Un imán para el peligro

-Me llamo Hikari, en una lengua que desconozco quiere decir luz- Aún pensaba que era estúpido que yo tuviera ese nombre, una niña de la luna con el nombre de luz, no era algo que pegara mucho, es como Hikari maléfica, no era un nombre ni apropiado para mí, era un nombre raro.

Un sonido perturbo nuestra calma, y mi tristeza, *Quizás sea la amiga de ella* ''O un asesino que ha venido a matarte a ti y a la puta de la otra'' *Calma que hace un momento estabas bien* ''Estoy como quiero''

Ese sonido que provenía del bosque no era muy agradable, digamos que eran gritos de enfado, entre los cuales había una voz que era in inolvidable, una voz desagradable, que con solo oírla entraba ganas de destrozar a la persona de la cual salía la irritante voz, iba hacía allí no voluntariosamente, pues la chica que se llamaba Anna me tiraba del brazo, parecía como si la otra voz la conociera.

Después de ser arrastrado por Anna, hasta el punto de donde venia el sonido, ella rápidamente pego al estúpido diablo, al cual le iba a meter una patada entre ojo y ojo cuando llegara a donde estaba, maldito diablo. Mientras Anna se encargaba de el, ayudaba a su amiga, que estaba atada de una forma sinuosa y asquerosa, con pescados mal olientes al rededor de ella, ese estúpido diablo va ha saber que es una buena patada.

Una vez desatada la chica, aparte a Anna del medió y mire al diablo ''No preguntes, ya no existe'' *Lo se, no voy a preguntar, ya es estúpido preguntar por muertos* ''Ni aunque viva... te ha abandonado'' *No te pases, si vive... no se... ¡¡Me mareas!!*

Le meto una patada en la cara, y otra patada y otra, hasta 5 patadas en la cara, luego cuando estaba caído en el suelo, le pataleé la entrepierna, tantas veces que me quede muy tranquila y calmada y me apoye a un árbol cansada.

Penuria se volteo sorprendido de ver dos chiquillas salir del castillo
-¡¿pero como?! Es imposible! Pero si las muy.... ¡habeis molestado al amo! ¡Pagareis las consecuencias!
Penuria recibio el insulto con desden
-¿Pervertido? ¿Yo? No me rebajes el nivel cara de champiñon, yo soy mucho peor que un pervertido... vuestros cuerpos no me interesan lo mas minimo.
El diablillo hizo un gesto en forma triangular, uniendovsus 2 manos, obserbando a Anna a travez de el
-Son vuestras almas la que me ponen cachonda.... digo ....me pone a ... vab! Hablar no es lo mio.
El demonio vislumbro la imagen que se formo entre sus dedos.
-Yo soy Penuria uno de los 5 guardianes de la montaña prohibida, guardian del fuego y....
De repentea ojos de Anna el diablillo desaparecio y en su lugar, una joven de ropajes oscuros con cuello altisimo la observaba bien herguida, mientras se recolocaba unos guantes que le resultaban familiares, la joven rubia de cabellos peinados en un moño era la viva imagen del hielo, solido y frio.
-Y señor de la penuria ajena...

Penuria no habia atado a Leanna por casualidad, los temores y las cosas que sucedian sin que ella pudiera evitarlo o hacer nada sl respecto eran lo que perturbaban su alma.

Y aquella imagen de rubia causaba en cara de champiñon el mismo efecto.

Pero Anna era la unica que la veia como tal, penuria se aprovecho de su imagen para causar dolor psicologico a Anna.
-Hay que ver... si nuestros padres te vieran ahora... que decepcion... menos mal que me aleje de ti...
Penuria creia tenerlo todo bejo control, fue entonces cuando...
-Puta? Eres tu? Por que estas despierta!
Fue cuando recibio la primera patada de hikari y luego las consiguientes.
Cuando cayo al suelo con la nariz rota Hikari no tubo piedad
-HAY! Pero por que?! Se supone que somos del mismo bando! Traidora!
Extrañamente el diablo parecia dolerle mas la cara que los golpes consecutivos en la entrepierna.
-Traidora... no permitire que traiciones a el marabilloso amo! ¡Despues de todo lo que hizo por ti!
Penuria se levanfo amorotonado, pero furioso.
-Aunque... tambien es cierto que a lo mejor no traicionas a nadie, de la misma forma que no acabas de patear a nadie, s lo mejor no te acompaña nadie... por que a lo mejor... nunca escapaste de aquel cuarto, a lo mejor, estas loca hikari... o muerta.
Jugar con la realidad de hikari era rastrero incluso para Penuria, pero Hikari se lo habia buscado... solo un gesto y Hikari volveria a ese cuarto, donde definitivamente se volveria loca.
Pero aun no queria hacerlo, al fin y al cabo, cara de champiñon habia visto a Hikari patear a su hermana, la reaccion de Anna prometia ser divertida para Penuria.
Rn cuanto a Leanna, estaba libre de sus ataduras fisicas, pero no de las psicologicas, donde aun estaba atada y su miedo a no poder hacer nada al respecto la oprimia.
El diablillo canturreo en sus pensamientos.

