada de eso, y Babette tampoco maneja un centro de beneficencia...
Off: ¡Mudo! Aprovechen la pausa!
Ayer mismo yo pude haber terminado mis días en el fondo del mar, pero quizás fue Neptuno quién me permitió seguir flotando, hasta que llegué a la costa en la madrugada. Y aún nada de Joey.
Me sorprendo cuando ella baja los ojos, y me inclino un poco para acercarme, para ver si vuelve a mirarme, pero en ese momento Babette me pregunta dónde la encontré:
- ¿Sabes la playa que está más allá del puerto camino a Grimm? Esa que está siempre vacía, con el comienzo del bosque por el lado contrario al mar. Pues, me encontraba por esos lados... -¿Debo contar que según la perspectiva también soy un náufrago? Mmmm, mejor que no. Entonces pienso rápido y completo- ... caminando, y de pronto la ví en la orilla.
Regreso mi mirada hacia la náufraga pelirroja, cuando ella empieza a mover sus labios:
- ¿Oriente? -pregunto y ella me confirma con el movimiento en la cabeza y el brillo de sus ojos- ¿Vienes de Oriente? -abro mis ojos, absorto por lo lejos que viene ella... ¡Lo malo es que será mucho más dificil tratar de contactar a alguien para que la ayude! Le suelto las manos y mis brazos caen, mientras siento todo el cansancio llegar de golpe. Me apoyo en el respaldo de la cama, sin saber qué hacer o qué decir, porque la chica debe tener comida y un techo, pero yo no puedo darle nada de eso, y Babette tampoco maneja un centro de beneficencia...
Off: ¡Mudo! Aprovechen la pausa!
Re: La voz del mar (Ariel + Libre)
Asiento con la cabeza a Paul, pues reconozco la playa que me dice. No que vaya mucho por aquellos lados... (ligero dolor de cabeza) pero de todas formas, sé que es una playa algo solitaria. Incluso algunos de mis clientes, ya borrachos, se ponen a decir que a veces, en noches de luna llena, han visto hermosas mujeres, que han terminado siendo sirenas hambrientas. Claro que no les creo, porque si las sirenas realmente aparecieran por allá y se los comieran, ¿quién contaría esas historias después?
"¿Y qué hacías caminando por playas solitarias?" iba a preguntarle cuando la pelirroja modula algo:
- ¿Oriente? ¿Vienes de Oriente? -y Paul se desarma totalmente desanimado. En todo caso, por más exagerado que le vea, le doy la razón porque no siempre llegan al puerto barcos desde allá... Podría pedirle a Cosette, a quién le encantan los barcos más que nosotras, que vaya al puerto a preguntar, por si acaso. Y justo en ese momento, alguien golpea la puerta y la abre:
- ¿Está bien éste? -pregunta mostrándome uno de mis vestidos.
- Si, éste está muy bien, gracias. Ah! Cuando llegue Rosette, por favor ve al puerto, para preguntar si ha llegado algún barco de oriente.
- ¿Por qué? -pregunta mi hermana, y no sé si pregunta de desconfiada o sólo por la flojera de no ir.
- Porque ella viene de allá y si encontramos a alguien que la lleve de vuelta lo más pronto posible será lo mejor para todos. -digo sin rodeos, pero en cuanto cierro la puerta, veo que la chica me mira como si no fuera eso lo que ella quiere en realidad- ¿Te quieres quedar en este puerto? -pregunto mientras me acerco con el vestido hacia ella.
Entonces me doy cuenta que la chica se cambiará con un hombre adentro de la pieza. Sin más, levanto mi ceja para Paul, pero como él no se da por aludido, debo decirle:
- Espera afuera, para que ella se pueda cambiar tranquila.
"¿Y qué hacías caminando por playas solitarias?" iba a preguntarle cuando la pelirroja modula algo:
- ¿Oriente? ¿Vienes de Oriente? -y Paul se desarma totalmente desanimado. En todo caso, por más exagerado que le vea, le doy la razón porque no siempre llegan al puerto barcos desde allá... Podría pedirle a Cosette, a quién le encantan los barcos más que nosotras, que vaya al puerto a preguntar, por si acaso. Y justo en ese momento, alguien golpea la puerta y la abre:
- ¿Está bien éste? -pregunta mostrándome uno de mis vestidos.
- Si, éste está muy bien, gracias. Ah! Cuando llegue Rosette, por favor ve al puerto, para preguntar si ha llegado algún barco de oriente.
- ¿Por qué? -pregunta mi hermana, y no sé si pregunta de desconfiada o sólo por la flojera de no ir.
- Porque ella viene de allá y si encontramos a alguien que la lleve de vuelta lo más pronto posible será lo mejor para todos. -digo sin rodeos, pero en cuanto cierro la puerta, veo que la chica me mira como si no fuera eso lo que ella quiere en realidad- ¿Te quieres quedar en este puerto? -pregunto mientras me acerco con el vestido hacia ella.
Entonces me doy cuenta que la chica se cambiará con un hombre adentro de la pieza. Sin más, levanto mi ceja para Paul, pero como él no se da por aludido, debo decirle:
- Espera afuera, para que ella se pueda cambiar tranquila.
Re: La voz del mar (Ariel + Libre)
Oh, no…
Ariel supo de forma instintiva que tal vez sus palabras no fueron las más adecuadas. Paul se veía incluso abatido, contrario de lo que uno esperaría de un hombre como él. Si era exagerado o no, la sirenita era incapaz de decidirlo. Venía de un sitio donde las emociones gobernaban en diversas ocasiones.
La llegada de la otra humana, de vestido amarillo, interrumpe cualquier intento de comunicación que intentase la sirenita con su extraño protector. Ambas discuten, sin embargo, un tema que causa un sobresalto en Ariel. ¿Irse a Oriente? ¡No! ¡Ella no quería ir tan lejos! Ni pensarlo… De ser necesario se lanzaba del barco, estaba segura. No tenía intención alguna de irse a un reino donde no tenía ese algo que estaba buscando.
Sí, deseó responderle, con todas sus fuerzas. Incluso se lo gritaba de ser necesario. Pero sin voz, lo único que pudo hacer fue mover la cabeza de forma afirmativa, un par de veces. Tal vez tres.
Babette comenzó a acercarse con el vestido ese, bastante bonito aunque Ariel estaba muy nerviosa para verlo en detalle, antes de hablar con Paul. O sacarlo del cuarto con palabras mejor dicho.
La sirena no comprendió por qué debería sentirse más tranquila sin él en frente, pero si Babette lo decía, era por algo. Se levantó con todo el cuidado del mundo, acercándose a la rubia, tocando con los dedos la punta del vestido. El mero roce con la tela se sacó una sonrisa un tanto infantil.
Ariel supo de forma instintiva que tal vez sus palabras no fueron las más adecuadas. Paul se veía incluso abatido, contrario de lo que uno esperaría de un hombre como él. Si era exagerado o no, la sirenita era incapaz de decidirlo. Venía de un sitio donde las emociones gobernaban en diversas ocasiones.
La llegada de la otra humana, de vestido amarillo, interrumpe cualquier intento de comunicación que intentase la sirenita con su extraño protector. Ambas discuten, sin embargo, un tema que causa un sobresalto en Ariel. ¿Irse a Oriente? ¡No! ¡Ella no quería ir tan lejos! Ni pensarlo… De ser necesario se lanzaba del barco, estaba segura. No tenía intención alguna de irse a un reino donde no tenía ese algo que estaba buscando.
Sí, deseó responderle, con todas sus fuerzas. Incluso se lo gritaba de ser necesario. Pero sin voz, lo único que pudo hacer fue mover la cabeza de forma afirmativa, un par de veces. Tal vez tres.
Babette comenzó a acercarse con el vestido ese, bastante bonito aunque Ariel estaba muy nerviosa para verlo en detalle, antes de hablar con Paul. O sacarlo del cuarto con palabras mejor dicho.
La sirena no comprendió por qué debería sentirse más tranquila sin él en frente, pero si Babette lo decía, era por algo. Se levantó con todo el cuidado del mundo, acercándose a la rubia, tocando con los dedos la punta del vestido. El mero roce con la tela se sacó una sonrisa un tanto infantil.
Re: La voz del mar (Ariel + Libre)
Estoy tan cansado que ni siquiera me incorporo cuando Cosette entra. Observo como ellas conversan, y una pequeña luz de esperanza surge, porque si Cosette encuentra un barco que vaya al Oriente, ¡el problema de la naufraga pelirroja está resuelto!
Pero no puedo evitar ver como los ojos de Ari se abren y su rostro delicado se deforma con una mueca de horror. ¿Acaso ella no quiere volver al Oriente?
