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El temor de un hombre sabio (?) [Libre]
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Re: El temor de un hombre sabio (?) [Libre]
- Spoiler:
- Me has dejado descolocada con lo del lobito ;_;. Este no es mi mejor post, lo siento u.u.
El muñeco bajó su garra sólo para que la reina pudiese observar al mercenario más de cerca. Una barba hirsuta recorría su rostro de mediana edad, y su piel mostraba un tono colorado que no sabía si se debía al esfuerzo o a la falta de aire, pero la mirada de Elsa reflejaba demasiadas cosas: Incredulidad, angustia e ira, que se desvaneció tan pronto como había venido. Ese desgraciado había intentado matarla, y ya iban demasiados intentos contra su persona como para que quisiese perdonarlo. Pero si no hacía algo acabaría muriendo irremediablemente, pues su cara había pasado a tener un antinatural color morado. Si bien Elsa sabía que el no hubiese vacilado en una misma situación, no quería tener esa carga sobre su conciencia, posiblemente no lo soportase y acabase volviendose loca, si es que acaso no lo estaba ya. No era por perdonar una vida ni por parecer más misericordiosa y magnánima, pues no tenía tal concepto de sí misma. No, era por ella, simple y llanamente. Su ego le impedía hacer algo que después la hiciese sentir culpable. Elsa odiaba las cargas de conciencia, ya había tenido demasiadas como para agregar otra al saco de la desesperación que pendía invisible sobre sus hombros.
-Bruja...-Siseó el ballestero con un hilo de voz, dejando escapar el poco oxígeno que le quedaba.
En esa ocasión, fue ella la que fingió condescendencia y aires despectivos hacia su víctima. O tal vez era que verdaderamente tenía dichos sentimientos, pero estaba demasiado lejos de su hogar como para actuar como la reina que era. Debía empezar a ser simple y llanamente Elsa.
-Déjalo...-Comenzó a decir, ignorante de como debía trasmitir sus órdenes al golem. La criatura aflojó la presión que ejercía sobre él, pero no le permitió movimiento alguno. Sin que ella se percatase, seguía teniendo el cuchillo. Por su parte, Elsa aún no había decidido que hacer con él-Considérate afortunado-Agregó, esta vez más seria y fría, como debía esperarse de ella-Agradece que al menos estás vivo-El destino de sus compañeros estaba más que sellado. No obstante seguía sin saber qué hacer con él, ¿Llevarlo a Arendelle y juzgarlo por su intento de regicidio? No podía...¿Y si la acusaba? ¿Y si intentaba revelar su naturaleza?-"Es tu palabra contra la suya"-Dijo una vocecita mezquina en su cabeza, dificultando su decisión. Se percató de que no quería tener que decidir todavía, aunque posiblemente tendría que deshacerse de él de una forma u otra. Era sin duda un pensamiento alarmante-Ve tu primero-Ordenó a su muñeco, el cual emitió un gruñido gutural y profundo a modo de afirmación que no contenía ningún tipo de protesta o queja. Respiró un par de veces antes de volver a rodear la caravana para enfrentar la batalla campal de nuevo, protegida por la inmensa sombra del golem gélido. Se sentía más segura pero no mejor. El muñeco no pareció inmutarse al doblar la esquina, ni siquiera pudo oír nada que delatase que su presencia era perturbadora. Su aparente aspecto intacto revelaba que el peligro había pasado, pero debía avanzar con cautela-¿Noligma?-Preguntó a la nada, no muy segura de si obtendría respuesta o no, pero alzando la voz-"Igual está muerto"-Se dijo. ¿No tenía bastante con la nieve? ¿Ahora todos los que se relacionaban con ella tenían que acabar mal? ¿Qué maldición era esa? La auto-compasión no era una buena aliada, ni lo sería nunca, aunque venía de la mano del miedo como siempre. Agradeció equivocarse por primera vez, pues simplemente estaba sentado en el suelo con un bulto peludo a su lado, como si todo lo demás no existiese. No parecía tener daños físicos severos, salvo un ligero rasguño en el hombro. Elsa pasó tensa al lado de un cadáver, evitando mirarlo, mientras avanzaba hacia el brujo con suma cautela, por si explotaba de nuevo en una oleada de furia ciega. Algo no encajaba, supo de inmediato, teniendo la impresión de que había estado en un mundo aparte y los eventos de relevancia habían sucedido ajenos a ella, y ahora era como un peón de ajedrez en mitad de una partida de cartas: Inútil y desubicada-¿Qué...?-Comenzó a decir, pero optó por cerrar el pico. Se llevó las manos a la boca cuando la cercanía fue lo bastante para ver lo ocurrido, y algo se rompió dentro de ella, obligándola a darse la vuelta con el rostro ligeramente desencajado. ¿Y ahora qué? Había habido muchas veces en su vida en las que se había sentido sola y perdía, y parecía que a pesar de ello, no había aprendido a manejarse en esas situaciones. Apartó el gesto de desazón para optar por una máscara compasiva, recordando lo que había dicho sobre sus "hermanos". Esa pérdida no era la suya, pero no le acababa de ser del todo ajena.
Re: El temor de un hombre sabio (?) [Libre]
Noligma estaba cansado... había usado demasiadas energías, primero su aparición tan teatral, las ilusiones, los hechizos, el combate con Elsa... y esa irrefrenable explosión de ira al morir Wrath ... que irónico.
Pero era mas que eso, estaba cansado de parecer siempre tan seguro de si mismo, cansado de ser tan prepotente cuando no era mas que uno del montón ... cansado de fingir ser alguien cuando no era mas que un montón de palabras escritas por alguien... cansado de fingir que la realidad que narraba el libro de las sombras no podía ser real.
No lloraba la muerte de Wrath, ya no le quedaba mucho por lo que llorar, pero la ira y la tristeza embargaban al joven por lo que su voz temblaba al cantar
-Don't give me love, I've had my share
Beauty nor rest, give me truth instead...
Era su forma de despedirse de el, aunque no supo si lo escucho, sus ojos no se habían cerrado, ni los había apartado de el.
Se levanto cargando a Wrath inerte en sus brazos, le costo, no sabia si era por su debilitamiento por usar tanta magia o por el dolor emocional, pero aquel lobo le pesaba como si estuviera encadenado al suelo.
Noligma se giro y la vio, no supo en que momento llego Elsa, pero estaba allí.
Noligma no dijo nada, pero sus ojos hablaban por el.
Cargo el lobo hacia la carroza, no se fijo ni en el golem ni en el mayordomo ni en sus pesados fardos, pero algo finalmente llamo su atención.
Un movimiento de su capa y un murciégalo salio volando por el aire.
Aquello lo paralizo... Sloth el perezoso ¿volando de día? pues era casi amanecido ya, el sol estaba por la mitad.
No fue la única sorpresa, Greed volaba en círculos con el mamífero volador, algo mas extraño si cabe, Greed no se llevaba mal con las demás mascotas, pero tampoco se llevaba bien.
Pride salio campante de la carroza, seguido de una larga y sinuosa serpiente.. ¡Envy?! se suponía que no estaba... pero no tardo en descubrir una araña grande saliendo entre la maleza seguida de un ser entre rana y renacuajo, Lust y gluttony.
Todas sus mascotas se habían reunido a su alrededor, Y Noligma dejo el cuerpo de Wrath en el suelo y se alejo un paso, no sabia que pasaba, no entendía ni como es que todas estaban allí, no solo el hecho del clima frió del bosque... sino que ¿gluttony y lust juntos? casi tan raro como Pride y envy juntos que era incluso mas raro, se odian a muerte.
Las criaturas se movieron alrededor del cadáver y los que volaban descendieron, en sus movimientos habían dibujado un perfecta estrella de David y cada criatura estaba en una punta, con el cuerpo en medio.
aquello era extraño, ese símbolo precisamente no era mágico, no por si mismo en teoría, y desde luego poco tenia que ver con la nigromancia ¿que pretendían hacer?
el cuerpo de Wrath brillo y las criaturas se quedaron extrañamente quietas, en un abrir y cerrar de ojos, el cuerpo de Wrth paso a ser luz, y su cuerpo desapareció en miles de lucesitas que fueron desperdigándose como luciérnagas como estrellas, se desperdigaron y desaparecieron.
Las criaturas se desperdigaron entonces volviendo por donde habían venido.
No habían intentado revivirlo, se habían despedido de el, su hermano al final de todo.
Noligma sintió que uno de sus ojos estaba irritado, pues le salían lagrimas... y debía ser contagioso, por que el otro también estaba a punto de llorar.
Noligma oculto estos indicios acercándose al lugar donde Wrath había estado hacia un minuto.
-adiós... Wrath, descansa en paz... ahora eres tierra, viento y agua... ahora eres eterno.
Realizo aquellas pausas entre palabras, temiendo que la voz le delatase o le temblara.
No obstante algo fortuito iso que se le cortara el momento dramático.
-¿por que no lo matas?
Noligma miro y vio su mayordomo cargando un cuerpo humano hablando con un montón de nieve... ¡¿Un golem?! que cargaba a uno de los asaltantes.
-Eso mismo me pregunto yo...
dijo, pero en realidad quería decir "¡¿de donde a salido eso?!"
Su tristeza había desaparecido y la rabia menguado, ahora lo que lo dominaba era una desesperación bastante poco usual, incredulidad, y sobretodo una sombría y destilante oscuridad tras sus ojos.
Solo deseaba que Elsa sorprendida gritara "monstruo" señalando al ser de nieve y se alejara miedosa, y que aquel ser fuera fruto de alguna casualidad universal que no tuviera que ver con el poder níveo de su acompañante.
Eso le destrozaría, pues había sacrificado mucho tiempo y esfuerzo en conseguir crear vida a partir de la nada, su mayordomo era el fruto de sus esfuerzos y de años de dedicación... que aquella .. niña pija que odiaba lo que era, y repudiaba de su poder, hubiera creado vida de un material inerte y supuesta mente imposible de moverse por si mismo.
Ademas significaría, que Elsa no era una simple elementalista... y que... si llegaba a controlar su poder... podría igualar... o, muy a su pesar, superar su propios poderes.
Noligma se sorprendió manteniendo la mano cerca de donde tenia guardado su cuchillo... no Elsa no... su mano tembló como negándose apartarse... el dolor de su perdida debía ser mas grave de lo esperado, sus sentimientos se volvían incontrolables.
Un instinto de supervivencia muy fuerte unido a la ira y al hecho de que ella defendiera a uno de los que había matado a Wrath...
El programa del "silencio" estaba fallando, ese programa mental que su madre le inculco y que le impedia sentir, Noligma tuvo que centrarse en recomponerlo para no sentir, ser una estatua sin sentimientos que no tenia miedo de una joven.