"Yo soy penuria guardian del fuego, penuria que os estanca como un lago, que os impide pensar y solo causa dolor y desesperacion... si dices mi nombre sabras como soy, como un desgarro que arde en el corazon"

Pero Penuria habia olvidado por que habia traido el pescado, de recordarlo, las habria dejafo alli y habria huido.

La violencia de Hikari la cogió por sorpresa, pero no la juzgaría, pues le aberraba la conducta que ese engendrito había tenido para con Leanna, que a parecía enfrascada en una intensa lucha para controlar las ganas de devolver. Anna le apartó el cabello de la frente, mientras esta se inclinaba a un lado y echaba el escaso contenido de su estómago, entre sudores fríos.

-¡Ahá! Así que es cierto que hay más guardianes de esos…-Comprobó Anna. Entonces no se había equivocado, Elsa estaba allí, pero Hikari no lo sabía. La preocupó el hecho de que ese ser hubiese intentado hacer lo mismo con ella que con Leanna, y eso avivó la chispa de su enojo-El fuego se apaga con agua, pequeñín, ¿No eres un poco bajito para andar haciendo maldades?-Claro que a los duendecillos se le atribuían cosas desagradables y perniciosas a veces, mientras que otras hacían cosas hermosas como conceder deseos o arreglar zapatos en mitad de la noche… O eso decían las leyendas populares de su tierra, ¿Sería un duendecillo? No lo parecía.

Leanna se irguió apoyándose en su brazo, en el rostro contraído por la furia, pero la piel verdosa a causa de la fatiga.

Entonces se percató de que la cara de la princesa había cambiado de golpe, observando al monstruo embobada. Anna ya no veía a la mezquina criatura, sino a su regia hermana. Estaba exactamente igual que la última vez que se encontraron en uno de los pasillos del palacio por casualidad, después de una intensa y aburrida reunión con los emisarios de otros reinos, hacía ya cinco meses. Ese día le había dedicado una caída de ojos y volvió a encerrarse en su cuarto… Hasta ese momento. No podía ocultar su intensa alegría y júbilo, con aquella sensación tan grata de calor que ascendía por su pecho. Quería abrazarla, pero sabía que a ella no le gustaban ese tipo de contactos.

-¿Elsa?-Preguntó aturdida, llevándose tímidamente un mechón de cabello suelto tras de la oreja-¿Estás aquí? Pero… ¿Cómo? ¡Oh!

-¿De que hablas?-Replicó Leanna -¿Te has vuelto loca ahora?

-¿Qué? ¿Por qué una decepción?-Preguntó con un hilo de voz, ignorando a Leanna. Anna sorbió por la nariz, bajando la comisura de los labios para protestar-Elsa, estábamos muy unidas… Y podemos volver a estarlo-Pero aunque escasas, sus palabras le hicieron daño-¿Es así como me recibes? ¡He estado sola tanto tiempo! ¿Cómo te atreves de hablar de nuestros padres? ¿Dónde estuviste tu cuando murieron? ¡Ah, ya! Detrás de la puerta-Siseó enfadada. Quería coger los guantes y tirárselos a la cara, quería patearla también… Pero no podía hacerlo, porque era su hermana y en el fondo la quería-No me iré sin ti esta vez, Elsa. No he puesto a mi amiga en peligro para nada…

-Miserable bastardo hijo de perra-Masculló entonces la menor, cargando contra Penuria al igual que lo hacía la otra niña.

No sabía quien era la pequeña de cabello liso como una cortina de ébano, que se ensañaba sin piedad alguna contra su captor, pero quiso unirse a ella y cumplir con inclemencia todas y cada una de sus amenazas. Se las merecía, por supuesto, y lo odiaba. Leanna empezaba seriamente a odiar la magia y todo lo que tuviese que ver con ella. Nunca le había importado demasiado hasta ese momento, incluso cuando su hermano se mostraba escéptico ella había bromeado al respecto. Pero ahora… Ahora lo concebía como un mal que debía ser erradicado a toda costa, una plaga que se extendía como una enfermedad y envenenaba la mente de la gente. Se acercó a Hikari y le propinó con vehemencia una patada en la boca al diablillo.

