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El temor de un hombre sabio (?) [Libre]
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Re: El temor de un hombre sabio (?) [Libre]
-¿Podríamos ir a otro sitio?-Suplicó. Saltaba a la vista que le resultaba insoportable permanecer un segundo más en aquel improvisado cementerio, pues notaba como si los ojos vacíos del brillo de la vida, la miraban con rencor. Sus imaginaciones estaban llegando demasiado lejos. Se palpó las mejillas y bajó los párpados, intentando no prestar atención a ninguno de los elementos del entorno, y tan sólo a su interlocutor, que parecía bastante más tranquilo de lo que ella podría llegar a estar nunca. Sentía curiosidad por oír aquella historia, por ver en qué se parecían y en qué podían ser más diferentes, pero antes tenía que dejar de lado el pánico que le ocasionaba hablar tranquilamente rodeada de muertos. Elsa sabía que debía temer más aún a los vivos, pero le costaba asimilar esa idea. Tomó aire, y contuvo el malestar. Si bien no habían empezado a descomponerse por las bajas temperaturas, era una visión que no quería volver a contemplar. Pero sus deseos no se hicieron de esperar, y una espesa mata de zarzas los cubrió con su manto espinoso, alejándolos de su mirada acuosa. Abrió los ojos y se concentró en la figura del brujo, intentando dedicarle toda su atención en lo que tuviera que decir. Pocas veces había sentido compasión hacia una persona que no fuese ella misma, pero esta vez la empatía la sorprendía, a ella, que jamás había podido tener más amigos que la soledad que la acompañaba a todas horas. Recrearse en las desgracias ajenas, para sentirse mejor dentro de su retorcido universo particular, no era lo suyo. Pero tampoco lo eran las palabras de ánimo y amabilidad, ni los gestos de apoyo. Decidió no hacer ni hacer ningún movimiento de compresión, pues pensó que al orgulloso Noligma no le gustaría que alguien sintiese lástima por él, a Elsa tampoco le habría agradado en caso contrario, y permaneció anclada en el suelo como una estatua de hielo -No entiendo… No entiendo las razones…¿Qué clase de madre traía a un hijo al mundo para después rechazarlo?-El relato le resultaba confuso, aunque bien podía deberse a su mente embotada que no era capaz de analizar nada con claridad. Sus padres la habían querido, en mayor o menor medida. A fin de cuentas era quien llevaría el peso de la corona sobre su cabeza algún día, y no habían escatimado en medios para “curarla”, hubiesen hecho lo correcto o no. Elsa no quería guardar pensamientos de rencor hacia sus progenitores, aunque le costaba eliminar la espina de dolor de su corazón. Pero los quería, por supuesto-¿Por qué? ¿No era…-Dudó unos instantes-…bruja? Pero…-Aunque la suya no había sido una niñez común, lo que oía le parecía excesivo incluso hasta para un brujo, ¿Le tomaba el pelo? Con ese tipo de cosas no se bromeaba, y Elsa pensó que tampoco tenía motivos para estar contándole una mentira después de todo. Al menos confiaba en que no estuviese haciéndolo, a pesar de que la fe ciega no era propio en ella. Se le antojaba descorazonador y árido, terrible y cruel. La punta de un iceberg, cuyo fondo era aún más escarpado y peligroso-No puede ser. Eso es demasiado para un niño-Volvió a mirarle, y le costó imaginarselo como un crío que ejecutaba su primera orden. De hecho, no andaba mal encaminado con su idea de su educación de soldado. Cortar de raíz una infancia de esa forma sólo podía servir para crear una fuerza sin voluntad alguna más que el deseo de acatar órdenes, quebrar su cordura hasta erradicarla por completo y dejar en su lugar una carencia absoluta de razón. Su mente confundida no sabía que pensar después de todo-¿Quién es tu madre?-Preguntó con horror, apretando el cuello de su propio vestido. Ahora entendía el porqué tenía tantas mascotas, y la pérdida le había afectado como un mazazo en el estómago. La reina Elsa decidió que no le gustaba aquella historia, aunque su punto de vista había cambiado ligeramente. Ni siquiera estaba segura de si lo que estaba viviendo era real o fruto del cansancio y las alucinaciones-Lo lamento-Dijo por enésima vez. Posiblemente en esa ocasión estaba siendo más sincera que antes, pues estaba convencida de sentirlo de verdad.
-¿Y adonde iras? ¿Tienes pensado un lugar donde vivir?