Era una hoja de doble filo, sin la capacidad de sentir, se volveria un insencible y a alguien que no parecia preocuparle nada... pero era eso mejor que acabar matando y lamentandolo... o volverse loco bajo el peso de los sentimientos.
Elsa no le comprenderia, ni el le dejaria ¡como explicar que tenia sentimientos de un gigante siendo el tan pequeño! sentimientos que amenazaban con volverle loco del todo o peor... arrastrarlo a la mas profunda oscuridad un caos que solo causaba muerte y destruccion.
Era mejor ser insensible y no sentir... a dejarse embargar por la tristeza de una perdida... y de su vida vacia.
Noligma finalmente tras la mascara del "silencio" dijo en tono neutro
-lamentablemente, creo que deberías matarlo... si no quieres, puedo hacerlo yo, pero conociendo tu secreto esperaba que fueras mas comprensiva, intento matarnos y habiendo matado a sus compañeros, no se ira sin mas y desaparecerá... volverá a vengarse aunque sea de la forma mas burda... en cuanto a información... mi mayordomo creo que tiene a quien pueda informarnos... pero probablemente corra el mismo destino una vez sepamos lo que sabe
Noligma dejo que ella intentara rebatirle para responder y decir algo que ella no se esperaba
-son un peligro que no es necesario correr... antes te pregunte si me temías... si tenias miedo de mi y me dijiste que no.
El brujo sonrió bajo esa mascara neutra mientras señalo inconscientemente al ligar donde había desaparecido su fiel mascota.
-deberías tenerme miedo jovencita... no soy como crees... soy un peligro para todos los que me rodean... deberías temerme como temes a la muerte, y te ira mejor.
Noligma se acerco al muñeco de nieve
-vas a permitir que ese hombre amenace a tu ama?
Ese era un truco muy sucio, era sabido por todos los magos que los golens eran difíciles de controlar, y incluso a veces hacían acciones en contra de las ordenes de sus amos... no había mago que no hubiera escuchado la historia de un mago que murió a manos de su propia criatura animada.
Extrañamente se podía aplicar el mismo a su mayordomo, aunque Noligma no lo creía, la reanimación de su mayordomo era totalmente diferente a ninguna realizada hasta ahora, o eso creía.
Su mayordomo se interpuso entre el golen y su amo, su lentitud alarmo a Noligma, alguno d ellos virotes o espadas debía haber dañado su mecanismo o al menos atascar lo.
Pero era mas que eso, estaba cansado de parecer siempre tan seguro de si mismo, cansado de ser tan prepotente cuando no era mas que uno del montón ... cansado de fingir ser alguien cuando no era mas que un montón de palabras escritas por alguien... cansado de fingir que la realidad que narraba el libro de las sombras no podía ser real.
Cansado de vivir...una mentira
No lloraba la muerte de Wrath, ya no le quedaba mucho por lo que llorar, pero la ira y la tristeza embargaban al joven por lo que su voz temblaba al cantar
-Don't give me love, I've had my share
Beauty nor rest, give me truth instead...
Era su forma de despedirse de el, aunque no supo si lo escucho, sus ojos no se habían cerrado, ni los había apartado de el.
Se levanto cargando a Wrath inerte en sus brazos, le costo, no sabia si era por su debilitamiento por usar tanta magia o por el dolor emocional, pero aquel lobo le pesaba como si estuviera encadenado al suelo.
Noligma se giro y la vio, no supo en que momento llego Elsa, pero estaba allí.
Noligma no dijo nada, pero sus ojos hablaban por el.
Cargo el lobo hacia la carroza, no se fijo ni en el golem ni en el mayordomo ni en sus pesados fardos, pero algo finalmente llamo su atención.
Un movimiento de su capa y un murciégalo salio volando por el aire.
Aquello lo paralizo... Sloth el perezoso ¿volando de día? pues era casi amanecido ya, el sol estaba por la mitad.
No fue la única sorpresa, Greed volaba en círculos con el mamífero volador, algo mas extraño si cabe, Greed no se llevaba mal con las demás mascotas, pero tampoco se llevaba bien.
Pride salio campante de la carroza, seguido de una larga y sinuosa serpiente.. ¡Envy?! se suponía que no estaba... pero no tardo en descubrir una araña grande saliendo entre la maleza seguida de un ser entre rana y renacuajo, Lust y gluttony.
Todas sus mascotas se habían reunido a su alrededor, Y Noligma dejo el cuerpo de Wrath en el suelo y se alejo un paso, no sabia que pasaba, no entendía ni como es que todas estaban allí, no solo el hecho del clima frió del bosque... sino que ¿gluttony y lust juntos? casi tan raro como Pride y envy juntos que era incluso mas raro, se odian a muerte.
Las criaturas se movieron alrededor del cadáver y los que volaban descendieron, en sus movimientos habían dibujado un perfecta estrella de David y cada criatura estaba en una punta, con el cuerpo en medio.
aquello era extraño, ese símbolo precisamente no era mágico, no por si mismo en teoría, y desde luego poco tenia que ver con la nigromancia ¿que pretendían hacer?
el cuerpo de Wrath brillo y las criaturas se quedaron extrañamente quietas, en un abrir y cerrar de ojos, el cuerpo de Wrth paso a ser luz, y su cuerpo desapareció en miles de lucesitas que fueron desperdigándose como luciérnagas como estrellas, se desperdigaron y desaparecieron.
Las criaturas se desperdigaron entonces volviendo por donde habían venido.
No habían intentado revivirlo, se habían despedido de el, su hermano al final de todo.
Noligma sintió que uno de sus ojos estaba irritado, pues le salían lagrimas... y debía ser contagioso, por que el otro también estaba a punto de llorar.
Noligma oculto estos indicios acercándose al lugar donde Wrath había estado hacia un minuto.
-adiós... Wrath, descansa en paz... ahora eres tierra, viento y agua... ahora eres eterno.
Realizo aquellas pausas entre palabras, temiendo que la voz le delatase o le temblara.
No obstante algo fortuito iso que se le cortara el momento dramático.
-¿por que no lo matas?
Noligma miro y vio su mayordomo cargando un cuerpo humano hablando con un montón de nieve... ¡¿Un golem?! que cargaba a uno de los asaltantes.
-Eso mismo me pregunto yo...
dijo, pero en realidad quería decir "¡¿de donde a salido eso?!"
Su tristeza había desaparecido y la rabia menguado, ahora lo que lo dominaba era una desesperación bastante poco usual, incredulidad, y sobretodo una sombría y destilante oscuridad tras sus ojos.
Solo deseaba que Elsa sorprendida gritara "monstruo" señalando al ser de nieve y se alejara miedosa, y que aquel ser fuera fruto de alguna casualidad universal que no tuviera que ver con el poder níveo de su acompañante.
Eso le destrozaría, pues había sacrificado mucho tiempo y esfuerzo en conseguir crear vida a partir de la nada, su mayordomo era el fruto de sus esfuerzos y de años de dedicación... que aquella .. niña pija que odiaba lo que era, y repudiaba de su poder, hubiera creado vida de un material inerte y supuesta mente imposible de moverse por si mismo.
Ademas significaría, que Elsa no era una simple elementalista... y que... si llegaba a controlar su poder... podría igualar... o, muy a su pesar, superar su propios poderes.
Noligma se sorprendió manteniendo la mano cerca de donde tenia guardado su cuchillo... no Elsa no... su mano tembló como negándose apartarse... el dolor de su perdida debía ser mas grave de lo esperado, sus sentimientos se volvían incontrolables.
Un instinto de supervivencia muy fuerte unido a la ira y al hecho de que ella defendiera a uno de los que había matado a Wrath...
El programa del "silencio" estaba fallando, ese programa mental que su madre le inculco y que le impedia sentir, Noligma tuvo que centrarse en recomponerlo para no sentir, ser una estatua sin sentimientos que no tenia miedo de una joven.
Era una hoja de doble filo, sin la capacidad de sentir, se volveria un insencible y a alguien que no parecia preocuparle nada... pero era eso mejor que acabar matando y lamentandolo... o volverse loco bajo el peso de los sentimientos.
Elsa no le comprenderia, ni el le dejaria ¡como explicar que tenia sentimientos de un gigante siendo el tan pequeño! sentimientos que amenazaban con volverle loco del todo o peor... arrastrarlo a la mas profunda oscuridad un caos que solo causaba muerte y destruccion.
Era mejor ser insensible y no sentir... a dejarse embargar por la tristeza de una perdida... y de su vida vacia.
Noligma finalmente tras la mascara del "silencio" dijo en tono neutro
-lamentablemente, creo que deberías matarlo... si no quieres, puedo hacerlo yo, pero conociendo tu secreto esperaba que fueras mas comprensiva, intento matarnos y habiendo matado a sus compañeros, no se ira sin mas y desaparecerá... volverá a vengarse aunque sea de la forma mas burda... en cuanto a información... mi mayordomo creo que tiene a quien pueda informarnos... pero probablemente corra el mismo destino una vez sepamos lo que sabe
Noligma dejo que ella intentara rebatirle para responder y decir algo que ella no se esperaba
-son un peligro que no es necesario correr... antes te pregunte si me temías... si tenias miedo de mi y me dijiste que no.
El brujo sonrió bajo esa mascara neutra mientras señalo inconscientemente al ligar donde había desaparecido su fiel mascota.
-deberías tenerme miedo jovencita... no soy como crees... soy un peligro para todos los que me rodean... deberías temerme como temes a la muerte, y te ira mejor.
Noligma se acerco al muñeco de nieve
-vas a permitir que ese hombre amenace a tu ama?
Ese era un truco muy sucio, era sabido por todos los magos que los golens eran difíciles de controlar, y incluso a veces hacían acciones en contra de las ordenes de sus amos... no había mago que no hubiera escuchado la historia de un mago que murió a manos de su propia criatura animada.
Extrañamente se podía aplicar el mismo a su mayordomo, aunque Noligma no lo creía, la reanimación de su mayordomo era totalmente diferente a ninguna realizada hasta ahora, o eso creía.
Su mayordomo se interpuso entre el golen y su amo, su lentitud alarmo a Noligma, alguno d ellos virotes o espadas debía haber dañado su mecanismo o al menos atascar lo.
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Yer Noligma
Heredero de la Montaña Prohibida
Re: El temor de un hombre sabio (?) [Libre]
Los dedos crispados de Elsa se entrelazaron, dando la espalda a la escena que tenía lugar allí mismo. No era por temor a las criaturas que se arremolinaron en torno al lobo muerto, sino porque de pronto se sintió una intrusa allí donde no la habían convocado, su presencia simplemente desentonaba como su propio muñeco, el cual fruncía el ceño que había sobre su única cuenca vacía emitiendo un gruñido constante y bajo.