-Se acabó-Sentenció, sacándose de la camisa uno de esos asquerosos y resbalosos pescados muertos, y tirándolo con impetuosidad contra su agresor. Sentía muchas cosas en ese momento, como si mirase a través de un espejo maldito que reflejaba todo lo inverso que se acercaba a su superficie. Ya le daba igual todo.

-¡No! ¡Parad ahora mismo! ¡Deteneos! ¡Hikari!-Bramó Anna. Los ojos le escocían y esta vez no se molestó en ocultar en llanto, que no sabía si era de felicidad o de melancolía-¡Me dijiste que ella no estaba aquí! ¡Déjala tranquila!-Quiso empujar a la morena-¡Es mi hermana! ¡No quiero que le hagas daño!

Leanna la empujó y la princesa cayó al suelo abruptamente, pero se las ingenió para levantarse y tratar de detener a Hikari. Sus dedos quedaron prietos contra el hombro de la niña, en un amago entre apartarla de Elsa y de detenerse ella misma. Miró a la rubia con consternación, curvando las cejas hacia arriba y clavándo en su figura oscura los brillantes orbes de color azul claro. Empezaba a sentirse confusa, y permanecer demasiado tiempo quieta no era algo propio de ella. Pero es que la consternación le impedía todo tipo de movimiento, intentando atar cabos dentro de su mente aturdida.

No conocía tan bien como quería a su hermana, sin embargo estaba segura de que no la vería jamás intentando abusar de una menor de edad de forma tan mezquina. Tampoco pensaba que la estirada de Elsa, que tan culta y sofisticada era en comparación a la alocada y tozuda Anna, utilizase un vocabulario tan soez, más propio de un tabernero de los bajos fondos que de una princesa real.

-¡T-tu no eres mi hermana!-Chilló de pronto, sacudiendo violentamente su cabeza, golpeándose los hombros con sus propias trenzas, como si luchase por salir de un trance. Pero se veía igual a ella… No era, no podía serlo. Puede que tuviese muy idealizada a Elsa, pero estaba convencida de que ella no era así. Agarró su laúd, que había quedado en el suelo cuando ayudó a Leanna, y le golpeó con fuerza en la cabeza, sin importarle si fuese alta o bajo, mujer o demonio-¡No tienes poder sobre mi!

Noté que Anna me agarraba para dejar de pegar al diablillo, y me pregunte porque lo defendía, después de que el ser amorfo que estaba delante, había molestado a su amiga de una forma muy grotesca. No me detuve, sin embargo, y mientras este me insultaba y me llamaba traidora, solo aumentaba mi desprecio hacia su ser. ¿Como se atrevía ha hablar de mi difunto padre? le volví a dar una patada entre las piernas, pero con mas fuerza y mas ganas -¡Cállate monstruo, proveniente del inframundo!-

Y de pronto quise taparme los oídos pero no pude, sus palabras entraban en mi cabeza, y me trasportaban directamente al húmedo y oscuro sótano en el cual pasé casi toda mi vida encerrada. El miedo volvía a invadirme, volvía a sentir la desolación y desesperación que el lugar ese me trasmitía. ''Eres estúpida, ¿unas miseras palabras trasportadas por un engendro como ese han podido contigo?'' Las ganas de llorar y dejar que mi cuerpo cayera al suelo como siempre hacía en ese lugar aumentaban ''No te rindas, eres fuerte, somos fuerte, ¡¡Joder!! ¿tantas violaciones y luchas vividas para que unas miseras palabras acaben contigo?'' *Es que... ¿Y si tiene razón? ¿Y si todo fue un sueño?* ''¿Has olvidado todo lo pasado?'' *Pues no...* ''!!Joder¡¡ los sueños se tienen y se olvidan y no has olvidado nada... eres imbecil'' *Pero... no soporto esto mas, es una locura... nada es normal... desde que me fui del sótano, todo es una locura...* Estaba desesperada, todo me parecía una locura, todo estaba siendo una locura, nada de lo que veía era coherente. Me tapé las orejas con los muñones llorando, chillando y con los ojos cerrados, esperaba que todo fuera otro sueño y estuviera al lado de mi madre y mi padre. Abrí los ojos y seguía e aquella habitación pero la figura del diablillo desapareció, para ser mi violador el que estaba tirado en el suelo, mientras yo le pegaba. Aquello avivó mi ira asesina, al pensar que todo lo vivido había sido fruto de mi imaginación y estaba de nuevo bajo su poder, y aumenté la fuerza de mis patadas contra el, deseando que muriera por todo lo que me había hecho. Sueño o no, echaba de menos los momentos en los que había soñado que tenía una vida diferente, y estando de nuevo allí me hacía querer descargar la frustración con alguien-¡Muérete estúpido!- me fije que no estaba sola. La niña que antes era prisionera también le pegaba, ¿La habría violado a ella también? Eso me animó a seguir peleando, pues no era la única en aquel mundo oscuro de tinieblas.