-Si-Le contestó, pensando que lo más acertado era dejar el tema a un lado por el momento. Tenía las mejillas muy coloradas a causa del apelotonamiento de la sangre en estas y se sentía mareada. Por supuesto, sabía exactamente a donde iría, y no podría encontrar un lugar mejor donde desterrarse y pasar el resto de sus días. Intentó no concentrarse en lo deprimiente que sonaba; en el fondo sabía que era lo mejor. Ningún otro lugar le daría una bienvenida tan cálida como las escarpadas montañas del norte de Arendelle. La gran cumbre se alzaba victoriosa tras el pequeño reino, una muralla de la naturaleza que resguardaba el reino de ataques por aquel flanco, y a la vez la protegía con su imponente sombra. Una vigilante impasible vestida de blanco puro, tan solitaria como Elsa. Un lugar jamás transitado, que le proporcionaría refugio, jamás le recriminaría por ser diferente ni permitiría que nadie encontrase, a la ahora reina exiliada-Iré a las montañas de Arendelle-Alzó una mano y señaló hacia un punto indeterminado del horizonte, donde se ubicaría su nuevo bastión.
-¿Y adonde iras? ¿Tienes pensado un lugar donde vivir?
-Si-Le contestó, pensando que lo más acertado era dejar el tema a un lado por el momento. Tenía las mejillas muy coloradas a causa del apelotonamiento de la sangre en estas y se sentía mareada. Por supuesto, sabía exactamente a donde iría, y no podría encontrar un lugar mejor donde desterrarse y pasar el resto de sus días. Intentó no concentrarse en lo deprimiente que sonaba; en el fondo sabía que era lo mejor. Ningún otro lugar le daría una bienvenida tan cálida como las escarpadas montañas del norte de Arendelle. La gran cumbre se alzaba victoriosa tras el pequeño reino, una muralla de la naturaleza que resguardaba el reino de ataques por aquel flanco, y a la vez la protegía con su imponente sombra. Una vigilante impasible vestida de blanco puro, tan solitaria como Elsa. Un lugar jamás transitado, que le proporcionaría refugio, jamás le recriminaría por ser diferente ni permitiría que nadie encontrase, a la ahora reina exiliada-Iré a las montañas de Arendelle-Alzó una mano y señaló hacia un punto indeterminado del horizonte, donde se ubicaría su nuevo bastión.
Re: El temor de un hombre sabio (?) [Libre]
Noligma asintió, ya tenia un lugar adonde ir cuando fuera a entrenarla... y lo mejor, era perfecto, lejos de todas las miradas y donde entrenar no causara problemas.
Finalmente ya alargado lo suficiente dijo
-lo entenderías mejor si la conocieras... Malefica, la bruja mas oscura y siniestra que te puedas encontrar...
Noligma sonrio como si hablara de algo divertido
-una bruja muy orgullosa a la que mas vale que nunca llegues a enfadar, ni siquiera con una nimiedad como no invitarla a un baile...
la sonrisa fue borrándose consintiendo en una amarga expresión
- por ello imagínate, como reaccionaria su dejándose llevar por la pasión, una mujer tan controladora como ella, descubre que esta embarazada... sin duda fue un milagro que no fuera el resultado de un aborto.
Noligma la miro a los ojos
-si ella no hubiera pensado en mi como su venganza contra el mundo... no existiría... no te extrañe que sea vengativo.
Noligma movió el cuello.
-bueno basta de charlas sin sentido que no llevan a ninguna parte
Noligma estaba buscando mentalmente la forma de que Elsa pudiera llamarlo con total comodidad, la paloma mensajera no era mala idea... pero no creía que ningún pájaro "normal" fuera hasta la montaña prohibida... y Greed misteriosamente había desaparecido, como si supiera lo que había pensado.
Invocación por fuego descartado, Elsa no sabia hacer fuego, y si sabia no le gustaría.
Solo se le ocurría una forma mas, era burdo y estúpido, pero mas no sabia hacer.
-bueno Elza te acompaño hasta la montaña ¿o sabrás arreglártelas sin mi?
Finalmente ya alargado lo suficiente dijo
-lo entenderías mejor si la conocieras... Malefica, la bruja mas oscura y siniestra que te puedas encontrar...
Noligma sonrio como si hablara de algo divertido
-una bruja muy orgullosa a la que mas vale que nunca llegues a enfadar, ni siquiera con una nimiedad como no invitarla a un baile...
la sonrisa fue borrándose consintiendo en una amarga expresión
- por ello imagínate, como reaccionaria su dejándose llevar por la pasión, una mujer tan controladora como ella, descubre que esta embarazada... sin duda fue un milagro que no fuera el resultado de un aborto.