-Vamos-Le susurró, haciendose a un lado, ignorando los improperios con los que despotricaba el soldado que aún permanecía en la seguridad de las garras heladas. Seguridad para Elsa, no para él. A palabras necias, oídos sordos.
Era la primera vez que presenciaba un funeral, pues ni siquiera había podido acudir al de sus propios progenitores. Aún así no le pasó desapercibida la melancolía que flotaba en el ambiente, o puede que simplemente fuese una impresión generada por algún recuerdo no demasiado lejano. Esa situación la hizo percatarse de que cada momento hasta ahora en su corta vida, había sido dedicado en exclusiva a la auto-lamentación sobre su propia existencia y al exilio emocional, que menoscababa su propia voluntad. Pudo comprender entonces que el cariño era peligroso, y que al fin y al cabo no se vivía tan mal en soledad. Al menos no se tenía que ver morir a los seres queridos.
Sin darse cuenta, había acabado al lado del autómata, que en ese momento se asemejaba más al acerico en el que Elsa clavaba sus agujas cuando intentaba aprender a coser. Su aspecto era aún más tétrico que cuando lo había visto por primera vez, y el bulto que llevaba en sus manos no lo hizo parecer menos amenazador, sino todo lo contrario. La reina miró de reojo y vio que se trataba de un niño; su pecho se encogió, alertada por la preocupación de que su suerte fuese la misma que la de los muertos que se extendían en los alrededores, pero su busto se agitaba con el constante movimiento de una respiración acompasada. Soltó el aire, abatida, pensando Arendelle jamás había estado tan lejano para ella. Empezó a divagar, dejándose llevar por la constante marea de ideas y el sueño que pesaba sobre sus parpados cansados; y mientras pensaba, la voz del artilugio la sacó de su ensoñación despierta con su voz antinatural.
-¿Qué?- Su sobresalto hizo que el Golem apretase más a su víctima y que esta gritase, pero se sobrepuso y las aguas volvieron a su cauce. Al menos el mercenario dejó de gritar como un perro apaleado. Miró entonces al brujo y se percató de que la escena había cambiado. Las bestias habían desaparecido dejando el bosque en soledad. Elsa hubiese pensado, por su voz cortante y carente de emociones que ni siquiera era humano, de no ser por el corte sangrante en su hombro-Nadie va a matar a nadie-Interrumpió con severidad, bastante tensa-Es mi prisionero-Hizo especial énfasis en sus palabras, para dejar claro su territorio. Teniendo en cuenta la carnicería de hacía unos minutos, tenía miedo de que el brujo siguiese teniendo sed de sangre, algo que acababa de dejar claro. No dudaba que el hombre se lo merecía, pero ella ya había tomado una decisión sobre qué hacer con él, y no iba a cambiarla-Recibirá su castigo- Atajó -“Y no tendré que manchar mis manos”-Agregó para sí. Lo abandonaría en el camino, y se aseguraría de que no pudiese seguirle el rastro. Era una solución demasiado ingenua, hasta para Elsa; pero para cuando lograse liberarse ella estaría demasiado lejos, y no podría encontrarla-¿Cómo? No puedes hablar enserio, ¡Por favor es sólo un infante!, ¿Acaso piensas torturarle?-Pensó en su hermana. Siempre lo hacía. Señaló la criatura inconsciente en los brazos del ser antropomorfo y cruzó sus brazos sobre el pecho, sintiendo como le ardían las mejillas-¿Qué eres? ¿Un monstruo? No te temo a ti como tampoco temo a la muerte- Empezaba a perder el control sobre su lengua, ya que ni siquiera estaba pensando antes de hablar, algo que rara vez le había ocurrido, pues Elsa simplemente era de pocas palabras. Estaba mintiendo mucho y con ello tentaba a la suerte descaradamente como si estuviese en la cuerda floja-“¿Qué estás haciendo, Elsa? ¿Quieres morir acaso?”-Señaló a su alrededor, con el rostro contraído por la repulsión y la aversión, sin darse cuenta de que sus manos se estaban congelando-Olvidas que acabo de ver lo que has hecho. Antes me hablaste de autocontrol-Espetó con todo el rencor que pudo y más. Todos le hablaban del control y ninguno ponía medios. Parecía que otra vez Noligma la ignoraba, pues en vez de dirigirse a ella le hablaba al Golem de hielo. La criatura miró con desaprensión al brujo, sin saber que hacer. Su propio cuerpo se debilitaba bajo el calor del sol, y un charco bajo sus pies era la prueba fehaciente de ello, pero Elsa se no percató de ello, demasiado irritada para ver más allá de su nariz. Desando sus pasos y se acercó demasiado al brujo, olvidando por un momento lo poco que le gustaban las cercanías, y le golpeó con el dedo índice en el pecho, para llamar su atención-¿Y qué hay de ti? ¿Eso es lo único que sabes hacer? ¿Amenazar y matar? ¿Cómo se supone que vayas a enseñarme?-El Golem gruñó, y su cabeza a medio formar reveló que dudaba -¡No le escuches!-Espetó ella, pero no fue de demasiada ayuda. La presencia amenazante del autómata lo alertó, tomándolo como un peligro. Arrojó el cuerpo por los aires, lanzándolo contra la maleza, mientras encaraba a la figura humanoide con un rugido atronador.
-Vamos-Le susurró, haciendose a un lado, ignorando los improperios con los que despotricaba el soldado que aún permanecía en la seguridad de las garras heladas. Seguridad para Elsa, no para él. A palabras necias, oídos sordos.
Era la primera vez que presenciaba un funeral, pues ni siquiera había podido acudir al de sus propios progenitores. Aún así no le pasó desapercibida la melancolía que flotaba en el ambiente, o puede que simplemente fuese una impresión generada por algún recuerdo no demasiado lejano. Esa situación la hizo percatarse de que cada momento hasta ahora en su corta vida, había sido dedicado en exclusiva a la auto-lamentación sobre su propia existencia y al exilio emocional, que menoscababa su propia voluntad. Pudo comprender entonces que el cariño era peligroso, y que al fin y al cabo no se vivía tan mal en soledad. Al menos no se tenía que ver morir a los seres queridos.
Sin darse cuenta, había acabado al lado del autómata, que en ese momento se asemejaba más al acerico en el que Elsa clavaba sus agujas cuando intentaba aprender a coser. Su aspecto era aún más tétrico que cuando lo había visto por primera vez, y el bulto que llevaba en sus manos no lo hizo parecer menos amenazador, sino todo lo contrario. La reina miró de reojo y vio que se trataba de un niño; su pecho se encogió, alertada por la preocupación de que su suerte fuese la misma que la de los muertos que se extendían en los alrededores, pero su busto se agitaba con el constante movimiento de una respiración acompasada. Soltó el aire, abatida, pensando Arendelle jamás había estado tan lejano para ella. Empezó a divagar, dejándose llevar por la constante marea de ideas y el sueño que pesaba sobre sus parpados cansados; y mientras pensaba, la voz del artilugio la sacó de su ensoñación despierta con su voz antinatural.
-¿Qué?- Su sobresalto hizo que el Golem apretase más a su víctima y que esta gritase, pero se sobrepuso y las aguas volvieron a su cauce. Al menos el mercenario dejó de gritar como un perro apaleado. Miró entonces al brujo y se percató de que la escena había cambiado. Las bestias habían desaparecido dejando el bosque en soledad. Elsa hubiese pensado, por su voz cortante y carente de emociones que ni siquiera era humano, de no ser por el corte sangrante en su hombro-Nadie va a matar a nadie-Interrumpió con severidad, bastante tensa-Es mi prisionero-Hizo especial énfasis en sus palabras, para dejar claro su territorio. Teniendo en cuenta la carnicería de hacía unos minutos, tenía miedo de que el brujo siguiese teniendo sed de sangre, algo que acababa de dejar claro. No dudaba que el hombre se lo merecía, pero ella ya había tomado una decisión sobre qué hacer con él, y no iba a cambiarla-Recibirá su castigo- Atajó -“Y no tendré que manchar mis manos”-Agregó para sí. Lo abandonaría en el camino, y se aseguraría de que no pudiese seguirle el rastro. Era una solución demasiado ingenua, hasta para Elsa; pero para cuando lograse liberarse ella estaría demasiado lejos, y no podría encontrarla-¿Cómo? No puedes hablar enserio, ¡Por favor es sólo un infante!, ¿Acaso piensas torturarle?-Pensó en su hermana. Siempre lo hacía. Señaló la criatura inconsciente en los brazos del ser antropomorfo y cruzó sus brazos sobre el pecho, sintiendo como le ardían las mejillas-¿Qué eres? ¿Un monstruo? No te temo a ti como tampoco temo a la muerte- Empezaba a perder el control sobre su lengua, ya que ni siquiera estaba pensando antes de hablar, algo que rara vez le había ocurrido, pues Elsa simplemente era de pocas palabras. Estaba mintiendo mucho y con ello tentaba a la suerte descaradamente como si estuviese en la cuerda floja-“¿Qué estás haciendo, Elsa? ¿Quieres morir acaso?”-Señaló a su alrededor, con el rostro contraído por la repulsión y la aversión, sin darse cuenta de que sus manos se estaban congelando-Olvidas que acabo de ver lo que has hecho. Antes me hablaste de autocontrol-Espetó con todo el rencor que pudo y más. Todos le hablaban del control y ninguno ponía medios. Parecía que otra vez Noligma la ignoraba, pues en vez de dirigirse a ella le hablaba al Golem de hielo. La criatura miró con desaprensión al brujo, sin saber que hacer. Su propio cuerpo se debilitaba bajo el calor del sol, y un charco bajo sus pies era la prueba fehaciente de ello, pero Elsa se no percató de ello, demasiado irritada para ver más allá de su nariz. Desando sus pasos y se acercó demasiado al brujo, olvidando por un momento lo poco que le gustaban las cercanías, y le golpeó con el dedo índice en el pecho, para llamar su atención-¿Y qué hay de ti? ¿Eso es lo único que sabes hacer? ¿Amenazar y matar? ¿Cómo se supone que vayas a enseñarme?-El Golem gruñó, y su cabeza a medio formar reveló que dudaba -¡No le escuches!-Espetó ella, pero no fue de demasiada ayuda. La presencia amenazante del autómata lo alertó, tomándolo como un peligro. Arrojó el cuerpo por los aires, lanzándolo contra la maleza, mientras encaraba a la figura humanoide con un rugido atronador.