Penuria se arrastro alajandose de los golpes, para levantarse y sacudirse el polvo
-maldita sea... mi traje favorito.

el demonio sonrió al volverse u ver como las 3 chicas golpeaban algo en el aire, pisoteaban hierba tierra y piedras, o golpeaban ramas con el laúd.
-idiotas... una vez en mi mundo no podéis escapar, por que os metéis mas en mi mundo cuando mas intentéis escapar.

Su poder era ineludible (o al menos el se jactaba de ello) pero ciertamente era un poder enrevesado que jugaba con los temores y miedos de las personas a fin de hacerlas sufrir.

Ana había creído por un momento que aquella chica era realmente Elsa, saber que no lo era le había causado mas dolor que el creer que la había encontrado, por lo que el poder de penuria la había atrapado aun mas, en su dolor y desesperación ¿encontraría a su hermana alguna vez? ¿buscaba en vano? ese sufrimietno la ataba y la atormentaba, por eso golpeaba a la nada creyendo que golpeaba a la impostora.
hikari se había encerrado en su cuarto mental, casi sin que el propio Penuria hiciera nada, la duda, el caos, el miedo, el pensar que nunca había podido hacer nada, el hecho de que siempre había estado indefensa, la ataban a ese estado de agresividad, pero en realidad sufría.
Podríamos haber sido aliados... pero se ve que tu egoísmo te puede mas que tu devoción por el amo.
era inútil que le hablara, hikari no podía oírlo en su pesadilla.
Leanna era un conjunto de cosas, el momento de indefenso, la vergüenza, la necesidad de que otros la ayuden y que ella no pueda hacer nada, el que Anna nunca le haga caso...
Penuria suspiro mirándolas patear el terreno juntas.
-una pena tener que eliminaros, araríais el terreno muy bien... pero no puedo controlaros, ni esperar que seáis leales al amo... mi única opción es acabar con vosotras...
Penuria chasqueo los dedos y un fuego factuo aprecio entre sus dedos
-ahora sabréis por que soy guardián del fuego...

FRUSH!!!

un sonido lo detuvo, sonaba como... un batir de alas...
Penuria demasiado tarde recordó, y el batir se repitió, y de repente algo grande paso a gran velocidad por sus cabezas, el viento que levanto era tan fuerte que levanto, hojas, tierra, movió ramas y levanto faltas.... y levanto al pequeño y por tanto liviano Penunbra en el aire lanzandolo contra un árbol y de rebote a un montón de zarzas.
Penuria fue derrotada, y como suele pasar, cuando usas un poder semejante, del mismo modo que el vio las penurias de las chicas y se volvieron en su contra y ahora las visiones de las chicas cambiaron por unos extraños recuerdos.

recuerdos de Penuria:

las imágenes terminaron y por fin todo era normal... o casi normal, haba una extraña criatura dando cuenta de todos los pescados, como si fueran golosinas o dulces.

Era como ver a una criatura entre gato, murciégalo y un lagarto.

la figura, musculatura y ojos dorados y rasgados recordaba a un felino, mientras que las alas membranosas recordaban a un murciégalo, y las escamas y cola recordaban a un lagarto.

¿que criatura era esa?



la criatura se detuvo cuando acabo con el ultimo pez, sonriente de tener la tripa llena fue empezó a hecha un pequeño chorro de fuego haciendo un circulo en el suelo, como si estuviera marcando el sitio.

Fue entocnes cuando se detuvo de golpe y os miro, parecia francamente sorprendido de vuestra presencia por lo que incluso se le quedo un gesto de sonrisa tonta.



¿es una criatura agradable o solo es su apariencia gatuna la que lo hacia parecer mono?

la criatura de repente perdió la sonrisa y olfateo, avanzo hacia ellas, pero se detuvo a jitad de camino comiendo se el pez que Leanna se había sacado de la ropa.
volvió a alzar la vista y olfateo el aire, su sentido le guió a algo que lia muy bien para el y se volvió a leanna con un gesto bastante evidente

La sucesión de imágenes la desconcertaba. Por un momento pensó que la desazón era suya, pero recordó que aunque su cabello era de color caramelo, ella no era ese diablillo achaparrado. O sea, que o bien el cansancio le provocaba alucinaciones o simplemente había comido algo en mal estado.