Babette, más atenta que yo, le pregunta si ella quiere quedarse en este puerto, y Ari mueve su cabeza con vehemencia, por lo que no quedan dudas al respecto. ¿Pero cómo la alimentaremos? ¿Dónde dormirá? ¿La aceptará Babette como una empleada? ¿Querrá Ari trabajar para Babette?
- Espera afuera, para que ella se pueda cambiar tranquila. -la voz algo ríspida de Babette me saca de mis pensamientos, y me sonrojo al percibir que me iba a quedar mirando cómo la chica se vestía. Me levanto como impulsado por un rayo, y ya tapándome los ojos me voy hacia la puerta:
- ¡Perdón! ¡De veras que no había caído! -pero una vez afuera, sonrío puesto que ya ví a la chica desnuda en la playa. ¡Que tontería! Si no fuera por la camisa que le presté, ¡todos en la aldea la habrían visto como Dios la trajo al mundo!
Me acomodo al lado de la puerta, como si fuera un perro guardián, esperando a que las chicas hagan sus cosas de chicas en paz. Pero luego tendremos que ocuparnos de Ari... Y yo también tengo que ver dónde pasaré la noche... No tengo ningún refugio... Por suerte hay pasto de sobra cerca...
Los ojos del poney se cierran solos. ¡Está tan cansado! No descansa de verdad desde antes de la fiesta de Ela. Recordemos que iba a descansar en su camarote cuando empezó la pelea con sus ex-amigos. Y dormir por efecto de un knock out no es de lo más reparador... Y después pasó la madrugada nadando y sujetándose a una tapa de barril en medio del mar bravo... No, no han sido días fáciles para Paul...
Camino por la cubierta del Revenge, pero el barco está desierto. Levanto la mirada y veo las velas rasgadas, inútiles para navegar con el viento. ¡Estamos a la deriva! Perdón, ¡Estoy a la deriva!
De pronto, la madera se empieza a deshacer, y por más que me sujete al mástil, termino hundiéndome en el agua. Veo figuras oscuras que se acercan, asustado, busco mi espada, pero la suelto al percibir que son las hermanas Bimbette, Ari, Desirée, Britney, todas nadando y sonriendo a mi alrededor. Los vestidos y cabellos se mueven raros en el agua, pero de pronto ¡aparece Mermaid!
Empiezo a nadar en sentido contrario, asustado, ¡pero no tengo escapatoria! ¡Los grilletes que se habían caído en el mar han regresado a mis pulsos!
Pero no puedo evitar ver como los ojos de Ari se abren y su rostro delicado se deforma con una mueca de horror. ¿Acaso ella no quiere volver al Oriente?
Babette, más atenta que yo, le pregunta si ella quiere quedarse en este puerto, y Ari mueve su cabeza con vehemencia, por lo que no quedan dudas al respecto. ¿Pero cómo la alimentaremos? ¿Dónde dormirá? ¿La aceptará Babette como una empleada? ¿Querrá Ari trabajar para Babette?
- Espera afuera, para que ella se pueda cambiar tranquila. -la voz algo ríspida de Babette me saca de mis pensamientos, y me sonrojo al percibir que me iba a quedar mirando cómo la chica se vestía. Me levanto como impulsado por un rayo, y ya tapándome los ojos me voy hacia la puerta:
- ¡Perdón! ¡De veras que no había caído! -pero una vez afuera, sonrío puesto que ya ví a la chica desnuda en la playa. ¡Que tontería! Si no fuera por la camisa que le presté, ¡todos en la aldea la habrían visto como Dios la trajo al mundo!
Me acomodo al lado de la puerta, como si fuera un perro guardián, esperando a que las chicas hagan sus cosas de chicas en paz. Pero luego tendremos que ocuparnos de Ari... Y yo también tengo que ver dónde pasaré la noche... No tengo ningún refugio... Por suerte hay pasto de sobra cerca...
Los ojos del poney se cierran solos. ¡Está tan cansado! No descansa de verdad desde antes de la fiesta de Ela. Recordemos que iba a descansar en su camarote cuando empezó la pelea con sus ex-amigos. Y dormir por efecto de un knock out no es de lo más reparador... Y después pasó la madrugada nadando y sujetándose a una tapa de barril en medio del mar bravo... No, no han sido días fáciles para Paul...
Camino por la cubierta del Revenge, pero el barco está desierto. Levanto la mirada y veo las velas rasgadas, inútiles para navegar con el viento. ¡Estamos a la deriva! Perdón, ¡Estoy a la deriva!
De pronto, la madera se empieza a deshacer, y por más que me sujete al mástil, termino hundiéndome en el agua. Veo figuras oscuras que se acercan, asustado, busco mi espada, pero la suelto al percibir que son las hermanas Bimbette, Ari, Desirée, Britney, todas nadando y sonriendo a mi alrededor. Los vestidos y cabellos se mueven raros en el agua, pero de pronto ¡aparece Mermaid!
Empiezo a nadar en sentido contrario, asustado, ¡pero no tengo escapatoria! ¡Los grilletes que se habían caído en el mar han regresado a mis pulsos!
Re: La voz del mar (Ariel + Libre)
- Spoiler:
- Off: Oh... pobrecito de Paul... Pero no creas que con tu melodramatismo tendrás una noche en la posada, no señor! Jajaja
- ¿Ari, verdad? -pregunto su nombre, sólo para confirmar. Entonces empiezo a acercar el vestido a ella. Ella se levanta, con dificultad. Eso no es normal- ¿Te duele? -pregunto preocupada, pero ella me aclara, a su modo, que no le duele nada. ¿Entonces por qué le cuesta moverse? El Paul ése la ayudó a entrar, y de seguro la ayudó desde la playa, lejos.
Ella entonces toca la tela, y me sonríe. Yo le sonrío, por imitación, que no encuentro "chistoso" el hecho de tocar una tela. ¿Cómo serían sus ropas antes, que este vestido simple le llama tanto la atención?
- Levanta los brazos. -digo con un tono mucho más suave que el usado con Paul, y tras colgar mi vestido en mi hombro, empiezo a quitarle la camisa de hombre. La dejo sobre la cama y veo que ella tiene un cuerpo hermoso, y muy normal, sin deformidades ni nada. Con la curiosidad satisfecha, me encojo de hombros y le indico que levante los brazos de nuevo, y empiezo a deslizar el vestido hacia abajo.
Por un momento, quizás por no estar acostumbrada a vestir a otros (que desvestir es otra cosa), me demoro un poco en liberarle la cabeza, pero pronto su rostro ya está visible. Con cuidado, tiro sus cabellos afuera del vestido y me dirijo a su espalda, para anudar las cintas.
- Ya estás lista. Mírate. -le indico un espejo que hay junto al mueble.
Re: La voz del mar (Ariel + Libre)
Los hombros de Ariel se movieron por la risita no tan contenida. Ciertamente la actitud de Paul le resultó graciosa, aunque igual de inentendible que antes. ¿Importaba acaso que viera por segunda vez lo que ya había visto?
No se le pasó por la cabeza el tema de qué pasaría con ella, tal vez porque no estaba acostumbrada a hacerlo. Siempre tenía donde pasar la noche en Atlántica, desde su cuarto en el palacio, alguna de las casas del reino, o incluso su propia cueva de tesoros.
Negó el que le doliera el caminar. Era extraño, un poco difícil, pero ¿doloroso? ¡Para nada! Que esa era otra versión del cuento.
Bazos arriba, brazos abajo, Babette le sacó la camisa de Paul y le puso su vestido verde. Cuesta, pero pronto ya siente totalmente el roce de la tela en el cuerpo. Sintió un poco de cosquillas, pero pronto pareció acostumbrarse. Era muy extraño el saberse seca…
Hizo caso a las palabras de Babette y miró su reflejo. Si ignoraba un poco su mirada, entre curiosa y asustadiza, podría pasar por una humana adulta perfectamente normal. Sin dudas ese gesto tan propio de un niño que no conoce nada arruinaba la fachada. Pero bueno, tal vez lo tomaran como algo de una extranjera, ¿no? Además de eso, Ariel se sintió feliz. En parte, estaba cumpliendo lo que más quería: ser humana. Tal vez no pudiera comunicarse, pero pudo integrarse entre ese par de humanos que la estaban ayudando. De momento, eso bastaba.
Apartó su mirada del espejo para agradecer a Babette de la única forma que podía: con un abrazo. Torpe, claro, como ahora tenía “peso” extra. Esperaba que ella comprendiera lo que deseaba "decirle".
No se le pasó por la cabeza el tema de qué pasaría con ella, tal vez porque no estaba acostumbrada a hacerlo. Siempre tenía donde pasar la noche en Atlántica, desde su cuarto en el palacio, alguna de las casas del reino, o incluso su propia cueva de tesoros.
Negó el que le doliera el caminar. Era extraño, un poco difícil, pero ¿doloroso? ¡Para nada! Que esa era otra versión del cuento.