Re: El temor de un hombre sabio (?) [Libre]
-¿Cómo? No puedes hablar enserio, ¡Por favor es sólo un infante!, ¿Acaso piensas torturarle?
Noligma se giro y miro mejor al fardo, si ahora que lo miraba tenia pinta de ser un crio
-todos morimos, seamos niños, adultos viejos, brujos o reinas...o lobos...¿que hace su destino diferente al del resto?
-¿Qué eres? ¿Un monstruo? No te temo a ti como tampoco temo a la muerte
-entonces eres una ilusa o una loca... pero respetare tu decision ... aunque asumiras las consecuencias de tus actos.
-Olvidas que acabo de ver lo que has hecho. Antes me hablaste de autocontrol
-solo se requiere auto control cuando eres una niña incapaz de controlar su poder y temes dañar a todo cuanto te rodea... ¡¿crees que necesito controlarme?! A todo el que he matado o dañado, era precisamente lo que quería hacer...y perdona que no sea de piedra ante la muerte de un ser querido
Noligma no noto como poco a poco el "silencio" volvía a perder fuerza debido a la presion de sus sentimientos
-no sabes que nivel de control llevo, y si tu tuvieras el mismo control sobre tus sentimientos... preferirías estar muerta
a veces Noligma se preguntaba que le hacia seguir a pesar de que toda su vida no tenia ningún sentido.
-¿Y qué hay de ti? ¿Eso es lo único que sabes hacer? ¿Amenazar y matar? ¿Cómo se supone que vayas a enseñarme?
-lamentablemente cuando tienes un poder como l tuyo, o aprendes a sobrellevarlo ... o te pasara factura.
Algunos podrían sobrellevarlo, o incluso que les gustara tener una reina delas nieves, pero habría quienes tienen miedo o intentarían beneficiarse, reinos vecinos que se sienten amenazados o que quieren tener mas poder.
-si no te temen... no te respetaran... y si no te respetan... te devoraran.
Por un momento no oía su voz, sino la de su madre cuando le dijo las mismas palabras
-el miedo no debe controlarte, debes controlarlo y usarlo... el miedo puede ser tu enemigo o tu aliado... depende de ti
Noligma no pudo seguir la conversación un rugido atronador lo interrumpió cuando su autómata se interpuso, el automata no chillo pero sin duda estaba amenazante.
Havia imitado al golen y había arrojado el cuerpo a un lado.
Noligma no creía que su autómata pudiera aguantar tantas palizas seguidas
-Controla a tu bicho... o lo haré yo...
una amenaza nada sutil
Noligma se giro y miro mejor al fardo, si ahora que lo miraba tenia pinta de ser un crio
-todos morimos, seamos niños, adultos viejos, brujos o reinas...o lobos...¿que hace su destino diferente al del resto?
-¿Qué eres? ¿Un monstruo? No te temo a ti como tampoco temo a la muerte
-entonces eres una ilusa o una loca... pero respetare tu decision ... aunque asumiras las consecuencias de tus actos.
-Olvidas que acabo de ver lo que has hecho. Antes me hablaste de autocontrol
-solo se requiere auto control cuando eres una niña incapaz de controlar su poder y temes dañar a todo cuanto te rodea... ¡¿crees que necesito controlarme?! A todo el que he matado o dañado, era precisamente lo que quería hacer...y perdona que no sea de piedra ante la muerte de un ser querido
Noligma no noto como poco a poco el "silencio" volvía a perder fuerza debido a la presion de sus sentimientos
-no sabes que nivel de control llevo, y si tu tuvieras el mismo control sobre tus sentimientos... preferirías estar muerta
a veces Noligma se preguntaba que le hacia seguir a pesar de que toda su vida no tenia ningún sentido.
-¿Y qué hay de ti? ¿Eso es lo único que sabes hacer? ¿Amenazar y matar? ¿Cómo se supone que vayas a enseñarme?
-lamentablemente cuando tienes un poder como l tuyo, o aprendes a sobrellevarlo ... o te pasara factura.
Algunos podrían sobrellevarlo, o incluso que les gustara tener una reina delas nieves, pero habría quienes tienen miedo o intentarían beneficiarse, reinos vecinos que se sienten amenazados o que quieren tener mas poder.
-si no te temen... no te respetaran... y si no te respetan... te devoraran.
Por un momento no oía su voz, sino la de su madre cuando le dijo las mismas palabras
-el miedo no debe controlarte, debes controlarlo y usarlo... el miedo puede ser tu enemigo o tu aliado... depende de ti
Noligma no pudo seguir la conversación un rugido atronador lo interrumpió cuando su autómata se interpuso, el automata no chillo pero sin duda estaba amenazante.
Havia imitado al golen y había arrojado el cuerpo a un lado.
Noligma no creía que su autómata pudiera aguantar tantas palizas seguidas
-Controla a tu bicho... o lo haré yo...
una amenaza nada sutil
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Re: El temor de un hombre sabio (?) [Libre]
El Golem seguía gruñendo sin descanso alguno, en parte por el propio dolor que le suponía sucumbir lentamente bajo el distante calor del sol, y en parte también por sentir una creciente amenaza hacia su creadora, que parecía bastante crispada.
Elsa había dado un gran paso atrás, uno demasiado grande y posiblemente irrevocable.
-Comprendo tu pérdida-Al menos lo intentaba. Hacía bastante tiempo que se había aislado del mundo, y lo había hecho mucho más tras la muerte de las personas que le habían dado la vida y que sabían su secreto. Lo único que tenía ni siquiera podía considerarse suyo y eso la tranquilizaba y preocupaba a partes iguales, pero intentaba ser razonable-¿Realmente te va a servir de algo ensañarte? ¿Te va a devolver a tu lobo? ¿O a tu madre?-Aseveró con una expresión indescifrable, usando un tono poco amable y rebosante de dureza. Conocía la respuesta en realidad, pero quería pensar que fuese otra: La venganza no mitigaba el dolor, pero ayudaba a sobrellevarlo. La muchacha intentaba parecer serena ante la adversidad aunque le costaba mantener a raya el pánico. Sentía casi más miedo escénico que cuando tenía que enfrentar a más de dos miembros de la corte a la vez. Pero si Elsa había tenido alguna vez, aunque sólo fuese una mínima pizca de control sobre sí misma o su magia, lo estaba perdiendo en un rápido y precipitado descenso hacia el abismo de la mano de la más visceral de las animadversiones. El sermón de Noligma habían sido una serie de puñaladas al rojo vivo en sus carnes, desdeñosas y con ensañamiento, y la reina estaba segura de que no iba a tolerarlo ni un segundo más. Tampoco deseaba una muerte sobre su conciencia que alterase su frágil estabilidad emocional, ya bastante trastocada, pues el cuerpo del niño pesaba en su conciencia-No quiero escucharte-Le dio la espalda durante unos segundos sólo para volver a encararlo de nuevo. Había soportado más de lo que su cuerpo podía aguantar en un solo día, el cansancio general hacía que su cabeza pesase más de lo normal y sus músculos pareciesen tensos como la cuerda de un arco. Elsa estaba completamente hastiada de todo lo ocurrido: Contratos, luchas, ataques, masacres, tristeza y ahora nuevas afrentas contra su persona-¿Me estás amenazando?-Inquirió sin arredarse ni mostrar mansedumbre. A pesar de lamentar su conducta errática hasta el momento, no podía decir lo mismo del frío que empezaba a arremolinarse dentro de ella, aunque no era esa clase de frío. Amenazaba tormenta dentro de sí misma, y eso parecía trasladarse al propio clima de nuevo. El miedo del que hablaba el brujo se trenzaba en hebras finas y casi imperceptibles con la frustración y la hostilidad que empezaba a desarrollar, moviendo con sutil ligereza los hilos de sus pensamientos y emociones. El hielo obedecía en íntegra exclusividad los sentimientos convulsos de la reina de las nieves, cuya mente parecía tan nublada al igual el cielo sobre sus cabezas-Igual tienes razón. Todos hemos de morir en algún momento-Terció-Tal vez debería haber dejado que esa flecha te hubiese atravesado el cráneo-En el fondo se sentía escandalizada, pero si Noligma no lamentaba su conducta, ella tampoco tenía por qué hacerlo. Una vocecilla le pedía que parase, no quería volver a acabar atrapada en una cúpula o asesinada por accidente por su propia magia, aunque Elsa supo que cualquier daño que recibiese o pudiese llegar a inflingir no tendría nada de accidental. Nunca lo tenía en realidad.
Pudo ver como el autómata lanzaba hacia un lado el cuerpo inconsciente del niño para poder tener una posición más desinhibida y práctica. Notó un nudo asfixiante e hizo un gesto que acabó en un torpe amago, recordando que a pesar de todo no era buena idea intentar amortiguar su abrupta caída sobre el suelo. Sentía el amargo sabor de una lejana mala pasada, y eso hizo que se llevase las manos a la frente y apretase los puños contra sus sienes, queriendo apartar los malos recuerdos. Casi era mejor así.
Estaba furiosa pues no sabía nada. ¿Era cierto que se estaba abandonando a la locura? Después de todo, ¿Esas iban a ser las consecuencias finales? No había nada que evitase que la nieve escapase. Alzó una mano para acallar las protestas de su muñeco, el cual parecía reponerse de forma intermitente pero efectiva gracias a la nueva bajada de temperaturas, pero este prosiguió con un leve gruñido contante que delataba su alerta. Había perdido parte de su envergadura al derretirse, pero resultaba impávido, a pesar de parecer una patata mal formada.
-No eres quien para ordenarme nada-Atajó bruscamente, lanzándole una mirada gélida y desafiante, como reina orgullosa que era. Ya ni siquiera sabía que era lo que estaba haciendo ni qué pretendía conseguir enfadándose. Ya había vivido algo parecído hacía apenas unas horas. Le recriminaba su conducta al brujo, pero ella caía en el mismo error igual que una mosca en una telaraña. El agotamiento era fuerte, pero el hastío lo era aún más. Lo único que quería era volver.
La masa nevada aumentó su rugido y se movió torpe pero rápidamente hacia un sonido no muy lejano, provocando la alerta en su dueña. Estaba tan obcecada en su cólera que reaccionó tarde ¿Acaso iba a atacarla por la espalda? Una ráfaga voló de su mano incoscientemente al girar su cuerpo en pos de la amenaza, materializándose como una punta afilada que se hundió en la carne, manchando su superficie cristalina de rojo escarlata. El mercenario cayó al suelo cuchillo en mano, tambaleándose de forma patética y agonizante, con una de sus manos rotas y la boca manchada de su propia bilis. Elsa se llevó una mano a la boca, asqueada y espantada, cayendo hacia atrás igual que una brizna de trigo durante la cosecha.