Dejó caer el laúd al suelo, pellizcandose la mejilla hasta que esta se tiñó de rojo, buscando recuperar la cordura o, como poco, despertar. Igual cuando lo lograse, volveria ser una cría mofletuda que jugaba ha hacer muñecos de nieve en el salón del trono. Que raro, ¿Verdad?

Y todo se esfumó. Ni salones, ni nieve, ni muñecos, ni diablillos travestidos, ni alucinaciones de ningún tipo. Se frotó los ojos con las manos enguantadas, y colocó sendas en los hombros de las niñas. Volvían a estar en ese claro, mas aturdidas que antes, lo cual aumentaba su enfado considerablemente. ¿Donde estaba el diablillo maligno? Se sentia víctima de la fatalidad, pero pensaba remediarlo. Se llevó las manos a las mejillas y tiro hacia abajo.

-Oh, ¿Y ahora que voy a hacer?  No puedo volver sin Elsa-Pero ya habían registrado el castillo y no estaba allí. Se sentía frustrada y dio una patada a una piedra de forma airada. Su obstinación y valentía se traducian como imprudencia y falta de recapacitación, pero por una vez se esforzó en tratar de pensar. Su hermana estaba en algún sitio, pero no en la Montaña Prohibida-Estúpida planta-Masculló-Estúpido duende, ¡Estúpido todo!-Dio otra patada. Aún le quedaban rastros de mal humor residual. Se sentía desanimada pero aun así queria seguir-Vamonos. Buscaremos en otro sitio...

-¡Ya está bien!-Protestó Leanna-¿No ves que no tiene sentido nada de esto? Deberiamos volver a casa y punto, es lo mejor para todos-Arrojó un pez y lo lanzó con violencia. No volvería a comer eso nunca mas en su vida, desde ese momento lo aborrecia, así como toda la magia del mundo.

-No voy a rendirme-Increpó-Vuelve tu si quieres, pero yo aún no he terminado de buscar.

-¡Irresponsable!-Acusó la niña, enrojecida de la furia-¿Es que no has tenido suficiente? El reino está solo a manos de un desconocido mientras que tu te paseas por ahí, pavoneandote y tratando de dar lecciones de moralidad y familia a los demás. Si de verdad te aplicases el cuento, no habrias abandonado Arendelle. Las personas a tu cargo, como reina, también se supone que son tu familia, ¿Sabías? Pero que puede esperarse... Igual no eres apta ni como recambio.

-¡Oh, que injusto!-Protestó enfurecida-¿Acaso no se puede decir lo mismo de ti? Yo no soy el recambio-Protestó dolida. Sin embargo las palabras habían dado en la diana de una Anna, ya de por si, con la guardia baja.

No quería reconocer que tuviese razón, pero en el fondo temia la verdad. No había nacido para ser reina, ¿Tal vez por eso no se atrevia a volver? No queria creerselo, pero tenia sentido y era plausible. Igual el buscar a Elsa solo era una excusa para probarse a si misma y demostrar que era algo más que la reserva...  ¿Y si no lo hacía por cariño, sino por egoísmo?. Anna era torpe y más atrevida que refinada, no precisamente un ejemplo a seguir. La eterna ignorada que mendigaba atención, que solo estaba ahí por el mero deseo de suya padres de traer un varón al mundo. Un intento fallido ¿Acaso no había un lugar para ella en el mundo? Sí, sí que lo había y no descansaria hasta dar con el. No sería más el recambio.

-Estás equivocada, Leanna-Replicó.

-Esto es inútil. Lo siento por ti, pero yo me vuelvo a Lindert-Atajó hastiada.

Entonces lo vio. Habían estado tan ensimismadas que no se percataron de su presencia hasta ese momento, pero resultaba obvio que estaba allí y que no era una alucinación.

-¿Pero que...?

La princesa pasó la brazos por la cintura de Hikari en ademán protector, observando atónita a la criatura de escamas de ónice, prácticamente omnubilada. Intentó gritar, pero el sonido murió en sus labios cuando la boca de este se ensanchó, mostrando una mueca que debía ser una sonrisa, por lo que se quedó boquiabierta unos segundos.

-Otro monstruo-Susurró Leanna-Este condenado monte está lleno de ellos...

-Oh, pero si es muy simpático-La interrumpió embelesada, mirando sus pupilas ensanchadas. Quería acercarse pero Leanna le cerró el paso, observándolo con cautela mientras este deboraba el desventurado pez rebozado en tierra del camino.

La cria sacó el espetón de su cinto, amenazante.