Bazos arriba, brazos abajo, Babette le sacó la camisa de Paul y le puso su vestido verde. Cuesta, pero pronto ya siente totalmente el roce de la tela en el cuerpo. Sintió un poco de cosquillas, pero pronto pareció acostumbrarse. Era muy extraño el saberse seca…
Hizo caso a las palabras de Babette y miró su reflejo. Si ignoraba un poco su mirada, entre curiosa y asustadiza, podría pasar por una humana adulta perfectamente normal. Sin dudas ese gesto tan propio de un niño que no conoce nada arruinaba la fachada. Pero bueno, tal vez lo tomaran como algo de una extranjera, ¿no? Además de eso, Ariel se sintió feliz. En parte, estaba cumpliendo lo que más quería: ser humana. Tal vez no pudiera comunicarse, pero pudo integrarse entre ese par de humanos que la estaban ayudando. De momento, eso bastaba.
Apartó su mirada del espejo para agradecer a Babette de la única forma que podía: con un abrazo. Torpe, claro, como ahora tenía “peso” extra. Esperaba que ella comprendiera lo que deseaba "decirle".
Re: La voz del mar (Ariel + Libre)
- ¡Alejaos! -grito desesperado, mientras Mermaid me sujeta de las cadenas, haciendo que me corte la piel y la sangre empieza salir en hilos, difuminándose en el agua. Ella sonríe y me promete que ahora olvidará la promesa hecha a los equestrianos.
No sé si es posible transpirar bajo el agua, pero ¡yo lo hago! Ella se acerca y toma mis pulsos, y empieza a chupar mi sangre. Me muevo, pero todo es inútil: ella no me soltará...
De pronto, alguien me mueve y me encuentro sentado en el piso de madera de un pasillo... ¡Estoy en la posada de Babette! Suspiro aliviado, con la frente mojada de sudor, porque todo lo anterior fue una pesadilla. Una horrible en todo caso.
Pero la sra. que está frente a mí me es desconocida:
- ¿Quién es usted? -pregunto maleducado, pero sincero.
- Soy la Sra. Moore, y encuentro terrible el que hayan borrachos a esta hora del día.
Off: ¡Nadie me fue a despertar de la pesadilla! Ariel: ¿está bien que llegue tu futura empleadora aqui, a la misma posada?
No sé si es posible transpirar bajo el agua, pero ¡yo lo hago! Ella se acerca y toma mis pulsos, y empieza a chupar mi sangre. Me muevo, pero todo es inútil: ella no me soltará...
De pronto, alguien me mueve y me encuentro sentado en el piso de madera de un pasillo... ¡Estoy en la posada de Babette! Suspiro aliviado, con la frente mojada de sudor, porque todo lo anterior fue una pesadilla. Una horrible en todo caso.
Pero la sra. que está frente a mí me es desconocida:
- ¿Quién es usted? -pregunto maleducado, pero sincero.
- Soy la Sra. Moore, y encuentro terrible el que hayan borrachos a esta hora del día.
Off: ¡Nadie me fue a despertar de la pesadilla! Ariel: ¿está bien que llegue tu futura empleadora aqui, a la misma posada?
Re: La voz del mar (Ariel + Libre)
Sonrío al ver el reflejo de Ari en el espejo: No porque me guste el verde, ¡pero el color le sienta de maravillas! Y la sonrisa en el rostro de la chica me indica que a ella también le ha gustado mucho:
- No necesitas devolvérmelo, es tuyo. -digo contenta, pero antes que diga algo más, ella se acerca, con unos pasos raros, como que se fuera a caer hacia adelante, pero en realidad me abraza.
Por supuesto que le correspondo, y el abrazo se hace largo, hasta que la propia chica abre los brazos:
- Estoy muy contenta de que te haya sentado bien. -digo al volver a mirarla, pero entonces, me acuerdo de que ella hace poco ha naufragado. ¡De seguro tiene hambre!- Tengo el almuerzo listo, ¿os apetece un poco de caldo de arvejas? -Y mientras comemos, debo averiguar si ella sabe algun oficio, pues será necesario que sepa algo para conseguir alguna forma de sustento.
Suspiro al pensar que ella podría quedarse en la posada, ayudando con la limpieza... sin embargo, salvo algunos momentos cuando tenemos la casa llena, entre las tres nos las arreglamos muy bien...
- ¿Quién es usted? -escucho una voz de hombre muy familiar hacer esa pregunta. ¿Familiar? ¿Pero no lo conocí sólo hoy?
- Soy la Sra. Moore, y encuentro terrible el que hayan borrachos a esta hora del día. -Oh-oh... ¿La estricta sra. Moore está aqui? Ella no es cliente frecuente... diría que es de lo más infrecuente, siempre criticando el que recibamos a personas de dudosos oficios. Para nuestra suerte, no siempre está en el puerto.
Pero como hoy está aquí... respiro hondo y me esfuerzo en sonreír antes de abrir la puerta, y me encuentro con la misma sra. Moore discutiendo con Paul, quién está sentado en el piso, con el torso desnudo. De inmediato, le hago un gesto a Ari, para que traiga la camisa de Paul, para que se vista pronto:
- Buenos días sra. Moore, ¿a qué debemos su visita? -de seguro que le criticará. Por suerte que Ari ya está vestida. Una crítica menos, espero.
Off: ¿Ari, ella es así? Si no, puedes cambiar la foto, o borrarla.
- No necesitas devolvérmelo, es tuyo. -digo contenta, pero antes que diga algo más, ella se acerca, con unos pasos raros, como que se fuera a caer hacia adelante, pero en realidad me abraza.
Por supuesto que le correspondo, y el abrazo se hace largo, hasta que la propia chica abre los brazos:
- Estoy muy contenta de que te haya sentado bien. -digo al volver a mirarla, pero entonces, me acuerdo de que ella hace poco ha naufragado. ¡De seguro tiene hambre!- Tengo el almuerzo listo, ¿os apetece un poco de caldo de arvejas? -Y mientras comemos, debo averiguar si ella sabe algun oficio, pues será necesario que sepa algo para conseguir alguna forma de sustento.
Suspiro al pensar que ella podría quedarse en la posada, ayudando con la limpieza... sin embargo, salvo algunos momentos cuando tenemos la casa llena, entre las tres nos las arreglamos muy bien...
- ¿Quién es usted? -escucho una voz de hombre muy familiar hacer esa pregunta. ¿Familiar? ¿Pero no lo conocí sólo hoy?
- Soy la Sra. Moore, y encuentro terrible el que hayan borrachos a esta hora del día. -Oh-oh... ¿La estricta sra. Moore está aqui? Ella no es cliente frecuente... diría que es de lo más infrecuente, siempre criticando el que recibamos a personas de dudosos oficios. Para nuestra suerte, no siempre está en el puerto.
Pero como hoy está aquí... respiro hondo y me esfuerzo en sonreír antes de abrir la puerta, y me encuentro con la misma sra. Moore discutiendo con Paul, quién está sentado en el piso, con el torso desnudo. De inmediato, le hago un gesto a Ari, para que traiga la camisa de Paul, para que se vista pronto:
- Buenos días sra. Moore, ¿a qué debemos su visita? -de seguro que le criticará. Por suerte que Ari ya está vestida. Una crítica menos, espero.
Off: ¿Ari, ella es así? Si no, puedes cambiar la foto, o borrarla.
Re: La voz del mar (Ariel + Libre)
Off: Nah, esa mujer tiene mala leche en todas partes, así que poco importa donde me la encuentre :Dy tomando en cuenta que es la mami de Melody y ni yo sé cómo es físicamente, me parece una buena elección.
On: El caldo de arvejas no le suena de nada, que ella estaba acostumbrada a mariscos, algas y algún humano como aperitivo, pero tomando en cuenta que comida es comida, no se queja. Incluso lo agradece, porque luego del encuentro con Noligma y tanto pasito, el hambre comienza a molestarla.
Curiosamente, antes de que pueda “preguntarle” a Babette que se suponía que eran las susodichas arvejas, la despistan unas voces en el pasillo. Paul y una mujer que, al parecer, había confundido con un borracho a su agradable guardián. Ariel alterna su mirada entre la posadera y la puerta, que como es curiosa desearía poder presenciar la novedad de una humana nueva.
La puerta se abre y… Bueno, Ariel no encuentra nada del otro mundo. Tan solo a una mujer “bien vestida”, con una expresión algo enfadada y a Paul, aun sin camisa y con expresión de “aquí huele raro”. Notó el pedido de Babette, con lo que se “apresuró” a buscar la camisa de Paul, aunque con su falta de práctica podríamos decir que casi iba caminando relajada.