Elsa había dado un gran paso atrás, uno demasiado grande y posiblemente irrevocable.
-Comprendo tu pérdida-Al menos lo intentaba. Hacía bastante tiempo que se había aislado del mundo, y lo había hecho mucho más tras la muerte de las personas que le habían dado la vida y que sabían su secreto. Lo único que tenía ni siquiera podía considerarse suyo y eso la tranquilizaba y preocupaba a partes iguales, pero intentaba ser razonable-¿Realmente te va a servir de algo ensañarte? ¿Te va a devolver a tu lobo? ¿O a tu madre?-Aseveró con una expresión indescifrable, usando un tono poco amable y rebosante de dureza. Conocía la respuesta en realidad, pero quería pensar que fuese otra: La venganza no mitigaba el dolor, pero ayudaba a sobrellevarlo. La muchacha intentaba parecer serena ante la adversidad aunque le costaba mantener a raya el pánico. Sentía casi más miedo escénico que cuando tenía que enfrentar a más de dos miembros de la corte a la vez. Pero si Elsa había tenido alguna vez, aunque sólo fuese una mínima pizca de control sobre sí misma o su magia, lo estaba perdiendo en un rápido y precipitado descenso hacia el abismo de la mano de la más visceral de las animadversiones. El sermón de Noligma habían sido una serie de puñaladas al rojo vivo en sus carnes, desdeñosas y con ensañamiento, y la reina estaba segura de que no iba a tolerarlo ni un segundo más. Tampoco deseaba una muerte sobre su conciencia que alterase su frágil estabilidad emocional, ya bastante trastocada, pues el cuerpo del niño pesaba en su conciencia-No quiero escucharte-Le dio la espalda durante unos segundos sólo para volver a encararlo de nuevo. Había soportado más de lo que su cuerpo podía aguantar en un solo día, el cansancio general hacía que su cabeza pesase más de lo normal y sus músculos pareciesen tensos como la cuerda de un arco. Elsa estaba completamente hastiada de todo lo ocurrido: Contratos, luchas, ataques, masacres, tristeza y ahora nuevas afrentas contra su persona-¿Me estás amenazando?-Inquirió sin arredarse ni mostrar mansedumbre. A pesar de lamentar su conducta errática hasta el momento, no podía decir lo mismo del frío que empezaba a arremolinarse dentro de ella, aunque no era esa clase de frío. Amenazaba tormenta dentro de sí misma, y eso parecía trasladarse al propio clima de nuevo. El miedo del que hablaba el brujo se trenzaba en hebras finas y casi imperceptibles con la frustración y la hostilidad que empezaba a desarrollar, moviendo con sutil ligereza los hilos de sus pensamientos y emociones. El hielo obedecía en íntegra exclusividad los sentimientos convulsos de la reina de las nieves, cuya mente parecía tan nublada al igual el cielo sobre sus cabezas-Igual tienes razón. Todos hemos de morir en algún momento-Terció-Tal vez debería haber dejado que esa flecha te hubiese atravesado el cráneo-En el fondo se sentía escandalizada, pero si Noligma no lamentaba su conducta, ella tampoco tenía por qué hacerlo. Una vocecilla le pedía que parase, no quería volver a acabar atrapada en una cúpula o asesinada por accidente por su propia magia, aunque Elsa supo que cualquier daño que recibiese o pudiese llegar a inflingir no tendría nada de accidental. Nunca lo tenía en realidad.
Pudo ver como el autómata lanzaba hacia un lado el cuerpo inconsciente del niño para poder tener una posición más desinhibida y práctica. Notó un nudo asfixiante e hizo un gesto que acabó en un torpe amago, recordando que a pesar de todo no era buena idea intentar amortiguar su abrupta caída sobre el suelo. Sentía el amargo sabor de una lejana mala pasada, y eso hizo que se llevase las manos a la frente y apretase los puños contra sus sienes, queriendo apartar los malos recuerdos. Casi era mejor así.
Estaba furiosa pues no sabía nada. ¿Era cierto que se estaba abandonando a la locura? Después de todo, ¿Esas iban a ser las consecuencias finales? No había nada que evitase que la nieve escapase. Alzó una mano para acallar las protestas de su muñeco, el cual parecía reponerse de forma intermitente pero efectiva gracias a la nueva bajada de temperaturas, pero este prosiguió con un leve gruñido contante que delataba su alerta. Había perdido parte de su envergadura al derretirse, pero resultaba impávido, a pesar de parecer una patata mal formada.
-No eres quien para ordenarme nada-Atajó bruscamente, lanzándole una mirada gélida y desafiante, como reina orgullosa que era. Ya ni siquiera sabía que era lo que estaba haciendo ni qué pretendía conseguir enfadándose. Ya había vivido algo parecído hacía apenas unas horas. Le recriminaba su conducta al brujo, pero ella caía en el mismo error igual que una mosca en una telaraña. El agotamiento era fuerte, pero el hastío lo era aún más. Lo único que quería era volver.
La masa nevada aumentó su rugido y se movió torpe pero rápidamente hacia un sonido no muy lejano, provocando la alerta en su dueña. Estaba tan obcecada en su cólera que reaccionó tarde ¿Acaso iba a atacarla por la espalda? Una ráfaga voló de su mano incoscientemente al girar su cuerpo en pos de la amenaza, materializándose como una punta afilada que se hundió en la carne, manchando su superficie cristalina de rojo escarlata. El mercenario cayó al suelo cuchillo en mano, tambaleándose de forma patética y agonizante, con una de sus manos rotas y la boca manchada de su propia bilis. Elsa se llevó una mano a la boca, asqueada y espantada, cayendo hacia atrás igual que una brizna de trigo durante la cosecha.
Re: El temor de un hombre sabio (?) [Libre]
Noligma no dijo nada, pero su mente era un caos, las opiniones de Elsa estaban mellandolo, su ira fría como el hielo le pedían a gritos que reaccionase de manera ardiente... pero Noligma no podía usar el fuego en ese estado, el fuego era parte de esa naturaleza que el silencio intentaba evitar que saliera, esa cosa sellada en su cuerpo desde que nació.
Por eso fue una suerte que el mercenario acabara con la situación critica, lanzándose en un ataque suicida que no le llevaría a ninguna parte.
Noligma decidió permanecer en silencio y no decir nada... pero nuevamente el silencio volvió a fallar.
NOligma puso sus manos en sus hombros
-no lo mires...
si lo seguía mirado no le haría ningún bien.
-no te lamentes... no te dio elección, era la suya o la tuya... y de ti dependen personas.
Noligma sintió que se le revolvía el estomago y poco tenia que ver con el hombre muerto.
-me temo que ha sido demasiado para nosotros por hoy... mi sirviente te llevara a casa.
el sirviente notaba raro a su amo
-no creo que...
Noligma fue tajante
-creo que he dado una orden...y llévate al niño... ahora esta a su cargo, y es su problema.
Noligma no se le ocurrió que haría Elsa con su recién creado sirviente que no cabria en la carroza, y aun así, no podría llevarlo a su hogar... ¿que diría? "hola pueblo mio, este es un hombre de nieve que me he encontrado"
pero aunque lo hubieras pensado, estaba harto de discutir, de luchar, no tenia sentido pelear con Elsa, como no tenia sentido nada de lo que hacia con ella.
¡¿que esperaba?! Elsa era una reina que le miraba por encima del hombro... y tal vez tuviera razón, tal vez fuera el monstruo que ella veía en el.
Noligma se apoyo en un árbol y se torció la espalda hacia delante al venir le una repentina arcada.
Sangre... signo inequívoco de que el silencio intentaba advertirle de que estaba en un punto critico.
Por eso fue una suerte que el mercenario acabara con la situación critica, lanzándose en un ataque suicida que no le llevaría a ninguna parte.
Noligma decidió permanecer en silencio y no decir nada... pero nuevamente el silencio volvió a fallar.
NOligma puso sus manos en sus hombros
-no lo mires...
si lo seguía mirado no le haría ningún bien.
-no te lamentes... no te dio elección, era la suya o la tuya... y de ti dependen personas.
Noligma sintió que se le revolvía el estomago y poco tenia que ver con el hombre muerto.
-me temo que ha sido demasiado para nosotros por hoy... mi sirviente te llevara a casa.
el sirviente notaba raro a su amo
-no creo que...
Noligma fue tajante
-creo que he dado una orden...y llévate al niño... ahora esta a su cargo, y es su problema.
Noligma no se le ocurrió que haría Elsa con su recién creado sirviente que no cabria en la carroza, y aun así, no podría llevarlo a su hogar... ¿que diría? "hola pueblo mio, este es un hombre de nieve que me he encontrado"
pero aunque lo hubieras pensado, estaba harto de discutir, de luchar, no tenia sentido pelear con Elsa, como no tenia sentido nada de lo que hacia con ella.
¡¿que esperaba?! Elsa era una reina que le miraba por encima del hombro... y tal vez tuviera razón, tal vez fuera el monstruo que ella veía en el.
Noligma se apoyo en un árbol y se torció la espalda hacia delante al venir le una repentina arcada.
Sangre... signo inequívoco de que el silencio intentaba advertirle de que estaba en un punto critico.
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Re: El temor de un hombre sabio (?) [Libre]
El pecho le martilleaba con un frenesí inhumano, y su cabeza parecía estar a punto de estallar a causa de una repentina jaqueca que la obligó a cerrar los ojos de golpe. A pesar de ello, seguía teniendo la imagen grabada en su mente, un recordatorio de lo que acababa de hacer que no quería marcharse fácilmente. A fin de cuentas, acababa de cometer un acto muy grave, por muy de forma inconsciente con la que hubiese procedido, o por muchas razones que tuviese para ello. Había reaccionado ante un ataque movida por el temor, y las consecuencias no iban a hacerse esperar. Podía observar los ojos castaños del asaltante en su mente, con el pánico reflejado en ellos mientras la vida escapaba por la herida de su pecho sangrante. Tapó su cara con las manos, conteniendo un llanto silencioso y desgarrador que se cristalizaba nada más abandonar sus lagrimales. Le pesaba lo que había hecho, muchísimo, pero más aún lo que habría podido hacer.
Elsa dejó escapar un gemido y notó sobre sus hombros convulsos el tacto de un par de manos cálidas. La voz la sacó del trance y se percató de que se había olvidado por un momento de donde estaba y con quien, pero no de lo que había hecho.