-No pienso convertirme en su almuerzo...

oAo:

Algo no iba como debía ir, algo fallaba, sentía que todo lo que ocurría a mi alrededor, era de verdad, o algo me lo decía pero había una parte en mi que decía que no ''Muerta, viva, aturdida, como seas que estés en estos momentos, me da igual, todo me da igual, ¿eres tonta o no te das cuenta que solo pegas al suelo?'' *¿Suelo? pero si esta nuestro secuestrador delante* ''Estas muy ciega, siempre lo has estado, la luz no es capaz de quitar esa niebla de tus ojos. !Despierta¡'' De pronto me dí cuenta, el diablillo estaba mirando como pegamos a la nada. ''Es despreciable, usarnos así, y encima te llama traidora, padre muerto y el tratando de arreglándolo todo insultándote, molestándote y encima usándote'' *Va a mor* Sí ya de por sí estaba en shock, cuando apareció esa sombra que voló sobre nosotros de esa forma tan furtiva, era algo negro, me tuve que aguantar la falda para que no se me vieran las bragas.

El ser ese se empezó a poner a comer pescado de una forma que parecía un caníbal alimentándose de una pobre presa, daba miedo, su color oscuro daba a entender que en las sombras se escondería aunque de mi es difícil esconderse en las sombras.

Cuando se acerco a nosotros tenía el corazón latiendo a cien, estaba temblando, era muy grande, y aunque no fuera tan horribles como las criaturas que vi en el castillo, esa me inspiraba mas temor, su gran tamaño, su oscuras escamas, sus enormes ojos, aunque pereciera amable, no me podía fiar de un animal mayor que yo.

Sin pensarlo mas, enganche mis brazos a los de las otras dos chicas (Anna y Leanna) y empecé a correr cuesta abajo con ellas dos enganchadas a mi, no dejaría que un bicho grande, que vuela y que come pescado nos coma, no, no podía permitir eso, y menos abriendo llegado tan lejos, sería algo estúpido. Así que seguí colina abajo sin pensar en lo que podría haber allí abajo.

Off: si es correcto, es como una salamandra, algunos dragones fueron basados en ellos, otros en lagartos y los asiaticos en caballitos de mar (de hay que los dragones asiáticos sean alargados sin alas)
On:


La criatura olisqueo a Anna y pareció encontrar un olor agradable en ella por que se quedo quieto oliendo su mano, como haría un perro.
No obstante Leanna interrumpió el contacto de forma brusca y violenta, lo que hizo a la criatura bajar sus "orejas" y mostrar los dientes.


La criatura era salvaje, no parecía dispuesto a entablar contacto con desconocidas
Pero por suerte nunca hubo confrontación, pues hikari las arrastro consigo montaña abajo.
La criatura no las siguió y por un momento cuando dejo de gruñir y dejo de parecer hostil pareció apenado, pero nadie quedaba allí para verlo o comprenderlo.

..................................

Lord Master iba camino del castillo negro, en la montaña prohibida, no le asustaba estar solo por los caminos, ya que a nada temía ya.
No obstante tenia cierta tensión en el cuerpo, novata algo raro en el ambiente algo diferente
Tal vez por eso se sobresalto de forma excesiva cuando 3 niñas aparecieron casi derrapando por la ladera.

-¡Por los espíritus errantes! ¡me habéis asustado!... ¡hikari! cuanto tiempo sin verte!

Master se acerco a las jóvenes, pues aunque de aspecto siniestro se le veía agradable comparado con todos los anteriores
-menos mal que te encuentro Hikari, por un momento pensé que tendría que subirlo a la cima.

Lord Master se puso a rebuscar en su bolsa y saco lo que parecía un bonito paquete de regalo rosado, con una cinta dorada, era un paquete bastante voluminoso, parecían haber varias cosas hay dentro
Pero por alguna razón estaba muy sucio y algo abollado, como si hubiera caído contra el suelo.

-Veras Noligma nos ordeno en secreto hacerte un regalo, íbamos a celebrar una especie de cumpleaños de bienvenida para la princesa... pero por alguna razón encontré esto tirado en los acantilados.-Master puso un gesto pensativo- debió caersele a Penuria por la ventana, se suponía que tenia que dártelo, es muy propicia a tener "accidentes"...

Master entrego el regalo a Leanna mientras su voz sonaba tomada como si estuviera muy emocionado.