Así de espaldas, le fue imposible ver la expresión de la anciana, pero bueno, los demás de seguro notaban la expresión altanera de la mujer, que prefirió simplemente fingir que el borracho no existía, ahora que su atención podía estar fija en la posadera. Como a ella eso de los vestidos y los nombres parecidos le resultaban confusos, no fue extraño que confundiera nuevamente a las Bimbette.
–He venido para hacer un pedido, Rosette. – así, toda pomposa, sacó una hoja de papel, con una serie de comidas específicas, entregándosela a la rubia. –Mi hija, Angelique, vuelve de un viaje dentro de dos días. Intenté pedir un banquete decente... – sí, ella es así, con el mínimo tacto y respeto por el trabajo ajeno. –pero el rey al parecer está organizando un evento, con lo que no me queda de otra que venir aquí. Espero que tú y tus… hermanas estén disponibles para algo tan importante. La paga será buena, cosa que te vendría muy bien para arreglar un poco esta pocilga.
No, la buena señora Moore no era exactamente malvada. Solo era vanidosa y criada entre oro y seda. Claramente, a sus ojos, todo lo que no fuera un castillo era una pocilga. Y, en el fondo, solo esperaba ayudar un poco a la posadera. Que había conocido a sus padres y, en el fondo de su corazón secreto, les tenía cariño.
En ese preciso momento, Ariel hizo su aparición. Camisa en mano, fue con la cabecita baja en dirección a Paul, entregándosela con cuidado y quedándose pegadita a su brazo. Que esa mujer le daba un poco de miedo. Apestaba a algún perfume caro y sus palabras parecían ser de hielo.
La señora, claro, reparó en ella. Levantó una ceja mientras evaluaba a la pelirroja, que ante el escrutinio sintió como sus mejillas adquirían más color.
–¿Y esta quien es, Cosette?
On: El caldo de arvejas no le suena de nada, que ella estaba acostumbrada a mariscos, algas y algún humano como aperitivo, pero tomando en cuenta que comida es comida, no se queja. Incluso lo agradece, porque luego del encuentro con Noligma y tanto pasito, el hambre comienza a molestarla.
Curiosamente, antes de que pueda “preguntarle” a Babette que se suponía que eran las susodichas arvejas, la despistan unas voces en el pasillo. Paul y una mujer que, al parecer, había confundido con un borracho a su agradable guardián. Ariel alterna su mirada entre la posadera y la puerta, que como es curiosa desearía poder presenciar la novedad de una humana nueva.
La puerta se abre y… Bueno, Ariel no encuentra nada del otro mundo. Tan solo a una mujer “bien vestida”, con una expresión algo enfadada y a Paul, aun sin camisa y con expresión de “aquí huele raro”. Notó el pedido de Babette, con lo que se “apresuró” a buscar la camisa de Paul, aunque con su falta de práctica podríamos decir que casi iba caminando relajada.
Así de espaldas, le fue imposible ver la expresión de la anciana, pero bueno, los demás de seguro notaban la expresión altanera de la mujer, que prefirió simplemente fingir que el borracho no existía, ahora que su atención podía estar fija en la posadera. Como a ella eso de los vestidos y los nombres parecidos le resultaban confusos, no fue extraño que confundiera nuevamente a las Bimbette.
–He venido para hacer un pedido, Rosette. – así, toda pomposa, sacó una hoja de papel, con una serie de comidas específicas, entregándosela a la rubia. –Mi hija, Angelique, vuelve de un viaje dentro de dos días. Intenté pedir un banquete decente... – sí, ella es así, con el mínimo tacto y respeto por el trabajo ajeno. –pero el rey al parecer está organizando un evento, con lo que no me queda de otra que venir aquí. Espero que tú y tus… hermanas estén disponibles para algo tan importante. La paga será buena, cosa que te vendría muy bien para arreglar un poco esta pocilga.
No, la buena señora Moore no era exactamente malvada. Solo era vanidosa y criada entre oro y seda. Claramente, a sus ojos, todo lo que no fuera un castillo era una pocilga. Y, en el fondo, solo esperaba ayudar un poco a la posadera. Que había conocido a sus padres y, en el fondo de su corazón secreto, les tenía cariño.
En ese preciso momento, Ariel hizo su aparición. Camisa en mano, fue con la cabecita baja en dirección a Paul, entregándosela con cuidado y quedándose pegadita a su brazo. Que esa mujer le daba un poco de miedo. Apestaba a algún perfume caro y sus palabras parecían ser de hielo.
La señora, claro, reparó en ella. Levantó una ceja mientras evaluaba a la pelirroja, que ante el escrutinio sintió como sus mejillas adquirían más color.
–¿Y esta quien es, Cosette?
Re: La voz del mar (Ariel + Libre)
- Spoiler:
- Si es la "mamá" de Melody, debe ser sólo un poco más vieja que Ariel:
- Soy la Sra. Moore, y encuentro terrible el que hayan borrachos a esta hora del día.
- Yo no estoy borracho. -digo sin levantarme y rascándome un ojo.
- Claro, los borrachines nunca lo admiten, pero de todas formas avergüenzas ésta pocilga con tu presencia desnudo y borracho.
- ¡Que yo no estoy borracho! -repito ahora francamente con la paciencia agotándose. ¿Quién se cree la sra. que es para decir que averguenzo ésta... -¡Y no diga que la posada de Babette es una pocilga!
En eso se abre la puerta y aparecen Babette y Ari. Me sorprende que Babette la trate tan amablemente... Entonces me acuerdo que ella es la dueña de la posada, junto con sus hermanas, claro, y debe portarse amable con todos... incluso con gente que no lo merece.
Lo chistoso es que la rabia es reemplazada por risa, que la "pomposa Sra. Moore" confunde a Babette con Rosette! Pero la rabia resurge cuando escucho todas las insinuaciones negativas que ella hace de los banquetes de Babette, repitiendo otra vez la palabra "pocilga".
Me faltó velocidad para levantarme y decirle unas buenas verdades, pero al final, fue bueno que el cansancio me impidiera hablar, porque me dió tiempo de pensar que al fin y al cabo era verdad que sería un dinero extra para mi amiga. Aunque viniera de esa desagradable mujer, si a Babette y sus hermanas le era útil, estoy obligado a continuar calladito en el suelo.
De pronto, veo a Ari caminando hacia mí, muy linda con el vestido verde. ¡Ya camina sin apoyo! constato contento mientras ella me entrega la camisa, y con una ligera mueca de dolor, me levanto y me empiezo a vestir.
- ¿Y esta quien es, Cosette? -dice la "apestosa Sra. Moore", nuevamente cambiándole el nombre a Babette. Y sólo entonces me fijo que Ari está casi atrás mío, escondiéndose mientras me abotono la camisa. ¡Ella le tiene miedo!
En ningún momento prometí protegerla, pero algo en mi interior me dice que así debo hacerlo, por lo que levanto un dedo y me dirigo hacia la "habladora Sra. Moore":
- Ella es Ari, una náufraga que YO encontré, está bajo MIS cuidados y no dejaré que USTED la importune. -la ahora indignada Sra. Moore toma aire para hablar, pero yo agrego más rápido- Y le juro por Neptuno que no estoy borracho HOY, ¡por lo que espero que no lo repita más!
Re: La voz del mar (Ariel + Libre)
Off: Bueno, será más joven entonces...
Tomo en mis manos el delantal, pues así me aguantaré bien mi "comunicación gestual" para concordar con la diplomacia, tan necesaria en el mundo de los negocios. Además, el sr. Moore, suegro de la sra. Moore, había sido un gran amigo de mi padre. Él venía y se juntaban a conversar de aventuras en el pasado, cosas que no nos dejaban escuchar mucho.
Y su nuera se encariñó mucho de mamá. Los echo de menos...
Con el rabillo del ojo veo que Paul está enojadísimo con ella, pero ella lo ignora y luego de saludarme me ofrece un excelente pedido. Tomo el papel y empiezo a leer en voz baja la lista para el evento, sin molestarme en corregirle que no soy Rosette, que es algo inútil a estas alturas del partido, y por supuesto sonriéndole amable:
- Dos días es un plazo muy razonable y más que suficiente, sra. Moore. -digo sonriendo y guardándome la lista en mi delantal. Ese pequeño gesto significa que he aceptado, por más que me enoje oírle llamar la "Posada del Poney Pisador" de pocilga... Creo que si la pintara de oro seguiría llamándola de pocilga...
Todo listo y acordado. Ariel aparece, y camina humilde, esquivando a la Sra. Moore, y le hace entrega a la camisa a Paul. Él se levanta adolorido y se empieza a vestir, mientras yo suspiro que todo terminará bien, después de todo...