Sacudió la cabeza lentamente en respuesta a Noligma. De todos modos, aunque no mirase, no serviría de mucho. Sus manos blancas, lucían ahora manchadas por una sangre invisible que no se iría, por mucho que las lavase hasta quedar en carne viva. El instrumento de un morboso delito. Arrugó el ceño con odio, como si desease amputarlas de sus brazos, pero no tenía sentido. El primer encuentro con el brujo en el bosque resultaba ya demasiado lejano, y casi hubiese deseado aceptar lo que le ofrecía antes que tener que estar recreándose en su propia pena y desesperación. Podría decirse que todo, hasta ahora, era culpa suya. Un curioso efecto mariposa que había acabado peor de lo esperado. Hundió la cabeza entre sus brazos otra vez, pesadumbrosa y sin fuerzas. Lo único que no lamentaba del todo, era que la persona que había muerto no fuese Anna. Eso la habría destrozado por completo, pues ni siquiera los lazos consanguíneos le habían impendido herirla una vez, y sólo le daba una salida. Sólo deseaba abandonarse al sueño y no volver a abrir los ojos, fundirse con la naturaleza de la misma forma que en animal muerto, para no tener problemas nunca más. Pero lo echo hecho estaba, y no podía luchar contra el destino que su propio nacimiento había dictaminado para ella. Ya se lo habían dicho los trolls una vez. Sus indecisiones, que habían guiado su actitud a lo largo de toda la noche y parte del día, se habían acabado de forma brusca al comprender que en su estado jamás podría volver a Arendelle, y que si había abandonado sus muros era para no volver nunca más, aunque nunca lo hubiese sospechado. Las dificultades del camino así lo decían.
-No-Titubeó, luchando por ponerse en pie y no caer en el intento. Todo se arremolinaba, agotamiento y dolor. Las nubes seguían sobre su cabeza, pero al menos el cielo ahora estaba manso, como congelado-No voy a volver a casa-Dijo al fin con un hilo de voz-No puedo hacerlo-Hizo hincapié en ello, temblorosa e impotente. Apretó las manos hasta casi hacerse daño. Ya no se debía a su aspecto, ni siquiera al lastre que arrastraba. Ahora el pequeño era su responsabilidad, algo que quiso rechazar ipso facto, pero que la culpabilidad se lo impidió, ¿Dejaría que muriese después de haber acabado con el último de sus compañeros? Tragó saliva, y el nudo no dejó que bajase. Se acercó hasta el bulto en el suelo, y se percató de que de niño no tenía nada. Su rostro era demasiado fino y femenino, y la mata sobre su cabeza más larga de lo que había creido, contrastando con una piel salpicada por pecas. Elsa dejó caer su propia capa sobre el cuerpo, y dirigió una orden silenciosa a su Golem para que la cargase en sus brazos. Su mirada se perdió entonces en las cumbres de las montañas pintadas de blanco, las mismas que se atisbaban a ver más allá de las lindes del bosque, allí donde reinaba un invierno eterno e inamovible. Quizás el exilio no estuviese tan mal. Ahora más que nunca no sabía que hacer con sus poderes, que se desataban cada vez que se enfadaba, entristecía o alteraba de alguna manera. Todo lo que había intentado evitar le caía encima con el peso de una enorme avalancha imparable, sucumbiendo a sus propias pesadillas-Lamento lo ocurrido. Siento haberte hecho perder el tiempo-Y algo más, se dijo. Intentó acercarse un poco más al brujo e hizo un gesto de disgusto al ver como se encogía de naúseas-Comprendo que no desees seguir con mi tutelaje después de los problemas ocasionados-Alegó, con la voz rota. Aunque en realidad deseaba obligarle a que lo hiciera, echarle la culpa de su descontrol, pero estaba claro que eso no haría desaparecer su inquietud. No podía andar suelta como un perro con la rabia, y al menos él sabía lo que se hacía-Pero me temo que debo insistir.
Elsa dejó escapar un gemido y notó sobre sus hombros convulsos el tacto de un par de manos cálidas. La voz la sacó del trance y se percató de que se había olvidado por un momento de donde estaba y con quien, pero no de lo que había hecho.
Sacudió la cabeza lentamente en respuesta a Noligma. De todos modos, aunque no mirase, no serviría de mucho. Sus manos blancas, lucían ahora manchadas por una sangre invisible que no se iría, por mucho que las lavase hasta quedar en carne viva. El instrumento de un morboso delito. Arrugó el ceño con odio, como si desease amputarlas de sus brazos, pero no tenía sentido. El primer encuentro con el brujo en el bosque resultaba ya demasiado lejano, y casi hubiese deseado aceptar lo que le ofrecía antes que tener que estar recreándose en su propia pena y desesperación. Podría decirse que todo, hasta ahora, era culpa suya. Un curioso efecto mariposa que había acabado peor de lo esperado. Hundió la cabeza entre sus brazos otra vez, pesadumbrosa y sin fuerzas. Lo único que no lamentaba del todo, era que la persona que había muerto no fuese Anna. Eso la habría destrozado por completo, pues ni siquiera los lazos consanguíneos le habían impendido herirla una vez, y sólo le daba una salida. Sólo deseaba abandonarse al sueño y no volver a abrir los ojos, fundirse con la naturaleza de la misma forma que en animal muerto, para no tener problemas nunca más. Pero lo echo hecho estaba, y no podía luchar contra el destino que su propio nacimiento había dictaminado para ella. Ya se lo habían dicho los trolls una vez. Sus indecisiones, que habían guiado su actitud a lo largo de toda la noche y parte del día, se habían acabado de forma brusca al comprender que en su estado jamás podría volver a Arendelle, y que si había abandonado sus muros era para no volver nunca más, aunque nunca lo hubiese sospechado. Las dificultades del camino así lo decían.
-No-Titubeó, luchando por ponerse en pie y no caer en el intento. Todo se arremolinaba, agotamiento y dolor. Las nubes seguían sobre su cabeza, pero al menos el cielo ahora estaba manso, como congelado-No voy a volver a casa-Dijo al fin con un hilo de voz-No puedo hacerlo-Hizo hincapié en ello, temblorosa e impotente. Apretó las manos hasta casi hacerse daño. Ya no se debía a su aspecto, ni siquiera al lastre que arrastraba. Ahora el pequeño era su responsabilidad, algo que quiso rechazar ipso facto, pero que la culpabilidad se lo impidió, ¿Dejaría que muriese después de haber acabado con el último de sus compañeros? Tragó saliva, y el nudo no dejó que bajase. Se acercó hasta el bulto en el suelo, y se percató de que de niño no tenía nada. Su rostro era demasiado fino y femenino, y la mata sobre su cabeza más larga de lo que había creido, contrastando con una piel salpicada por pecas. Elsa dejó caer su propia capa sobre el cuerpo, y dirigió una orden silenciosa a su Golem para que la cargase en sus brazos. Su mirada se perdió entonces en las cumbres de las montañas pintadas de blanco, las mismas que se atisbaban a ver más allá de las lindes del bosque, allí donde reinaba un invierno eterno e inamovible. Quizás el exilio no estuviese tan mal. Ahora más que nunca no sabía que hacer con sus poderes, que se desataban cada vez que se enfadaba, entristecía o alteraba de alguna manera. Todo lo que había intentado evitar le caía encima con el peso de una enorme avalancha imparable, sucumbiendo a sus propias pesadillas-Lamento lo ocurrido. Siento haberte hecho perder el tiempo-Y algo más, se dijo. Intentó acercarse un poco más al brujo e hizo un gesto de disgusto al ver como se encogía de naúseas-Comprendo que no desees seguir con mi tutelaje después de los problemas ocasionados-Alegó, con la voz rota. Aunque en realidad deseaba obligarle a que lo hiciera, echarle la culpa de su descontrol, pero estaba claro que eso no haría desaparecer su inquietud. No podía andar suelta como un perro con la rabia, y al menos él sabía lo que se hacía-Pero me temo que debo insistir.
Re: El temor de un hombre sabio (?) [Libre]
El brujo se reincorporo, ahora su cabeza estaba libre, no había presión y no tenia miedo ni rabia, de hecho tenia las cosas claras... muy claras, y mas después de la afirmación de Elsa
-al contrario, deseo empezar cuando ordenes... ¿que sentido tendría todo esto si no lo hiciera?
Noligma miro a Elsa y sonrió mientras habría una mano.
-debo admitir que eres digna de tu nombre, temes por los tuyos y tu pueblo, y prefieres huir de todo lo que conoces y amas para mantenerlos a salvo de ti... es muy loable.
Noligma se acerco a ella, esperando que no hubiera rastro de sangre en su cara.
-tal vez antes te confesare que tu poder me tiene... anonado... es mucho mas potente de lo que suele ser en principiantes, incluso magos poderosos no mostraban signos de tal poder antes de ser enseñados..
Noligma había tomado esa decisión desde que ella decidió no volver.
-quiero entrenarte... y ver como te conviertes en la reina de mayor poder del mundo... quiero ver como se alza una reina de hielo... y si humildemente me lo concedes, seré tu maestro.
Noligma poco a poco se inclino en el suelo.
-se que soy la peor escoria a la que puedas acercarte... y que no soy muy obediente y que soy un loco problemático... pero si me permitís os daré todo lo que tengo y os serviré como un igual.
No era mucho, pero viniendo de Noligma era un gran gesto.
-considerad me como un aliado, lady Frost, reina de las nieves y el hielo glacial.
Por que dos brujos son mejor que uno, por que el poder de ambos era inmenso, una unión entre ambos seria colosal, pero solo si Noligma le ayudaba a aprender.... y ella resultaba ser la tan poderosa reina que el creía que era
-al contrario, deseo empezar cuando ordenes... ¿que sentido tendría todo esto si no lo hiciera?
Noligma miro a Elsa y sonrió mientras habría una mano.
-debo admitir que eres digna de tu nombre, temes por los tuyos y tu pueblo, y prefieres huir de todo lo que conoces y amas para mantenerlos a salvo de ti... es muy loable.
Noligma se acerco a ella, esperando que no hubiera rastro de sangre en su cara.
-tal vez antes te confesare que tu poder me tiene... anonado... es mucho mas potente de lo que suele ser en principiantes, incluso magos poderosos no mostraban signos de tal poder antes de ser enseñados..
Noligma había tomado esa decisión desde que ella decidió no volver.
-quiero entrenarte... y ver como te conviertes en la reina de mayor poder del mundo... quiero ver como se alza una reina de hielo... y si humildemente me lo concedes, seré tu maestro.
Noligma poco a poco se inclino en el suelo.
-se que soy la peor escoria a la que puedas acercarte... y que no soy muy obediente y que soy un loco problemático... pero si me permitís os daré todo lo que tengo y os serviré como un igual.
No era mucho, pero viniendo de Noligma era un gran gesto.
-considerad me como un aliado, lady Frost, reina de las nieves y el hielo glacial.