-Gracias por hacer el favor a una pobre niña, mira que eres una gran amiga ofreciéndote a ayudarla...
Luego agarro las manos a Anna y siguió diciendo
-Hikari es tan afortunada de teneros como amigas... me siento feliz de que por fin Hikari este con otras princesas... por fin mi princesa se hace mayor... bueno, pasároslo bien
Lord miro la montaña y recordó
-que tarde! debo volver! pasároslo bien en vuestra fiesta de pijamas! o camping... lo que sea...

y cuando Lord Master casi había desaparecido en lo alto de la subida se volvió
-Por cierto chicas! si veis a vuestro hermano y hermana saluden de mi parte! ellos sabrán quien soy
y así de extraño y nada predecible Lord Master siguió subiendo la senda a paso ligero.

OFF: siento haberos molestado, ya podéis proseguir tranquilas, en cuanto a vuestro regalo, algunos son de la tienda, así que pueden tardar en llegar.

Off sobre dragones:

“¡Lo sabía!” Pensaba Leanna al ver al reptil enseñar sus dientes afilados, en una actitud claramente hostil… Como la suya hacia él. Pero, ¿Cómo permanecer impasible y dócil ante un ser de semejante tamaño y fisionomía desconocidas? La chica no había viajado tanto como para poder afirmarlo, pero juraría que era…

-¡Un dragón!-Musitó Anna, como leyéndole la mente, mirándolo con expresión embelesada y soñadora. Como quien mira a un cachorrito recién nacido e inofensivo.

-Por poco no te arranca el brazo-Masculló entre dientes, exagerando, mirandola desaprovatoriamente.

-No pasa nada-Replicó la princesa alegremente, tan confiada como siempre, ganándose nuevas miradas hostiles de su compañera de viaje.

-Tu sabrás lo que haces…

Quería tocar sus escamas y comprobar su textura bajo sus dedos, por lo que empezó a quitarse el guante azulado que había protegido sus manos durante la escalada hasta lo alto de la montaña, pero nuevamente algo se lo impidió. Cuando quiso darse cuenta, Hikari tiraba de ella y de Leanna colina abajo, con una fuerza que no cabría de esperarse de una menor de edad, tan frágil y delicada como parecía, vestida con aquel atuendo de sirvienta.

-¡Eh! ¡Detente!-Protestó, pero la fuerza de la inercia tiraba de ella hacia abajo, sin permitirle echar un último vistazo atrás. Anna sentía que en cualquier momento podía tropezar y dejarse los dientes contra alguna de aquellas escarpadas rocas, o cualquier otra lesión por el estilo, de esas que no estaba preparada para afrontar-¡Aún no he encontrado a mi hermana!-Intentó soltarse, pero la niña corría como una condenada-¡Párate, que nos vamos a hacer daño!... ¡Ah!

Finalmente lograron detenerse, aunque el sobresalto de Anna provocó que le entrase hipo. Su pecho se contrajo, mientras recuperaba el aliento, pero notaba la incómoda presión en la parte del diafragma.

-¡Ay!-Ni siquiera se le pasó al ver al extraño sujeto que hablaba con al tranquilidad, y que evidentemente, parecía conocer bastante bien a la niña de pelo liso y negro.

¡Seguro que era su padre! Bueno, no podía decirse que se pareciesen, pero alguien tan siniestro sólo podía ser el dueño del castillo, ¿Verdad? El hombre en cuestión llevaba una máscara de media calavera, y vestía con una capucha oscura. Anna tragó saliva, estuvo a punto de abrir la boca para decir algo, pero el hipo se lo impidió, obligándola a cerrar el pico.

-¡Atrás!-Siseó Leanna, en sus particulares achaques de violencia.

Anna la apartó suavemente con el brazo, tapándole la boca con las manos, para que no interrumpiese el bonito reencuentro padre-hija. Casi se le escapó una lagrima de emoción al ver como este rebuscaba entre sus cosas y le hacía entrega de un paquete peculiar, disipando las escasas dudas de la princesa. Y para su sorpresa, el tipo misterioso colocó en las manos de la niña de Lindert el paquete.

-¿Qué?-Lo miró como si de pronto fuesen a salirle tentáculos-Oiga, yo no soy amiga de…

-Por supuesto-Anna le reverenció cortésmente y con educación-Pero, disculpe, ¿No debería…?-Se calló de pronto al percatarse de que este tenía prisa, y volvió a sacudirse. Intentó momentáneamente aguantar la respiración, bizqueando.

-¿Hermano?-Dijo Leanna, abriendo de par en par los ojos, ¡Su hermano jamás tendría contacto con la brujería! Eso la consternó-¿De qué le conoces?

-¿Hermana?-Repitió Anna-¡No, espere!-Demasiado tarde, el hombre se marchaba colina arriba, pero al menos ya no le dolía el diafragma. La pelirroja pateó el suelo con violencia, lanzando una piedra por los aires-¡No es justo!