Pero a la sra. Moore le interesa la bella náufraga y me pregunta quién es. Tomo aire para responderle, cuando Paul se abalanza sobre ella y le explica, con todas sus letras, pero todo en tono de amenaza:
- ¡Calma Paul! -digo caminando e interponiéndome entre ambos- Si, es verdad que ella es una náufraga, y Paul fue muy amable en traerla al puerto. La pobre no habla, por lo que aún no sabemos de donde vino. -finalizo con una sonrisa, la que más parece una mueca, ya que uno no debe sonreír ante desgracias ajenas, ¡pero si no sonrío, se arma una pelea entre el extraño y la sra. Moore!
Tomo en mis manos el delantal, pues así me aguantaré bien mi "comunicación gestual" para concordar con la diplomacia, tan necesaria en el mundo de los negocios. Además, el sr. Moore, suegro de la sra. Moore, había sido un gran amigo de mi padre. Él venía y se juntaban a conversar de aventuras en el pasado, cosas que no nos dejaban escuchar mucho.
Y su nuera se encariñó mucho de mamá. Los echo de menos...
Con el rabillo del ojo veo que Paul está enojadísimo con ella, pero ella lo ignora y luego de saludarme me ofrece un excelente pedido. Tomo el papel y empiezo a leer en voz baja la lista para el evento, sin molestarme en corregirle que no soy Rosette, que es algo inútil a estas alturas del partido, y por supuesto sonriéndole amable:
- Dos días es un plazo muy razonable y más que suficiente, sra. Moore. -digo sonriendo y guardándome la lista en mi delantal. Ese pequeño gesto significa que he aceptado, por más que me enoje oírle llamar la "Posada del Poney Pisador" de pocilga... Creo que si la pintara de oro seguiría llamándola de pocilga...
Todo listo y acordado. Ariel aparece, y camina humilde, esquivando a la Sra. Moore, y le hace entrega a la camisa a Paul. Él se levanta adolorido y se empieza a vestir, mientras yo suspiro que todo terminará bien, después de todo...
Pero a la sra. Moore le interesa la bella náufraga y me pregunta quién es. Tomo aire para responderle, cuando Paul se abalanza sobre ella y le explica, con todas sus letras, pero todo en tono de amenaza:
- ¡Calma Paul! -digo caminando e interponiéndome entre ambos- Si, es verdad que ella es una náufraga, y Paul fue muy amable en traerla al puerto. La pobre no habla, por lo que aún no sabemos de donde vino. -finalizo con una sonrisa, la que más parece una mueca, ya que uno no debe sonreír ante desgracias ajenas, ¡pero si no sonrío, se arma una pelea entre el extraño y la sra. Moore!
Re: La voz del mar (Ariel + Libre)
Pocilga, no pocilga. Para la señora, todo era una pocilga. Incluso su mansión, uno de esos lugares que llegaba a brillar de limpio, era una pocilga.
–Bien, mis criados vendrán por mis cosas en cuanto pasen los dos días. Es estrictamente necesario que todo luzca perfecto, puesto que Angelique es mi primogénita y está en edad justa para buscarle prometido.
Y, si la niña no impresionaba con sus modales y presencia, debería impresionar el dinero ofrecido como dote y las comidas. Tenían que hacerlo.
Arrugó más el ceño al oír la explicación del borracho, decidida a responderle, pero a último momento decide que no desea bajar a su nivel. Que ella es noble y él nada más que un borracho en una posada.
Ariel, por otro lado, se volvió más pequeña ante la mirada de la mujer y las palabras del trío. No deseaba siquiera participar o intentar explicar algo por si misma, que para algo Paul la estaba protegiendo. ¡Maravilloso!
La señora Moore, por otro lado, pareció pensar en algo durante unos momentos. Tal vez fuera el pelo, los gestos… Pero la joven tenía algo que le resultaba muy familiar. ¿Acaso en su propia niña?
–Un borracho, – comenzó, por llevarle la contra al hombre. –protegiendo a una naufraga. Es lo más interesante que ha pasado en tu posada, Babette. – sí, al fin le dio al nombre correcto. –¡Párate derecha niña! ¿Qué te crees? Incluso ante un rey has de verte digna, mira cómo está ella. Pareces una vagabunda…
Eso sería lo más cercano a un cumplido que alguna vez daría a Babette. Y es que consideraba que, si bien el escote era excesivo y un poco más de decoro le vendría bien, el porte bastaba. Derecha, siempre derecha. Que después te sale joroba. Ella tenía al menos 30 y aun se veía radiante y con una dignidad suficiente para siquiera inclinar la cabeza ante el rey de Marhovia. Ella inclinaba las piernas y mantenía todo el tronco recto.
Ariel prefirió hacer caso, que aunque estuviera intimidada, no quería dejar mal ni a Babette ni a Paul. Y mucho menos a su educación. Era una princesa educada, ¿bueno? La señora sonrió ligeramente como muestra de aprobación.
–Ahora sí, tienes más aspecto de doncella, en vez de una simple aldeana. – curiosamente, en su cabecita de joyas, el verte como una aldeana era de lo peor. Podías serlo, pero no tenías por qué parecer una, ¿verdad? Incluso la más pobre aldeana podía verse como una posible princesa. –Y tú. – el dedo índice fue a parar a unos centímetros del rostro de Paul. –Muestra más respeto, niño. ¿Quién te crees que eres? A tu edad yo ya estaba bebiendo vino con la reina, mi familia es una de las más respetadas de Marshovia y yo misma no dediqué mi vida a la corte para que venga un aparecido a levantarme la voz. Además, ella no necesita un hombre que venga a defenderla de mí. ¿Qué no ves el tono de su piel y como se mueve su cabello? Desentona completamente con la idea de una simple naufraga.
Para dar más énfasis a sus palabras, con el bastón que solía llevar alejó a Paul de la pobre pelirroja, quien ahora sí se sintió indefensa y desnuda, por mucho que la ropa de Babette cubriese su piel. Aun así, intentó, como una buena sirena, mantenerle la mirada.
–¿Qué harás con ella, Babette? ¿Has contactado con alguien para su cuidado?
El por qué la señora estaba interesada en una naufraga era un misterio hasta para ella. seguramente fuera el color del cabello, que tanto le recordaba a su hija. Pero no a la Angelique, la niña que ella siempre añoró, si no a Melody, la hija que nunca pidió.
–Bien, mis criados vendrán por mis cosas en cuanto pasen los dos días. Es estrictamente necesario que todo luzca perfecto, puesto que Angelique es mi primogénita y está en edad justa para buscarle prometido.
Y, si la niña no impresionaba con sus modales y presencia, debería impresionar el dinero ofrecido como dote y las comidas. Tenían que hacerlo.
Arrugó más el ceño al oír la explicación del borracho, decidida a responderle, pero a último momento decide que no desea bajar a su nivel. Que ella es noble y él nada más que un borracho en una posada.
Ariel, por otro lado, se volvió más pequeña ante la mirada de la mujer y las palabras del trío. No deseaba siquiera participar o intentar explicar algo por si misma, que para algo Paul la estaba protegiendo. ¡Maravilloso!
La señora Moore, por otro lado, pareció pensar en algo durante unos momentos. Tal vez fuera el pelo, los gestos… Pero la joven tenía algo que le resultaba muy familiar. ¿Acaso en su propia niña?
–Un borracho, – comenzó, por llevarle la contra al hombre. –protegiendo a una naufraga. Es lo más interesante que ha pasado en tu posada, Babette. – sí, al fin le dio al nombre correcto. –¡Párate derecha niña! ¿Qué te crees? Incluso ante un rey has de verte digna, mira cómo está ella. Pareces una vagabunda…
Eso sería lo más cercano a un cumplido que alguna vez daría a Babette. Y es que consideraba que, si bien el escote era excesivo y un poco más de decoro le vendría bien, el porte bastaba. Derecha, siempre derecha. Que después te sale joroba. Ella tenía al menos 30 y aun se veía radiante y con una dignidad suficiente para siquiera inclinar la cabeza ante el rey de Marhovia. Ella inclinaba las piernas y mantenía todo el tronco recto.
Ariel prefirió hacer caso, que aunque estuviera intimidada, no quería dejar mal ni a Babette ni a Paul. Y mucho menos a su educación. Era una princesa educada, ¿bueno? La señora sonrió ligeramente como muestra de aprobación.
–Ahora sí, tienes más aspecto de doncella, en vez de una simple aldeana. – curiosamente, en su cabecita de joyas, el verte como una aldeana era de lo peor. Podías serlo, pero no tenías por qué parecer una, ¿verdad? Incluso la más pobre aldeana podía verse como una posible princesa. –Y tú. – el dedo índice fue a parar a unos centímetros del rostro de Paul. –Muestra más respeto, niño. ¿Quién te crees que eres? A tu edad yo ya estaba bebiendo vino con la reina, mi familia es una de las más respetadas de Marshovia y yo misma no dediqué mi vida a la corte para que venga un aparecido a levantarme la voz. Además, ella no necesita un hombre que venga a defenderla de mí. ¿Qué no ves el tono de su piel y como se mueve su cabello? Desentona completamente con la idea de una simple naufraga.