Por que dos brujos son mejor que uno, por que el poder de ambos era inmenso, una unión entre ambos seria colosal, pero solo si Noligma le ayudaba a aprender.... y ella resultaba ser la tan poderosa reina que el creía que era
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Re: El temor de un hombre sabio (?) [Libre]
Elsa consideraba que no había nada de loable en su actitud, sino más bien cobardía. Huía porque no quería hacer daño a los demás, eso era completamente cierto, pero se debía a su incapacidad de hacer frente a sus poderes y manejarlos como era debido. Aún así no dijo nada, se limitó a guardar silencio mientras esperaba. La oferta seguía en pie y eso sirvió para mitigar una minúscula parte de sus temores, que seguían siendo demasiados. El alivio le indicó que tal vez su miedo al rechazo era mayor de lo que pensaba, precisamente esa era una de las causas por las que no podía regresar, pero había hallado una garantía de ayuda y esta vez no iba a tirarla por tierra, aunque no estaba del todo segura de querer cambiar su código moral si llegaban a chocar sus intereses con los de Noligma.
-Soy así de nacimiento-Murmuró, sin saber si había revelado esos datos con anterioridad o por el contrario los había callado hasta ese momento. Alzó la cabeza para sostener la mirada del brujo-Me dijeron que irían a mas. Trolls-Añadió desolada, como si eso fuese la explicación que buscaba Noligma. Era cierto que estaba en sobre-aviso, pero jamás pensó que llegase a tal grado de descontrol. Le sorprendía sincerarse, aunque posiblemente lo hacía de forma inconsciente, aún sumida en el shock post-traumático, lamentablemente no podía decirle nada más, porque ignoraba los detalles. La nuca le picaba, y no quería girarse para ver de nuevo el cadáver, por lo que intentó retomar el hilo para evadir sus pensamientos, con menor éxito. Seguía ahí, en su cabeza, como un tatuaje imborrable-Nadie en mi familia es igual que yo. Mi poder es un peligro, una vez hice daño a mi hermana…- Elsa no se permitía el lujo de sentirse halagada por sus palabras, al contrario, sembraba en ella la certeza de que era un absoluto engendro de la naturaleza, un error en la línea sucesoria de Arendelle. Deseaba ser una buena reina, pero también quería ser libre, y ese concepto resultaba incompatible con lo que podían esperar de ella, sobre todo si volvía a sesgar una vida de forma fortuita. Aún no se sentía en paz consigo misma y con sus poderes, tenía demasiada crispación acumulada, y esa de duda tendría que saldarla tarde o temprano, pues esta vez no quería deshacerse de sus poderes de forma gratuita-¿Y en qué me convierte a mí lo que …?-Se calló de forma abrupta, porque no quería tener que escucharse a sí misma decirlo ni siquiera de forma baja y susurrante. La voz le fallaba y quería acabar cuanto antes para no tener que volver a hablar-No voy a juzgarte si me enseñas. Adelante, estoy en tus manos.-Prometió, sin saber si más adelante podría arrepentirse o no de haber dicho aquellas palabras. Con el brujo nunca se sabía.
-Soy así de nacimiento-Murmuró, sin saber si había revelado esos datos con anterioridad o por el contrario los había callado hasta ese momento. Alzó la cabeza para sostener la mirada del brujo-Me dijeron que irían a mas. Trolls-Añadió desolada, como si eso fuese la explicación que buscaba Noligma. Era cierto que estaba en sobre-aviso, pero jamás pensó que llegase a tal grado de descontrol. Le sorprendía sincerarse, aunque posiblemente lo hacía de forma inconsciente, aún sumida en el shock post-traumático, lamentablemente no podía decirle nada más, porque ignoraba los detalles. La nuca le picaba, y no quería girarse para ver de nuevo el cadáver, por lo que intentó retomar el hilo para evadir sus pensamientos, con menor éxito. Seguía ahí, en su cabeza, como un tatuaje imborrable-Nadie en mi familia es igual que yo. Mi poder es un peligro, una vez hice daño a mi hermana…- Elsa no se permitía el lujo de sentirse halagada por sus palabras, al contrario, sembraba en ella la certeza de que era un absoluto engendro de la naturaleza, un error en la línea sucesoria de Arendelle. Deseaba ser una buena reina, pero también quería ser libre, y ese concepto resultaba incompatible con lo que podían esperar de ella, sobre todo si volvía a sesgar una vida de forma fortuita. Aún no se sentía en paz consigo misma y con sus poderes, tenía demasiada crispación acumulada, y esa de duda tendría que saldarla tarde o temprano, pues esta vez no quería deshacerse de sus poderes de forma gratuita-¿Y en qué me convierte a mí lo que …?-Se calló de forma abrupta, porque no quería tener que escucharse a sí misma decirlo ni siquiera de forma baja y susurrante. La voz le fallaba y quería acabar cuanto antes para no tener que volver a hablar-No voy a juzgarte si me enseñas. Adelante, estoy en tus manos.-Prometió, sin saber si más adelante podría arrepentirse o no de haber dicho aquellas palabras. Con el brujo nunca se sabía.
- Offrol:
- ¿Y ahora que? ¿Seguimos por aquí? Lo que te parezca mejor
Re: El temor de un hombre sabio (?) [Libre]
Trolls? no serian trolls de las montañas ni de debajo de un puente, debían ser trolls del páramo... los de las colinas son bastante raros.
Por fin Noligma comprendía que
El brujo sonrió a Elsa
-ahora que se tu historia supongo que también debo contarte la mía.
Noligma negó con la cabeza
-no te preocupes, así no te sentirás tan desdichada en comparación...
Y así el brujo empezó a relatar una historia breve pero no por ello menos triste y melancólica, aunque si, un poco escasa de detalles.
-que yo recuerde... toda mi vida, mi madre siempre me dejo bastante claro, que era un engendro, una asquerosa anomalía que seria temida y odiada por todos...
Noligma paro para mirar las nubes que impedían al muñeco de nieve derretirse
-Algo que a ella también le repugnaba, pero también creada por un motivo... soy su creación, su venganza sobre un mundo que la repudiaba
Noligma sonrió amargamente
-extrañamente también la avergonzaba, todo signo de que era diferente debía ser borrado y ocultado... era su hijo... pero mi educación recordaría mas al de un soldado...
Noligma miro a su alrededor mientras usaba la magia para que las sarzas cubrieran los cuerpos.
-mate por primera vez a los 10 años... quería que fuera cociente de lo que es quitar una vida, pero que no por ello me lamentara... como vez hizo un buen trabajo... me cuesta tanto matar como respirar.
El brujo no dijo ni a quien ni como, seguramente no quería embargar a Elsa.
-y adonde iras? tienes pensado un lugar donde vivir?
Por fin Noligma comprendía que
El brujo sonrió a Elsa
-ahora que se tu historia supongo que también debo contarte la mía.
Noligma negó con la cabeza
-no te preocupes, así no te sentirás tan desdichada en comparación...
Y así el brujo empezó a relatar una historia breve pero no por ello menos triste y melancólica, aunque si, un poco escasa de detalles.
-que yo recuerde... toda mi vida, mi madre siempre me dejo bastante claro, que era un engendro, una asquerosa anomalía que seria temida y odiada por todos...
Noligma paro para mirar las nubes que impedían al muñeco de nieve derretirse
-Algo que a ella también le repugnaba, pero también creada por un motivo... soy su creación, su venganza sobre un mundo que la repudiaba
Noligma sonrió amargamente
-extrañamente también la avergonzaba, todo signo de que era diferente debía ser borrado y ocultado... era su hijo... pero mi educación recordaría mas al de un soldado...
Noligma miro a su alrededor mientras usaba la magia para que las sarzas cubrieran los cuerpos.
-mate por primera vez a los 10 años... quería que fuera cociente de lo que es quitar una vida, pero que no por ello me lamentara... como vez hizo un buen trabajo... me cuesta tanto matar como respirar.
El brujo no dijo ni a quien ni como, seguramente no quería embargar a Elsa.
-y adonde iras? tienes pensado un lugar donde vivir?
- OFF:
- por mi podemos dejar el tema por finalizado en cuanto te asientes en tu nuevo hogar
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Yer Noligma
Heredero de la Montaña Prohibida
Re: El temor de un hombre sabio (?) [Libre]
-¿Podríamos ir a otro sitio?-Suplicó. Saltaba a la vista que le resultaba insoportable permanecer un segundo más en aquel improvisado cementerio, pues notaba como si los ojos vacíos del brillo de la vida, la miraban con rencor. Sus imaginaciones estaban llegando demasiado lejos. Se palpó las mejillas y bajó los párpados, intentando no prestar atención a ninguno de los elementos del entorno, y tan sólo a su interlocutor, que parecía bastante más tranquilo de lo que ella podría llegar a estar nunca. Sentía curiosidad por oír aquella historia, por ver en qué se parecían y en qué podían ser más diferentes, pero antes tenía que dejar de lado el pánico que le ocasionaba hablar tranquilamente rodeada de muertos. Elsa sabía que debía temer más aún a los vivos, pero le costaba asimilar esa idea. Tomó aire, y contuvo el malestar. Si bien no habían empezado a descomponerse por las bajas temperaturas, era una visión que no quería volver a contemplar. Pero sus deseos no se hicieron de esperar, y una espesa mata de zarzas los cubrió con su manto espinoso, alejándolos de su mirada acuosa. Abrió los ojos y se concentró en la figura del brujo, intentando dedicarle toda su atención en lo que tuviera que decir. Pocas veces había sentido compasión hacia una persona que no fuese ella misma, pero esta vez la empatía la sorprendía, a ella, que jamás había podido tener más amigos que la soledad que la acompañaba a todas horas. Recrearse en las desgracias ajenas, para sentirse mejor dentro de su retorcido universo particular, no era lo suyo. Pero tampoco lo eran las palabras de ánimo y amabilidad, ni los gestos de apoyo. Decidió no hacer ni hacer ningún movimiento de compresión, pues pensó que al orgulloso Noligma no le gustaría que alguien sintiese lástima por él, a Elsa tampoco le habría agradado en caso contrario, y permaneció anclada en el suelo como una estatua de hielo -No entiendo… No entiendo las razones…¿Qué clase de madre traía a un hijo al mundo para después rechazarlo?-El relato le resultaba confuso, aunque bien podía deberse a su mente embotada que no era capaz de analizar nada con claridad. Sus padres la habían querido, en mayor o menor medida. A fin de cuentas era quien llevaría el peso de la corona sobre su cabeza algún día, y no habían escatimado en medios para “curarla”, hubiesen hecho lo correcto o no. Elsa no quería guardar pensamientos de rencor hacia sus progenitores, aunque le costaba eliminar la espina de dolor de su corazón. Pero los quería, por supuesto-¿Por qué? ¿No era…-Dudó unos instantes-…bruja? Pero…-Aunque la suya no había sido una niñez común, lo que oía le parecía excesivo incluso hasta para un brujo, ¿Le tomaba el pelo? Con ese tipo de cosas no se bromeaba, y Elsa pensó que tampoco tenía motivos para estar contándole una mentira después de todo. Al menos confiaba en que no estuviese haciéndolo, a pesar de que la fe ciega no era propio en ella. Se le antojaba descorazonador y árido, terrible y cruel. La punta de un iceberg, cuyo fondo era aún más escarpado y peligroso-No puede ser. Eso es demasiado para un niño-Volvió a mirarle, y le costó imaginarselo como un crío que ejecutaba su primera orden. De hecho, no andaba mal encaminado con su idea de su educación de soldado. Cortar de raíz una infancia de esa forma sólo podía servir para crear una fuerza sin voluntad alguna más que el deseo de acatar órdenes, quebrar su cordura hasta erradicarla por completo y dejar en su lugar una carencia absoluta de razón. Su mente confundida no sabía que pensar después de todo-¿Quién es tu madre?-Preguntó con horror, apretando el cuello de su propio vestido. Ahora entendía el porqué tenía tantas mascotas, y la pérdida le había afectado como un mazazo en el estómago. La reina Elsa decidió que no le gustaba aquella historia, aunque su punto de vista había cambiado ligeramente. Ni siquiera estaba segura de si lo que estaba viviendo era real o fruto del cansancio y las alucinaciones-Lo lamento-Dijo por enésima vez. Posiblemente en esa ocasión estaba siendo más sincera que antes, pues estaba convencida de sentirlo de verdad.