Noligma la miro a los ojos
-si ella no hubiera pensado en mi como su venganza contra el mundo... no existiría... no te extrañe que sea vengativo.
Noligma movió el cuello.
-bueno basta de charlas sin sentido que no llevan a ninguna parte
Noligma estaba buscando mentalmente la forma de que Elsa pudiera llamarlo con total comodidad, la paloma mensajera no era mala idea... pero no creía que ningún pájaro "normal" fuera hasta la montaña prohibida... y Greed misteriosamente había desaparecido, como si supiera lo que había pensado.
Invocación por fuego descartado, Elsa no sabia hacer fuego, y si sabia no le gustaría.
Solo se le ocurría una forma mas, era burdo y estúpido, pero mas no sabia hacer.
-bueno Elza te acompaño hasta la montaña ¿o sabrás arreglártelas sin mi?
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Yer Noligma
Heredero de la Montaña Prohibida
Re: El temor de un hombre sabio (?) [Libre]
-¿Maléfica?-Todo cuadraba, al menos en parte. Elsa había oido hablar vagamente de aquella hechicera que mencionaba Noligma, y no había sido precisamente para elogiar su bondad y su tolerancia. Era el mal acechante en las historias que las viejas contaban a los niños para que estos durmieran. Según contaban los rumores, aquella bruja era una auténtica emperatriz del mal, algunos exageraban hasta el punto de afirmar que había sido engendrada por el propio diablo y que por sus venas corría el fuego de las entrañas de la tierra. Por supuesto, Elsa no se lo creía, no era una niña que viviese aún en los cuentos de hadas. Para la reina, estos no contenían más que mentiras. De lo contrario, ella no sería quien era. Pero sí que había cierto dato a tener en cuenta, el nombre de esa bruja figuraba en el nacimiento de cierta princesa de un reino apartado de Arendelle, la cual había sido maldecida a un sueño eterno. Eso solo la llevaba a una conclusión, la moraleja que había aprendido a la fuerza aquella noche: La magia era peligrosa, podía tener consecuencias imprevisibles y era muy real-Conozco esa historia-Respondió, refiriéndose al baile, aunque no le interesaba. Por suerte en Arendelle, eran más escépticos en los asuntos que concernían a invitar entidades sobrenaturales a los bautizos de los infantes de la realeza. Tal vez, si lo hubiesen hecho, Elsa no tendría sus particularidades-¿Qué clase de venganza?-Quiso saber, repentinamente interesada, pensando que aquella bruja debería haberse quedado satisfecha condenando prácticamente a un reino entero con su maldición. Ese tipo de hechos podían llegar a ser fatales, pues dejaba ver al resto una debilidad intrínseca que ponía en alerta a otros monarcas con deseos de expandir sus tierras-Yo…Sólo necesito llegar hasta la ladera de la montaña. El resto del camino podré hacerlo sola-No estaba tan loca como para arriesgarse a ser un blanco fácil mientras viajaba sin más compañía que un guardaepaldas poco normal y una carga extra con la que no había contado-Antes me gustaría detenerme en Arendelle-Agregó sin esperanza-Me gustaría despedirme… Y dar un recado a alguien-Miró el bulto envuelto en la capa de color rojo carmesí, el cual dentro de su inconsciencia, temblaba de frío. Las montañas del norte no eran lugar para una niña sin abrigo cuyos pies estuviesen revestidos por zapatos gastados y con agujeros. Ni siquiera lo era para ella, pero Elsa no iba a echarse atrás, así como tampoco arrastrar a nadie. Si la llevaba consigo moriría, y de una forma bastante desagradable, pues el frío podía llegar a ser fatal para quien no estaba preparado para soportarlo. La reina había oído historias de montañeros que perdían la nariz a causa de la hipotermia, y hasta otros miembros como las piernas. No iba a condenarla de ese modo para agravar su fragilidad emocional y ahogarse en su propia desdicha. Miró el rostro pecoso, cubierto por una desigual mata de pelo castaño despeinado. No tendría mas que , ¿Cuántos? ¿Once años? Evitó que una sonrisa aflorara, pues no estaba precisamente de humor. Delegaría su responsabilidad en alguien, si bien no más apto, con mayor entusiasmo a la hora de hacerse cargo de su cuidado.
- Off:
- Y con esto, doy por finalizado el tema -w-
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