Para dar más énfasis a sus palabras, con el bastón que solía llevar alejó a Paul de la pobre pelirroja, quien ahora sí se sintió indefensa y desnuda, por mucho que la ropa de Babette cubriese su piel. Aun así, intentó, como una buena sirena, mantenerle la mirada.
–¿Qué harás con ella, Babette? ¿Has contactado con alguien para su cuidado?
El por qué la señora estaba interesada en una naufraga era un misterio hasta para ella. seguramente fuera el color del cabello, que tanto le recordaba a su hija. Pero no a la Angelique, la niña que ella siempre añoró, si no a Melody, la hija que nunca pidió.
Re: La voz del mar (Ariel + Libre)
La "pesada sra. Moore" me mira de arriba a abajo, encarcando una ceja. Me preparo para recibir una respuesta enérgica, que de seguro la sra. no se quedará con la boca cerrada, pero Babette se interpone entre nosotros, deshaciéndose en explicaciones.
Pero tras observarnos, vuelve su mirada para Ari, quién sigue atrás mío. Entonces se dirige a Babette y yo doy un resoplido al oír:
- Un borracho, protegiendo a una naufraga. Es lo más interesante que ha pasado en tu posada, Babette.
- ¡Y dále con lo mismo! -suspiro tras el resoplido, y me cruzo de brazos resignado, apoyándome en la pared, que no avanzará más la cosa por ese lado... Pero cansado o no, doy un salto cuando ella le grita a Ari, ordenándole que se ponga derecha- ¿Pero qué se cree...? -pregunto indignado, sin embargo, al ver a Ari obedecerle, no puede negar que se ve mejor. "¡Pero no debía llamarla de vagabunda!"
Ni siquiera los piratas enseñaban así, a gritos... O a lo mejor sí, que ahora que lo pienso, gritaban harto... Sólo el capitán tenía paciencia en las clases de esgrima, pero para él la esgrima era casi como una religión...
- Y tú, muestra más respeto, niño. -abro mis ojos como platos al ver que ELLA me está retando, poniendo SU dedo sobre mi rostro. ¿Acaso sabe que tengo 12 años? Aunque yo soy bien adulto, para un poney...
Ella levanta el bastón y me aleja de Ari. Ya sea porque estoy cansado para pelear, o porque realmente no tengo nada que ofrecer, dejo que lo haga, algo humillado la verdad. (Alerta de melancolía a la vista... ¬¬)
- Yo nunca dije que fuera una simple naufraga... -me defiendo, que no es mi costumbre quedarme callado, aunque ahora lo haga con un tono de voz más bajo que antes- Por eso la traje al puerto, -literalmente- para pedirle ayuda a Babette...
De pronto, mi estómago ruge, dejándome aún más avergonzado. ¡De veras que no como nada desde ayer! Busco en mi bolsillo y me encuentro con la última manzana. Tiene arena, pero paso la mano y la empiezo a comer ahí mismo, sin la menor ceremonia.
Pero tras observarnos, vuelve su mirada para Ari, quién sigue atrás mío. Entonces se dirige a Babette y yo doy un resoplido al oír:
- Un borracho, protegiendo a una naufraga. Es lo más interesante que ha pasado en tu posada, Babette.
- ¡Y dále con lo mismo! -suspiro tras el resoplido, y me cruzo de brazos resignado, apoyándome en la pared, que no avanzará más la cosa por ese lado... Pero cansado o no, doy un salto cuando ella le grita a Ari, ordenándole que se ponga derecha- ¿Pero qué se cree...? -pregunto indignado, sin embargo, al ver a Ari obedecerle, no puede negar que se ve mejor. "¡Pero no debía llamarla de vagabunda!"
Ni siquiera los piratas enseñaban así, a gritos... O a lo mejor sí, que ahora que lo pienso, gritaban harto... Sólo el capitán tenía paciencia en las clases de esgrima, pero para él la esgrima era casi como una religión...
- Y tú, muestra más respeto, niño. -abro mis ojos como platos al ver que ELLA me está retando, poniendo SU dedo sobre mi rostro. ¿Acaso sabe que tengo 12 años? Aunque yo soy bien adulto, para un poney...
Ella levanta el bastón y me aleja de Ari. Ya sea porque estoy cansado para pelear, o porque realmente no tengo nada que ofrecer, dejo que lo haga, algo humillado la verdad. (Alerta de melancolía a la vista... ¬¬)
- Yo nunca dije que fuera una simple naufraga... -me defiendo, que no es mi costumbre quedarme callado, aunque ahora lo haga con un tono de voz más bajo que antes- Por eso la traje al puerto, -literalmente- para pedirle ayuda a Babette...
De pronto, mi estómago ruge, dejándome aún más avergonzado. ¡De veras que no como nada desde ayer! Busco en mi bolsillo y me encuentro con la última manzana. Tiene arena, pero paso la mano y la empiezo a comer ahí mismo, sin la menor ceremonia.
Re: La voz del mar (Ariel + Libre)
...Mayordomo del brujo...
La discusión entre la señora y el borracho desnudo acabo con el crujir de una baldosa, una pérdida notable de luz, y el sonido del soplo de viento que apagó las velas cuando una figura entró en la sala, totalmente encapuchado, de figura gruesa y poco humana, un ser humanoide entró en la posada.Su andar era lento, sus movimientos muy raros, como si sufriera alguna lesión que le impidiera andar con normalidad, el tronco de su cuerpo se ladeaba según la pierna que adelantara, sus mangas largas ocultaban sus manos, pero estas se movían como si fueran pesos muertos.
El individuo avanzó por la sala sin vacilar por las miradas de sorpresa curiosidad o miedo.
Cada paso provocaba un crujido de la madera, como si pesara algo más de lo normal, pero además cada paso creaba otro sonido, como el de bisagras mal engrasadas o con tierra.
El ser no prestó atención a nadie dijera lo que dijese, sólo tenía atención por una persona.
Se paró frente a la señora Moore, quien por una vez no tenía nada que decir.
El rostro bajo la capucha se encaró al de la dama, normalmente, este rostro no podría ser visto, la capucha lo habría ocultado, pero en este caso los ojos brillaban con luz propia, como dos soles o estrellas que iluminaban parte del rostro metálico y sin vida del ser.
Este hizo un movimiento rápido, por un momento pareció que había sacado un arma, no obstante lo que sacó era una carta negra con un sello rojo sangre.
El miedo en los ojos de la señora Moore indicaba que estaba a punto de gritar de terror, pero no llegó a hacerlo, pues su miedo no duró mucho.
Una voz, tan suave y dulce como una caricia, tan profunda y hermosa como un río sinuante.
Su voz tan cercana y húmeda como un beso, resultó de lo más hechizante, las dudas sobre el emisario cayeron bajo la oleada de una voz encantadora, creando un ambiente tranquilo y relajante.
No obstante la voz no era perfecta, parecía sonar un poco a eco, y mitigada, como si fuera una copia barata.
-Señora Moore... Me complace entregarle esta invitación a la próxima fiesta en el castillo de Ella.... Invitando en su nombre, Yer Noligma, pues la celebración es en su nombre....
El ser entregó la carta a una hechizada Señora Moore que sonreía tontamente.
-Me alegra anunciar, que después de la triste temporada de luto...
Es hora de que vuelva a haber un señor de la montaña prohibida, he ahí el motivo de la celebración... Y estaríamos encantados de que la joven señorita Moore nos encantará con su presencia.
Naturalmente se refería a la princesa Melody que no estaba presente.
La dama estaba totalmente encantada por la voz, ya sea por que estaba más cerca de su origen, o por que hablaba con ella, o por que tenía una voluntad más débil.
Sólo uno de los presentes parecía inmune a este hechizo, tal vez por que llevaba mucho tiempo escuchándolo, por no decir toda la vida, pues era... la voz del mar...era su voz.
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Yer Noligma
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Re: La voz del mar (Ariel + Libre)
- Un borracho, protegiendo a una naufraga. Es lo más interesante que ha pasado en tu posada, Babette. -me dice, y yo, sin saber qué responder, le digo que sí con la cabeza. Pero ella no ha terminado, porque le ordena a la naufraga que se ponga tan digna, ¿cómo yo? ¡No puedo creer que la sra. Moore me ha tomado como un ejemplo! ¡Y la chica me observa y le obedece! Hasta Paul está más quieto (que aún no se ha callado), mientras la sra. Moore comenta algo que ya habia percibido: Ari no es una "naufraga común", pero eso que sea muda nos impide de saber más sobre su historia.
- ¿Qué harás con ella, Babette? ¿Has contactado con alguien para su cuidado?