-¿Y adonde iras? ¿Tienes pensado un lugar donde vivir?
-Si-Le contestó, pensando que lo más acertado era dejar el tema a un lado por el momento. Tenía las mejillas muy coloradas a causa del apelotonamiento de la sangre en estas y se sentía mareada. Por supuesto, sabía exactamente a donde iría, y no podría encontrar un lugar mejor donde desterrarse y pasar el resto de sus días. Intentó no concentrarse en lo deprimiente que sonaba; en el fondo sabía que era lo mejor. Ningún otro lugar le daría una bienvenida tan cálida como las escarpadas montañas del norte de Arendelle. La gran cumbre se alzaba victoriosa tras el pequeño reino, una muralla de la naturaleza que resguardaba el reino de ataques por aquel flanco, y a la vez la protegía con su imponente sombra. Una vigilante impasible vestida de blanco puro, tan solitaria como Elsa. Un lugar jamás transitado, que le proporcionaría refugio, jamás le recriminaría por ser diferente ni permitiría que nadie encontrase, a la ahora reina exiliada-Iré a las montañas de Arendelle-Alzó una mano y señaló hacia un punto indeterminado del horizonte, donde se ubicaría su nuevo bastión.
-¿Y adonde iras? ¿Tienes pensado un lugar donde vivir?
-Si-Le contestó, pensando que lo más acertado era dejar el tema a un lado por el momento. Tenía las mejillas muy coloradas a causa del apelotonamiento de la sangre en estas y se sentía mareada. Por supuesto, sabía exactamente a donde iría, y no podría encontrar un lugar mejor donde desterrarse y pasar el resto de sus días. Intentó no concentrarse en lo deprimiente que sonaba; en el fondo sabía que era lo mejor. Ningún otro lugar le daría una bienvenida tan cálida como las escarpadas montañas del norte de Arendelle. La gran cumbre se alzaba victoriosa tras el pequeño reino, una muralla de la naturaleza que resguardaba el reino de ataques por aquel flanco, y a la vez la protegía con su imponente sombra. Una vigilante impasible vestida de blanco puro, tan solitaria como Elsa. Un lugar jamás transitado, que le proporcionaría refugio, jamás le recriminaría por ser diferente ni permitiría que nadie encontrase, a la ahora reina exiliada-Iré a las montañas de Arendelle-Alzó una mano y señaló hacia un punto indeterminado del horizonte, donde se ubicaría su nuevo bastión.
Re: El temor de un hombre sabio (?) [Libre]
Noligma asintió, ya tenia un lugar adonde ir cuando fuera a entrenarla... y lo mejor, era perfecto, lejos de todas las miradas y donde entrenar no causara problemas.
Finalmente ya alargado lo suficiente dijo
-lo entenderías mejor si la conocieras... Malefica, la bruja mas oscura y siniestra que te puedas encontrar...
Noligma sonrio como si hablara de algo divertido
-una bruja muy orgullosa a la que mas vale que nunca llegues a enfadar, ni siquiera con una nimiedad como no invitarla a un baile...
la sonrisa fue borrándose consintiendo en una amarga expresión
- por ello imagínate, como reaccionaria su dejándose llevar por la pasión, una mujer tan controladora como ella, descubre que esta embarazada... sin duda fue un milagro que no fuera el resultado de un aborto.
Noligma la miro a los ojos
-si ella no hubiera pensado en mi como su venganza contra el mundo... no existiría... no te extrañe que sea vengativo.
Noligma movió el cuello.
-bueno basta de charlas sin sentido que no llevan a ninguna parte
Noligma estaba buscando mentalmente la forma de que Elsa pudiera llamarlo con total comodidad, la paloma mensajera no era mala idea... pero no creía que ningún pájaro "normal" fuera hasta la montaña prohibida... y Greed misteriosamente había desaparecido, como si supiera lo que había pensado.
Invocación por fuego descartado, Elsa no sabia hacer fuego, y si sabia no le gustaría.
Solo se le ocurría una forma mas, era burdo y estúpido, pero mas no sabia hacer.
-bueno Elza te acompaño hasta la montaña ¿o sabrás arreglártelas sin mi?
Finalmente ya alargado lo suficiente dijo
-lo entenderías mejor si la conocieras... Malefica, la bruja mas oscura y siniestra que te puedas encontrar...
Noligma sonrio como si hablara de algo divertido
-una bruja muy orgullosa a la que mas vale que nunca llegues a enfadar, ni siquiera con una nimiedad como no invitarla a un baile...
la sonrisa fue borrándose consintiendo en una amarga expresión
- por ello imagínate, como reaccionaria su dejándose llevar por la pasión, una mujer tan controladora como ella, descubre que esta embarazada... sin duda fue un milagro que no fuera el resultado de un aborto.
Noligma la miro a los ojos
-si ella no hubiera pensado en mi como su venganza contra el mundo... no existiría... no te extrañe que sea vengativo.
Noligma movió el cuello.
-bueno basta de charlas sin sentido que no llevan a ninguna parte
Noligma estaba buscando mentalmente la forma de que Elsa pudiera llamarlo con total comodidad, la paloma mensajera no era mala idea... pero no creía que ningún pájaro "normal" fuera hasta la montaña prohibida... y Greed misteriosamente había desaparecido, como si supiera lo que había pensado.
Invocación por fuego descartado, Elsa no sabia hacer fuego, y si sabia no le gustaría.
Solo se le ocurría una forma mas, era burdo y estúpido, pero mas no sabia hacer.
-bueno Elza te acompaño hasta la montaña ¿o sabrás arreglártelas sin mi?
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Yer Noligma
Heredero de la Montaña Prohibida
Re: El temor de un hombre sabio (?) [Libre]
-¿Maléfica?-Todo cuadraba, al menos en parte. Elsa había oido hablar vagamente de aquella hechicera que mencionaba Noligma, y no había sido precisamente para elogiar su bondad y su tolerancia. Era el mal acechante en las historias que las viejas contaban a los niños para que estos durmieran. Según contaban los rumores, aquella bruja era una auténtica emperatriz del mal, algunos exageraban hasta el punto de afirmar que había sido engendrada por el propio diablo y que por sus venas corría el fuego de las entrañas de la tierra. Por supuesto, Elsa no se lo creía, no era una niña que viviese aún en los cuentos de hadas. Para la reina, estos no contenían más que mentiras. De lo contrario, ella no sería quien era. Pero sí que había cierto dato a tener en cuenta, el nombre de esa bruja figuraba en el nacimiento de cierta princesa de un reino apartado de Arendelle, la cual había sido maldecida a un sueño eterno. Eso solo la llevaba a una conclusión, la moraleja que había aprendido a la fuerza aquella noche: La magia era peligrosa, podía tener consecuencias imprevisibles y era muy real-Conozco esa historia-Respondió, refiriéndose al baile, aunque no le interesaba. Por suerte en Arendelle, eran más escépticos en los asuntos que concernían a invitar entidades sobrenaturales a los bautizos de los infantes de la realeza. Tal vez, si lo hubiesen hecho, Elsa no tendría sus particularidades-¿Qué clase de venganza?-Quiso saber, repentinamente interesada, pensando que aquella bruja debería haberse quedado satisfecha condenando prácticamente a un reino entero con su maldición. Ese tipo de hechos podían llegar a ser fatales, pues dejaba ver al resto una debilidad intrínseca que ponía en alerta a otros monarcas con deseos de expandir sus tierras-Yo…Sólo necesito llegar hasta la ladera de la montaña. El resto del camino podré hacerlo sola-No estaba tan loca como para arriesgarse a ser un blanco fácil mientras viajaba sin más compañía que un guardaepaldas poco normal y una carga extra con la que no había contado-Antes me gustaría detenerme en Arendelle-Agregó sin esperanza-Me gustaría despedirme… Y dar un recado a alguien-Miró el bulto envuelto en la capa de color rojo carmesí, el cual dentro de su inconsciencia, temblaba de frío. Las montañas del norte no eran lugar para una niña sin abrigo cuyos pies estuviesen revestidos por zapatos gastados y con agujeros. Ni siquiera lo era para ella, pero Elsa no iba a echarse atrás, así como tampoco arrastrar a nadie. Si la llevaba consigo moriría, y de una forma bastante desagradable, pues el frío podía llegar a ser fatal para quien no estaba preparado para soportarlo. La reina había oído historias de montañeros que perdían la nariz a causa de la hipotermia, y hasta otros miembros como las piernas. No iba a condenarla de ese modo para agravar su fragilidad emocional y ahogarse en su propia desdicha. Miró el rostro pecoso, cubierto por una desigual mata de pelo castaño despeinado. No tendría mas que , ¿Cuántos? ¿Once años? Evitó que una sonrisa aflorara, pues no estaba precisamente de humor. Delegaría su responsabilidad en alguien, si bien no más apto, con mayor entusiasmo a la hora de hacerse cargo de su cuidado.
- Off:
- Y con esto, doy por finalizado el tema -w-
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