Off:

''Para, nos vas a matar a todas, ¡¡Correr es de cobardes!!'' *Párate delante de un dragón que mira a ala pequeña con una cara de querer comérsela* ''Visto desde ese punto de visto creo que al de razón tienes...''

Seguí corriendo un poco mas hasta llegar a ver a Maestre en mitad del camino, me sorprendido bastante verle, creí que estaría muerto, bueno, viendo que el cerdo de penuria seguía vivo quizás lo que había ocurrió en el castillo tenía algo de sentido, ¿pero que sentido tiene lo que ocurre? me abandona en el castillo, sola sin ni siquiera con una mascota, solo polvo y una mujer algo loca aporreando la puerta.

-Pero... ¿Por que me dejasteis sola?- Algo me estaba pasando y creo que fue culpa del estúpido y repugnante penuria, no me sentía bien, todo estaba como cambiando por momento, unos momentos todo se oscurecía, y no llegaba a ver a nadie, pero por otros momentos la luz me cegaba.

Con los ojos cerrados intente enterarme de lo que ocurría -El castillo esta arrasado, no hay rastro de vida... nada... todo esto es falso... no existes... todo es mentira...- Una risa tonta, me empezó a salir por la boca, era una risa de miedo, cuando logre abrir los ojos estaba llorando, los ojos muy bien abiertos y con las pupilas exageradamente grades.

''¿Que te pasa?'' *No se que ocurre a mi alrededor, es todo muy extraño, no hay piezas que concuerden, es raro, ¿Por que me abandonó en el castillo? no tiene sentido... !no¡* Ese no sonó también fuera de mi mente.

No soportaba nada de lo que me ocurría, sentí que algo me golpeaba la cara, era mi mano ''Calma, mejor vayámonos de este sitio, es lo mejor que podemos hacer, esas chicas te cuidaran'' -Gracias maestre- Dije antes de coger a Anna y a Leanna por los brazos y marcharme lentamente respirando hondo y sin saber que ocurría.

Anna estaba... Bueno, confusa como poco. Resopló sonoramente, quedándose quieta en el lugar. Por primera vez en años no tenía ni idea que hacer, ni a donde ir. Si no fuera porque en el fondo era una chica práctica, empezaría a pensar que no tenía ninguna hermana y todo era fruto de algún tipo de alucinación.

Por supuesto, bastó un pellizco en el antebrazo para devolverla a la realidad. Seguía estando en el mismo recodo de la ladera, desértico, rodeado de piedras calcinadas y escarpadas. La vegetación, prácticamente, brillaba por su ausencia, revelando una desolación que iba más allá de lo visible. El negro se entremezclaba con el gis y las tonalidades rojizas que arrojaba el cielo ensangrentado sobre sus cabezas. Leanna miraba con una mezcla de recelo y consternación el paquete, mientras Hikari seguía sus andanzas hacia debajo de la montaña, como una hormiga que se hubiese salido de la hilera y terminase sucumbiendo a la inanición tarde o temprano. Tal vez estaba demasiado impactada, Anna lo entendía perfectamente, y algo le decía que no podía dejarla sóla en ese estado tan delicado. El ébano de su cabello era mecido por una ligera brisa helada que acariciaba las cumbres, emulando una cortina de ramas de algún sauce llorón, y la princesa se dio cuenta de que nunca había estado tan perdida.

-Nos vamos-Dijo-Debo regresar a casa-Accedió finalmente, con cierto matiz de desanimo en la voz. No obstante, antes de que la niña pudiese abrir la boca, se apresuró a replicar-Pero eso no significa que me haya dado por vencida ni mucho menos. Encontraré a Elsa y la traeré de vuelta a Arendelle, aunque tenga que arrastrarla por los pelos-Hinchó sus mejillas, poco reacia a aceptar una derrota. Eso nunca-Las provisiones empiezan a escasear así como el dinero. Tengo que reabastecerme, y después seguiré buscando. Lo haré como que soy Anna, hija de Agthar-Aseguró.

Leanna se encogió de hombros. Tampoco es que esperase otra respuesta de su parte, empezaba a acostumbrarse a lidiar con personas cabezotas ya que su familia estaba llena de ellas, empezando por ella misma. Al menos había logrado un avance y Anna había pasado por el aro.

-Esperanos, Hikari-Dijo en voz alta, acelerando su paso hasta alcanzar a la niña. Tenía claro que no podía volver con las manos vacías, pero sentía la urgente necesidad de recapacitar para volver a llenarse de la energía necesaria para proseguir. Anna no pensaba rendirse, jamás.

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