- Pues, ellos recién han llegado, así que no he providenciado nada. -de pronto, un rugido de estómago nos sorprende. Miro a todos, pero como Paul y Ari tienen cara de culpables, no sé quién está hambriento- De hecho, les iba a servir almuerzo ahora...
De pronto, la puerta se abre. Miro, atenta ante un nuevo cliente, pero me sorprendo al ver alguien muy extraño. De caminar lento y pesado, la criatura cubierta por la capa no parece alguien normal... ¡No parece siquiera que sea alguien! Un escalofrío me recorre, pero el miedo me tiene paralizada. Incluso, cuando se encamina hacia nosotros, no huyo ni corro, aguardando sin saber qué hacer.
- ¡Oh! -doy un grito cuando él saca algo desde su capa, pero me siento ridícula al descubrir que sólo es una carta. Entonces... la persona habla... ¡y su hermosa voz me hechiza!
¡Hasta me da envidia no ser yo una invitada más a la fiesta! Todo el miedo se esfuma, pues me siento como en el aire. ¿Quiénes son Yer Noligma? ¿Dónde queda la montaña prohibida? ¡No importa! Lo único que importa es ir allá...
Off: ¡Vaya giro en la trama!
- ¿Qué harás con ella, Babette? ¿Has contactado con alguien para su cuidado?
- Pues, ellos recién han llegado, así que no he providenciado nada. -de pronto, un rugido de estómago nos sorprende. Miro a todos, pero como Paul y Ari tienen cara de culpables, no sé quién está hambriento- De hecho, les iba a servir almuerzo ahora...
De pronto, la puerta se abre. Miro, atenta ante un nuevo cliente, pero me sorprendo al ver alguien muy extraño. De caminar lento y pesado, la criatura cubierta por la capa no parece alguien normal... ¡No parece siquiera que sea alguien! Un escalofrío me recorre, pero el miedo me tiene paralizada. Incluso, cuando se encamina hacia nosotros, no huyo ni corro, aguardando sin saber qué hacer.
- ¡Oh! -doy un grito cuando él saca algo desde su capa, pero me siento ridícula al descubrir que sólo es una carta. Entonces... la persona habla... ¡y su hermosa voz me hechiza!
¡Hasta me da envidia no ser yo una invitada más a la fiesta! Todo el miedo se esfuma, pues me siento como en el aire. ¿Quiénes son Yer Noligma? ¿Dónde queda la montaña prohibida? ¡No importa! Lo único que importa es ir allá...
Off: ¡Vaya giro en la trama!
Re: La voz del mar (Ariel + Libre)
La señora Moore parece no prestar atención a las palabras de Paul, puesto que con semejante rugido ha demostrado ser lo menos digno de su atención. Sobre todo comiendo una manzana. Tampoco a Babette, aunque a ella al menos la mira.
Ariel, por su parte, no se sintió sorprendida por el hambre de Paul, que ella misma está hambrienta. Casi le pide un poco de eso que come, pero su olor no le pareció apetitoso en lo más mínimo.
Y ambas, pelirroja y señora, se sintieron sorprendidas por la aparición de la extraña criatura. Sobretodo Ariel, cuya bonita nariz le gritaba que saliera corriendo derechito a su casa, porque esa cosa no era normal. No olía a humano, a sirena, a pez… Ni a vivo. Olía como olería cualquier cosa inanimada, exceptuando que este parecía poder moverse.
La sirenita no pudo soportar la sola cercanía de esa cosa, con lo que terminó regresando a su lugar tras la espalda de Paul. Claro, porque Paul era cálido, se sentía el calor de su sangre. ¿Y esa cosa? Pues apestaba a innatural.
La señora Moore, por su parte, estaba aterrada por algo que no podía comprender. Seguramente nunca comprendería, tampoco, el porqué de un momento a otro perdió todo el temor sobre ese ser. Como si una ola se llevase todo lo malo y dejase limpia la arena.
Y claro que sonrió, porque estaba siendo invitada a una fiesta de alguien importante, por mucho que no le sonara de casi nada el nombre de la dueña del castillo o del que iba a celebrar. Fiestas son fiestas, como diría la pelirroja bruja. Y alguien que hablaba tan bonito no podía ser menos que alguien sumamente importante. ¿acaso su niña tendría fortuna en esa fiesta? El tiempo lo diría.
–Yo… – titubeó, ligeramente, puesto que su mente se hallaba nublada y le costaba hilar sus pensamientos. Terminó carraspeando para poder retomar sus costumbres. –Dígale a su amo que, con mucho placer, mi hija y yo acudiremos a la celebración. Estaremos puntualmente en… el castillo de Ela.
Por mucho que desconociera donde quedaba el castillo, donde quedaba la condenada montaña prohibida y quieres eran el par que celebraban. Ya lo averiguaría leyendo la carta, ¿no?
Ariel, por otro lado… bueno, Ariel estaba que se lanzaba sobre la cosa. Por muy humana que fingiera ser, una parte suya seguía siendo sirena, con lo que el hechizo propio de su raza no la afectaba de la misma forma que al resto. No, lo que tenía ella era rabia, algo que rozaba el odio. Conocía muy bien esa voz y el nombre del dueño de esa criatura extraña. También conocía la forma en que los humanos caían bajo las redes de esa inocente y dulce música. Después de todo, era su voz, su perdida voz y ese era el brujo que se la había robado. Sin poder evitarlo, sus dedos tomaron la mano de Paul, buscando quizás algo que la mantuviese pegada al suelo. Puede que un poco más fuerte de lo que debería, y con un poco de suerte solo dejaría la piel un poco roja, pero bueno. No quería descubrirse y tampoco podía hacer nada. Un trato es un trato y ella había entregado voluntariamente su voz. Tampoco podía lanzarse sobre esa cosa y recuperarla a mordiscos, claro. Tendría que esperar a que Noligma mismo se la devolviera, a cambio de otra cosa.
Y viendo la forma en que todos parecían encantarse tanto con su voz, deseó no haberla perdido…
Off: ¡Muy cierto Babette!
Ariel, por su parte, no se sintió sorprendida por el hambre de Paul, que ella misma está hambrienta. Casi le pide un poco de eso que come, pero su olor no le pareció apetitoso en lo más mínimo.
Y ambas, pelirroja y señora, se sintieron sorprendidas por la aparición de la extraña criatura. Sobretodo Ariel, cuya bonita nariz le gritaba que saliera corriendo derechito a su casa, porque esa cosa no era normal. No olía a humano, a sirena, a pez… Ni a vivo. Olía como olería cualquier cosa inanimada, exceptuando que este parecía poder moverse.
La sirenita no pudo soportar la sola cercanía de esa cosa, con lo que terminó regresando a su lugar tras la espalda de Paul. Claro, porque Paul era cálido, se sentía el calor de su sangre. ¿Y esa cosa? Pues apestaba a innatural.
La señora Moore, por su parte, estaba aterrada por algo que no podía comprender. Seguramente nunca comprendería, tampoco, el porqué de un momento a otro perdió todo el temor sobre ese ser. Como si una ola se llevase todo lo malo y dejase limpia la arena.
Y claro que sonrió, porque estaba siendo invitada a una fiesta de alguien importante, por mucho que no le sonara de casi nada el nombre de la dueña del castillo o del que iba a celebrar. Fiestas son fiestas, como diría la pelirroja bruja. Y alguien que hablaba tan bonito no podía ser menos que alguien sumamente importante. ¿acaso su niña tendría fortuna en esa fiesta? El tiempo lo diría.
–Yo… – titubeó, ligeramente, puesto que su mente se hallaba nublada y le costaba hilar sus pensamientos. Terminó carraspeando para poder retomar sus costumbres. –Dígale a su amo que, con mucho placer, mi hija y yo acudiremos a la celebración. Estaremos puntualmente en… el castillo de Ela.
Por mucho que desconociera donde quedaba el castillo, donde quedaba la condenada montaña prohibida y quieres eran el par que celebraban. Ya lo averiguaría leyendo la carta, ¿no?
Ariel, por otro lado… bueno, Ariel estaba que se lanzaba sobre la cosa. Por muy humana que fingiera ser, una parte suya seguía siendo sirena, con lo que el hechizo propio de su raza no la afectaba de la misma forma que al resto. No, lo que tenía ella era rabia, algo que rozaba el odio. Conocía muy bien esa voz y el nombre del dueño de esa criatura extraña. También conocía la forma en que los humanos caían bajo las redes de esa inocente y dulce música. Después de todo, era su voz, su perdida voz y ese era el brujo que se la había robado. Sin poder evitarlo, sus dedos tomaron la mano de Paul, buscando quizás algo que la mantuviese pegada al suelo. Puede que un poco más fuerte de lo que debería, y con un poco de suerte solo dejaría la piel un poco roja, pero bueno. No quería descubrirse y tampoco podía hacer nada. Un trato es un trato y ella había entregado voluntariamente su voz. Tampoco podía lanzarse sobre esa cosa y recuperarla a mordiscos, claro. Tendría que esperar a que Noligma mismo se la devolviera, a cambio de otra cosa.
Y viendo la forma en que todos parecían encantarse tanto con su voz, deseó no haberla perdido…
Off: ¡Muy cierto Babette!
Re: La voz del mar (Ariel + Libre)
Estoy medio deprimido comiendo mi manzanita (que con el estómago lleno no se puede estar "totalmente" deprimido ) cuando escucho que la puerta se abre. En un acto reflejo miro y me sorprendo al ver que la persona que entra es muy... rara.
De inmediato voy por la empuñadura de mi espada... pero mi mano sólo apreta aire: ¡Había olvidado que fuí desarmado en el Revenge! Me quedo alerta, listo para utilizar mis puños, ya que soy el único hombre del grupo (y según mis cálculos, sólo Babette me podría ayudar en caso de batalla). El extraño se acerca, se acerca, y todos paralizados lo observamos.
Cuando está muy cerca, voy a saltar para ponerme delante de las mujeres, pero el chillido de Babette me desconcentra. Entonces, antes que reaccione, ¡escucho la voz más linda del mundo!
De inmediato pasa por mi cabeza la hermosa risa de Desirée, la picardía de Rosette, la forma de caminar de Babette, ¡incluso Ari desnuda en la playa! Sonrío torpemente, embobado la verdad, pero en un estado de paz interior que no vivía hacía mucho tiempo...
¡Hasta me acuerdo del beso de Mermaid! Pero sin el menor miedo, por el contrario, suspiro al recordar sus labios pasándome oxígeno...
Ni escucho mucho lo de la invitación de la fiesta, que eso no es para mí. Lo mío es abrazar a Mermaid dentro de mi cabeza, todo derretido...
Lo único que me hace regresar a medias a la realidad es el fuerte apretón de Ari. ¿Por qué se ve tan enojada? Le sonrío, para ver si se contagia, pero ella sólo me apreta más la mano. Hago una ligera mueca, pero dejo que me apriete, embobado en fijarme que sus cabellos son tan rojos como los de Mermaid...
De inmediato voy por la empuñadura de mi espada... pero mi mano sólo apreta aire: ¡Había olvidado que fuí desarmado en el Revenge! Me quedo alerta, listo para utilizar mis puños, ya que soy el único hombre del grupo (y según mis cálculos, sólo Babette me podría ayudar en caso de batalla). El extraño se acerca, se acerca, y todos paralizados lo observamos.
Cuando está muy cerca, voy a saltar para ponerme delante de las mujeres, pero el chillido de Babette me desconcentra. Entonces, antes que reaccione, ¡escucho la voz más linda del mundo!
De inmediato pasa por mi cabeza la hermosa risa de Desirée, la picardía de Rosette, la forma de caminar de Babette, ¡incluso Ari desnuda en la playa! Sonrío torpemente, embobado la verdad, pero en un estado de paz interior que no vivía hacía mucho tiempo...
¡Hasta me acuerdo del beso de Mermaid! Pero sin el menor miedo, por el contrario, suspiro al recordar sus labios pasándome oxígeno...
Ni escucho mucho lo de la invitación de la fiesta, que eso no es para mí. Lo mío es abrazar a Mermaid dentro de mi cabeza, todo derretido...
Lo único que me hace regresar a medias a la realidad es el fuerte apretón de Ari. ¿Por qué se ve tan enojada? Le sonrío, para ver si se contagia, pero ella sólo me apreta más la mano. Hago una ligera mueca, pero dejo que me apriete, embobado en fijarme que sus cabellos son tan rojos como los de Mermaid...
Re: La voz del mar (Ariel + Libre)
...Mayordomo del brujo...
La criatura asintió y luego realizo una reverencia, bastante antinatural, como si todos sus movimientos fueran compasados por un reloj.
Lo único que sonaba natural era su voz.
-si, mi señora, así se lo transmitiré.
El encapuchado estaba tan centrado en la señora Moore que no se había centrado en nada mas, por lo que al girar bruscamente hacia pony pudo sorprender a mas de uno, sobre todo por que esta vez no parecía nada amistoso, como si hubiera algo que no le gustaba.
Pero lo cierto es que a Paul ni lo veía, solo tenia ojos para lo que se ocultaba detrás de el.
La criatura nos e acerco, ni hizo ademan de dirigirse a ellos, pero sus ojos curiosos se movían dentro de ellos unas lentes aproximaban la imagen de lo que quería ver.
La mejor arma de la criatura era esa sensación de neutralidad, de que anda le importaba, de que solo era una herramienta mas, pero por un momento perdió esa arma... donde una mera herramienta solo habría visto dos ojos, no habría visto el odio, rencor, rabia... pero el si lo vio, y al entrecerrar sus brillantes ojos... a Ariel no le quepo ninguna duda... por muy raro o extraño... o siniestro que pareciera, el sentimiento era mutuo.
Solo fue un instante, al siguiente la criatura se había girado dándoles la espalda y se volvió hacia la pobre Babette, a la que se acerco de una forma que daba entender que a diferencia de la señora Moore, no le debía ningún respeto.
Por alguna razón su tono de voz sonó mas frió y autoritario
-Buenos días, señorita...
La criatura acerco de improvisto su rostro al de la joven, y permaneció unos segundos aterrando a la joven
-Babette, señorita Babette Bimbete, del poney pisador...
Sin duda la sorpresa de ser recocida a la primera debió anular el miedo, aunque no la tensión, el robot reacciono a ella y el tono pareció endulzar de repente mientras tendía otro sobre negro.
-... aquí tiene, invitación y instrucciones de la comida, dispondrán de el tiempo hasta la fiesta para tenerlo todo listo... usted y sus hermanas serán parte del catering.
la criatura mecánica sonrió amigablemente, pero aquello fue contraproducente pues su sonrisa causaba el efecto contrario.
-el señor de la montaña prohibida se enorgullece de aquellos que trabajan para el, y ... es bastante generoso con los que hacen correctamente su trabajo
y como si babette no tuviera elección ninguna el mayordomo giro para salir del lugar.
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Yer Noligma
Heredero de la Montaña Prohibida
Re: La voz del mar (Ariel + Libre)
La Sra. Moore acepta la invitación y yo suspiro, por las ganas de ser una doncella y poder participar de fiestas así, en castillos, con todo lo bueno de la vida...
Lo único raro es que el misterioso mensajero se gira y se detiene bruscamente frente al extraño Paul. De mi parte, sonrío, ya que él es muy raro en realidad, y de vez en cuando me provoca dolores de cabeza, además de hablar cosas que no entiendo...
- Buenos días, señorita... -me dice luego de girar y quedar frente a mí. Me siento algo intimidada por los ojos brillantes, aunque vacíos:
- Si, soy yo misma. -le contesto haciendo una reverencia y entonces recibo otro pedido de banquete. Iba a agradecer cuando unos dientes grandes y deformes me paralizan las palabras en una mueca de sonrisa. Si no fuera por la hermosa voz, que me transmite seguridad y calidez, lo pensaría más antes de aceptar el trabajo, pero antes que mi mente reaccione, la suave voz me encandila:
- El señor de la montaña prohibida se enorgullece de aquellos que trabajan para él, y ... es bastante generoso con los que hacen correctamente su trabajo. -Asiento y observo cómo la extraña criatura gira lentamente y empieza a avanzar hacia la puerta.
Aprieto el sobre negro contra mi pecho, con una cresciente sensación de inseguridad a medida que el efecto de la voz se esfuma...
Lo único raro es que el misterioso mensajero se gira y se detiene bruscamente frente al extraño Paul. De mi parte, sonrío, ya que él es muy raro en realidad, y de vez en cuando me provoca dolores de cabeza, además de hablar cosas que no entiendo...
- Buenos días, señorita... -me dice luego de girar y quedar frente a mí. Me siento algo intimidada por los ojos brillantes, aunque vacíos:
- Si, soy yo misma. -le contesto haciendo una reverencia y entonces recibo otro pedido de banquete. Iba a agradecer cuando unos dientes grandes y deformes me paralizan las palabras en una mueca de sonrisa. Si no fuera por la hermosa voz, que me transmite seguridad y calidez, lo pensaría más antes de aceptar el trabajo, pero antes que mi mente reaccione, la suave voz me encandila:
- El señor de la montaña prohibida se enorgullece de aquellos que trabajan para él, y ... es bastante generoso con los que hacen correctamente su trabajo. -Asiento y observo cómo la extraña criatura gira lentamente y empieza a avanzar hacia la puerta.
Aprieto el sobre negro contra mi pecho, con una cresciente sensación de inseguridad a medida que el efecto de la voz se esfuma...
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